Original de ZATNContiene:
-Sexo heterosexual
-Ballbusting mujer/hombre
Hola me llamo SofĆa, tengo 20 aƱos de edad, y hoy disfruto del sol frente al mar, adoro la playa!; para mi ahora es el paraĆso, pero hasta hace solo unas horas vivĆa un infierno, les contarĆ©.
Trabajo como asistente de contabilidad en una constructora, y a pesar de siempre evitar relaciones en el ambiente laboral, terminĆ© saliendo con mi jefe; bueno en realidad con el jefe de mi jefe; Gabriel, un exitoso arquitecto de 32 aƱos que se desempeƱa como director de ejecuciĆ³n de obras, ademĆ”s es un importante socio en la compaƱĆa.
Desde que entre a trabajar, Gabriel me cortejĆ³ de inmediato, es un hombre atractivo y estuve tentada a aceptar sus insinuaciones, pero conocĆa de antemano que mi jefe era un hombre casado, y que seducĆa a todo lo que llevase falda en la oficina, asĆ que me hice la difĆcil por un tiempo.
Le rechace muchos buenos planes para salir, curiosamente todos tenĆan como escala final un lujoso Motel!, supe que a ese lugar habĆa llevado a una que otra de mis compaƱeras de oficina.
Solo cuando se enterĆ³ de mi gusto por la playa, me propuso un plan de fin de semana en su apartamento a la orilla del mar, aceptĆ© sin dudar! Entusiasmado dijo: serĆ” un fin de semana memorable.
Vivo en la capital, a cientos de kilĆ³metros de la playa, con los dedos de una mano puedo contar las veces que he visitado el mar, pero lo adoro! y salir con mi jefe me llevarĆa una vez mĆ”s a ese paisaje azul que tanto deseaba volver a ver.
PrĆ”cticamente podrĆa regresar a la playa y divertirme en ella, a cambio de acostarme con mi jefe; estaba de acuerdo!, Gabriel era fĆsicamente guapo, siempre quise tener relaciones sexuales con Ć©l, sobre todo despuĆ©s de escuchar rumores entre las mujeres de la oficina sobre lo bien dotado que era.
Salimos en el primer vuelo del sĆ”bado y pronto llegamos a la costa, la vista del mar y el cielo azul me enloquecieron!, tambiĆ©n el apartamento de mi jefe… era bastante lujoso!.
Apenas pisamos el cuarto y dejo la maleta, cuando veo a Gabriel de espaldas desnudƔndose.
CreĆ que buscaba ponerse algo mĆ”s cĆ³modo, pero no!, se quedĆ³ desnudo!, entonces volteĆ³ y sonriĆ©ndome, vino hacĆa mi con el pene creciĆ©ndole rĆ”pidamente!, el arquitecto no se iba por las ramas, ni un rato para caminar por la playa, o para ir de compras, no!, venĆa directo a tratar un asunto conmigo, venĆa a hacerme el amor!.
Quede sorprendida viendo lo que Dios le puso entre las piernas; ViĆ©ndole completamente erecto, certifique que los comentarios eran ciertos, Gabriel tenĆa el pene muy grande!
AdemƔs sus pelotas no se quedaban para nada atrƔs, vaya tremendas huevas cargaba entre las piernas mi jefe!, nada que envidiarle a un toro.
TratĆ© de calmarle y convencerle de visitar primero la playa, pero Gabriel querĆa hacerme suya lo mĆ”s pronto posible, me ignoraba, era como si no estuviera hablĆ”ndole; SĆ³lo sonriĆ³ y me recordĆ³ lo que habĆa dicho ayer, que este serĆa un fin de semana memorable.
Tomo mis hombros y comenzĆ³ a llevarme hacia atrĆ”s, hacĆa la cama!; mientras lo hacĆa, sentĆa su enorme pene clavado a la altura de mi ombligo como una espada queriendo atravesarme.
Le agarre del caliente glande y lo retirĆ© un poco, aliviando la punzada en mi abdomen. Algo angustiada le pedĆ que se tranquilizara, le recordĆ© que tenĆamos 2 dĆas para hacerlo.
La verdad estaba nerviosa, nunca habĆa tenido relaciones con un hombre de tamaƱos atributos, temĆ me doliera cuando me metiera la verga.
Cuando llegamos al filo de la cama, retiro mi mano de su glande con un movimiento fugaz y con fuerza me empujĆ³ hacia las sabanas.
Trate de incorporarme pero Ć©l ya estaba encima mĆo, no sĆ© cĆ³mo, pero retirĆ³ mi falda y pantaletas con tal velocidad, que fue como si nunca hubieran estado allĆ.
Mi Ćŗltimo esfuerzo terminĆ³ cuando aplico mĆ”s fuerza sobre mis hombros sembrĆ”ndome en la cama, sin dejar de verme a los ojos, abriĆ³ mis piernas, apunto a mi vagina, y me penetrĆ³!.
Me la clavĆ³ de golpe y como se dice, en seco!, ni siquiera besos para excitarme y humedecer mis partes Ćntimas, no!, me la metiĆ³ a la brava.
GritĆ© de dolor, realmente me lastimĆ³, nunca habĆa tenido dentro un pene tan grande, y peor sin estar lubricada, sentĆ como su carne raspĆ³ toda mi vagina... fue muy brusco.
Afortunadamente las cosas fueron mejorando a medida que me humedecĆa, el dolor se transformĆ³ en placer y mucho! , tanto que rĆ”pidamente llegue al orgasmo, lo obtuve antes que Ć©l. Fue uno de los mejores sexos que he tenido en la vida.
Gabriel era muy bueno haciĆ©ndolo, y durĆ³ bastante en venirse. Finalmente le llegĆ³ el turno de liberar lo que guardaba en las pelotas… Y lo hizo en abundancia!, derramĆ³ en mi interior prĆ”cticamente un rio de esperma.
De la excitaciĆ³n que tenĆa por hacerme suya, el pene no se le debilitĆ³ tras correrse, no!, seguĆa con mucha fuerza y se le veĆa aĆŗn mĆ”s parado.
Le elogiĆ© el miembro: “Oh Gabriel, tienes la verga grande!, y se sintiĆ³ rico!”; El comentario lo volviĆ³ loco de gusto y vino por otra ronda.
La segunda vez me la metiĆ³ en forma de perrito.
ApoyĆ© la cabeza contra la almohada y por debajo de Ć©l, observĆ© al detalle sus grandes huevos, eran colosales!, me gustĆ³ verlos balanceĆ”ndose de atrĆ”s hacia adelante con cada una de sus embestidas.
Curiosa y excitada guie mi mano entre mis piernas y las suyas, y se los toque!, Gabriel sintiĆ³ el contacto y le gusto la caricia a sus partes mĆ”s viriles, los sostuve por mĆ”s de un instante… eran muy pesados!.
Gabriel jadeando de placer, prĆ”cticamente me suplicĆ³ que siguiera acariciĆ”ndole las bolas, gustosa, le complacĆ… Mis dedos se las sobaban mientras me penetraba sin pausa, estĆ”bamos sincronizados.
TocĆ”ndole las gĆ³nadas se las palpĆ© en toda su circunferencia!, me sorprendiĆ³ lo duro que eran!, no creĆ que la parte mĆ”s delicada de los hombres, a quienes siempre les habĆa palpado y encontrado tan blanda, en Gabriel pudiera ser de una consistencia tan diferente. Analice un momento el asunto, testĆculos grandes, pesados y muy duros…para que sean asĆ, debe de tenerlos llenĆsimos de semen.
Mi jefe resulto ser un hombre muy viril, demasiado!
Tras venirse por segunda vez, se acostĆ³ boca arriba y me pidiĆ³ le continuarĆ” sobando los huevos, asĆ lo hice.
Gabriel se mostrĆ³ aĆŗn mĆ”s orgulloso cuando le dije lo impresionada que estaba con el tamaƱo de sus pelotas.
Su pene no dejĆ³ de estar activo ese rato, con una mano se pajeaba el miembro, gozando del doble estĆmulo: Ć©l sobĆ”ndose la verga, mientras yo me encargaba de sus pelotas.
Gabriel disfrutaba cada vez mĆ”s que le acariciara los huevos, estaba fuera de sĆ del goce, le dije: “vaya que sientes rico cuando te los soban querido!, los tienes muy sensibles!!”.
RespondiĆ³ que los tenĆa cĆ³mo todos los hombres!, Le debatĆ que Ć©l no era como todos, Ć©l los tenĆa enormes!, y eso los hacĆan mĆ”s sensibles a las caricias.
“TambiĆ©n los hacen mĆ”s sensibles a los golpes”, agregĆ³.
Sorprendida por su comentario dejƩ de sobarle un momento y le preguntƩ por eso.
“Gabriel, te los han golpeado?, Oh Dios, pobre de ti!”.
Gabriel asintiĆ³ con la cabeza; yo continuĆ© comentando el asunto: “es cierto, mientras mĆ”s grandes los tengas, mĆ”s te han de doler verdad?”. Nuevamente aseverĆ³, ante esto expresĆ©: “Ay pobrecito!, y cĆ³mo fue?”.
No dijo nada mĆ”s del tema, pero intrigada le insistĆ: “CĆ³mo te golpearon Gabriel?, Quien fue?”.
Gabriel no respondiĆ³, sĆ³lo dijo que esas cosas les pasaban a todos los hombres alguna vez en su vida!, ahĆ parĆ³ el tema, no querĆa seguir hablando de cosas dolorosas. PidiĆ³ que siguiera sobĆ”ndoselas.
Mientras se las consentĆa, no podĆa dejar de pensar en lo extremadamente doloroso que debiĆ³ ser para Gabriel el ser golpeado en sus grandes bolas.
Finalmente me concentrƩ; gustosa continuƩ tocƔndole las pelotas a mi jefe un rato largo.
Pero el fin de semana de disfrute que imaginĆ©, pronto se convirtiĆ³ en una pesadilla.
Gabriel solo pensaba en sexo!, una vez tras otra, me la metĆa, me la metĆa y me la volvĆa a meter!, el semental no cesaba en su Ćmpetu, apenas descansĆ”bamos media hora o menos tras una orgia de sexo, cuando Gabriel volvĆa a buscarme una vez mĆ”s empalmado.
Me hizo el amor en todas las posiciones que conocĆa, y otras que no tenĆa ni idea; si bien principalmente fornicaba en mi vagina, tambiĆ©n me puso a hacĆ©rselo oral, y hasta con mis pechos... Anal no lo hicimos, no me gusta eso.
Me gusta una buena jornada de placer, y al principio Gabriel me dio bastante!, pero su excesivo apetito ya entrĆ³ en lo enfermizo.
El asunto ya se habĆa vuelto una tortura para mĆ, tantas veces seguidas agotan a cualquiera, ya empezaba a ser doloroso el ser penetrada; mĆ”s de una vez le tratĆ© de hacer ver que ya estaba bueno de sexo, que estaba cansada; InsistĆa en que fuĆ©ramos a la playa un rato… pero o me ignoraba y penetraba sin dilaciones, o me daba falsas esperanzas de que aguantarĆ” un poco mĆ”s e irĆamos luego.
“DespuĆ©s de este, despuĆ©s de este”, me decĆa el maldito, ya me tenĆa harta!, que acaso soy una puta o una de esas muƱecas sexuales que deben recibir todo lo que Ć©l quiera?.
Pero no me atrevĆa a ponerle un freno, asĆ que siguiĆ³ con su jornada sexual.
Pasaban las horas y me encontrĆ© fĆsicamente agotada; me preguntaba: CĆ³mo puede seguir haciĆ©ndolo?, cĆ³mo tiene tanta energĆa?; se supone que la mujer aguanta mĆ”s sexo que el hombre y ahĆ estaba yo, exhausta!, y Ć©l… a plenitud de calentura!, me sentĆ algo avergonzada por ser yo quien pidiera tiempo.
Este semental en casa debĆa estar limitado por su vida de casado, no ausentarse tanto tiempo del hogar y siempre excusas para su mujer… Pero conmigo era diferente el asunto, me tenĆa todo un fin de semana para Ć©l, y no habĆa lĆmite de tiempo ni excusas… no tenĆa una esposa cerca.
Conmigo podĆa llevar las cosas al extremo, satisfacer todo su apetito sexual!, el Ćŗnico lĆmite que veĆa en este hombre de verga incansable, era la cantidad de leche que le quedara en las pelotas.
Y por como seguĆa viniĆ©ndose… Gabriel aĆŗn conservaba una buena carga de semen.
El semental eyaculo tantas veces en mi vagina que el semen ya goteaba fuera, entonces se dedicĆ³ al resto de mi cuerpo, se vino en mis pechos, en mi abdomen, en mi espalda, y hasta en la boca me lo echĆ³.
CĆ³mo podĆa soltar tanta leche el condenado?, SĆ!, las tiene enormes, pero Dios mĆo cuanto le caben en esas pelotas, acaso mĆ”s de un litro?.
Ya no era SofĆa, sino un banco de semen... Vaya fin de semana memorable el que me estaba dando, y el que aĆŗn me esperaba.
Gabriel no bajĆ³ su faena mĆ”s que para comer, a domicilio claro; Yo comĆ en abundancia para reponer fuerzas.
SabrĆ”n que lo pedido por Gabriel tenĆa una alta concentraciĆ³n en lĆ”cteos!, necesitaba reemplazar todo el lĆ”cteo que saliĆ³ de sus bolas y depositĆ³ en mi vagina.
Reiniciada la orgia no valieron mis tĆmidas suplicas, el solo continuĆ³ tomĆ”ndome a gusto.
No sabĆa quĆ© hacer para bajarle el Ćmpetu sexual. Angustiada se me ocurrieron un montĆ³n de locuras para que no se le volviera a parar la verga, desde echarle agua con hielo en los calzoncillos para que el frio apagara a su inquieto amigo, hasta golpearle los testĆculos, para que le dolieran mucho y asĆ no pudiera volver a excitarse.
Eso ultimo era drĆ”stico; sin importar lo desesperada que estuviera, No podĆa hacerle eso, no querĆa lastimarlo y menos ganĆ”rmelo de enemigo.
Al fin y tardĆamente, decidĆ ponerle un alto al asunto, Luego de la cena, le hice saber que estaba molesta y adolorida; Gabriel que se encontraba a varios pasos de mĆ, sonriĆ³ y me pidiĆ³ que no me molestara y aguantara una cogida mĆ”s, que lo complaciera.
Con los dientes asomados de la nueva felicidad que ya veĆa segura, iniciĆ³ un lento caminar hacia mĆ, no prestaba atenciĆ³n a mi pedido, creĆa que no era en serio mi reclamo.
Me comencĆ© a asustar, Gabriel parecĆa hipnotizado por poseerme, era como si mi reclamo lo encendiera aĆŗn mĆ”s; Mi mente se perdiĆ³ en pensamientos sobre quĆ© hacer, gritarle?, huir?, pedir ayuda? golpearlo?, pero cĆ³mo?... no concretaba nada .
ReaccionĆ© de mi letargo y viĆ©ndolo tan cerca, tratĆ© de alejarme; ahĆ fue cuando me tomĆ³ de los hombros, pero con las manos le rechace con fuerza!, seguĆa decidida a no tener mĆ”s relaciones sexuales con Ć©l.
Gabriel tomaba mi rechazo como diversiĆ³n, pensarĆa que era una forma de juego; Siendo un hombre atractivo, genitalmente bien dotado y con dinero, no se le pasĆ³ por la cabeza que una mujer llegara a rechazarle en el sexo.
Me agarro del brazo con fuerza llevĆ”ndome a la cama, mientras una vez mĆ”s me decĆa al oĆdo una multitud de promesas para contentarme.
AplicĆ³ una vez mĆ”s su fuerza bruta sobre mi frĆ”gil y adolorido cuerpo, fue demasiado animal!. No podĆa hacer nada, casi lloraba por la impotencia. A pesar de cerrar las piernas, Gabriel finalmente las separĆ³ a las malas y quedĆ³ listo para penetrarme; En ese instante cedi a sus pretensiones.
Cedi por miedo!, temĆ a su fuerza de hombre!, si me negaba a satisfacerlo, lo harĆa enojar!, un Gabriel enfadado me golpearĆa… AsĆ que me resignĆ©.
Era patĆ©tica! Incluso llegue a justificar el ceder a sus apetitos carnales, Me decĆa que Ć©l era mi jefe y sino hacia lo que Ć©l querĆa, perderĆa el trabajo… y lo necesitaba. Era una vergĆ¼enza como le aceptaba todo, Ahora era completamente una sumisa ante Gabriel.
La orgia continuo y Gabriel ya no hacia pausa despuĆ©s de venirse, la verga le quedaba parada y seguĆa de largo!.
Como a las 11 de la noche pasadas me sentĆ desvanecer, estaba arrodillada en la cama y el detrĆ”s mĆo agarrado firmemente de mis caderas y bombeando mi coƱo sin cesar.
Con la vista borrosa y babeando, me apoyĆ© de cara contra las sabanas, y observe una vez mĆ”s por debajo entre mis piernas… ahĆ estaban de nuevo ese par de testĆculos bamboleĆ”ndose sin parar.
Recuerdo que en mi inminente desvanecer pensĆ©: Si sĆ³lo se los hubiera golpeado.
Pero ya no tenĆa oportunidad, no habĆa ni una pizca de fuerza en mi ser, Me iba a desmayar!... pero en ese momento, Gabriel se corriĆ³ por enĆ©sima vez y lanzĆ³ una larga exhalaciĆ³n, sus pelotas ahora estaban inmĆ³viles y asĆ permanecieron.
No podĆa creerlo, por fin habĆa parado!.
SoltĆ³ mis caderas y me la sacĆ³, se acostĆ³ de medio lado en la cama totalmente satisfecho!... por lo menos por hoy!, enseguida lo escuchĆ© roncar, quedĆ³ profundo!
En cuanto a mĆ, creo que mi estado era cercano al tĆ©rmino: Moribunda.
Estaba demacrada y con ojeras; De tantas eyaculaciones, no tenĆa centĆmetro de piel que no sintiera pegajoso.
Di un gracias a Dios por parar a ese semental, pasamos todo el sĆ”bado teniendo sexo, si no me equivoco fueron mĆ”s de 12 horas de bombeo seguido, de lo cansada apenas podĆa mantener los parpados abiertos.
Me sentƩ en la cama con intenciones de levantarme; mi objetivo era irme del apartamento.
Gabriel tenĆa ahora el pene saciado y las pelotas vacĆas, pero para maƱana, su verga tendrĆa hambre otra vez, y ese par de huevos estarĆan en avanzado proceso de llenado.
No creo que para el Domingo, dejase sus planes de penetrarme hasta por los oĆdos.
Me irĆa!, tomarĆa mi maleta y el Arquitecto no me verĆa hasta el lunes en el trabajo, era la salida perfecta, luego me inventarĆa una excusa del porque me fui.
Pero entonces mi propio cuerpo me traicionĆ³.
CerrĆ© los parpados un instante y no recuerdo mĆ”s. Me quede dormida!, perdĆ la oportunidad de zafarme del lio en el que estaba.
Pero por lo menos, dormĆ con un bello sueƱo en la cabeza…El disfrutar de la playa el dĆa siguiente.
Solo reaccionĆ© pasada las 9 de la maƱana del domingo. Enseguida fui al baƱo para asearme, la verdad todo el cuerpo me dolĆa.
Al salir quede aterrada con lo que vi!; Gabriel que se habĆa despertado, estaba frente a la puerta esperĆ”ndome, desnudo y totalmente empalmado!; El muy perro ya querĆa montarme otra vez!
Me molestĆ©, y le dije que ni se le ocurriera tocarme, ayer me habĆa tratado como un tĆtere, no pensĆ³ para nada en mĆ, y me dejĆ³ toda maltratada.
TratĆ³ de disculparse con mil palabras, mientras mostraba una ridĆcula sonrisa.
Una vez mĆ”s prometiĆ³ que este serĆa un fin de semana memorable, otra vez con esa frasecita. Que hombre tan egoĆsta e hipĆ³crita!.
Le gritĆ©: “HabrĆ” sido memorable para ti que me gozaste toda, pero yo sĆ³lo sufrĆ con tu calentura enferma!, y ni siquiera pude ver la ansiada playa que querĆa!”.
ComencĆ© a colocarme las pantis, ahĆ le dije que me irĆa a casa, entonces su faz cambiĆ³, se mostrĆ³ enfadado, realmente enfadado y se vino en carrera hacia mĆ.
Me agarrĆ³ a la fuerza de los brazos y me zarandeĆ³, comenzĆ³ a gritarme que no me iba a dejar ir.
Todo mi cuerpo comenzĆ³ a temblar de impotencia y miedo.
Me lastimaba, le dije que me soltara pero Ć©l no atendĆa razones, le grite: “DĆ©jame Gabriel que me haces daƱo!”.
Dijo que no me irĆa hasta cuando Ć©l quisiera, y que harĆamos el amor ya mismo.
Gabriel iba a forzarme, ahora se habĆa vuelto un ser que no reconocĆa como mi jefe, cambio totalmente su actitud.
Le advertĆ que no me podĆa obligar o me estarĆa violando.
Gabriel sĆ³lo gritĆ³ que me callarĆ” y me dejara; desesperada por su agresiĆ³n reaccionĆ© y le di una cachetada.
Se detuvo un instante y cuando creĆ que habĆa entrado en razĆ³n y se alejarĆa, me golpeĆ³ la cara con la mano abierta.
Del golpe caĆ al suelo, estaba tan asustada que comencĆ© a sollozar, Gabriel me habĆa golpeado y me iba a seguir golpeando sino escapaba de ese lugar.
Le suplique que no me pegara mĆ”s, QuĆ© me dejara ir; Con una sonrisa en los labios y voz frĆa exclamĆ³:
“OlvĆdate de la playa y mĆ”s tonterĆas, te traje aquĆ sĆ³lo para culiarte, y te la voy a meter cuantas veces me dĆ© la gana!, No me importa si quieres o no!”.
Le roguƩ que no me forzara.
El respondiĆ³, que yo habĆa aceptado venir a su apartamento a acostarme con Ć©l, y ahora debĆa atenerme a lo que Ć©l quisiera.
Ingenuamente le confesĆ© que habĆa accedido al viaje para ver la playa, ahĆ sonriente me interrumpiĆ³.
“No verĆ”s nada de playa, hoy sĆ³lo verĆ”s mi verga, putica!”.
Algo cambiĆ³ en mi interior, dejĆ© de sentir miedo y me decidĆ a defenderme, no me dejarĆa violar de Ć©l!
Curiosamente no fue la amenaza del sexo a la fuerza lo que encendiĆ³ la ira en mĆ, sino el hecho de no ir a la playa, la playa que tanto querĆa ver!; Es extraƱo que ese fuera el detonante de mi reacciĆ³n, es una locura ahora que lo pienso, pero les juro que fue eso.
Me iba a defender de Gabriel, ya habĆa probado su fuerza superior, pero centre la mirada en su Ć”rea sensible: sus grandes testĆculos, El lugar donde sabĆa que lo podĆa lastimar.
QuedĆ© sentada en el piso tras su cobarde golpe, asĆ que cuando se me acercara, le agarrarĆa con fuerza de sus partes viriles.
Gabriel se inclinĆ³ frente a mĆ y me tomĆ³ del cabello para obligarme a levantar, En ese instante lo ataquĆ©.
RƔpidamente llevƩ una mano entre sus fuertes piernas, fui mƔs arriba, y alcance mis objetivos!.
El confiado hombre nunca se lo vio venir, fƔcilmente le agarre de las huevas.
Gabriel grito muy fuerte cuando cerrĆ© la mano alrededor de sus enormes bolas!, se las apretĆ© salvajemente, le doliĆ³ un montĆ³n!.
QuerĆa que sufriera, lo harĆa pagar por golpearme , por querer violarme, y por no dejarme ir a la playa!.
ApretƩ y apretƩ!, sus huevas eran muy duras!, pero aplique tanta fuerza que se las achatƩ;
El degenerado daba ensordecedores alaridos.
Me subestimĆ³ por ser mujer!, viĆ©ndome de fĆsico dĆ©bil, no creyĆ³ que me defendiera… pero se equivocĆ³!, ahora lo tenĆa cogido!, cogido de sus partes dĆ©biles, literalmente lo tenĆa en mi mano!... a mi merced!.
SabĆa que lo lastimaba mucho; Con el tamaƱo de sus pelotas Gabriel sufrĆa como el peor pecador en el infierno!, quien lo mandaba a haber nacido con los huevos tan grandes.
Mientras el condenado gritaba, llevĆ³ sus manos al Ć”rea agredida para tratar de liberarse de mi fuerte agarre, pero no le di acceso a la zona ni descanso a sus bolas!; SeguĆ comprimiĆ©ndole las huevas tan fuerte, que le deje marcadas las uƱas en su gran escroto.
Todo pasĆ³ en unos 25 segundos largos, eternos para Gabriel!, apretĆ© tanto que la mano se me puso pĆ”lida, sin mĆ”s fuerzas para seguir castigĆ”ndolo, por fin le soltĆ© las gĆ³nadas.
Cuando deje de apretĆ”rselas y le liberĆ©, Gabriel soltĆ³ una profunda exhalaciĆ³n, Como si se le hubiera salido el alma.
Al instante en que le soltĆ© la hombrĆa, sus manos reemplazaron a las mĆas alrededor de sus pelotas.
Me incorporĆ© y aleje de Ć©l viĆ©ndole el rostro bastante congestionado!, a los pocos segundos y sin fuerzas en las piernas… cayĆ³ al piso.
Se retorciĆ³ bruscamente mientras lanzaba quejidos estridentes!, Le veĆa el rostro de todos colores, con los ojos y los dientes apretados mientras sudaba como un Caballo.
Poco a poco fue quedĆ”ndose quieto y bajo el tono de sus quejidos, se limitĆ³ a sobar y sobar sus maltratadas pelotas.
Por mi lado me sentĆ satisfecha por haberme defendido y lastimarle, le habĆa dado su merecido y con creces. A continuaciĆ³n respirĆ© profundo, tratando de planear que hacer a continuaciĆ³n.
Tras unos minutos de pensar las cosas a la vez que me vestĆa, decidĆ que no volverĆa a la capital, disfrutarĆa de la playa, no me marcharĆa sin gozar por lo que vine; Ayer sufrĆ, igual que esta maƱana, pero el resto del dĆa serĆa mi recompensa.
Estaba por marcharme cuando pase junto a Ć©l, se hallaba de medio lado con las manos en la entrepierna, se veĆa algo mĆ”s recuperado y tenĆa mejor color; A pesar de eso, su cara aun mostraba sufrimiento y su desnudo cuerpo seguĆa empapado de sudor.
Con respecto a la parte que le lastimĆ©, Gabriel usaba ambas manos para frotar sus grandes bolas buscando mejorar su dolor; lo hacĆa rĆ”pidamente y sin pausa, asĆ que no pude ver cĆ³mo las tenĆa ahora…supongo que bastante maltratadas.
En ningĆŗn momento desde que se las soltĆ©, Gabriel dejĆ³ de sobarse las huevas.
No creo que le sirviera de mucho, ahĆ pensĆ©: SĆ³bate las pelotas todo lo que quieras Gabriel, pero te las apretĆ© muy duro, con eso estarĆ”s incapacitado un rato largo.
Al verme, mostro una mirada de sangre y odio!
TomĆ³ aire y me grito que estaba despedida, algo que esperaba y a lo que replique:
“Pues renuncio!, no trabajarĆ© con un violador!, no quiero verte mĆ”s nunca en la vida!, si te me vuelves a acercar, te denunciare por intentar violarme!”.
Me maldijo una vez mĆ”s y ofendido me reclamo por apretarle los testĆculos, textualmente dijo: “Maldita loca, me apretaste duro!, casi me dejas sin huevas!”.
Su frase me sacĆ³ una sonrisa, Al verme sonreĆr me mirĆ³ como si quisiera matarme, pero no me acongoje y envalentonada le amenacĆ©:
“La prĆ³xima vez, no te voy a apretar esas grandes huevas que tienes querido… nada de eso!… la prĆ³xima, te las arranco Gabriel!, te las arranco!... asĆ que cuĆdate de mĆ!”.
Orgullosa, le di la espalda y me aleje hacĆa la puerta, en medio de sus insultos.
Ahora saben todo el infierno que pasĆ©. A estas horas supongo que mi jefe aun estarĆ” adolorido de sus huevas!, lo lastimĆ© feo pero se lo tenĆa bien ganado!.
De lo que estoy muy segura, es que al maltratar los huevos de mi jefe, su parte mĆ”s preciada… me lo ganĆ© de enemigo!, pero quĆ© mĆ”s da!.
Hoy Domingo estoy desempleada, pero ya me preocupare luego de buscar trabajo; Ahora la playa es todo lo que me importa, El Sol, el agua, un libro…Todo es perfecto!
Gabriel al final no lo podrĆ” decir, pero yo sĆ!, este fue UN FIN DE SEMANA MEMORABLE.
Fin.
Gracias.
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
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