Jornada SRP - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

14 feb 2016

Jornada SRP

UNA JORNADA DE SEXO, ROBO Y PELEA.

ORIGINAL: ZATN


Contiene Ballbusting F/M.
Sexo heterosexual



   Un hombre de negocios visita la ciudad, con un buen trato comercial ha hecho bastante dinero el dĆ­a de hoy.

   Para celebrar, contrata a una prostituta!, va a pasar un buen rato!.

   La mujer llega a la habitaciĆ³n del hotel y el hombre queda gustoso con la belleza de quien le brindara sus servicios.

   Es una maravillosa mujer la que ha pagado!, la vista de una chica voluptuosa, vestida con minifalda y botas, dejan al hombre con la boca hecha agua.

   La mujer estĆ” mĆ”s que feliz por ser contratada, es un hotel costoso y se nota por la ropa y los estilos que el sujeto tiene dinero, aparte de lo previamente cancelado para satisfacerlo, espera obtener algo extra si se da la oportunidad.

   - Veremos cuanto le puedo sacar a este tonto.

   La hembra, tras tomarse una copa de champaƱa, nota la pronta, y gran erecciĆ³n en el pantalĆ³n del hombre.

   Loco por la mujer, el hombre la lleva prontamente a conocer la cama, estĆ” desesperado por acciĆ³n:

   - “Mamita podemos comenzar?”.

   - “Pues comencemos!”. 

   La mujer retira lentamente sus prendas, quedado en ropa interior, asĆ­ muestra sus encantos para animar aĆŗn mĆ”s al cliente.



   Ante la magnĆ­fica vista, rĆ”pidamente el varĆ³n empieza a desnudarse, no puede esperar mĆ”s para tener sexo con ella.

   La contratada se alegra de ver un cliente fĆ­sicamente bastante atlĆ©tico.



  
   Seguidamente la puta centra la mirada en la entrepierna del hombre, finalmente este se ha desprendido de sus calzoncillos, mostrando su empalmado y largo pene; la mujer queda impresionada con los atributos de su cliente:

   - SĆ­ que la tiene grande!, esta noche serĆ” todo un reto.

   Seguidamente  inclina un poco la cabeza para detallar las bolas del cliente.

-    Y vaya que tiene pelotas!, no habĆ­a visto unas asĆ­ de enormes!, es todo un macho!.

   El sujeto viendo su cara de sorpresa le presume los atributos pidiĆ©ndole su opiniĆ³n sobre estos:

   - “QuĆ© opinas de este rabo querida?, te gustĆ³ verdad?, y mira estos cojones que te esperan!”.



   La mujer  no duda en felicitarle por el tamaƱo de su pene y testĆ­culos. Conoce bien el efecto que tiene en los clientes el halagar sus dotes viriles.

   - “Felicidades amor, tienes la verga bien grande, es la mĆ”s grande que he visto”.

   El influenciado varĆ³n mostro mĆ”s su equipamiento, mientras La mujer continuĆ³. 

   - “Uff!, y que bolas tan grandes!, seguro puedes guardar mucha semilla ahĆ­!,  tienes tremendas pelotas, amor!, unas para cumplirle a cualquier mujer”.

   El sujeto estĆ” al lĆ­mite, todos esos halagadores comentarios de la mujer encendieron  aĆŗn mĆ”s su hambrienta verga.

   - “Ya no aguanto mĆ”s mami!, voy por ti!”.

   El hombre se le abalanza y la toma de los hombros llevĆ”ndola hacia la cama!, 

   Empujada hacia el nido de amor, la puta sabe que el cliente no se detendrĆ” a ponerse el necesario condĆ³n!, pero con habilidad, la mujer abre el preservativo que llevaba en su mano y lo coloca en el muy parado miembro del varĆ³n.

   De inmediato pantaletas fuera, y Ć©l sujeta la penetra con fuerza!, La mujer siente placer real, nada de fingir ante clientes poco atractivos o con atributos deficientes, hoy disfrutarĆ” de su trabajo con este fĆ­sicamente, muy deseado espĆ©cimen.

   El excitadĆ­simo hombre estĆ” fuera de sĆ­. La puta le pide calma  pero el cliente, para nada deja de besarle las tetas, mientras le clavaba sin parar su largo, grueso y caliente pene. 

   Tuvieron relaciones sexuales con pasiĆ³n y vigor, donde el dotado hombre gozo plenamente del cuerpo de la prostituta.


   No parĆ³ el hombre de penetrarla, dĆ”ndole varios orgasmos!, la puta gozaba al sentir las grandes bolas del sujeto chocar salvajemente contra su perineo, en un mete-saca con muy pocas pausas.


   Cuando se venĆ­a, el hombre derramaba rĆ­os de semen en la deseada hembra. La mujer constantemente debiĆ³ cambiarle la repleta vestimenta al enorme pene del sujeto!. Siete, ocho, nueve, y mĆ”s condones ha usado, y aĆŗn estĆ” lejos el hombre de llegar a su lĆ­mite.

   En un momento de pausa, el hombre abraza a la mujer con bastante fuerza, casi causĆ”ndole daƱo, la puta le pide de modo seductor que baje la presiĆ³n a su frĆ”gil cuerpo.

   - “No tan duro fortachĆ³n, eres fuerte,  tĆ³malo con calma que soy delicada”.

   El hombre alivia la presiĆ³n, mientras le sale el machismo puro, entonces habla engreĆ­damente:

   - “Yo soy fuerte pequeƱa, muy fuerte!”.

   El inflado sujeto se adjudica mĆ”s cualidades.

   - “Nadie me supera en fuerza, es mĆ”s dulzura, nunca he perdido una pelea”.

   - “Eso es impresionante, nunca te han ganado?, en serio?”.

   El hombre enseƱa a la mujer sus bĆ­ceps, flexionĆ”ndolos ante su rostro, seguido de sus abdominales.



   AhĆ­ la sonriente mujer se dirige a la entrepierna del varĆ³n, mientras piensa:

   - SerĆ”s muy fuerte, pero cĆ³mo todo hombre, tambiĆ©n tienes dos huevas entre las piernas, tonto.

   Acto seguido sostiene en sus manos los pesados cojones del cliente: 

   - “Pero aquĆ­ no creo que seas muy fuerte cariƱo, si te llegan a pegar en las huevas, no te ira para nada bien”.

   El comentario de la mujer, genera en el hombre una molestia interna, no quiere verse dĆ©bil ante nadie y menos ante una mujer, el machismo en toda su expresiĆ³n!

   Nunca ha recibido un golpe fuerte en los testĆ­culos, sĆ³lo algunos leves y accidentales, practica deportes de contacto, pero en estos estĆ” a salvo, pues siempre usa protector.

   Sus testĆ­culos, su mayor orgullo como hombre, tambiĆ©n es su debilidad!.

   El sujeto reclama:

   - “Eso es golpe bajo nena, no se vale que le peguen a uno ahĆ­”.

   La hembra controvierte.

   - “Pero todo se vale en una pelea amor, hasta golpear a un hombre debajo del cinturĆ³n, un golpe aquĆ­ no lo soportas”.

   El cliente es dominado por su ciega superioridad masculina, por aƱos se ha convencido a si mismo de que es capaz de resistir un golpe en los testĆ­culos.

   El varĆ³n fanfarronea:

   - “Yo lo soporto!, te lo juro mujer, aguanto un golpe en las bolas, lo aguanto como sea!”.

   - “Pero si es el punto dĆ©bil de ustedes!, incluso una mujer te podrĆ­a vencer con un golpe ahĆ­ en tus huevos”.

   Repentinamente el exagerado orgullo del hombre se hace mĆ”s evidente y toma un tono mĆ”s agresivo, casi sintiĆ©ndose ofendido. La puta nota esto y sabe que no es bueno.

   - “Yo nunca perderĆ© contra una mujer, que te quede eso claro nena. yo soy bien varĆ³n!, mĆ”s que cualquiera”.

   - “Con tus genitales eso es obvio”.

   - “Ustedes las mujeres son muy dĆ©biles, no pueden ganarnos en fĆ­sico, no tienen oportunidad de vencernos”.

   Mientras escucha al egocentrismo masculino en persona, la puta piensa:

   - FanfarrĆ³n machista!, claro que podemos vencerlos, cualquiera de nosotras puede!, y tĆŗ no te creas el Superman, sobre todo si esos que te cuelgan son tan grandes y para nada los tienes de acero.

   - “Sabes algo mami, que tal tĆŗ y yo peleando?, serĆ­a raro, pero muy injusto!, tĆŗ no podrĆ­as conmigo, soy muy fuerte para ti, dulzura”.

   La hembra por dentro querĆ­a insultarlo, pero mantienen la calma.

   El hombre flexiona varios de sus mĆŗsculos a propĆ³sito, frente a ella.

    La mujer con una falsa sonrisa se imagina:

   - SerĆ”s todo lo musculoso que quieras, pero un buen golpe que te dĆ© en esos grandes huevos que tienes, y te dejo nocaut tonto. 

   La mujer decide cambiar el tema, el machista cliente ya la estĆ” molestando y debe controlarse, no puede darse el lujo de verse enojada.

   AsĆ­ entonces le planta un pasional beso de lengua y reinician las caricias.


   Pronto el tema queda olvidado y el ardiente sexo continĆŗa con aĆŗn misma pasiĆ³n.

   Pasaron las horas y la mujer, a pesar de estar acostumbrada a jornadas de sexo intensas, se vio en problemas con este cliente.

   Desde que vio sus grandes genitales, supo que estaba ante un semental!, uno que la obligarĆ­a a dedicarle la noche entera para satisfacerle la excesiva calentura

   Solo hasta el amanecer el hombre detiene su fogosa faena, la hembra por fin logrĆ³ dejarle las pelotas vacĆ­as.

   - Al fin se le cansĆ³ el pene!, vaya que me diste trabajo querido.

   Estando el hombre satisfecho, el sueƱo lo invade rĆ”pidamente, durmiĆ©ndole como a un bebĆ©.


   La mujer siente alivio con el agotamiento del varĆ³n, ese macho la dejĆ³ realmente exhausta!.

   Es cierto que realizĆ³ un sobreesfuerzo fĆ­sico, pero la hembra quedĆ³ sexualmente muy satisfecha!, sĆ­ que obtuvo placer esa larga noche… no era un hombre cualquiera.

   Durante una ducha  reconfortante, la mujer no cesa en recordar cada orgasmo conseguido de este caballero.

   Tras ducharse la mujer se dedica a satisfacer una mala costumbre que tiene… registrar las pertenencias de sus dormidos clientes.

   En ocasiones ha robado a quienes le contratan, pero lo hace de manera sutil y con montos que el sujeto no note… por eso lo primero es revisar su billetera, si halla abundantes billetes, extraerĆ” algunos.

   Durante el sexo, la siempre ambiciosa mujer, trata con sus clientes el tema de a que se dedican, informĆ”ndose para saber si el cliente cuenta con mĆ”s dinero que ella pueda sacarle, ya sea con nuevos favores sexuales o quizĆ”s hurtarle.

   De este sujeto sabe ahora que hizo negocios el dĆ­a de hoy, y que cuenta con dinero. Se maravilla ante lo abultada de su cartera, ahĆ­ estĆ”n un montĆ³n de billetes, la mujer extrae un poco, y rĆ”pidamente se viste para una salida inmediata.

   Pero mientras terminaba de colocarse las botas, la mujer nota un raro paquete que se asoma en un bolsillo del saco del cliente; No se lo registrĆ³, asĆ­ que la mata la curiosidad.

   Con grata sorpresa, nota que es un estuche para relojes. Hay media docena de costosĆ­simos relojes!.

   La mujer lo piensa por un momento:

   - Nunca he robado algo tan valioso, esos relojes valen mucho!, este serĆ­a un robo que obviamente notarĆ” el tipo, si me los llevo, tendrĆ© que irme de la ciudad, Ć©l me va a buscar y a denunciar, lo hago?

   Un instante de duda y decide:

   - Lo harĆ©!, vale la pena!, esos relojes cuestan una pequeƱa fortuna!, igual podrĆ© seguir  trabajando en otro lado!, sĆ­ que son maravillosos!, con ellos tendrĆ© buen dinero!, comprarĆ© muchas cosa y aĆŗn me quedarĆ” para guardar.

   Mientras guarda el botĆ­n en su bolso, no para de soƱar lo que comprarĆ” con esos relojes.

   Su ambiciĆ³n ya no es limitada, se decidiĆ³ por algo grande, asĆ­ que se llevarĆ” todo lo que el sujeto posea. Enseguida registra los restantes bolsillos del saco.

   De pronto siente que la agarran por detrĆ”s!, 
   Es el cliente que se ha despertado y la ha pillado hurtando sus bienes.

   El desnudo hombre la insulta:

   - “Maldita puta!, eres una ladrona , ya verĆ”s!”.

   Con la fuerza de sus brazos la tiene inmovilizada por completo.

   La prostituta es tomada por sorpresa!, nunca habĆ­a sido descubierta en sus pequeƱos hurtos.

   Le reclama la libere:

   - “SuĆ©ltame maldito!, yo no hacĆ­a nada, dĆ©jame ir!”.

   El descaro de la hembra enfada mĆ”s al sujeto, quien no para de insultarla.

   - “Maldita zorra, hija de puta!”.

   Con los segundos, el hombre siente lo inĆŗtil de los esfuerzos de la hembra por soltarse, en ese momento se regodea de su superioridad fĆ­sica.

   - “ Es inĆŗtil mujer!, deja de resistirte o te lastimare, mira que no tienes salida, soy mĆ”s fuerte que tĆŗ, no tienes nada que hacer!”.

   - “Eso es lo que tĆŗ crees, engreĆ­do!”.

   Ante el ataque del enfurecido varĆ³n, la mujer estĆ” algo asustada, pero eso no evitara que se defienda!.

   Dado su riesgoso trabajo, no es la primera vez que tiene una pelea fĆ­sica contra un hombre. Es muy consciente que nunca podrĆ” igualar la fuerza de un varĆ³n, pero tambiĆ©n sabe lo dĆ©bil que son todos entre las piernas.

   Los golpes bajos la han hecho salir con bien de mĆ”s de una mala situaciĆ³n.

   Y es que en el pasado, sĆ³lo tras golpearle los testĆ­culos, ha podido detener a quienes la agredĆ­an.


    AsĆ­ las cosas, el asunto es  simple para ella!, cuando la ataca un hombre, el primer golpe siempre va directo a las huevas!.

   Ahora tiene a este fuerte y enfurecido varĆ³n como adversario, debe buscar sus pelotas y golpeĆ”rselas!.

   - Si le doy en las huevas me soltarĆ”!

   Sabe que de hacerlo lo dejarĆ” lo suficientemente aturdido como para escapar.

   El hombre se le pega aĆŗn mĆ”s!, AhĆ­ la mujer siente los dotados, pero por ahora dormidos genitales del semental, apoyados contra su espalda baja. Sus esfĆ©ricos objetivos estĆ”n ahĆ­, al alcance!.

   El hombre recalca su ventaja:

   - “Ya rĆ­ndete, sabes que soy mĆ”s fuerte!”.

   - SerĆ”s mĆ”s fuerte, pero eso no te sirve si te pego en esos huevones!, vas a sufrir.

   La mujer le amenaza:

   - “Ya verĆ”s, te voy a hacer gritar!”.

   De inmediato se retuerce todavĆ­a mĆ”s, buscando zafarse del sĆ³lido agarre, e intentando a la vez llevar una mano hacia atrĆ”s para poder apretarle los testĆ­culos.

   - Tengo que agarrarle las huevas como sea!.

   La mujer no es fĆ”cil de contener, sabe resistirse, Pero a pesar de eso todos sus intentos por soltarse terminan siendo inĆŗtiles… El abrazo del hombre es demasiado fuerte!

   La hembra fracasa con las manos, la restricciĆ³n no le da la libertad manual necesaria para sus fines.

   El varĆ³n en ningĆŗn momento se percata de los esfuerzos femeninos contra sus partes viriles.

   Seguidamente  la recursiva mujer cambia de estrategia.

   El sujeto se sorprende al recibir un fuerte golpe en la mitad del muslo, la mujer intenta ahora patearle los testĆ­culos lanzando contra estos el talĆ³n de su bota.

   Una nueva patada hacia atrĆ”s y un impacto en la cara interna del muslo del hombre, a centĆ­metros de sus grandes bolas.

   El varĆ³n al sentir el segundo golpe, se da cuenta lo que busca la puta, el tĆ­pico ataque conocido como patada de mula.
   - “Que traicionera!”.

   La embotada puta patea duro, cĆ³mo le llegue a pegar no serĆ” bueno para Ć©l, AsĆ­ que de inmediato gira un poco su cadera, protegiendo asĆ­ sus pelotas del calzado de la mujer.
   Ante el continuo resistir de la puta, y sus traicioneras intenciones  el molesto cliente, aplica mĆ”s fuerza y la lleva contra la cama… AllĆ­ serĆ” mĆ”s fĆ”cil de controlar.

   La mujer se zarandea con violencia intentado no ser movida, pero todo es inĆŗtil!; El hombre la eleva por los aires y la descarga en la cama con violencia.

   La mujer sabe lo que le viene, El cliente rĆ”pidamente se presta a colocĆ”rsele encima.

   En el forcejeo, la mujer, quien esta boca arriba, ubica rĆ”pidamente las desnudas pelotas del cliente.

   Intenta soltar sus manos, y cuando logra liberar una, no tarda esta mĆ”s de un segundo en ser nuevamente inmovilizada por el hombre.

   El cliente ya sabe por lo que va la mujer:

   - “Maldita zorra!, eres una maƱosa, Tu solo tiras a las bolas!”.

   - “Pues es la Ćŗnica forma de vencerte!”.

   - “A mĆ­ nadie me gana!”.

   - “Eso estĆ” por verse!”.

   La mujer sabe que todo depende de lograr golpearle los genitales, pero ahora estando bajo Ć©l, es mĆ”s difĆ­cil lograr movimientos.

   Pero la puta conoce muchas maƱas, y con el hombre casi frente a frente con ella, le lanza un cabezazo, impactĆ”ndole  la nariz.

   De inmediato el sujeto reacciona alejĆ”ndose un poco, no le causĆ³ mucho daƱo, pero el impacto a un punto blando, junto a lo inesperado del ataque, lo confunden; Tanto es asĆ­ que relaja su agarre a las peligrosas manos de la hembra.

   La prostituta logra liberar su mano hĆ”bil!, de inmediato la dirige a la entrepierna del varĆ³n… es su oportunidad de cogerlo de los testĆ­culos.

   No falla su objetivo!, se apodera del gran testĆ­culo izquierdo del hombre.


   El sujeto muestra total sorpresa al sentir sus pelotas asaltadas. Lo tienen agarrado de las gĆ³nadas!.

   Debe reaccionar lo antes posible!, Desesperado por evitar el sufrimiento, levanta la mano para golpear a la mujer!, es ahĆ­ cuando esta le aprieta el huevo.

  El hombre aprieta los dientes del dolor, y descarga su puƱo contra la oreja de la mujer.

   La puta golpeada en la zona auditiva, se queja del dolor y suelta el testĆ­culo del hombre.

   La mujer queda lastimada, fue un fuerte golpe!, le zumba el oĆ­do y estĆ” bastante desorientada.

   El sujeto pudo pararla a tiempo!. Al sentir  liberada la gĆ³nada, se le quita de encima y pasa unos segundos entre las sĆ”banas sobando su adolorida hueva.

   - “Mal…maldita…maldita zorra!”.

   Esa mujer lo lastimĆ³, fue solo un instante que le apretĆ³, pero le causĆ³ dolor, gracias a Dios la golpeĆ³ antes de poder apretarle lo suficiente como para aturdirlo!, su contra golpe la parĆ³ a tiempo.

   FrotĆ”ndose rĆ”pidamente el testĆ­culo, el hombre no tarda en recuperarse, estĆ” molesto con ella y consigo mismo, fue descuidado!:

   - Esa mujer me tenĆ­a por completo!, me cogiĆ³ las huevas, me pudo dejar fuera de combate!.

   Ahora se vuelve enfadado contra la mujer, quien apenas supera el aturdimiento e intenta pararse de la cama.

   El hombre la abofetea con fuerza, dejĆ”ndole mareada; entonces le recrimina por atacar sus testĆ­culos.

   - “Eres una traicionera!, te gusta pelear sucio, eh!, te juro que de esta no saldrĆ” con bien!, me las pagarĆ”s!”.

   Enseguida toma un paƱuelo de su esculcado pantalĆ³n, le espera un amarre que inutilizarĆ” sus ladronas manos; Para cuando se repone por completo de la bofetada, se ve atada de manos a la espalda.

   El hombre estĆ” mĆ”s tranquilo ahora!, la ladrona ha sido reducida y ya no es una amenaza!. La tiene!, es voluntad suya lo que le suceda a la puta.

   Piensa con calma que hacer:  

   - Tengo ganas de darte una buena tunda para que aprendas zorra!, pero… pero no!, mejor es llamar a la policĆ­a y que la guarden un buen rato, sĆ­!, es lo mejor.
   La mujer asustada ante su indefensiĆ³n, le suplica por su bienestar.

   - “Por favor  no me hagas nada malo, te juro que no querĆ­a robarte!”.

   Da un montĆ³n de excusas rebuscadas. Pero el hombre no le cree nada y deja claro su punto.

   - “Te metiste con mis huevas maldita, y eso me lo vas a pagar!”.

   Sintiendo nuevamente algo de dolor en su oĆ­do, la prostituta se queja ante el sujeto por el golpe; indignada le recrimina por pegarle siendo ella una mujer.

   - “Me duele!, porque hiciste eso!, eres un hombre, y uno con fuerza!, yo soy sĆ³lo una dĆ©bil mujer, fuiste un cobarde, sĆ³lo los cobardes golpean mujeres, cobarde!”.

   El hombre se enfada mucho mĆ”s, al querer la mujer pasar ahora  por vĆ­ctima.

   - “SinvergĆ¼enza, que mujer tan descarada!, para que sepas, no soy un hombre violento, no me gusta golpear mujeres!, pero tĆŗ te buscaste esto al cogerme el huevo,… quisiste joderme el huevo!”.

   La mujer se da cuenta que es un error provocarle, No es bueno enfadar a alguien que te tiene en su poder.

   AsĆ­ que buscando calmarlo, la puta le ofrece lo que siempre le ofrece a los hombres, lo que ellos siempre piden, sexo!.

   - “Tranquilo cariƱo, no llames a nadie, mira si no me haces nada, y me dejas ir!, dejarĆ© que antes me hagas el amor!, gratis cariƱo!, y serĆ”n tantas veces como tĆŗ quieras!”.

   El sujeto cambia su facciĆ³n, es totalmente inesperado cĆ³mo la agresiva prostituta de hace un rato ahora es delicada y busca negociar por las buenas.

   Una y otra vez, la mujer le hace ofertas de sexo gratis, incluyendo bonos extras.

   El hombre para nada estĆ” tentado por la oferta, y amenaza de nuevo con llamar a las autoridades.

   La puta le promete mĆ”s y mĆ”s favores sexuales. AƱade a sus frases halagos al sujeto.

   - “Es una buena propuesta, acepta, no sabes lo que te estĆ”s perdiendo!, tu eres un semental, un macho, y cĆ³mo macho no puedes decir que no, acepta querido”.

   Pero el hombre simplemente le dice no a sus propuestas, sencillamente, estĆ” a plenitud  de sexo.

   - “OlvĆ­dalo, tengo la verga satisfecha, no me tentarĆ”s perra!”.
                        
   La mujer debe admitir que su oferta no tiene posibilidad de ser aceptada.

   - Es inĆŗtil!, hace apenas media hora, que satisfizo su pene, y todavĆ­a debe tener las bolas secas!... con los genitales a gusto, tiene el apetito carnal por el suelo; SĆ³lo cuando sus huevos recobren algo de semen volverĆ” a ser fĆ”cilmente seducible con mis ofertas.

    Para beneplĆ”cito del varĆ³n, La mujer ahora guarda silencio ante el fracaso de su iniciativa, Pero no se rendirĆ”!, no aceptara el ir a la cĆ”rcel asĆ­ nada mĆ”s.

   Preparada de antemano ante el posible rechazo del sexo por parte del sujeto, buscara como golpearlo certeramente en su debilidad genital y escapar.

   - Lo tuve cogido de las huevas, pero no pudo acabarlo! aunque si me sorprendiĆ³ lo sensible que es; ese hombre es muy sensible!, Apenas si le alcancĆ© a apretar algo y lo lastimĆ©!; Claro que con unas huevas asĆ­ de grandes es normal; Ni modo, me toca esperar otra oportunidad para golpear tus grandes pelotas, querido.

   AdemĆ”s esta Ćŗltima conversaciĆ³n no fue del todo inĆŗtil, se dio cuenta de otro aspecto clave en su futura defensa.

   - Es verdad!, Ć©l aĆŗn tiene las pelotas vacĆ­as!, serĆ” mucho mĆ”s doloroso para ti si te las golpeo teniĆ©ndolas asĆ­ cariƱo. con un golpe bien dado, te acabo maldito.

   La mujer ensimismada con sus perversos y desleales planes, no atiende los reclamos del varĆ³n, sĆ³lo cuando este la aborda y estruja de los hombros, la puta reacciona,  escuchĆ”ndole decir:

   - “Ya me tienes harto, donde estĆ”n los relojes! ,contesta de una vez  zorra!,  te juro que te pego si no me lo dices ya!”.

   Sin opciĆ³n la mujer le indica que se hallan en el bolso, tirado en el piso desde el inicio de la pelea.

   Mientras el cliente alcanza el bolso, la atada mujer se acomoda lo mejor que puede en la cama, quedando sentada en el borde, con la obvia intenciĆ³n de correr si tiene la oportunidad.

   El  hombre registra el bolso de una forma desordenada, al parecer no halla lo buscado.

   Al registrar el bolso, el varĆ³n no se ha percatado de su actual posiciĆ³n ante la mujer.

   La puta se asombra de su fortuna!, el hombre estĆ” frente a ella, sosteniendo el bolso a la altura de su pecho, ha dejado sus genitales sin defensa alguna!

   - EstĆ” todo expuesto!.

   Puede observar las enormes y colgantes pelotas del varĆ³n, justo frente a ella, al alcance de sus botas!.


   Es su oportunidad de escapar!.

   El cliente cometiĆ³ el error de confiarse!; Cuando la atĆ³, pensĆ³ que la prostituta ya no era un peligro, la daba por rendida…no podĆ­a estar mĆ”s equivocado.

   - Te confiaste tonto!, descuidaste tus huevas!, pagarĆ”s por ese error cariƱo!.

   Aprovecha su chance y desde su cĆ³moda posiciĆ³n,  lanza una fuerte patada contra la entrepierna del desprevenido cliente.

   La punta de la bota golpea firmemente el par de indefensos testĆ­culos.

   El impacto contra el sensible escroto, Empuja con violencia las gĆ³nadas contra la pelvis del desafortunado, el cual se eleva unos centĆ­metros quedando en puntillas. 



   La reacciĆ³n del cliente ante el inesperado golpe bajo, es un lĆ³gico y estruendoso alarido:

   - “AAAAHHHHhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!”.

   El tipo suelta el bolso, y dirige las manos a su zona genital, agarrĆ”ndose las bolas!

   Mientras su enorme cuerpo se dobla a la mitad. El individuo aprieta los dientes al lĆ­mite, intentado no emitir un nuevo grito.

   La atada mujer observa la reacciĆ³n del hombre; Con una gran sonrisa y orgullosa de su punterĆ­a se burla del sujeto.

   - “Te jodĆ­ las huevas!”.

   De inmediato se incorpora como puede y para quitar al hombre de su camino, le empuja con un hombro, cayendo este de espaldas, sin resistencia alguna.

   La mujer se siente victoriosa, pero sin dejar de ver la reacciĆ³n del varĆ³n, como estarĆ”?, tendrĆ” con que contraatacarla despuĆ©s de ese patadĆ³n?

   Se le acerca con la pierna lista, como se intente levantar se llevarĆ” una patada mĆ­nimo a la cabeza; Pero al verlo tirado, sabe que no se pararĆ” en un buen rato, el dolor lo invade y no cesa en agarrarse las bolas, aunque sus movimientos son extraƱamente lentos para alguien torturado del dolor. 

   A una prudente distancia la mujer expresa lo que querĆ­a decirle al fanfarrĆ³n y machista sujeto desde anoche:

   - “De nada te sirviĆ³ ser fuerte gran tonto!, que pasĆ³ con tus mĆŗsculos?, maldito machista ahora estas jodido!”  

   No hay respuesta por parte del varĆ³n.

   - “No decĆ­as que soportabas un golpe  bajo?, No te jactabas de eso?, Ja!, Que vergĆ¼enza para ti!, te tumbĆ© con un solo golpe!, No eres para nada fuerte!, Sabes que idiota…ahora sĆ³lo sĆ³batelas!”.

   La falta de respuesta del tipo y sus escasos quejidos intrigan a la dama, la cual con acercĆ”rsele al rostro entiende lo que sucede.

   Puede observar al hombre con los ojos torcidos, y con una palidez facial extrema, no estĆ” para nada bien.

   - EstĆ” muy mal!, no creo que me escuche... apenas si se mantiene consiente.

   El hombre mueve la cabeza con los ojos perdidos, como si estuviera buscando algo, y sin parar abre la boca buscando oxĆ­geno.

   La puta analiza la situaciĆ³n:

   - SabĆ­a que teniendo las huevas tan grandes le iba a doler mĆ”s!, y peor pateĆ”ndoselas cuando las tenĆ­a vacĆ­as; Pero jamĆ”s esperĆ© dejarlo asĆ­, es el primero al que le pego en las bolas y queda tan mal, definitivamente estĆ” acabado!. 

   Chasqueando los dedos la puta trata de ver la reacciĆ³n del hombre.

   - “AquĆ­ cariƱo, me oyes?”.

   El sujeto tiene los ojos perdidos.

   - Es inĆŗtil, lo dejĆ© en otro mundo.

   AhĆ­ le grita la puta:

   - “Eso te buscaste por pegarme!, y lo que te pasĆ³ fue por ser tan cojonudo!”. 

   De pronto sus manos dejan de proteger sus huevos y van a su rostro, buscando reponerse del mareado estado en que quedĆ³, en ese momento para nada piensa en lo que estĆ” dejando sin protecciĆ³n.

   - “CariƱo, dejando de nuevo expuestos  tus cojones?”.

   La mujer ante la vista, decide volver a actuar.

   - Lo dejarĆ© sin conocimiento, asĆ­ no me estorbarĆ” mĆ”s, AdemĆ”s se ve que sufre, le harĆ© un favor!.

   Se acerca al hombre y usando  las piernas, le obliga a separar las piernas, el incapacitado y semiinconsciente varĆ³n apenas si resiste.

   - “Abre las malditas piernas huevĆ³n!,  Ć”brelas si quieres dejar de sufrir!”.

   Colocada frente a las abiertas extremidades del desdichado, La prostituta apunta bien a sus muy lastimadas gĆ³nadas.


   - “Te pondrĆ© a dormir un rato cariƱo!”.

   Con toda la saƱa del mundo lanza una potente patada contra la descubierta ingle del hombre.

   La punta de la bota impacta de nuevo y de una forma aĆŗn mĆ”s brutal contra los testĆ­culos del varĆ³n.



   El hombre abre los ojos al mĆ”ximo, y su boca se transforma en una gran “O”, pero no surge ningĆŗn sonido de esta, pronto sus ojos se van hacia atrĆ”s y el sujeto entra en una completa relajaciĆ³n.

   Ha perdido el conocimiento.

   - “Se desmayĆ³!, lo vencĆ­!”.

   La prostituta estĆ” satisfecha, el hombre pagĆ³ por su ataque y actitud machista, ya no le serĆ” una molestia; Ahora sigue  liberar sus ataduras y robarle a comodidad!.

   Al rato y ya libre, se acerca al derribado sujeto. Lo examina, le gira el rostro contemplando su atractivo, a continuaciĆ³n toca sus amplios pectorales, luego su duro abdomen, le habla:

   - “Querido, eres muy fuerte!…”.

   Las manos de la mujer bajan a los dotados genitales del sujeto.

   - “…Pero no aquĆ­ entre las piernas!, cariƱo tus huevas son demasiado delicadas, para mi fortuna claro”.

   Le palpa los testĆ­culos.

   - “Vaya que son grandes mi amor”.

   La experta mujer, nota que los testĆ­culos estĆ”n intactos.

   - “QuĆ© bueno que no te cape querido, por un instante temĆ­ eso, con lo fuerte que te di esa Ćŗltima patada; Pero sabes mi vida, no me hubiera gustado dejarte inutilizado de por vida, no!, yo no deseo ese mal a los hombres sin importar que mal se porten... y mucho menos tu que tienes atributos.. querido eres alguien que siempre debes usar tus dotes!, ya no podrĆ” ser conmigo, pero otras mujeres tambiĆ©n  tienen derecho a gozarte!”. 

   AlejĆ”ndose del hombre, la puta comienza su faena de hurto, tarda unos 10 minutos en registrar dos y tres veces cada rincĆ³n del equipaje del individuo, se llevara cuanto vea!.

   Antes de marcharse con su botĆ­n, la mujer se acerca una vez mĆ”s al desnudo y desmayado sujeto.

   Sin escrĆŗpulos le besa en los labios.

   Para estos momentos la muy calmada prostituta ha dejado de lado todo el asunto de la pelea e insultos, ahora sĆ³lo recuerda las proezas hechas en la cama con el semental la noche de ayer y maƱana de hoy. 

   Con total descaro, le acaricia el largo y dormido pene al sujeto, le felicita por su atributo sexual.

   - “Es increĆ­ble lo que tienes aquĆ­, eres todo un varĆ³n!”.

   Seguidamente observa los testĆ­culos del hombre, ahora inflamados; Se sorprende.

   - “Ahora estĆ”n mĆ”s grandes!, Oh Dios, estĆ”n hinchados!, bueno es lĆ³gico, con lo fuerte que te patee”.

   Tras unas muy suaves palmaditas a las pelotas del hombre, le expresa:

    - “PerdĆ³n por golpeĆ”rtelas cariƱo, si tan sĆ³lo no te hubieras despertado, no hubiera tenido que lastimarte las bolas!, Querido, te hubieras evitado tanto dolor!”.

   Ya a punto de salir del cuarto se despide diciendo:

   - “AdiĆ³s ternura, que te mejores de las huevas”. 


   SĆ³lo tras una larga hora de marchada la prostituta, el hombre despierta; El dolor le tortura sin tregua; Aun tiene ganas de gritar del dolor, pero haciendo un colosal esfuerzo mantiene la boca cerrada, limitĆ”ndose a tragar saliva… con saliva ahoga los gritos.

   Apenas tiene conciencia de lo que sucediĆ³ no para de insultar  a la mujer que le pateo la hombrĆ­a.

   - “Maldita, maldita zorra, maldito el momento en que contratĆ© a esa hija de perra, maldita!”.

   Ahora siente lo que es un verdadero golpe bajo.



-    En que pensaba, esto duele demasiado, Oh Dios!, como duelen las huevas!, nunca, nunca podrĆ­a llegar a soportar este dolor.

   Se las soba y palpa lo hinchadas que estĆ”n.

   - “MaldiciĆ³n, esa perra me las dejĆ³ inflamadas, Maldita!”.

   Cuando al fin logra incorporarse del suelo, el hombre se ve sorprendido ante la falta total de sus pertenencias… la prostituta le robĆ³ todo, absolutamente todo!.

   Viendo la severa inflamaciĆ³n testicular, el preocupado hombre debiĆ³ ir al hospital, para ser revisado.

   Se sentĆ­a muy apenado de que se enterasen de su terrible experiencia, pero era necesario conocer el estado de salud de sus preciados testĆ­culos.

   A pesar de la necesidad, su machismo le impuso restricciones!, sĆ³lo se dejĆ³ examinar de un medico varĆ³n, y ante este fabricĆ³ una excusa para la hinchazĆ³n.


   SegĆŗn le contĆ³ al Doctor, Esta maƱana fue pateado en los testĆ­culos durante una pelea en medio de un asalto.
   Se puede decir que todo era cierto!, hubo un asalto y lo patearon, claro que alterĆ³ el detalle sobre el gĆ©nero de quien le golpeĆ³, Ɖl doctor escuchĆ³ que su agresor habĆ­a sido otro varĆ³n.

   JamĆ”s divulgarĆ­a que fue una mujer quien le lastimĆ³ los testĆ­culos y peor aĆŗn, quien lo dejĆ³ inconsciente… era demasiado humillante el admitirlo.

   Por fortuna sus grandes pelotas sĆ³lo presentaban  inflamaciĆ³n, sin ningĆŗn daƱo interno.

   El sujeto jamĆ”s volviĆ³ a contratar prostitutas en sus viajes de negocios. En estos  sus dotados genitales lo torturaban!, le pedĆ­an sexo con desesperaciĆ³n!, Pero era mejor ayunar, que el arriesgarse a sufrir otra mala experiencia como la de esa maƱana.

Fin.

Gracias

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