Dos primos por Raquel - Las Bolas de Pablo

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2 abr 2015

Dos primos por Raquel

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   La puerta de madera fue abierta, Carlos que estaba sudoroso haciendo ejercicio en el gimnasio de su casa, miró a Miguel en el umbral. TenĆ­a los labios apretados y los ojos llenos de furia devolviendo la mirada, ya sabĆ­a por quĆ© estaba esperĆ”ndolo, sabĆ­a que tenĆ­a que enfrentarlo en algĆŗn momento pero si podĆ­a evitarlo, mejor.



   -mi tĆ­a me dejó entrar -anunció Miguel-. Dijo que que estabas aquĆ­ y baje.



   -entiendo -dijo Carlos.



   El gimnasio estaba prĆ”cticamente en el sótano de la casa lejos de todo pasillo y pared. Su mamĆ” desconocĆ­a el por quĆ© estaba molesto con su primo y que Ć©ste lo odiaba a mĆ”s no poder.



   -no tenias derecho -reprochó Miguel



   -hombre, lo siento… supongo que vienes a hablar lo de la otra noche con Raquel -dijo Carlos queriendo calmar la situación-. Ya sabĆ­a que estabas saliendo con otra chica, con BĆ”rbara y al mismo tiempo con Raquel, ella estaba muy triste, ademĆ”s, Raquel fue primero mi novia… donde hubo fuego cenizas quedan.



   -¡RAQUEL TAMBIƉN ERA MƍA! -gritó Miguel clavando una patada en el pecho de Carlos tumbĆ”ndolo de espalda al suelo.



   -¡primo, lo siento! -declaró Carlos desde el suelo-. El que debe estar molesto aquĆ­ soy yo. TĆŗ le hiciste daƱo a Raquel, todavĆ­a quedaban sentimientos entre ambos. Y la vi… no podĆ­as jugar con ambas. EntiĆ©ndeme.



   -me quitaste a mi novia. ¡MALDITO ENTROMETIDO! -gritó Miguel agarrando una pierna de su primo, la alzó en el aire y levantando el pie, para estamparlo en los cojones del muchacho, aplastando los testĆ­culos del joven, y moviendo el pie de lado a lado. MachacĆ”ndole los testĆ­culos. Carlos gritó de dolor y Miguel retrocedió iracundo.



   Carlos quedó tendido preso del dolor, sintiendo como sus testĆ­culos palpitaban.



   -BĆ”rbara era sólo una diversión. Entonces vienes tĆŗ y como viste a Raquel llorar, sentiste tristeza por ella y le cuentas todo como una vieja chismosa, ¡cabrón! Te valiste de su sentimientos, la besas y vuelves a ser su novio, ella me cuenta que tĆŗ le chismeaste que andaba esa noche con BĆ”rbara y me manda al carajo diciendo que volvió contigo y que se acostaron aquel dĆ­a, me recordó que sigues siendo fabuloso. ¡MALDITO!



   Era tanto el odio que tenĆ­a Miguel por su primo que deseaba verlo sufrir, querĆ­a sentirse dominante y mĆ”s fuerte que Ć©l. Saltó en el aire aterrizando pesadamente en el estomago de Carlos, que con un bufido gurutal despidió todo el aire de sus pulmones.



   -¡hijo de puta! -insultó Miguel clavando el pie en el estomago.



   -UUFFFFFFFFF



   Miguel se apartó del estomago de su primo. Y lo dejó acurrucado en el piso agarrĆ”ndose el estomago, respirando para recuperar el aire.



   -heriste mi orgullo de macho -decĆ­a Miguel-. Eres un traidor, un canalla. TenĆ­a a BĆ”rbara y a Raquel en mis manos, Raquel siempre serĆ­a mi novia, BĆ”rbara sólo es la mĆ”s popular de la universidad, los hombres se pelean por estar con ella y yo tenĆ­a la oportunidad. Me cojerĆ­a a BĆ”rbara, Raquel no se tenĆ­a por que enterar. Lo que pasa es que tĆŗ siempre me has tenido envidia.



   Miguel condujo el pie a la entrepierna de su primo, aplastĆ”ndole de nuevo las bolas viendo como su primo arqueaba la espalda y ponĆ­a rostro de dolor. La planta de su pie se hundió lo mĆ”s fuerte que pudo. Nunca se le habĆ­a ocurrido dar dolor a su primo en su hombrĆ­a, lo odiaba, detestaba, por su dinero, su atractivo, su fuerza, lo tenĆ­a todo. No debĆ­a tener nada. Ni mujeres, menos a Raquel.  La bolas de Carlos se empezaban a hinchar, peludas, ovaladas y endebles.



   El pobre Carlos quedó sentado en el piso con las manos en los huevos, adolorido y arrepentido de haber hecho lo que hizo a su primo. Pero Raquel estaba triste por que la engaƱaba con una de sus mejores amigas. No podĆ­a permitirlo, todavĆ­a la amaba, se habĆ­an distanciado por asunto de la enfermedad del padre de Raquel que terminó muriendo. Peor al parecer Miguel no se detendrĆ­a, y si seguĆ­a asĆ­ perderĆ­a sus testĆ­culos o algo mĆ”s, debĆ­a defenderse. Respiró profundo y se paró del suelo rĆ”pido, aun sintiendo pesadez en las bolas.



   Siendo mĆ”s alto que su primo, Carlos alzó la pierna y empujó a Miguel al suelo, ¡joder como le dolĆ­an las pelotas! Pero Miguel se las pagarĆ­a, buscarĆ­a sus testĆ­culos, tambiĆ©n debĆ­a sentir el mismo dolor.



   TeniĆ©ndolo en el piso, Carlos clavó a su primo un puƱetazo en la cara, y luego dirigió una poderosa patada en las bolas de Miguel, asĆ­ como cuando jugaba fĆŗtbol en el colegio. Le dejarĆ­a los cojones de juguetes no mĆ”s, y Miguel rugió cuando el dolor abarcó de sus bolas al cerebro y del cerebro al estómago y cadera.



   Miguel gemĆ­a lamentĆ”ndose por su dolor y la pulsación de sus testĆ­culos. Carlos tenĆ­a una fuerza de acero, aunque sus bolas eran de cristal y de nuevo el pie de su primo se estrelló en sus pelotas. Entonces, Carlos parecĆ­a que habĆ­a terminado y estaba dispuesto a dialogar ante su primo.



   -¿estĆ”s calmado? No quiero pelear.



   Miguel levantó la rodilla y embistió el pie en las bolas de Carlos, el muchacho gimió y retrocedió hasta caer al piso agarrĆ”ndose las pelotas. Miguel no esperó,  y se lanzó hacia adelante y siguió pateando a su primo entre las piernas tan fuerte como pudo. PodĆ­a sentir los órganos ser pisados entre sus dedos del pie. Carlos era mĆ”s grande y fuerte, pero no impedĆ­a que el maltrato a sus huevos pudiera vencer a su primo. Y Miguel seguĆ­a aplastando sus bolas con la fuerza de sus patadas, hasta que Carlos puso agarrar su pie y torcerlo, derribando al suelo a su malhumorado primo.



   Miguel cayó al suelo pero se repuso subiendo al pecho de su primo, comenzando una lluvia de golpes de lado a lado.



   -¡Voy a matarte cabrón! -decĆ­a Miguel tratando de abrir las piernas de Carlos. Pero cada uno se defendĆ­a con magnĆ­ficos golpes, alegando sus puntos de vista, uno como macho que se cuesta con cualquier mujer, otro que es fiel y ama con locura a una sola.  Con un empujón fuerte, Carlos apartó a Miguel de Ć©l aprovechando para ponerse de pie, Carlos tambiĆ©n lo hizo, pero Miguel llevaba la delantera y le metió un golpe preciso en la mandĆ­bula. EnviĆ”ndolo de nuevo al piso aturdido.



   Miguel le dio una patada en la cabeza a Carlos, atontĆ”ndolo mĆ”s y asĆ­ pisoteó con fuerza en varias partes del cuerpo del debilitado primo. Le extendió las piernas dejando las grandes bolas expuesta a un nuevo maltrato.



   -no por favor, primo -rogó con sufrimiento Carlos



   Miguel lanzó su pie sobre los huevos, pulverizĆ”ndolos con energĆ­a, en su dulce venganza por quitarle la chica que le pertenecĆ­a. 

   Carlos gritó estridentemente.



   Miguel le sonreĆ­a a su primo, se sentĆ­a mas fuerte y poderoso que Ć©l, Carlos no era nada, solo un costal de mĆŗsculos dĆ©biles, quizĆ”s eran esteroides lo que tenia en el cuerpo aquel pedazo de mierda, no era nada frente a Ć©l, podĆ­a tener a las mujeres que quisiera, pero no a Raquel que todavĆ­a le pertenecĆ­a. Entonces Miguel pateó a su primo en la costilla, Carlos se quejó y se puso boca abajo, estaba derrotado, debilitado por sus cojones, lo sabĆ­a, no querĆ­a sufrir mĆ”s, pero Miguel lo agarró de una pierna y le empezó a hacer una llave, doblĆ”ndola hacia atrĆ”s, Carlos se quejaba apretando los dientes. Luego Miguel le soltó la pierna y se subió sobre la espalda de su primo sus cuerpos sudorosos se deslizaban  bajo las telas de las remeras, uno sobre el otro. DespuĆ©s Miguel dobló el brazo de su primo lo mĆ”s fuerte que podĆ­a.



   Carlos doblaba los dientes parecĆ­a que le cercenarĆ­a el brazo, con el codo sentĆ­a el conjunto de genitales de Miguel, y pensó que usarĆ­a esa ubicación a su favor, trato de reunir fuerzas y aplastó con el codo la ingle de Miguel. 


   Y asĆ­ Miguel se encontró en problemas. Porque su dominación sobre Carlos se aflojó y el muchacho se separó de su primo y se arrastró cortos pasos.



   -ya para -dijo Carlos aturdido, cansado y adolorido



   -te metiste con mi mujer -habló Miguel levantĆ”ndose y masajeando sus pelotas, era un dolor pasajero



   -podemos hablar…



   -volviste y te acostaste con ella.



   -tienes muchas mujeres a tu lado



   -ella es mi novia.



   RĆ”pidamente Miguel lanzó una patada a la garganta de Carlos y Ć©ste cayó de culo al piso tosiendo, agarrĆ”ndose el cuello.



   -LevĆ”ntate, mierda -ordenaba Miguel con severidad

   Carlos dirigió una mirada feroz a su primo, estaba dispuesto a matarlo. Estaba cegado de ira.



   Miguel dirigió otra patada a la cara de Carlos que lo llevó al piso adolorido, aun asĆ­ y con las piernas abiertas, Miguel aprovechó para saltar y aplastarle los cojones. Carlos chilló, aturdido por la nueva tortura a sus bolas mĆ”s la ola de dolor que inundaba su cuerpo. Trató de protegerse, pero Miguel tuvo la oportunidad de repetir una tremenda patada en sus bolas.



   Miguel sonrió mientras Carlos estaba doblado en posición fetal cubriendo sus testĆ­culos. Miguel caminó alrededor de su primo que gemĆ­a, sin soltar sus cojones, su cara era una muestra de verdadero sufrir.



   Miguel se volvió a acercar al primo, preparĆ”ndose para otro ataque. Pero Carlos de la nada sacó fuerzas, quizĆ”s por su vida, por su integridad, por sus testĆ­culos, pero dio un golpe a la mandĆ­bula de Miguel, que retrocedió confundido. Carlos respiró profundo y luchó por levantarse rĆ”pido del piso. Lo logró.



   Cuando estuvo listo, lanzó una patada al pecho de su primo, Miguel fue ahora quien se encontraba en el piso, Carlos lo pateó con fuerza en el estomago, Miguel escapó el oxigeno contenido en el cuerpo. Carlos se rió satisfecho y se subió al pecho de su primo, ahora Ć©l lo aplastaba y dominaba.



   Miguel respiró profundo, cuando su primo se bajo de Ć©l, tenia el pecho agitado.



   Pero era ahora que empezaba la venganza de Carlos, agarró la pierna de Miguel, la alzó en el aire y le aplasto las bolas con su fuerte pie, Miguel gruñó apretando los dientes mientas sus pelotas eran fuertemente abatidas. Era el dolor mas grande que podĆ­a soportar pero sintió una sensación que odiaba sentir y un cosquilleo en su interior resonó y su pene se endureció.



   Carlos sintió el palo largo de su primo bajo la planta del pie, dobló las cejas extraƱado, echó la pierna hacia atrĆ”s y bajó con fuerza hacia delante reventando el golpe en las bolas de Miguel, el muchacho no emitió sonido, pero sus ojos se quedaron perdidos y con la boca abierta en “O”.



   Carlos apretó los pies en las bolas y su primo se quedó inmóvil, de pronto sus ojos se cerraron y su cuerpo quedó inerte en el piso… Carlos se asustó y se acercó a Ć©l… lo tocó, tenia pulso.






   Cuando Miguel despertó estaba en un hospital, con un testĆ­culo roto… se supo que su primo se lo habĆ­a reventado y aunque no hubo cargos criminales, desde ese dĆ­a Miguel no volvió a ser el mismo, parecĆ­a ser un hombre asustadizo y en especial con Carlos, que estaba emocionado porque habĆ­a embarazado a su novia Raquel

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