CONTIENE:
-Ballbusting hombre/hombre
Pablo entró a la frĆa oficina con mal genio y mirando a la cara a Esteban.
-Vengo a presentarte mi renuncia -dijo entregando una carpeta con una hoja de papel.
-Mi renuncia, Esteban.
-¿por qué?
-Soy un hombre hecho y derecho, profesional y con un buen trabajo para estar en esto, no hay necesidad.
Esteban soltó otra risa que parecĆa sarcĆ”stica, tanto, que fastidio al hijo de Marcos Chacón, el hombre abrió la gaveta del escritorio y buscó un montón de archivos en la categorĆa underground.
-Creo saber que renuncias, por el trĆo sorpresa de la otra vez, Āæcierto? -preguntó-. ĀæNo te gustó? Estuviste genial. Hasta parecĆa que lo disfrutabas.
-Diste asco.
-Creo que chillabas de placer... ahora sin embargo Pablo Alejandro Chacón -decĆa el hombre con una carpeta leyendo los datos del joven-, acĆ” esta tu contrato... y tambiĆ©n tienes un combate para hoy.
-SerĆ” mĆ ultimo enfrentamiento.
Esteban agarró la hoja de renuncia de Pablo y la volvió añicos.
-Te explicarĆ©, Pablo, en tu contrato estĆ” especificado, que pertenecerĆ”s a la categorĆa underground de los Guerreros de la Arena por 24 meses donde se te respetarĆ” tu identidad y no se te filmarĆ”... en fin creo que conoces muy bien esas reglas, pero parece que tĆŗ, tan profesional como dices, no leĆste bien dicho contrato antes de firmar. En esos 24 meses tĆŗ no podrĆ”s optar a una renuncia. Parece que no te sentaste bien a leerlo con Otto.
-Puedo no volver acĆ” si yo quiero.
-ĀæNo entiendes, Pablo? Esto tiene clausulas penales, firmadas con tu garabato de estampa. De tĆŗ no venir acĆ”, te demandarĆa por incumplimiento de contrato. Y creo que no te gustarĆa. Porque todos sabrĆan que el profesional Pablo Chacón se bate a duelo por patadas en las bolas JAJAJA creo que tu hermano trabaja en televisión. ĀæquĆ© opinarĆa tu padre de eso? Ya sĆ© que trabajas en una empresa donde Ć©l es presidente. Ā”QuĆ© bochorno!... ahora sal de aquĆ y preparate para mover el culo en el combate.
-Esto no se va a quedar asĆ, Esteban. Hay mil maneras de irme de este trabajo.
-Te invito a que te cambies y mientras lo haces, leas detenidamente el contrato -comentó sintiéndose victorioso Esteban, señalando con el dedo la firma de acuerdo de Pablo Chacón.
-Tú sabes que yo no firmé. Tampoco puedo estar en un trabajo donde se expone mi salud.
-Ve con tu abogado, que todos se enteren.
Pablo dio media vuelta y salió como un esclavo que recibe una paliza, derrotado e ignorante... estaba en las garras de Esteban.
Pablo fue a su camerino y se desvistió. Al salir se encontró cara a cara con Otto en el pasillo.
-Yo a ti no te quiero ver, Otto, me jodiste la vida.
-Pero ¿por qué lo dices? Quiero todo contigo. Ya hemos hablado antes y...
Pablo estaba rabioso, ya no tendrĆa respeto por aquel imbĆ©cil.
-Quise poner mi renuncia -habló acercÔndose a Otto y puso sus brazos en el hombro del señor-, y resulta que Esteban me rechazó por unas especificaciones que trae el contrato.
-Escucha, no tengo idea de que dicen esas reglas, tĆŗ deberĆas de haber leĆdo al entrar en esto porque...
-Ā”CARAJO! Esa porquerĆa la firmaste tĆŗ -gritó Pablo lleno de furia. Levantó la rodilla desnuda hacia los cojones de Otto sonando los huevos con el choque.
El hombre pegó un gritó exaltÔndose para caer rendido al piso, Pablo se alejó de él y se dirigió al combate con su pene empezando a endurecer.
Al llegar a la zona de combate vio a su contrincante, un hombre joven de cuerpo fuerte tez morena y tenĆa un calzoncillo con un paquete tan prominente que parecĆa de relleno.
Aquel hombre de nombre Jorge tenĆa 26 aƱos, gay de closet. Le gustaban las fiestas y los golpes a los testĆculos.
-... el combate culmina cuando el ganador masturbe al perdedor -anunció después de un largo tiempo de presentación el animador del combate.
El público aplaudió.
Y Pablo comenzó la pelea lanzando una patada en las bolas de Jorge, aplastando con rotunda fuerza los 2 grandes cojones en el escroto del joven. Los ojos de Jorge se agrandaron, gritó y agarró sus pelotas. Se dobló, juntó las rodillas y cayó al suelo.
-Ā”Pablo, Pablo! -Gritaba el publico frecuente que lo conocĆa.
El economista se acercó al macho moreno y colocÔndose tras él, le hizo una llave agarrÔndolo del cuello para asfixiarlo.
Jorge forcejeó sintiendo como se le cerraba la respiración.
Pablo por su parte deslizó la mano por el fuerte pecho de Jorge y metió la mano por el calzón agarrando el pene para pajearlo.
-”no! -Se quejó Jorge y siguió forzando contra la llave.
Sabiendo que debĆa evitar que aquel estĆŗpido no lo excitara y masturbara rĆ”pidamente, se le ocurrió soltar el brazo de Pablo y pasar la mano tras la espalda para agarrar las grandes bolas del rubio y apretarlas como a 2 dĆ©biles limones.
Pablo se quedó sin fuerzas y automÔticamente soltó a su rival de cuello y huevos.
Jorge dio media vuelta sin soltar los testĆculos y puso la mano libre sobre la polla gruesa de Chacón, debĆa bajarle el boxer.
Los ojos de Pablo se aguaron cuando Jorge pegó atrozmente los nudillos en sus bolas.
Inesperadamente el cuerpo de Otto apareció en el escenario llegó corriendo desde un largo pasillo y, ni siquiera a Jorge le dio tiempo de reaccionar, ya que el hombre tan rÔpido llegó hasta él y le zampó una patada en las bolas que pudiera haberlo dejado estéril.
Jorge soltó un grito estridente soltando las bolas de Pablo para caer acurrucado en el piso. Pablo también cayó de rodilla junto a él, agarrÔndose las pelotas palpitantes, enseguida el equipo de seguridad de la empresa entró agarrando a Otto para sacarlo de la sala.
-”Tienes que ganar Pablo! -Exclamó antes de desaparecer con los tres hombres.
Pablo que no tenĆa sus bolas tan maltratadas como Jorge, que seguĆa batiĆ©ndose en el piso. Pablo lo agarró por los tobillos y le alzó los fuertes muslos.
-”No! -suplicó el pobre hombro con el rostro desfigurado de dolor.
Pablo oliendo el sabor de la victoria estampó la planta del pie en la entrepierna de Jorge, moliendo sus bolas contra la pelvis, Jorge se quedó inmóvil, con el exótico rostro transformado en una mascara de horrendo sufrir.
Pablo volvió a alzar la pierna y le aplastó los testĆculos otra vez.
Por tercera vez el escroto sintió el contacto del pie.
Jorge vociferaba tratando de apartar a Pablo de su cuerpo.
Pablo volvió a practicar su técnica arrancÔndole unas lagrimas a Jorge.
El musculoso respiraba con dificultad, su cuerpo se mojaba en sudor y su bóxer amarillo que acunaba 2 pares de cojones grandes estaba ahora manchado de liquido preseminal que escapaba de su verga morena, juntÔndose con la fina tela.
Repetidamente el pie masacró a las bolas.
Jorge gritó y su pene se movió sin control.
Por último Pablo separó las grandes piernas de Jorge y se dejó caer con la rodilla derecha sobre las bolas del rival, Jorge lanzó un largo grito y de su pene salió una carga gruesa y pegajosa de semen blanco cubriendo su bóxer llegando a su nariz un conocido olor a cloro.
Pablo sonrió y su público lo aludió, él con asco limpió su pie tras sentir un contacto húmedo y pegajoso.
Jorge chillaba en el piso con las manos enterradas en sus bolas y las piernas cerradas.
...
Rato después Pablo regresaba campante a su camerino, y se encontró cara a cara con Esteban.
-¿estÔs aquà para aceptar mi renuncia?
-No, vengo a felicitarte por tu victoria, eres de mi favoritos en la categorĆa Underground. QuerĆa preguntarte si deseabas pasar a un nivel mas alto. Pensaba en Estrellas 1, empezaras a tener fama, un mejor sueldo en las batallas, y saldrĆ”s en nuestras revistas mensuales.
Te dije que dinero no me falta y tampoco quiero fama, simplemente cuando me acerqué a la empresa lo hice por curiosidad. Tu viste cuando Otto firmó por mi.
-Entonces quieres seguir siendo un desconocido... Āæsabes?... muchos de los que entran en la categorĆa underground quieren pasar rĆ”pidamente a una mejor categorĆa. Y te estoy regalando esa oportunidad y la rechazas. Pero tienes un contrato y continuaras en los Guerreros de la Arena.
-No serĆ” por mucho tiempo.
-Eres de mis favoritos Pablo Chacón -Esteban puso marcha a la salida.
Pablo entrarĆa al camerino, se vestirĆa y no se preocuparĆa en tomar el dinero del combate como un mĆ©todo de protesta.
-Hey, Pablo -llamó a su espalda.
-¿Qué? -Preguntó Pablo con fastidio
RÔpidamente Esteban lanzó una patada en las bolas a Pablo, levantÔndolo en el aire con soberana fuerza demoledora.
Pablo cayó de pie, tenĆa los ojos abiertos y la boca exhaló todo el aire, agarró sus cojones con ambas manos y sin poder reunir fuerzas se derrumbó preso de dolor.
Esteban se fue caminando frotando su abultada entrepierna.
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