Pablo en Guerreros de la arena (4/15): La renuncia - Las Bolas de Pablo

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26 mar 2015

Pablo en Guerreros de la arena (4/15): La renuncia

CONTIENE:

-Ballbusting hombre/hombre

   Pablo entrĆ³ a la frĆ­a oficina con mal genio y mirando a la cara a Esteban.

   -Vengo a presentarte mi renuncia -dijo entregando una carpeta con una hoja de papel.

   
-¿quĆ©? -Esteban se permitiĆ³ una burla dejando la hoja a un lado

   -Mi renuncia, Esteban.

   -¿por quĆ©?

   -Soy un hombre hecho y derecho, profesional y con un buen trabajo para estar en esto, no hay necesidad.

   Esteban soltĆ³ otra risa que parecĆ­a sarcĆ”stica, tanto, que fastidio al hijo de Marcos ChacĆ³n, el hombre abriĆ³ la gaveta del escritorio y buscĆ³ un montĆ³n de archivos en la categorĆ­a underground.

   -Creo saber que renuncias, por el trĆ­o sorpresa de la otra vez, ¿cierto? -preguntĆ³-. ¿No te gustĆ³? Estuviste genial. Hasta parecĆ­a que lo disfrutabas.

   -Diste asco.

   -Creo que chillabas de placer... ahora sin embargo Pablo Alejandro ChacĆ³n -decĆ­a el hombre con una carpeta leyendo los datos del joven-, acĆ” esta tu contrato... y tambiĆ©n tienes un combate para hoy.

   -SerĆ” mĆ­ ultimo enfrentamiento.

   Esteban agarrĆ³ la hoja de renuncia de Pablo y la volviĆ³ aƱicos.

   -¡¿quĆ©...?!

   -Te explicarĆ©, Pablo, en tu contrato estĆ” especificado, que pertenecerĆ”s a la categorĆ­a underground de los Guerreros de la Arena por 24 meses donde se te respetarĆ” tu identidad y no se te filmarĆ”... en fin creo que conoces muy bien esas reglas, pero parece que tĆŗ, tan profesional como dices, no leĆ­ste bien dicho contrato antes de firmar. En esos 24 meses tĆŗ no podrĆ”s optar a una renuncia. Parece que no te sentaste bien a leerlo con Otto.

   -Puedo no volver acĆ” si yo quiero.

   -¿No entiendes, Pablo? Esto tiene clausulas penales, firmadas con tu garabato de estampa. De tĆŗ no venir acĆ”, te demandarĆ­a por incumplimiento de contrato. Y creo que no te gustarĆ­a. Porque todos sabrĆ­an que el profesional Pablo ChacĆ³n se bate a duelo por patadas en las bolas JAJAJA creo que tu hermano trabaja en televisiĆ³n. ¿quĆ© opinarĆ­a tu padre de eso? Ya sĆ© que trabajas en una empresa donde Ć©l es presidente. ¡QuĆ© bochorno!... ahora sal de aquĆ­ y preparate para mover el culo en el combate.

   -Esto no se va a quedar asĆ­, Esteban. Hay mil maneras de irme de este trabajo.

   -Te invito a que te cambies y mientras lo haces, leas detenidamente el contrato -comentĆ³ sintiĆ©ndose victorioso Esteban, seƱalando con el dedo la firma de acuerdo de Pablo ChacĆ³n.

   -TĆŗ sabes que yo no firmĆ©. Tampoco puedo estar en un trabajo donde se expone mi salud.

   -Ve con tu abogado, que todos se enteren.

   Pablo dio media vuelta y saliĆ³ como un esclavo que recibe una paliza, derrotado e ignorante... estaba en las garras de Esteban.

   Pablo fue a su camerino y se desvistiĆ³. Al salir se encontrĆ³ cara a cara con Otto en el pasillo.

   -Te vine a ver, Pablo.

   -Yo a ti no te quiero ver, Otto, me jodiste la vida.

   -Pero ¿por quĆ© lo dices? Quiero todo contigo. Ya hemos hablado antes y...

   Pablo estaba rabioso, ya no tendrĆ­a respeto por aquel imbĆ©cil.

   -Quise poner mi renuncia -hablĆ³ acercĆ”ndose a Otto y puso sus brazos en el hombro del seƱor-, y resulta que Esteban me rechazĆ³ por unas especificaciones que trae el contrato.

   -Escucha, no tengo idea de que dicen esas reglas, tĆŗ deberĆ­as de haber leĆ­do al entrar en esto porque...

   -¡CARAJO! Esa porquerĆ­a la firmaste tĆŗ -gritĆ³ Pablo lleno de furia. LevantĆ³ la rodilla desnuda hacia los cojones de Otto sonando los huevos con el choque. 

   El hombre pegĆ³ un gritĆ³ exaltĆ”ndose para caer rendido al piso, Pablo se alejĆ³ de Ć©l y se dirigiĆ³ al combate con su pene empezando a endurecer.

   Al llegar a la zona de combate vio a su contrincante, un hombre joven de cuerpo fuerte tez morena y tenĆ­a un calzoncillo con un paquete tan prominente que parecĆ­a de relleno.

   Aquel hombre de nombre Jorge tenĆ­a 26 aƱos, gay de closet. Le gustaban las fiestas y los golpes a los testĆ­culos.

   -... el combate culmina cuando el ganador masturbe al perdedor -anunciĆ³ despuĆ©s de un largo tiempo de presentaciĆ³n el animador del combate.

   El pĆŗblico aplaudiĆ³.

   Y Pablo comenzĆ³ la pelea lanzando una patada en las bolas de Jorge, aplastando con rotunda fuerza los 2 grandes cojones en el escroto del joven. Los ojos de Jorge se agrandaron, gritĆ³ y agarrĆ³ sus pelotas. Se doblĆ³, juntĆ³ las rodillas y cayĆ³ al suelo.

   -¡Pablo, Pablo! -Gritaba el publico frecuente que lo conocĆ­a.

   El economista se acercĆ³ al macho moreno y colocĆ”ndose tras Ć©l, le hizo una llave agarrĆ”ndolo del cuello para asfixiarlo.

   Jorge forcejeĆ³ sintiendo como se le cerraba la respiraciĆ³n.

   Pablo por su parte deslizĆ³ la mano por el fuerte pecho de Jorge y metiĆ³ la mano por el calzĆ³n agarrando el pene para pajearlo.

   -¡no! -Se quejĆ³ Jorge y siguiĆ³ forzando contra la llave.

   Sabiendo que debĆ­a evitar que aquel estĆŗpido no lo excitara y masturbara rĆ”pidamente, se le ocurriĆ³ soltar el brazo de Pablo y pasar la mano tras la espalda para agarrar las grandes bolas del rubio y apretarlas como a 2 dĆ©biles limones.

   Pablo se quedĆ³ sin fuerzas y automĆ”ticamente soltĆ³ a su rival de cuello y huevos.

   Jorge dio media vuelta sin soltar los testĆ­culos y puso la mano libre sobre la polla gruesa de ChacĆ³n, debĆ­a bajarle el boxer.

   Los ojos de Pablo se aguaron cuando Jorge pegĆ³ atrozmente los nudillos en sus bolas.

   Inesperadamente el cuerpo de Otto apareciĆ³ en el escenario llegĆ³ corriendo desde un largo pasillo y, ni siquiera a Jorge le dio tiempo de reaccionar, ya que el hombre tan rĆ”pido llegĆ³ hasta Ć©l y le zampĆ³ una patada en las bolas que pudiera haberlo dejado estĆ©ril.

   Jorge soltĆ³ un grito estridente soltando las bolas de Pablo para caer acurrucado en el piso. Pablo tambiĆ©n cayĆ³ de rodilla junto a Ć©l, agarrĆ”ndose las pelotas palpitantes, enseguida el equipo de seguridad de la empresa entrĆ³ agarrando a Otto para sacarlo de la sala.

   -¡Tienes que ganar Pablo! -ExclamĆ³ antes de desaparecer con los tres hombres.

   Pablo que no tenĆ­a sus bolas tan maltratadas como Jorge, que seguĆ­a batiĆ©ndose en el piso. Pablo lo agarrĆ³ por los tobillos y le alzĆ³ los fuertes muslos.

   -¡No! -suplicĆ³ el pobre hombro con el rostro desfigurado de dolor.

   Pablo oliendo el sabor de la victoria estampĆ³ la planta del pie en la entrepierna de Jorge, moliendo sus bolas contra la pelvis, Jorge se quedĆ³ inmĆ³vil, con el exĆ³tico rostro transformado en una mascara de horrendo sufrir.

   Pablo volviĆ³ a alzar la pierna y le aplastĆ³ los testĆ­culos otra vez.

   Por tercera vez el escroto sintiĆ³ el contacto del pie.

   Jorge vociferaba tratando de apartar a Pablo de su cuerpo.

   Pablo volviĆ³ a practicar su tĆ©cnica arrancĆ”ndole unas lagrimas a Jorge.

   El musculoso respiraba con dificultad, su cuerpo se mojaba en sudor y su bĆ³xer amarillo que acunaba 2 pares de cojones grandes estaba ahora manchado de liquido preseminal que escapaba de su verga morena, juntĆ”ndose con la fina tela.

   Repetidamente el pie masacrĆ³ a las bolas.

   Jorge gritĆ³ y su pene se moviĆ³ sin control.

   Por Ćŗltimo Pablo separĆ³ las grandes piernas de Jorge y se dejĆ³ caer con la rodilla derecha sobre las bolas del rival, Jorge lanzĆ³ un largo grito y de su pene saliĆ³ una carga gruesa y pegajosa de semen blanco cubriendo su bĆ³xer llegando a su nariz un conocido olor a cloro.

   Pablo sonriĆ³ y su pĆŗblico lo aludiĆ³, Ć©l con asco limpiĆ³ su pie tras sentir un contacto hĆŗmedo y pegajoso.

   Jorge chillaba en el piso con las manos enterradas en sus bolas y las piernas cerradas.


...

   Rato despuĆ©s Pablo regresaba campante a su camerino, y se encontrĆ³ cara a cara con Esteban.

   -¿estĆ”s aquĆ­ para aceptar mi renuncia?

   -No, vengo a felicitarte por tu victoria, eres de mi favoritos en la categorĆ­a Underground. QuerĆ­a preguntarte si deseabas pasar a un nivel mas alto. Pensaba en Estrellas 1, empezaras a tener fama, un mejor sueldo en las batallas, y saldrĆ”s en nuestras revistas mensuales.

   Te dije que dinero no me falta y tampoco quiero fama, simplemente cuando me acerquĆ© a la empresa lo hice por curiosidad. Tu viste cuando Otto firmĆ³ por mi.

   -Entonces quieres seguir siendo un desconocido... ¿sabes?... muchos de los que entran en la categorĆ­a underground quieren pasar rĆ”pidamente a una mejor categorĆ­a. Y te estoy regalando esa oportunidad y la rechazas. Pero tienes un contrato y continuaras en los Guerreros de la Arena.

   -No serĆ” por mucho tiempo.

   -Eres de mis favoritos Pablo ChacĆ³n -Esteban puso marcha a la salida.

   Pablo entrarĆ­a al camerino, se vestirĆ­a y no se preocuparĆ­a en tomar el dinero del combate como un mĆ©todo de protesta.

   -Hey, Pablo -llamĆ³ a su espalda.

   -¿QuĆ©? -PreguntĆ³ Pablo con fastidio

   RĆ”pidamente Esteban lanzĆ³ una patada en las bolas a Pablo, levantĆ”ndolo en el aire con soberana fuerza demoledora.

   Pablo cayĆ³ de pie, tenĆ­a los ojos abiertos y la boca exhalĆ³ todo el aire, agarrĆ³ sus cojones con ambas manos y  sin poder reunir fuerzas se derrumbĆ³ preso de dolor.

   Esteban se fue caminando frotando su abultada entrepierna.

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