Consejos de Otto - Las Bolas de Pablo

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5 abr 2015

Consejos de Otto

CONTIENE:



-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

-SEXO HOMOSEXUAL

   Pablo habĆ­a llegado temprano a casa de Otto, claramente le habĆ­a decidido dar una nueva oportunidad, esta vez dejando a su conocimiento que ya tenia pareja y solamente Otto serĆ­a su compaƱero de sesiones ballbusting y para eso estaba allĆ­.
   -¿como has estado Pablo? -Le preguntĆ³ Otto, tenia los ojos brillantes y la misma ropa que llevĆ³ al trabajo
   -Bien -respondiĆ³ Pablo a secas.
   -¿el trabajo?
   -Ah, lo de siempre, cuentas, matemĆ”ticas, nĆ³minas. ¿y tĆŗ?
   -Bien. Estaba resolviendo unos asuntos en el banco y eso me llevo toda la tarde.
   -¿tienes algĆŗn problema en el banco? Porque conozco personas que te pueden ayudar.
   -oh... no, no... -negĆ³ Otto moviendo las manos- Es una cuenta en el extranjero que tuve problemas al depositar. Pero se pudo resolver. Para mi sobrino. Cambiando de tema, felicidades por tu victoria en los Guerreros de la Arena.
   -Bueno, ganĆ© gracias a tĆ­, porque aquel tipo me tenia deshuevado.
   -Deshuevado... -repitiĆ³ Otto pensativo-, ballbusting... para el ballbusting es que tĆŗ me quieres, nada mĆ”s...
   -Otto, sabes que tengo pareja y lo amo.
   -Tu y yo fuimos pareja.
   -Pero antes de ser tu pareja, era pareja de Ć©l.
   Otto doblĆ³ la boca decepcionado
   -¿quien es? ¿lo conozco?
   Pablo no querĆ­a entrar en detalles sobre Alfredo. AsĆ­ que quiso desviar de quien se trataba
   -Ɖl detesta el ballbusting pero sabe que me gusta, no estĆ” dispuesto a maltratar sus bolas... A parte, Ć©l tiene una fuerza sobrenatural... creo que un solo golpecito, me dejarĆ­a sin mis 2 bombones.
   Otto riĆ³ de gracia
   -Jajajaja vaya, vaya. Debe tratarse de un sĆŗper hombre. Superman quedarĆ” corto a su lado.
   -Jaja. Bueno, de cariƱo le digo HĆ©rcules.
   -Jaja. Vaya, para que le digas asĆ­...
   -Una vez me contĆ³ que estando en la escuela un compaƱero le dijo que querĆ­a medir su fuerza y Ć©l le pego, me contĆ³ que le pegĆ³ suave en el estomago, y su pobre compaƱero terminĆ³ en el suelo botando sangre por la boca.
   Otto alzĆ³ las cejas sorprendido diciendo:
   -Entonces el fulano es una bestia... tendrĆ© mucho cuidado con Ć©l cuando peleĆ© por ti.
   -Otto, no seas ridĆ­culo. Ɖl me dijo que podĆ­a tener sesiones de ballbusting con alguien... sĆ³lo que no querĆ­a saber de quien se trataba.
   Otto chasqueĆ³ la lengua como gesto de negaciĆ³n, se parĆ³ de su lado del sofĆ” y se fue a acercar hacia Pablo en otro asiento.
   -EscĆŗchame, Pablo... escĆŗchame, quien te ama nunca, pero de los nunca, te comparte. Quien te ama nunca te comparte, yo te amo. Y cambiarĆ­a muchas cosas por ti, pero nunca te compartirĆ­a.
   -JAJAJA -estallĆ³ en risas Pablo parĆ”ndose del mueble-. Nunca me compartirĆ­as. ¿Y aquel trĆ­o a la fuerza con Esteban quĆ© fue? -Otto tragĆ³ saliva sin responder nada-. Ademas, creo que fui claro contigo. No podemos tener nada, vine a una sesiĆ³n ballbusting. Pero creo que me voy.
   Otto sintiĆ©ndose herido. PensĆ³
   "Una sesiĆ³n ballbusting. Pues TOMA"
   Y como estaba arrodillado ante Pablo y Ć©ste de pie dispuesto a irse, Otto estirĆ³ la mano y agarrĆ³ sus genitales ensartando la punta de los dedos a los huevos grandes y ovalados.
   Pablo respirĆ³ hondo .
   -¡¿quĆ©?! ¿te vas con tu puto?. ¡venias por ballbusting y te vas con los huevos morados.
   -¡aaaaaaahhhhhhh! -BalbuceĆ³ Pablo.
   Otto retorciĆ³ las bolas de Pablo mientras las apretaba con fuerza, provocando que la fuerza y firmeza dejaran de estar de parte del rubio.
   -Ufff, ya me olvidaba de tu fuerza de resistencia. Bolas te sobran pero sigues siendo un pelmazo, un pelmazo que le gusta que YO lo deshueve y para eso vienes... ¡pelmazo!
   Pablo  cerrĆ³ los ojos soportando el dolor, sintiendo a sus 2 cojones ser apretados como uno solo por la gruesa mano de Otto.
   -Esa fascinante belleza que tienes... pero que a la vez se contrarresta con un toquecito a tus grandes y colgantes pelotas, ¿quĆ© no es fascinante Pablo ChacĆ³n?"
   Pablo tan solo pudo tragar saliva mientras su rostro mostraba dolor puro y doblaba las rodillas con sus manos en las muƱecas de Otto.
   Entre tanto la mano de Otto apretaba tan duro que en el pantalĆ³n hacia notable la silueta del camino del escroto y de la polla erecta.
   Los quejidos de Pablo empezaban a escaparse incontrolables.
   Otto lo miraba deleitado, esa sĆ”dica sensaciĆ³n de ver sufrir a un hombre por sus testĆ­culos, sus fuerzas se iban a cero por esos Ć³rganos colgantes entre sus piernas. Y puso mĆ”s firme la mano, se apoyĆ³ en las rodillas y gritĆ³.
   -APARTA LA MANO DE Mƍ.
   -no -gritĆ³ Pablo
   -APARTALA O SERƁ PEOR -amenazĆ³ el hombre ahorcando mĆ”s los testĆ­culos
   Pablo obedeciĆ³ y temblando quitĆ³ la mano de la muƱeca de Otto. Entonces aquel viejo subiĆ³ la otra mano y ahora agarraba a Pablo de las bolas con las 2 manos. Una sensaciĆ³n recorriĆ³ la espalda del joven y el dolor le explotaba desde la ingle al abdomen, querĆ­a caer al piso para dedicarse a sobar sus cojones.
   Otto estirĆ³ cada testĆ­culo con fuerza hacia abajo, alargando el escroto como si fuera a castrar a Pablo con su mano y sin anestesia ni instrumento.
   Pablo se sentĆ­a mareado, su mundo le daba vuelta y le faltaba la respiraciĆ³n, el corazĆ³n le palpitaba y pensĆ³ que sufrirĆ­a un infarto. Sus bolas seguĆ­an siendo jaladas y estrujadas
   Crack
   El joven sintiĆ³ un leve crujido en el interior del escroto. Una leve mancha mojĆ³ su pantalĆ³n, no era grande, pero en el slip era inmensa.
   -Quiero que recuerdes estas palabras de este viejo sabio. Quien te ama, no te comparte, y aquel putito te comparte conmigo. Y tĆŗ eres solo mĆ­o, mi amor.
   Otto lo miraba con ojos brillantes y sus manos aumentaban la presiĆ³n sobre los testĆ­culos masacrandolos. Mientra su pene duro como el hierro bombeaba liquido pre-seminal.
   -Grrrrrrr empezĆ³ a gruƱir Pablo apretando los dientes sintiendo un dolor conocido en la cadera. Pero su verga fue la que no resistiĆ³ mĆ”s y tras el muchacho escapar un sincero orgasmo su pene brotĆ³ en una sacudida de semen que le mojĆ³ por completo el boxers, no mojĆ³ el pantalĆ³n pero sacĆ³ un fuerte olor al exterior, cloro puro, el olor de su leche, pegajosa, blanca y espesa.
   Otto lo mirĆ³ complacido y le soltĆ³ los huevos, enseguida Pablo cayĆ³ al piso con cuidado aunque adolorido y quejĆ”ndose del dolor y, en posiciĆ³n fetal tenĆ­a ambas manos en sus huevos, sus cejas se doblaban en dolor.
   Otto saliĆ³ de la sala y Pablo se quedĆ³ ahĆ­, con las manos inĆŗtiles sobando los adoloridos cojones.
   -Quitate el pantalĆ³n -dijo Otto al volver
   -¡no! -GritĆ³ Pablo llenĆ”ndose de valor
   -Pablo hazlo, por tu bien.
   -DĆ©jame -dijo Pablo apretando los dientes
   -Bueno, haz lo que quieras. AquĆ­ tienes esto -y el seƱor le tendiĆ³ un tubo que contenĆ­a una crema -. Te harĆ” sentir bien. Te la regalo, dĆ©jame ayudarte -estirĆ³ la palma de la mano en seƱal de ayuda, pero este la rechazĆ³. Otto tirĆ³ la crema al piso.
   Pasado un corto tiempo Pablo se sentĆ³ en el piso. Se abriĆ³ el pantalĆ³n y sacĆ³ a la luz el boxers empapado de semen. A Otto le brillaron los ojos al verlo. Pablo quitĆ³ el slip, tenĆ­a las pelotas hinchadas, y se aplicĆ³ la crema, sintiĆ³ una sensaciĆ³n de frialdad en sus bolas que le encantĆ³.
   -Recuerda que quien te ama, no te comparte -repitiĆ³ Otto, intentĆ³ darle un beso a Pablo pero este lo esquivo.

   El joven terminĆ³ yĆ©ndose del departamento sin despedirse, estaba molesto con Ć©l, pero ya se le pasarĆ­a.
   Durante los siguiente 4 dias Pablo estuvo ocupado en el trabajo, sacando cuentas  yendo al banco, corrigiendo presupuestos. Compartiendo con su familia, malcriando a su sobrino Vicente enseƱƔndole ocurrentes groserĆ­as, visitando a sus amigos.
   Y visitando a Alfredo como aquĆ©l jueves.
   Alfredo lo besaba apasionado en los labios, deslizaba la mano por su barbilla, luego pasaba los dedos por el pecho, bajaba por el abdomen, le agarraba el pene, lo masturbaba, pasaba el dedo por la silueta de las carnosas bolas, Pablo se sobresaltaba, Alfredo le respetaba los testĆ­culos, continuaba besĆ”ndolo. Con sus finos labios los pegaba a los de Pablo, una lengua entraba en la otra, y viceversa.
   Alfredo suspiraba de placer, feliz, excitado enamorado, su pene parado como una lanza, y Pablo acercĆ³ la cara a la verga, olĆ­a todavĆ­a a jabĆ³n, Alfredo reciĆ©n baƱado y ambos sobre la cama, aquel hombre tomaba pastillas que transformaban el sabor de su semen.
   Alfredo siempre decĆ­a pĆ­caro:
   -Prueba tu compota de manzana.
   Ahora Pablo probaba con la lengua la punta del pene de Alfredo el hombre doblĆ³ la pelvis enterrĆ”ndola en la boca de su pareja y este seguĆ­a lamiendo. Le encantaba el gĆ¼evo de Alfredo, grande, largo lleno de venas, en particular una vena que adornaba su pene y hacĆ­a camino hacia el ombligo. Alfredo no tenia grandes testĆ­culos, eran gordos y envueltos en un pequeƱo escroto.  
   Ahora Pablo le chupaba el pequeƱo escroto, lamĆ­a un huevo, gordo, luego otro. Alfredo jadeaba y su pene crecĆ­a mĆ”s, brotando sus venas moradas. La legua de Pablo pasaba por el tronco del falo, le hacĆ­a cosquilla en la punta. Despacio, saboreando el pedazo de carne.
   Debido a los cosquilleos en la punta rosada de su pene, Alfredo no resistiĆ³ mĆ”s la tentaciĆ³n y enterrĆ³ por completo su vara de carne en la boca de Pablo, sintiĆ©ndose la mar de caliente. Entonces el economista subiĆ³ y bajĆ³ por el falo, esperando su compota de manzana, Alfredo movĆ­a la pelvis gimiendo de placer.
   -Voy... voy... voy a acabar -anunciĆ³ apretando las manos en los cabellos de Pablo, extasiado de orgasmo
   Pablo apretĆ³ los labios en el pene acelerando la mamada y, el primer chorrete de semen llenĆ³ su boca, tragĆ³. Y ahĆ­ sentĆ­a un fuerte sabor a manzana. Pablo continuĆ³ probando, otro chorrete, un tercero, cuarto... semen... manzana, los jadeos de Alfredo se redujeron y quedĆ³ muy quieto en la cama.
   Pablo hizo sonar la garganta, y fue al baƱo, el sudado pecho de Alfredo brillaba de sudor mientras su respiraciĆ³n se hacia normal.
   Cuando Pablo volviĆ³ del baƱo Alfredo lo esperaba de pie, le dio un beso en los labios y lo agarrĆ³ del hombro, lo empujĆ³ sobre la cama, se acercĆ³ a los pies de Pablo, le lamiĆ³ el dedo gordo y a Pablo se le volviĆ³ a endurecer el miembro, Alfredo subiĆ³ por la pierna izquierda de Pablo su destino era el pene de su novio. SubiĆ³ por la rodilla y finalmente llegĆ³ a la cadera de Pablo. Se metiĆ³ su pene duro en la boca, lo lamiĆ³, lubricĆ³ con su saliva, sacĆ³ el pene y acercĆ³ los labios a las bolas. Las metiĆ³ en la boca.
   -¡ahhh! -susurrĆ³ Pablo
   Alfredo sacĆ³ el gran escroto de su boca, y con cuidado palpĆ³ los testĆ­culos.
   -ya me decĆ­a yo que estaban mĆ”s grandes -dijo-, estĆ”n hinchados.
   -SĆ­, fue en una sesiĆ³n ballbusting, con... bueno con quien lo practico.
   RĆ”pidamente el semblante de Alfredo cambiĆ³. ApretĆ³ los labios y arrugĆ³ la frente, se apartĆ³ de Pablo.
   -Alfredo, no te molestes.
   -Y, ¿quĆ© quieres que haga? Que me emocione por que otro cabrĆ³n te maltrata las bolas? ¿quĆ© me emocione porque te comparto con otro imbĆ©cil? ¿quien es? ¿cĆ³mo es? ¿te gusta? ¿y yo?
   Pablo nunca le dirĆ­a que era Otto sin embargo respondiĆ³:

   -Quien es, no te llega ni a los talones, tĆŗ eres distinto, un dulce, mĆ­ cariƱo, mi amor a quien amo. Te amo Alfredo, sino fuera asĆ­ crĆ©eme que no estuviera todos estos momentos contigo, te invito con mi familia, eres parte de ella. Y lo sabes. AdemĆ”s Ć©l conoce que tengo pareja y que odias el ballbusting, sabe que te amo a tĆ­ y que lo nuestro son simples sesiones, ademĆ”s......... fuiste tĆŗ quien me dijo que podĆ­a practicar con otra persona el ballbusting. ¿Lo recuerdas?
   Alfredo mirĆ³ al suelo, todavĆ­a se notaba la molestia que cargaba y contestĆ³.
   -SĆ­, lo recuerdo y me arrepiento, porque me da celos saber que te comparto con otro.

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