-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Cinco dias bastaron para que Arkadia volviera a sumirse en el caos esta vez con la lucha desenfrenada del ejercito oficial de Badia contra la resistencia comandada por el principe Franko que por tradición familiar debĆa retomar la corona del reino, Ć©l y su gente estaban apoyados por las fuerzas armadas de Nilo el desĆ©rtico paĆs que aportó la mayor y mejor fuerza militar.
La estrategia para iniciar la guerra que tomó por nombre 'El Rescate' se inició por la toma del principal puerto de Arkadia, ahà sorpresivamente en la madrugada inmensos buques nilenses iniciaron un encuentro contra las fuerzas de Badia.
Cuando lograron asaltar el puerto y recuperar el terreno Franko envió una videograbación a la televisión mundial pidiendo a la ciudadanĆa que salieran a las calles para luchar por la soberanĆa y la independencia de la nacion.
Entretanto la ciudad portuaria era tomada completamente por la resistencia, en la ciudad capital se armaban hasta los dientes para que la corona del paĆs invasor siguiera manteniĆ©ndose en el poder pero la fuerza de la resistencia avanzó sin miedo, el pueblo civil de Arkadia y su antigua fuerza militar iniciaron combate contra los enemigos badianos.
Franko no se quedó atrÔs y acompañado de su equipo se trasladaron por las regiones en busca de la recuperación del territorio, ganando mÔs adeptos y teniendo bajas entre sus fuerzas.
Rocco el presidente del parlamento habĆa sido reconocido el capitĆ”n de la misión de rescate y se encargó de dar la batalla en la ciudad capital mientras Franko y sus aliados se abrĆan paso hasta ella.
En pocos dĆas la ciudad de Arkadia volvió a sumirse en llamas, los grandes y majestuosos edificios lucĆan abandonados y destruidos, en las calles habĆan muertos tanto de Arkadia, soldados de Nilo y de Badia. En la atmósfera habĆa humo y llamas, escombros adornaban las calles y los escorpiones blindados se enfrentaban a fuego abierto contra los tanques acorazados de Nilo y Arkadia.
Cuando Franko llegó a la ciudad capital desde la clandestinidad envió un nuevo mensaje a los ciudadanos pidiendo mĆ”s lucha y resistencia porque el triunfo estaba cerca. El mundo entero se pronunció exigiendo la inmediata paz para Arkadia y la recuperación total de su soberanĆa, el gobierno de Badia y sus aliados seguĆan reconociendo que con su poder llevarĆan a la nación a la reconocida riqueza que antes no pudo obtener, desestimaba los comentarios de periodistas que preguntaba de la extracción de recursos naturales que el gobierno extraĆa de aquel reino invadido.
El palacio del reino estaba custodiado por la armada de Badia pero el guerrero pueblo de Arkadia fue hasta sus puertas amparados por la fuerza aliada de Nilo. La misión era adueñarse del recinto para retomar el poder.
La guerra de lado a lado inicio, hubo explosiones y mĆŗltiples luchas de espadas cuerpo a cuerpo. Lo que varios desconocĆan era que bajo sus pies a travĆ©s de la exclusas Franko penetrarĆa por uno de los tantos caminos secretos para la toma del palacio. Iba acompaƱado de Alexander su fiel jefe de seguridad, Rocco y los mĆ”s selectos guerreros arkadianos y nilenses.
Ingresaron a una sala del castillo atravesando una enorme estatua de Poseidón sorprendiendo a un grupo de soldado gadianos que reunidos tomaban las últimas decisiones. Allà se inició una nueva guerra, destrozando todo lo que estuviera atravesado.
Franko corrió a un lado de la sala, vestĆa con el orgulloso uniforme militar de su paĆs de raso negro. SabĆa que tras Ć©l iban tres militares enemigos dispuesto a ejecutarlo.
El insurrecto prĆncipe se detuvo en un cuadro de una mujer con forma de sirena que apuntó un rayo a sus ojos y se desvaneció dando acceso a un pasadizo.
Franko lo penetró dejando a sus cazadores confundido en la sala.
Internandose en la oscuridad el joven tenĆa la espada alzada dispuesto a asesinar quien se topase en el camino pero estaba muy seguro que nadie ahĆ conocĆa los mĆŗltiples pasillos secretos de su morada.
āEspero encontrarlo ahĆ āse decĆa Frankoā. AcabarĆ© con Ć©l.
A medida que caminaba el pasillo ascendĆa, por medio de las paredes se escuchaban gritos, explosiones y vibraciones producto de la guerra.
El camino se volvĆa angosto. Por Ćŗltimo Franko se detuvo a dónde parecĆa llegar el final de su recorrido.
El muchacho extrajo una lĆ”mina de su bolsillo que encendió y proyecto en la pared, con ella podĆa atravesar bloques.
Era la oficina del rey, allĆ habĆa acabados en fina madera, la mĆ”s bonita bandera de su nación y a su lado ensuciando el paisaje estaba la bandera de Badia. La puerta que comunicaba al exterior estaba blindada por lo que sólo se podĆa abrir desde adentro.
āAhĆ estĆ”s, canalla.
Solo en el despacho estaba el tembloroso y largirucho TobĆas Banem, el impostor rey arkadiano. Se notaba nervioso, sabĆa que era su fin.
āTe matarĆ© āsusurró Franko empuƱando su espada.
Franko hizo apretar un aparato y la pared se comenzó a mover.
TobĆas se sobresaltó fue obvio que desconocĆa que el despacho del rey tenĆa ese rincón secreto. Por tradición eran bunkers de protección.
Franko salió a la luz espada en mano y con mirada de venganza.
āAsĆ que aquĆ nos vemos ladrón.
TobĆas lo miró a los ojos, su mirada era frĆa a pesar del miedo que sentĆa.
āTe matarĆ©, Banem.
āNo serĆ”s capaz de asesinar a un hombre desarmado āhabló tranquilamente TobĆas.
āUn badiano nunca estĆ” desarmado.
āSoy un tĆtere de AsdrĆŗbal Cruise.
āMuy tarde para darte cuenta.
āOs puedo ayudar en lo que sea.
āTu sangre me ayudarĆ” de mucho.
āSoy un hombre indefenso.
Tobias alzó los brazos y aseguró una vez mÔs no tener armas. Acto seguido se abrió la chaqueta y la dejó caer al suelo, después se quitó los zapatos, comenzaba a abrir el pantalón cuando Franko le preguntó.
āĀæQue te propones?
āQuiero que veas que estoy desarmado. No tengo nada āfinalmente quedó con su cuerpo lleno de fibra muscular al aire y un bóxer blanco que apenas contenĆa sus genitalesā. Matarme asĆ serĆa muy fĆ”cil e indigno para un hombre de tu linaje de feroces luchadores. Afuera hay una eterna pelea. SerĆa lamentable que tĆŗ y yo no luchemos mientras que un pueblo ha dado su vida por ti y me asesines tan fĆ”cil. Te propongo una lucha de caballeros, una lucha de honor.
Franko lo miró a los ojos, TobĆas hablaba con la verdad.
āĀæQuĆ© sucede si pierdo? āpreguntó Franko.
āEso sólo lo sabremos tĆŗ y yo. Es sólo una lucha. Ćnicamente pido que no me asesines como un cobarde. Lucha por el puesto que te fue arrebatado.
Franko mordió el anzuelo y arrojó la espada lejos de Ć©l en dirección al pasillo dónde cayó haciendo mucho ruido. Posteriormente se cuadró para pelear. TobĆas lanzó una carcajada.
āNo lucharĆ© contigo asĆ. Mirate y mirame, estamos en desventaja podrĆas tener un cuchillo entre tus ropas. Esto es una lucha de honor.
Franko con la guardia en alto se quitó el zapato, seguido el cinturón (TobĆas se quedó mirando su frondosa entrepierna en el calzoncillo azul). Arrancó de su pecho la chaqueta negra con las insignias mĆ”s alta del ejĆ©rcito. Cuando procedĆa a quitarse la camisa no se dio cuenta que TobĆas corrió hacia el.
Cuando la camisa salió de su musculoso pecho se vio cara a cara con el rey impostor, lo tenĆa muy cerca.
Franko pudo reaccionar agĆlmente y arrojó la camisa a la bronceada cara de TobĆas tapando su visión. Llevó su pierna hacia atrĆ”s, haciĆ©ndola chocar contra la entrepierna de TobĆas, estampando los huevos en su cuerpo aplastĆ”ndolos con fuerza y āāhaciendo que TobĆas gritara de dolor.
Cayó a un lado y se hizo un ovillo, gimiendo y gimiendo, lo que provocó una risa en Franko que lo miraba retorcerse en el suelo.
āSigamos que esto no termina aquĆ āalertó inclinĆ”ndose sobre TobĆas obligandolo a levantar tomĆ”ndolo de los cabellos.
Cogiendo impulso TobĆas apretó el puƱo y lo apuntó con fuerza chocante contra los testĆculos de Franko, aplastando sus bolas colgantes en su holgada ropa interior.
Los ojos de Franko se hincharon y dejó escapar un gruñido.
TobĆas levantó la cabeza y divisó la espada en el suelo muy cerca de la puerta que daba acceso al nuevo pasillo secreto.
Franko siguió su mirada, haciendo una mueca de dolor.
āDe ninguna manera āmurmuró antes de levantar la rodilla y hacerla chocar contra las dos grandes protuberancias en el bóxer de TobĆas.
TobĆas soltó un chillido casi de niƱa y rodó hacia un lado, ahuecando su hombrĆa con ambas manos.
Franko se puso a cuatro patas y se arrastró hacia la espada.
TobĆas vio lo que estaba pasando. Apretó los labios a travĆ©s de su dolor. Contorsionó su rostro agónico y se fue cojeando detrĆ”s de Franko.
Justo cuando la mano del arkadiano estaba al alcance de la empuƱadura, fue levantado del suelo por una poderosa patada entre sus piernas. El pie desnudo de TobĆas colisionó con el trasero de Franko, obligĆ”ndolo a soltar un gruƱido de agonĆa.
TobĆas se rió y se sentó a horcajadas sobre Franko.
Justo cuando sus piernas habĆan pasado por los hombros de Franko, Ć©ste levantó la cabeza en un rĆ”pido y duro movimiento. La parte posterior de la cara de Franko golpeó las enormes bolas de TobĆas.
El rey invasor se congeló. Sus ojos se abrieron como platos. Hubo un breve momento de silencio antes de que soltara un gemido penetrante.
Franko echó la cabeza hacia atrĆ”s una vez mĆ”s, pegando en las grandes bolas de TobĆas.
TobĆas dejó escapar un grito desgarrador, sus labios temblaron y agarró su entrepierna.
Franko rĆ”pidamente se arrastró hacia adelante, dejando que TobĆas se tambaleara y cayera sobre su trasero.
Franko estaba a poca distancia de la espada que salvarĆa su vida y lo llevarĆa al reino.
TobĆas lo miró, masajeĆ”ndose las bolas, haciendo una mueca de dolor.
La mano de Franko envolvió la empuñadura.
TobĆas no se dio por vencido. Cojeó hacia Ć©l y extendiendo la mano por detrĆ”s de sus piernas.
Franko dejó escapar un jadeo sorprendido cuando sintió los dedos de TobĆas envolver su polla medio dura y sus bolas sensibles.
āĀ”Noooo! āgimió Franko.
TobĆas sintió los genitales de Franko. Dos bolas gordas y regordetas y apretó el puƱo.
āHarĆ© esto asĆ muera āindicó TobĆas. Cerró muy duro las bolas de Franko, haciĆ©ndolo gruƱir de dolor.
TobĆas retorció los desafortunados testĆculos de Franko, haciĆ©ndole soltar un gemido agonizante que le hizo soltar la espada.
Con saƱa diabolica TobĆas giraba el par de vulnerables pelotas.
Franko gruñó y gimió de dolor. Sus testĆculos empezaban a enrojecer e hincharse.
Doblegado Franko, TobĆas pudo alcanzar la espada. TobĆas se irguió apuntando la hoja al techo.
āPudiste haber escapado Franko Tavala pero tu obstinación por el poder te llevó a la muerte.
La cara de Franko estaba roja y acalorada, se retorcĆa de dolor. Estaba jadeando pesadamente, mirando la entrepierna de su enemigo.
TobĆas lanzó un rugido dispuesto a asesinar a Franko.
Hubo un movimiento rÔpido y cortante. Una cabeza se separó de un cuerpo.
Franko cerró los ojos sintiendo asco. La cabeza de TobĆas habĆa caĆdo cerca de sus pies.
El cuerpo decapitado se balanceó por breves segundo y cayó a un lado del prĆncipe en el suelo.
Alexander habĆa aparecido por el pasillo secreto. TenĆa la espada ensangrentada.
āĀ”Salve al rey Franko TĆ”vala! ādijoā. Ćnico monarca de Arkadia.
Franko desde el suelo a pesar de haber sido salvado sintió desconfianza de Ć©l, Āæcómo tenĆa acceso a ese pasillo secreto?
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