Rafael y los gamberros - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

7 jul 2023

demo-image

Rafael y los gamberros

Rafa%20y%20los%20gamberros


35ceb4b856472827f79f662198467de5
Rafael Chacón asistía a la universidad en la facultad de Odontología, todos los días se levantaba temprano para ir a sus clases. Esa mañana su vehículo estaba averiado por lo que tuvo que asistir a la casa de estudios caminando, pero para llegar a la universidad tenía que pasar por una zona un poco peligrosa.


Mientras caminaba por la calle, un grupo de gamberros lo interceptó. Eran cinco chicos que parecían estar buscando problemas. Rafael intentó pasar de largo, pero uno de ellos lo detuvo.


—Eh, tĆŗ —dijo el muchacho mĆ”s alto del grupo y el que parecĆ­a el lĆ­der—. ĀæA dónde vas?


—A la universidad —respondió Rafael, tratando de mantener la calma.


—¿Y quĆ© llevas ahĆ­ en esa mochila? —preguntó otro vago, seƱalando lo que el rubio llevaba en su espalda.


—Sólo libros —dijo Rafael, intentando convencerlos de que no tenĆ­a nada de valor, a excepción de la pequeƱa tableta.


Pero los gamberros no parecían creerle. Uno de ellos intentó arrebatarle la mochila, pero Rafael se la quitó de encima y le dio un empujón.


—Eh, tranquilo —dijo el malandrĆ­n mĆ”s alto—. Sólo queremos ver quĆ© llevas ahĆ­.


Rafael sabía que si se quedaba, las cosas no iban a terminar bien. Así que decidió salir corriendo. Los gamberros lo persiguieron, gritando y riendo a su alrededor.


Rafael Chacón corrió y corrió, hasta que llegó a un callejón del que pronto se dio cuenta de que no tenía salida, pensando que estaba atrapado.


Los gamberros llegaron pocos segundos despuƩs, riendo y burlƔndose de Ʃl.


—¿QuĆ© pasa, rubito? —dijo el vago mĆ”s alto—. ĀæTe has quedado sin escapatoria?


Rafael estaba asustado, pero decidido a no dejar que lo intimidaran. Tomó una postura firme, listo para enfrentarlos.


—Dejen de joder —dijo con voz firme—. No tengo nada que les interese.


—¿Ah, no? —dijo el chico mĆ”s alto, avanzando hacia Ć©l—. Pues yo creo que sĆ­.


Los demÔs gamberros se acercaron también, formando un círculo alrededor de Rafael, sabía que estaba en desventaja ante el número de vagos, pero no iba a dejar que lo atacaran sin luchar.


—Queremos tu dinero —dijo el mĆ”s alto, sacando un cuchillo de su bolsillo—. Y si no nos lo das, te lo vamos a sacar a la fuerza.


Rafael miró a los gamberros a su alrededor y les dijo con firmeza:


—¿Quieren pelear? Estoy listo.


Los vagos se miraron entre sí, sorprendidos por el atrevimiento del guapo rubio. El chico mÔs alto avanzó de nuevo, apuntando con el cuchillo.


Rafael se movió rÔpidamente, esquivÔndolo y golpeando al líder en el estómago, el muchacho gruñó doblÔndose, el cuchillo escapó de sus manos y Rafael lo pateó haciéndolo rodar lejos en el suelo. Los demÔs gamberros intentaron atacar también, pero él se defendió con habilidad, evadiendo los golpes y respondiendo con puñetazos y patadas.


Todo iba muy bien, aunque había recibido algunos golpes en el cuerpo sin mayor daño, una patada conectó con su entrepierna desde atrÔs.

FKYM08~2

Los ojos de Rafael se abrieron dejando escapar un largo gemido. Se dobló agarrÔndose los huevos y unas fuertes manos tomaron sus brazos y los llevaron tras su espalda.


—DĆ©jenme, dĆ©jenme.


El líder de los gamberros se acercó a Rafael y levantó su rodilla, embistiéndola entre sus muslos.


Rafael dejó escapar un gruñido.


El líder de los gamberros sujetó los testículos de Rafael con ambas manos y comenzó a apretar, presionando sus pulgares profundamente en el centro carnoso de los frÔgiles huevos.


Rafael gimió de dolor, ademÔs de eso una gorda erección comenzó a hinchar su pantalón.


El líder siguió aplastando las sensibles papas de Rafael, haciendo que el rubio gimiera mientras se retorcía en la llave de su captor.


Una potente voz resonó en el pasillo:


—”Alto ahĆ­! ĀæQuĆ© pasa?


Instintivamente Rafael sintió un alivio tan pronto le soltaron los cojones. El líder rufiÔn retrocedió mostrando las manos en alto.


Tres policĆ­as llegaban hasta ellos con sus armas en alto.


—¿QuĆ© ocurre? —preguntaba el oficial Erick Malverde.

fardados_e_sem_farda-20062023-0001

—Nada, nada —se burlaba el mĆ”s alto de los vagos.


Rafael estaba arrodillado con las manos en la entrepierna haciendo muecas de dolor. El policía Malverde se acercó a él, conocía al muchacho por ser sobrino de su amigo Pablo:


images
—Estos hijos de puta me querĆ­an robar —confesó Rafael sobĆ”ndose los testĆ­culos.


Erick Malverde observó a los jóvenes delincuentes con mirada feroz. 


—Esposen a esos muchachos —ordenó, mientras colocaba un brazo protector sobre Rafael. 


Era verdad que habƭa llegado ahƭ prƔcticamente para salvarlo.

homensnapolicia-20062023-0001



1 comentario:

  1. blank

    Vi hoy que empezaste una nueva historia de Malverde. Espero que algĆŗn dĆ­a Castillo se vengue de los grandes huevos peludos de Malverde.

    En esta historia, Malverde es un héroe, pero ¿su arrogancia lo llevarÔ nuevamente al peligro?

    Cuando comienzas tu blog de vaqueros, tal vez Malverde pueda ser capturado por ladrones, que quieren convertir al orgulloso toro, Malverde, en un novillo de "polla flƔccida".

    Buena suerte con tu nuevo blog! ”Y gracias por las historias!

    ResponderBorrar

Pages

undefined