Azul caribe (13/13): un final que Pablo no se esperaba - Las Bolas de Pablo

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13 dic 2021

Azul caribe (13/13): un final que Pablo no se esperaba


 Pablo y SimĆ³n veĆ­an la tarde caer en la terraza del hotel familiar, sentados, contemplaban el mar azul mientras las gaviotas surcaban el cielo y a lo lejos se observaba el navegar de grandes embarcaciones. Cada uno sostenĆ­a bebidas alcohĆ³licas.

 

—Hermanito —hablĆ³ SimĆ³n—, ¿por quĆ© tengo dĆ­as sin ver por aquĆ­ a Otto? ¿DĆ³nde estĆ” mi padrino? SĆ© que no se ha ido de la isla.

 

Pablo lo mirĆ³, tomĆ³ un gran trago de su bebida y volviĆ³ a mirar el mar.

 

—¿No me vas a decir, putito?

 

Pablo torciĆ³ la boca.

 

—¿QuĆ© le hiciste a mi padrino, puto?

 

—¿QuĆ© le hice? ¡Mejor dicho, quĆ© me hizo Ć©l a mĆ­!

 

—¿QuĆ© ocurre? ¿Te la metiĆ³ torcida? Ja, ja, ja.

 

—No seas pesado, cabrĆ³n —se riĆ³ Pablo. DespuĆ©s se quedĆ³ mirando a su hermano—. Otto tuvo una conversaciĆ³n conmigo. Me confesĆ³ que preferĆ­a hacerse un lado y poner fin a nuestra aventura.

 

—Ah, caray. Seguro porque te descubriĆ³ follando con David.

 

—No. David hizo lo mismo.

 

—David es un pendejo, no me importa.

 

—¿No te das cuenta?

 

—¿De quĆ©?

 

—David y Otto ahora estĆ”n juntos.

 

—¿Ah? ¿CĆ³mo carajos?

 

Pablo se encogiĆ³ de hombros, extrajo su celular y le mostrĆ³ a su hermano una fotografĆ­a donde David y Otto se tomaban del hombro, cada uno posaba con una sonrisa, el fondo mostraba que estaban en un bar compartiendo.

 

—¡QuĆ© bĆ”rbaro! —dijo SimĆ³n. DevolviĆ³ el celular a su hermano y despuĆ©s se rio a carcajadas.

 

Pablo se cruzĆ³ de brazos y despuĆ©s se echĆ³ a reĆ­r tambiĆ©n.

 

—No sĆ© quĆ© les pasĆ³ a esos dos. Creo que tanto agarrar los genitales de David a Otto le gustĆ³.

 

—¿QuĆ© dices?

 

Pablo se encogiĆ³ de hombros y se echĆ³ a reĆ­r.

 

Torturar los testĆ­culos de David o no, hizo crear una conexiĆ³n especial que comenzĆ³ a crecer dentro de Otto por aquel joven nadador. Por su parte, David creyĆ³ que con Otto tendrĆ­a un buen futuro y una estabilidad mĆ”s sĆ³lida no como con el inmaduro de Pablo. La verdad es que ambos una maƱana se reunieron y decidieron hacer las paces. Compartieron un cafĆ©, sonrisas y decidieron alquilar una habitaciĆ³n en cualquier hotel. Finalmente les gustĆ³ el momento que tuvieron juntos y pactaron seguir repitiĆ©ndolo. La quĆ­mica entre ambos comenzĆ³ a fluir, tanto que prefirieron iniciar una relaciĆ³n mĆ”s cercana.

 

Como la que tambiĆ©n ocurrĆ­a esa misma tarde en la casa que Otto habĆ­a alquilado. Estaba reunido con David para pactar una lucha erĆ³tica. Cada uno estaba usando ajustados calzoncillos. Otto se movĆ­a con su carnoso trasero y David llenaba muy bien su parte delantera. Ambos se sujetaban de los brazos y medĆ­an fuerzas.

 

Otto hizo una mirada de burla justo antes de que su rodilla se levantara contra los desprotegidos testĆ­culos de David con un fuerte golpe. David gimiĆ³ soltando a Otto y retrocediendo para proteger sus doloridas papas.

 

David se quejĆ³, sostenĆ­a sus testĆ­culos. Aquella lucha erĆ³tica y el contacto con sus bolas hizo que su pene se fuera alargando y engrosando hasta formar una carpa en su ropa interior.

 

Otto estaba fascinado por el cuerpo de David. Se quedĆ³ embelesado mirĆ”ndolo de pies a cabeza y no le dio tiempo de reaccionar cuando David se abalanzĆ³ sobre Ć©l y ambos cayeron sobre la cama del seƱor. LlenĆ”ndose de fuerza, Otto pudo dominar a David, envolviĆ©ndolo en sus brazos. El muchacho supo que estaba en posiciĆ³n peligrosa. Mientras los bĆ­ceps de Otto se hinchaban de venas sobre el cuello de David, Ć©l resistiĆ³ el impulso de entrar en pĆ”nico.

 

Como una opciĆ³n de supervivencia, David estirĆ³ la mano por la cadera de Otto y su mano se cerrĆ³ alrededor de sus bolas, apretando sus delicados testĆ­culos hasta que el dolor inundĆ³ las entraƱas de Otto Salinas que gritĆ³ abriendo mucho lo ojos. David hizo rodar las gĆ³nadas entre sus dedos, maravillado por el fuerte ruido de Otto.

 

—¡Mis bolas no, mis bolas no —suplicĆ³ Otto aflojando el agarre sobre David, el muchacho tambiĆ©n soltĆ³ sus doloridas bolas.

 

Otto se quedĆ³ tendido en la cama con la cara arrugada de dolor, mientras David se incorporĆ³, sentĆ”ndose a un lado. Los dos sementales tenĆ­an grandes erecciones levantando su ajustada ropa interior.

 

El momentĆ”neo suspiro de alivio de Otto se atascĆ³ en su garganta cuando sintiĆ³ que la palma de David se envolvĆ­a alrededor de su erecciĆ³n y la apretaba lentamente el pene. El seƱor mirĆ³ con lujuria el contorno grueso de su propia polla.

 

A David se le hizo agua la boca, y su pene se crispĆ³ de solo tomar el falo de Otto Salinas entre sus manos.

 

La mente de Otto se nublĆ³ al sentir que le frotaban el miembro por encima de la ropa, lanzĆ³ un gemido de placer que le durĆ³ poco tiempo, cuando David se apoderĆ³ de sus huevos y comenzĆ³ a apretarlos.

 

No pasĆ³ mucho tiempo antes de que la leche de Otto saliera de su rĆ­gida polla y salpicara su ropa interior. Ambos fascinados observaron como la ropa se empapaba con los caƱones de semen. Incluso una parte de su crema se atreviĆ³ a cruzar la tela. AĆŗn encerrado en el puƱo de David, los testĆ­culos de Otto dejaron de sentirse calientes y llenos, David los dejĆ³ salir de su mano, mientras Otto se encogĆ­a y murmuraba incoherentemente.

 

David se apartĆ³, tenĆ­a el pene muy erecto, parecĆ­a un mĆ”stil guardado en su ropa interior, Otto estaba boca abajo, con su musculoso trasero al aire. David sintiĆ³ un renovado deseo sexual. Y asĆ­ comenzĆ³ a deslizar el calzoncillo de Otto por sus piernas y se bajĆ³ el suyo propio, se posicionĆ³ detrĆ”s de Otto y se preparĆ³ para insertar su pene en su agujero.

 

El seƱor dio un gemido cuando comenzĆ³ a sentir la cabezona verga de David ingresar dentro de Ć©l.

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