Pobre aquaman (2/5): acuerdo en la bodega - Las Bolas de Pablo

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16 abr 2021

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Pobre aquaman (2/5): acuerdo en la bodega

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Ballbusting mujer/hombre


Era deplorable que la construcción de la industria petrolera se estuviera ejecutando despuĆ©s de tantas quejas, acciones legales y protestas en la región costera. Miguel Ɓngel Chacón un ecologista era el primer lĆ­der de una organización que se encargaba de dar voz a la naturaleza para evitar la construcción del lugar. Sin embargo la zona de las calderas ya estaba preparada. Aunque la pelea estaba perdida para el joven con una orden judicial que le prohibĆ­a acercarse a la zona por consecuencia de una reciente protesta. TodavĆ­a no se rendĆ­a en sus propósitos y decidió emplear una tĆ©cnica vieja y sucia. 


Se escabulló a la zona del estacionamiento, aquella que meses atrĆ”s era hermosa por la arena de la playa, ahora estaba pavimentada con cruel asfalto. El muchacho visualizó un vehĆ­culo modelo Aygo de la marca Toyota de color banco. Era propiedad de la ingeniero Natalia. 

Miguel Ɓngel, conocido popularmente como Aquaman, vestĆ­a un par de sandalias, pantalón corto gris y franela negra sin mangas. Se dirigió directamente al automóvil y se quitó el bolso que cargaba en su espalda. Extrayendo un aerosol libre de CFC. El ecologista lo batió en su mano y comenzó a escribir insultos en el vehĆ­culo de la ingeniero. 

Palabras como asesina, ecocida, maltratadora de animales comenzaron a dibujarse sobre el vehĆ­culo blanco. Miguel Ɓngel lo hacĆ­a de prisa, no querĆ­a pleitos, sin embargo la voz de una mujer le indicó que ya era tarde, era ella. 
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—¿Pero que te atreves a hacer, marginal? 

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Miguel Ɓngel estaba de cuclillas cerca de la puerta del copiloto escribiendo, sus ojos se abrieron en alerta y murmuró una obscenidad. 

—”Tienes que ser muy bruto para atreverte a esto! —continuó la ingeniero Natalia. 

Ɖl se fue alzando lentamente hasta quedar erguido cuando se dio la vuelta para encontrarse con la ecocida vio que estaba escoltada por dos robustos hombres. 

—¿QuĆ© creĆ­as, tonto? —preguntó la mujer—. ĀæQue no nos Ć­bamos a dar cuenta? ĀæQue no hay cĆ”maras de seguridad para fijarnos en ti? 

«¿CĆ”maras en dónde?Ā» se preguntó Miguel Ɓngel, ahora sĆ­ que estaba realmente perdido. 

Los hombres se acercaron a Ć©l y comenzaron a forcejear, aunque era fuerte y poderoso no podĆ­a hacer pelea contra dos tipos que parecĆ­an mĆ”s mastodontes que Ć©l. Recibió un golpe en la cabeza que le hizo perder el conocimiento. 

… 

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Cuando Miguel Ɓngel volvió en sĆ­ sintió que sus brazos estaban entumecidos y resultaba que estaban atados sobre su cabeza. Lo primero que vio cuando salió de su letargo era que un tubo atravesaba a lo largo de su espalda donde se esposaban entrelazadas sus muƱecas. Observó el sitio, indudablemente se encontraba en una bodega amplia e iluminada. HabĆ­an depósitos de cajas a su alrededor, todas dispuestas en filas hasta la otra pared de mĆ”s o menos 500 metros de largo. Un olor a aceite llegó a sus fosas nasales.

—¿Dónde estoy? —preguntó en estado de confusión. Ya despuĆ©s comenzó a incrementar su fuerza, haciendo sonar el tubo y su cuerpo—. Ā”Hey! ĀæDƓNDE ESTOY? Ā”DƉJENME SALIR! 

La ingeniero Natalia hizo su aparición saliendo por una esquina de la fila de estantes y cajas. Era una esbelta dama rubia. Le dirigía una mirada de arrogancia tal y como la de un felino, pero en secreto y de manera mental disfrutaba de ver el torso de ese moreno semental esposado ante ella.

Ā«Luce bastante fuerteĀ» pensó la dama sintiendo un calor que la alborotaba. 

Le habĆ­a pedido a los encargados que la dejaran sola con Ć©l mientras negociaba el acoso del ecologista con la petrolera. Sin embargo las intenciones de la dama parecĆ­an otras. Mientras Miguel Ɓngel estaba inerte, la mujer habĆ­a despedazado su camiseta y se quedó largo rato oliendo su pecho y saboreando los pezones del macho durmiente. 

Ahora despierto quedaba a su merced. 

—¿Por quĆ© me tienes aquĆ­? ĀæSabes que te puedo demandar por secuestro? 

—¿Por secuestro? —replicó la mujer—. ĀæSabes que te puedo demandar por acoso y daƱos a la propiedad? Hay una grabación causando daƱo. TĆŗ decides: ĀæquĆ© hacemos? El daƱo a mi vehĆ­culo me lo tienes que pagar. 

—SĆ”came de aquĆ­. 

—Si te saco de aquĆ­ es para no verte mĆ”s. ĀæDe acuerdo? Estoy dispuesta a olvidar lo de mi carro. Solo si cooperas.

Miguel Ɓngel no dio ninguna respuesta, entre tanto la mujer se quedó mirĆ”ndolo y masajeó su hombro. 

—¿QuĆ©? ĀæA caso me quieres violar? Ā”Te demandarĆ© por violación! 

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—¿Violación? —la ingeniero Natalia comenzó a reĆ­r. Luego le dejó la mirada encima, algo en ella le daba acento de malicia. Y asĆ­ la mujer se inclinó y comenzó a lamer el pezón del joven. 

Miguel Ɓngel contuvo el aliento y despuĆ©s gimió. 

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La boca de Natalia succionó aquella zona salada de la piel, los pechos del joven eran grandes, hermosos y fuertes. Miguel Ɓngel no pudo contener el gemido, era como un deleite. Su pezón reaccionó poniĆ©ndose firme con el contacto de la lengua. Y tambiĆ©n su miembro se despertó como respuesta a la excitante reacción formando un asta dentro del pantalón corto. Era un bulto grosero y grande. 

—Madre mĆ­a —sonrió Natalia contemplando la hermosa erección—. ĀæEsa es respuesta para una violación? 

Miguel Ɓngel guardó silencio. 

—Estoy segura que si me agacho me sacas un ojo con esa cosa. ĀæPuedo verla? 

—… 

—¿Ahora eres mudo, Aquaman? —preguntó deslizando la mano por todo el torso del guapo joven. 

Miguel Ɓngel dobló las cejas, Āæcómo sabĆ­a su apodo? 

—… 

Natalia se mordió el labio. SentĆ­a que estaba hĆŗmeda de solo tener ese macho a su control. 

—¿QuĆ© sucede? ĀæYa no eres el ridĆ­culo fortachón de meses atrĆ”s que alardeabas? Me amenazas de violación pero tu pene dice todo lo contrario —el dorso de su mano chocó con el bulto en el pantalón de Miguel Angel, haciĆ©ndolo gruƱir de dolor—. SĆ­, te quiero violar, muchacho, tĆŗ te lo buscaste —confesó echĆ”ndose a reĆ­r. 

—Entonces has uso de tu boca, preciosa —se atrevió a responder el varón. SentĆ­a su miembro duro presionar contra el pantalón corto. Ā”QuerĆ­a romper la insolente tela!

—Uso de mi boca. ĀæQue voy a recibir a cambio de eso? ĀæDejarĆ”s de molestarme? Vamos a dialogar —Natalia echó el pie hacia atrĆ”s y le dio una patada en los huevos. Su empeine aplanó el bulto y golpeó sus pelotas contra su cuerpo.

Miguel Ɓngel dejó escapar un gruƱido de angustia, tratando de retorcerse. 

—Grande y fuerte. ĀæQuĆ© pasa, semental? ĀæTe duele? Hagamos un acuerdo. Eres muy lindo para tenerte encerrado en prisión. 

Natalia le guiñó un ojo y acarició los genitales de Miguel Ɓngel, se sentĆ­a como una vara carnosa grande y gruesa. 

Miguel Ángel se mordió el labio inferior mientras la mujer le quitaba el pantalón.

—Es enorme —aprobó la mujer conteniendo la respiración. La morena verga del macho eran inmensamente grande y gruesa, proporcional a su enorme cuerpo, sobre un par de testĆ­culos de proporciones exageradas. 

—¿De dónde saliste, Aquaman? ĀæVienes del fondo del mar en verdad? Ā”Ja, ja, ja! 

Natalia le dio una bofetada muy fuerte en los huevos.

Miguel Ɓngel aulló de dolor. 

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—¿Te has quedado callado, Aquaman? —replicó la ingeniero Natalia con una mirada penetrante—. ĀæTus fuertes mĆŗsculos no te permiten resistir? —golpeó juguetonamente las bolas de Miguel Ɓngel, sacĆ”ndole una mueca de dolor con un gruƱido.

Natalia se rió entre dientes. —Que patĆ©tico, resultas. Mucho mĆŗsculo para tan poca cosa —pasó su mano por el pecho sudoroso del guapo muchacho—. No hay razón para estar asustado, Miguel Ɓngel. Solo voy a conciliar contigo para no volver a verte por aquĆ­ —le susurró al oĆ­do. Echó la cabeza de Miguel Ɓngel hacia atrĆ”s tirando de su cabello, mirĆ”ndose los dos a los ojos. 

Natalia agarró el escroto de Miguel Ángel y apretó sus gónadas con los dedos, haciendo que Miguel Ángel Chacón se retorciera contra el poste.

—”Mis huevos! 

La ingeniero Natalia se rió entre dientes y sacudió su gorda polla un par de veces. 

—Estoy siendo buena contigo. No quiero verte encerrado en prisión acusado de vandalismo. Sabes que tengo pruebas. Te tratarĆ© bien y no quiero ver tu plano trasero por aquĆ­. 

Natalia se inclinó y metió el pene del muchacho en su boca. 

Miguel Ángel abrió la boca sintiendo una deliciosa estimulación oral desde la cabeza de su pene. Cerró los ojos como respuesta al placer. La lengua paladeó su mÔstil, después sintió el delicioso estímulo de la calurosa boca.

Natalia engulló la polla como una profesional, haciendo que el enorme ecologista gimiera de placer.

—Ah, ah, ah… Ā”aaaaaaah! 

Finalmente, Natalia extrajo de su boca la inmensa herramienta sexual de Miguel Ángel llena de saliva. La mujer se sintió divertida de ver la expresión de gozo en el rostro del joven.

—Ahora, semental. DĆ©jame darte un concejo —se acercó al rostro de Miguel Ɓngel y se adueñó de sus grandes testĆ­culos entre sus manos, apretando sin compasión. 

Miguel Ángel gritó, mirando al techo con una expresión de horror en su rostro. Dejó escapar un lamento angustiado.

—Óyeme bien, Aquaman. Que sea la Ćŗltima puta vez que te veo por aquĆ­ —juró Natalia con mirada centelleante, mientras Miguel Ɓngel agonizaba por la presión sobre sus bolas.

—Ay, ay, ay.

—Tengo motivos para encerrarte en prisión y no lo hago porque soy buena. ĀæCOMPRENDES QUE NO QUIERO VERTE NUNCA MƁS POR AQUƍ?

–”Ay, ay, ay!

—¿COMPRENDES? Ā”CARAJO!

—S… sĆ­.

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Natalia dio un Ćŗltimo apretón de bolas a Miguel Ɓngel, que lo hizo poner de puntilla y le soltó los testĆ­culos. Se inclinó sobre Ć©l y le pasó la lengua por un pezón. Subió el pantalón y se dio la vuelta para salir del galpón y ordenar que lo liberasen. 

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