Contiene:
Ballbusting hombre/hombre
Pablo doblĆ³ el condĆ³n que habĆa usado para penetrar a Otto Salinas, mientras el guapo hombre de 40 aƱos observaba el exuberante paisaje que se manifestaba a su alrededor. Era una isla deshabitada donde Pablo lo llevĆ³ a bordo de una lancha a motor. El mar se detallaba de un hermoso azul, la arena amarilla, el bosque de un verde virgen, casi de tonalidad azul y muchos cocoteros fueron testigo de su sexo a poca distancia del mar.
—Es hermosa tu isla —dijo Otto.
—Hermosas son tus nalgas —se riĆ³ Pablo dĆ”ndole un beso en el cuello. No tenĆan una relaciĆ³n formal, simplemente acordaron pasar tiempo para el placer, pero sin darse cuenta estaban pasando mĆ”s rato juntos de lo normal y la estadĆa de Otto en la isla se alargĆ³ sin explicaciĆ³n alguna.
Otto Salinas era un viejo amigo de Marcos ChacĆ³n en asuntos de la polĆtica. Estaba en el distrito insular para abrir unos locales comerciales de su propiedad. Por cuestiones del destino decidiĆ³ aventurarse como amante de un joven 20 aƱos menor que Ć©l.
Pablo se rascĆ³ la sexy barba negra y se sentĆ³ en la arena, se habĆa puesto un calzoncillo blanco guardando sus grandes bolas, que seguĆan marcĆ”ndose al compĆ”s de sus piernas abiertas. ContemplĆ³ el paisaje.
—SĆ, es un hermoso lugar. AquĆ se hace senderismo con los turistas y otros deportes con los clientes del hotel. ObservĆ© que no tenĆa nada agendado para hoy y supe que era ideal para que estuviĆ©semos juntos.
—Me gusta —afirmĆ³ Otto, inclinĆ”ndose y dĆ”ndole un beso en la boca a Pablo. Se puso de pie y se colocĆ³ un baƱador azul.
Pablo se mordiĆ³ los labios detallando el magnĆfico cuerpo de Otto, sus potentes piernas eran fabulosas y el majestuoso culo que se tenĆa lo invitaba a devorarlo por horas.
Otto le dirigiĆ³ la mirada y se sentĆ³ a su lado. Intercambiaron nuevos besos.
—En algunos dĆas me irĆ© a mi ciudad —dijo—. No me quiero ir, aquĆ la paso muy bien. ¿Te vendrĆas conmigo? Tengo un espacioso apartamento.
Pablo perdiĆ³ su mirada en el mar, al noreste se contemplaba la blanca edificaciĆ³n del Neptuno Palace, el hotel de su padre.
—Puedo ir antes de vacaciones —respondiĆ³ Pablo—. AquĆ tengo mi vida, los negocios, la universidad que no he terminado. No rechazo tu invitaciĆ³n. Puedo ir unos dĆas.
—De acuerdo —comentĆ³ Otto—. ¿Crees que tu padre se enfurezca si se entera de nuestra aventura?
—Ja, ja, ja. Estoy 100% seguro que sĆ. Pero la aceptarĆa de todos modos.
Otto se riĆ³ moviendo la cabeza incrĆ©dulo.
—¿Fue difĆcil salir del closet con Ć©l?
Pablo se echĆ³ a reĆr.
—SĆ, ja, ja, ja. QuiĆ©n primero lo descubriĆ³ fue SimĆ³n.
—¿Mi ahijado? ¿CĆ³mo?
Pablo se echĆ³ a reĆr con mĆ”s fuerza.
—Haz de cuenta que cuando yo tenĆa como 12 o 13 aƱos SimĆ³n se buscĆ³ la manera de ingresar en las habitaciones cĆ”maras de seguridad y grababa a los clientes follando.
Otto soltĆ³ una risa.
—¿QuĆ© edad tenĆa SimĆ³n?
—No sĆ©. Eramos adolescentes y vagos, debĆa tener 15 o 16. Entonces nos masturbĆ”bamos viendo esas parejas que llegaban al hotel. Hasta que cierto dĆa la grabaciĆ³n era de dos hombres, sucede que nunca sabĆamos a quien grababamos. Y se trato de una pareja de gays. Yo me puse como un asta, ¡JAJAJA! Mi soldado estaba excitado pero el de SimĆ³n mĆ”s dormido que nunca. AsĆ Ć©l me descubriĆ³ estuvo una semana agobiĆ”ndome preguntando por quĆ© me excitĆ© con esos hombres hasta que le dije que me excitaba. Jajaja, me apoyĆ³ por siempre. Y guardĆ³ el secreto por algunos aƱos hasta que me dio Ć”nimos de hablarlo con la familia.
—Que bueno es SimĆ³n —afirmĆ³ Otto acercĆ”ndose a Pablo—. Pero mĆ”s bueno estĆ”s tĆŗ —y comenzaron a besarse.
—Te invito esta noche a mi suite —dijo Pablo acomodĆ”ndose la dura erecciĆ³n.
—¿Otra inigualable noche de sexo?
—Una noche de ballbusting. El ballbusting que no me has hecho hoy.
—¡Delicioso!
—EstarĆ”s en agenda —sonriĆ³ Pablo.
Se dedicaron nuevos besos y caricias. Se dirigieron al barco de motor donde Pablo condujo de regreso al hotel familiar, por el resto de la tarde cada uno atendiĆ³ sus prioridades. Otto saliĆ³ en su vehĆculo para reunirse con sus socios ejecutivos y Pablo se dedicĆ³ a inspeccionar las diversas Ć”reas del hotel.
Cerca de las once de la noche Pablo recibiĆ³ al amigo de su padre en su suite. El muchacho tenĆa puesta una bata de dormir blanca.
—Es hermosa tu suite —dijo Otto mirando a todos lados al ingresar—, mĆ”s grande que la mĆa.
—EstĆ” diseƱada como casa. Igualmente estoy haciendo mis gestiones para comprar mi propia residencia.
—¿Por quĆ©? Tienes todo aquĆ.
—Lo sĆ©. Pero tener mi residencia me darĆ” un plus.
TambiĆ©n para recibirme sin problemas —asegurĆ³ Otto pasando una mano de forma seductora por el pecho de Pablo—. ¿Me has invitado a una sesiĆ³n de ballbusting?
—SĆ. Una sesiĆ³n de auto ballbusting.
—¿CĆ³mo?
Pablo sonriĆ³ de manera pĆcara. —SiĆ©ntate y disfruta como me golpeo los huevos.
—Hot —comentĆ³ Otto abriĆ©ndose la camisa y mostrando sus pectorales. Fue conducido a la recamara de Pablo donde se acostĆ³ de piernas abiertas.
Pablo se quitĆ³ la bata, quedando completamente desnudo para deleite visual de Otto.
Extrajo de un cajĆ³n al lado de la cama un juguete de goma con forma de martillo.
—Iba a ser un regalo que nunca dĆ a mi sobrino Vicente —le dijo sopesando el juguete en sus manos—. Hasta que descubrĆ su utilidad. Pegarme en los huevos.
ColocĆ³ un pie sobre la cama y el otro lo dejĆ³ firme en el suelo. Su polla ya estaba erecta dejando a merced de contacto las grandes bolas. Pablo empujĆ³ el martillo contra ellas.
Sus mejillas se hincharon.
—Oh.
Otto se acomodĆ³ en el colchĆ³n sintiendo una inmensa emociĆ³n mientras su pene empezaba en endurecerse.
Pablo se mordiĆ³ el labio, excitando mucho a Otto y un golpe fuerte con el juguete entre sus piernas hizo que se tambaleara y gimiera.
Mientras resoplaba de dolor, Otto se masajeĆ³ la entrepierna metiendo la mano en su calzoncillo sin apartar la vista de Pablo.
Pablo volviĆ³ a golpearse las bolas con el martillito infantil.
—Oh, diablos, oh —comentĆ³ con voz gutural.
—Sigue asĆ.
—Ven, Otto, ven conmigo.
Pablo se giro y saliĆ³ de la alcoba, Otto lo siguiĆ³ con una protuberancia muy grande en sus calzoncillos.
Pablo se subiĆ³ a un mueble, se inclinĆ³ para dejar sus testĆculos libres para caer sobre el espaldar. BrincĆ³ y dejĆ³ que sus cojones impactaran de lleno contra el acolchado mueble.
Sus ojos se abrieron y su boca escapĆ³ un grito. Se dejĆ³ caer al mueble y despuĆ©s rebotĆ³ al suelo chillando de dolor, retorciĆ©ndose.
Otto le aplaudiĆ³, se sentĆ³ en el mueble bajando su calzoncillo, su morena verga era bastante gruesa sin ser grande. Mirando a Pablo comenzĆ³ a masturbarse dando pequeƱos jadeos.
Pablo seguĆa retorciĆ©ndose en el suelo. Su polla estaba tiesa y sus bolas comenzaban a hincharse.
Luego de un minuto el joven se arrastrĆ³ hasta quedar muy cerca de las torneadas piernas de Otto. El joven separĆ³ sus muslos invitando al seƱor.
Otto aceptĆ³ la invitaciĆ³n entre las piernas se Pablo. LevantĆ³ la planta del pie y lo estrellĆ³ contra los testĆculos del guapo joven.
Pablo gimiĆ³ mientras Otto movĆa el pie en movimientos circulares sobre sus bolas.
Los dedos de los pies de Otto masajearon de momento el pene de Pablo, quitĆ”ndole algunos oh, ah, asĆ, uf. Otras veces el talĆ³n se aferraba a sus huevos, apretĆ”ndolos contra su pelvis.
—EstĆ”s siendo tramposo, Pablo —dijo Otto levantando el pie—. Me has invitado aquĆ para ver como te golpeabas los testĆculos. No para yo hacerlo, pero… —aterrizĆ³ la planta del pie en las bolas de Pablo.
El dolor fue suficiente para que un disparĆ³ de semen saliera expulsado del pene del joven. Fue una rĆ”faga grande y potente de leche que cayĆ³ en la cara y labios de Pablo, Otto continuĆ³ removiendo el pie y los charcos se fueron acumulando en su abdomen y pecho.
—Oh —dijo Pablo con su cuerpo empapado de semen.
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