Pablo en Guerreros de la Arena (3/?): El otro hermano. - Las Bolas de Pablo

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1 mar 2015

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Pablo en Guerreros de la Arena (3/?): El otro hermano.

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL
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   Semanas antes Israel habĆ­a notificado que su medio hermano AndrĆ©s irĆ­a a pasar el fin de semanas con ellos argumentando que debĆ­a cubrir el protocolo de un evento que se desarrollaba en la ciudad. AndrĆ©s era hijo de Soraya (una novia de la juventud de Marcos Chacón) por tanto pasarĆ­a 2 noches con la familia Chacón.
   AndrĆ©s llegó a casa a las 6:22 pm, fue recibido y presentado por Israel, aunque ya Pablo le conocĆ­a de cuando ayudó en la mudanza al mayor de los hijos de Marcos Chacón.
   -Tiene cierto parecido a Israel -comentó el seƱor Marcos con su esposa.
   -Con tal no me salgas que tambiĆ©n es tu hijo -murmuró la seƱora Yenny con celos en la voz
   -HabrĆ­a que bajarle los pantalones, cariƱo -alegó en tono divertido su marido abrazĆ”ndola y propinĆ”ndole besos.   
   Fuera de la cocina, en la sala los jóvenes conversaban:
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   -Ā”hace un calor bĆ”rbaro en tu estado! -Comunicaba Jenny (la hermana de Pablo)-. Hace meses estuve por allĆ­ en una competencia de tenis, y wow que calor. AcĆ”, estamos en el valle.
   -Es intenso el calor por allĆ”, debe ser por El Puerto o las playas.
   -Y oye, AndrĆ©s. ĀæDe quĆ© es el evento que tienes que estar maƱana? -quiso saber Simón tenia entre sus piernas a Vicente que jugaba con unos carros.
   -Es un evento privado. No acostumbran a decirnos quienes nos contratan. Debe ser un famoso o alguien con mucho dinero.
   -bueno la capital es una cuna de eventos Āædónde dices quĆ© es?
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   -Si, hablando de famosos -continuaba AndrĆ©s-, me emocionĆ© mucho cuando supe que mi hermano tambiĆ©n era hermano de Simón Chacón. Wow, tengo que tomarme una foto contigo y me tienes que dar tu autógrafo.
   Simón rió mientras AndrĆ©s seguĆ­a alabĆ”ndole
   -Siempre me entretengo cuando veo de vez en cuando tu programa nocturno.
   Pablo estaba ahĆ­ escuchando a veces se divertĆ­a al pensar en otras cosas, como que al dĆ­a siguiente tendrĆ­a una batalla en Guerreros de la Arena y al finalizarla por fin terminarĆ­a su relación con Otto, el temible Otto. Le dirĆ­a la verdad, que volvió con su ex-pareja y que ademas era un monstruo muy distinto al Otto amigable que habĆ­a conocido. Ā”QuĆ© chasco se habĆ­a llevado con Otto!
   AndrĆ©s durmió esa noche en una habitación de huĆ©sped en la casa Chacón. Pablo ya se habĆ­a despedido por llamada telefónica de Alfredo. Lo amaba mucho, recordaba la frase que le habĆ­a dicho cuando volvieron como pareja:
   -Odio el ballbusting, pero tampoco te voy a privar de que lo practiques, conmigo o contigo, despues de todo ahĆ­ siempre estarĆ©. TambiĆ©n si quieres practicarlo con otro hombre... puedes hacerlo. Lo tolerarĆ©... pero, Ć³yeme bien, solo quiero ser yo, tu Ćŗnico amor
   Pablo en aquel momento suspiro, como amaba a Alfredo.
...
   A la maƱana siguiente Pablo fue con Jenny, Israel y AndrĆ©s a un centro comercial donde compraron variados objetos. Al acercarse las 6pm AndrĆ©s vestido con un ceƱido pantalón negro y una camisa blanca, le pidió a Israel que lo llevara al evento donde tenia que ir. Pablo dio un suspiro y leyó el mensaje que le habĆ­a llegado de Alfredo.
*Āæque harĆ”s hoy?*
*Hare lo que me pediste* le escribio Pablo
*¿qué cosa?*
*terminar con mi pareja*
*Āæconmigo? O.o *
*no, tonto... tĆŗ sabes*
*¿quieres qué vaya contigo?*
*no... :) *
*te amo* concluyó la conversación Alfredo.
   Entonces aquel era el gran dĆ­a donde Pablo terminarĆ­a con Otto y ademas serĆ­a su Ćŗltima batalla en los Guerreros de la Arena, era algo que le gustaba, pedo seria un nexo con Otto y cuanta menos relación tuviera con Ć©l, mejor, aunque el trabajo en la empresa era inevitable. Subió al baƱo y se dio una ducha, luego se vestirĆ­a y saldrĆ­a a la batalla.
...
   Cuando Pablo llegó a su camerino vio un sobre en la mesa, allĆ­ estaban las reglas de la batalla y se especificaba que tenia que presentarse con un bóxer, si no tenĆ­a puesto uno, habĆ­an varios modelos en el armario, pero ya Ć©l usaba uno propio, asĆ­ que se fue desvistiendo. Cuando Otto tocó su puerta y Pablo le abrió ya estaba descalzo y solo en jeans. Pablo recordó una descripción de Otto dada por su padre en otras ocasiones: Otto era un lobo disfrazado de cordero.
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   -Te he estado llamando y escribiendo -le dijo.
   -Mi celular estĆ” loco -mintió Pablo-. Las llamadas no se oyen, los datos no llegan... creo que se estĆ” daƱando.
   Otto se acercó para besarlo y lo hizo, Pablo lo alejó sutilmente. Otto no se dio por enterado.
   -Otto cuando se termine la batalla, te estarĆ© esperando aquĆ­. Necesito que hablemos.
   -Yo sĆ© que estarĆ”s aquĆ­ -afirmó Otto volviĆ©ndose a acercar y tocĆ”ndolo-. Y vendrĆ©, mĆ”s te vale que ganes esa pelea. Porque de perder, te tocarĆ­a un castigo que no vas a olvidar nunca.
   -Precisamente por eso Otto, pero despuĆ©s de la batalla lo hablamos. Me siento tenso.
   -Piensa en ganar... aunque si quieres perder - le sonreĆ­a. Lanzo 2 puƱetazos a cada pecho de Pablo y 3 golpes al abdomen del muchacho-. Me excitas Pablo, me excitas... -y se fue de la pieza
   Pablo arrugó la cara de malestar, la piel donde fue golpeado se le enrojeció. Ese no era la clase de trato que le gustaba recibir.


...
   Cuando Pablo salió al estudio donde se realizarĆ­a la lucha su mundo se vino abajo. Por su categorĆ­a de luchador no famoso en la empresa nunca estaba acostumbrado a saber con quien se enfrentarĆ­a, y su oponente aquella noche era AndrĆ©s Rojas, el medio hermano de Israel.
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   Ambos se miraron sorprendidos, ya una vez Pablo le habĆ­a pateado las pelotas aprovechando su borrachera al darle cerveza como un juego.
   Ellos estaban cara a cara. AndrĆ©s tenĆ­a un ajustado slip azul, para quĆ© negarlo si se veĆ­a riquĆ­simo. El muy imbĆ©cil habĆ­a mentido al decir que cubrirĆ­a un evento irĆ­a a luchar, pero... Ć©l habĆ­a salido de casa con Israel. Pablo sintió miedo, tanteó en el pĆŗblico presente buscando el rostro del odontólogo pero no lo encontró, miró a AndrĆ©s como pidiendo una explicación, el muchacho sonrió burlón.
   -La batalla da inicio, el ganador debe salpicar su semen al perdedor -habló el anfitrión. El pĆŗblico aplaudió
   Con rĆ”pida estrategia Pablo dio un potente golpe al abultado paquete de AndrĆ©s. El muchacho respondió arrugó el rostro, soltando un gruƱido flexionando las rodillas y agarrĆ”ndose las pelotas.
   -Mentiroso -reclamó Pablo.
   -Ā”ja! -soltó AndrĆ©s con voz sostenida-. TĆŗ tambiĆ©n lo eres. Mira que engaƱar a tu familia.
   Y fue el turno de AndrĆ©s, porquĆ© se lanzó sobre Pablo con la mira en su entrepierna, su puƱo chocó con las grandes, gordas y vulnerables bolas de Pablo.
   Chacón gritó de sorpresa y consternación. Se agarró los testĆ­culos.
   -Cierto, no recordaba lo que comentó mi hermano -habló AndrĆ©s que todavĆ­a masajeaba sus bolas, Pablo estaba arrodillado con las manos entre las piernas-. Ustedes los hijos de Marcos Chacón tienes las bolas grandes e inĆŗtilmente dĆ©biles jajaja. Siempre me dio envidia el tamaƱo de los cojones de Israel. Haber sabido que no era hijo de mi padre sino del tuyo... vamos, Pablo, ven que te voy a deshuevar como nunca lo han hecho en tu vida -movió los dedos de la mano.
   Pablo torció los labios.
   AndrĆ©s se lanzó sobre Pablo y cayeron al suelo oyendo los vĆ­tores del pĆŗblico.
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   La mano de AndrĆ©s buscó a tientas las bolas de Pablo, rozó su pecho, el fuerte abdomen hasta que las consiguió casi ocultas en el escroto. Se aferró a ellas con ansias.
   Pablo hizo un gesto de infinito dolor y quedĆ”ndose sin aire, intentando sacar la mano de AndrĆ©s de sus huevos. Su rostro revelaba pĆ”nico y desesperación. Pero AndrĆ©s sonreĆ­a con malicia estando arrodillado en el suelo, Pablo le dio un puƱetazo al pecho y consiguió que AndrĆ©s se irritara y apretara mĆ”s sus bolas, Pablo soltó un grito y arqueó la espalda.
   Andres rió y aumento de la presión sobre las pobres bolas de Pablo. Los delicados testĆ­culos fueron aplastados en la mano y los ojos del muchacho derramaron brillantes lĆ”grimas.
   AndrĆ©s soltó una risa estĆŗpida y apretando los dientes mantuvo la mano en el paquete de Pablo. La mano comenzaba a temblar.
   Pablo soltó otro grito desesperado y finalmente logró liberarse tras darle un golpe a AndrĆ©s en el abdomen.
   El muchacho soltó las bolas de Pablo y se encogió en el suelo recuperando el aliento. Pablo se alejó de Ć©l arrastrĆ”ndose por el piso agarrĆ”ndose las bolas.
   Utilizando las piernas y haciendo un gran esfuerzo pese a su dolor testicular, Pablo lanzó una patada hacia las costillas de AndrĆ©s.
   El hombre exclamó de dolor, terminando de doblĆ”rse en el piso.
   Una vez mĆ”s, el pie de Pablo chocó, esta vez dando un puntapiĆ© en el hombro del rival.
   Pablo jadeaba con dificultad a tiempo que protegĆ­a sus delicadas pelotas.
   AndrĆ©s estaba con las manos en las costillas, con los ojos cerrados y  respirando bocanadas de aire puro.
   Pablo gateó lentamente en el suelo hasta arrodillarse junto a AndrĆ©s, apretó el puƱo y, golpeó la atlĆ©tica espalda de AndrĆ©s, arrancĆ”ndole de la boca un grito de dolor. Pablo le golpeó la espalda de nuevo, y AndrĆ©s se exasperó.
   Pablo usando sus conocimientos de lucha libre, se puso tras Ć©l, le paso un brazo por el cuello y con el otro brazo lo atrajo hacia el, cayendo ambos de espalda al suelo, AndrĆ©s encima de Ć©l y asĆ­ estrelló el talón en la ingle del joven. El duro talón fulminó y aplastó de un solo golpe los pequeƱos cojones del contrincante.
   AndrĆ©s quedó con la mirada pĆ©rdida.
   Pablo impulsó de nuevo el talón en las bolas de AndrĆ©s aplastĆ”ndolas con un rudo golpe, traumatizando su virilidad.
   AndrĆ©s casi derrotado se puso a gemir boca abajo en el suelo tras Pablo soltarlo. Agarraba sus bolas deseando calmar el dolor.
   Pablo se levantó y agarró los tobillos de AndrĆ©s. Iba al golpe de gracia.
   -Ā”No! -Gritó desesperado el joven.
   Pablo mostró una sonrisa oportuna de satisfacción, su pito se veĆ­a inmensamente grande y duro, lo mostraba excitante y excitado. Levantó la rodilla entre los tobillos elevados de AndrĆ©s y bajó con fuerza el pie a la entrepierna del rival, maltratando sus dos bolas protegidas por las manos.

   AndrĆ©s gritó a viva voz.
   Una vez mĆ”s, Pablo aplastó los testĆ­culos traumatizados, fulminando los ovalados Ć³rganos pegĆ”ndolos contra el hueso de la pelvis.
   La voz de AndrĆ©s se sentĆ­a desesperada, adolorida y su cuerpo convulsionaba de dolor.
   Pablo sonrió y soltó los tobillos de AndrĆ©s, y se agarró el slip con las manos.
   -Te darĆ© tu cena. Un biberón de leche -dijo, el pĆŗblico aplaudió entusiasta.
   AndrĆ©s gemĆ­a como un miserable.
   Y cuando estaba a punto de quitarse el bóxĆ©r, el pie de AndrĆ©s se atravesó en su entrepierna con arriesgada fuerza. Consiguiendo que Pablo cayera al instante al piso.
   Pablo rugió de dolor. Sus manos estaban ahora al rededor de su prominente bulto, chillando, con un solo golpe se sentĆ­a terriblemente debilitado.
   Los dos hombres estaban tirados en el suelo, retorciĆ©ndose de dolor y agarrando sus hermosas y enrojecidas bolas.
   AndrĆ©s respiraba con dificultad, pero se las arregló para arrastrarse cerca de Pablo que seguĆ­a embargado.
   -te partirĆ© las bolas -susurró-. En el tiempo que he estado aquĆ­. JamĆ”s he perdido un combate y recuerdo que tĆŗ me debes una patada en las bolas -Pablo soltó un gemido-. SĆ­, recuerdas aquella vez que estĆ”bamos en casa y me pateaste los cojones. Yo recuerdo perfectamente. Me vengarĆ© de tus huevos preciosos y colgantes.
   Pablo hizo un esfuerzo por recuperarse, y lanzo el puƱo por debajo de la cintura de AndrĆ©s, aplastando una vez mĆ”s sus huevos como tortillas, aprovechando el descuido del muchacho.
   AndrĆ©s gritó.
   Pablo agarró el slip de AndrĆ©s y, con fuerza lo dejó caer por debajo de sus muslos, revelando sus enrojecidos cojones. AndrĆ©s gimió intentando cubrir su desnudez. El pĆŗblico vitoreo su culo redondo.
   Pablo sonrió orgulloso. Dijo:

   -que par de bolas pequeƱas, no eres digno de ser hermano de Israel. Parecen huevos de gato.
   AndrĆ©s tragó saliva y dijo
   -Porque ese tarado heredó los testĆ­culos de tu inĆŗtil padre.
   -AhĆ­ pecaste. Con mi padre no te metas cabr...!
   Pero las palabras no salieron de la boca de Pablo porque la mano de AndrĆ©s apretó su entrepierna.
   AndrĆ©s apretó las bolas de Pablo quĆ©, ahora gritaba de dolor y como reacción llevo las manos al cuello de su oponente.
   A continuación los 2 hombres se apretaban partes de sus cuerpos, uno torturado por sus grandes bolas, otro era estrangulado. AndrĆ©s aumentó la presión y Pablo gritó mĆ”s alto pero intentó hundir con fuerza los dedos en el cuello de AndrĆ©s.
   Luego de casi un lento minuto AndrĆ©s soltó las bolas de Pablo, y Pablo soltó el cuello para hundirse en un mundo de infinito dolor, mientras AndrĆ©s tocia desesperado.
   -Ā”Ay, ay, ay! -se quejaba Pablo.
   AndrĆ©s lo miró con odio, tenia las manos marcadas en el cuello, respiró profundo y saltó sobre Pablo estrellando la rodilla en bolas del convaleciente.
   Pablo gritó y abriendo los ojos vidriosos.
   Andres levantó la pierna de nuevo y dio otro rodillazo en la entrepierna de Pablo, crujiendo sus gónadas.  
   Pablo rugió.
   Y repetidamente la rótula chocó sin compasión contra los cojones frĆ”giles de Pablo una tercera vez.
   Pablo tosió.
   AndrĆ©s sonrió cruelmente y se apartó de su rival. Su cuerpo brillaba de sudor y su verga con los cojones se movĆ­an exquisitamente entre sus muslos.
   A continuación y rĆ”pidamente Pablo se arrastró por el piso apretando los dientes y, estirando el brazo pudo pegar la punta de los nudillos con los huevos de AndrĆ©s.
   La cara del joven se arrugó mientras sus ojos se volteaban y abrĆ­a la mandĆ­bula. Y tras un largo y lastimero gemido, cayó de rodillas y se agarró los testĆ­culos hinchados.
   Pablo sonrió con orgullo a pesar del dolor.
   AndrĆ©s lleno de inmenso sufrir terminó de caer boca abajo al piso.
   Pablo se puso de pie con cautela y con las piernas temblorosas agarró con la mano derecha su herramienta e inicio a manipularla, en cuestión de segundos regarĆ­a su cremoso y espeso semen por el cuerpo de AndrĆ©s, manchando su espalda, brazos y cabellos. Siendo asĆ­ proclamado el ganador del combate.
...
   Casi 20 minutos despuĆ©s Pablo Chacón estaba en su camerino: un salón pequeƱo con baƱo, mueble, silla y cama. Desde afuera la puerta fue tocada.
   -Pablo -era la voz de Otto, se escuchaba animado, debĆ­a estar contento por su victoria.
   Bueno, habĆ­a llegado el momento de la verdad. HablarĆ­a con Ć©l y terminarĆ­an su relación.
   -Otto -dijo a secas al abrirle la puerta
   -Ā”felicidades!
   -No me... -(beses) iba a decir pero la frase quedó sin concluir pues Otto se lanzó besucón a por su cara.
   Ambos hombres se besaban en la boca y la rodilla de Otto con su pantalón ajustado subió y chocó en los ya maltratados testĆ­culos se Pablo.
   -Ā”argh! Ā”carajo! -se quejó Pablo y agarrando sus genitales retrocedió hasta caer de culo al piso.
   -Oye, Esteban. Ya puedes pasar -llamó Otto
   -ĀæquĆ© carajo es esto, Otto? Ā”Ay! -se quejó Pablo sintiendo con los dedos sus testĆ­culos palpitar.
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   En la sala entró Esteban, el dueƱo de la empresa Guerreros de la Arena. Un hombre de mirada penetrante y frĆ­a, Pablo nunca habĆ­a tenido una conversación directa con Ć©l. 
   -Es un regalo, Pablo -explicó Otto-. Pocos han podido darse este gusto. Es tu regalo por la victoria.
   -”¿QUƉ?!
   -SĆ­, Esteban, tĆŗ y yo juntos. PensĆ© que seria genial.
   -Ā”no! -Negó Pablo intentando levantarse
   Cuando se hubo puesto de pie, Otto le dio un puƱetazo en el abdomen que lo hizo doblarse jadeante, luego se fue a su espalda y lo maniato de brazos obligando a que se enderezase, Esteban estaba a su frente mirĆ”ndolo con ojos lujuriosos.
   -Sueltame Otto... te arrepentirĆ”s.
   -Es algo que nos encantara... cĆ”llate y siente todo -el cuarentón arregostó a su trasero una dura erección
   -Eres muy sensual, Pablo -comentó Esteban poniendo su mano en el pecho duro de Pablo-. No quiero negar que desde que te vi, sentĆ­ una buena atracción, uf, que fuerte eres. No te imaginas lo mucho que fantaseo contigo cada vez que peleas, me prendes -y bajó su mano al abdomen duro y esculpido del joven-. Mi fetiche es la lucha... sĆ­, por eso cree esta empresa -Otto a su vez frotaba la verga por las nalgas de Pablo-. Lucha, ballbusting, dominación, golpes, sadomasoquismo, placer... -dejó de palpar cada musculo en el abdomen de Pablo para bajar al montĆ­culo que formaba la entrepierna-, me pareces formidable y no sabes lo que envidio a Otto -dejó de posar la mano en el paquete de Pablo y le apretó las grandes e hinchadas gónadas.
   -Ā”ARGGHHH! -gritó Pablo cerrando los ojos y arqueando la espalda. Otto lo mantuvo de pie
   -Desde hace tiempo le propuse a Otto compartir una noche contigo -hablaba Esteban sin soltar los cojones-. Pero este hombre te cela como no tienes idea... hasta que le propuse un romĆ”ntico trĆ­o y mira, voila, aquĆ­ estĆ”.
   Y Otto dio un beso en la mejilla a Pablo, luego lo soltó y Esteban le retorció las pelotas, Pablo hizo una mueca de agonĆ­a y cuando fue soltado cayó sin fuerzas al piso.
   Para inundarlo mĆ”s en el dolor Esteban le clavó un puntapiĆ© en el abdomen que lo hizo toser desesperado.
   Otto sonrió pensaba que la negativa actitud de Pablo eran sus nervios. DebĆ­a ser dulce con Ć©l y transmitirle calma. Esteban miró como el pantalón salia de los muslos de Pablo Chacón por Otto, Ć©ste miró a la entrepierna de Esteban y comprobó que su bulto habĆ­a crecido y que con su mano apremiaba con una lenta caricia. Otto sacó el bóxer sudado de la cintura de Pablo reluciendo la polla semi-dura y el par de cocos a punto de amoratarse.
   A Esteban le brillaban los ojos, se acercó al debilitado Pablo y le pasó la lengua desde el pecho hasta el duro abdomen, le lamió el ombligo y bajo a la verga.
   Palpitaba a cada chupada que le daba  mientras sus hermosos huevos marcaban el rastro de los golpes y la humillación con la victoria, mientras Otto, tras de Pablo se posicionaba con su duro pene asomado entre la bragueta apretĆ”ndose a los glĆŗteos del joven.
   Pablo tan sudoroso y atado comenzaba a sentir una excitación irresistible, su boca escapó un gemido, y Otto rió con ello, entonces deslizo una mano en el trasero de Pablo.
   La mano de Esteban se posó en las pelotas del muchacho y Ć©ste se quedó tenso... pero no pasó mĆ”s, el hombre le dio un beso delicado en los testĆ­culos y luego volvió a su faena en probar la verga de Pablo.
   El joven apretó los labios para soltar un gemido ahogado cuando empezó a sentir la punta de la polla de Otto adentrarse por su agujero. Otto le besaba la nuca con pasión disfrutaba palmo a palmo aquel regalo, no era cruel ni duro, parecĆ­a otro, otro Otto.
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   Pablo soltaba gemidos tras gemidos su cadera subĆ­a y bajaba a pesar de sentir un dolor pesado en sus bolas, pero las cosquillas de la boca en Esteban lo excitaban, mientras Otto estimulaba con la penetración su punto G. Pero no soporto mĆ”s y de nuevo en aquella noche su pene expulsó la leche cremosa y pastosa que fabricaron sus huevos. Otto aumentó el vaivĆ©n sobre Pablo, al ver como el semen goteaba por la boca de Esteban, Otto dio un jadeo profundo y descargo en Pablo su rĆ­o de espermas.
   Al finalizar sus uniones Pablo recibió un rodillazo en las bolas de parte de Esteban que lo llevó directo al piso, clamando de dolor. Otto guardó su pene y subió la bragueta del pantalón, Esteban fue a sentarse a una silla donde sacó su pene y se masturbó mirando a Pablo.

   Otto se inclinó sobre el joven y le acarició el cabello.
   -te esperarĆ© para escoltarte en automóvil a casa.
   Pablo gimió, Esteban seguĆ­a con sus ojos fijos en Ć©l.
...
   Cuando Pablo pudo reponerse debĆ­a caminar con las piernas abiertas por la hinchazón y pesadez de sus huevos, sintiendo asco pisó el charco de semen que habĆ­a dejado Esteban que al eyacular abandonó el estudio sintiĆ©ndose satisfecho. Pablo se sentó al borde de la silla y llenĆ”ndose de valor pasó el jeans por sus piernas, sus bolas estaban magulladas y moradas. Al terminar de vestirse y al salir de la pieza Otto lo esperaba en el pasillo.
   -Āæte gustó estar en trĆ­o
   -No -determinó Pablo
   Otto miró como su pareja caminaba de piernas abiertas, le pareció gracioso.
   -DeberĆ­as usar hielo para tu hinchazón.
   Pablo no dijo nada
   -A propósito... ĀæquĆ© era lo que me tenias que decir luego del combate?
   -ya no tengo Ć”nimos de hablar.
   Otto le dio un beso en la mejilla y remató en los labios.
   Pablo subió a su vehĆ­culo y Otto lo siguió en el suyo hasta acompaƱarlo a casa donde lo despidió con un toque de bocina, aunque ya era tarde y todos debĆ­an estar dormidos el joven hizo un gran esfuerzo en caminar con las piernas juntas y descubrió que habĆ­an 2 personas despiertas, Israel curando la cara hinchada de AndrĆ©s.
   -Que gente mas irresponsable -se quejaba Israel.
   -Āæque te parece, Pablo? -Habló AndrĆ©s mientras Israel le aplicaba una crema en la mejilla-, el evento en el que me tocó estar por la empresa terminó en golpes... y formĆ© parte de ella.
   -DeberĆ­as demandar a la empresa -dijo Israel con tono de molestia-, gente irresponsable. DeberĆ­an indemnizarte"
   -No le des tanta importancia Isra -pidió AndrĆ©s.
   Pablo dio un resoplido y siguió caminando erguido, a paso lento y arrastrando los pies
   -Vaya Pablo no te ves nada bien
   -...
   Cuando Pablo estaba a punto de salir de la sala. AndrĆ©s le volvió a hablar.
   -Hey, Pablo, mira -y estando sentado frente a Israel le dio al odotólogo un golpe en el paquete a puƱo cerrado.
   -Ā”desgraciado! -Bramó el hombre llevĆ”ndose las manos a la entrepierna
   Pablo sonrió y siguió caminando sintió como su pene reaccionaba ante lo que habĆ­a visto.
   Ya en la cocina buscó una bolsa que llenó de hielos y volvió sobre sus pasos, al pasar por la sala de estar vio a Israel sentado en el mueble cabizbajo y con las manos sobre sus huevos, AndrĆ©s tenia una mano sobre su hombro y le bromeaba. Pablo subió uno a uno y muy lento los escalones. Cuando se encerró en su cuarto, se echó en la cama y puso la bolsa en sus palpitantes bolas, estaba muy molesto. Leyó un mensaje que tenia en su celular de parte de Alfredo:
*¿terminaste tu relación con el tipo? ¿todo estÔ bien?*
Pablo no tuvo tiempo ni Ć”nimos de contestarle. Pero odiaba a Otto.

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