CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Pablo llegó al trabajo
como todas las mañanas, acompañado de su padre, habían días en que cada uno
turnaba su vehículo y uno acompañaba al otro. Aquel lunes los testículos de Pablo seguían
hinchados y hacia un gran esfuerzo por caminar erguido. Por suerte su familia
no se dio cuenta de su dolencia. 2 días antes había luchado en guerreros de la
arena y había terminado en un desgraciado trío hecho por Otto y el dueño de la
empresa, Esteban.
-Firmaré unos
planos y como a las diez iré a operar en la construcción del parque -anunciaba el señor Marcos
-Yo me quedaré encerrado en mi oficina -dijo Pablo-, revisaré el facebook o
tuiteando pendejadas.
El señor Marcos sonrió
y contestó.
-Siempre hay
cuentas y estadísticas que sacar.
Pablo dio un largo
suspiro. Abrazó a su padre por el hombro y salió del ascensor mientras el señor
Marcos subía al piso superior.
Pablo Chacón entró a
su oficina, su secretaria no estaba en el asiento pero la muy vieja eficiente
le había dejado arreglado en la mesa unos estados de cuenta que debía atender. Así que se sentó en la
computadora con la calculadora en manos y puso a aplicar sus conocimientos.
Casi una hora después
apareció en el despacho Alfredo. Semanas atrás ellos habían vuelto a tener una
relación e incluso el propio Alfredo que odiaba el ballbusting le había
permitido tener un compañero para esa práctica, sólo que no deseaba nunca
conocerlo.
Alfredo se sentó
frente a él y le ayudó a dictar sumatorias y números pesados.
-Tu papá acaba de
bajar con un equipo de trabajadores -decía el asistente mientras Pablo
analizaba una cuenta-, como en media hora se irá.
Pablo sonrió luego de que un recuerdo le llegara a la mente.
-Ayer le dije a
Israel que era gay y que tú eras mí pareja.
-¿no le habías
dicho? ¿y como lo tomó?
Pablo arrugó la boca conteniendo una risa.
-No sé, creo que
se escandalizó un poco. Como tú y yo estábamos sentados en el jardín de la
casa hablando de nosotros y llegó él y te pusiste serio y yo también... al rato
de grosero te fuiste... me preguntó si él no te simpatizaba.
-No era mi intención
parecer grosero... Es que ya no podíamos hablar.
-Lo sé, pero eso
creyó él. Le dije que tú eras amargado de nacimiento y que él sólo llegó de
inoportuno entre ambos, pero que yo lo perdonaba, se quedó confuso y no tuve más remedio que soltarle la sopa... al principio no lo creía, jajaja, le mostré la foto que tengo oculta
en el celular de tú y yo. Jajaja, pobre Israel. Y me dijo que no parecíamos
gays. Le repliqué que no teníamos que andar vestidos de rosa o ser estilistas, jajaja, se echó a reír.
-Wow...que vergüenza
me da de verlo.
-No seas tonto, Alfredo. Estate tranquilo.
-¿no crees que se
alejará de ti?
-La verdad... no,
no lo creo. Es más, yo creo que su hermano es gay. Estoy seguro.
-¿cual?
-Olvídalo -dijo Pablo tratando de cambiar de tema-. Y después siguió
todo normal -
Alfredo también cambió de tema, no deseaba saber si
aquel otro medio hermano de Israel era quien deshuevava a Pablo.
-gracias a la vida tengo una familia moderna, no como tú mi
fredo...
Alfredo dobló los
labios
-A ver, continuemos aquí, ¿como me decías? ¿quinientos ochenta?
-Ochenta y
seis -corroboró Alfredo.
Las teclas de la pc
fueron usadas.
Y la puerta sonó
-¿puedo pasar, Pablo? -Se oyó la voz de Otto
Pablo abrió mucho los
ojos, afuera estaba el sujeto que tenia permiso de ballbustearlo y frente a él
quien amaba y, hombre que odiaba el ballbusting. No supo que hacer, estarían ambos juntos,
aunque tenia una conversación muy pendiente con Otto.
-Pasa -dijo,
asustado después de un rato, tratando de parecer normal.
Otto entró sonriente.
Pero al ver ahí a Alfredo la sonrisa se le borró. Y le clavó los ojos al hércules.
-¿no tiene
suficiente trabajo, Alfredo?
-Sí, señor.
-Mi papá tiene la
suficiente potestad de decirle que me venga a ayudar. Son muchas las cuentas
que debo corroborar... y Alfredo está al pendiente de ellas.
Otto miró a Pablo como
si le hubiera echado un balde de agua fría y dijo.
-Debo hablar con
usted acerca de un banco en el exterior.
Pablo entendió el
mensaje, no era un banco, debían hablar de ellos y aunque Alfredo le indicó que podía tener sesiones de ballbusting con alguien, Otto parecía tener practicas más violentas. Y Pablo estaba decidido a cortar con su relación con el viejo.
-Alfredo, bueno,
como verás debo sacar más y más cuentas puedo concluirlas más tarde. Déjame solo con Otto a
ver en que le ayudo.
Alfredo respiró
profundo, se levantó del asiento y dio una mirada evaluadora a Otto.
Pablo sintió miedo y
mentalmente creyó que el hombre había sacado algunas conclusiones
-¿ese sujeto es
gay? Preguntó Otto cuando estuvieron a solas.
-no sé.
-Lo he mirado par
de veces. Es muy esquivo.
-No tengo intención de saberlo -mintió Pablo
-Te llamé y mandé
1000 mensajes ayer.
-No te pensaba
responder.
-Recuerdo que el sábado
dijiste que me ibas a decir algo. Quiero saber que era. Te llamé y mande whatsapp y
nada, estuve a punto de ir a tu casa, pero no quería ver tu cara y la de Marcos
de perplejidad en mi presencia ahí.
-Sí te quise
decir algo antes y después del combate, pero después llegaste tú y prácticamente
me violaste junto a aquel cabrón dueño de los Guerreros de la Arena.
-Sí... fue tu
recompensa por haber ganado la batalla... sé que lo disfrutaste muy en el fondo.
-¿LO DISFRUTE? MALDITO CABRóN. LO ODIÉ.
-baja la jodida
voz... no vengas con doble moral porque minutos antes te masturbaste frente a
un publico y mojaste a un joven de tu semen, a un lado tu doble moral, Pablo Chacón.
-Eso era parte del combate, acción que me obligan a hacer.
-Ah, putito. Eso eres.
-No soy un puto. Dinero no me hace falta... El punto es tu
falta de respeto conmigo y haber llegado con aquel pendejo y haberme pegado y
violado.
Otto soltó su peculiar
risa fría
-Ya pareces una mujercita. Soy tu amo y me
perteneces.
-No soy ningún
esclavo tuyo ni nada por el estilo. Soy libre, no soy sadomasoquista ni nada semejante.
-Estás confundido
Pablo, muy confundido... el hecho de sentir excitación por un golpe a tus
cojones te hace masoquista. El problema es que tus papás te dieron mucha
libertad y te criaste... y tus otros dos hermanos también, se criaron a base de
caprichos.
-Vete a la mierda, Otto, no discutiré de tópicos familiares contigo. Y si soy un caprichoso, mi
capricho es terminar contigo.
Otto se sorprendió.
Pareció digerir las últimas palabras de Pablo.
-Tú y yo no
podemos terminar -negó parándose de su asiento y arrodillándose frente a
Pablo, parecía a punto de llorar-. Nuestra relación me gusta... me libero contigo, tu me haces sentir
joven, enérgico.
Ya no parecía un tipo
fuerte y arrogante, ahora era suplicante. Aún así Pablo se tapó las bolas con
la mano no quería recibir un golpe a traición. Aunque la idea lo excitó.
-No podemos
terminar... todo entre nosotros va bien. Si el problema soy yo, cambiaré.
-Ese no es el
problema -negó Pablo-. Recuerda que cuando tú me conociste, yo salía
de una relación con alguien... bueno, sucede que vi a esa persona y mis
sentimientos siguen intactos por él.
Otto lo miraba
fijamente
-Y está bien, Otto, he pasado contigo mucho tiempo, al principio sentí admiración por ti. Llegue a desarrollar cariño por ti. Pero... lo que me fue alejando de tu persona fueron tus practicas
tan fuerte de masoquismo, el cuero, golpes al abdomen, lluvia de oro,
calcetines, látigos... ¡y no! Eso no me gusta, mi afición es el wrestling y el
ballbusting, no más.
-Pablo, las cosas
se solucionan hablando. Yo contigo me siento bien, óyeme bien, yo acepto que he fallado. Pero podemos hablar. Te juro que
cambiare mis practicas contigo.
Pablo lo miro, se veía
tan tierno, débil. Le acaricio el cabello y lo tomó de la barbilla. Se veían a
los ojos.
-¿es verdad que
volviste con tu ex? -preguntó el ingeniero.
-Sí.
-¿Podrían terminar y tú... darme una oportunidad de cambiar?
-... No... no sé
Otto.
-Piénsalo... te
puedo......... ¿apretar los cojones? -Preguntó el señor subiendo la mano por el fuerte muslo.
-No -negó
con miedo Pablo aferrando las manos a sus bolas-. Tengo las pelotas
hinchadas... lo que hiciste el sábado junto a aquel tipo estuvo mal.
-Perdóname -pidió francamente Otto. Bajó la mirada y encontró en la mesa una cinta adhesiva.
La agarró y corto una tira-. Pongo a disposición mis bolas, toma venganza, destrózalas,
haz de ellas lo que quieras. Pulverízalas -se llevó la cinta a la boca,
así no gritaría.
Pablo no supo que
hacer, tenia a Otto a su frente, de piernas abiertas y expectante a recibir
golpes bajos. Se dejó tentar, nunca tendría a Alfredo así y de
hacerlo, lo tendría asustado y lleno de nervios de quedar maltratado de testículos... Otto prácticamente se las daba en bandeja de plata. Pablo miro a la
entrepierna de aquel hombre... su pantalón estaba levantado... estaba más o tan
excitado como él.
El zapato de Pablo
subió del piso y arrastró las pelotas al área de la pelvis dejando a Otto sin
aire que terminó doblándose con los ojos vidriosos y fijos en Pablo.
Pablo ya estaba excitado,
su largo pene parecía que reventaría el pantalón. Eran sus dos
amores: uno odiaba el ballbusting era fuerte y cariñoso, el otro amaba el
ballbusting era amigable con las personas pero un ogro en la intimidad,
prometía cambiar. Pablo estrelló su zapato contra la entrepierna abultada
de Otto, aplanando sus frágiles testículos con la punta del zapato. Otto soltó
un gemido sofocado por la mordaza de la boca, se agarraba las pelotas.
Pablo lo miraba
fascinado y divertido, se paró del asiento y se acercó al moribundo Otto que
hacia muecas de dolor frotándose la protuberancia del pantalón, estando tirado
en el piso Pablo lo miró a cuerpo entero. Otto era un hombre grueso de abdomen
duro como piedra, piernas gruesas y fuerte culo lleno de bastante carne, la
verga cabezona y morena, cojones brillantes. Así lo recordaba
desnudo bajo ese ceñido traje.
Pablo nada respondió
-Si conmigo
fueras como lo eres con el resto del mundo... Ya no só, Otto. Por tí siento un gran
cariño... no sé que hacer, mi pareja odia el ballbusting pero a ti te gusta. Él es
amable, tú eres un ser cruel.
Pablo dio un paso
adelante y se puso entre las piernas de Otto
Pablo Chacón llevó la pierna hacia atrás y envió la punta del zapato contra la entrepierna de
Otto. Otto quiso gritar con fuerza y sus ojos se doblaron muy feo.
Pablo echó la pierna hacia atrás una vez más y pateó la ingle de Otto, chocándole los frágiles cojones, dejándolo con un dolor insoportable en el suelo.
¿Ese era el castigo
que merecía? Pablo no lo sabia. Recordó los golpes y humillaciones por parte de
Otto, aquel sábado por la noche, cuando lo golpeó y penetró acompañado de otro
hombre. Todavía tenía los cojones hinchados y le dolían, ¿merecía una segunda
oportunidad? ¿Cambiaría? ¿Y Alfredo?
-Tienes mi
permiso para tener sesiones de ballbusting con otro hombre -Le había dicho la noche que volvieron como pareja.
Pablo se arrodilló
cerca del paquete de Otto. Podría tocarlo, chuparle el pene, perdonarlo y
darle otra oportunidad ¿y Alfredo? Él seria su pareja legal y Otto su amigo de
ballbusting.
-Mi pareja... me
dio permiso de tener a alguien mas para practicar ballbusting... pero... no
sé... tengo esta estúpida confusión.
Otto se quito la
mordaza
-Mis
huevos -susurró-, si crees que soy malo, tu pareja es peor... te
quiere compartir... es cierto que el sábado tuvimos un trío... pero era un
experimento...
Pablo le entregó una bebida a Otto para que reposase, luego colocó una mano en el paquete del señor, sintió sus bolas enormemente hinchadas y el pene flácido.
-Te quiero.
-No eres el
indicado para hablar de querer, ni el indicado para hablar de compartirme con
otra persona o no. Te recuerdo que fuiste tú quien me hablo para ser parte de
los Guerreros de la arena. Empresa a la que renunciaré en mi próximo combate.
Ahora quiero que te levantes y largues. Tengo mucho en que trabajar.
-Pablo.
-Vete -ordenó Pablo, se alejó de Otto y volvió a enfrascarse en las cuentas económicas.
Otto se levantó y
caminó a la salida lentamente agarrándose las bolas.
Pablo acarició sus
testículos. Prefirió dedicarse a las faenas del trabajo.
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