Pablo en Guerreros de la Arena (3/?): El otro hermano. - Las Bolas de Pablo

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1 mar 2015

Pablo en Guerreros de la Arena (3/?): El otro hermano.

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL
   Semanas antes Israel habĆ­a notificado que su medio hermano AndrĆ©s irĆ­a a pasar el fin de semanas con ellos argumentando que debĆ­a cubrir el protocolo de un evento que se desarrollaba en la ciudad. AndrĆ©s era hijo de Soraya (una novia de la juventud de Marcos ChacĆ³n) por tanto pasarĆ­a 2 noches con la familia ChacĆ³n.
   AndrĆ©s llegĆ³ a casa a las 6:22 pm, fue recibido y presentado por Israel, aunque ya Pablo le conocĆ­a de cuando ayudĆ³ en la mudanza al mayor de los hijos de Marcos ChacĆ³n.
   -Tiene cierto parecido a Israel -comentĆ³ el seƱor Marcos con su esposa.
   -Con tal no me salgas que tambiĆ©n es tu hijo -murmurĆ³ la seƱora Yenny con celos en la voz
   -HabrĆ­a que bajarle los pantalones, cariƱo -alegĆ³ en tono divertido su marido abrazĆ”ndola y propinĆ”ndole besos.   
   Fuera de la cocina, en la sala los jĆ³venes conversaban:
   -¡hace un calor bĆ”rbaro en tu estado! -Comunicaba Jenny (la hermana de Pablo)-. Hace meses estuve por allĆ­ en una competencia de tenis, y wow que calor. AcĆ”, estamos en el valle.
   -Es intenso el calor por allĆ”, debe ser por El Puerto o las playas.
   -Y oye, AndrĆ©s. ¿De quĆ© es el evento que tienes que estar maƱana? -quiso saber SimĆ³n tenia entre sus piernas a Vicente que jugaba con unos carros.
   -Es un evento privado. No acostumbran a decirnos quienes nos contratan. Debe ser un famoso o alguien con mucho dinero.
   -bueno la capital es una cuna de eventos ¿dĆ³nde dices quĆ© es?
   -Si, hablando de famosos -continuaba AndrĆ©s-, me emocionĆ© mucho cuando supe que mi hermano tambiĆ©n era hermano de SimĆ³n ChacĆ³n. Wow, tengo que tomarme una foto contigo y me tienes que dar tu autĆ³grafo.
   SimĆ³n riĆ³ mientras AndrĆ©s seguĆ­a alabĆ”ndole
   -Siempre me entretengo cuando veo de vez en cuando tu programa nocturno.
   Pablo estaba ahĆ­ escuchando a veces se divertĆ­a al pensar en otras cosas, como que al dĆ­a siguiente tendrĆ­a una batalla en Guerreros de la Arena y al finalizarla por fin terminarĆ­a su relaciĆ³n con Otto, el temible Otto. Le dirĆ­a la verdad, que volviĆ³ con su ex-pareja y que ademas era un monstruo muy distinto al Otto amigable que habĆ­a conocido. ¡QuĆ© chasco se habĆ­a llevado con Otto!
   AndrĆ©s durmiĆ³ esa noche en una habitaciĆ³n de huĆ©sped en la casa ChacĆ³n. Pablo ya se habĆ­a despedido por llamada telefĆ³nica de Alfredo. Lo amaba mucho, recordaba la frase que le habĆ­a dicho cuando volvieron como pareja:
   -Odio el ballbusting, pero tampoco te voy a privar de que lo practiques, conmigo o contigo, despues de todo ahĆ­ siempre estarĆ©. TambiĆ©n si quieres practicarlo con otro hombre... puedes hacerlo. Lo tolerarĆ©... pero, Ć³yeme bien, solo quiero ser yo, tu Ćŗnico amor
   Pablo en aquel momento suspiro, como amaba a Alfredo.
...
   A la maƱana siguiente Pablo fue con Jenny, Israel y AndrĆ©s a un centro comercial donde compraron variados objetos. Al acercarse las 6pm AndrĆ©s vestido con un ceƱido pantalĆ³n negro y una camisa blanca, le pidiĆ³ a Israel que lo llevara al evento donde tenia que ir. Pablo dio un suspiro y leyĆ³ el mensaje que le habĆ­a llegado de Alfredo.
*¿que harĆ”s hoy?*
*Hare lo que me pediste* le escribio Pablo
*¿quĆ© cosa?*
*terminar con mi pareja*
*¿conmigo? O.o *
*no, tonto... tĆŗ sabes*
*¿quieres quĆ© vaya contigo?*
*no... :) *
*te amo* concluyĆ³ la conversaciĆ³n Alfredo.
   Entonces aquel era el gran dĆ­a donde Pablo terminarĆ­a con Otto y ademas serĆ­a su Ćŗltima batalla en los Guerreros de la Arena, era algo que le gustaba, pedo seria un nexo con Otto y cuanta menos relaciĆ³n tuviera con Ć©l, mejor, aunque el trabajo en la empresa era inevitable. SubiĆ³ al baƱo y se dio una ducha, luego se vestirĆ­a y saldrĆ­a a la batalla.
...
   Cuando Pablo llegĆ³ a su camerino vio un sobre en la mesa, allĆ­ estaban las reglas de la batalla y se especificaba que tenia que presentarse con un bĆ³xer, si no tenĆ­a puesto uno, habĆ­an varios modelos en el armario, pero ya Ć©l usaba uno propio, asĆ­ que se fue desvistiendo. Cuando Otto tocĆ³ su puerta y Pablo le abriĆ³ ya estaba descalzo y solo en jeans. Pablo recordĆ³ una descripciĆ³n de Otto dada por su padre en otras ocasiones: Otto era un lobo disfrazado de cordero.
   -Te he estado llamando y escribiendo -le dijo.
   -Mi celular estĆ” loco -mintiĆ³ Pablo-. Las llamadas no se oyen, los datos no llegan... creo que se estĆ” daƱando.
   Otto se acercĆ³ para besarlo y lo hizo, Pablo lo alejĆ³ sutilmente. Otto no se dio por enterado.
   -Otto cuando se termine la batalla, te estarĆ© esperando aquĆ­. Necesito que hablemos.
   -Yo sĆ© que estarĆ”s aquĆ­ -afirmĆ³ Otto volviĆ©ndose a acercar y tocĆ”ndolo-. Y vendrĆ©, mĆ”s te vale que ganes esa pelea. Porque de perder, te tocarĆ­a un castigo que no vas a olvidar nunca.
   -Precisamente por eso Otto, pero despuĆ©s de la batalla lo hablamos. Me siento tenso.
   -Piensa en ganar... aunque si quieres perder - le sonreĆ­a. Lanzo 2 puƱetazos a cada pecho de Pablo y 3 golpes al abdomen del muchacho-. Me excitas Pablo, me excitas... -y se fue de la pieza
   Pablo arrugĆ³ la cara de malestar, la piel donde fue golpeado se le enrojeciĆ³. Ese no era la clase de trato que le gustaba recibir.


...
   Cuando Pablo saliĆ³ al estudio donde se realizarĆ­a la lucha su mundo se vino abajo. Por su categorĆ­a de luchador no famoso en la empresa nunca estaba acostumbrado a saber con quien se enfrentarĆ­a, y su oponente aquella noche era AndrĆ©s Rojas, el medio hermano de Israel.
   Ambos se miraron sorprendidos, ya una vez Pablo le habĆ­a pateado las pelotas aprovechando su borrachera al darle cerveza como un juego.
   Ellos estaban cara a cara. AndrĆ©s tenĆ­a un ajustado slip azul, para quĆ© negarlo si se veĆ­a riquĆ­simo. El muy imbĆ©cil habĆ­a mentido al decir que cubrirĆ­a un evento irĆ­a a luchar, pero... Ć©l habĆ­a salido de casa con Israel. Pablo sintiĆ³ miedo, tanteĆ³ en el pĆŗblico presente buscando el rostro del odontĆ³logo pero no lo encontrĆ³, mirĆ³ a AndrĆ©s como pidiendo una explicaciĆ³n, el muchacho sonriĆ³ burlĆ³n.
   -La batalla da inicio, el ganador debe salpicar su semen al perdedor -hablĆ³ el anfitriĆ³n. El pĆŗblico aplaudiĆ³
   Con rĆ”pida estrategia Pablo dio un potente golpe al abultado paquete de AndrĆ©s. El muchacho respondiĆ³ arrugĆ³ el rostro, soltando un gruƱido flexionando las rodillas y agarrĆ”ndose las pelotas.
   -Mentiroso -reclamĆ³ Pablo.
   -¡ja! -soltĆ³ AndrĆ©s con voz sostenida-. TĆŗ tambiĆ©n lo eres. Mira que engaƱar a tu familia.
   Y fue el turno de AndrĆ©s, porquĆ© se lanzĆ³ sobre Pablo con la mira en su entrepierna, su puƱo chocĆ³ con las grandes, gordas y vulnerables bolas de Pablo.
   ChacĆ³n gritĆ³ de sorpresa y consternaciĆ³n. Se agarrĆ³ los testĆ­culos.
   -Cierto, no recordaba lo que comentĆ³ mi hermano -hablĆ³ AndrĆ©s que todavĆ­a masajeaba sus bolas, Pablo estaba arrodillado con las manos entre las piernas-. Ustedes los hijos de Marcos ChacĆ³n tienes las bolas grandes e inĆŗtilmente dĆ©biles jajaja. Siempre me dio envidia el tamaƱo de los cojones de Israel. Haber sabido que no era hijo de mi padre sino del tuyo... vamos, Pablo, ven que te voy a deshuevar como nunca lo han hecho en tu vida -moviĆ³ los dedos de la mano.
   Pablo torciĆ³ los labios.
   AndrĆ©s se lanzĆ³ sobre Pablo y cayeron al suelo oyendo los vĆ­tores del pĆŗblico.
   La mano de AndrĆ©s buscĆ³ a tientas las bolas de Pablo, rozĆ³ su pecho, el fuerte abdomen hasta que las consiguiĆ³ casi ocultas en el escroto. Se aferrĆ³ a ellas con ansias.
   Pablo hizo un gesto de infinito dolor y quedĆ”ndose sin aire, intentando sacar la mano de AndrĆ©s de sus huevos. Su rostro revelaba pĆ”nico y desesperaciĆ³n. Pero AndrĆ©s sonreĆ­a con malicia estando arrodillado en el suelo, Pablo le dio un puƱetazo al pecho y consiguiĆ³ que AndrĆ©s se irritara y apretara mĆ”s sus bolas, Pablo soltĆ³ un grito y arqueĆ³ la espalda.
   Andres riĆ³ y aumento de la presiĆ³n sobre las pobres bolas de Pablo. Los delicados testĆ­culos fueron aplastados en la mano y los ojos del muchacho derramaron brillantes lĆ”grimas.
   AndrĆ©s soltĆ³ una risa estĆŗpida y apretando los dientes mantuvo la mano en el paquete de Pablo. La mano comenzaba a temblar.
   Pablo soltĆ³ otro grito desesperado y finalmente logrĆ³ liberarse tras darle un golpe a AndrĆ©s en el abdomen.
   El muchacho soltĆ³ las bolas de Pablo y se encogiĆ³ en el suelo recuperando el aliento. Pablo se alejĆ³ de Ć©l arrastrĆ”ndose por el piso agarrĆ”ndose las bolas.
   Utilizando las piernas y haciendo un gran esfuerzo pese a su dolor testicular, Pablo lanzĆ³ una patada hacia las costillas de AndrĆ©s.
   El hombre exclamĆ³ de dolor, terminando de doblĆ”rse en el piso.
   Una vez mĆ”s, el pie de Pablo chocĆ³, esta vez dando un puntapiĆ© en el hombro del rival.
   Pablo jadeaba con dificultad a tiempo que protegĆ­a sus delicadas pelotas.
   AndrĆ©s estaba con las manos en las costillas, con los ojos cerrados y  respirando bocanadas de aire puro.
   Pablo gateĆ³ lentamente en el suelo hasta arrodillarse junto a AndrĆ©s, apretĆ³ el puƱo y, golpeĆ³ la atlĆ©tica espalda de AndrĆ©s, arrancĆ”ndole de la boca un grito de dolor. Pablo le golpeĆ³ la espalda de nuevo, y AndrĆ©s se exasperĆ³.
   Pablo usando sus conocimientos de lucha libre, se puso tras Ć©l, le paso un brazo por el cuello y con el otro brazo lo atrajo hacia el, cayendo ambos de espalda al suelo, AndrĆ©s encima de Ć©l y asĆ­ estrellĆ³ el talĆ³n en la ingle del joven. El duro talĆ³n fulminĆ³ y aplastĆ³ de un solo golpe los pequeƱos cojones del contrincante.
   AndrĆ©s quedĆ³ con la mirada pĆ©rdida.
   Pablo impulsĆ³ de nuevo el talĆ³n en las bolas de AndrĆ©s aplastĆ”ndolas con un rudo golpe, traumatizando su virilidad.
   AndrĆ©s casi derrotado se puso a gemir boca abajo en el suelo tras Pablo soltarlo. Agarraba sus bolas deseando calmar el dolor.
   Pablo se levantĆ³ y agarrĆ³ los tobillos de AndrĆ©s. Iba al golpe de gracia.
   -¡No! -GritĆ³ desesperado el joven.
   Pablo mostrĆ³ una sonrisa oportuna de satisfacciĆ³n, su pito se veĆ­a inmensamente grande y duro, lo mostraba excitante y excitado. LevantĆ³ la rodilla entre los tobillos elevados de AndrĆ©s y bajĆ³ con fuerza el pie a la entrepierna del rival, maltratando sus dos bolas protegidas por las manos.

   AndrĆ©s gritĆ³ a viva voz.
   Una vez mĆ”s, Pablo aplastĆ³ los testĆ­culos traumatizados, fulminando los ovalados Ć³rganos pegĆ”ndolos contra el hueso de la pelvis.
   La voz de AndrĆ©s se sentĆ­a desesperada, adolorida y su cuerpo convulsionaba de dolor.
   Pablo sonriĆ³ y soltĆ³ los tobillos de AndrĆ©s, y se agarrĆ³ el slip con las manos.
   -Te darĆ© tu cena. Un biberĆ³n de leche -dijo, el pĆŗblico aplaudiĆ³ entusiasta.
   AndrĆ©s gemĆ­a como un miserable.
   Y cuando estaba a punto de quitarse el bĆ³xĆ©r, el pie de AndrĆ©s se atravesĆ³ en su entrepierna con arriesgada fuerza. Consiguiendo que Pablo cayera al instante al piso.
   Pablo rugiĆ³ de dolor. Sus manos estaban ahora al rededor de su prominente bulto, chillando, con un solo golpe se sentĆ­a terriblemente debilitado.
   Los dos hombres estaban tirados en el suelo, retorciĆ©ndose de dolor y agarrando sus hermosas y enrojecidas bolas.
   AndrĆ©s respiraba con dificultad, pero se las arreglĆ³ para arrastrarse cerca de Pablo que seguĆ­a embargado.
   -te partirĆ© las bolas -susurrĆ³-. En el tiempo que he estado aquĆ­. JamĆ”s he perdido un combate y recuerdo que tĆŗ me debes una patada en las bolas -Pablo soltĆ³ un gemido-. SĆ­, recuerdas aquella vez que estĆ”bamos en casa y me pateaste los cojones. Yo recuerdo perfectamente. Me vengarĆ© de tus huevos preciosos y colgantes.
   Pablo hizo un esfuerzo por recuperarse, y lanzo el puƱo por debajo de la cintura de AndrĆ©s, aplastando una vez mĆ”s sus huevos como tortillas, aprovechando el descuido del muchacho.
   AndrĆ©s gritĆ³.
   Pablo agarrĆ³ el slip de AndrĆ©s y, con fuerza lo dejĆ³ caer por debajo de sus muslos, revelando sus enrojecidos cojones. AndrĆ©s gimiĆ³ intentando cubrir su desnudez. El pĆŗblico vitoreo su culo redondo.
   Pablo sonriĆ³ orgulloso. Dijo:

   -que par de bolas pequeƱas, no eres digno de ser hermano de Israel. Parecen huevos de gato.
   AndrĆ©s tragĆ³ saliva y dijo
   -Porque ese tarado heredĆ³ los testĆ­culos de tu inĆŗtil padre.
   -AhĆ­ pecaste. Con mi padre no te metas cabr...!
   Pero las palabras no salieron de la boca de Pablo porque la mano de AndrĆ©s apretĆ³ su entrepierna.
   AndrĆ©s apretĆ³ las bolas de Pablo quĆ©, ahora gritaba de dolor y como reacciĆ³n llevo las manos al cuello de su oponente.
   A continuaciĆ³n los 2 hombres se apretaban partes de sus cuerpos, uno torturado por sus grandes bolas, otro era estrangulado. AndrĆ©s aumentĆ³ la presiĆ³n y Pablo gritĆ³ mĆ”s alto pero intentĆ³ hundir con fuerza los dedos en el cuello de AndrĆ©s.
   Luego de casi un lento minuto AndrĆ©s soltĆ³ las bolas de Pablo, y Pablo soltĆ³ el cuello para hundirse en un mundo de infinito dolor, mientras AndrĆ©s tocia desesperado.
   -¡Ay, ay, ay! -se quejaba Pablo.
   AndrĆ©s lo mirĆ³ con odio, tenia las manos marcadas en el cuello, respirĆ³ profundo y saltĆ³ sobre Pablo estrellando la rodilla en bolas del convaleciente.
   Pablo gritĆ³ y abriendo los ojos vidriosos.
   Andres levantĆ³ la pierna de nuevo y dio otro rodillazo en la entrepierna de Pablo, crujiendo sus gĆ³nadas.  
   Pablo rugiĆ³.
   Y repetidamente la rĆ³tula chocĆ³ sin compasiĆ³n contra los cojones frĆ”giles de Pablo una tercera vez.
   Pablo tosiĆ³.
   AndrĆ©s sonriĆ³ cruelmente y se apartĆ³ de su rival. Su cuerpo brillaba de sudor y su verga con los cojones se movĆ­an exquisitamente entre sus muslos.
   A continuaciĆ³n y rĆ”pidamente Pablo se arrastrĆ³ por el piso apretando los dientes y, estirando el brazo pudo pegar la punta de los nudillos con los huevos de AndrĆ©s.
   La cara del joven se arrugĆ³ mientras sus ojos se volteaban y abrĆ­a la mandĆ­bula. Y tras un largo y lastimero gemido, cayĆ³ de rodillas y se agarrĆ³ los testĆ­culos hinchados.
   Pablo sonriĆ³ con orgullo a pesar del dolor.
   AndrĆ©s lleno de inmenso sufrir terminĆ³ de caer boca abajo al piso.
   Pablo se puso de pie con cautela y con las piernas temblorosas agarrĆ³ con la mano derecha su herramienta e inicio a manipularla, en cuestiĆ³n de segundos regarĆ­a su cremoso y espeso semen por el cuerpo de AndrĆ©s, manchando su espalda, brazos y cabellos. Siendo asĆ­ proclamado el ganador del combate.
...
   Casi 20 minutos despuĆ©s Pablo ChacĆ³n estaba en su camerino: un salĆ³n pequeƱo con baƱo, mueble, silla y cama. Desde afuera la puerta fue tocada.
   -Pablo -era la voz de Otto, se escuchaba animado, debĆ­a estar contento por su victoria.
   Bueno, habĆ­a llegado el momento de la verdad. HablarĆ­a con Ć©l y terminarĆ­an su relaciĆ³n.
   -Otto -dijo a secas al abrirle la puerta
   -¡felicidades!
   -No me... -(beses) iba a decir pero la frase quedĆ³ sin concluir pues Otto se lanzĆ³ besucĆ³n a por su cara.
   Ambos hombres se besaban en la boca y la rodilla de Otto con su pantalĆ³n ajustado subiĆ³ y chocĆ³ en los ya maltratados testĆ­culos se Pablo.
   -¡argh! ¡carajo! -se quejĆ³ Pablo y agarrando sus genitales retrocediĆ³ hasta caer de culo al piso.
   -Oye, Esteban. Ya puedes pasar -llamĆ³ Otto
   -¿quĆ© carajo es esto, Otto? ¡Ay! -se quejĆ³ Pablo sintiendo con los dedos sus testĆ­culos palpitar.
   En la sala entrĆ³ Esteban, el dueƱo de la empresa Guerreros de la Arena. Un hombre de mirada penetrante y frĆ­a, Pablo nunca habĆ­a tenido una conversaciĆ³n directa con Ć©l. 
   -Es un regalo, Pablo -explicĆ³ Otto-. Pocos han podido darse este gusto. Es tu regalo por la victoria.
   -¡¿QUƉ?!
   -SĆ­, Esteban, tĆŗ y yo juntos. PensĆ© que seria genial.
   -¡no! -NegĆ³ Pablo intentando levantarse
   Cuando se hubo puesto de pie, Otto le dio un puƱetazo en el abdomen que lo hizo doblarse jadeante, luego se fue a su espalda y lo maniato de brazos obligando a que se enderezase, Esteban estaba a su frente mirĆ”ndolo con ojos lujuriosos.
   -Sueltame Otto... te arrepentirĆ”s.
   -Es algo que nos encantara... cĆ”llate y siente todo -el cuarentĆ³n arregostĆ³ a su trasero una dura erecciĆ³n
   -Eres muy sensual, Pablo -comentĆ³ Esteban poniendo su mano en el pecho duro de Pablo-. No quiero negar que desde que te vi, sentĆ­ una buena atracciĆ³n, uf, que fuerte eres. No te imaginas lo mucho que fantaseo contigo cada vez que peleas, me prendes -y bajĆ³ su mano al abdomen duro y esculpido del joven-. Mi fetiche es la lucha... sĆ­, por eso cree esta empresa -Otto a su vez frotaba la verga por las nalgas de Pablo-. Lucha, ballbusting, dominaciĆ³n, golpes, sadomasoquismo, placer... -dejĆ³ de palpar cada musculo en el abdomen de Pablo para bajar al montĆ­culo que formaba la entrepierna-, me pareces formidable y no sabes lo que envidio a Otto -dejĆ³ de posar la mano en el paquete de Pablo y le apretĆ³ las grandes e hinchadas gĆ³nadas.
   -¡ARGGHHH! -gritĆ³ Pablo cerrando los ojos y arqueando la espalda. Otto lo mantuvo de pie
   -Desde hace tiempo le propuse a Otto compartir una noche contigo -hablaba Esteban sin soltar los cojones-. Pero este hombre te cela como no tienes idea... hasta que le propuse un romĆ”ntico trĆ­o y mira, voila, aquĆ­ estĆ”.
   Y Otto dio un beso en la mejilla a Pablo, luego lo soltĆ³ y Esteban le retorciĆ³ las pelotas, Pablo hizo una mueca de agonĆ­a y cuando fue soltado cayĆ³ sin fuerzas al piso.
   Para inundarlo mĆ”s en el dolor Esteban le clavĆ³ un puntapiĆ© en el abdomen que lo hizo toser desesperado.
   Otto sonriĆ³ pensaba que la negativa actitud de Pablo eran sus nervios. DebĆ­a ser dulce con Ć©l y transmitirle calma. Esteban mirĆ³ como el pantalĆ³n salia de los muslos de Pablo ChacĆ³n por Otto, Ć©ste mirĆ³ a la entrepierna de Esteban y comprobĆ³ que su bulto habĆ­a crecido y que con su mano apremiaba con una lenta caricia. Otto sacĆ³ el bĆ³xer sudado de la cintura de Pablo reluciendo la polla semi-dura y el par de cocos a punto de amoratarse.
   A Esteban le brillaban los ojos, se acercĆ³ al debilitado Pablo y le pasĆ³ la lengua desde el pecho hasta el duro abdomen, le lamiĆ³ el ombligo y bajo a la verga.
   Palpitaba a cada chupada que le daba  mientras sus hermosos huevos marcaban el rastro de los golpes y la humillaciĆ³n con la victoria, mientras Otto, tras de Pablo se posicionaba con su duro pene asomado entre la bragueta apretĆ”ndose a los glĆŗteos del joven.
   Pablo tan sudoroso y atado comenzaba a sentir una excitaciĆ³n irresistible, su boca escapĆ³ un gemido, y Otto riĆ³ con ello, entonces deslizo una mano en el trasero de Pablo.
   La mano de Esteban se posĆ³ en las pelotas del muchacho y Ć©ste se quedĆ³ tenso... pero no pasĆ³ mĆ”s, el hombre le dio un beso delicado en los testĆ­culos y luego volviĆ³ a su faena en probar la verga de Pablo.
   El joven apretĆ³ los labios para soltar un gemido ahogado cuando empezĆ³ a sentir la punta de la polla de Otto adentrarse por su agujero. Otto le besaba la nuca con pasiĆ³n disfrutaba palmo a palmo aquel regalo, no era cruel ni duro, parecĆ­a otro, otro Otto.
   Pablo soltaba gemidos tras gemidos su cadera subĆ­a y bajaba a pesar de sentir un dolor pesado en sus bolas, pero las cosquillas de la boca en Esteban lo excitaban, mientras Otto estimulaba con la penetraciĆ³n su punto G. Pero no soporto mĆ”s y de nuevo en aquella noche su pene expulsĆ³ la leche cremosa y pastosa que fabricaron sus huevos. Otto aumentĆ³ el vaivĆ©n sobre Pablo, al ver como el semen goteaba por la boca de Esteban, Otto dio un jadeo profundo y descargo en Pablo su rĆ­o de espermas.
   Al finalizar sus uniones Pablo recibiĆ³ un rodillazo en las bolas de parte de Esteban que lo llevĆ³ directo al piso, clamando de dolor. Otto guardĆ³ su pene y subiĆ³ la bragueta del pantalĆ³n, Esteban fue a sentarse a una silla donde sacĆ³ su pene y se masturbĆ³ mirando a Pablo.

   Otto se inclinĆ³ sobre el joven y le acariciĆ³ el cabello.
   -te esperarĆ© para escoltarte en automĆ³vil a casa.
   Pablo gimiĆ³, Esteban seguĆ­a con sus ojos fijos en Ć©l.
...
   Cuando Pablo pudo reponerse debĆ­a caminar con las piernas abiertas por la hinchazĆ³n y pesadez de sus huevos, sintiendo asco pisĆ³ el charco de semen que habĆ­a dejado Esteban que al eyacular abandonĆ³ el estudio sintiĆ©ndose satisfecho. Pablo se sentĆ³ al borde de la silla y llenĆ”ndose de valor pasĆ³ el jeans por sus piernas, sus bolas estaban magulladas y moradas. Al terminar de vestirse y al salir de la pieza Otto lo esperaba en el pasillo.
   -¿te gustĆ³ estar en trĆ­o
   -No -determinĆ³ Pablo
   Otto mirĆ³ como su pareja caminaba de piernas abiertas, le pareciĆ³ gracioso.
   -DeberĆ­as usar hielo para tu hinchazĆ³n.
   Pablo no dijo nada
   -A propĆ³sito... ¿quĆ© era lo que me tenias que decir luego del combate?
   -ya no tengo Ć”nimos de hablar.
   Otto le dio un beso en la mejilla y rematĆ³ en los labios.
   Pablo subiĆ³ a su vehĆ­culo y Otto lo siguiĆ³ en el suyo hasta acompaƱarlo a casa donde lo despidiĆ³ con un toque de bocina, aunque ya era tarde y todos debĆ­an estar dormidos el joven hizo un gran esfuerzo en caminar con las piernas juntas y descubriĆ³ que habĆ­an 2 personas despiertas, Israel curando la cara hinchada de AndrĆ©s.
   -Que gente mas irresponsable -se quejaba Israel.
   -¿que te parece, Pablo? -HablĆ³ AndrĆ©s mientras Israel le aplicaba una crema en la mejilla-, el evento en el que me tocĆ³ estar por la empresa terminĆ³ en golpes... y formĆ© parte de ella.
   -DeberĆ­as demandar a la empresa -dijo Israel con tono de molestia-, gente irresponsable. DeberĆ­an indemnizarte"
   -No le des tanta importancia Isra -pidiĆ³ AndrĆ©s.
   Pablo dio un resoplido y siguiĆ³ caminando erguido, a paso lento y arrastrando los pies
   -Vaya Pablo no te ves nada bien
   -...
   Cuando Pablo estaba a punto de salir de la sala. AndrĆ©s le volviĆ³ a hablar.
   -Hey, Pablo, mira -y estando sentado frente a Israel le dio al odotĆ³logo un golpe en el paquete a puƱo cerrado.
   -¡desgraciado! -BramĆ³ el hombre llevĆ”ndose las manos a la entrepierna
   Pablo sonriĆ³ y siguiĆ³ caminando sintiĆ³ como su pene reaccionaba ante lo que habĆ­a visto.
   Ya en la cocina buscĆ³ una bolsa que llenĆ³ de hielos y volviĆ³ sobre sus pasos, al pasar por la sala de estar vio a Israel sentado en el mueble cabizbajo y con las manos sobre sus huevos, AndrĆ©s tenia una mano sobre su hombro y le bromeaba. Pablo subiĆ³ uno a uno y muy lento los escalones. Cuando se encerrĆ³ en su cuarto, se echĆ³ en la cama y puso la bolsa en sus palpitantes bolas, estaba muy molesto. LeyĆ³ un mensaje que tenia en su celular de parte de Alfredo:
*¿terminaste tu relaciĆ³n con el tipo? ¿todo estĆ” bien?*
Pablo no tuvo tiempo ni Ć”nimos de contestarle. Pero odiaba a Otto.

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