UNA JORNADA DE SEXO, ROBO Y PELEA.
ORIGINAL: ZATN
Contiene Ballbusting F/M.
Sexo heterosexual
Sexo heterosexual
Un hombre de negocios visita la ciudad, con un buen trato comercial ha hecho bastante dinero el dĆa de hoy.
Para celebrar, contrata a una prostituta!, va a pasar un buen rato!.
La mujer llega a la habitación del hotel y el hombre queda gustoso con la belleza de quien le brindara sus servicios.
Es una maravillosa mujer la que ha pagado!, la vista de una chica voluptuosa, vestida con minifalda y botas, dejan al hombre con la boca hecha agua.
La mujer estƔ mƔs que feliz por ser contratada, es un hotel costoso y se nota por la ropa y los estilos que el sujeto tiene dinero, aparte de lo previamente cancelado para satisfacerlo, espera obtener algo extra si se da la oportunidad.
- Veremos cuanto le puedo sacar a este tonto.
La hembra, tras tomarse una copa de champaña, nota la pronta, y gran erección en el pantalón del hombre.
Loco por la mujer, el hombre la lleva prontamente a conocer la cama, estÔ desesperado por acción:
- āMamita podemos comenzar?ā.
- āPues comencemos!ā.
La mujer retira lentamente sus prendas, quedado en ropa interior, asà muestra sus encantos para animar aún mÔs al cliente.
Ante la magnĆfica vista, rĆ”pidamente el varón empieza a desnudarse, no puede esperar mĆ”s para tener sexo con ella.
La contratada se alegra de ver un cliente fĆsicamente bastante atlĆ©tico.
Seguidamente la puta centra la mirada en la entrepierna del hombre, finalmente este se ha desprendido de sus calzoncillos, mostrando su empalmado y largo pene; la mujer queda impresionada con los atributos de su cliente:
- SĆ que la tiene grande!, esta noche serĆ” todo un reto.
Seguidamente inclina un poco la cabeza para detallar las bolas del cliente.
- Y vaya que tiene pelotas!, no habĆa visto unas asĆ de enormes!, es todo un macho!.
El sujeto viendo su cara de sorpresa le presume los atributos pidiéndole su opinión sobre estos:
- āQuĆ© opinas de este rabo querida?, te gustó verdad?, y mira estos cojones que te esperan!ā.
La mujer no duda en felicitarle por el tamaƱo de su pene y testĆculos. Conoce bien el efecto que tiene en los clientes el halagar sus dotes viriles.
- āFelicidades amor, tienes la verga bien grande, es la mĆ”s grande que he vistoā.
El influenciado varón mostro mÔs su equipamiento, mientras La mujer continuó.
- āUff!, y que bolas tan grandes!, seguro puedes guardar mucha semilla ahĆ!, tienes tremendas pelotas, amor!, unas para cumplirle a cualquier mujerā.
El sujeto estĆ” al lĆmite, todos esos halagadores comentarios de la mujer encendieron aĆŗn mĆ”s su hambrienta verga.
- āYa no aguanto mĆ”s mami!, voy por ti!ā.
El hombre se le abalanza y la toma de los hombros llevƔndola hacia la cama!,
Empujada hacia el nido de amor, la puta sabe que el cliente no se detendrÔ a ponerse el necesario condón!, pero con habilidad, la mujer abre el preservativo que llevaba en su mano y lo coloca en el muy parado miembro del varón.
De inmediato pantaletas fuera, y Ć©l sujeta la penetra con fuerza!, La mujer siente placer real, nada de fingir ante clientes poco atractivos o con atributos deficientes, hoy disfrutarĆ” de su trabajo con este fĆsicamente, muy deseado espĆ©cimen.
El excitadĆsimo hombre estĆ” fuera de sĆ. La puta le pide calma pero el cliente, para nada deja de besarle las tetas, mientras le clavaba sin parar su largo, grueso y caliente pene.
Tuvieron relaciones sexuales con pasión y vigor, donde el dotado hombre gozo plenamente del cuerpo de la prostituta.
No paró el hombre de penetrarla, dÔndole varios orgasmos!, la puta gozaba al sentir las grandes bolas del sujeto chocar salvajemente contra su perineo, en un mete-saca con muy pocas pausas.
Cuando se venĆa, el hombre derramaba rĆos de semen en la deseada hembra. La mujer constantemente debió cambiarle la repleta vestimenta al enorme pene del sujeto!. Siete, ocho, nueve, y mĆ”s condones ha usado, y aĆŗn estĆ” lejos el hombre de llegar a su lĆmite.
En un momento de pausa, el hombre abraza a la mujer con bastante fuerza, casi causÔndole daño, la puta le pide de modo seductor que baje la presión a su frÔgil cuerpo.
- āNo tan duro fortachón, eres fuerte, tómalo con calma que soy delicadaā.
El hombre alivia la presión, mientras le sale el machismo puro, entonces habla engreĆdamente:
- āYo soy fuerte pequeƱa, muy fuerte!ā.
El inflado sujeto se adjudica mƔs cualidades.
- āNadie me supera en fuerza, es mĆ”s dulzura, nunca he perdido una peleaā.
- āEso es impresionante, nunca te han ganado?, en serio?ā.
El hombre enseƱa a la mujer sus bĆceps, flexionĆ”ndolos ante su rostro, seguido de sus abdominales.
Ahà la sonriente mujer se dirige a la entrepierna del varón, mientras piensa:
- SerÔs muy fuerte, pero cómo todo hombre, también tienes dos huevas entre las piernas, tonto.
Acto seguido sostiene en sus manos los pesados cojones del cliente:
- āPero aquĆ no creo que seas muy fuerte cariƱo, si te llegan a pegar en las huevas, no te ira para nada bienā.
El comentario de la mujer, genera en el hombre una molestia interna, no quiere verse débil ante nadie y menos ante una mujer, el machismo en toda su expresión!
Nunca ha recibido un golpe fuerte en los testĆculos, sólo algunos leves y accidentales, practica deportes de contacto, pero en estos estĆ” a salvo, pues siempre usa protector.
Sus testĆculos, su mayor orgullo como hombre, tambiĆ©n es su debilidad!.
El sujeto reclama:
- āEso es golpe bajo nena, no se vale que le peguen a uno ahĆā.
La hembra controvierte.
- āPero todo se vale en una pelea amor, hasta golpear a un hombre debajo del cinturón, un golpe aquĆ no lo soportasā.
El cliente es dominado por su ciega superioridad masculina, por aƱos se ha convencido a si mismo de que es capaz de resistir un golpe en los testĆculos.
El varón fanfarronea:
- āYo lo soporto!, te lo juro mujer, aguanto un golpe en las bolas, lo aguanto como sea!ā.
- āPero si es el punto dĆ©bil de ustedes!, incluso una mujer te podrĆa vencer con un golpe ahĆ en tus huevosā.
Repentinamente el exagerado orgullo del hombre se hace mƔs evidente y toma un tono mƔs agresivo, casi sintiƩndose ofendido. La puta nota esto y sabe que no es bueno.
- āYo nunca perderĆ© contra una mujer, que te quede eso claro nena. yo soy bien varón!, mĆ”s que cualquieraā.
- āCon tus genitales eso es obvioā.
- āUstedes las mujeres son muy dĆ©biles, no pueden ganarnos en fĆsico, no tienen oportunidad de vencernosā.
Mientras escucha al egocentrismo masculino en persona, la puta piensa:
- Fanfarrón machista!, claro que podemos vencerlos, cualquiera de nosotras puede!, y tú no te creas el Superman, sobre todo si esos que te cuelgan son tan grandes y para nada los tienes de acero.
- āSabes algo mami, que tal tĆŗ y yo peleando?, serĆa raro, pero muy injusto!, tĆŗ no podrĆas conmigo, soy muy fuerte para ti, dulzuraā.
La hembra por dentro querĆa insultarlo, pero mantienen la calma.
El hombre flexiona varios de sus músculos a propósito, frente a ella.
La mujer con una falsa sonrisa se imagina:
- SerƔs todo lo musculoso que quieras, pero un buen golpe que te dƩ en esos grandes huevos que tienes, y te dejo nocaut tonto.
La mujer decide cambiar el tema, el machista cliente ya la estĆ” molestando y debe controlarse, no puede darse el lujo de verse enojada.
AsĆ entonces le planta un pasional beso de lengua y reinician las caricias.
Pronto el tema queda olvidado y el ardiente sexo continúa con aún misma pasión.
Pasaron las horas y la mujer, a pesar de estar acostumbrada a jornadas de sexo intensas, se vio en problemas con este cliente.
Desde que vio sus grandes genitales, supo que estaba ante un semental!, uno que la obligarĆa a dedicarle la noche entera para satisfacerle la excesiva calentura
Solo hasta el amanecer el hombre detiene su fogosa faena, la hembra por fin logró dejarle las pelotas vacĆas.
- Al fin se le cansó el pene!, vaya que me diste trabajo querido.
Estando el hombre satisfecho, el sueƱo lo invade rƔpidamente, durmiƩndole como a un bebƩ.
La mujer siente alivio con el agotamiento del varón, ese macho la dejó realmente exhausta!.
Es cierto que realizó un sobreesfuerzo fĆsico, pero la hembra quedó sexualmente muy satisfecha!, sĆ que obtuvo placer esa larga noche⦠no era un hombre cualquiera.
Durante una ducha reconfortante, la mujer no cesa en recordar cada orgasmo conseguido de este caballero.
Tras ducharse la mujer se dedica a satisfacer una mala costumbre que tiene⦠registrar las pertenencias de sus dormidos clientes.
En ocasiones ha robado a quienes le contratan, pero lo hace de manera sutil y con montos que el sujeto no note⦠por eso lo primero es revisar su billetera, si halla abundantes billetes, extraerÔ algunos.
Durante el sexo, la siempre ambiciosa mujer, trata con sus clientes el tema de a que se dedican, informƔndose para saber si el cliente cuenta con mƔs dinero que ella pueda sacarle, ya sea con nuevos favores sexuales o quizƔs hurtarle.
De este sujeto sabe ahora que hizo negocios el dĆa de hoy, y que cuenta con dinero. Se maravilla ante lo abultada de su cartera, ahĆ estĆ”n un montón de billetes, la mujer extrae un poco, y rĆ”pidamente se viste para una salida inmediata.
Pero mientras terminaba de colocarse las botas, la mujer nota un raro paquete que se asoma en un bolsillo del saco del cliente; No se lo registró, asà que la mata la curiosidad.
Con grata sorpresa, nota que es un estuche para relojes. Hay media docena de costosĆsimos relojes!.
La mujer lo piensa por un momento:
- Nunca he robado algo tan valioso, esos relojes valen mucho!, este serĆa un robo que obviamente notarĆ” el tipo, si me los llevo, tendrĆ© que irme de la ciudad, Ć©l me va a buscar y a denunciar, lo hago?
Un instante de duda y decide:
- Lo haré!, vale la pena!, esos relojes cuestan una pequeña fortuna!, igual podré seguir trabajando en otro lado!, sà que son maravillosos!, con ellos tendré buen dinero!, compraré muchas cosa y aún me quedarÔ para guardar.
Mientras guarda el botĆn en su bolso, no para de soƱar lo que comprarĆ” con esos relojes.
Su ambición ya no es limitada, se decidió por algo grande, asà que se llevarÔ todo lo que el sujeto posea. Enseguida registra los restantes bolsillos del saco.
De pronto siente que la agarran por detrƔs!,
Es el cliente que se ha despertado y la ha pillado hurtando sus bienes.
El desnudo hombre la insulta:
- āMaldita puta!, eres una ladrona , ya verĆ”s!ā.
Con la fuerza de sus brazos la tiene inmovilizada por completo.
La prostituta es tomada por sorpresa!, nunca habĆa sido descubierta en sus pequeƱos hurtos.
Le reclama la libere:
- āSuĆ©ltame maldito!, yo no hacĆa nada, dĆ©jame ir!ā.
El descaro de la hembra enfada mƔs al sujeto, quien no para de insultarla.
- āMaldita zorra, hija de puta!ā.
Con los segundos, el hombre siente lo inĆŗtil de los esfuerzos de la hembra por soltarse, en ese momento se regodea de su superioridad fĆsica.
- ā Es inĆŗtil mujer!, deja de resistirte o te lastimare, mira que no tienes salida, soy mĆ”s fuerte que tĆŗ, no tienes nada que hacer!ā.
- āEso es lo que tĆŗ crees, engreĆdo!ā.
Ante el ataque del enfurecido varón, la mujer estÔ algo asustada, pero eso no evitara que se defienda!.
Dado su riesgoso trabajo, no es la primera vez que tiene una pelea fĆsica contra un hombre. Es muy consciente que nunca podrĆ” igualar la fuerza de un varón, pero tambiĆ©n sabe lo dĆ©bil que son todos entre las piernas.
Los golpes bajos la han hecho salir con bien de mÔs de una mala situación.
Y es que en el pasado, sólo tras golpearle los testĆculos, ha podido detener a quienes la agredĆan.
AsĆ las cosas, el asunto es simple para ella!, cuando la ataca un hombre, el primer golpe siempre va directo a las huevas!.
Ahora tiene a este fuerte y enfurecido varón como adversario, debe buscar sus pelotas y golpeÔrselas!.
- Si le doy en las huevas me soltarĆ”!
Sabe que de hacerlo lo dejarĆ” lo suficientemente aturdido como para escapar.
El hombre se le pega aĆŗn mĆ”s!, AhĆ la mujer siente los dotados, pero por ahora dormidos genitales del semental, apoyados contra su espalda baja. Sus esfĆ©ricos objetivos estĆ”n ahĆ, al alcance!.
El hombre recalca su ventaja:
- āYa rĆndete, sabes que soy mĆ”s fuerte!ā.
- SerƔs mƔs fuerte, pero eso no te sirve si te pego en esos huevones!, vas a sufrir.
La mujer le amenaza:
- āYa verĆ”s, te voy a hacer gritar!ā.
De inmediato se retuerce todavĆa mĆ”s, buscando zafarse del sólido agarre, e intentando a la vez llevar una mano hacia atrĆ”s para poder apretarle los testĆculos.
- Tengo que agarrarle las huevas como sea!.
La mujer no es fÔcil de contener, sabe resistirse, Pero a pesar de eso todos sus intentos por soltarse terminan siendo inútiles⦠El abrazo del hombre es demasiado fuerte!
La hembra fracasa con las manos, la restricción no le da la libertad manual necesaria para sus fines.
El varón en ningún momento se percata de los esfuerzos femeninos contra sus partes viriles.
Seguidamente la recursiva mujer cambia de estrategia.
El sujeto se sorprende al recibir un fuerte golpe en la mitad del muslo, la mujer intenta ahora patearle los testĆculos lanzando contra estos el talón de su bota.
Una nueva patada hacia atrĆ”s y un impacto en la cara interna del muslo del hombre, a centĆmetros de sus grandes bolas.
El varón al sentir el segundo golpe, se da cuenta lo que busca la puta, el tĆpico ataque conocido como patada de mula.
- āQue traicionera!ā.
La embotada puta patea duro, cómo le llegue a pegar no serÔ bueno para él, Asà que de inmediato gira un poco su cadera, protegiendo asà sus pelotas del calzado de la mujer.
Ante el continuo resistir de la puta, y sus traicioneras intenciones el molesto cliente, aplica mÔs fuerza y la lleva contra la cama⦠Allà serÔ mÔs fÔcil de controlar.
La mujer se zarandea con violencia intentado no ser movida, pero todo es inĆŗtil!; El hombre la eleva por los aires y la descarga en la cama con violencia.
La mujer sabe lo que le viene, El cliente rƔpidamente se presta a colocƔrsele encima.
En el forcejeo, la mujer, quien esta boca arriba, ubica rƔpidamente las desnudas pelotas del cliente.
Intenta soltar sus manos, y cuando logra liberar una, no tarda esta mƔs de un segundo en ser nuevamente inmovilizada por el hombre.
El cliente ya sabe por lo que va la mujer:
- āMaldita zorra!, eres una maƱosa, Tu solo tiras a las bolas!ā.
- āPues es la Ćŗnica forma de vencerte!ā.
- āA mĆ nadie me gana!ā.
- āEso estĆ” por verse!ā.
La mujer sabe que todo depende de lograr golpearle los genitales, pero ahora estando bajo Ć©l, es mĆ”s difĆcil lograr movimientos.
Pero la puta conoce muchas maƱas, y con el hombre casi frente a frente con ella, le lanza un cabezazo, impactƔndole la nariz.
De inmediato el sujeto reacciona alejÔndose un poco, no le causó mucho daño, pero el impacto a un punto blando, junto a lo inesperado del ataque, lo confunden; Tanto es asà que relaja su agarre a las peligrosas manos de la hembra.
La prostituta logra liberar su mano hĆ”bil!, de inmediato la dirige a la entrepierna del varón⦠es su oportunidad de cogerlo de los testĆculos.
No falla su objetivo!, se apodera del gran testĆculo izquierdo del hombre.
El sujeto muestra total sorpresa al sentir sus pelotas asaltadas. Lo tienen agarrado de las gónadas!.
Debe reaccionar lo antes posible!, Desesperado por evitar el sufrimiento, levanta la mano para golpear a la mujer!, es ahĆ cuando esta le aprieta el huevo.
El hombre aprieta los dientes del dolor, y descarga su puƱo contra la oreja de la mujer.
La puta golpeada en la zona auditiva, se queja del dolor y suelta el testĆculo del hombre.
La mujer queda lastimada, fue un fuerte golpe!, le zumba el oĆdo y estĆ” bastante desorientada.
El sujeto pudo pararla a tiempo!. Al sentir liberada la gónada, se le quita de encima y pasa unos segundos entre las sÔbanas sobando su adolorida hueva.
- āMalā¦malditaā¦maldita zorra!ā.
Esa mujer lo lastimó, fue solo un instante que le apretó, pero le causó dolor, gracias a Dios la golpeó antes de poder apretarle lo suficiente como para aturdirlo!, su contra golpe la paró a tiempo.
FrotĆ”ndose rĆ”pidamente el testĆculo, el hombre no tarda en recuperarse, estĆ” molesto con ella y consigo mismo, fue descuidado!:
- Esa mujer me tenĆa por completo!, me cogió las huevas, me pudo dejar fuera de combate!.
Ahora se vuelve enfadado contra la mujer, quien apenas supera el aturdimiento e intenta pararse de la cama.
El hombre la abofetea con fuerza, dejĆ”ndole mareada; entonces le recrimina por atacar sus testĆculos.
- āEres una traicionera!, te gusta pelear sucio, eh!, te juro que de esta no saldrĆ” con bien!, me las pagarĆ”s!ā.
Enseguida toma un pañuelo de su esculcado pantalón, le espera un amarre que inutilizarÔ sus ladronas manos; Para cuando se repone por completo de la bofetada, se ve atada de manos a la espalda.
El hombre estƔ mƔs tranquilo ahora!, la ladrona ha sido reducida y ya no es una amenaza!. La tiene!, es voluntad suya lo que le suceda a la puta.
Piensa con calma que hacer:
- Tengo ganas de darte una buena tunda para que aprendas zorra!, pero⦠pero no!, mejor es llamar a la policĆa y que la guarden un buen rato, sĆ!, es lo mejor.
La mujer asustada ante su indefensión, le suplica por su bienestar.
- āPor favor no me hagas nada malo, te juro que no querĆa robarte!ā.
Da un montón de excusas rebuscadas. Pero el hombre no le cree nada y deja claro su punto.
- āTe metiste con mis huevas maldita, y eso me lo vas a pagar!ā.
Sintiendo nuevamente algo de dolor en su oĆdo, la prostituta se queja ante el sujeto por el golpe; indignada le recrimina por pegarle siendo ella una mujer.
- āMe duele!, porque hiciste eso!, eres un hombre, y uno con fuerza!, yo soy sólo una dĆ©bil mujer, fuiste un cobarde, sólo los cobardes golpean mujeres, cobarde!ā.
El hombre se enfada mucho mĆ”s, al querer la mujer pasar ahora por vĆctima.
- āSinvergüenza, que mujer tan descarada!, para que sepas, no soy un hombre violento, no me gusta golpear mujeres!, pero tĆŗ te buscaste esto al cogerme el huevo,⦠quisiste joderme el huevo!ā.
La mujer se da cuenta que es un error provocarle, No es bueno enfadar a alguien que te tiene en su poder.
AsĆ que buscando calmarlo, la puta le ofrece lo que siempre le ofrece a los hombres, lo que ellos siempre piden, sexo!.
- āTranquilo cariƱo, no llames a nadie, mira si no me haces nada, y me dejas ir!, dejarĆ© que antes me hagas el amor!, gratis cariƱo!, y serĆ”n tantas veces como tĆŗ quieras!ā.
El sujeto cambia su facción, es totalmente inesperado cómo la agresiva prostituta de hace un rato ahora es delicada y busca negociar por las buenas.
Una y otra vez, la mujer le hace ofertas de sexo gratis, incluyendo bonos extras.
El hombre para nada estĆ” tentado por la oferta, y amenaza de nuevo con llamar a las autoridades.
La puta le promete mƔs y mƔs favores sexuales. AƱade a sus frases halagos al sujeto.
- āEs una buena propuesta, acepta, no sabes lo que te estĆ”s perdiendo!, tu eres un semental, un macho, y cómo macho no puedes decir que no, acepta queridoā.
Pero el hombre simplemente le dice no a sus propuestas, sencillamente, estĆ” a plenitud de sexo.
- āOlvĆdalo, tengo la verga satisfecha, no me tentarĆ”s perra!ā.
La mujer debe admitir que su oferta no tiene posibilidad de ser aceptada.
- Es inĆŗtil!, hace apenas media hora, que satisfizo su pene, y todavĆa debe tener las bolas secas!... con los genitales a gusto, tiene el apetito carnal por el suelo; Sólo cuando sus huevos recobren algo de semen volverĆ” a ser fĆ”cilmente seducible con mis ofertas.
Para beneplÔcito del varón, La mujer ahora guarda silencio ante el fracaso de su iniciativa, Pero no se rendirÔ!, no aceptara el ir a la cÔrcel asà nada mÔs.
Preparada de antemano ante el posible rechazo del sexo por parte del sujeto, buscara como golpearlo certeramente en su debilidad genital y escapar.
- Lo tuve cogido de las huevas, pero no pudo acabarlo! aunque si me sorprendió lo sensible que es; ese hombre es muy sensible!, Apenas si le alcancé a apretar algo y lo lastimé!; Claro que con unas huevas asà de grandes es normal; Ni modo, me toca esperar otra oportunidad para golpear tus grandes pelotas, querido.
AdemÔs esta última conversación no fue del todo inútil, se dio cuenta de otro aspecto clave en su futura defensa.
- Es verdad!, Ć©l aĆŗn tiene las pelotas vacĆas!, serĆ” mucho mĆ”s doloroso para ti si te las golpeo teniĆ©ndolas asĆ cariƱo. con un golpe bien dado, te acabo maldito.
La mujer ensimismada con sus perversos y desleales planes, no atiende los reclamos del varón, sólo cuando este la aborda y estruja de los hombros, la puta reacciona, escuchÔndole decir:
- āYa me tienes harto, donde estĆ”n los relojes! ,contesta de una vez zorra!, te juro que te pego si no me lo dices ya!ā.
Sin opción la mujer le indica que se hallan en el bolso, tirado en el piso desde el inicio de la pelea.
Mientras el cliente alcanza el bolso, la atada mujer se acomoda lo mejor que puede en la cama, quedando sentada en el borde, con la obvia intención de correr si tiene la oportunidad.
El hombre registra el bolso de una forma desordenada, al parecer no halla lo buscado.
Al registrar el bolso, el varón no se ha percatado de su actual posición ante la mujer.
La puta se asombra de su fortuna!, el hombre estĆ” frente a ella, sosteniendo el bolso a la altura de su pecho, ha dejado sus genitales sin defensa alguna!
- EstĆ” todo expuesto!.
Puede observar las enormes y colgantes pelotas del varón, justo frente a ella, al alcance de sus botas!.
Es su oportunidad de escapar!.
El cliente cometió el error de confiarse!; Cuando la ató, pensó que la prostituta ya no era un peligro, la daba por rendidaā¦no podĆa estar mĆ”s equivocado.
- Te confiaste tonto!, descuidaste tus huevas!, pagarƔs por ese error cariƱo!.
Aprovecha su chance y desde su cómoda posición, lanza una fuerte patada contra la entrepierna del desprevenido cliente.
La punta de la bota golpea firmemente el par de indefensos testĆculos.
El impacto contra el sensible escroto, Empuja con violencia las gónadas contra la pelvis del desafortunado, el cual se eleva unos centĆmetros quedando en puntillas.
La reacción del cliente ante el inesperado golpe bajo, es un lógico y estruendoso alarido:
- āAAAAHHHHhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!ā.
El tipo suelta el bolso, y dirige las manos a su zona genital, agarrƔndose las bolas!
Mientras su enorme cuerpo se dobla a la mitad. El individuo aprieta los dientes al lĆmite, intentado no emitir un nuevo grito.
La atada mujer observa la reacción del hombre; Con una gran sonrisa y orgullosa de su punterĆa se burla del sujeto.
- āTe jodĆ las huevas!ā.
De inmediato se incorpora como puede y para quitar al hombre de su camino, le empuja con un hombro, cayendo este de espaldas, sin resistencia alguna.
La mujer se siente victoriosa, pero sin dejar de ver la reacción del varón, como estarÔ?, tendrÔ con que contraatacarla después de ese patadón?
Se le acerca con la pierna lista, como se intente levantar se llevarĆ” una patada mĆnimo a la cabeza; Pero al verlo tirado, sabe que no se pararĆ” en un buen rato, el dolor lo invade y no cesa en agarrarse las bolas, aunque sus movimientos son extraƱamente lentos para alguien torturado del dolor.
A una prudente distancia la mujer expresa lo que querĆa decirle al fanfarrón y machista sujeto desde anoche:
- āDe nada te sirvió ser fuerte gran tonto!, que pasó con tus mĆŗsculos?, maldito machista ahora estas jodido!ā
No hay respuesta por parte del varón.
- āNo decĆas que soportabas un golpe bajo?, No te jactabas de eso?, Ja!, Que vergüenza para ti!, te tumbĆ© con un solo golpe!, No eres para nada fuerte!, Sabes que idiotaā¦ahora sólo sóbatelas!ā.
La falta de respuesta del tipo y sus escasos quejidos intrigan a la dama, la cual con acercƔrsele al rostro entiende lo que sucede.
Puede observar al hombre con los ojos torcidos, y con una palidez facial extrema, no estĆ” para nada bien.
- EstĆ” muy mal!, no creo que me escuche... apenas si se mantiene consiente.
El hombre mueve la cabeza con los ojos perdidos, como si estuviera buscando algo, y sin parar abre la boca buscando oxĆgeno.
La puta analiza la situación:
- SabĆa que teniendo las huevas tan grandes le iba a doler mĆ”s!, y peor pateĆ”ndoselas cuando las tenĆa vacĆas; Pero jamĆ”s esperĆ© dejarlo asĆ, es el primero al que le pego en las bolas y queda tan mal, definitivamente estĆ” acabado!.
Chasqueando los dedos la puta trata de ver la reacción del hombre.
- āAquĆ cariƱo, me oyes?ā.
El sujeto tiene los ojos perdidos.
- Es inútil, lo dejé en otro mundo.
AhĆ le grita la puta:
- āEso te buscaste por pegarme!, y lo que te pasó fue por ser tan cojonudo!ā.
De pronto sus manos dejan de proteger sus huevos y van a su rostro, buscando reponerse del mareado estado en que quedó, en ese momento para nada piensa en lo que estÔ dejando sin protección.
- āCariƱo, dejando de nuevo expuestos tus cojones?ā.
La mujer ante la vista, decide volver a actuar.
- Lo dejaré sin conocimiento, asà no me estorbarÔ mÔs, AdemÔs se ve que sufre, le haré un favor!.
Se acerca al hombre y usando las piernas, le obliga a separar las piernas, el incapacitado y semiinconsciente varón apenas si resiste.
- āAbre las malditas piernas huevón!, Ć”brelas si quieres dejar de sufrir!ā.
Colocada frente a las abiertas extremidades del desdichado, La prostituta apunta bien a sus muy lastimadas gónadas.
- āTe pondrĆ© a dormir un rato cariƱo!ā.
Con toda la saƱa del mundo lanza una potente patada contra la descubierta ingle del hombre.
La punta de la bota impacta de nuevo y de una forma aĆŗn mĆ”s brutal contra los testĆculos del varón.
El hombre abre los ojos al mĆ”ximo, y su boca se transforma en una gran āOā, pero no surge ningĆŗn sonido de esta, pronto sus ojos se van hacia atrĆ”s y el sujeto entra en una completa relajación.
Ha perdido el conocimiento.
- āSe desmayó!, lo vencĆ!ā.
La prostituta estÔ satisfecha, el hombre pagó por su ataque y actitud machista, ya no le serÔ una molestia; Ahora sigue liberar sus ataduras y robarle a comodidad!.
Al rato y ya libre, se acerca al derribado sujeto. Lo examina, le gira el rostro contemplando su atractivo, a continuación toca sus amplios pectorales, luego su duro abdomen, le habla:
- āQuerido, eres muy fuerte!ā¦ā.
Las manos de la mujer bajan a los dotados genitales del sujeto.
- āā¦Pero no aquĆ entre las piernas!, cariƱo tus huevas son demasiado delicadas, para mi fortuna claroā.
Le palpa los testĆculos.
- āVaya que son grandes mi amorā.
La experta mujer, nota que los testĆculos estĆ”n intactos.
- āQuĆ© bueno que no te cape querido, por un instante temĆ eso, con lo fuerte que te di esa Ćŗltima patada; Pero sabes mi vida, no me hubiera gustado dejarte inutilizado de por vida, no!, yo no deseo ese mal a los hombres sin importar que mal se porten... y mucho menos tu que tienes atributos.. querido eres alguien que siempre debes usar tus dotes!, ya no podrĆ” ser conmigo, pero otras mujeres tambiĆ©n tienen derecho a gozarte!ā.
AlejÔndose del hombre, la puta comienza su faena de hurto, tarda unos 10 minutos en registrar dos y tres veces cada rincón del equipaje del individuo, se llevara cuanto vea!.
Antes de marcharse con su botĆn, la mujer se acerca una vez mĆ”s al desnudo y desmayado sujeto.
Sin escrĆŗpulos le besa en los labios.
Para estos momentos la muy calmada prostituta ha dejado de lado todo el asunto de la pelea e insultos, ahora sólo recuerda las proezas hechas en la cama con el semental la noche de ayer y mañana de hoy.
Con total descaro, le acaricia el largo y dormido pene al sujeto, le felicita por su atributo sexual.
- āEs increĆble lo que tienes aquĆ, eres todo un varón!ā.
Seguidamente observa los testĆculos del hombre, ahora inflamados; Se sorprende.
- āAhora estĆ”n mĆ”s grandes!, Oh Dios, estĆ”n hinchados!, bueno es lógico, con lo fuerte que te pateeā.
Tras unas muy suaves palmaditas a las pelotas del hombre, le expresa:
- āPerdón por golpeĆ”rtelas cariƱo, si tan sólo no te hubieras despertado, no hubiera tenido que lastimarte las bolas!, Querido, te hubieras evitado tanto dolor!ā.
Ya a punto de salir del cuarto se despide diciendo:
- āAdiós ternura, que te mejores de las huevasā.
Sólo tras una larga hora de marchada la prostituta, el hombre despierta; El dolor le tortura sin tregua; Aun tiene ganas de gritar del dolor, pero haciendo un colosal esfuerzo mantiene la boca cerrada, limitÔndose a tragar saliva⦠con saliva ahoga los gritos.
Apenas tiene conciencia de lo que sucedió no para de insultar a la mujer que le pateo la hombrĆa.
- āMaldita, maldita zorra, maldito el momento en que contratĆ© a esa hija de perra, maldita!ā.
Ahora siente lo que es un verdadero golpe bajo.
- En que pensaba, esto duele demasiado, Oh Dios!, como duelen las huevas!, nunca, nunca podrĆa llegar a soportar este dolor.
Se las soba y palpa lo hinchadas que estƔn.
- āMaldición, esa perra me las dejó inflamadas, Maldita!ā.
Cuando al fin logra incorporarse del suelo, el hombre se ve sorprendido ante la falta total de sus pertenencias⦠la prostituta le robó todo, absolutamente todo!.
Viendo la severa inflamación testicular, el preocupado hombre debió ir al hospital, para ser revisado.
Se sentĆa muy apenado de que se enterasen de su terrible experiencia, pero era necesario conocer el estado de salud de sus preciados testĆculos.
A pesar de la necesidad, su machismo le impuso restricciones!, sólo se dejó examinar de un medico varón, y ante este fabricó una excusa para la hinchazón.
SegĆŗn le contó al Doctor, Esta maƱana fue pateado en los testĆculos durante una pelea en medio de un asalto.
Se puede decir que todo era cierto!, hubo un asalto y lo patearon, claro que alteró el detalle sobre el gĆ©nero de quien le golpeó, Ćl doctor escuchó que su agresor habĆa sido otro varón.
JamĆ”s divulgarĆa que fue una mujer quien le lastimó los testĆculos y peor aĆŗn, quien lo dejó inconsciente⦠era demasiado humillante el admitirlo.
Por fortuna sus grandes pelotas sólo presentaban inflamación, sin ningún daño interno.
El sujeto jamĆ”s volvió a contratar prostitutas en sus viajes de negocios. En estos sus dotados genitales lo torturaban!, le pedĆan sexo con desesperación!, Pero era mejor ayunar, que el arriesgarse a sufrir otra mala experiencia como la de esa maƱana.
Fin.
Gracias
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
Que peligro esa hembra
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