CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Pablo Chacón ocupaba un asiento del camerino en Guerreros de la Arena, la batalla ya se habĆa efectuado y el resultado reflejaba para Ć©l el cierre de un ciclo bonito y traumĆ”tico. TenĆa cara de dolor y acariciaba sus testĆculos hinchados, sus grandes cojones ocupaban casi todo el tamaƱo de su colgante escroto. Cerró los ojos y suspiró, el final de esa batalla fue la mejor decisión que pudo tomar. Alguien llamó a la puerta.
—Pablo, soy yo —era la voz de Esteban—. Abre.
—No quiero, serĆ” mejor que te vayas.
—Por favor, hablemos. Tengo mucho que ofrecerte.
—Lo Ćŗnico que me debes ofrecer es la culminación de mi desgraciado contrato.
—Pablo, sabes lo mucho que te quiero.
—Si abro la puerta lo Ćŗnico que harĆ© serĆ” agĆ”rrarte de los testĆculos y juro dejarte como eunuco. No estoy de Ć”nimos.
—Pablo... —rogó una Ćŗltima vez Esteban.
Pablo se limitó a cerrar los ojos y dejar que la crema que huntó en sus pelotas hiciera efecto.
Fue el momento en el que su celular notificó la entrada de un mensaje, se trataba de David, otro muchacho que resultaba su fan en aquellas eróticas luchas y que conoció en circunstancias laborales. Pablo leyó:
Estuviste formidable en la batalla, te felicito por todo, dejaste en su lugar a ese idiota que no te respeto como pareja, que imbĆ©cil ese tipo. Me gustarĆa almorzar contigo en los próximos dĆas, espero que se pueda dar... el gimnasio estĆ” quedando genial, quiero que lo vengas a conocer, van muy rĆ”pido los constructores. Que tengas buena noche Pablo, un abrazo. Te estaba esperando en el estacionamiento pero ya se hizo tarde, si necesitas algo allĆ estarĆ©.
Pablo intentó sonreĆr sin embargo su rostro no asomó mĆ”s que tristeza o cansancio. Respondió:
Espero que tambiƩn tengas buena noche, David. Muchas gracias, estaremos en contacto pronto.
Pablo colocó el celular a un lado de la mesa, la manilla de la puerta se movió pero estaba bajo seguro.
—Pablo, chĆ©, abrĆ la puerta —pidió NicolĆ”s desde afuera.
—No quiero, serĆ” tiempo de que te vayas. Nos vemos el lunes en la oficina.
—Pablo abrĆ que tengo a alguien a quien presentarte. Y no tiene cara de villero horrible como David.
—No quiero —negó Pablo conociendo que NicolĆ”s querĆa presentarle un viejo amigo suyo.
—ChĆ©, si no abrĆs la puerta me verĆ© en la necesidad de tumbarla y ya conocĆ©s lo terco que me pongo.
—Si la tumbas tendrĆ”s problemas con Esteban.
—Pibe, sabĆ©s lo mucho que me quiero meter en problemas con Esteban y Ć©l ni me mira.
—LĆ”rgate.
—Pibe, abrĆ. No seas grosero con tu futuro nuevo novio...
—No es momento de conocer a nadi...
Pablo se vio interrumpido al sobresaltarse porque la puerta se abrió de una patada, en el pasillo observó la cara pĆcara de NicolĆ”s, alguien que en poco tiempo se volvió un gran amigo, junto a Ć©l lo acompaƱaba un hombre moreno de estatura alta, cabellos negros y cuerpo atlĆ©tico, resultaba agradable a la vista.
—ChĆ©, conoces lo bruto que soy, y no te tapĆ©s tanto, ya Ramón vio como te trajo Dios al mundo. Dice que tenĆ©s huevos de 100 kilates.
Pablo intentaba cubrir su desnudez con las manos lo que resultaba doloroso.
—ChĆ©, pero tus bolas se ven monstruosas, dĆ©jame ver.
—¡No!
—De por sĆ son grandes, deben parecer melones ahora. Pero estoy recontento que terminaras con ese rubio imbĆ©cil. AquĆ tenĆ©s a Ramón, tu nuevo amor.
Ramón sonreĆa.
—¿Quieres ir al mĆ©dico, Pablo? —preguntó con voz fuerte y resaltando la "S" dĆ”ndole un dejo espaƱol.
—No, estoy bien, ya verĆ”s.
—En casa tengo una caja de suspensorios —indicó NicolĆ”s—, ahora cuando vayamos te regalo uno, te servirĆ”.
—1 horas antes—
Pablo estaba en la arena esperando al contrincante de aquella noche, tenĆa un ajustado bóxer color azul y miraba el pĆŗblico en el recinto. AhĆ estaba David que lo saludó con una sonrisa. MĆ”s allĆ” cerca de la esquina estaba NicolĆ”s hablando con un muchacho moreno. El pĆŗblico empezó a aplaudir cuando el rival de Chacón apareció en la sala, el hombre apretó los puƱos, sentĆa odio por Ć©l.
El presentador de cada una de las batallas anunciaba a Jorge, el mayor enemigo que Pablo tenĆa allĆ, principalmente porque tenĆa una relación secreta con su pareja Alfredo.
Los contrincantes se dirigĆan miradas matadoras cuando estaban parados frente a frente.
—... la batalla culminarĆ” —explicaba el presentador—, cuando despuĆ©s de nockear al rival, le apliquen sexo oral a la siguiente persona.
Del pasillo dos hombres arrastraban una camilla donde Alfredo estaba amarrado de brazos y piernas, tenĆa el torso desnudo y un ajustado jeans. Pablo quiso correr a socorrerlo pero recordó las palabras que mĆ”s temprano le habĆa dicho NicolĆ”s:
Hoy tendrÔs la oportunidad de terminar la farsa de Alfredo, Esteban abordo a Jorge para que tu sepas su relacion co Alfredo... se aburrió de compartirlo.
Pablo abrió la boca al memorar, echó un vistazo a Jorge que no parecĆa sorprendido sino furioso.
—Ese falo es mio —le dijo a Pablo—, desde hace meses.
—Ya lo sabĆa —aclaró Pablo—. Puedes quedartelo, ya no me importa —comenzó dando una ruda patada en la entrepierna de Jorge. Su pie chocó con las abultadas bolas con un golpe audible. La mandĆbula de Jorge se abrió, sus ojos se llenaron de lĆ”grimas y dejó escapar un gemido miserable.
—Pero tampoco dejarĆ© que me ganes —protestó Pablo.
Jorge se quejaba de dolor acariciando su entrepierna. Estaba tumbado en el suelo, gimiendo de dolor, entonces Pablo alzó los apretados puños.
Jorge gimió y se levantó lentamente, mostraba cara de dolor.
Pablo se lanzó contra él lanzando hacia abajo sus ropa interior, mostrando al público presente la polla flÔcida y los huevos de su oponente.
En ese momento Pablo embistió un rodillazo en los cojones de Jorge, estampando las bolas con un golpe tortuoso en su pelvis. Pablo sintió en la rótula como las huevas perdieron la forma en el impacto. Jorge exclamó un grito soberbio y se fue directo al suelo.
Pablo lo observaba, su rostro revelaba venganza total. Se ubicó tras la espalda de Jorge, colocó una mano en su cuello y la otra fue camino hacia sus muslos, apartó toda protección del enemigo en sus genitales, ya Jorge tenĆa las bolas hinchadas, y sin mĆ”s preĆ”mbulos ni contemplación, apretó tan fuerte como pudo. Jorge desorbitó los ojos y lanzó un grito estridente que retumbó contra las paredes.
Pablo giró la mano arrancando en Jorge varios gemidos. Literalmente las pelotas estaban siendo pulverizadas por las manos de Pablo.
Finalmente, Pablo soltó y siguió con un manotazo a aquel par de gónadas. gimiendo de dolor, Jorge se acurrucó en el suelo sosteniendo sus bolas hinchadas.
Pablo se ponĆa de pie cuando fue sorprendido con un ataque sorpresa, Jorge disparó la planta del pie directo a su entrepierna. Golpeando su escroto con fuerza y precisión, sacĆ”ndole el aire de los pulmones, su mandĆbula se abrió y cruzó los ojos ligeramente.
Pablo se quejó de dolor y se dobló uniendo las rodillas mientras sostenĆa sus grandes y pesados huevos.
Jorge se levantó lentamente hasta enderezarse. Se encaminó hasta Pablo y comenzó una fĆ©rrea lucha para lograr quitar las manos que protegĆan las bolas de Chacon, uno gruƱĆa mientras el otro gritaba con el forcejeo.
Jorge logró su objetivo, desnudo a Pablo y agarró sus gónadas.
Pablo dejó escapar un grito agudo mientras sus bolas eran retorcidas, en defensa y dominado por el odio apretó el puño y golpeó el abdomen de su adversario.
Jorge jadeo y cayó de rodillas sin soltar los huevos que comprimĆa.
Jorge seguĆa torturando los testĆculos de Pablo, el muchacho por su parte empezaba a dar puƱetazos al rostro de Jorge.
Jorge tenĆa medio rostro enrojecido, su cuerpo brillaba de sudor, mientras su mano continuaba apretando las bolas de Pablo.
Pablo alzó la mano y estrelló el puño en el ojo izquierdo de Jorge.
Jorge no soportó mas y cayó de espalda soltando las bolas de Pablo tras darle un mortal tirón.
Pablo no tuvo tiempo de lamentarse a pesar del dolor de cojones que sentĆa, en tiempo rĆ©cord lanzó una devastadora patada en las piernas abiertas del rival. Jorge con un aullido ensordecedor no evitó la forma en que su pene escupió un pegote de semen que aterrizó como crema en a un lado del piso.
Pablo lo miró con reproche.
Jorge echó atrÔs la cabeza adolorido acurrucÔndose, no se percató como Pablo se masturbaba apuntando el pene en dirección a su cuerpo.
En menos de un minuto el abdomen y costado de Jorge se empapó del salado esperma de Pablo, el cual agotado lo pateó en la cabeza, pero Jorge estaba muy adolorido para poder defenderse.
Pablo, agarrandose las bolas se acercó hacia donde amarrado reposaba Alfredo temblando.
"Se la va a chupar" pensó NicolĆ”s sintiĆ©ndose decepcionado ". Ese pibe todavĆa quiere a ese gil."
Pablo se acercó a Alfredo que lo miraba directamente a los ojos.
—AyĆŗdame, Pablo —le pidió—. No sĆ© quĆ© hago aquĆ.
—QuĆ© haces aquĆ... —repitió Pablo con mezcla de Ć”nimos, palpó los genitales de Alfredo en el jeans, la flĆ”cida polla y las regordetas bolas dentro de un pequeƱo escroto—. QuĆ© haces aquĆ —repitió. Desabrochó el cinturón y bajó el pantalón, la polla de Alfredo empezó a reaccionar por sĆ sola, endureciĆ©ndose, pero Pablo no se fijó de ella, sino que con los dedos hizo que las pelotas de Alfredo se fueran a la parte baja del escroto al sujetarlo del cuello. Subió el puƱo a la altura de su cara.
—Pablo... ¿QuĆ© haces, Pablo? —se exasperó Alfredo.
Pablo estampó un fuerte puñetazo clavando los nudillos en las gordas bolas de Alfredo.
—¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHaaaaaa!
El golpe hizo que varios hombres del publico se protegieran la entrepierna. Pablo alzó otra vez el brazo.
—Desde hace meses sĆ© que Jorge y tĆŗ tienen una relación...
—Eso... no... es as... Pa... Pablo. Escucha, yo...
POFFFF
—¡AAAAAARRRGGGGG!
Pablo alzó el puƱo por tercera vez, tenĆa mirada de venganza.
—Estuviste en su cumpleaƱos, se ha quedado en tu casa, te ha llamado y te ha traicionado como hoy. Ćl con Esteban fue quien ideo esto.
Alfredo tragó saliva, seguĆa temblando y con las bolas ahorcadas, sólo recordaba que habĆa entrado a su casa y alguien tras Ć©l lo sujetó, habĆa perdido el conocimiento.
—No es muy inteligente aquel idiota —reconoció Pablo seƱalando con la mirada a Jorge tendido en el piso—. En cambio yo siempre te mostrĆ© lealtad y verdadero cariƱo —estampó los nudillos en las bolas de Alfredo haciendo que gritara y se ahogara en su saliva. Espero que se calmara para seguir hablando—. Al discutir siempre me decĆas que yo era un putito... putito y todo lo que mĆ”s quieras pero te contaba todo lo que me pasara.
El puño chocó en las maltratadas pelotas de Alfredo ya tan rojas como un tomate. Alfredo gritó desesperado moviéndose en vano como serpiente en aquella camilla.
Pablo mantuvo firme la base del escroto.
—Ahora te detesto, desde sĆ© que tienes las agallas para verme la cara de idiota. Todo lo que eres es gracias a mi. Ya no te quiero ver mĆ”s.
Impactó por última vez el puño en los huevos de Alfredo, cuyas pelotas crujieron tras el golpe, sus ojos se llenaron de lÔgrimas mientras agitaba el pecho. Pablo le jaló el escroto dejandolo sin aire en los pulmones, lo soltó de los cojones y salió de la arena caminando a paso lento.
Pablo Chacón regresó a su camerino ocupando un asiento. Cerró los ojos y acarició sus testĆculos hinchados, habĆan crecido mucho con la cruel tortura de Jorge. Buscó una crema en su bolso que se untó, daba una agradable sensación de frĆo y calor. Cerró los ojos y pensó en todos los buenos momentos que pasó con Alfredo, una relación con muchos altibajos, en pocos minutos Esteban tocarĆa la puerta.
me gusto que terminara con ese traidor!!!!
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