Ballbusting entre maduros (3/5): Ninguno resiste - Las Bolas de Pablo

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1 feb 2016

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Ballbusting entre maduros (3/5): Ninguno resiste


CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Desde el pasado 18 Enero los votos de la junta de accionistas y otros trabajadores decidiĆ³ atribuir la presidencia de la empresa al ingeniero Francisco Urrutia, dejando en la mĆ”s profunda derrota a Otto Salinas quien era la tercera vez que perdĆ­a el cargo para la presidencia, como vicepresidente se decidiĆ³ designar a Marcos ChacĆ³n. Desde esa Ć©poca el humor de Otto se habĆ­a vuelto oscuro y agrio.


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   Esa maƱana de febrero Otto llegaba a la presidencia de la empresa luego de realizar secretos papeleos.



   ā€”ĀæQuĆ© te trae por acĆ”, Salinas? ā€”quiso saber Francisco evaluando el presupuesto de remodelaciĆ³n de un parque.



   ā€”Finalmente vengo a presentar mi renuncia ā€”comunicĆ³ el hombreā€”. Ya pasĆ© por recursos humanos y luego de horas por fin vengo a despedirme.



   ā€”ĀæPero por quĆ©? Eres de los mejores.



   ā€”De los mejores ā€”repitiĆ³ el hombre con un dejo de ironĆ­aā€”. Nadie aquĆ­ confĆ­a en mi, no aprueban mis proyectos y propuestas. Soy excelente y espero estar en un lugar mejor. Necesito mi crecimiento.



   ā€”Crecimiento luego de tantos aƱos de servicio en este lugar.



   ā€”AsĆ­ como lo oyes, despuĆ©s de todo tienes el respaldo de Marcos ChacĆ³n y sus perros falderos, no me interesa. SĆ³lo espero que disfrutes tu presidencia y lo hagas tan bien como prometiste y sin la ayuda de terceros.



   ā€”Otto, no entendiste ā€”negĆ³ Francisco rascĆ”ndose la barbillaā€”, esto es una organizaciĆ³n, un equipo de trabajo, cada quien se apoya en el otro. Lo viste en la universidad, supongo.



   ā€”Como sea. Ya dije que vengo a despedirme. Que te vaya bien. Venga, un abrazo, compaƱero.



   Francisco colocĆ³ el informe sobre la mesa, se acercĆ³ al hombre con canas y se dieron lo que pareciĆ³ un sincero abrazo con golpecitos a la espalda. De pronto se separaron y se miraron, oportunidad que sĆ³lo aprovechĆ³ Otto para tomar al presidente del hombro y subir la rodilla entre sus piernas abiertas. Francisco gritĆ³ de dolor, retrocediĆ³ con las manos metidas en su entrepierna, tocĆ³ el piso con las rodillas unidas y despuĆ©s cayĆ³ de costado con los ojos hĆŗmedos y el rostro rojo como un tomate.



   ā€”Espero que disfrutes tu presidencia de mierda ā€”catalogĆ³ Otto echĆ”ndole una Ćŗltima mirada despectiva para despuĆ©s abandonar la sala.



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   Francisco empezĆ³ a toser en el suelo agarrando las grandes pelotas dentro de su pantalĆ³n.



   Nada de lo ocurrido en esa sala Francisco lo comentĆ³ horas mĆ”s tarde al reunirse con sus amigos en  casa de Lisandro. Acostumbrada cita que celebraba con sus compaƱeros de trabajo para tomar licores e intercambiar bromas -algunas sobrepasaban los lĆ­mites de la tolerancia.-



   Reunidos en la sala se encontraban Marcos ChacĆ³n, Lisandro, Francisco, Marcel y Antonio, el Ćŗnico hijo de Lisandro quien se desempaƱaba como abogado recien graduado, de tez blanca y cabellos castaƱos.



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   ā€”Y ella no supo que hacer ā€”terminaba Antonio de relatar una divertida historia entre Ć©l y sus amigos. Enseguida hubo la mar de risas graciosas.



   ā€”Amigo ā€”hablĆ³ Marcel, quien no almorzĆ³ bien y el exceso de bebidas mellaba su juicioā€”, Āænos buscarĆ­as la ronda de cerveza?



   ā€”Hey, sĆ­, por favor.



   ā€”SerĆ­a bueno.



   Antonio afirmĆ³ con la cabeza en seƱal de respuesta, estaba ubicado en un sillĆ³n junto a su padre, y, a su lado derecho estaba Marcel, riĆ©ndose de un chiste que quizĆ”s Ć©l solo entendĆ­a.



   ā€”ĀæCuantas cervezas son? ā€”quiso saber Antonio.



   ā€”Todas ā€”corroborĆ³ Francisco.



   ā€”Hasta la tuya ā€”dijo Marcos.



   De repente y de manera inesperada Marcel lanzĆ³ un puƱetazo entre las piernas separadas del joven Antonio. Las pequeƱas bolas del muchacho recibieron la fuerza de los nudillos.



   ā€”UUUUUGGGHHH ā€”gruĆ±Ć³ Antonio separando un poco los labios, abriĆ³ los ojos que se le cristalizaron y se encorvĆ³ agarrĆ”ndose las bolas.



   ā€”Ā”ĀæPero tĆŗ estĆ”s loco?! ā€”saltĆ³ Lisandro en defensa de su hijoā€”. !Como te atreves a golpearlo asĆ­!



   ā€”Jajaja, jajaja, no fue nada, Lisandro ā€”se reĆ­a Marcelā€”. Siempre jugamos entre nosotros asĆ­, es un juego.



   ā€”Ā”Pero no lo incluyas a Ć©l, bastardo!



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   Marcel no paraba de reĆ­r en su borrachera, en cambio Antonio pudo enderezarse a pesar de seguir sosteniendo sus testĆ­culos con una mano, intentĆ³ hacer una seƱal de calma con la otra.



   ā€”Tranquilizate, padre. Todo estĆ” bien.



   ā€”Ā”No, no te puede pegar asĆ­ este borracho!



   ā€”PapĆ”, podemos compartir.



   ā€”ĀæA quĆ© te refieres?



   Antonio no se preocupĆ³ en ocultar una sonrisa maliciosa y con su mano libre y abierta lanzĆ³ una palmada a los genitales de su padre que estaba parado a su lado apoyĆ”ndole. La palma chocĆ³ con tanta fuerza que no supo si hizo daƱo al pene o a los testĆ­culos pero sintiĆ³ el contacto con la protuberancia, sĆ³lo vio que su padre abria los ojos y unĆ­a las rodillas para caer al suelo.



   ā€”Uf, Antonio. !ĀæQuĆ© mierda te pasa?!



   ā€”Lo siento, padre. Pero has dicho que esto era un juego que ustedes hacĆ­an. QuerĆ­a ver de que se trataba.



   Marcel desde su asiento felicitĆ³ a Antonio demostrando un brillo en los ojos. Marcos dio una risa nerviosa y tapĆ³ su obscena entrepierna con las manos. Francisco miraba sorprendido la escena.

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   ā€”Gracias, pero no es necesario ā€”decĆ­a Antonio a Marcelā€”. IrĆ© a buscar sus cervezas congeladas.



   El jovenzuelo saliĆ³ de la sala rumbo a la cocina mientras buscaba las bebidas. Lisandro se sentĆ³ en el mueble con el rostro rojo, lanzaba mirada asesina a Marcel, que reĆ­a de nervios. Marcos ChacĆ³n prefiriĆ³ entablar una conversaciĆ³n trivial logrando calmar el pesado ambiente.



   Cuando Antonio regresĆ³ de la cocina sostenĆ­a las frĆ­as cervezas, las cuales repartiĆ³ conforme a los invitados.



   ā€”ĀæY tĆŗ ā€”preguntaba a Marcos ChacĆ³n al sentarse en la sillaā€”, tienes ahĆ­ metido un calcetĆ­n o quĆ©?



   Marcos ChacĆ³n dio un risa de gracia y se tapĆ³ la entrepierna con la botella de cerveza.



   ā€”Este tio es un huevĆ³n ā€”respondiĆ³ Marcelā€”, tiene las pelotas mĆ”s grandes del planeta, casi las arrastra jajaja.



   ā€”No seas hablachento ā€”negĆ³ Marcos probando otro sorbo del material y desocultando el marcas de sus grandes cojones en el pantalĆ³n fino.



   Francisco que sostenĆ­a en sus manos su pesado celular tĆ”ctil estaba frente a Marcos, lanzĆ³ el objeto entre sus piernas abiertas, chocando de lado entre uno de los gĆ¼maros.



   Marcos escapĆ³ un grito mientras patĆ©ticamente la cerveza chorreĆ³ de su boca. El pobre hombre se encorvĆ³ en el mueble riendo y cerrando los ojos adolorido, agarrĆ³ el celular y lo lanzĆ³ al suelo.



   ā€”Ā”EstĆŗpido! ā€”reclamĆ³ divertido Francisco agarrando su objeto en el piso, se dirigiĆ³ a Antonioā€”. Como ya ves, tiene los cojones mĆ”s grande pero es el mĆ”s dĆ©bil.



   ā€”No seas tozudo. Soy el mĆ”s fuerte, tĆŗ eres quien siempre chilla como una nena.



   ā€”Claro que no.



   ā€”Ā”Recuerda la Ćŗltima vez!



   ā€”Me agarraron desprevenido.



   ā€”Por quĆ© no probamos para experimentar ā€”propuso Antonio.



   ā€”ĀæA quĆ© te refieres? ā€”quiso saber Francisco.



   ā€”Pues el seƱor sĆ³lo se encorvĆ³ ā€”seƱalĆ³ Antonio a Marcosā€”, eso demuestra resistencia. DeberĆ­amos probar tu resistencia. Abre las piernas y espera un golpe.



   Francisco lo mirĆ³ tentador, algunos de los presentes empezaron a reĆ­r divertidos.



   ā€”EstĆ” bien, acepto.



   ā€”Ā”AsĆ­ se habla!



   Francisco abriĆ³ las piernas y cerrĆ³ los ojos con ambas manos mientras reĆ­a por diversiĆ³n.



   ā€”Marcos, es tu revancha.



   ā€”Apurate, cabrĆ³n ā€”pedĆ­a con una sonrisa Francisco.



   A Marcos le estregaron una pelota de bĆ©isbol propiedad de Antonio, todos allĆ­ se rieron a consecuencia de lo que iba a suceder. Marcos levantĆ³ el brazo calculando su punterĆ­a y disparĆ³ la pelota que surcĆ³ a toda velocidad el aire, estrellĆ”ndose en las bolas de Francisco.



   Francisco aullĆ³ de dolor mientras la sala estallĆ³ en aplausos y risas.



   Algunos de los hombres ahĆ­ presentes cubrieron su entrepierna con simpatĆ­a al ver como la pelota aplastĆ³ y chocĆ³ los testĆ­culos del presidente de la empresa.



   InstantĆ”neamente Francisco cayĆ³ al piso revolcĆ”ndose como serpiente agarrĆ”ndose las bolas, todos presenciaron la manera en que su pantalĆ³n se empezĆ³ a humedecer lo que le dejarĆ­a una mancha de semen y un feo olor a sexo.



   ā€”Lo que comprueba que eres muy dĆ©bil frente a Marcos ā€”concluyĆ³ Antonio alzando su cerveza al aire.



   ā€”Lo siento, amigo ā€”se excusĆ³ Marcos con una sonrisa en la boca.



   ā€”ĀæY tĆŗ? ā€”preguntĆ³ Antonio a Marcel.



   ā€”Ā”No! ā€”negĆ³ el hombre asustado cubriendo sus genitalesā€”. Yo soy el mĆ”s dĆ©bil de todos. El mĆ”s dĆ©bil.



   Todos a excepciĆ³n de Francisco se echaron a reĆ­r, aquel pobre hombre en el piso tenĆ­a la vista fija al techo, las piernas abiertas, las manos sobando sus gĆ³nadas y una inmensa mancha en su pantalĆ³n por donde se le dibujaba el pene.

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