UNA NOCHE DE MIERCOLES,
Para una mañana de Domingo. Parte 4
CONTIENE BALLBUSTING M/M y F/M.
En el relato anterior, Nicolás invita a Alexander al partido de beisbol, allí entablan una amistad. Mientras tanto Bornacelli y sus secuaces se unen a un par de conocidos ladrones y planean una venganza contra Nicolás y su amigo. Finalmente Nicolás sorprende a Alexander saliendo del baño de mujeres, descubriendo así que en realidad es una chica.
—Bolas de naranjas es una chica!—Se repetía en su cabeza.
Nicolás estaba asombrado ante la verdadera identidad de Alexander.
—Porque finges ser un chico?...o eres una chica que quiere ser varón, quieres cambiar de género, es eso?... disculpa que lo diga pero en estos tiempos esos casos se dan.
Alexander se asombró ante la teoría totalmente fuera de lugar de ser transgénero.
—Oh! Pero qué cosas dices!, Soy una chica y me gusta serlo, pero… pero debo ocultar mi identidad, por eso aparento ser varón.
—Y el motivo?
Alexander desvió la mira, pensando que decir, entonces contestó:
—Lo lamento, no puedo decírtelo, es un secreto…pero…pero quisiera que me creyeras que si no te lo digo es por una muy buena razón.
—Es un secreto, y quieres que te crea que es por un buen motivo…
Alexander afirmó.
—Pues, por supuesto que te creo, esta noche me salvaste el trasero y creeré lo que tú quieras.
—En verdad no te importa el no saber?
—Claro que no, y la verdad me alegra que seas chica, sinceramente desde que vi tu rostro me he preguntado si eras una, ha sido incómodo. Pensé que o eras chica o el chico con la cara más bonita que hubiese visto, jajaja.
Alexander mostró una sonrisa, viéndose más linda.
—Perdón que lo diga, pero…eres muy bonita.
Una colorada chica miró al suelo y alcanzó a murmurar un —Gracias.—
La pena en la joven hizo que Nicolás cambiase un poco de tema.
—Por cierto, todo eso de la academia de policía, si es verdad?
La chica se abrió la chaqueta demostrando una blusa con un logotipo de la academia de policía, Nicolás se sorprendió un poco al verla abrirse la prenda, aunque por una fracción de segundo detalló que Alexander era de pechos pequeños, lo que era perfecto para aparentar ser un varón.
—No prueba nada, pero podría convencerte.—Expuso la joven al volver a cerrar la chaqueta.
Nicolás le creyó.
De pronto salió del baño la mujer del enorme trasero, pero Nicolás ni siquiera la volteó a ver, estaba totalmente concentrado en Alexander, expresó:
—Ahora entiendo porque no te dolió ese golpe que te dio Bornacelli, no te dio en el pene como tratabas de hacerme creer, te dio más abajo! estaba seguro!, y como te iba doler como chico si no lo eres.
En su cabeza analizó el apodo de bolas de naranjas. Aquello era ahora un total sin sentido.
Pero con respecto a lo expresado, Nicolás se arrepintió de abrir la boca: El no tener bolas, significaba que Bornacelli la había golpeado en sus áreas intimas femeninas. Se quedó mudo un instante, no podía volver a tocar ese tema.
Alexander contestó:
—Qué importancia le dan ustedes a tener o no colgando algo entre sus piernas. A nosotras también nos duelen los golpes en nuestras partes, claro que no tanto.
Nicolás mantuvo el silencio, y una vez más cambió el incómodo tema:
—Por cierto, cómo te llamas en realidad?
—Alexandra, simple verdad? no se requería pensar demasiado un nombre.
Caminaron de regreso a sus asientos. La chica nuevamente se colocó la capucha, dejando claro que prefería seguir manteniendo su falsa identidad.
En la cabeza de Nicolás pasaban un sinfín de ideas, de pronto rememoró aquella gota de sangre que cayó en su boca, pensó:
—Probé la sangre de una chica!, rayos!,… Qué extraño suena eso…
También rememoró su intento por tocarle el protector. Se coloreó y balbuceó:
—Oye, eh...Perdóname por lo que pasó allá afuera, yo…yo casi te toco allí abajo, creía que eras un chico y que usabas un protector.
Alexandra enrojeció como un tomate.
—Sólo olvídalo…—Expresó aún más apenada.
—Oye, y como es que hablas así tan fuerte, esa voz no es tuya.
—Es cierto, no es mi voz, uso esto—De un bolsillo de la chaqueta sacó un pequeño dispositivo —Uso éste inhalador, es una combinación de medicamentos para el asma, no padezco la enfermedad pero su uso pueden producir sequedad en la laringe y causar disfonía…Eso es la alteración del timbre normal de la voz, en otras palabras puede hacer tu voz más grave.
Por un instante Nicolás sostuvo el inhalador. Esta chica en serio quería ocultar su identidad. Incluso llegó a cortar su cabello días atrás, algo que le confirmó también Alexandra.
Una vez en sus asientos, presenciaron el final del juego. Alexandra mantuvo silencio mientras veía el partido, igual Nicolás, quien mantenía muchos pensamientos en la cabeza.
El partido finalizó a las 10:45 pm, Nicolás comenzó a moverse en busca de la salida, pero Alexandra le tomó del brazo.
—No te vayas! Bajemos a que me autografíen la pelota que atrapé.
Nicolás quedó fascinado con la nueva actitud de la chica, parecía libre! ya no teniendo que fingir lo que no era, al menos frente a él. Sonreía y eso la hacía ver más hermosa.
Una vez llegaron al campo, Alexandra comenzó a pedir a los jugadores un autógrafo, el jardinero central no dudo en firmar la pelota al saber que era producto de un Foul Ball.
Mientras la mayoría de las personas abandonaba el escenario, Alexandra comenzó a correr por el campo de juego, parecía divertirse al imitar como un jugador trata de evitar un HOME RUN.
No dejaba de reír mientras corría.
Nicolás le pidió la pelota autografiada y le arrojó alta y lejos, Alexandra corrió desesperadamente y logró atraparla a mano limpia con su mano semivendada.
—NO hagas eso! Sin tener un guante debes dejarla caer al suelo.
—Estoy bien, el vendaje me ayuda. Lánzala otra vez!
Pero en esta segunda oportunidad, la sonriente chica no alcanzó a atraparla a pesar de hacer un salto en el aire, lo que sí ocurrió fue que los auriculares de diadema cayeron estrepitosamente al césped.
Nicolás fue hacia ella mientras la chica recogía el costoso dispositivo. Al parecer habían sobrevivido nuevamente a los golpes, por algo valían tanto aquellos BEATS. (Paguen publicidad!)
A la distancia se vio cómo algunas luces comenzaban a apagarse, casi toda la gente se había ido y el quitar luces era el medio de presión para que los rezagados saliesen del estadio.
—Te puedo tomar una fotografía?—Nicolás veía cerca la despedida, y en su mente algo le decía que tal vez no volvería a ver a Alexandra. Aquel encuentro de miércoles en la noche había sido fortuito, y nada aseguraba que se repitiera.—Ya casi nos hacen salir, puedo? Por favor.
—Claro que me puedes tomar una.
Nicolás se alegró, pero también se sorprendió al escucharla, su voz grave y fuerte había cambiado, ahora el tono era más femenino.
Alexandra entendió la sorpresa de su amigo, y explicó mientras hacía sonidos para aclararse la garganta.
—Parece que el efecto del inhalador ya está pasando, es muy pronto pero creo que fue por correr y reírme tanto.
Y así el joven tomó la fotografía con su teléfono, Alexandra se retiró la capucha sin que Nicolás se lo pidiera. La chica sonrió y guiño un ojo, mientras con su mano vendada se tocaba el cabello. La foto era perfecta… Desde Alexandra con su cabello corto castaño, su ojo abierto azul claro y sus mejillas sonrojadas… Hasta el cielo nocturno de fondo, con un color violáceo debido a la hora y a la contaminación atmosférica.
Alexandra (versión anime).
Dibujo hecho a mano por su servidor.
Finalmente se dirigieron a la salida. Ya todos los negocios dentro del estadio estaban cerrados, por lo que el tema de la pelota estrellada como souvenir quedó olvidado.
Y llegó la hora de la despedida.
Ya era tarde y la zona comenzó a vaciarse rápidamente. Caminaron hacía una avenida, según Nicolás no era conveniente ir a la estación de autobuses a esas horas.
—Bueno, creo que se acerca la despedida—Alexandra anticipó el tema.
—Te volveré a ver?
Alexandra enrojeció un poco y Nicolás se apresuró a aclarar:
—Me refiero a compartir como amigos, vaya que tuvimos aventuras hoy.
La joven sonrió.
—Me gustaría verte, la verdad me agradaste… Como amigos!—Se apresuró también a aclarar, y Nicolás sonrió—Pero no podrá ser por ahora, lo lamento.
A Nicolás no le extrañó aquella respuesta. Continuaban caminando hacía la aún lejana avenida, aquel sitio era la soledad en persona.
—Eres agradable Alexandra, sin mencionar el salvarme del hospital, pero supongo que eso de no podrá ser por ahora es por algún asunto secreto, no?
—Algo así.
—Al menos me puedes dar tu número?
—No puedo darte mi número porque no puedo usar mi teléfono para llamadas…Oh!, sé que suena a una excusa desesperada—Alexandra explicaba—, pero es cierto, digamos que también es por asuntos secretos…
Nicolás solo pudo sonreír.
—Pero dame el tuyo y cuando pueda usarlo te envío un mensaje.
Nicolás le dio el número y la joven hizo alarde de una excelente memoria repitiéndolo en orden y al revés. Según ella lo mejor era no anotarlo en su teléfono.
Alexandra era muy extraña con todos eso secretos, pero para Nicolás eran solo cosas sin importancia, ella le había salvado y eso bastaba para él…bueno, eso y lo linda que era.
—Sabes que—Retomó la charla Nicolás—Quedamos pendientes para que pruebes la Show-Cola, te aseguro que la amarás!
—Sí, ansío probarla.
De repente el ambiente se tornó hostil.
4 sombras aparecieron a la distancia, Alexandra se puso en alerta, miró hacia atrás y otros dos le obstruían la ruta de escape…Eran Bornacelli y sus 5 aliados. 6 en total, al parecer un tercer ladrón había sido reclutado.
—Rayos!—Nicolás no podía creer que esto estuviera pasando.
—Oh Schei!—Alexandra expresó de nuevo esa extraña frase.
—Ahora me las pagarán—Se escuchó la voz de Bornacelli.
Nicolás buscó a su alrededor pero todo el lugar ya estaba solo, el salir de últimos favoreció a los criminales…Jamás esperó un nuevo ataque aquella misma noche.
—Ahora son 6, demonios! nos van a dar una buena, pero el problema es conmigo, corre Alexandra, yo me lanzaré contra ese maldito de Bornacelli, al menos le daré un golpe antes de que me partan la madre.
—Que caballeroso Nicolás, pero recuerda que yo soy la policía aquí, o al menos lo más parecido.
—No salgas con eso, debes huir, si se enteran que eres una chica quien sabe que te harán, de esas basuras espero lo peor. —El joven se alegró que ella llevara puesta la capucha.
—No Nicolás, no te dejaré sólo contra esos…cobardes.
De pronto dos de los nuevos sujetos sacaron sus navajas.
—Oh diablos—Nicolás estaba nervioso, ahora lo que harían sería terrible, les iban a matar!
De pronto se colocó frente a Alexandra.
—Detrás de mí Alexandra, cuando te diga corre y trata de esquivar a ese tipo de atrás a la derecha, sálvate!
La joven se mostró sonrojada, este chico que acababa de conocer estaba dispuesto a sacrificarse por ella.
Los 6 criminales empezaron lentamente a estrechar el cerco.
Fue entonces que Alexandra se colocó delante de Nicolás, sorprendiéndolo.
—Pero que haces?
—No Nicolás, voy adelante, es que a mí no me…—La chica no terminó la frase—…No entenderías, pero confía en mí, debo estar adelante—De pronto comenzó a jadear y expresó: Es ist Zeit zu...
—Estás loca o…—Nicolás quedó sin palabras ante lo que vio.
Alexandra trataba de cerrar su mano izquierda, aquella parcialmente vendada junto a la muñeca, era extraño como parecía tener mucha dificultad para mover los dedos y que formaran un puño cerrado, la joven se quejaba, era como si le dolieran todos los dedos.
Por un instante Nicolás pensó en preguntar que le sucedía, retrocedió un paso y pisó algo que sonó, al mirar se dio cuenta de que era un palo largo, aquellos usados para enarbolar banderas de aficionados.
—Eso es!, la suerte nos saluda—Expresó Alexandra que por el sonido miró hacia los pies de Nicolás—Dámelo, pronto!
Lo que estuviese haciendo cesó y la chica comenzó a abrir lentamente los dedos, retomando su posición normal.
Cuando Nicolás levantó el palo, los 6 comenzaron a avanzar con más rapidez.
—Rápido, el palo!—Apuró Alexandra, y cuando lo recibió adoptó una posición de estilo marcial, con el palo como una espada.
—Qué haces?
—Tengo conocimientos en Kendo.
Nicolás no entendió.
3 atacantes ya estaban al alcance y Nicolás apretó los puños, daría todo lo que tenía!
Entonces sintió como la cadera de Alexandra le tocaba la suya, guiándole para mantenerse detrás de ella, él se dejó llevar.
Y llegó el primer contacto!
Cuál fue el asombro de Nicolás al ver Alexandra usar el palo para hacer volar la navaja de la mano del apodado “cara de sopa”, el bandido no pudo hacer nada ante la rapidez del movimiento, enseguida recibió un impacto con el palo en su barbilla.
Impactado en el mentón, el facineroso retrocedió de inmediato, sus compañeros se vieron prevenidos manteniendo la distancia. Al parecer Alexandra sabía lo que hacía, Nicolás tuvo confianza y vio a Bornacelli, quien ahora estaba expectante…Iría por él!
—Donde tienes la pelota?
Alexandra pareció entender:
—Bolsillo derecho…y ten cuidado!
Nicolás sacó la pelota autografiada de aquella chaqueta azul y corrió hacia Bornacelli.
—Aquí te espero!—Exclamó el líder quien aceptaba el reto, tendría su duelo personal contra su delator.
Fue entonces cuando uno de los ladrones armado de navaja se puso en frente, casi protegiendo a Bornacelli. Nicolás ya había visto la cercanía de éste, quien parecía un escolta del canalla líder…por eso quería la pelota de beisbol.
El joven lanzó la bola a 80 millas por hora, todo un record personal para Nicolás quién en el equipo de la escuela era pitcher relevo.
(La velocidad promedio de un pitcher de ligas mayores es de 91 millas/hora)
—OOOhhhh!!!—Exclamó el ladrón cuando la pelota quedó encajada en su bulto genital, sus pelotas de piel y carne sufrieron contra la pelota de cuero sintético e hilo.
El tipo torció los ojos y se pudo ver como la pelota caía lentamente desde su entrepierna al suelo, al tiempo que lo hacía la navaja. De hecho la caída de los objetos hizo enmascarar los sonidos, y pareció que la pelota fuese de acero al escucharse el sonido metálico de la navaja.
Aunque para el dolido varón el impacto si pareció causado por una bola de acero.
Con el “Escolta” y el arma fuera de juego, Nicolás tuvo libre camino contra Bornacelli, quién le recibió con un puñetazo, evitado por el joven.
Se enfrascaron entonces en una pelea a puños, dándose con todo, lastimándose ambos sus nudillos. El enfrentamiento estaba equilibrado hasta que Bornacelli pudo enterrar un rodillazo en las bolas de Nicolás.
—ARgg!—Gruño de dolor el joven, quién enseguida retrocedió y protegió su zona genital.
Nicolás vio mermado su ímpetu y fuerza, el líder aprovechó su ventaja y le comenzó a propinar golpes al rostro.
El joven se cubría lo mejor que podía, pudo tomar aire y contraatacó. Ante un nuevo puño enviado a su rostro, Nicolás se agachó evadiendo el ataque y quedando frente a la entrepierna abierta de su rival. Le pagaría con la misma moneda. Cerró el puño y lo hundió en los huevos del expendedor de drogas.
—AAauuu!!—Exclamó Bornacelli al sentir su hombría aplastada nuevamente aquella noche de miércoles.
—Que se siente, maldito!—Gozó Nicolás con su venganza personal.
Ahora Nicolás le derribó y se le puso encima, comenzó con una serie de puños al rostro de Bornacelli, le dolían los nudillos pero disfrutaba el conectarle los golpes sin cesar.
Por su parte Alexandra dio un golpe de palo en la clavícula de otro atacante, para de inmediato hundir la punta del arma en la entrepierna del mismo.
El golpe, casi como un movimiento de billar, impactó en el desprotegido testículo derecho del varón.
—AAAHHH!!!!—Gritó el individuo, quién creyó que le habían reventado una de sus preciadas pelotas necesarias para eyacular.
Se fue enseguida al suelo, acurrucándose y soltando una espesa babaza por medio de movimientos de tos.
—Missss bolasss—Expresaba con lástima, imaginándose que su capacidad eyaculatoria ahora estaba reducida a la mitad…como le respondería en la cama a su joven novia ahora?
Arnubis, alias cara de sopa, estaba rojo de la ira, aquel encapuchado, más bajo de estatura que ellos, les estaba dando unos buenos golpes con ese palo…el ver a su aliado suplicando por el dolor en las bolas le hizo expresar a sus compañeros:
—Que esperan?, Patéenle los huevos a ese hijo de puta!
Alexandra sonrió dentro de su capucha. Jamás le podrían golpear los testículos con los que NO nació.
Alguien tomó a la chica por la espalda, para enseguida recibir un impacto con la base del palo en las costillas, la joven pasó el arma entre su cuerpo y brazo derecho. Un moretón debido a un moderado sangrado subcutáneo apareció en la zona costal del sujeto que enseguida la soltó. Alexandra dio un giro completo rematándole con un impacto de madera al oído,…todo fue tan rápido que el sujeto de atrás yacía tirado y Alexandra una vez más le daba el frente a los dos pillos restantes.
Una vez la chica volvió al ataque, el par sobreviviente retrocedía nuevamente sin ver como evadir a esa “maestra de la espada”.
Cara de sopa observó la entrepierna del encapuchado, si le pegara en las bolas lo acabarían.
Mientras tanto Nicolás conectaba su cuarto puñetazo al rostro de su enemigo, quien parecía cubrir bien su quijada.
—AAhh!!—Gritó cuando Bornacelli elevó la rodilla contra su ingle, la rodilla impactó entre su muslo y su escroto, lastimando parcialmente su hueva izquierda.
El joven rodó por el suelo tomando la posición fetal, de nuevo sus huevos eran lastimados, Nicolás sentía las pelotas palpitando y quemándole.
Bornacelli tardó en incorporarse y fue cuando empezó a patearle la espalda. Nicolás debía reaccionar, estaba dolido y enojado, no podía perder contra ese maldito.
En cierto momento la rabia le dio fuerzas y dio un giro sobre sí mismo, casi como un trompo, golpeando las piernas de Bornacelli, quién para no tropezar debió retroceder. Nicolás aprovechó la distracción en su rival y con las fuerzas que pudo reunir le enterró un talonazo en la espinilla a Bornacelli.
—AAAaii!—Se quejó el líder ante el fuerte golpe, se agachó sobando su tibia dolida.
Nicolás cerró el puño y haciendo un esfuerzo se proyectó, dándole un gancho ascendente a la quijada de Bornacelli, quien se fue de espaldas. Nicolás se incorporó para patearle!, a ver si le gustaba lo que le hizo a él.
Pero en ese instante vio muy cerca la pelota de beisbol, la tomó y con una mano comenzó a manipularla, su mano opuesta sostenía sus propias pelotas de macho, sobándolas. En fin, el joven vio un buen blanco para atacar, Bornacelli había descuidado su entrepierna, un sonriente Nicolás colocó en alto la pelota y la soltó sobre la ingle de su enemigo. La gravedad hizo el resto.
—OOouuuuu!!!!—Fue el quejido de Bornacelli al caer pesadamente la pelota de beisbol contra sus testículos. Sus ojos quedaron en blanco y la boca abierta, para finalmente perder el sentido.
Por su lado Alexandra se enfrentaba a los dos criminales restantes, uno de ellos Arnubis. El dúo se decidió a trabajar en equipo y se lanzaron contra Alexandra por ambos lados, la chica golpeó con el palo la cabeza del atacante de la izquierda tirándolo al suelo.
Pero Arnubis por su derecha, la empujó hacia atrás buscando derribarla, Alexandra retrocedía con el agresor pegado a ella, no podía separar el palo de su cuerpo para atacar, cara de sopa sabía que tendría inutilizada su arma mientras no tuviese distancia.
Pero dejar fuera de acción el arma sólo era una parte de su plan, a continuación lanzó un rodillazo contra la entrepierna de su rival esperando dar en las pelotas del encapuchado, aunque las tuviera como canicas -como le contaron-, estaba seguro de lastimarlo y terminar venciéndole. Pero Alexandra ladeó la pelvis, recibiendo el duro golpe en el muslo.
La joven vio una alternativa! Cambió la posición de cómo sus manos sostenían el palo, y pudo maniobrar ahora la base de este, a lo que se le llamaría palo corto, ahora la usaría como si se tratase del llamado palo largo.
REPRESENTACION DE CÓMO SE DIVIDIRÍA UN PALO.
PALO CORTO/ PALO LARGO.
El lado corto de la madera se proyectó contra la quijada de Arnubis, rechazándole, enseguida le propino otro golpe corto en la manzana de adán, haciéndole quejarse y alejarse por completo. Ya con más espacio volvió a mover las manos exponiendo nuevamente la extremidad del palo largo.
Una vez más estaba lista para atacar a los malosos, y así fue!, Alexandra metió el palo entre las piernas separadas de Arnubis y lo elevó, golpeando los testículos del ladrón.
—AAAAAhhh!!!!—Exclamó Arnubis cuando sus huevos fueron impactados a una gran velocidad, fue como si rebotaran entre ellos, meciéndose con violencia entre sus piernas como campanas de iglesia. La joven repitió el ataque, esta vez dejando el palo en el fondo de la entrepierna…
…El huevo derecho de Arnubis quedó atrapado entre el palo y su cuerpo, cuando Alexandra retiró la madera el criminal se desplomó al suelo inconsciente.
La nariz del último agresor sangraba, se rompió con el previo golpe. Pensaba más en huir que en enfrentar al de chaqueta azul.
Cuando Nicolás volteó hacia Alexandra, esta le propinaba un golpe de palo en la cabeza al último atacante, quién se iba también al piso. A continuación la joven revisó a todos los derribados.
El primero al que había golpeado en los testículos, expresó:
—Ughhh, mis bolas! —Se arrastró tratando de huir, pero un golpe de madera en la cabeza le dejó inerte.
Nicolás se cercioró de la inconciencia de Bornacelli y fue rumbo a reunirse con Alexandra. No dejaba se tomarse la entrepierna.
Estaba impresionado ante la hazaña femenina.
—Eres increíble!, venciste a 4 tipos tu sola, y que habilidad con ese palo.
—He practicado Kendo, lo aprendí desde niña, y un palo se puede usar como una espada.
—Qué es eso?
—El Kendo es un arte marcial japonés, digamos que es combatir con un sable, pero no de metal sino uno de bambú, se le llama Shinai…este palo no dista mucho de él.
—Te admiro Alexandra, eres increíble, toda una superpolicía!
—No exageres, ellos la verdad no eran gran cosa, apenas se vieron desbordados por mi manejo del palo se les fue el valor. Por cierto, Felicidades por tu desquite contra ese tal Bornacelli.
—Gracias!, No volverá a tomarme por sorpresa … aunque ese maldito me pegó en las bolas de nuevo.
—Si eso deduje al verte tocarte allí abajo, pero estas bien? Te debe doler mucho!
—Sí, me duele otra vez como el diablo, pero le tenía que ganar como fuese, y lo hice! me desquite con creces. —Nicolás pareció calmarse y comenzó a respirar profundo, toda la adrenalina del pleito ya comenzaba a bajar y eso le hacía sentir más dolor en los testículos—Uyy!, Por cierto te devuelvo tu pelota, me fue muy útil.
Omitió el hecho de que ésta había tocado el bulto de huevos de Bornacelli y del otro ladrón. La chica solo la miró y se la metió en el bolsillo.
Nicolás observó por un momento toda la zona, ver a todos esos agresores tirados por toda el área le hizo recordar un campo de batalla en aquellas películas de griegos y romanos.
—Bueno, vamos a llamar a la policía para que enjaulen a estos malditos.
—No!, la policía no…eh—Alexandra se mostró nerviosa—Solo…solo vámonos de aquí.
Nicolás no esperó aquella reacción…Una chica que estudia en una academia de policía y con hermanos policías, teme que venga la policía?
—No me digas…no puedes decirme el por qué no quieres a la policía aquí.
—Lo siento.
El chico analizó las cosas, si no le informaban a las autoridades, aquellos 6 no tendrían castigo…obviamente aparte de la paliza sufrida. Nicolás no vio opción más que aceptar lo que Alexandra pidiera:
—No lo sientas, eres mi salvadora!, y dos veces en una noche, si tienes secretos los respeto, vaya noche de miércoles!, debería llamarle la noche de los secretos.
El rostro de Alexandra mostraba algo de pena por todas aquellas cosas que no podía contarle.
—No digas nada más, vámonos de aquí, tomemos un taxi.
Retomaron la caminata hacia la avenida.
—Gracias por entender—La chica caminó tras él.
CONTINUARÁ…
***
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