Solicito empleo (2/4): Los abusadores - Las Bolas de Pablo

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28 feb 2016

Solicito empleo (2/4): Los abusadores

CONTIENE:

-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE


   Douglas habĆ­a conseguido un digno trabajo luego de haber pasado una etapa oscura como desempleado. TenĆ­a dos dĆ­as de laboro en un resort, una exquisita posada a orillas del mar, con hermosas y confortables habitaciones para los mĆŗltiples turistas que visitaban esa regiĆ³n costera del paĆ­s. AdemĆ”s a parte de estar a orillas del mar tenĆ­a una hermosa piscina con una gran cascada de agua.

   Su labor en aquel sitio de descanso era ser salvavidas por ende debĆ­a estar luciendo su tonificado y bronceado cuerpo, habĆ­an mujeres -e incluso hombres- que se quedaban mirando su duro pecho, ya que parecĆ­a piedra al tacto. Con su abdomen de lavadero hubo una mujer en su primer dĆ­a de trabajo, borracha comenzĆ³ a manosearlo arrancĆ”ndole una ruborizaciĆ³n. En su primer dĆ­a tuvo que hacer dos salvaciones, la primera se trato de un niƱo que se estaba ahogando en el mar, el activo Douglas saliĆ³ corriendo ingresando al mar con agilidad y tomĆ³ al pequeƱo entre sus musculosos brazos hasta llevarlo a la orilla donde con Ć©xito le prestĆ³ primeros auxilios.

   La segunda salvaciĆ³n se tratĆ³ de una chica, cuando se disponĆ­a a terminar su jornada escuchĆ³ unos gritillos en el oscuro baƱo, cuando se acercĆ³ descubriĆ³ a una chica sollozando intentando poner resistencia contra un muchacho semidesnudo sobre ella que intentaba violarla.

   Douglas con violencia lo arrancĆ³ de encima de ella y le propinĆ³ un puƱetazo en el rostro luciendo rudo y prepotente. El muchacho lo mirĆ³ asustado y saliĆ³ corriendo como una gallina que se salva de ser degollada.

   —¿EstĆ”s bien? ¿Te hizo alguna otra cosa?

   —No... no...estoy bien —lloraba la muchacha.

   Douglas la traslado con otras mujeres que la ayudarĆ­an, asĆ­ de exitoso culmino´ su primer dĆ­a de empleo, no asĆ­ la suerte le acompaƱarĆ­a para el segundo.

   Debido a su deplorable estado econĆ³mico debĆ­a alterna los pocos trajes de baƱo que tenĆ­a, ademĆ”s de que resultaban ridĆ­culos y diminutos al momento de ocultar su abultada y enorme hombrĆ­a, una negra y gruesa polla acompaƱada por dos testĆ­culos tan grandes que parecĆ­an naranjas... en ocasiones se sentaba de piernas abiertas en la silla de salvavidas pero sĆ³lo lograba captar la atenciĆ³n de su entrepierna en otros momentos preferĆ­a ocultar su agrandados genitales.

   A las seis de la tarde culminĆ³ su hora de trabajo en el resort, irĆ­a al baƱo para tomar una ducha y se irĆ­a directo al cuarto de barrio que alquilĆ³.

   —AsĆ­ que tĆŗ eres el salva mujeres —dijo una voz a su espalda.

   En aquel momento Douglas depositaba su equipaje en un banco del cuarto de baƱo para clientes. Cuando dio media vuelta se encontrĆ³ cara a cara con el muchacho que estaba atacando a la chica la tarde anterior, a su vez estaba acompaƱado con otros tres chicos de igual talante a Ć©l, guapos, fuertes y con diminuta ropa de playa los tres debĆ­an rondar los 18 a 23 aƱos.

   —¿ A ver niƱos quĆ© quieren? —se quejĆ³ Douglas haciendo frente a la situaciĆ³n.

   —Ayer me arruinaste la diversiĆ³n, y eso se cobra caro. Y mĆ”s cuando se es un simple salvavidas y te atreves a pegarme.

   —La muchacha deberĆ­a denunciarte. Te tenĆ­a miedo. No dio ni una aclaratoria de quien eras, no quiso involucrar a esta empresa.

   —¿Que quien soy? Pues soy el que te va a joder, el que te va a sacar la cresta.

   —No te tengo miedo niƱo, crees que me vas a solapar porque traes espalderos, ten mĆ”s madurez.

   —Muchachos, vamos a enseƱarle a este cretino quien manda aquĆ­.

   Douglas luchĆ³ por poner resistencia y autoridad, fue exitosa la manera en que golpeĆ³ la mandĆ­bula de uno de los muchachos, el calvo, el otro, uno moreno golpeĆ³ su espalda pero un codazo por la boca de parte del exluchador lo hizo retroceder, por otro lado el abusador le dio un golpe en la boca pero Douglas se recuperĆ³ y clavo un sĆ³lido puƱetazo en el estĆ³mago. Nuevamente el moreno tomĆ³ ventaja envolviendo sus brazos alrededor del cuerpo del salvavidas desde atrĆ”s.

   Douglas gruƱo haciendo contrafuerza.

   Fue interrumpido por una patada en las bolas cortesĆ­a del abusador de mujeres. Su pie envuelto en zapatillas de playa se estrellĆ³ contra su entrepierna aplastando la gran protuberancia, soltĆ”ndole un gemido de angustia.

   El moreno hizo un supremo esfuerzo por mantener erguido a Douglas para que no se doblara del dolor.

    El muchacho calvo lanzĆ³ una agradable risa, era obvio que estaba teniendo una erecciĆ³n en su short. El abusador de chicas seguĆ­a clavando los ojos en la ridĆ­cula manera en que la ropa de baƱo quedaba diminuta en los genitales de Douglas, el muchacho apretĆ³ su mano en el par de cojones carnosos.

   —¿CĆ³mo se sienten? —preguntĆ³ el calvo.

   —ExtraƱamente grandes y duros.

   Douglas apretĆ³ los dientes mientras gotitas de sudor se formaban en su frente.

   —A partir de este momento estĆ”s despedido —anunciĆ³ el abusador girando la mano que comprimĆ­a las gĆ³nadas—, sĆ­, asĆ­ como lo oyes, estĆ”s despedido. Mi padre estĆ” de viaje y me dejo a cargo, soy el hijo del jefe y tĆŗ por entrometerte en mis asuntos ayer y pegarme estĆ”s fuera.

   Douglas dejĆ³ escapar un rugido de angustia.

   El abusador fulminĆ³ las pelotas de Douglas dĆ”ndole un giro final con su mano, hasta dejar su paquete adolorido.

   —DesnĆŗdalo —pidiĆ³ el muchacho calvo.

   —¿EstĆ”s loco? —lo miro el abusador con las cejas unidas—. ¿O este tonto te excitĆ³, mariquita?

   —¡No, no, no, NO! Es que... asĆ­... le harĆ”s mĆ”s daƱo.

   —PĆŗdrete. No lo desnudare.

   
   El moreno soltĆ³ a Douglas y este cayĆ³ de rodillas cubriendo su entrepierna.

   —¿Te duele, eh? —preguntĆ³ el abusador pero Douglas doblĆ³ el cuerpo clavando la cabeza en el suelo, por lo pronto el abusador lo tomĆ³ del cabello y lo jalĆ³ hacia arriba—. ¿Que si te duele, idiota?

   Douglas asintiĆ³, gimiendo de dolor, sin soltar su entrepierna.

   El abusador lo miraba con una sonrisa pĆ­cara, feliz por el dolor ajeno.

   Douglas arrugĆ³ el rostro y ello no hizo que el abusador supiera lo que le iba a suceder, el reciĆ©n despedido alzĆ³ el brazo, provocando un grito de asombro y otro muchacho retrocediĆ³.

   El abusador ensanchĆ³ los ojos cuando fue cojido de los testĆ­culos, un aullido de su boca mostrĆ³ el dolor que su cuerpo procesaba.

   Douglas apretĆ³ los dientes.

   —Joder, que me duele —susurrĆ³ el abusador con los ojos llenos de lĆ”grimas.

   AllĆ­ el moreno se lanzĆ³ con una lluvia de golpes contra Douglas obligĆ”ndolo a soltar los cojones y a caer de costado recibiendo los golpes. El abusador se doblĆ³ sosteniendo sus bolas.

   El calvo observaba la acciĆ³n: Douglas seguĆ­a en el suelo recibiendo los golpes y arqueado sobre Ć©l estaba su amigo, el moreno, ambos estaban de piernas abiertas, Douglas estaba boludo, su amigo con las rodillas dobladas pegĆ”ndole dejaba a merced sus pelotas con los muslos separados. Ɖl estaba excitado... y corriĆ³ para unirse a la acciĆ³n en direcciĆ³n a esos machos.

   Su pie desnudo chocĆ³ contra las piernas abiertas magullando el par de bolas expuestas y desprotegidas. Douglas contuvo el aliento, mientras arrugaba el rostro de reanudado dolor y se acurrucĆ³ en el piso en posiciĆ³n fetal. Su atacante se alejĆ³ de Ć©l mientras el calvo ante sus pies reĆ­a satisfecho de patearle las bolas.

   —Te voy a enseƱar a respetar —rugiĆ³ el abusador arrodillĆ”ndose entre sus piernas separandolas con violencia—. AyĆŗdame —el moreno acudiĆ³ a separar los brazos de Douglas que se aferraba a sus bolas. Luego, el abusador agarrĆ³ el despejado escroto y torturĆ³ los gordos cojones con ayuda de las dos manos.

   El rostro de Douglas cambiĆ³ a blanco acompaƱado con un grito silencioso.

   El calvo seguĆ­a mirando como se acentuaba cada testĆ­culo en la palma de la mano que los estrujaba y en sus pensamientos imaginaba como serĆ­a aquel salvavidas desnudo.

   Los pulgares desafiaban la forma de cada bola.

   —Aaaaaaaaaaaaaahhhhh —gemĆ­a Douglas abriendo la boca.

   Los dedos empezaban a temblar haciendo la fuerza de un alicate.

   Douglas grito sintiendo el terrible dolor que emanaba de sus huevos revolviendole la parte baja del estĆ³mago.

   Por Ćŗltimo, el abusador soltĆ³ el escroto y moviĆ³ sus manos en el aire activando la circulaciĆ³n. Se levantĆ³ y su amigo soltĆ³ a Douglas dejando que se colocara en posiciĆ³n fetal llorando como una nena.

   
—Quiero que recojas tus cosas —ordenĆ³ el abusador sacando su billetera donde extrajo una buena cantidad de dinero—. AquĆ­ estĆ” tu pago y no vuelvas mĆ”s. EstĆ”s despedido por la falta de respeto hacia tu jefe. LĆ”rgate —y saliĆ³ con sus espalderos.

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