-Ballbusting hombre/hombre
-Ballbusting mujer/hombre
—Te dije que se le marca el pene y las bolas
—argumentĆ³ Marcos ChacĆ³n, sentado en las gradas de un campo de fĆŗtbol—, con
eso y el parecido que tiene contigo ese muchacho es un autentico ChacĆ³n.
—Ćl no es mi hijo —negĆ³ su hermano Gaspar.
El arquitecto habĆa viajado hasta aquel paĆs
del norte para enterarse sobre aquel problema que le explicĆ³ Gaspar, pues le
habĆa aparecido un muchacho que alegaba ser su hijo. Cuando Marcos vio al joven enseguida lo reconociĆ³ como su sobrino.
—TĆŗ, sigues obtuso. Te pierdes la mejor parte
de ser padre. Observa a ese muchacho, tu hijo, un destacado futbolista, no
tiene pinta de ser un joven malo, no tiene escĆ”ndalos, su madre muriĆ³ y tĆŗ todavĆa no le has tendido la mano.
—No tengo porque hacerlo.
Ambos en silencio presenciaron lo que quedaba
del partido, el equipo donde pertenecĆa Lucas iba ganando 2 goles a 0. El
muchacho corrĆa con una velocidad impresionante y a medida que lo hacĆa
graciosamente el paquete en el short se bamboleaba de un lado a otro.
—Pareces un mariposĆ³n mirando al muchacho
asĆ.
Marcos mirĆ³ a su hermano con reproche.
—No puedo creer lo desprendido que estĆ”s de
la palabra padre. MĆralo, ¡es tu hijo a donde vaya! AprovĆ©chalo.
—No me interesa.
El arbitro decretĆ³ el final del partido
amistoso y el pĆŗblico aplaudiĆ³ en agradecimiento a su equipo. Lucas se tirĆ³
exhausto al cesped donde fue aplastado por sus compaƱeros de fĆŗtbol.
Marcos ChacĆ³n torciĆ³ la boca, se parĆ³ de la
grada y expuso:
—Si tĆŗ no harĆ”s nada, yo sĆ. No dejarĆ© que un
sobrino mĆo pase necesidades por ahĆ.
—¡Marcos, ¿a dĆ³nde vas? QuĆ©date ahĆ, hey!
Y Marcos hizo su camino hacĆa el campo de
juego. Se detuvo en la empalizada mirando como el resto del equipo eran
apoyados por familiares y amigos. Lucas con otros dos muchachos corrĆan al
rededor del campo recibiendo vĆtores.
—¡Lucas, eh, Lucas! —lo llamĆ³.
El futbolista se detuvo en seco. HabĆa visto
el rostro de ese viejo meses atrĆ”s, habĆa salido en una publicaciĆ³n por internet acerca de un evento internacional de construcciones modernas.
—Lucas,
ven para que conozcas a tu tĆo —habĆa dicho en aquella oportunidad su madre
frente al computador.
—Hola -dijo al acercarse.
—Ven, muchacho —dijo el seƱor tendiĆ©ndole la
mano—. Soy Marcos ChacĆ³n. QuerĆa que me conocieras, felicitaciones por esos dos
goles que marcaste, eres muy bueno, excelente me atreverĆa a asegurar.
—Gracias —asintiĆ³ el jugador con una leve
sonrisa y sintiƩndose avergonzado.
—Lucas, soy hermano de tu papĆ” y querĆa
conocerte. ¿PodrĆamos hablar en algĆŗn momento?
De buena manera Lucas habrĆa aceptado pero la apariciĆ³n de Lucas ChacĆ³n a espaldas de su hermano hizo desaparecer sus
Ć”nimos y simpatĆa.
—No quiero parecer grosero,pero yo no tengo
padre. AsĆ que todo lo que estĆ© ligado a Ć©l no me interesa. Disculpe —girĆ³ en
90° grados y huyĆ³ corriendo.
—Te dije que Ć©se muchacho no valĆa la pena
—repitiĆ³ Gaspar.
—Yo lo veo centrado.
—Es un grosero.
—Lo puedo entender. TĆŗ tampoco has sido bueno
con Ć©l.
Gaspar ChacĆ³n torciĆ³ la boca.
Por su parte Lucas podĆa tener contacto con
sus tĆos o primos pero jamas querrĆa tener acercamiento con su padre, quizĆ”s por el mal trato que tuvo de su parte cuando su madre le pidiĆ³ ayuda.
El joven se dedicĆ³ a disfrutar la victoria
del partido amistoso. Se dirigiĆ³ a los vestuarios con sus compaƱeros de equipo
y se quitĆ³ la ropa.
La camisa y el short quedaron dispersas en
la banca, Lucas buscaba en su bolso una toalla para dirigirse a la duchas, pero
su amigo Victor hablĆ³ para que todos le oyeran:
—Amigo, ¿te vas a duchar? ¿No celebrarĆ”s tu
triunfo, nuestro triunfo?
Lucas sonriĆ³:
—AndrĆ©s ya me dijo que iremos a su casa,
tendrĆ” una barbacoa y cervezas.
—No, yo me refiero a un regalo especial, el
equipo en secreto preparĆ³ una sorpresa en el caso de triunfo para hoy.
—¿Ah, sĆ? ¿Y, quĆ©?
—Pues, muchachos, que pase Francis.
Al vestuario llegĆ³ acompaƱada por otro futbolista
una chica alta y de cabellos lacios y castaƱos, estaba vestida, o no,
Ćŗnicamente tenĆa un traje de baƱo corto y ceƱido.
Lucas la mirĆ³ de pies a cabezas abriendo la
boca sin darse cuenta. Victor, a su lado, guiƱo un ojo a Ulises, que
tras Ć©l se arrodillĆ³ entre las piernas de Lucas y clavĆ³ un uppercut en la entrepierna del muchacho.
Lucas escapĆ³ un grito de sorpresa y cayĆ³ en
el piso riendo y quejƔndose del dolor de huevos. Sus compaƱeros como Francis
reĆan placenteramente.
—Amigo, ¿te quedarĆ”s ahĆ? ¿Que pensarĆ”
Francis de ti?
—Que le pegaron en sus bolitas —dijo ella
sin contener la risa—. Tienes un paquete hermoso, aunque parece de relleno.
—¿De relleno? —repitiĆ³ Victor—. Este hombre
parece un burro.
Enseguida hubo risas escandalosas en el
vestuario.
—¡¿CĆ³mo lo sabes, maricĆ³n?! -preguntĆ³ uno todavĆa en burla.
—Porque lo he visto desnudo.
—JAJAJAJA, ¡SON GAYS!
Victor guiĆ±Ć³ un ojo a Lucas, mĆ”s de una vez
habĆan compartido cuartos de hotel con sus chicas, novias o seguidoras amantes.
—No se confundan, ¡eh! —pidiĆ³ Lucas poniĆ©ndose de pie.
—Yo creo que eso es un relleno —siguiĆ³
Francis sin dejar de mirar el bulto del joven—. ¿Puedo tocar?
A Lucas le brillaron los ojos.
—Bueno, por supuesto. AcĆ©rcate...
Francis se acercĆ³ a Lucas, ante Ć©l, se
arrodillĆ³ mientras el deportista echaba la cabeza para atrĆ”s.
Francis acariciĆ³ la silueta de la polla del joven, seguido pasĆ³ los dedos por las bolas.
—Todo parece muy grande por aquĆ —comentĆ³
entusiasta.
Lucas clavĆ³ la vista al techo y se sonrojĆ³.
Francis empezĆ³ a frotar la polla en el slip, que dejĆ³ de estar flĆ”cida para
ponerse gruesa.
—Pegale en las bolas —gritĆ³ un compaƱero—,
que no le duelen.
—Hey, men. No propongas eso —pidiĆ³ Lucas
llevando la mano a la entrepierna.
—No tengo la intenciĆ³n de daƱar a ningĆŗn
hombre. Vamos papacito, descubre tu entrepierna que te harƩ un sexo oral frente
a estos envidiosos.
—Esto serĆ” excitante —comentĆ³ emocionado
Victor.
Inesperadamente, Lucas empezĆ³ a gritar y
retorcerse, totalmente confundido por la forma en que Francis apretaba sus
grandes testĆculos en sus manos. Sus pies se pusieron de puntillas y sus ojos
se hicieron vacuos.
Una explosiĆ³n de risas reinĆ³ en el recinto y
Francis dejĆ³ de apretar los cojones del futbolista, que enseguida moviĆ³ las
piernas y buscĆ³ un lugar para sentarse.
—Realmente tienes las pelotas grandes —afirmĆ³ ella moviendo los dedos de la mano.
Oscar, otro miembro del equipo se acercĆ³ a
Lucas sosteniendo un celular, grabĆ”ndolo enfocĆ³ su rostro de pesar.
—¿Te gustĆ³ esta broma? —preguntĆ³—. Gracias,
prima. ¿En verdad creĆas que te Ćbamos a contratar una chica sĆ³lo a ti? ¡QuĆ©
loco! Ella tampoco se prestara para mamĆ”rtela, y menos aquĆ. Primero la degollo.
—No me hables, idiota —pidiĆ³ Lucas con los
ojos cerrados y sin dejar de acunar sus huevos de gallina.
Francis movĆa aĆŗn la mano, impresionada por la cantidad de carne en la entrepierna de Lucas.
Francis movĆa aĆŗn la mano, impresionada por la cantidad de carne en la entrepierna de Lucas.
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