Era sĆ”bado por la noche, y Aitor, como de costumbre, se encontraba en una discoteca con sus amigos. Dos chavalas rondaban al joven y decidió irse con una de ellas a los baƱos del local. Una vez allĆ, se encerraron en un aseo individual y comenzaron a enrollarse
—Joder, tronca, como me estĆ”s poniendo— gemĆa Ć©l con cada caricia de ella.
—Y tĆŗ a mĆ, te quiero dentro. EstĆ”s mazo bueno, saca el condón ya que te voy a echar un polvo que te voy a doblar—contestó ella entrecortadamente, mientras le sobaba la polla dura a travĆ©s del jeans y lo besaba salvajemente en boca, cuello, nuez y mordĆa el lóbulo de la oreja.
—No tengo tĆa, pero no importa, yo controlo— respondió Ć©l sobandole las tetas.
—¿En serio? —preguntó la chica alejĆ”ndose un poco.
—Vamos, tĆa, no me vas a dejar asĆ ahora, chupamela por lo menos —se quejó el malote con una expresión de Ć©xtasis en el rostro agarrĆ”ndose los 19cm de polla dura que chocaban contra la bragueta de su pantalón.
—Lo siento, estĆ”s muy bueno y es una pena, pero sin condón paso tĆo — dijo la chica, saliendo de la cabina y dejando en el baƱo a un macarra buenorro y cachondo como un burro.
Aitor salió del baƱo ocultando su erección como podĆa en busca de sus colegas para pedirles un condón, con suerte buscarĆa a la chavala y se la follarĆa bien. Buscó durante unos minutos hasta que un conocido le dijo que se habĆan pirado a otra discoteca.
El joven dejó el local con la polla todavĆa dura con la intención de ir al encuentro de sus amigos, pero por el camino empezó a pensar que igual era mejor ir a pillar algo de costo que fumar primero. Al fin y al cabo no estaba muy lejos de la zona donde se movĆa, asĆ que caminó unas cuantas calles. Siguió caminando y al pasar por la calle de los maricones uno le guiñó un ojo y se acercó a Ć©l.
—Hola, guapo —le dijo mientras le agarraba el paquete.
—¿Pero quĆ© cojones haces? Puto maricón —y le lanzó dos potentes puƱetazos que lo enviaron al suelo—, y si me tocas otra vez, te reviento maricón de mierda— le dijo agarrandolo por los pelos, soltandolo y siguiendo su camino.
—¡Hijo de puta! —le gritó el maricón mientras el chico se perdĆa en las sombras de la noche.
Aitor cruzó la calle y antes de llegar a la plaza pasó por delante de un edificio abandonado con unos 6 chavales en la entrada, le parecieron los tĆpicos pijos niƱos de papĆ” pero de igual forma decidió entrar y preguntar.
—Hey, chavales, ¿tenĆ©is costo? —preguntó el macarra en tono chulesco
—Claro que sĆ hermano, ¿cuĆ”ntos quieres? —respondió uno de los presentes.
A Aitor se le iluminó la cara. ConocĆa a ese tĆo, ese era el hijo de puta que estaba abusando de su hermano en la facultad.
—20 pabos estĆ” bien. Tiene el dinero mi novia que estĆ” fuera esperando, quieres venir o esperas aquĆ? —preguntó el moreno esperando que el rubio fuera con Ć©l.
Caminaron hasta la puerta juntos y al llegar, Aitor empujó fuera a Isma y comenzó a ostiarle. La superioridad fĆsica era evidente, el moreno era un chaval de barrio experto en peleas callejeras y el rubio era solo un pijo que abusaba estando en grupo.
—Te voy a reventar, cabrón— le decĆa el moreno.
—Ahhh— se quejaba el rubio mientras recibĆa puƱetazo tras puƱetazo del moreno.
Aitor estaba fuera de sĆ, le dio una patada en la boca a Isma que lo hizo caer al suelo. En ese momento llegaba la puta, que sin dudarlo un segundo se lanzó contra el moreno y le arañó la cara para defender a su macho vencido. Aitor se la sacó de encima y de un cabezazo la dejó tirada en el suelo, no sin antes gritar y alertar a los demĆ”s que llegaron corriendo. Alex fue el primero en aparecer en escena. Se abalanzó contra su oponente pero no fue suficiente para vencer a aquel guerrero. De un puƱetazo lo envió directo al suelo. Eloy llegó con 3 chavales mĆ”s, los 4 se lanzaron sobre el malote, pero aĆŗn asĆ seguĆa liberĆ”ndose de sus atacantes y enviando puƱetazos a quien se acercara.
La puta, con la nariz ensangrentada y llena de rabia se lanzó sobre la fuerte espalda del macarra y comenzó a arañarle el cuello con sus afiladas uñas. Aitor trataba de quitÔrsela de encima cuando uno de los presentes lo noqueó con un puñetazo en el mentón, que con la puta en su espalda, perdió el equilibrio y fue directo al suelo, oportunidad que aprovecharon todos menos Isma para patearlo.
Isma, todavĆa aturdido en el suelo por la paliza recibida fue ayudado a levantar por Alex mientras Eloy y otro mĆ”s de los presentes, en total 7, sujetaban a Aitor.
—¿QuiĆ©n es este hijo de puta?— Pregunto Isma acercĆ”ndose a Ć©l y dĆ”ndole un puƱetazo en la cara y una patada en las costillas
—Aah — se quejó el moreno emitiendo un gemido corto—. ¿Solo eres valiente en grupo? Vamos 1 a 1, todos vosotros contra mi pero 1 a......
Sus palabras fueron silenciadas por Isma que le propinó una buena patada en el centro de su entrepierna.
—Aaaah, cabrón, mis huevos— gritó Aitor mientras se encorvaba e intentaba librarse de los brazos de sus captores, restregĆ”ndose con sus cuerpos para intentar calmar su dolor.
—¡QuĆ© creias que ibas a llegar por aquĆ con tus musculos y tu pinta de macarra y me ibas a joder? ¿Eh, cabrón? —le gritó Isma mientras le propinaba varios puƱetazos en el rostro.
—Es un hijo de puta, yo lo conozco de la discoteca, pavoneĆ”ndose con las pibas con su panda de amigos macarras —intervino Alex llegando hasta Ć©l y levantĆ”ndole la cara tirĆ”ndole el pelo.
— Pues hoy va a aprender pero bien por hijo de puta —respondió Isma volviendo estallar su pie en los cojones del joven.
—Aaah, Hijo… de… puta. AsĆ no se le pega a un hombre, maricón —se quejó el muchacho sintiendo sus huevos arder. Le dolĆan muchĆsimo. Siempre habĆan sido su punto dĆ©bil
Eloy y el otro muchacho, entre risas, soltaron al malote y se lo pasaron a Ćlex de un empujón, este lo sujetó por la chaqueta de cuero y le clavó la rodilla en la entrepierna, y se lo pasó a Isma.
—Ouch —gimió el macho. Era un trapo en manos de la banda que se pasaban de unos a otros para ostiarle.
Isma lo sujetó, entre risas y burlas y le susurró al oĆdo. —Te vamos a reventar chulo de mierda. ¿Dónde quedó ahora tu chulerĆa? —y le dio un cabezazo lanzandolo al suelo.
—Ooooh, cabrones —gemĆa el moreno arrastrĆ”ndose por el suelo, con dolor de huevos.
—Vamos puta, es tu turno —la animó uno de los presentes.
—Desnuden a este hijo de puta —respondió ella, terminando de limpiarse la sangre de su rostro.
Aitor intentó resistirse pero los huevos le pesaban, le dolĆan tanto que paralizaban el resto de su cuerpo. Los demĆ”s lo sujetaron y le arrancaron la ropa como pudieron, dejĆ”ndolo descalzo y con un boxer rojo. La puta se deleitó mirando a ese macho, marcaba buen paquete, con una mancha en la parte superior, posiblemente de pre semen. Sus abdominales perfectos estaban sudando, probablemente por el castigo que estaba recibiendo. Era un autĆ©ntico macho morboso.
—Esta noche si que voy a disfrutar, este macho es un verdadero semental —recitó ella emocionada propinĆ”ndole un patadón directo a las bolas.
—Aaaah, mis huevos, puto maricon, ay, ay ay — se retorcĆa en el suelo.
—Vamos, levanten a este pedazo de hijo de puta pero dejenlo de rodillas —ordenó Isma, mientras le bajaba las bragas a la puta por debajo de la falda, revelando un rabo largo y duro, lleno de presemen. Se notaba que estaba disfrutando con todo aquello.
Isma se acercó y ató las manos de Aitor a la espalda con las braguitas de la puta, y sujetó su agarre con soga.
—Ahora vas a flipar lo que te espera, chulo de mierda —amenazó el lĆder.
La puta, subida a un escalón, se puso frente al macho preso y dolorido, con el rabo largo y duro apuntando a su cara. Se lo pasó por todo el rostro, dejÔndole los restos de presemen, que no dejaban de salir de su polla. Estaba demasiado cachonda, teniendo a aquel semental de primera allà siendo dominado.
Aitor intentaba resistirse pero sus fuerzas estaban mermadas por el dolor de huevos, sus manos atadas y el resto de captores a su alrededor dirigiendo sus movimientos.
La puta, cuidadosamente, agarró los huevos y la polla del macho a travĆ©s del boxer y los puso encima del escalón. Los ojos del moreno suplicaron pero la sonrisa malĆ©vola de la puta no desapareció, y con fuerza pisó su hombrĆa contra el escalón.
—¡Aaaaaaaah!— se quejó de nuevo el guapo macarra momento que aprovechó la puta para meterle la polla entera en la boca hasta el fondo de la garganta. Intentó zafarse de ella, pero le agarraban la cabeza y le pisaban los huevos.
—Como se te ocurra alguna tonterĆa te corto las bolas y te las pongo en la boca —le amenazó Isma, mostrĆ”ndole una navaja.
Aitor, todavĆa con la polla dentro de su boca, sin poder respirar, humillado, intentaba hablar pero no podĆa, intentaba no ahogarse. Los ojos le lloraban de la presión ejercida y saliva le salĆa por los lados de la boca. Aquella puta le estaba follando la boca sin piedad. Le daba unas embestidas bien duras, sin sacar la polla del todo de su boca, sin dejar de pisarle los huevos y llegando hasta la campanilla con cada embestida. Le daban arcadas que intentaba controlar. La puta estaba tan cachonda que no tardó mĆ”s de 5 minutos en correrse en su garganta, llegando a salirle la lefa por la comisura de los labios.
—Dios, que corrida tan buena —exhaló la puta con la polla todavĆa dentro de la boca. Tan pronto como la sacó y dejó de aprisionar los huevos con el pie, Aitor comenzó a vomitar.
—Hijos de puta, cabrones —lloraba el macho en el suelo.
Los demĆ”s reĆan y se burlaban, mientras lo pateaban sintiĆ©ndose humillado.
—Mirad al malote, al tĆo duro, donde estĆ” ahora el chulo que llegó? Jejejejeje —se burló Alex.
—Ahora no es mĆ”s que un chupa pollas. Alex, ven, dale de mamar que tĆŗ eres el que tiene un rabo mĆ”s grande y gordo, quiero que se atragante. AĆŗn no hemos acabado con este hijo de puta, este se va a arrepentir de haberme dado de ostias —ordenó Isma.
—Eso, marica, dale de mamar a un tio —se burló Eloy.
—Oye Isma, no quiero, dale biberón tĆŗ si te apetece —se negó Alex.
—¿Acaso crees que no? A este cabrón le dejo mi lefa en la garganta, a este cabrón le vamos a follar la boca todos —amenazó el rubio acercĆ”ndose mientras se sacaba la polla completamente dura, pisĆ”ndole los huevos a Aitor tal como la puta habĆa hecho minutos atrĆ”s haciĆ©ndole gritar de dolor.
—No, no, hijo de puta. Te voy a matar, juro que te vas a arrepentir —en ese momento fue callado con un nuevo pisotón y 17cm de carne dura.
Se la metió hasta el fondo y le folló la boca como la puta, pero Isma tardó mÔs en correrse mientras le daba cachetones en la cara.
—Hijo de perra, a mi se me respeta. ¿QuĆ© querĆas, robarme? Vas a flipar, perra. Chupa polla puta, chulo de mierda —le decĆa el lĆder sin dejarlo apenas respirar, atragantandolo y produciĆ©ndole arcadas.
Aitor estuvo varias veces a punto de volver a vomitar, le metĆa la polla hasta el fondo de la garganta.
—Oooooh, joder, ostias, que gustazooo, me corro, joder me corro, oooooh, tu turno Alex —bramó el lider sacando la polla de la boca del chulo, que ya no podĆa mĆ”s, le dolian las comisuras de los labios, los huevos , le costaba respirar y le lloraban los ojos.
Aitor no vomitó esta vez pero se sentĆa humillado y avergonzado, estaba lleno de rabia. Alex con sus 20 cm de polla circuncidada bien marcada en su pantalón, se acercó y con la misma tĆ©cnica le obligó a comĆ©rsela. De vez en cuando le sacaba el rabo de la boca para dejarlo respirar y aprovechaba para darle toques en la cara.
—Toma maricón, te voy atragantar, traga rabo cabrón.
Alex volvĆa a sacar su pollón para golpearlo en la cara y dejarle los restos de sus propias babas y pre, pero sin dejar de pisarle las bolas.
Alex era el mĆ”s rubio de los presentes, y el que mĆ”s Ć©xito tenĆa entre las chicas, sus ojos azules se entrecerraban de placer y antes de correrse, le sacó la polla de la boca.
—Me corro perra, me corro ya, aaaaaah —y le soltó toda la lefada por la cara, restregĆ”ndosela con la mano. Los demĆ”s se reĆan y se burlaban.
Uno por uno le follaron la boca dejÔndole la lefada en la garganta, excepto Alex que se corrió en su cara. Aitor estaba derrotado, vencido completamente, emitiendo gemidos de dolor cada vez que le pisaban los huevos contra el escalón.
—Este hijo de puta va a aprender a respetar a los que somos de clase superior —intervino uno de ellos.
—Porque no lo dejamos en la calle de enfrente para que lo usen? Lo vi en una pelĆcula y mola la ostia —propuso jocoso Eloy.
—Mola, dejaremos un mensaje y que hagan lo que quieran, pero mejor si lo dejamos cachondo —dijo Isma mientras le centelleaban los ojos de la emoción.
—¿Cachondo? Eso es imposible, estĆ” hecho una mierda, lo hemos reventado —aƱadió Alex mirando como Aitor se revolcaba por el suelo.
—Con ayuda, puta trae tu bolso —ordenó el lĆder rebuscando en el bolso y sacando un par de pastillas. Le obligaron a tragarselas tapĆ”ndole la nariz.
Aitor, todavĆa con las manos atadas, y en posición fetal, comenzó a sentir calor, pese a estar en boxer y empezó a notar como la polla se le ponĆa cada vez mĆ”s dura.
—¿QuĆ© me habĆ©is dado cabrones?
—Un par de viagras para que tus admiradores se queden contentos —respondió Alex burlón.
Isma se acercó al desdichado malote y lo levantó del suelo. Entre todos lo cargaron hasta la calle de enfrente, donde lo ataron a dos postes con los brazos en cruz, en boxer y con una erección tan potente que se le salĆa la cabeza por un lateral del boxer
—Hijos de puta, no me dejĆ©is aquĆ. Os voy a reventar uno a uno, cabrones —amenazaba el muchacho a la banda siendo consciente de donde y como lo dejaban
—AquĆ van a saber quĆ© hacer contigo, maricón —le espetó Eloy antes de calzarle una patada en los huevos.
—Si dejamos asĆ a este pedazo de semental, no va a durar mucho, lo van a destrozar —dijo la puta observando el musculoso cuerpo del guaperas estimulando su miembro duro a travĆ©s del boxer.
—Jejejejeje, va a ser el juguete de cualquier depravado —rió Alex.
—Aaaaaaah, carbrón, maricón —gimió Aitor, dejando caer el peso de su cuerpo sobre la soga que lo sujetaba por las muƱecas.
Alex se puso delante del joven para darle una buena hostia pero Isma le clavó una patada en los huevos desde atrÔs y lo envió directo al suelo.
—Aaaaah, ¿por quĆ©? —sollozó el rubio retorciĆ©ndose.
—¿QuĆ© creĆas, que me ibas a robar una piba y no te iba a pasar nada?
—Ohhh, mis huevos tio, te has pasado —se quejaba el rubio desde el suelo.
Isma se abalanzó sobre él y con fuerza le retiró la mano de su entrepierna para apoderarse de ella.
—Aaaah, Isma tio, para, aaaah mis bolas cabrón, aaah , suelta, suelta tĆo por favor —lloriqueaba el pandillero desde el suelo.
— Hoy vas a aprender que si me jodes te jodo. Desnuden a este cabrón y atenlo al lado del macarra chupa pollas —ordenó el lĆder.
—Vamos tĆo, es nuestro colega, ¿cómo vamos a hacer eso? —intervino uno de ellos.
—Que se joda, ¿quien le manda? AdemĆ”s el otro dĆa me sujetó para que la puta me balbusteara y todavĆa me duelen los huevos. Que se joda —respondió Eloy, llegando hasta Ć©l y luchando por dejarlo descalzo y en boxer.
—No, tronco no, por favor —Alex intentó resistirse pero la puta lo sujetó por los huevos y apretó sin piedad clavando las uƱas en ellos—. Aaaah mis huevos, suelta, suelta por favor, me duelen, por favor, aaaaah.
Una vez de la misma guisa que Aitor, fue levantado y atado en el poste de al lado, le obligaron a comerse 2 viagras y los dejaron abandonados y atados en boxer y con los rabos duros de madrugada en la calle de cruising sado gay.
—Hey cabrones, hijos de puta, no me dejĆ©is aquĆ, cabrones!!! Isma!!!! Hijo de puta!!! —gritaba Alex desesperado. Irónicamente, minutos atrĆ”s se burlaba de la suerte que correrĆa Aitor y ahora se encontraba como Ć©l.
Alex luchaba con todas sus fuerzas por librarse de la soga que lo mantenĆa cautivo. Estaba desesperado, se revolvĆa sobre sus ataduras gritando y maldiciendo a sus amigos, sin darse cuenta que asĆ lo que hacĆa era llamar mĆ”s la atención.
Aitor por su parte, estaba destruido, golpeado y sin respiración, dejaba su cuerpo sudoroso y brillante caer sobre sus ataduras. Los huevos parecĆan que le iban a explotar. Normalmente un toque de broma jugando con sus hermanos ya lo dejaba fuera de juego, aquello era demasiado para Ć©l. Se concentraba en recuperar el ritmo de su respiración. Su erección era tan potente que hasta le dolĆa.
No pasaron mƔs de 10 minutos para que la primera visita apareciera. Dos maricones vestidos de cuero llegaron hasta ellos, guiados por los improperios de Alex.
—Vaya, vaya, a ver lo que tenemos aquĆ —rio uno de ellos posicionĆ”ndose detrĆ”s de los muchachos.
—Beltran, estamos de suerte esta noche. Alguien nos ha dejado unos regalitos, esto va a compensar tu noche
—Mi noche se acaba de arreglar ahora mismo. Hola guapito, asĆ te querĆa ver, pedazo de cabrón!! Te acuerdas de mĆ? —respondió BeltrĆ”n acercĆ”ndose hasta Aitor para acariciarle la polla.
Aitor levantó la cabeza y se encontró de frente al tĆo al que le habĆa dado de ostias en el camino, algunas horas atrĆ”s.
—Mierda, oye tĆo, escucha, perdona —se disculpó el guaperas.
BeltrĆ”n miró al cartel que habĆan dejado escrito Isma y los suyos, sonrió y le metió un patadón directo a las bolas, duro, preciso.
Aitor abrió la boca muchĆsimo y cerró los ojos con fuerza sin emitir ningĆŗn sonido. Sus huevos se deformaron contra la pelvis con la potente patada. El joven se agarraba a la cuerda y mantenĆa la boca abierta.
—Lo acabas de aniquilar, soldado —se rió su amigo mientras restregaba su erección en su culo.
Alex observaba como dominaban al macarra sin decir nada, intentaba no llamar la atención.
—Ahora, ¿quĆ©? ¿Eh, cabrón? ¿QuiĆ©n va a reventar ahora a quiĆ©n? Mira como te han dejado. AsĆ te querĆa tener —siguió BeltrĆ”n increpando al moreno con tono duro y frĆo. Lo agarró por los huevos y apretó bruscamente.
—Noooo, aaaaaaah, joder, cabrones, mis huevos, mis huevos, cabrón, ahhhhh, no puedo mĆ”s —gritaba el macho revolviendose sobre sĆ mismo mientras sentĆa la sucia erección de su amigo en el culo.
—A este le vamos a dar pal pelo esta noche —intervino el amigo de BeltrĆ”n.
—¿No prefieres cogerte al otro para ti solo, Orlando?
—Este estĆ” mĆ”s bueno, y se le ve mĆ”s macho, me pone a mil la idea de dominarlo entre los dos delante de su amigo. Mira como van de cachondos —respondió Orlando agarrando con la mano derecha la polla dura de Aitor y jugueteando con ella.
—Oye… tios… soltadme… me irĆ© sin problema… por favor — rogó el moreno entrecortadamente.
—Voy a follarte el culo— le susurró Orlando al oĆdo presionando su paquete sobre el culo de Aitor, y empezando a bajarle el boxer.
—Nooooo, por favor, nooooo. ¡Por favor! ¡¡Cabrones!! No no —Aitor comenzó a revolverse nervioso contra las cuerdas, veĆa su masculinidad y hombrĆa peligrar. Estaba tan desesperado como Alex al principio.
—Ahora suplicas, hijo de puta, chulo de mierda —le gritó BeltrĆ”n dĆ”ndole otra certera y potente patada en su zona mĆ”s sensible.
—Aaaah, hijo de puta, juro que te voy a matar, cabrón, hijo de puta… — gritaba y sollozaba el chulo lleno de dolor e ira, se bababa mientras gritaba.
Beltran esperó que se callara y de igual manera, volvió a maltratar su hombrĆa. Aitor, gimió y dejó caer su peso muerto hacia delante, siendo sujeto por las cuerdas.
—Ahora vas a saber lo que es un macho de verdad —le dijo Orlando justo en el momento en el que se la metió de un golpe sin dilatar.
—Aaaaaaaaaaaah, noooooooooooo —gritó el apuesto malote como si de un animal se tratara. Nunca le habĆan metido nada por el culo y aquella era una polla considerable entrando de golpe y sin lubricar ni dilatar.
Aitor lloraba sintiĆ©ndose humillado, despojado de su hombrĆa y con un dolor descomunal. Con cada embestida sentĆa mĆ”s dolor.
—Vamos, eso es, fóllate a este hijo de puta, que grite, que se joda — animaba BeltrĆ”n mientras observaba la follada.
—No… por favor… para… para… hijo de puta… me duele… cabrón… nooooo… por favor —lloriqueaba ahora el macarra.
— SĆ© que te duele y eso me gusta mĆ”s. Te voy a dejar mi lefa en las entraƱas, putita. Que gusto BeltrĆ”n, se nota que a este no le habĆan abierto el ojal, que culito tan apretado cabrón —le respondió Orlando acelerando el ritmo de la follada.
—Para… hijo de puta… cabrón… te voy a matar, por favor… para —Aitor gritaba preso del dolor y la desesperación, lloraba y mezclaba insultos y amenazas con sĆŗplicas.
—Oooooh, aquĆ viene, putita, aqui viene, me corro ostias, aaaaaaaaah —gimió Orlando echando su cuerpo hacia atrĆ”s y disfrutando del orgasmo.
Orlando le sacó la polla del culo apretado, dejando su corrida dentro. Aitor lloraba y los maldecĆa. BeltrĆ”n se acercó a Ć©l, y le bajó el boxer, revelando una gruesa polla de 19 cm apuntando al cielo.
—Calla, maricón, deja de lloriquear, no puedes estar mĆ”s cachondo, mĆrate la polla. Ahora vamos a hacer lo que tenĆamos que haber hecho desde el principio sin tener que llegar a esto —le dijo abofeteando su rostro, poniĆ©ndose de rodillas y comenzando a chuparle la polla.
—Ooooh —gimió el guapo muchacho entre sollozos y dolor de huevos con el culo roto.
—¿A ti quĆ©? ¡¿Te pone cerdo mirar? —preguntó Orlando a Alex seƱalando su erección.
Antes de que el rubio pudiera responder, le calzó una patada en los huevos que lo hizo gritar de dolor.
—Aaaaaah, maricón hijo de puta, aaaaaah, mierda, mis bolas.
BeltrĆ”n por su parte no paraba de chuparle la polla, Aitor se estremecĆa de placer y jadeaba con cada lamida de glande. Al fin y al cabo le estaban haciendo una muy buena mamada. De vez en cuando el rapado oprimĆa las bolas del moreno para hacerlo sufrir.
—Aah… tĆo… por favor… mis huevos… suĆ©ltame los cojones… por favor — sollozaba Aitor entre el dolor de huevos y el placer de la mamada.
—PensĆ”ndolo mejor, igual me follo a este rubito tambiĆ©n —informó Orlando agarrando fuertemente a Alex por las pelotas.
—Aaaaah… maricón… mis bolas… aaah, tĆo… para… para —ahora era Alex el que empezaba a sollozar.
Orlando se puso detrÔs suyo y comenzó a rozar el paquete flÔcido, haciéndolo empezar a crecer de nuevo.
—No, por favor, tĆo, follate a ese cabrón otra vez, a mi no tĆo, por favor —rogaba el rubio.
—Pero mira como estĆ”s, te mola todo esto —se excusó el amigo de BeltrĆ”n agarrĆ”ndole el rabo y sacĆ”ndoselo del boxer—. Vaya, tu amigo estĆ” mĆ”s bueno y tiene buena polla, pero la tuya es todavĆa mayor, grata sorpresa —le contestó el violador dejĆ”ndole fuera 20cm de carne dura.
—TĆo, me corro, no aguanto mĆ”s, me corro tĆo, aaaaah —anunció Aitor cediendo a la perfecta mamada, soltando todo el veneno en la boca de Beltran.
El joven se quedó extasiado, jadeaba y habĆa por fin vaciado los cojones que era lo que buscaba desde que comenzó la noche.
—Eres un hijo de puta, te has corrido en mi boca —gritó el rapado levantĆ”ndose y clavando la rodilla en la ingle.
—Aaaaaah, ¡¡¡cabrón!!! TĆo, por favor, ¡basta ya! —suplicó el macarra con lĆ”grimas en los ojos cuando empezó a oĆr los gritos desesperados de Alex al ser follado sin piedad por Orlando.
Aitor se sentĆa desdichado, los huevos le pesaban y le dolĆan como nunca, habĆa llegado envalentonado a darle una lección al mierda de Isma y no solo le habĆan dado una buena paliza, sino que tambiĆ©n le habĆan roto el culo.
—Mientras sigas cachondo y empalmado como un toro, seguirĆ© domĆ”ndote, perra —respondió BeltrĆ”n agarrando de nuevo el miembro del macarra comenzando a masturbarlo.
Al muchacho le dolĆa la polla de lo dura que la tenĆa. BeltrĆ”n se aferraba a sus huevos hinchados tratando de exprimirlos
—Quiero todo el jugo.
—Aaaaaah, tĆo, por favor, aaaaaaah.
Orlando al unĆsono se follaba al pobre Alex como un salvaje, como si llevara meses sin follar. Alex gritaba y lo maldecĆa. Lloraba desconsolado con cada embestida.
—Noooo… por favor… para ya… para ya… me estĆ”s destrozando… Aaaaah.
BeltrĆ”n comenzando a mostrar piedad por el despojo del cuerpo que tenĆa enfrente, viendo que apenas podĆa tenerse en pie. Le soltó los huevos y dejó de pajearlo.
—Oooh —se quejó el muchacho gimiendo, sintiendo cierto alivio.
—Quiero follarte, y entonces me irĆ© y te dejarĆ© —anunció el rapado.
—No, hermano, por favor, dĆ©jame ya, sueltame y dejame ir, te doy mi palabra que no te buscarĆ©. Por favor —rogó desesperado Aitor, esforzĆ”ndose para conseguir hablar por el dolor de bolas.
—Que supliques me la pone aĆŗn mĆ”s dura —le susurró morboso dejando ver una monstruosa polla llena de venas.
Aitor sintió pÔnico al ver el tamaño de esa verga, y sobre todo el grosor. se revolcó entre las ataduras pero hasta eso le avivaba el dolor de cojones.
—Oh vamos tĆo, por favor, me vas a destrozar. No, por favor —suplicó nervioso el chulo de barrio.
Orlando habĆa terminado ya de follarse a Alex y de correrse dentro. Alex continuaba llorando y maldiciendo a todo el mundo. Orlando lo cayó dĆ”ndole una patada en las bolas desde atrĆ”s
—Aaaaah.
BeltrĆ”n se colocó en la retaguardia y empezó a frotarse con Aitor. El joven sentĆa ese trozo de carne duro entre sus nalgas. No podĆa creer que le fueran a romper el culo otra vez. Intentaba darse la vuelta, pero no podĆa. BeltrĆ”n al menos estaba teniendo el detalle de meter 2 dedos primero para intentar dilatarlo. AĆŗn asĆ, le sacó los dedos y lo embistió de golpe y de una estocada.
—Ahhhhhhhhh, Hijo de la gran puta!!! Maricón de mierda!!! Ahhhhhh, cabrón!!! —gritaba Aitor con lĆ”grimas en los ojos.
—Ohhh, quĆ© razón tenĆas Orlando, quĆ© culito tan prieto el de este cabrón —exclamó el rapado ignorando las quejas de su presa.
Empezó a moverse rÔpido, rudo y preciso. Le sacaba un poco la polla para volver a insertarla de un golpe. Le llegaba hasta las entrañas.
—Ahhhhh, joder, me estĆ”s reventando, tio, para por favor, ahhhhhh —lloraba el malote.
BeltrĆ”n lo agarró por el cuello desde atrĆ”s y empezó a bombear como poseso, empezó a oĆr voces en grupo y se obligó a terminar antes de lo que le hubiera gustado.
—Me corro, perra, voy a preƱarte toda, ahhhh —le susurró al oĆdo del joven y comenzó a tener espasmos mientras le baƱaba las entraƱas con su lefa.
—AhĆ vienen niƱatos, seguramente a meterse con nosotros. QuĆ© sorpresa se van a llevar cuando vean a dos de los suyos —le espetó BeltrĆ”n a su amigo, le subió el bóxer a su vĆctima, le frotó una vez mĆ”s el miembro para asegurarse que seguĆa duro y se fue junto a su amigo.
—La próxima vez, seguro que eres mĆ”s amable —le dijo a Aitor antes de irse dando una palmada en los huevos, haciendo al joven gemir, aunque no fuera un golpe muy duro.
Los dos maricones se fueron y el unico sonido que rompĆa el silencio eran los lloros de Alex y la voces de un grupo de chicos que se acercaba a ellos. Aitor permaneció callado casi sin poder respirar, divisó al grupo de jóvenes, efectivamente se trataba de un grupo de niƱatos de unos 16/17 aƱos. Los vieron y fueron hasta ellos
<mierda> pensó Aitor
—Que os pasa troncos, estĆ”is bien —preguntó uno de ellos riĆ©ndose.
—Vaya, asĆ que ahora no estĆ”s con tus amigos y no te puedes defender, eh, cabrón —espetó un marroquĆ dirigiĆ©ndose a Alex.
—Oye tio, perdona, estoy hecho mierda, sueltame y dejame ir, hermano —suplicó el rubio que todavĆa tenĆa la polla por fuera del boxer apuntando al cielo.
—¿QuiĆ©n es este pringado? —preguntó el mĆ”s pequeƱo.
—Este hijo de puta fue quien nos ostió a tu hermano y a mi de fiesta. Este cabrón y sus amigos siempre nos roba —explicó el marroquĆ, que seƱalo al cartel que habĆan dejado Isma y sus amigos antes de irse, sonrió y lo leyó en alto:
—PatĆ©anos las bolas, y Ćŗsanos como quieras —sonrió y sin pensarlo pateó su objetivo. La polla de Alex, dura y por fuera del boxer rebotó con la patada.
—Ahhhhh, mis pelotas, hijo de perra, moro de mierda!!!
—Te vamos a reventar, rubito —contestó el mĆ”s pequeƱo que empezó a darle puƱetazos en la cara y rodillazos en los huevos.
El grupo parecĆa no reparar en Aitor, estaban todos concentrados en darle una lección, Alex que en principio gritaba de dolor, ya apenas le salĆan palabras mĆ”s que gemidos. Todos, excepto una chica que iba con ellos y un maricón. Los dos, no le quitaban los ojos de encima al guapo semental. El maricón comenzó a rozarse el culo por el paquete del joven atado, duro como una piedra. Ella empezó a frotar el pene con movimientos rĆtmicos. Por alguna razón, ver a Alex ser dominado y ostiado y el cansancio de toda la noche, hicieron que el muchacho se perdiera en sus sensaciones y como drogado y extasiado comenzó a disfrutar de aquello, al fin y al cabo no le estaban maltratando las bolas.
—¿Y tĆŗ quĆ© haces aquĆ machote? —preguntó el marica frotĆ”ndose con Ć©l.
—Ohoh —gimió el macarra—. Es una larga historia, pero soltadme, por favor —gemĆa el moreno.
—Primero hemos de probar esto, ¿no crees? —le preguntó la chica al marica, antes de que ambos se arrodillaran y comenzaran a hacerle una mamada.
Ella le chupaba toda la polla, Ć©l se centraba en sus enormes pelotas, de vez en cuando cambiaban y volvĆan a su postura inicial.
—Ohh joder, ostias, como mamais, soltadme, por favor chavales —volvió a susurrar el moreno entre gemidos.
Después de 10 minutos de intensa mamada el joven cedió y comenzar a soltar chorros de lefa sin avisar.
—Ahhhh, joder…
Sus dos nuevos amantes se esforzaron por tragarse todo aquel manjar de macho.
—Si te suelto serĆa solo para que me follaras bien —confesó ella visiblemente cachonda.
—Te voy a dar pero bien, nena, tĆŗ solo suĆ©ltame —mintió Aitor, estaba hecho mierda y no creĆa poder follarsela en condiciones. AdemĆ”s no sabĆa su edad y parecĆa ser menor de edad.
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Ella deseosa de macho, comenzó a desatar las cuerdas que capturaban a ese toro salvaje, cuando uno de los que le estaban dando una paliza a Alex llegó hasta ellos
—Alicia, no, ¿quĆ© haces? Si estĆ”n juntos es que son amigos. Si lo sueltas vendrĆ” a jodernos.
—Pero mira como estĆ”, por muy fuerte que sea, no podrĆa con todos nosotros, estĆ” hecho mierda —intervino el maricón.
—Escucha, chaval, yo no tengo nada que ver con ese hijo de puta. Por mi como si acabĆ”is con Ć©l, es mĆ”s, lo joderĆa yo mismo si estuviera suelto, si estoy aquĆ es por su culpa —se defendió el moreno intentando convencer al mĆ”s pequeƱo de todos para que lo soltara.
—Que lo demuestre, lo soltamos pero con la condición de que ostie y joda al rubio —dijo el maricón.
—De acuerdo —contestó el pequeƱo del grupo, mirando para Aitor y lanzandole un patadón demasiado duro para la edad de aquel niƱato
—Aaaaaah —bramó de nuevo el moreno.
—SuĆ©ltalo ahora, y usa la cuerda para atarle las manos a la espalda —ordenó el enano—. Si cumple lo dejaremos ir.
Una vez soltaron sus ataduras del poste, se desplomó en el suelo como un saco de patatas, entre 3 niñatos fue manipulado para atarle las manos atrÔs.
<<puto niƱato, casi me rompe los huevos>> pensaba el macarra para sĆ. levantaron entre todos al chico del suelo, lo llevaron hasta Alex, lo colocaron detrĆ”s de Ć©l, le bajaron el boxer rojo de nuevo dejando su nabo duro a pocos centĆmetros del rubio que estaba semiconsciente de la paliza que le habĆan dado.
—Fóllatelo —le ordenó el enano.
Aitor, sonrió de medio lado y lleno de ira pensando en todo lo que le habĆa pasado esa noche y sin pensarlo le metió la polla hasta los huevos. De una sola embestida, tal como le habĆan hecho a Ć©l
—Hijo de puta!!! ahora me toca a mi joderte pero bien!! puto hijo de puta!!!! —le gritaba el macarra al rubio con cada dura embestida.
—Aaaaah, hermano por favor para, me quema, duele, por favor, para para para, aaaaaaah —lloriqueaba mientras los demĆ”s se reĆan y lo grababan con el móvil.
—Si me soltĆ”is los brazos podrĆ© destrozarlo de verdad —dijo el moreno dirigiĆ©ndose al enano, que fue hasta Ć©l y le soltó las manos desatando los nudos.
Ahora sĆ, una vez liberado totalmente, agarró a Alex por las caderas y comenzó a follĆ”rselo salvaje, le dolĆan las pelotas con cada embestida pero la rabia del animal herido era mayor. Le ponĆa la polla raspando la apertura y se la metĆa de nuevo, sin piedad, causĆ”ndole todo el daƱo que podĆa.
—Aaaaah, para hijo de puta, para por favor, no puedo mĆ”s, te entregarĆ© a Isma, pero para por favor, aaaaah.
Aitor le dió unas cuantas embestidas mĆ”s igual de duras y se corrió como un animal en celo. Sacó la polla todavĆa dura como una roca, se puso el boxer marcando paquetón y caminó hasta los chavales.
—No tendrĆ©is pelas o algo de ropa, estos cabrones me dejaron aquĆ asĆ con lo puesto —aclaró el muchacho.
Los niñatos le dieron una chaqueta, caminó hasta Alex y le pateó los huevos con toda su rabia, aunque eso le provocó también dolor a sus bolas.
Alex abrió la boca sin emitir sonido y se quedó colgado inerte de sus ataduras, los chavales se rieron a carcajadas y siguieron su camino acompaƱando a Aitor que por algĆŗn motivo se habĆa convertido en una especie de hĆ©roe para ellos.
—AĆŗn quedan un par de horas hasta que amanezca, solo espero que aparezcan mĆ”s pervertidos por aquĆ y te destrocen el culo hijo de puta —le espetó el macarra mientras le escupĆa en la cara y se piraba con los muchachos.
De camino, divisó a lo lejos a dos tĆos que le parecĆan similares, uno rapado de unos 35 aƱos bastante fibrado y moreno, parecĆa marroquĆ y otro de misma edad, culturista y de pelo rizado corto, los reconoció enseguida. Eran BeltrĆ”n y Orlando que parecĆan observar a lo lejos, esperando el momento exacto para volver. Alex, seguĆa sollozando atado a aquel poste, en boxer negro con el rabo duro efecto de la viagra que le obligaron a tomar sus propios amigos, y con el culo roto.
Gracias por la historia. Es buenĆsima, de verdad, perfecta de principio a fin š
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