Ballbusting entre maduros (15/15): El ultimo faul - Las Bolas de Pablo

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12 nov 2017

Ballbusting entre maduros (15/15): El ultimo faul

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE 
-SEXO HOMOSEXUAL

   —AsĆ­ que creo que ha llegado el final del grupo de maduros que juegan al ballbusting —comentaba Marcos ChacĆ³n mientras bebĆ­a de un vaso con whisky. Estaba en la sala de casa de su amigo RenĆ©—. Lisandro me comentĆ³ que no quiere que su hijo piense mal de Ć©l y por ende quiere cuidar el matrimonio con su mujer y bueno, ya sabes.


   —¿Y tĆŗ tambiĆ©n te alejas por la visita con tu hijo? —quiso saber RenĆ©.


   —¿Por Pablo? Oh, no, Ć©l sabe que todo esto es un juego. AsĆ­ que no me preocupa, el matrimonio con mi esposa marcha viento en popa. Es sĆ³lo que si Lisandro no estĆ”, me aburrirĆ© solo y prefiero retirarme.


   —Pero tambiĆ©n estĆ” Manuel.


   —Que es como mi rival y compite mucho conmigo. Resulta un fastidio.


   —Bueno, respetarĆ© su decisiĆ³n en querer retirarse espero que vuelvan pronto.


   —No lo sĆ©.


   RenĆ© llevĆ³ una taza a su boca tragĆ”ndose su contenido se desconoce si era cafĆ© o whisky tambiĆ©n. EchĆ³ una rĆ”pida mirada al guapo Marcos porque quizĆ”s podĆ­a ser la Ćŗltima vez que lo observara, era un apuesto seƱor de cara rectangular. Llevaba ropa formal pues acababa de salir del trabajo, y su entrepierna estaba abultada sus grandes genitales se marcaban al sentarse con cualquier tipo de pantalĆ³n que usase. A inicios de su juventud a Marcos aquello resultaba incĆ³modo pero con el paso del tiempo y la madurez del sexo aquello lo hizo sentir orgulloso.


   —¡Hey! —comentĆ³ RenĆ© tomando de golpe el contenido de la taza y cambiĆ”ndose de asiento al lado de Marcos—. Si Ć©sta es tu despedida del grupo de maduros, podrĆ­a hacerte un buen adiĆ³s.


   —¿A quĆ© te refieres?


   Marcos colocĆ³ el vaso de vidrio en la mesa y se reclinĆ³ en el sofĆ” mientras RenĆ© se quito la franela y pasĆ³ la mano por su fuerte pecho acariciando.


   —Amigo, ya sabes que no soy gay.


   —No haremos nada que no te guste —asegurĆ³ RenĆ© bajando la mano y pasando el dedo Ć­ndice sobre las abultadas pelotas de Marcos, provocando un suave gemido de sus labios. Ambos se miraron a los ojos y fue RenĆ© quien le dio un guiƱo desde el primer encuentro le habĆ­a parecido atractivo y fuerte. QuizĆ”s por el tamaƱo de sus bolas y su actitud. ComenzĆ³ a presionar su mano en las bolas de Marcos, aumentando lentamente la presiĆ³n y aplastĆ”ndolos entre sus palmas.


   —¡Oh, Dios mĆ­o! —gruĆ±Ć³ Marcos, mirando hacia abajo y viendo cĆ³mo sus preciosas testĆ­culos dibujados en su pantalĆ³n se aplastaban como masa para pizza—. ¡Oh, Dios mĆ­o!


   RenĆ© sonriĆ³. MoviĆ³ las manos en direcciones opuestas, apretĆ”ndolas fuertemente, maltratando las tiernas y sensibles huevas de Marcos entre sus palmas y haciĆ©ndolo gemir en agonĆ­a.


   —¡Me duele, cabrĆ³n hijo de puta!


   RenĆ© abriĆ³ la boca con fingida ofensa.


   —¿Acababas de llamarme cabrĆ³n hijo de puta? —RenĆ© entrelazĆ³ sus dedos con los huevos de Marcos atrapados entre sus manos.


   Marcos gimiĆ³ como un niƱo.


   —Me has ofendido —sonriĆ³ RenĆ© sonriĆ³ apretando las manos con toda la fuerza que pudo reunir.


   Marcos soltĆ³ un grito.


   RenĆ© se sintiĆ³ fascinado por la dolorosa cara que ponĆ­a Marcos y abriĆ³ las manos liberando sus grandes testĆ­culos.


   —Pasemos a otro plano —dijo.


   —¿QuĆ© quieres, RenĆ©?


   El hombre empezĆ³ a desabrochar seguidamente la corbata de Marcos y despuĆ©s le sacĆ³ la camisa rebelando un pecho enorme y con mĆŗsculos.


   —Que guapo sigues siendo a tus cincuenta y tantos aƱos. Me provoca darte un beso en la boca —asegurĆ³ RenĆ© ademĆ”s moviendo las manos en seƱal de querer tener contacto fĆ­sico—, y tener sexo como despedida.


   —SĆ­, lo haces te voy a joder —dijo Marcos con voz tensa.


   —¿No crees que serĆ­a divertido?


   —¡NO!


   RenĆ© se apoderĆ³ de los cojones de Marcos y girĆ³ las manos bruscamente, haciendo que el cuerpo del seƱor se convulsionara de dolor.


   ChacĆ³n soltĆ³ un grito agĆ³nico.


   —Me gusta como se sienten —comentĆ³ Rene volviendo a retorcer las huevas de Marcos, provocando otro fuerte grito.


   Marcos sacudiĆ³ la cabeza con Ć©nfasis.


   RenĆ© apretĆ³ las bolas de Marcos con tanta fuerza como pudo.


   Marcos gritĆ³ de dolor.


   RenĆ© se riĆ³ sin aflojar su agarre.


   Marcos jadeaba pesadamente, su hermoso rostro se tornaba a una coloraciĆ³n roja.


   RenĆ© sonriĆ³ y retorciĆ³ las grandes y jugosas pelotas de Marcos, haciĆ©ndole soltar un nuevo grito angustiado.


   RenĆ© soltĆ³ una carcajada y librĆ³ los dos huevos para torturar a la enorme bola derecha que amasĆ³ con los dedos, haciendo que Marcos gimiera y lloriqueara.


   RetorciĆ³ y aplastĆ³ la grande e hinchada pelota de Marcos con fuerza, hundiendo las yemas de los dedos en la suave carne de los testĆ­culos de Marcos y haciĆ©ndole gritar en agonĆ­a.


   El cojĆ³n era aplastado y apretado y Marcos hacĆ­a mĆŗltiples muecas procesando el dolor.


   RenĆ© detallĆ³ como la polla de Marcos se erectaba dentro del pantalĆ³n, asĆ­ que con la mano libre procediĆ³ abrir la cremallera sin soltar el testĆ­culo. Cuando sacĆ³ de su encierro al largo y delgado pito Ć©ste tenĆ­a pequeƱas gotas de presemen.


   —EstĆ”s disfrutando esto —comentĆ³ RenĆ© mostrando los dientes con su sonrisa.


   Marcos estaba demasiado ocupado gritando para responder al comentario.


   —Ahora, vamos a ver si puedo hacerte soltar la leche —dijo RenĆ©. SoltĆ³ el huevo de Marcos y le pidiĆ³ que terminara de bajar el pantalĆ³n a lo que el hombre obedeciĆ³ en silencio. A RenĆ© se le hizo agua la boca de ver las colgantes pelotas balancearse entre los muslos de ChacĆ³n. RenĆ© agarrĆ³ el escroto de Marcos con una mano mientras que con la otra sostuvo su pene.


   La mano empezĆ³ a pajear a la larga polla.


   Marcos contuvo el aliento tensando sus mĆŗsculos.


   RenĆ© sonriĆ³ y estirĆ³ un cojĆ³n de Marcos, haciĆ©ndole gritar de dolor.


   Entretanto la mano se moviĆ³ mĆ”s rĆ”pida y los ojos de Marcos se abrieron dejando escapar un grito sorprendido y conmocionado. RenĆ© se inclinĆ³ y saboreĆ³ la cabeza del miembro de ChacĆ³n, que suspirĆ³ mirando hacia abajo sintiendo el cosquilleo en la cabeza de la polla, se frotĆ³ las manos con deleite. 


  RenĆ© dejĆ³ de lengĆ¼etear el pene de Marcos se levantĆ³ y volviĆ³ a reanudar su masturbaciĆ³n, haciĆ©ndole jadear ante la placentera sensaciĆ³n.


   Con una sonrisa satisfecha, RenĆ© observĆ³ el pito de Marcos.


   —Se siente rico, ¿no?


   Marcos soltĆ³ un gemido mirandolo.


   —SĆ­ que te harĆ” mucha falta ordeƱarme —comentĆ³.


   RenĆ© sonriĆ³ y comenzĆ³ a mover suavemente sus dedos sobre la barra de carne de Marcos, por segundos le acariciaba la punta de su polla.


   —Affffffff.


   RenĆ© mirĆ³ los testĆ­culos de Marcos y con eso, introdujo la mano y los retorciĆ³, Marcos aullĆ³ adolorido.


   El ritmo de la mano de RenĆ© aumentĆ³ a la par que aplastaba las bolas de Marcos con su mano libre.


   Marcos echĆ³ la cabeza hacia atrĆ”s, gimiendo y gimiendo en una curiosa mezcla de dolor y placer. Su polla estaba dura como el acero, apuntando hacia el techo, palpitante y temblorosa.


   Marcos cerrĆ³ los ojos con el rostro doblado de dolor.


   RenĆ© retorcĆ­a y apretaba sus pobres bolas.


   De repente, RenĆ© se detuvo.


   Marcos lo mirĆ³ sorprendido.


   —¿Quieres que me detenga? —preguntĆ³ RenĆ© con una sonrisa entre inocente pero tambiĆ©n sĆ”dica.


   Marcos lo mirĆ³, jadeando pesadamente.


   —¿QuĆ©? —susurrĆ³.


   —¿Quieres que me detenga, Marcos? —repitiĆ³ RenĆ©.


   Marcos se mordiĆ³ el labio inferior.


   —No pensĆ© que lo dudarĆ­as —sonriĆ³ RenĆ©. Manteniendo su control sobre los genitales de Marcos.


   Marcos abriĆ³ mucho los ojos.


   RenĆ© se pasĆ³ la lengua por los secos labios y despuĆ©s se inclinĆ³ en direcciĆ³n a la polla de Marcos.


   RenĆ© envolviĆ³ la boca sobre el falo de Marcos. Al mismo tiempo, apretĆ³ y aplastĆ³ sus gĆ³nadas con renovada energĆ­a, provocando todo tipo de ruidos graciosos del guapo seƱor.


   La voz de Marcos se elevĆ³ en tono y volumen, y su polla estaba continuamente emanando presemen de sabor dulce. SoltĆ³ un grito agudo y sus ojos empezaron a dilatarse.


   RenĆ© se sintiĆ³ cĆ³modo y Marcos se frotĆ³ las manos nervioso.


   Un segundo despuĆ©s, la enorme y delgada polla de Marcos estallĆ³ con un enorme chorro de leche que disparĆ³ en la boca de RenĆ©.


   —¡Ohhhhhhhhh! —gimoteĆ³ Marcos, echando la cabeza hacia atrĆ”s.


   La boca de RenĆ© no desperdiciĆ³ el dulce nĆ©ctar.


   Las pelotas de Marcos se contrajeron empujando otro chorro de cremoso semen al paladar de RenĆ©.


   RenĆ© agarrĆ³ las bolas de Marcos con ambas manos, tirĆ”ndolas bruscamente y haciendo a Marcos chillara.


   Chorros de espuma cremosa continuaron salpicando de la polla de Marcos, lloviendo en la lengua de RenĆ© como una capa cremosa de lefa.


   RenĆ© envolviĆ³ sus dedos alrededor de las huevas de Marcos y apretĆ³ tan fuerte como pudo.


   Marcos gritĆ³ y una oleada abundante de semen saliĆ³ de su pito.


   RenĆ© se asegurĆ³ de aplastar hasta la Ćŗltima gota de esperma en las bolas enormes de Marcos, revolviendo hasta que estaran completamente totalmente drenadas.


   Marcos jadeaba y gemĆ­a, su cuerpo medio desnudo lucĆ­a reluciente de sudor.


   RenĆ© le dio a las pelotas de Marcos una Ćŗltima y aguda torsiĆ³n antes de dejarlo gastado y agotado en el mueble.


   RenĆ© sonriĆ³ a Marcos, que estaba acurrucado en posiciĆ³n fetal.


   —¿Marcos, acaso desayunas, almuerzas y cenas azĆŗcar? Hoy tu semen estaba mĆ”s dulce que nunca —soltĆ³ una risa—. DeberĆ­a envasarlo para yo dormir calmadamente cada noche.


   Marcos soltĆ³ un dĆ©bil gemido lentamente se enderezĆ³ y se subiĆ³ el pantalĆ³n guardando su polla. Fue cuando una vez mĆ”s RenĆ© apretĆ³ el puƱo y lo empujĆ³ contra Marcos, Ć©ste gritĆ³ y volviĆ³ a acurrucarse angustiado agarrando sus vacĆ­as pelotas con dolor.


   RenĆ© riĆ³ y se quitĆ³ la franela. CaminĆ³ a la cocina y volvio con una cerveza en la mano.


   —Brindo por ti, Marcos ChacĆ³n, y por tus benditas pelotas, ojalĆ” y en el futuro nos volvamos a reunir para volvĆ©rtelas a faulear.

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