ANECDOTAS DE GINA Parte 1. - Las Bolas de Pablo

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15 abr 2021

ANECDOTAS DE GINA Parte 1.

 

ANECDOTAS DE GINA Parte 1.

 

 

CONTIENE BALLBUSTING Y SEXO M/M

 

Tiene relación con el relato: ANECDOTAS VERGONZOSAS.

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Gina Chalón es una abogada de 29 años, se especializó en derecho de familia y se considera bastante buena en su trabajo. Gina es transexual, a los 20 decidió adoptar el rol femenino. Su cuerpo natural era de características delgadas y delicadas, por lo que gracias a algunas pocas cirugías (implantes mamarios, aumento de caderas y feminización de voz) y mucho gimnasio, presume ahora un bello cuerpo femenino. Añadido a que su rostro es realmente hermoso.



Para Gina un tratamiento de hormonas era impensable y es que entre las piernas ella aun es varón, la abogada en gustos es bisexual, y con genitales masculinos de buen tamaño disfruta al mÔximo su sexualidad, tanto con mujeres como con hombres. Gina es lo que se le conoce como una SHEMALE

 

Aquella noche llegaba a su apartamento, allí la esperaba Pilar, una reservada mujer de 35 años y su actual amante, se conocían hace mÔs de un año y luego de ser amigas se volvieron amantes, hecho que generó que el matrimonio de Pilar terminara, de hecho aun estaba en los trÔmites del divorcio de su esposo Camilo, aunque desde hace unos 6 meses no convivía con él.

 

Gina era la abogada del divorcio de Pilar, lo que no era muy Ʃtico de su parte siendo ella la causa del fracaso matrimonial, pero ese mismo aspecto le trajo problemas el dƭa de hoy.

 

La abogada habĆ­a asistido al lugar de trabajo de Camilo con la intención de entregarle un citatorio. El enfurecido hombre odiaba a la abogada por quitarle a su esposa y volverla lesbiana -Ć©l desconocĆ­a la masculinidad oculta de Gina- El conflicto se produjo y Gina le demostró lo buena peleadora que era…

 

…Camilo terminó noqueado en el piso del estacionamiento ante una enojada pero victoriosa abogada. Pero de repente la transexual recibirĆ­a por detrĆ”s un fuertĆ­simo patadón en los testĆ­culos. El sorpresivo y doloroso golpe dejó a Gina sin sentido.

 

Tiempo después despertó y se enteró que el propio Camilo le prestó auxilio y la dejó a cargo de una empleada.

 

Gina se dirigió a su vivienda, quería descansar hasta la mañana siguiente, sus testículos todavía le ardían. Pero Pilar la recibió curiosa, pues esperaba noticias sobre la entrega del citatorio a su esposo.

 

La abogada habƭa olvidado por completo el plan de verse con la mujer aquella noche. De seguro ademƔs de las noticias esperaba intimar con ella, pero el dolor de bolas le habƭa quitado todo Ɣnimo de fornicar.

 

Pilar la recibió con besos y abrazos, el contacto de su paquete con el bajo vientre de Pilar le incomodó, rechazÔndola.

 

—QuĆ© te pasa, Gina?

 

—Es que me siento mal.

 

Pilar observó cómo su amante se tocaba la entrepierna

 

—Dime que te pasa!, te duele algo, estas bien?

 

—Pilar, me patearon las bolas.

 

La amante se alarmó, habían lastimado a su amante Gina en las partes viriles, aquellas que tanto la complacían.

 

—Pero que sucedió?, Camilo te pegó en las bolas?, pero Ć©l no sabe que tĆŗ eres…—Pilar de inmediato asoció el asunto de la entrega del citatorio a su esposo.

 

—No Pilar, Ć©l no fue, sĆ­! me pelee con Ć©l, pero le ganĆ©.

 

 —Entonces te peleaste con Ć©l?—Expresó Pilar asombrada. Aunque no lo esperaba era una real posibilidad dado el enojo que Camilo en el pasado habĆ­a demostrado hacia su amante y abogada.

 

—Es mĆ”s, le deje noqueado! en el suelo!, tu sabes que soy buena peleando.

 

—Dios!, dime que sucedió, cuĆ©ntame todo!

 

Gina le contó los hechos con detalles, finalmente llegó a la parte del ataque testicular:

 

—…Pero ahĆ­ alguien me pateó las bolas por detrĆ”s.

 

—Oh Dios Gina!, y con lo que te duelen esos golpes.

 

—Me desmayĆ©, Pilar—Le dijo la abogada con un tono de decepción, a pesar de tener apariencia femenina y frĆ”gil, se consideraba fuerte y lo probó venciendo a su rival Camilo, pero el caer desmayada y de un solo golpe la hacĆ­a parecer dĆ©bil.

 

—Te desmayaste?, Dios bendito!!!

 

—Me patearon muy duro… y me tomaron por sorpresa, no es justo!, asĆ­ no hay forma de hacer algo…—Pareció excusarse la transexual.

 

—Pero quien fue el cobarde?

 

—No lo sĆ©—En su mente Gina barajaba posibles enemigos, tenĆ­a muchos al ser una despiadada abogada de divorcios. Fue algĆŗn marido a quien le quite la esposa?, o viceversa, Alguna esposa contratando a alguien para que me golpeara por hacer que su esposo dejara el closet?…cualquier posibilidad podĆ­a ser la acertada.

 

Pilar se le acercó nuevamente y la besó en los labios.

 

—Gina, dĆ©jame aliviarte, te los besarĆ©.

 

La abogada aceptó la oferta, se acostó en la cama, subió su falda y se bajo lentamente las pantaletas, Pilar se arrodilló entre sus piernas y detallo aquellas bolas del triple de tamaño de unos testículos promedio.

 

La aún casada sintió alivio, las pelotas de Gina estaban en su tamaño de siempre, si la patada se las inflamó ya había pasado el daño. Sonrió y le dio un beso en el escroto. Pilar adoraba lo enorme que eran los testículos de Gina, fue de las cosa que mÔs le atrajo de ella.

 

Con Pilar besÔndole una y otra vez los huevos, Gina comenzó a jadear, los besos repetidos a sus gónadas la relajaban, miró al techó y su mente comenzó a divagar.

 

Rememoró el terrible dolor de aquella patada a traición y lo que alcanzó a ver hasta perder el conocimiento, era el dolor mÔs horrible que recordaba en su vida, comenzaría a revisar algunas otras ocasiones en las que sus enormes pelotas sintieron dolor.

 

Eran las anƩcdotas de Gina:

 

 

HACE 3 AƑOS

 

Gina conoció a Lalo Encole, -un hombre de 30 años en aquel entonces-, en un bar gay. Lalo no aceptaba aun su gusto por otros hombres y visitaba por primera vez un lugar así.

 

Siempre fue un hombre de familia y con su esposa tenía un hijo de 6 años. La abogada nota la incomodidad del sujeto, se le acerca y le invita un trago. El inexperto hombre se muestra nerviosos ante la bella, creyendo que es una mujer del bar, pues es un sitio donde sólo ha visto hombres, aunque homosexuales.

 

La charla pronto se hace amena y Gina obtiene información familiar sobre Lalo, muy sutilmente la transexual le aconseja no luchar contra sus gustos sexuales y dejarse llevar por estos, en otras palabras salir del closet.

 

Lalo no parece tenerle confianza a la inesperada consejera, y es cuando Gina le confiesa:

 

—Y quien te dijo que yo soy mujer?, no cariƱo, entre las piernas soy muy hombre.

 

Lalo se sorprende ante la transexual y se muestra mÔs abierto, pero aun así inseguro. Durante los siguientes días, Gina saldría a tomar y charlar con Lalo, volviéndose confidente de las reprimidas pasiones que albergaba el corazón del hombre.

 

Ante la continua indecisión de Lalo, Gina decide usar mĆ©todos menos ortodoxos…Le pone una emboscada! Le tentarĆ­a para que se decidiese a yacer con otro hombre, y si fuese ella serĆ­a mejor.

 

Gina le cita en un sitio de fiestas privadas, era un lugar propiedad de un conocido de la abogada que se usaban en celebraciones tanto para adulto como para niƱos, eran las 3 pm y Lalo se sorprende al encontrarse en un sitio vacƭo.

 

El negocio era una enorme sala llena de mesas y sillas, había atracciones para niños, incluyendo una piscina de pelotas y otra llena de espuma. Al parecer el sitió había sido usado en la mañana y aún quedaban los rastros de una fiesta infantil.


Lalo pidió explicaciones, mientras la abogada sentada en el suelo y usando un grueso abrigo le sonreía. Finalmente Gina se retiró el abrigo, debajo la transexual estaba desnuda!

 

Lalo observó la femenina apariencia de Gina, sus desnudos pechos le excitaron, y entre sus piernas estaban un pene semi erecto, bastante grueso y un amplio escoto cargando dos enormes testículos, Gina era muy bien dotada genitalmente hablando.


—Que…que haces?—Lalo estaba sudando por los nervios, parecĆ­a un adolescente inseguro, en su calzoncillo algo crecĆ­a y se empapaba.

 

—Dejemos esto claro, hoy tendrĆ”s relaciones conmigo—Expresó Gina quien ya se habĆ­a puesto en pie y avanzó lentamente hacĆ­a Ć©l.

 

Lalo observó las colgantes pelotas de la transexual bambolearse de un lado a otro a cada paso.

 

El hombre trató de marcharse pero la desnuda Gina fue rÔpida y se recostó contra la puerta de salida. La abogada planteó su estrategia.

 

—Si quiere irte, tendrĆ”s que pelear conmigo y ganarme.

 

Gina caminó nuevamente hacia él, y este retrocedió hasta el centro de la enorme sala.

 

—Pero de que hablas?!

 

—Peleemos!, si ganas volverĆ”s con tu mujercita, tu hijito y a vivir reprimiendo tu naturaleza gay, pero si te venzo tendremos sexo, te darĆ© por ese culito que de seguro quiere experimentar el ser perforado, Jajajaja.

 

—Esto es una locura!

 

—No lo es, deja salir ese gusto por un buen pene, no lo puedes esconder de mĆ­…Vamos Lalo, presĆ©ntame a tu amiguito, le darĆ© un beso si sale…

 

—Esto es un error…

 

—Vamos, no tengas miedo!, tienes bolas como yo, o no?, bueno, no tan grandes por lo que veo en esos pantalones.

 

Lalo cerró un poco los muslos de la pena.

 

—Vamos Lalo!, o no me digas que tienes las bolas sólo de adorno? Tu esposa te domina en casa, verdad?

 

—CĆ”llate…

 

—Parece que si las tienes de adorno, mejor serĆ” que te las cortes y cuelgues del Ć”rbol de navidad, asĆ­ al menos serian Ćŗtiles.


Lalo se mostraba enojado por los provocadores comentarios de Gina.

 

—Vamos, atĆ”came gran marico!

 

—Yo no soy marico!—Pareció enojarse el hombre, Gina vio su enfado y le retó mĆ”s.

 

—Pero claro que lo eres, cariƱo, no lo niegues mĆ”s…un marico que obedece a su esposa como perro faldero, JA!

 

—Que no lo soy!—Lalo lanzó un puƱo contra Gina, pero la experimentada peleadora se lo esquivó fĆ”cilmente. Enseguida le atravesó el pie y le hizo irse de cara al suelo, por fortuna atravesó las manos para evitar el impacto al rostro.

 

—Y crees que me ganarĆ”s con esos puƱos a velocidad de tortuga?

 

La adrenalina apareció y Lalo quiso un nuevo intento, se retiró la camisa, Gina aplaudió ante el torso desnudo del enojado hombre.

 

Lalo lanzó dos golpes, igualmente esquivados por la abogada, quien le conectó uno y dos puños en los costados, Lalo cayó de rodillas faltÔndole el aire.

 

Gina se ubicó frente a él con las manos en las caderas

 

—Querido Lalo, mejor accede por las buenas o te partirĆ© la madre.

 

—Cómo es que…

 

—QuĆ©?, esperabas que por verme frĆ”gil no podrĆ­a contigo?, pero levanta la cara al menos, sĆ© hombre!

 

Para no verse tan acabado como en realidad estaba, Lalo levantó la mirada, sólo para toparse con el dotado pene de Gina a centĆ­metros de su cara…

 

—Oh dios! —Ladeó el rostro Lalo, asqueado, pero a la vez enrojecido.

 

Gina soltó una fuerte carcajada.

 

—Vamos hombre sonrojado, dale un beso a la punta, sabes que te gustan las pollas, jajajaja.

 

La transexual comenzó a reír sin parar, el enojo en Lalo aumentó y recobró algo de energías.

 

Lalo se lanzó contra ella, dio un gran brinco cayéndole espectacularmente encima. La había tomado descuidada, de la tremenda embestida ambos cayeron en la piscina de espuma.

 

—Aau! —se quejó Gina—Vaya, veo que te gusto mucho, quieres que lo hagamos aquĆ­ en la espuma?, pervertido, jajaja.

 

Cuando la abogada levantó la vista, observó que Lalo tenía el puño listo para impactarle el rostro, en vez de asustarse Gina sonrió.

 

—QuĆ© pasa?, no me vas a pegar en la cara?

 

—Yo…—Lalo dudaba en soltar en puƱo—yo nunca he golpeado a una mujer.

 

—Pero yo no soy una.

 

—Pero, pareces una, y eres muy bonita, no puedo pegarte en la cara.

 

—Entonces quĆ­tate de encima…

 

—CĆ”llate!, Eres una engreĆ­da y una petulante, pero ahora te tengo.—El varón usó toda su fuerza para mantener a Gina sometida.

 

La abogada se reĆ­a.

 

—Ahora yo tengo el control, rĆ­ndete y te soltarĆ©, entonces me irĆ©, rĆ­ndete! te doy esa opción!

 

—Vaya…De veras de das la opción de rendirme, Jajajaja.

 

—De que te rĆ­es?, mira que yo…—Fue interrumpido cuando Gina le enterró la rodilla en los testĆ­culos, tan fuerte que elevó el trasero de Lalo.


—AAUuuu!!!!—Se quejó Lalo, quien de inmediato se le quitó de encima y quedó en posición fetal en toda la extensión de la espuma.

 

—No dejes tus bolas expuestas, querido.

 

Lalo se retorcía, sosteniendo sus cojones, no pudo hacer nada cuando la transexual le sacó los pantalones, la lubricante espuma hizo mÔs fÔcil la labor.

 

El hombre apenas pudo lanzarle una débil patada hacia atrÔs, la abogada la esquivó sin dificultad y le conectó en desquite un nuevo golpe a las costillas.

 

Mientras el varón soportaba sus dolencias, Gina permaneció ahora afuera de la piscina, estÔtica y cruzada de brazos esperando que Lalo recobrase fuerzas. Pudo haber acabado la pelea rematÔndole, pero quería darle otra oportunidad.

 

Lalo sentía como si las bolas estuviesen en su estómago, allí junto a la carne, patatas y huevos de codorniz que había almorzado. Respiró profundo y por fin se pudo poner de rodillas.

 

—Eso es, arriba querido!, quĆ© te parece si tenemos un nuevo round, seƱor de bonitos calzoncillos.

 

Lalo miraba al suelo, aun faltaba para que pudiese incorporarse. Pensaba que hacer, a pesar de ser mƔs alto no era rival para Gina, ella era superior a Ʃl dando golpes.

 

QuĆ© hacer?, se convenció que solo habĆ­a una posibilidad, miró de reojo y pudo ver los testĆ­culos de la transexual, Gina permanecĆ­a en un mismo sitio, pero  meneaba la cadera de un lado a otro, parecĆ­a concatenar un ritmo entre un leve tarareo y su movimiento de caderas.

 

Claramente los colgantes huevos de la abogada se meneaban como pesadas campanas de iglesia.

 

Le peleo sucio? —Se decĆ­a Lalo—Yo no soy un tramposo.

 

Pero no veĆ­a otra forma, si le pegaba allĆ­ ganarĆ­a o por lo menos igualarĆ­a esta tonta e inĆŗtil pelea.

 

Pero ella es…No! No es una mujer!, esas bolas son la prueba, tonto! —Se regañó.

 

Lalo tomó su decisión y aún tambaleante se comenzó a levantar. Volvió a verle los testículos, eran muy grandes, le provocaría mucho dolor.


Apenas emergió de la piscina de espuma, le lanzó por sorpresa una fuerte patada contra su entrepierna, si ella se las golpeó entonces no se podría quejar para nada por su traicionero ataque.

 

El pie ascendió entre los bellos muslo de la abogada rumbo a sus enormes y sensibles partes esféricas, pero las manos de ésta detuvieron la patada. Lalo observó el bonito rostro de una enojada Gina.

 

—No me gusta que me peguen en las bolas!—La transexual estaba muy molesta.

 

—Entonces para que pegas en los huevos a otros! —Lalo estaba inmóvil con su pierna en poder de la abogada, temiendo una patada en su propia entrepierna, se la cubrió con una mano.

 

Gina le tiró del pie, haciendo que Lalo avanzara hacĆ­a ella y le recibió con un duro puƱo en la boca, la abogada se alejó y el hombre cayó de rodillas al suelo…Trató de incorporarse rĆ”pido, pero se dio cuenta que su rival ya no estaba…tenĆ­a a Gina detrĆ”s!

 

La transexual le puso una mano en la espalda, bajÔndole y haciéndole quedar en posición de 4, a continuación y con rapidez le descargó desde atrÔs un golpe de palma contra el bulto en sus calzoncillos.

 

—OOhh!!—Expresó Lalo con la boca semiabierta, perdió las fuerzas y Gina le llevó contra una barandilla, allĆ­ le apoyó el abdomen dejando su cola expuesta, seguido le sacó el calzoncillo y pateó sus piernas obligĆ”ndole a separarlas.

 

—Que vas a hacer…—Alcanzó a decir el debilitado Lalo.

 

Gina volvió a rematar sus vulnerables pelotas, ahora desnudas, con otro manotazo, el dolor fue mucho mayor.


—Vas a sentir mi pene y por fin tu cuerpo recibirĆ” lo que anhela, una relación homosexual!

 

La abogada sacó un poco de gel que llevaba en el abrigo y con el dedo bien lubricado comenzó a estimular el ano, Lalo sentía extrañas sensaciones, Gina era muy hÔbil dando placer por detrÔs. Cuando el ano estuvo bien sensible y dilatado, la transexual apuntó su falo y comenzó a penetrarle.

 

Gina fue considerada al ser la primera experiencia de Lalo y mÔs al ser de pene grande, lentamente el falo ingresaba al ano, centímetro a centímetro le penetraba. La garganta del hombre parecía cerrar, reflejando el ingreso de aquello grande en su cuerpo, y aunque era por detrÔs y debajo, para él era como si el pene de la transexual le subiera por el esófago y se atrancara en su garganta.


El pene de Gina nunca entró por completo, no quería lastimar aquel ano virgen.

 

Lalo por fin se dejó llevar por el creciente y delicioso cosquilleo anal, jadeaba para felicidad de la abogada. El propio falo de Lalo creció y no paraba de dar brincos, él hombre comenzó a masturbarse como loco.

 

Gina se aferró mÔs a las caderas de Lalo y aumentó el ritmo.

 

—Vaya! —se sorprendió Gina cuando sintió que le tocaban los testĆ­culos. Lalo parecĆ­a muy curioso, metió su mano libre entre sus propias piernas para acariciar aquellos orbes.

 

—Adelante Lalo, toca cuanto quieras.— Gina disfrutaba como siempre las caricias testiculares.

 

Y fue Lalo quien se corrió ante el estímulo anal y manual. Eyaculó con una potencia inusitada, sudaba como un animal bajo el sol, la abogada no paraba de darle por detrÔs.

 

—Ya casi, solo un poco mĆ”ssss —anunció Gina que se acercaba al Ć©xtasis.

 

Ambas manos de Lalo fueron a acariciar las pelotas de la transexual.

 

—Ooouu!, no tan fuerte— se quejó Gina ante el incremento de fuerza de aquellas manos hacia sus testĆ­culos.

 

—Nada de eso, ahora te tengo! —Ya obtenido su orgasmo, Lalo pensó en un desquite por los ataques bajos previos.

 

La presión a los testículos de la transexual se daba en un momento crítico del acto sexual, a punto de correrse la presión gonadal se manifestó en una poderosa corrida.

 

—AArG!!!!! —Expresó Gina al eyacular con furia, la presión aumentaba y trataba de soportar el sufrimiento, apretaba la mandĆ­bula y cerraba los ojos.

 

Lalo mantuvo el apretón mientras sentía el ano inundarse de semen, era una sensación única, apretó mÔs, y mÔs semen le llenaba el recto, el rico sentir aumentaba a mÔs leche en su interior y Lalo quería todo.

 

Apretó con todas sus fuerzas!

 

—AAAAAHH!!—gritó Gina. Con el alarido, Lalo le liberó las gónadas.

 

La transexual enseguida se salió del ano y se derrumbaba al suelo quedando en posición fetal.

 

Lalo jadeaba sin parar, algo habĆ­a cambiado en su vida, su vida sexual no volverĆ­a a ser la misma.

 

Ya mĆ”s recuperado, Lalo observó a la bella abogada quien respiraba agitada. Ɖsta le reclamó:

 

—Maldito traidor! Oouu!

 

—Jaja, pues como dice el dicho, ojo por ojo, diente por diente, y bolas por bolas, Gina.

 

Los Ɣnimos se calmaron por parte de Lalo, pero no para Gina quien estaba muy molesta.

 

—Te dije que no me gusta que me peguen en las bolas, me las pagarĆ”s!

 

Lalo pasaría los siguientes minutos tratando de calmarla, cuando todo pareció inútil y Gina ya comenzaba a incorporarse, el hombre se marchó.

 

—Lo siento mucho Gina, pero recibiste lo que te merecĆ­as, mejor me voy, no quiero que mis bolas vuelvan a sufrir…no como las tuyas, Jaja.

 

—Canalla, ven aquĆ­! —La abogaba trató de atraparle, pero Lalo la evadió fĆ”cilmente, saldrĆ­a del sitio dejando a la transexual apoyada contra una mesa, aun le dolĆ­an las bolas y bastante!

 

Con el paso de los días, las cosas volvieron al terreno de la amistad, Gina terminó perdonando a Lalo por el castigo gonadal.

 

Finalmente Lalo dejó salir su verdadera identidad sexual. No tardó en darse el divorcio y la transexual ganaría mucho dinero, porque adivinen quien fue la abogada de divorcio de Lalo.

 

 

La anĆ©cdota terminó y Gina volvió a la actualidad, habĆ­a pasado media hora y Pilar aun le besaba los testĆ­culos, sin duda estaba realmente obsesionada con sus esfĆ©ricas partes viriles… Tal vez por el tamaƱo, no era la primera persona que se impresionaba de esa manera con sus grandes bolas.

 

Pero no se quejaba para nada, sus huevos ya no dolĆ­an y su amante merecĆ­a un premio.

 

La abogada se incorporó y comenzó a desnudarse.

 

 

CONTINUARƁ…

 

 

***

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