La broma de mis amigos. - Las Bolas de Pablo

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22 mar 2015

La broma de mis amigos.

CONTIENE:
-Ballbusting hombre/hombre
-Ballbusting mujer/hombre


   —Te dije que se le marca el pene y las bolas —argumentó Marcos Chacón, sentado en las gradas de un campo de fĆŗtbol—, con eso y el parecido que tiene contigo ese muchacho es un autentico Chacón.

   —Ɖl no es mi hijo —negó su hermano Gaspar.

   El arquitecto habĆ­a viajado hasta aquel paĆ­s del norte para enterarse sobre aquel problema que le explicó Gaspar, pues le habĆ­a aparecido un muchacho que alegaba ser su hijo. Cuando Marcos vio al joven enseguida lo reconoció como su sobrino.

   —TĆŗ, sigues obtuso. Te pierdes la mejor parte de ser padre. Observa a ese muchacho, tu hijo, un destacado futbolista, no tiene pinta de ser un joven malo, no tiene escĆ”ndalos, su madre murió y tĆŗ todavĆ­a no le has tendido la mano.

   —No tengo porque hacerlo.

   —Eres un egoĆ­sta, Gaspar.

   Ambos en silencio presenciaron lo que quedaba del partido, el equipo donde pertenecĆ­a Lucas iba ganando 2 goles a 0. El muchacho corrĆ­a con una velocidad impresionante y a medida que lo hacĆ­a graciosamente el paquete en el short se bamboleaba de un lado a otro.

   —Pareces un mariposón mirando al muchacho asĆ­.

   Marcos miró a su hermano con reproche.

   —No puedo creer lo desprendido que estĆ”s de la palabra padre. MĆ­ralo, ¡es tu hijo a donde vaya! AprovĆ©chalo.

   —No me interesa.

   El arbitro decretó el final del partido amistoso y el pĆŗblico aplaudió en agradecimiento a su equipo. Lucas se tiró exhausto al cesped donde fue aplastado por sus compaƱeros de fĆŗtbol.

   Marcos Chacón torció la boca, se paró de la grada y expuso:

   —Si tĆŗ no harĆ”s nada, yo sĆ­. No dejarĆ© que un sobrino mĆ­o pase necesidades por ahĆ­.

   —¡Marcos, ¿a dónde vas? QuĆ©date ahĆ­, hey!

   Y Marcos hizo su camino hacĆ­a el campo de juego. Se detuvo en la empalizada mirando como el resto del equipo eran apoyados por familiares y amigos. Lucas con otros dos muchachos corrĆ­an al rededor del campo recibiendo vĆ­tores.

   —¡Lucas, eh, Lucas! —lo llamó.

   El futbolista se detuvo en seco. HabĆ­a visto el rostro de ese viejo meses atrĆ”s, habĆ­a salido en una publicación por internet acerca de un evento internacional de construcciones modernas.

   —Lucas, ven para que conozcas a tu tĆ­o —habĆ­a dicho en aquella oportunidad su madre frente al computador.

   —Hola -dijo al acercarse.

   —Ven, muchacho —dijo el seƱor tendiĆ©ndole la mano—. Soy Marcos Chacón. QuerĆ­a que me conocieras, felicitaciones por esos dos goles que marcaste, eres muy bueno, excelente me atreverĆ­a a asegurar.

   —Gracias —asintió el jugador con una leve sonrisa y sintiĆ©ndose avergonzado.

   —Lucas, soy hermano de tu papĆ” y querĆ­a conocerte. ¿PodrĆ­amos hablar en algĆŗn momento?

   De buena manera Lucas habrĆ­a aceptado pero la aparición de Lucas Chacón a espaldas de su hermano hizo desaparecer sus Ć”nimos y simpatĆ­a.

   —No quiero parecer grosero,pero yo no tengo padre. AsĆ­ que todo lo que estĆ© ligado a Ć©l no me interesa. Disculpe —giró en 90° grados y huyó corriendo.

   —Te dije que Ć©se muchacho no valĆ­a la pena —repitió Gaspar.

   —Yo lo veo centrado.

   —Es un grosero.

   —Lo puedo entender. TĆŗ tampoco has sido bueno con Ć©l.

   Gaspar Chacón torció la boca.

   Por su parte Lucas podĆ­a tener contacto con sus tĆ­os o primos pero jamas querrĆ­a tener acercamiento con su padre, quizĆ”s por el mal trato que tuvo de su parte cuando su madre le pidió ayuda.

   El joven se dedicó a disfrutar la victoria del partido amistoso. Se dirigió a los vestuarios con sus compaƱeros de equipo y se quitó la ropa.

   La camisa y el short quedaron dispersas en la banca, Lucas buscaba en su bolso una toalla para dirigirse a la duchas, pero su amigo Victor habló para que todos le oyeran:

   —Amigo, ¿te vas a duchar? ¿No celebrarĆ”s tu triunfo, nuestro triunfo?

   Lucas sonrió:

   —AndrĆ©s ya me dijo que iremos a su casa, tendrĆ” una barbacoa y cervezas.

   —No, yo me refiero a un regalo especial, el equipo en secreto preparó una sorpresa en el caso de triunfo para hoy.

   —¿Ah, sĆ­? ¿Y, quĆ©?

  —Pues, muchachos, que pase Francis.

   Al vestuario llegó acompaƱada por otro futbolista una chica alta y de cabellos lacios y castaƱos, estaba vestida, o no, Ćŗnicamente tenĆ­a un traje de baƱo corto y ceƱido.

   Lucas la miró de pies a cabezas abriendo la boca sin darse cuenta. Victor, a su lado, guiƱo un ojo a Ulises, que tras Ć©l se arrodilló entre las piernas de Lucas y clavó un uppercut en la entrepierna del muchacho.

   Lucas escapó un grito de sorpresa y cayó en el piso riendo y quejĆ”ndose del dolor de huevos. Sus compaƱeros como Francis reĆ­an placenteramente.

   —Amigo, ¿te quedarĆ”s ahĆ­? ¿Que pensarĆ” Francis de ti?

   —Que le pegaron en sus bolitas —dijo ella sin contener la risa—. Tienes un paquete hermoso, aunque parece de relleno.

   —¿De relleno? —repitió Victor—. Este hombre parece un burro.

   Enseguida hubo risas escandalosas en el vestuario.

   —¡¿Cómo lo sabes, maricón?! -preguntó uno todavĆ­a en burla.

   —Porque lo he visto desnudo.

   —JAJAJAJA, ¡SON GAYS!

   Victor guiñó un ojo a Lucas, mĆ”s de una vez habĆ­an compartido cuartos de hotel con sus chicas, novias o seguidoras amantes.

   —No se confundan, ¡eh! —pidió Lucas poniĆ©ndose de pie.

   —Yo creo que eso es un relleno —siguió Francis sin dejar de mirar el bulto del joven—. ¿Puedo tocar?

   A Lucas le brillaron los ojos.

   —Bueno, por supuesto. AcĆ©rcate...

   Francis se acercó a Lucas, ante Ć©l, se arrodilló mientras el deportista echaba la cabeza para atrĆ”s.

   Francis acarició la silueta de la polla del joven, seguido pasó los dedos por las bolas.

   —Todo parece muy grande por aquĆ­ —comentó entusiasta.

   Lucas clavó la vista al techo y se sonrojó. Francis empezó a frotar la polla en el slip, que dejó de estar flĆ”cida para ponerse gruesa.

   —Pegale en las bolas —gritó un compaƱero—, que no le duelen.

   —Hey, men. No propongas eso —pidió Lucas llevando la mano a la entrepierna.

   —No tengo la intención de daƱar a ningĆŗn hombre. Vamos papacito, descubre tu entrepierna que te harĆ© un sexo oral frente a estos envidiosos.

   —Esto serĆ” excitante —comentó emocionado Victor.

   Inesperadamente, Lucas empezó a gritar y retorcerse, totalmente confundido por la forma en que Francis apretaba sus grandes testĆ­culos en sus manos. Sus pies se pusieron de puntillas y sus ojos se hicieron vacuos.

   Una explosión de risas reinó en el recinto y Francis dejó de apretar los cojones del futbolista, que enseguida movió las piernas y buscó un lugar para sentarse.

   —Realmente tienes las pelotas grandes —afirmó ella moviendo los dedos de la mano.

   Oscar, otro miembro del equipo se acercó a Lucas sosteniendo un celular, grabĆ”ndolo enfocó su rostro de pesar.

   —¿Te gustó esta broma? —preguntó—. Gracias, prima. ¿En verdad creĆ­as que te Ć­bamos a contratar una chica sólo a ti? ¡QuĆ© loco! Ella tampoco se prestara para mamĆ”rtela, y menos aquĆ­. Primero la degollo.

   —No me hables, idiota —pidió Lucas con los ojos cerrados y sin dejar de acunar sus huevos de gallina.

   Francis movĆ­a aĆŗn la mano, impresionada por la cantidad de carne en la entrepierna de Lucas.

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