La serie se extiende 3 cpitulos mas porque ha sido una de las que mas ha gustado, tambien se une un nuevo personaje que la hara mas extrema.
CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Marcos ChacĆ³n habĆa recibido el miĆ©rcoles de esa semana una tarjeta de invitaciĆ³n a una residencia de parte de Marcel, la misma tambiĆ©n fue entregada a Francisco y Lisandro, ya el dĆa de la reuniĆ³n, todos se fueron juntos hasta el lugar de encuentro donde por su ubicaciĆ³n sabĆan que no era el lugar de residencia del humilde Marcel.
—Mi nombre es RenĆ© —los saludĆ³ el sujeto dueƱo de aquella casa majestuosa. Era un hombre larguirucho, de tez blanca, cabellos negros y cara ovalada.
—Yo te he visto antes —expresĆ³ Marcos ChacĆ³n luego de presentarse y estrechar su mano—. Creo que por comerciales deportivos en televisiĆ³n.
—Exactamente —corroborĆ³ RenĆ© tras saludar a Lisandro—, he grabado comerciales asĆ como espacios de deportes para la televisiĆ³n nacional y de cable.
—Ćl es el padre de SimĆ³n ChacĆ³n, el conductor de tv —dijo Lisandro sin contener la explicaciĆ³n—, el del programa que pasan por las noches de entrevistas "Chacon".
—Ah, el huevudo —comentĆ³ RenĆ©.
—¿CĆ³mo? —alzĆ³ las cejas Marcos.
—He estado en su programa —prosiguiĆ³ RenĆ© invitĆ”ndolos a pasar a la casa de aspecto armĆ³nico, de lujo y con muchos vidrios y madera—. Y tengo un segmento de entrenamientos en el matinal del canal.
—Te he visto cuando puedo —afirmĆ³ Francisco.
—Vengan, es por aquĆ —comentĆ³ RenĆ© abriendo una puerta ubicada en la sala de estar, el sitio comunicaba con unas escaleras que daban al Ć”tico.
—Vamos, sin miedo —aclarĆ³ Marcel siendo el primero en bajar.
Fue escoltado por Marcos, Lisandro, Francisco y por Ćŗltimo RenĆ©, la alacena era un sitio provisto de luces blancas, paredes color marfil, con maquinas para hacer pesas, ejercicios de piernas y abdominales, en general parecĆa un pequeƱo gimnasio, Marcos observĆ³ que al centro de la habitaciĆ³n habĆa una maquina cubierta por una manta. RenĆ© cerrĆ³ la puerta y se terminĆ³ de unir al grupo de amigos aclarĆ”ndose la garganta.
—Soy amigo de la infancia de Marcel —dijo—, nuestra confianza es absoluta. Ćl me ha contado de su grupo y los juegos que han tenido juntos. Hoy, he querido invitarlos para ampliar sus aventuras.
—¿A quĆ© te refieres? —quiso saber Francisco.
—Marcel me relatĆ³ que hace pocos dĆas tuvieron una tonta discusiĆ³n acerca de quien tenĆa los huevos mĆ”s resistentes y quien era el mĆ”s dĆ©bil —algunos de los presentes se rieron—, y yo les tengo la respuesta.
Lisandro proclamĆ³ una risa burlista para luego preguntar:
—¿Y cĆ³mo?
—AquĆ —respondiĆ³ RenĆ© dirigiĆ©ndose al artefacto cubierto por la manta, a continuaciĆ³n procediĆ³ a mostrarla a los acompaƱantes—. Les presento a la maquina T1012.
AhĆ habĆa un artefacto moderno, tecnolĆ³gico y electrĆ³nico, mostraba una pantalla y bajo ella un teclado con algunos nĆŗmeros que asemejaban a los de un computador, en un lateral habĆa una rendija que hacĆa la funciĆ³n de impresora, sobre la base superior reposaban incrustados cuatro cilindros de cristal con un lĆmite de seis, bajo ellos habĆa una abertura redonda y cerrada que solo se abrĆa al tener la maquina endendida.
—La comprĆ© en uno de mis viajes a China, me pareciĆ³ interesante y la adquirĆ.
—¿Y de quĆ© manera esa maquina nos dirĆ” quien tiene las bolas mĆ”s fuerte? —preguntĆ³ Francisco—. Yo por ser el mĆ”s joven sĆ© que soy el mĆ”s fuerte de estos pares de ancianos.
—Jajaja, ay por favor, callate Francisco.
—Es el primero en chillar como seƱorita —se burlĆ³ Marcos disimuladamente acariciando su abultada entrepierna.
—Les explico —sonriĆ³ RenĆ©—: ustedes se acercan a aquellos cilindros y muy generosamente depositan su semen allĆ, la maquina luego analizarĆ” todas las muestras, deben colocar todo absolutamente toda su reserva en la maquina para resultados mĆ”s fidedignos. Ella analizarĆ” las muestras y alojarĆ” cuatro resultados en base a 25 puntos para un total de 100. Las categorĆas que la maquina evalĆŗan son: resistencia, capacidad de fertilidad, producciĆ³n de semen y potencial sexual.
—Parece divertido —comentĆ³ Marcos ChacĆ³n despuĆ©s de analizar la situaciĆ³n.
—Me interesa la fertilidad —dijo Francisco quien ya parecĆa que su polla querĆa reventar la tela del pantalĆ³n con la erecciĆ³n.
—Mis bolas no creo que sean tan resistentes —comentaba con duda Lisandro.
—Podemos intentarlo —dijo. Y comenzĆ³ quitĆ”ndose la franela, revelando un pecho piso y afeitado. Seguido se bajo el pantalĆ³n y caminĆ³ con un bĆ³xer mostrando un redondo trasero. Se parĆ³ frente a la maquina—. Vengan, aquĆ los espero para que comencemos a pajearnos al mismo tiempo.
—Eso es un hombre atrevido y emprendedor —sonriĆ³ RenĆ©.
—Voy a demostrarles que mis huevos de monstruo son los mĆ”s resistentes de todos —hablĆ³ Marcos ChacĆ³n. Se abriĆ³ la corbata, se quitĆ³ la chaqueta y luego la lanzĆ³ contra una bicicleta elĆ©ctrica, procediĆ³ a quitar su camisa revelando los grandes pectorales del que era dueƱo.
—Wow, Marcos. Que buenos pechos tienes —elogiĆ³ RenĆ© encaminĆ”ndose a el y palpando con sus alargadas manos los pechos del seƱor—, tu esposa debe ser feliz durmiendo aquĆ, mira esos brazos, que bĆceps mĆ”s fuertes.
—Deje quieto —pidiĆ³ Marcos arrugando el ceƱo y lanzando un manotazo a RenĆ©—, no soy ningĆŗn, marica, no te equivoques.
RenĆ© se riĆ³ bajando los brazos, acercĆ³ la cara a la de Marcos y sus labios casi rozaron a los del seƱor, los demĆ”s amigos rieron, el seƱor ChacĆ³n tuvo que empujar a RenĆ©.
—Te felicito de estar seguro de tu sexualidad —dijo RenĆ© dando media vuelta y se quedĆ³ plantado dĆ”ndole la espalda a Marcos. SubiĆ³ la voz—. SeƱores, yo soy feliz tanto agarrando una vagina como amasando una polla, jajaja, y las bolas... son mi plato fuerte —de manera inesperada levantĆ³ el talĆ³n hacia atrĆ”s y este subiĆ³ entre las piernas abiertas de Marcos chocando contra sus vulnerables bolas.
Las pelotas de Marcos chocaron contra su pelvis y este cayĆ³ al suelo luego de lanzar un fuerte grito lleno de sorprea y dolor, adolorido se mecia con sus manos metidas entre las piernas, tenĆa la boca abierta mostrando los dientes mientras se quejaba.
—AsĆ te ves mejor —sonriĆ³ RenĆ©—, ya veremos si eres tan resistente como aparentas. ¿Y ustedes?
—Ya inicio —asegurĆ³ Francisco quitĆ”ndose los zapatos de cuero—. Pero no te acerques.
Pero RenƩ centro la mirada en Lisandro, que se quitaba la camisa a cuadros y mostraba el pecho duro acompaƱado de un abdominal fornido con un abdomen musculoso.
—Vaya cuerpo —comentĆ³ RenĆ© acercĆ”ndose para palparlo—, esto es lo que un hombre como yo dedicado al fitness admira, un cuerpo asĆ.
—Toca lo que quieras —asegurĆ³ Lisandro subiendo la cabeza mientras sentĆa las manos de RenĆ© entre sus pechos. Lisandro estaba nervioso.
—¿Y estĆ”s casado? —quiso saber RenĆ© pasando el dedo Ćndice del pecho hasta los abdominales.
—SĆ —confirmĆ³ Lisandro decidido mirĆ”ndolo ahora a los ojos—, felizmente casado con mi esposa y un hijo.
—Yo tambiĆ©n estuve casado y con dos hijos —afirmĆ³ RenĆ© dando media vuelta y ahora dando la espalda a Lisandro que enseguida se protegiĆ³ los testĆculos con las manos—. Me gustan las vaginas pero mi matrimonio se fue a la cresta —se alejĆ³ de Lisandro que respirĆ³ en seƱal de alivio mientras se quitaba el cinturĆ³n.
Francisco se habĆa quitado los zapatos, calcetines y el pantalĆ³n, sus pies eran largos y de uƱas cortas y limpias, RenĆ© mirĆ³ su trasero y entrepierna.
Francisco se quitĆ³ la corbata y luego la camisa mostrando el pecho grueso y corpulento echĆ³ una mirada a ambos lados y se quitĆ³ la ropa interior revelando su pene medio duro y grueso que mostraba una cabeza rosada, tenĆa un escroto grande que se balanceaba en los muslos. RenĆ© sonriĆ³ y le dio una nalgada cuando pasaba por su lado para situarse frente a la maquina. Lisandro fue mĆ”s lento, se quitaba su ropa y de a poco la doblaba para situarla sobre una maquina de hacer pesas. TragĆ³ mucha saliva antes de determinar si se desnudaba o no.
—¡Hazlo! —invitĆ³ RenĆ©.
Cuando bajo la ropa interior entre sus piernas mostrĆ³ los glĆŗteos blancos y lampiƱos. Su pene se mostraba mediano y con algunos vellos entre castaƱos y cano, en erecciĆ³n no superarĆa los 16cm pero sabĆa como complacer a su esposa en la cama, dos pequeƱos testĆculos estaban dentro de su escroto arrugado que muchas veces lo dejaron tirado en el suelo tras balonazos jugando fĆŗtbol, caminĆ³ hasta la mĆ”quina y RenĆ© lo admirĆ³ de pies a cabezas.
—¡Hey, Marcos, ven acĆ”!
—Creo que su amigo quedĆ³ tan dĆ©bil que la polla se le muriĆ³.
—¡Ja,ja,ja!
Marcos ChacĆ³n le lanzĆ³ a todos una fulminante mirada, se levantĆ³ del suelo y acariciĆ³ sus bolas, se quitĆ³ los zapatos y se abriĆ³ el pantalĆ³n, lo dejĆ³ caer dejĆ”ndolo en el suelo.
—Pues... para tener hijos tan grandes tienes un cuerpo muy bien cuidado.
Marcos ChacĆ³n soltĆ³ una risa pesada, agarrĆ³ su bĆ³xer de la cintura y tirĆ³ hacia abajo mostrando la larga polla y los cojones mĆ”s grandes que RenĆ© habĆa visto en su vida.
—¡Santa madre! —exclamĆ³—. ¿EstĆ”s enfermo o cĆ³mo? ¿Tienes hidrocele o quĆ©?
—Este par de pomelos —indicĆ³ Marcos ChacĆ³n agarrando sus bolas grandes como pelotas en sus manos—, estĆ”n mĆ”s sanos que los de un reciĆ©n nacido.
Marcos ChacĆ³n se acercĆ³ a la maquina bajo la admiraciĆ³n de RenĆ©, allĆ estaban cuatro hombres desnudos a excepciĆ³n de Marcel que tenĆa la pequeƱa polla sobre el bĆ³xer apuntando al cilindro. RenĆ© se acercĆ³ a la maquina y pulsĆ³ el teclado, el artefacto hizo un leve sonido en seƱal de que iniciaba, acto seguido los cĆrculos bajo los cilindros se abrieron revelando un hueco oscuro. RenĆ© que estaba al lado de Francisco metiĆ³ una mano en el hueco y sacĆ³ unos cables que en su orilla tenĆa dos divisiones que se asemejaban a audĆfonos.
—¿QuĆ© es eso?
—Esto irĆ” sujeto a sus testĆculos y es para medir su resistencia.
—¿QuĆ© hace? —preguntĆ³ Lisandro al lado izquierdo de RenĆ©.
—Les cocinarĆ” las bolas, ¡jajajaja! No, es falso, esto a parte de su semen evaluarĆ” la condiciĆ³n de sus testĆculos... ahora bien, voy a colocĆ”rselos.
—Yo lo puedo hacer —negĆ³ Marcos ChacĆ³n, enseguida retrocediĆ³ asustado al recibir un electrocutazo cuando metia a mano en el hueco.
—Jajaja, tengo que hacerlo yo, tiene mis huellas registrada.
A continuaciĆ³n RenĆ© colocĆ³ ambos dispositivos en las bolas de Lisandro que enseguida quedaron pegados sin dificultad. Seguido fue Francisco quien sintiĆ³ los aparatitos en la parte baja de su escroto. Cuando fue el turno de Marcos, RenĆ© masajeĆ³ sus grandes huevos y comentĆ³ «Que bolas mĆ”s pesadas, eh, te fastidian para caminar» los circuitos fueron colocados a los lados de sus fuertes cojones; a Marcel hubo de bajarle el bĆ³xer a las piernas para colocarle los aparatos entre sus huevas pequeƱas. Finalmente RenĆ© maniobrĆ³ el teclado y anunciĆ³:
—¡La mĆ”quina estĆ” lista para tragarse su semen!
Tres de los cuatro hombres se rieron y la T1012 mostrĆ³ al centro una luz verde.
Marcos se mordiĆ³ el labio inferior y agarrĆ³ su pene con la mano derecha para balancearlo de arriba hacia abajo. CerrĆ³ los ojos y respirĆ³ profundo.
Francisco acariciaba su verga con movimientos constantes, tenĆa la vista clavada en el cilindro de cristal mientras la polla se hinchaba y se hacĆa gorda.
Lisandro entre jadeos dio a entender que espasmos de placer experimentaba su fibroso cuerpo desde la barra de su erecta polla.
El pene de Marcel se mostraba meramente tieso, era flaco y blanco, vellos rubios adornaban exquisitamente su pubis, el obrero comenzĆ³ a aumentar el ritmo de sus masturbaciĆ³n.
Marcos ChacĆ³n sacudiĆ³ su inmenso pene febrilmente, gimiendo de placer. ApretĆ³ los dientes y cerrĆ³ los ojos. Con un largo gruƱido gutural su crema de macho saliĆ³ del pene tan pegajosa y blanca que resbalĆ³ de manera lenta por el cristal para acumularse al fondo en un charco como de gelatina.
Francisco gimiĆ³, la cabeza de su verga se habĆa puesto roja y parecĆa palpitar sola. ParecĆa que se iba a reventar de lo caliente.
Lisandro jadeo sus huevitos comenzaban a ascender sobre su hermoso pene blanco.
Marcel frotaba con su mano en posiciĆ³n invertida su gĆ¼evo, se movĆa como loco mientras arqueaba la espalda y levantaba la mirada.
Marcos ChacĆ³n gimiĆ³ mientras seguĆa masturbando su polla. Echaba la cabeza hacia atrĆ”s dominado por el Ć©xtasis.
Con un gruƱido potente Lisandro eyaculĆ³. Su verga estallĆ³ un chorrete de sustancia viscosa con color blanco lechoso que sonĆ³ con fuerza al salir expedida.
Los ojos de Francisco estaban llenos de lĆ”grimas y su boca se cerraba como si estuviera oprimiendo un cosquilleo de su pene o una mamada espectacular. Su pene escupiĆ³ en aquel momento una impresionante cantidad de semen.
Marcel gemĆa de placer, ahora a acariciaba con la yema de los dedos la cabeza de su pene.
Nuevamente, con un rugido, Marcos ChacĆ³n mojĆ³ las paredes del cilindro con un grueso chorro de semen.
Francisco apretaba el tronco de su pene, empezaba a acumular perlas de sudor en sus pectorales.
—AAAAHHH, AAHH —exclamaba en excite Lisandro, una gruesa gota de semen brotĆ³ de la punta de su polla.
Marcel lanzĆ³ una reverencia, luego cerrĆ³ los ojos y su pene estallĆ³ con un primer chorro de leche espesa y cremosa que salpicĆ³ por el embudo.
RenĆ© sonriĆ³ y dijo con alegrĆa.
—Muy bien, seƱores. Ahora con las muestras de cada uno, inicia la segunda etapa del juego.
—¿QuĆ© etapa? —quiso saber Marcos con la mano embarrada de semen aĆŗn manipulando su verga tiesa.
Desde ese momento la polla del arquitecto vomitĆ³ otra voluminosa carga de leche, el chorro de baba pegajosa se abriĆ³ camino en el cilindro para unirse al inmenso charco en el fondo.
De repente Marcos ChacĆ³n soltĆ³ un grito desgarrador, el dispositivo conectado a su escroto hizo un pequeƱo sonido y un corrientazo elĆ©ctrico se enviĆ³ a sus bolas, sancochando a su hirviente semen que era preparado en ese momento.
—¿QuĆ© fue eso? —gruĆ±Ć³.
—No pares de masturbarte —indicĆ³ RenĆ©—. Porque eso evaluarĆ” la resistencia de sus gĆ¼maros, sigan masturbĆ”ndose hasta quedar secos.
La excitaciĆ³n de Francisco se redujo con el grito de Marcos, sin embargo se riĆ³, suspirĆ³, y continuĆ³ masturbĆ”ndose.
Lisandro escapĆ³ un exquisito gemido de placer, abriĆ³ la boca mientras su nĆ©ctar pegajoso corriĆ³ por el cristal.
AutomĆ”ticamente los dispositivos pegados a ambos lados de sus bolas se movieron e impresionantemente deformaron su escroto como si de una mano invisible le apretara los huevos, Lisandro inhalĆ³ bruscamente.
—¡No pares, Lisandro —pidiĆ³ RenĆ©.
—Me duele —gimoteo el hombre, en ese momento los dispositivos se separaban dejando de comprimir sus desdichados testĆculos.
—No pierdas la fuerza, amigo.
—Ahhhhhhhh —se quejaba Lisandro volviendo a mover su pene.
Marcel eyaculĆ³ sobre el cilindro gimiendo de placer, en ese momento de su pene salĆa disparado un rĆ”pido y sonoro hilo de semen que de una vez aterrizĆ³ en el fondo.
Y a partir de ahi, el dispositivo subiĆ³ de forma fulminante los testĆculos contra su pelvis, aplastando sus gĆ³nadas arrancĆ”ndole un alarido de dolor.
Marcos ChacĆ³n introdujo mĆ”s baba pegajosa en el recipiente, y el dispositivo empujo tambiĆ©n sus cojones contra su pelvis.
Tanto Marcel como Marcos gritaron de dolor sintiendo sus huevos aplastados contra el hueso pƩlvico. Cinco segundos despues el dispositivo hizo descender los cojones dejandolos heridos.
Francisco gimiĆ³ de placer y tres lotes de sustancia pegajosa aterrizaron contra el vidrio de su recipiente. Los dispositivos sonaron rostizando los pelos de sus bolas al darle una fuerte corriente elĆ©ctrica, Francisco dio un aullido de agonĆa.
El gĆ¼evo de Lisandro estaba tieso de duro, seductoramente chorreaba lĆquido seminal, hizo un ruido gutural y de su polla con un "prrrrr" por ruido saliĆ³ otro pegote grandioso de leche. Con ello emitiĆ³ un grito cuando los dispositivos comenzaron a dar vueltas retorciendo completamente su escroto.
—AAAAAAHHHHHHHHHHG —gritaba Lisandro completamente sudado y con los ojos desorbitados.
Luego de diez segundos su escroto dejĆ³ de retorcerse dejĆ”ndolo en la forma natural. Lisandro cayĆ³ al piso sobandose las bolas.
—Lisandro tienes veinte segundos para incorporarte y seguir jalandotela... si no lo haces la T1012 volverĆ” a estrujarte las bolas pero durante un minuto.
Lisandro gimiĆ³ y con las piernas temblorosas pudo incorporarse.
Marcel anunciĆ³ su orgasmo con un gemido gutural, escapando asĆ de su pene dos filas en linea recta de semen que chocaron con el fondo y salpicaron contra el vidrio despegando algunas gotas. Sus pelotas se comprimieron con los dispositivos, y la alacena se lleno de sus gritos que cada vez se oĆan como de seƱorita, luego de 13 segundos sus bolas dejaron de ser torturadas.
La polla de Marcos seguĆa tiesa y en su mĆ”ximo esplendor, el viejo cerrĆ³ los ojos y echĆ³ atrĆ”s la cabeza, no sin antes haber apuntado bien el miembro al cilindro.
Otra rĆ”faga de semen caliente se disparĆ³ al cilindro, era menos potente que las anteriores oportunidades pero todavĆa seguĆa siendo mucho e impresionante. Al instante las bolas de Marcos se distorsionaron de forma gracias al dispositivo. El seƱor cayĆ³ de rodillas gritando someramente, agarrando sus pelotas y con los ojos llorosos.
Francisco gimiĆ³ apuntando el pene gigante al vidrio y grandes chorros, hicieron subir casi al doble lo que ya estaba acumulado. Francisco sintiĆ³ un corrientazo elĆ©ctrico en las pelotas justo en el momento que Marcos llorando se ponĆa de pie para volver a frotar a su ya casi moribundo pene.
Lisandro cerraba los ojos mientras movĆa su polla frenĆ©ticamente, gotas de sudor resbalaban por su cuerpo y se mezclaban al fondo con su esperma al caer por el cilindro, sin duda alguna Ć©l experimentaba un rico orgasmo. Con un rugido soltĆ³ su polla. Una ola de semen se apareciĆ³ en la ranura de su verga que pronto se convirtiĆ³ en cuatro pegajosos y cremosos disparos blancos. Los dispositivos se activaron y comprimieron sus bolas como si fueran dominadas por una mano.
Lisandro gritĆ³ de dolor y empezĆ³ a llorar mientras sus bolas volvieron a descender en el escroto. Se habĆan tornado rojas e hinchadas.
Marcel negaba con la cabeza, sacudĆa su verga que ya tenĆa segundos flĆ”cida y muerta, seguĆa intentado reanimarla en vano.
RenĆ© mirĆ³ a Marcos, Ć©l estaba apoyado en un brazo de la maquina, su pene chorreaba pequeƱos hilillos de semen, Francisco acariciaba sus gĆ³nadas y Lisandro se enfocaba tambiĆ©n en proteger sus tiernas huevas mientras el pene se quedaba flĆ”cido.
—Creo que hemos terminado, machos —comunicĆ³ RenĆ©, se acercĆ³ a la T1012 e inteligentemente pulsĆ³ el teclado algunos nĆŗmeros, luego miro uno por uno a los hombres—... No recuerdo cual era la otra opciĆ³n... ¿3, 7, 69? —los maduros lo miraban interrogantes—. Oh, ya... trago#4 —y marcĆ³ esas teclas enseguida los cilindros descendieron para penetrar a la maquina y comenzĆ³ a hacer algunos ruidos tĆ©cnicos—. Pueden separarse de aquĆ, machos, mientras se imprime el resultado.
Cada uno retirĆ³ el dispositivo de sus bolas.
Marcos ChacĆ³n se echĆ³ la piso sobando sus pesadas huevas, Francisco se sentĆ³ en una maquina de hacer pesas, sus bolas colgaban graciosamente, Lisandro permaneciĆ³ de pie acunando sus pelotas y Marcel acompaĆ±Ć³ a Marcos en el suelo.
Los cinco hombre oĆan con atenciĆ³n los sonidos mecĆ”nicos que proclamaba la mĆ”quina, algunos comenzaron a bromear sobre los pedazos de semen hipernaturales que expulsaron. En cinco minutos la maquina comenzĆ³ a imprimir los resultados y RenĆ© se acercĆ³ a buscarlo.
—DarĆ© un premio al ganador —dijo al coger la hoja—, y un premio de consolaciĆ³n a quien pierda, recuerden que son resultados sobre 25 para una sumatoria de 100 —todos lo miraban con atenciĆ³n mientras leĆa la hoja:
Muestra A: Marcos
Resistencia Testicular 23
Capacidad de fertilidad 25
ProducciĆ³n de semen 25
Potencial sexual 25
Total 98 de 100
Muestra B: Francisco
Resistencia Testicular 23
Capacidad de fertilidad 24
ProducciĆ³n de semen 25
Potencial sexual 25
Total 97 de 100
Muestra C: Lisandro
Resistencia Testicular 24
Capacidad de fertilidad 20
ProducciĆ³n de semen 23
Potencial sexual 25
Total 92 de 100
Muestra D: Marcel
Resistencia Testicular 20
Capacidad de fertilidad 20
ProducciĆ³n de semen 23
Potencial sexual 20
Total 83 de 100
Tan pronto dieron los resultados Marcos, Francisco y Lisandro se abrazaron desnudos, era un desfile de pollas y bolas saltando, Marcel hundiĆ³ la cabeza humillado y avergonzado ante semejantes resultados.
—Fertilidad al tope, Marcos —reĆa Lisandro—, donde pones el gĆ¼evo dejas el hijo jajaja, por eso tienes cuatro. ¡Y quien sabe cuantos quedarĆan secos en las sĆ”banas.
—¡Jajajaja!
—¡Jajaja!
—Hey, dijiste que me darĆas un premio —asegurĆ³ Marcos dando media vuelta para mirar a RenĆ©.
Tan pronto se moviĆ³ RenĆ© disparĆ³ entre sus piernas una patada directa a sus desnudas y vacĆas bolas, Marcos aullĆ³ de dolor y se cayĆ³ derrotado y sin fuerzas al piso. Francisco se burlĆ³ y Lisandro abriĆ³ la boca protegiendo sus pelotas.
RenĆ© se dirigiĆ³ al tablero de la maquina y oprimiendo los botones exigiĆ³:
—En cuanto al perdedor quiero que lo sujeten... al mala cama de Marcel.
Lisandro y Francisco se miraron y sonrieron saliendo corriendo para sujetar a Marcel que casi escapaba. El entre gritos casi sollozaba para que le dejaran ir. De una compuerta de la maquina que daba al piso RenĆ© se agachĆ³ para extraer lo que parecĆa un vaso de vidrio con un contenido blanco y viscoso muy voluminoso.
—¡SUELTENME, NO, DEJENME IR!
Marcel se debatĆa furioso siendo sujetado por Francisco y Lisandro, mientras Marcos continuaba en el piso sujetando sus pelotas.
—Esta es una nutritiva mezcla del semen de Marcos, Francisco y Lisandro —explicaba RenĆ© mostrando con orgullo el vaso caliente—, te la tomaras para que asĆ puedas adquirir la potencia de tus mĆ”ximos sementales.
—NO, NO, JAMĆS TOMARE ESO, NO.
—Entonces cojerĆ© esas mancuernas y te la pondrĆ© en las bolas. Sabes que soy capaz.
Marcel gimiĆ³ como un chiquillo herido. RenĆ© agarrĆ³ con una mano su mandĆbula y la obligĆ³ a abrir mientras con la otra acercĆ³ el lĆquido pastoso a su boca. La lengua se llenĆ³ de aquella Ć”cida mezcla espesa que le envolviĆ³ la garganta, Marcel pronto entrĆ³ en peligrosas arcadas, sus captores le soltaron.
Francisco y RenĆ© se reĆan a carcajadas, mientras Lisandro portaba una erecciĆ³n que no se ocupĆ³ en ocultar, Marcos continuaba temblando en el piso, RenĆ© arrojĆ³ el resto del contenido en la cara de Francisco manchando su boca mejilla, lengua y cejas culminando de esa manera sus risas de estruendo.
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