Fin de semana memorable - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

25 feb 2016

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Fin de semana memorable

Original de ZATN
Contiene:

-Sexo heterosexual
-Ballbusting mujer/hombre


   Hola me llamo SofĆ­a, tengo 20 aƱos de edad, y hoy disfruto del sol frente al mar, adoro la playa!; para mi ahora es el paraĆ­so, pero hasta  hace solo unas horas vivĆ­a un infierno, les contarĆ©.
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   Trabajo como asistente de contabilidad en una constructora,  y a pesar de  siempre evitar relaciones en el ambiente laboral, terminĆ© saliendo  con mi jefe; bueno en realidad con el jefe de mi jefe; Gabriel, un exitoso arquitecto de 32 aƱos que  se desempeƱa  como director de ejecución de obras, ademĆ”s es un importante socio en la compaƱƭa.

   Desde que entre a trabajar, Gabriel me cortejó de inmediato, es un hombre atractivo y estuve tentada a aceptar sus insinuaciones, pero conocĆ­a de antemano que  mi jefe era un hombre casado, y que seducĆ­a a todo lo que llevase falda en la oficina, asĆ­ que me hice la difĆ­cil por un tiempo. 
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   Le rechace muchos buenos planes para salir, curiosamente todos tenĆ­an como escala final un lujoso Motel!, supe que a ese lugar habĆ­a llevado a una que otra de mis compaƱeras de oficina.
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   Solo cuando se enteró de mi gusto por la playa, me propuso un plan de fin de semana en su apartamento a la orilla del mar, aceptĆ© sin dudar! Entusiasmado dijo: serĆ” un fin de semana memorable.

   Vivo en la capital, a cientos de kilómetros de la playa, con los dedos de una mano puedo contar las veces que he visitado el mar, pero lo adoro! y salir con mi jefe me llevarĆ­a una vez mĆ”s a ese paisaje azul que tanto deseaba volver a ver.
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   PrĆ”cticamente  podrĆ­a regresar a la playa y divertirme en ella, a cambio de acostarme con mi jefe; estaba de acuerdo!, Gabriel era fĆ­sicamente guapo, siempre quise  tener relaciones sexuales con Ć©l, sobre todo despuĆ©s de escuchar rumores entre las mujeres de la oficina sobre lo bien dotado que era.

   Salimos en el primer vuelo del sĆ”bado y pronto llegamos a la costa, la vista del mar y el cielo azul me enloquecieron!, tambiĆ©n el  apartamento de mi jefe… era bastante lujoso!.

   Apenas pisamos el cuarto y dejo la maleta, cuando veo a Gabriel de espaldas desnudĆ”ndose.
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   CreĆ­ que buscaba ponerse  algo mĆ”s cómodo, pero no!, se quedó desnudo!, entonces  volteó  y sonriĆ©ndome, vino hacĆ­a mi con el pene creciĆ©ndole rĆ”pidamente!, el arquitecto no se iba por las ramas, ni un rato para caminar por la playa, o para ir de compras, no!, venĆ­a  directo a tratar un asunto  conmigo, venĆ­a a hacerme el amor!.

   Quede sorprendida viendo lo que Dios le puso entre las piernas; ViĆ©ndole completamente erecto, certifique  que los comentarios eran ciertos,  Gabriel tenĆ­a el pene muy grande!

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   AdemĆ”s sus pelotas no se quedaban para nada atrĆ”s, vaya tremendas huevas cargaba entre las piernas  mi jefe!, nada que envidiarle a un toro.
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   TratĆ© de calmarle y convencerle  de visitar primero la playa, pero Gabriel querĆ­a hacerme suya  lo mĆ”s pronto posible,  me ignoraba, era como si no estuviera hablĆ”ndole; Sólo sonrió y me recordó lo que  habĆ­a dicho ayer, que este serĆ­a  un fin de semana memorable.

   Tomo mis hombros  y comenzó a llevarme hacia atrĆ”s, hacĆ­a la cama!; mientras lo hacĆ­a, sentĆ­a  su enorme pene clavado a la altura de mi ombligo como una espada queriendo atravesarme.

   Le agarre del caliente glande y lo retirĆ© un poco, aliviando la punzada en mi abdomen. Algo angustiada  le pedĆ­ que se tranquilizara, le recordĆ© que tenĆ­amos 2 dĆ­as para hacerlo.

   La verdad estaba nerviosa, nunca habĆ­a tenido relaciones con un hombre de tamaƱos atributos, temĆ­ me doliera cuando me metiera la verga.

   Cuando llegamos al filo de la cama, retiro mi mano de su glande con un movimiento fugaz y con fuerza me empujó hacia las sabanas.

   Trate de incorporarme pero Ć©l ya estaba  encima mĆ­o, no sĆ© cómo, pero retiró mi falda y pantaletas con tal velocidad, que fue como si nunca hubieran estado allĆ­.

   Mi Ćŗltimo esfuerzo terminó cuando aplico mĆ”s fuerza sobre mis hombros sembrĆ”ndome en la cama, sin dejar de verme a los ojos, abrió mis piernas, apunto a mi vagina, y me penetró!. 
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   Me la clavó de golpe y como se dice, en seco!, ni siquiera besos para excitarme y humedecer mis partes Ć­ntimas, no!, me la metió a la brava.

   GritĆ© de dolor, realmente me lastimó, nunca habĆ­a tenido dentro un pene tan grande, y peor sin estar lubricada, sentĆ­ como su carne raspó toda mi vagina... fue muy brusco.

   Afortunadamente las cosas fueron mejorando a medida que me humedecĆ­a, el dolor se transformó en placer y mucho! , tanto que rĆ”pidamente llegue al orgasmo, lo obtuve antes que Ć©l.  Fue uno de los mejores sexos que he tenido en la vida.

   Gabriel era muy bueno haciĆ©ndolo, y duró bastante en venirse. Finalmente le llegó el turno de liberar lo que guardaba en las pelotas… Y lo hizo en abundancia!, derramó en mi interior prĆ”cticamente un rio de esperma.

   De la excitación que tenĆ­a por hacerme suya, el pene no se le debilitó tras correrse, no!, seguĆ­a con mucha fuerza y se le veĆ­a aĆŗn mĆ”s parado.

   Le elogiĆ© el miembro: ā€œOh Gabriel, tienes la verga grande!, y se sintió rico!ā€; El comentario lo volvió loco de gusto y vino por otra ronda.

   La segunda vez me la metió en forma de perrito.
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   ApoyĆ© la cabeza contra la almohada y por debajo de Ć©l, observĆ© al detalle sus grandes huevos, eran colosales!, me gustó verlos  balanceĆ”ndose de atrĆ”s  hacia adelante con cada una de sus embestidas.

   Curiosa y excitada guie mi mano entre mis piernas y las suyas, y se los toque!, Gabriel sintió el contacto y le gusto la caricia a sus partes mĆ”s viriles, los sostuve por mĆ”s de un instante… eran muy pesados!.

   Gabriel  jadeando de placer, prĆ”cticamente  me suplicó que siguiera acariciĆ”ndole las bolas, gustosa, le complací… Mis dedos se las sobaban mientras me penetraba sin pausa, estĆ”bamos sincronizados.
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   TocĆ”ndole las gónadas se las palpĆ© en toda su circunferencia!, me sorprendió lo duro que eran!, no creĆ­ que la parte mĆ”s delicada de los hombres, a quienes siempre les habĆ­a palpado y encontrado tan blanda, en Gabriel  pudiera ser de una consistencia tan diferente. Analice un momento el asunto, testĆ­culos grandes, pesados  y  muy duros…para que sean asĆ­, debe de tenerlos llenĆ­simos de semen.

   Mi jefe resulto ser  un hombre muy  viril, demasiado!

   Tras venirse por segunda vez, se acostó boca arriba y me pidió le continuarĆ” sobando los huevos, asĆ­ lo hice.

   Gabriel se mostró aĆŗn mĆ”s orgulloso cuando le dije lo impresionada que estaba con el tamaƱo de sus pelotas.

   Su pene no dejó de estar activo ese rato, con una mano se pajeaba el miembro, gozando del doble estĆ­mulo: Ć©l sobĆ”ndose la verga, mientras yo me encargaba de  sus pelotas.

   Gabriel disfrutaba cada vez mĆ”s que le acariciara los huevos, estaba fuera de sĆ­ del goce, le dije: ā€œvaya que sientes rico cuando te los soban querido!, los tienes muy sensibles!!ā€.

Respondió que los tenĆ­a cómo todos los hombres!, Le debatĆ­ que Ć©l no era como todos, Ć©l los tenĆ­a enormes!,  y eso los hacĆ­an mĆ”s sensibles a las caricias.

   ā€œTambiĆ©n los hacen mĆ”s sensibles a los golpesā€, agregó.

   Sorprendida por su comentario dejĆ© de sobarle un momento y  le preguntĆ© por eso.

   ā€œGabriel, te los han golpeado?, Oh Dios, pobre de ti!ā€.

   Gabriel asintió con la cabeza; yo continuĆ© comentando el asunto: ā€œes cierto, mientras mĆ”s grandes los tengas, mĆ”s te han de doler verdad?ā€. Nuevamente aseveró, ante esto expresĆ©: ā€œAy pobrecito!, y cómo fue?ā€.

   No dijo nada mĆ”s del tema, pero intrigada le insistĆ­: ā€œCómo te golpearon Gabriel?, Quien fue?ā€.

   Gabriel no respondió, sólo dijo que esas cosas les pasaban a todos los hombres alguna vez en su vida!, ahĆ­ paró el tema, no querĆ­a seguir hablando de cosas dolorosas. Pidió que siguiera sobĆ”ndoselas.

   Mientras se las consentĆ­a, no podĆ­a dejar de pensar  en lo extremadamente doloroso que debió ser para Gabriel el ser golpeado en sus grandes bolas.

   Finalmente me concentrĆ©;  gustosa  continuĆ© tocĆ”ndole las pelotas a mi jefe un rato largo.

   Pero el fin de semana de disfrute que imaginĆ©, pronto se convirtió en una pesadilla.

   Gabriel solo pensaba en sexo!, una vez tras otra, me la metĆ­a, me la metĆ­a y me la volvĆ­a a meter!, el semental no cesaba en su Ć­mpetu, apenas descansĆ”bamos  media hora o menos tras una orgia de sexo, cuando Gabriel volvĆ­a a buscarme una vez mĆ”s empalmado. 

   Me hizo el amor en todas las posiciones que conocĆ­a, y otras que no tenĆ­a ni idea; si bien principalmente fornicaba en mi vagina, tambiĆ©n me puso a  hacĆ©rselo oral, y hasta con mis pechos... Anal no lo hicimos, no me gusta eso.

   Me gusta una buena jornada de placer, y al principio Gabriel me dio bastante!, pero su excesivo  apetito ya entró en lo enfermizo.

   El asunto ya se habĆ­a vuelto una tortura para mĆ­, tantas veces seguidas agotan a cualquiera, ya empezaba  a ser doloroso el ser penetrada; mĆ”s de una vez le tratĆ© de hacer ver que ya estaba bueno de sexo, que estaba cansada; InsistĆ­a en que fuĆ©ramos a la playa un rato… pero o me ignoraba y penetraba sin dilaciones, o me daba falsas esperanzas de que aguantarĆ” un poco mĆ”s e irĆ­amos luego. 

   ā€œDespuĆ©s de este, despuĆ©s de esteā€, me decĆ­a el maldito, ya me tenĆ­a harta!, que acaso soy una puta o una de esas muƱecas sexuales que deben recibir todo lo que Ć©l quiera?.
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   Pero no me atrevĆ­a a ponerle un freno, asĆ­ que siguió con su jornada sexual.

   Pasaban las horas y me encontrĆ©  fĆ­sicamente agotada; me preguntaba: Cómo puede seguir haciĆ©ndolo?, cómo tiene tanta energĆ­a?;  se supone que la mujer aguanta mĆ”s sexo que el hombre y ahĆ­ estaba yo, exhausta!, y Ć©l… a plenitud de calentura!, me sentĆ­ algo avergonzada por ser yo quien  pidiera tiempo.

   Este semental en casa debĆ­a estar limitado por su vida de casado, no ausentarse tanto tiempo del hogar y siempre excusas para su mujer…  Pero  conmigo era diferente el asunto, me tenĆ­a  todo un fin de semana para Ć©l, y no habĆ­a lĆ­mite de tiempo ni excusas… no tenĆ­a una esposa cerca.

   Conmigo podĆ­a llevar las cosas al extremo, satisfacer todo su apetito sexual!, el Ćŗnico lĆ­mite que veĆ­a en este hombre de verga incansable, era la cantidad de leche que le quedara  en las pelotas.

   Y por como seguĆ­a viniĆ©ndose… Gabriel  aĆŗn conservaba una buena carga de semen.

   El semental  eyaculo tantas veces en mi vagina que el semen  ya goteaba fuera, entonces se dedicó al resto de mi cuerpo, se vino en mis pechos, en mi abdomen, en mi espalda, y hasta en la boca me lo echó.

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   Cómo podĆ­a soltar tanta leche el condenado?, SĆ­!, las tiene enormes, pero Dios mĆ­o cuanto  le caben en esas pelotas, acaso mĆ”s de un litro?.

   Ya no era SofĆ­a, sino un banco de semen... Vaya fin de semana memorable el que me estaba dando,  y el que aĆŗn me esperaba.

   Gabriel no bajó su faena mĆ”s que para comer, a domicilio claro; Yo comĆ­ en abundancia para reponer fuerzas.

   SabrĆ”n que lo pedido por Gabriel  tenĆ­a una alta concentración en lĆ”cteos!, necesitaba reemplazar todo el lĆ”cteo que salió de sus bolas y depositó en mi vagina. 

   Reiniciada la orgia no valieron mis tĆ­midas suplicas, el solo continuó tomĆ”ndome a gusto.

   No sabĆ­a quĆ© hacer para bajarle el Ć­mpetu sexual. Angustiada se me ocurrieron un montón de locuras para que no se le volviera a parar la verga, desde echarle agua con hielo en los calzoncillos para que el frio apagara a su inquieto amigo, hasta golpearle los testĆ­culos, para que le dolieran mucho y asĆ­ no pudiera volver a excitarse.

   Eso ultimo era drĆ”stico; sin importar lo desesperada que estuviera, No podĆ­a hacerle eso, no querĆ­a lastimarlo  y menos ganĆ”rmelo de enemigo.

   Al fin y tardĆ­amente, decidĆ­ ponerle un alto al asunto, Luego de la cena, le hice saber que estaba molesta y adolorida; Gabriel que se encontraba a varios pasos de mĆ­, sonrió y me pidió que no me molestara y aguantara una cogida mĆ”s, que lo complaciera.

   Con los dientes asomados de la nueva felicidad que ya veĆ­a segura, inició un lento caminar hacia mĆ­, no prestaba atención a mi pedido, creĆ­a que no era en serio mi reclamo.

   Me comencĆ© a asustar, Gabriel parecĆ­a hipnotizado por poseerme, era como si mi reclamo lo encendiera aĆŗn mĆ”s; Mi mente se perdió en pensamientos sobre quĆ© hacer, gritarle?, huir?, pedir ayuda? golpearlo?, pero cómo?... no concretaba nada .

   ReaccionĆ© de mi letargo y viĆ©ndolo tan cerca, tratĆ© de alejarme; ahĆ­ fue cuando me tomó de los hombros, pero con las manos le rechace con fuerza!, seguĆ­a decidida a no tener mĆ”s relaciones sexuales con Ć©l.

   Gabriel  tomaba mi rechazo como diversión, pensarĆ­a que era una forma de juego;  Siendo un hombre atractivo, genitalmente bien dotado  y con dinero, no se le pasó por la cabeza que una mujer llegara a rechazarle  en el sexo.

   Me agarro del brazo con fuerza llevĆ”ndome a la cama, mientras una vez mĆ”s me decĆ­a al oĆ­do una multitud de promesas para contentarme.

   Aplicó una vez mĆ”s su fuerza bruta sobre mi frĆ”gil y adolorido cuerpo, fue demasiado animal!. No podĆ­a hacer nada, casi lloraba por la impotencia. A pesar de cerrar las piernas, Gabriel finalmente las separó a las malas y quedó listo para penetrarme;  En ese instante cedi a sus pretensiones.

   Cedi  por miedo!, temĆ­ a su fuerza de hombre!, si me negaba a satisfacerlo, lo harĆ­a enojar!, un Gabriel  enfadado me  golpearĆ­a… AsĆ­ que me resignĆ©.

   Era patĆ©tica! Incluso llegue a justificar el ceder a sus apetitos carnales, Me decĆ­a que Ć©l era mi jefe y sino hacia lo que Ć©l querĆ­a, perderĆ­a el trabajo… y lo necesitaba.  Era una vergüenza como le aceptaba todo,  Ahora era  completamente  una sumisa ante Gabriel.

   La orgia continuo y Gabriel ya no hacia pausa despuĆ©s de venirse, la verga le quedaba parada y  seguĆ­a de largo!.

   Como a las 11 de la noche pasadas me sentĆ­ desvanecer, estaba arrodillada en la cama y el detrĆ”s mĆ­o agarrado firmemente de mis caderas y bombeando mi coƱo sin cesar.

   Con la vista borrosa y babeando, me apoyĆ© de cara contra las sabanas,  y observe una vez mĆ”s  por debajo entre mis piernas… ahĆ­ estaban de nuevo ese par de testĆ­culos bamboleĆ”ndose sin parar.

   Recuerdo que en mi inminente desvanecer pensĆ©: Si sólo se los hubiera golpeado.

   Pero ya no tenĆ­a oportunidad, no habĆ­a ni una pizca de fuerza en mi ser,  Me iba a desmayar!... pero en ese momento, Gabriel se corrió por enĆ©sima vez y lanzó una larga exhalación, sus pelotas ahora estaban inmóviles y asĆ­ permanecieron.

   No podĆ­a creerlo, por fin habĆ­a parado!.

   Soltó mis caderas y me la sacó, se acostó de medio lado en la cama totalmente satisfecho!... por lo menos por hoy!, enseguida lo escuchĆ© roncar, quedó profundo!
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   En cuanto a mĆ­, creo que mi estado era cercano al tĆ©rmino: Moribunda.

   Estaba demacrada y con ojeras; De tantas eyaculaciones, no tenĆ­a centĆ­metro de piel que no sintiera pegajoso.

   Di un gracias a Dios por parar a ese semental, pasamos todo el sĆ”bado teniendo sexo, si no me equivoco fueron mĆ”s de 12 horas de bombeo seguido, de lo cansada apenas  podĆ­a mantener los parpados abiertos.

   Me sentĆ© en la cama con intenciones de levantarme; mi objetivo era irme del apartamento.

   Gabriel tenĆ­a ahora el pene saciado y las pelotas vacĆ­as, pero para maƱana, su verga tendrĆ­a hambre otra vez,  y ese par de huevos  estarĆ­an en avanzado proceso de llenado.

   No creo que para el Domingo, dejase sus planes de penetrarme hasta por los oĆ­dos.

   Me irĆ­a!, tomarĆ­a mi maleta y el Arquitecto no me verĆ­a hasta el lunes en el trabajo, era la salida perfecta, luego me inventarĆ­a una excusa del porque me fui.

   Pero entonces mi propio cuerpo me traicionó.

   CerrĆ© los parpados un instante y no recuerdo mĆ”s. Me quede dormida!, perdĆ­ la oportunidad de zafarme del lio en el que estaba.
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   Pero por lo menos, dormĆ­ con un bello sueƱo en la cabeza…El disfrutar de la playa el dĆ­a siguiente.

   Solo reaccionĆ© pasada las 9 de la maƱana del domingo. Enseguida fui al baƱo para asearme, la verdad todo el cuerpo me dolĆ­a.

   Al salir quede aterrada con lo que vi!; Gabriel que se habĆ­a despertado, estaba frente a la puerta esperĆ”ndome, desnudo y totalmente empalmado!; El muy perro ya querĆ­a montarme otra vez!

   Me molestĆ©, y le dije que ni se le ocurriera tocarme, ayer me habĆ­a tratado como un tĆ­tere, no pensó para nada en mĆ­, y me dejó toda maltratada.

   Trató de disculparse con mil palabras, mientras mostraba una ridĆ­cula  sonrisa.

   Una vez mĆ”s prometió que este serĆ­a un fin de semana memorable, otra vez con esa frasecita. Que hombre tan egoĆ­sta e hipócrita!.

   Le gritĆ©: ā€œHabrĆ”  sido memorable para ti que me gozaste toda, pero yo sólo sufrĆ­ con tu calentura enferma!, y ni siquiera pude ver la ansiada playa que querĆ­a!ā€.

   ComencĆ© a colocarme las pantis, ahĆ­  le dije que me irĆ­a a casa, entonces su faz cambió, se mostró enfadado, realmente enfadado  y se vino en carrera hacia mĆ­.

   Me agarró a la fuerza de los brazos y me zarandeó, comenzó a gritarme que no me iba a dejar ir.

   Todo mi cuerpo comenzó a  temblar de impotencia y miedo.

   Me lastimaba, le dije que me soltara pero Ć©l no atendĆ­a razones, le grite: ā€œDĆ©jame Gabriel que me haces daƱo!ā€.

   Dijo que no me irĆ­a hasta cuando Ć©l quisiera, y que harĆ­amos el amor ya mismo.

   Gabriel iba a forzarme, ahora se habĆ­a vuelto un ser que no reconocĆ­a como mi jefe, cambio totalmente su actitud.

   Le advertĆ­ que no me podĆ­a obligar o me estarĆ­a violando.

   Gabriel sólo gritó que me callarĆ” y me dejara;  desesperada por su agresión reaccionĆ© y le di una cachetada.
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   Se detuvo un instante y cuando creĆ­ que habĆ­a entrado en razón y se alejarĆ­a, me golpeó la cara con la mano abierta.
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   Del golpe caĆ­ al suelo, estaba tan asustada que comencĆ© a sollozar, Gabriel me habĆ­a golpeado y me iba a seguir golpeando sino escapaba de ese lugar.

   Le suplique que no me pegara mĆ”s, QuĆ© me dejara ir; Con una sonrisa en los labios y voz frĆ­a exclamó: 

   ā€œOlvĆ­date de la playa y mĆ”s tonterĆ­as, te traje aquĆ­ sólo para culiarte, y te la voy a meter cuantas veces me dĆ© la gana!, No me importa si quieres o no!ā€.

   Le roguĆ© que no me forzara.

   El respondió, que yo habĆ­a aceptado venir a su apartamento a acostarme con Ć©l, y ahora debĆ­a atenerme a lo que Ć©l quisiera.

   Ingenuamente  le  confesĆ© que habĆ­a  accedido al viaje  para ver la playa, ahĆ­ sonriente me interrumpió.

   ā€œNo verĆ”s nada de playa, hoy  sólo verĆ”s mi verga, putica!ā€.

   Algo cambió en mi interior, dejĆ© de sentir miedo y me decidĆ­ a defenderme, no me dejarĆ­a violar de Ć©l!

    Curiosamente  no fue la amenaza del sexo a la fuerza  lo que encendió la ira en mĆ­, sino el hecho  de no ir a la playa, la playa que tanto querĆ­a ver!; Es extraƱo que ese fuera el detonante de mi reacción, es una locura ahora que lo pienso, pero les juro que fue eso.

   Me iba a defender de Gabriel, ya habĆ­a probado su fuerza superior, pero centre la mirada en su Ć”rea sensible: sus grandes testĆ­culos, El lugar donde sabĆ­a que lo podĆ­a lastimar.

   QuedĆ© sentada en el piso tras su cobarde golpe,  asĆ­ que cuando se me acercara, le agarrarĆ­a con fuerza  de sus partes viriles.
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   Gabriel se inclinó frente a mĆ­ y me tomó del cabello para obligarme a levantar, En ese instante lo ataquĆ©.

   RĆ”pidamente llevĆ©  una mano entre sus fuertes piernas, fui mĆ”s arriba, y alcance mis objetivos!.
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   El confiado hombre nunca se lo vio venir, fĆ”cilmente le agarre de las huevas.

   Gabriel grito muy fuerte cuando cerrĆ© la mano alrededor de sus enormes bolas!, se  las apretĆ© salvajemente, le dolió un montón!.

   QuerĆ­a que sufriera, lo harĆ­a pagar por golpearme , por querer violarme, y por no dejarme ir a la playa!.

   ApretĆ© y apretĆ©!, sus huevas eran muy duras!, pero aplique tanta fuerza que se las achatĆ©;
   El degenerado daba  ensordecedores alaridos.
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   Me  subestimó por ser mujer!, viĆ©ndome de fĆ­sico dĆ©bil, no creyó que me defendiera… pero se equivocó!, ahora lo tenĆ­a cogido!, cogido de  sus partes dĆ©biles, literalmente lo tenĆ­a en mi mano!... a mi merced!.

   SabĆ­a que lo lastimaba mucho; Con el tamaƱo de sus pelotas  Gabriel sufrĆ­a como el peor pecador en el infierno!,  quien lo mandaba  a haber nacido con los huevos tan grandes.

   Mientras el condenado  gritaba, llevó sus manos al Ć”rea agredida para tratar de liberarse de mi fuerte agarre, pero no le di acceso a la zona  ni descanso a sus bolas!; SeguĆ­ comprimiĆ©ndole las huevas  tan fuerte, que le deje marcadas las uƱas en su gran escroto.
Todo pasó en unos 25 segundos largos, eternos para Gabriel!, apretĆ© tanto que  la mano se me puso pĆ”lida, sin mĆ”s fuerzas para seguir castigĆ”ndolo, por fin le soltĆ© las gónadas.
Cuando deje de apretĆ”rselas  y le liberĆ©, Gabriel soltó una profunda exhalación, Como si se le hubiera salido el alma.

   Al instante en que le soltĆ© la hombrĆ­a, sus manos reemplazaron a las mĆ­as alrededor de sus pelotas.

   Me incorporĆ© y aleje de Ć©l viĆ©ndole  el rostro bastante congestionado!, a los pocos segundos  y  sin fuerzas en las piernas… cayó al piso.

   Se retorció bruscamente  mientras lanzaba quejidos estridentes!, Le veĆ­a el rostro de todos colores,  con los ojos y los dientes apretados mientras sudaba como un Caballo.
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   Poco a poco fue quedĆ”ndose quieto y bajo el tono de sus quejidos, se limitó a sobar y sobar  sus maltratadas  pelotas.

   Por mi lado me sentĆ­ satisfecha por haberme defendido y lastimarle, le habĆ­a dado su merecido y con creces. A continuación respirĆ© profundo, tratando de planear que hacer a continuación.

   Tras unos minutos de pensar las cosas a la vez que me vestĆ­a, decidĆ­ que  no volverĆ­a a la capital, disfrutarĆ­a de la playa, no me marcharĆ­a sin gozar por lo que vine; Ayer sufrĆ­, igual que esta maƱana, pero el resto del dĆ­a serĆ­a mi recompensa.

   Estaba por marcharme cuando pase junto a Ć©l, se hallaba de medio lado con las manos en la entrepierna,  se veĆ­a algo mĆ”s recuperado y tenĆ­a mejor color; A pesar de eso, su cara aun mostraba sufrimiento y su desnudo cuerpo seguĆ­a  empapado de sudor.

   Con respecto a la parte que le lastimĆ©, Gabriel usaba ambas manos para frotar sus grandes  bolas buscando mejorar su dolor; lo hacĆ­a rĆ”pidamente y sin pausa, asĆ­ que no pude  ver cómo las tenĆ­a ahora…supongo que bastante maltratadas.

   En ningĆŗn momento desde que se  las soltĆ©, Gabriel dejó  de sobarse las huevas.

   No creo que le sirviera de mucho, ahĆ­ pensĆ©: Sóbate las pelotas todo lo que quieras Gabriel, pero te las apretĆ© muy duro, con eso estarĆ”s incapacitado un rato largo.

   Al verme, mostro una mirada de sangre y odio!
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   Tomó aire y me grito que estaba despedida, algo que esperaba y a lo que replique:

   ā€œPues renuncio!, no trabajarĆ© con un violador!, no quiero verte mĆ”s nunca en la vida!, si te me vuelves a acercar, te denunciare por intentar violarme!ā€.

   Me maldijo una vez mĆ”s y ofendido me reclamo por apretarle los testĆ­culos, textualmente dijo: ā€œMaldita loca, me apretaste duro!, casi me dejas sin huevas!ā€.

   Su frase me sacó una sonrisa, Al verme sonreĆ­r me miró como si quisiera matarme, pero no me acongoje y envalentonada le amenacĆ©:  

   ā€œLa próxima vez, no te voy a apretar esas grandes huevas que tienes querido… nada de eso!… la próxima, te las arranco Gabriel!, te las arranco!... asĆ­ que cuĆ­date de mĆ­!ā€.

   Orgullosa, le di la espalda y me aleje hacĆ­a la puerta, en medio de sus insultos.

   Ahora saben todo el infierno que pasĆ©. A estas horas supongo que mi jefe aun estarĆ” adolorido de sus huevas!, lo lastimĆ© feo pero se lo tenĆ­a bien ganado!.

   De lo que estoy muy segura, es que al maltratar los huevos de mi jefe, su parte mĆ”s preciada… me lo ganĆ© de enemigo!, pero quĆ© mĆ”s da!.

   Hoy Domingo estoy desempleada, pero ya me preocupare luego de buscar trabajo; Ahora la playa es todo lo que me importa,  El Sol, el agua, un libro…Todo es perfecto!

   Gabriel al final no lo podrĆ” decir, pero yo sĆ­!,  este fue UN FIN DE SEMANA MEMORABLE.

Fin.

Gracias.
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com

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