CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
La puerta de madera fue abierta, Carlos que estaba sudoroso haciendo ejercicio en el gimnasio de su casa, miró a Miguel en el umbral. TenĆa los labios apretados y los ojos llenos de furia devolviendo la mirada, ya sabĆa por quĆ© estaba esperĆ”ndolo, sabĆa que tenĆa que enfrentarlo en algĆŗn momento pero si podĆa evitarlo, mejor.
-mi tĆa me dejó entrar -anunció Miguel-. Dijo que que estabas aquĆ y baje.
-entiendo -dijo Carlos.
El gimnasio estaba prĆ”cticamente en el sótano de la casa lejos de todo pasillo y pared. Su mamĆ” desconocĆa el por quĆ© estaba molesto con su primo y que Ć©ste lo odiaba a mĆ”s no poder.
-hombre, lo siento… supongo que vienes a hablar lo de la otra noche con Raquel -dijo Carlos queriendo calmar la situación-. Ya sabĆa que estabas saliendo con otra chica, con BĆ”rbara y al mismo tiempo con Raquel, ella estaba muy triste, ademĆ”s, Raquel fue primero mi novia… donde hubo fuego cenizas quedan.
-¡RAQUEL TAMBIĆN ERA MĆA! -gritó Miguel clavando una patada en el pecho de Carlos tumbĆ”ndolo de espalda al suelo.
-¡primo, lo siento! -declaró Carlos desde el suelo-. El que debe estar molesto aquĆ soy yo. TĆŗ le hiciste daƱo a Raquel, todavĆa quedaban sentimientos entre ambos. Y la vi… no podĆas jugar con ambas. EntiĆ©ndeme.
-me quitaste a mi novia. ¡MALDITO ENTROMETIDO! -gritó Miguel agarrando una pierna de su primo, la alzó en el aire y levantando el pie, para estamparlo en los cojones del muchacho, aplastando los testĆculos del joven, y moviendo el pie de lado a lado. MachacĆ”ndole los testĆculos. Carlos gritó de dolor y Miguel retrocedió iracundo.
Carlos quedó tendido preso del dolor, sintiendo como sus testĆculos palpitaban.
-BĆ”rbara era sólo una diversión. Entonces vienes tĆŗ y como viste a Raquel llorar, sentiste tristeza por ella y le cuentas todo como una vieja chismosa, ¡cabrón! Te valiste de su sentimientos, la besas y vuelves a ser su novio, ella me cuenta que tĆŗ le chismeaste que andaba esa noche con BĆ”rbara y me manda al carajo diciendo que volvió contigo y que se acostaron aquel dĆa, me recordó que sigues siendo fabuloso. ¡MALDITO!
Era tanto el odio que tenĆa Miguel por su primo que deseaba verlo sufrir, querĆa sentirse dominante y mĆ”s fuerte que Ć©l. Saltó en el aire aterrizando pesadamente en el estomago de Carlos, que con un bufido gurutal despidió todo el aire de sus pulmones.
-¡hijo de puta! -insultó Miguel clavando el pie en el estomago.
-UUFFFFFFFFF
Miguel se apartó del estomago de su primo. Y lo dejó acurrucado en el piso agarrÔndose el estomago, respirando para recuperar el aire.
-heriste mi orgullo de macho -decĆa Miguel-. Eres un traidor, un canalla. TenĆa a BĆ”rbara y a Raquel en mis manos, Raquel siempre serĆa mi novia, BĆ”rbara sólo es la mĆ”s popular de la universidad, los hombres se pelean por estar con ella y yo tenĆa la oportunidad. Me cojerĆa a BĆ”rbara, Raquel no se tenĆa por que enterar. Lo que pasa es que tĆŗ siempre me has tenido envidia.
Miguel condujo el pie a la entrepierna de su primo, aplastĆ”ndole de nuevo las bolas viendo como su primo arqueaba la espalda y ponĆa rostro de dolor. La planta de su pie se hundió lo mĆ”s fuerte que pudo. Nunca se le habĆa ocurrido dar dolor a su primo en su hombrĆa, lo odiaba, detestaba, por su dinero, su atractivo, su fuerza, lo tenĆa todo. No debĆa tener nada. Ni mujeres, menos a Raquel. La bolas de Carlos se empezaban a hinchar, peludas, ovaladas y endebles.
El pobre Carlos quedó sentado en el piso con las manos en los huevos, adolorido y arrepentido de haber hecho lo que hizo a su primo. Pero Raquel estaba triste por que la engaƱaba con una de sus mejores amigas. No podĆa permitirlo, todavĆa la amaba, se habĆan distanciado por asunto de la enfermedad del padre de Raquel que terminó muriendo. Peor al parecer Miguel no se detendrĆa, y si seguĆa asĆ perderĆa sus testĆculos o algo mĆ”s, debĆa defenderse. Respiró profundo y se paró del suelo rĆ”pido, aun sintiendo pesadez en las bolas.
Siendo mĆ”s alto que su primo, Carlos alzó la pierna y empujó a Miguel al suelo, ¡joder como le dolĆan las pelotas! Pero Miguel se las pagarĆa, buscarĆa sus testĆculos, tambiĆ©n debĆa sentir el mismo dolor.
TeniĆ©ndolo en el piso, Carlos clavó a su primo un puƱetazo en la cara, y luego dirigió una poderosa patada en las bolas de Miguel, asĆ como cuando jugaba fĆŗtbol en el colegio. Le dejarĆa los cojones de juguetes no mĆ”s, y Miguel rugió cuando el dolor abarcó de sus bolas al cerebro y del cerebro al estómago y cadera.
Miguel gemĆa lamentĆ”ndose por su dolor y la pulsación de sus testĆculos. Carlos tenĆa una fuerza de acero, aunque sus bolas eran de cristal y de nuevo el pie de su primo se estrelló en sus pelotas. Entonces, Carlos parecĆa que habĆa terminado y estaba dispuesto a dialogar ante su primo.
-¿estĆ”s calmado? No quiero pelear.
Miguel levantó la rodilla y embistió el pie en las bolas de Carlos, el muchacho gimió y retrocedió hasta caer al piso agarrĆ”ndose las pelotas. Miguel no esperó, y se lanzó hacia adelante y siguió pateando a su primo entre las piernas tan fuerte como pudo. PodĆa sentir los órganos ser pisados entre sus dedos del pie. Carlos era mĆ”s grande y fuerte, pero no impedĆa que el maltrato a sus huevos pudiera vencer a su primo. Y Miguel seguĆa aplastando sus bolas con la fuerza de sus patadas, hasta que Carlos puso agarrar su pie y torcerlo, derribando al suelo a su malhumorado primo.
Miguel cayó al suelo pero se repuso subiendo al pecho de su primo, comenzando una lluvia de golpes de lado a lado.
-¡Voy a matarte cabrón! -decĆa Miguel tratando de abrir las piernas de Carlos. Pero cada uno se defendĆa con magnĆficos golpes, alegando sus puntos de vista, uno como macho que se cuesta con cualquier mujer, otro que es fiel y ama con locura a una sola. Con un empujón fuerte, Carlos apartó a Miguel de Ć©l aprovechando para ponerse de pie, Carlos tambiĆ©n lo hizo, pero Miguel llevaba la delantera y le metió un golpe preciso en la mandĆbula. EnviĆ”ndolo de nuevo al piso aturdido.
Miguel le dio una patada en la cabeza a Carlos, atontÔndolo mÔs y asà pisoteó con fuerza en varias partes del cuerpo del debilitado primo. Le extendió las piernas dejando las grandes bolas expuesta a un nuevo maltrato.
-no por favor, primo -rogó con sufrimiento Carlos
Miguel lanzó su pie sobre los huevos, pulverizĆ”ndolos con energĆa, en su dulce venganza por quitarle la chica que le pertenecĆa.
Carlos gritó estridentemente.
Carlos doblaba los dientes parecĆa que le cercenarĆa el brazo, con el codo sentĆa el conjunto de genitales de Miguel, y pensó que usarĆa esa ubicación a su favor, trato de reunir fuerzas y aplastó con el codo la ingle de Miguel.
Y asà Miguel se encontró en problemas. Porque su dominación sobre Carlos se aflojó y el muchacho se separó de su primo y se arrastró cortos pasos.
-ya para -dijo Carlos aturdido, cansado y adolorido
-te metiste con mi mujer -habló Miguel levantÔndose y masajeando sus pelotas, era un dolor pasajero
-podemos hablar…
-volviste y te acostaste con ella.
-tienes muchas mujeres a tu lado
-ella es mi novia.
RÔpidamente Miguel lanzó una patada a la garganta de Carlos y éste cayó de culo al piso tosiendo, agarrÔndose el cuello.
-LevƔntate, mierda -ordenaba Miguel con severidad
Carlos dirigió una mirada feroz a su primo, estaba dispuesto a matarlo. Estaba cegado de ira.
Miguel dirigió otra patada a la cara de Carlos que lo llevó al piso adolorido, aun asà y con las piernas abiertas, Miguel aprovechó para saltar y aplastarle los cojones. Carlos chilló, aturdido por la nueva tortura a sus bolas mÔs la ola de dolor que inundaba su cuerpo. Trató de protegerse, pero Miguel tuvo la oportunidad de repetir una tremenda patada en sus bolas.
Miguel sonrió mientras Carlos estaba doblado en posición fetal cubriendo sus testĆculos. Miguel caminó alrededor de su primo que gemĆa, sin soltar sus cojones, su cara era una muestra de verdadero sufrir.
Miguel se volvió a acercar al primo, preparĆ”ndose para otro ataque. Pero Carlos de la nada sacó fuerzas, quizĆ”s por su vida, por su integridad, por sus testĆculos, pero dio un golpe a la mandĆbula de Miguel, que retrocedió confundido. Carlos respiró profundo y luchó por levantarse rĆ”pido del piso. Lo logró.
Cuando estuvo listo, lanzó una patada al pecho de su primo, Miguel fue ahora quien se encontraba en el piso, Carlos lo pateó con fuerza en el estomago, Miguel escapó el oxigeno contenido en el cuerpo. Carlos se rió satisfecho y se subió al pecho de su primo, ahora él lo aplastaba y dominaba.
Miguel respiró profundo, cuando su primo se bajo de él, tenia el pecho agitado.
Pero era ahora que empezaba la venganza de Carlos, agarró la pierna de Miguel, la alzó en el aire y le aplasto las bolas con su fuerte pie, Miguel gruñó apretando los dientes mientas sus pelotas eran fuertemente abatidas. Era el dolor mas grande que podĆa soportar pero sintió una sensación que odiaba sentir y un cosquilleo en su interior resonó y su pene se endureció.
Carlos sintió el palo largo de su primo bajo la planta del pie, dobló las cejas extraƱado, echó la pierna hacia atrĆ”s y bajó con fuerza hacia delante reventando el golpe en las bolas de Miguel, el muchacho no emitió sonido, pero sus ojos se quedaron perdidos y con la boca abierta en “O”.
Carlos apretó los pies en las bolas y su primo se quedó inmóvil, de pronto sus ojos se cerraron y su cuerpo quedó inerte en el piso… Carlos se asustó y se acercó a Ć©l… lo tocó, tenia pulso.
…
Cuando Miguel despertó estaba en un hospital, con un testĆculo roto… se supo que su primo se lo habĆa reventado y aunque no hubo cargos criminales, desde ese dĆa Miguel no volvió a ser el mismo, parecĆa ser un hombre asustadizo y en especial con Carlos, que estaba emocionado porque habĆa embarazado a su novia Raquel
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