-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL
-SEXO HOMOSEXUAL
—AsĆ que creo que ha llegado el final del grupo de maduros que juegan al ballbusting —comentaba Marcos ChacĆ³n mientras bebĆa de un vaso con whisky. Estaba en la sala de casa de su amigo RenĆ©—. Lisandro me comentĆ³ que no quiere que su hijo piense mal de Ć©l y por ende quiere cuidar el matrimonio con su mujer y bueno, ya sabes.
—¿Y tĆŗ tambiĆ©n te alejas por la visita con tu hijo? —quiso saber RenĆ©.
—¿Por Pablo? Oh, no, Ć©l sabe que todo esto es un juego. AsĆ que no me preocupa, el matrimonio con mi esposa marcha viento en popa. Es sĆ³lo que si Lisandro no estĆ”, me aburrirĆ© solo y prefiero retirarme.
—Pero tambiĆ©n estĆ” Manuel.
—Que es como mi rival y compite mucho conmigo. Resulta un fastidio.
—Bueno, respetarĆ© su decisiĆ³n en querer retirarse espero que vuelvan pronto.
—No lo sĆ©.
RenĆ© llevĆ³ una taza a su boca tragĆ”ndose su contenido se desconoce si era cafĆ© o whisky tambiĆ©n. EchĆ³ una rĆ”pida mirada al guapo Marcos porque quizĆ”s podĆa ser la Ćŗltima vez que lo observara, era un apuesto seƱor de cara rectangular. Llevaba ropa formal pues acababa de salir del trabajo, y su entrepierna estaba abultada sus grandes genitales se marcaban al sentarse con cualquier tipo de pantalĆ³n que usase. A inicios de su juventud a Marcos aquello resultaba incĆ³modo pero con el paso del tiempo y la madurez del sexo aquello lo hizo sentir orgulloso.
—¡Hey! —comentĆ³ RenĆ© tomando de golpe el contenido de la taza y cambiĆ”ndose de asiento al lado de Marcos—. Si Ć©sta es tu despedida del grupo de maduros, podrĆa hacerte un buen adiĆ³s.
—¿A quĆ© te refieres?
Marcos colocĆ³ el vaso de vidrio en la mesa y se reclinĆ³ en el sofĆ” mientras RenĆ© se quito la franela y pasĆ³ la mano por su fuerte pecho acariciando.
—Amigo, ya sabes que no soy gay.
—No haremos nada que no te guste —asegurĆ³ RenĆ© bajando la mano y pasando el dedo Ćndice sobre las abultadas pelotas de Marcos, provocando un suave gemido de sus labios. Ambos se miraron a los ojos y fue RenĆ© quien le dio un guiƱo desde el primer encuentro le habĆa parecido atractivo y fuerte. QuizĆ”s por el tamaƱo de sus bolas y su actitud. ComenzĆ³ a presionar su mano en las bolas de Marcos, aumentando lentamente la presiĆ³n y aplastĆ”ndolos entre sus palmas.
—¡Oh, Dios mĆo! —gruĆ±Ć³ Marcos, mirando hacia abajo y viendo cĆ³mo sus preciosas testĆculos dibujados en su pantalĆ³n se aplastaban como masa para pizza—. ¡Oh, Dios mĆo!
RenĆ© sonriĆ³. MoviĆ³ las manos en direcciones opuestas, apretĆ”ndolas fuertemente, maltratando las tiernas y sensibles huevas de Marcos entre sus palmas y haciĆ©ndolo gemir en agonĆa.
—¡Me duele, cabrĆ³n hijo de puta!
RenĆ© abriĆ³ la boca con fingida ofensa.
—¿Acababas de llamarme cabrĆ³n hijo de puta? —RenĆ© entrelazĆ³ sus dedos con los huevos de Marcos atrapados entre sus manos.
Marcos gimiĆ³ como un niƱo.
—Me has ofendido —sonriĆ³ RenĆ© sonriĆ³ apretando las manos con toda la fuerza que pudo reunir.
Marcos soltĆ³ un grito.
RenĆ© se sintiĆ³ fascinado por la dolorosa cara que ponĆa Marcos y abriĆ³ las manos liberando sus grandes testĆculos.
—Pasemos a otro plano —dijo.
—¿QuĆ© quieres, RenĆ©?
El hombre empezĆ³ a desabrochar seguidamente la corbata de Marcos y despuĆ©s le sacĆ³ la camisa rebelando un pecho enorme y con mĆŗsculos.
—Que guapo sigues siendo a tus cincuenta y tantos aƱos. Me provoca darte un beso en la boca —asegurĆ³ RenĆ© ademĆ”s moviendo las manos en seƱal de querer tener contacto fĆsico—, y tener sexo como despedida.
—SĆ, lo haces te voy a joder —dijo Marcos con voz tensa.
—¿No crees que serĆa divertido?
—¡NO!
RenĆ© se apoderĆ³ de los cojones de Marcos y girĆ³ las manos bruscamente, haciendo que el cuerpo del seƱor se convulsionara de dolor.
ChacĆ³n soltĆ³ un grito agĆ³nico.
—Me gusta como se sienten —comentĆ³ Rene volviendo a retorcer las huevas de Marcos, provocando otro fuerte grito.
Marcos sacudiĆ³ la cabeza con Ć©nfasis.
RenĆ© apretĆ³ las bolas de Marcos con tanta fuerza como pudo.
Marcos gritĆ³ de dolor.
RenĆ© se riĆ³ sin aflojar su agarre.
Marcos jadeaba pesadamente, su hermoso rostro se tornaba a una coloraciĆ³n roja.
RenĆ© sonriĆ³ y retorciĆ³ las grandes y jugosas pelotas de Marcos, haciĆ©ndole soltar un nuevo grito angustiado.
RenĆ© soltĆ³ una carcajada y librĆ³ los dos huevos para torturar a la enorme bola derecha que amasĆ³ con los dedos, haciendo que Marcos gimiera y lloriqueara.
RetorciĆ³ y aplastĆ³ la grande e hinchada pelota de Marcos con fuerza, hundiendo las yemas de los dedos en la suave carne de los testĆculos de Marcos y haciĆ©ndole gritar en agonĆa.
El cojĆ³n era aplastado y apretado y Marcos hacĆa mĆŗltiples muecas procesando el dolor.
RenĆ© detallĆ³ como la polla de Marcos se erectaba dentro del pantalĆ³n, asĆ que con la mano libre procediĆ³ abrir la cremallera sin soltar el testĆculo. Cuando sacĆ³ de su encierro al largo y delgado pito Ć©ste tenĆa pequeƱas gotas de presemen.
—EstĆ”s disfrutando esto —comentĆ³ RenĆ© mostrando los dientes con su sonrisa.
Marcos estaba demasiado ocupado gritando para responder al comentario.
—Ahora, vamos a ver si puedo hacerte soltar la leche —dijo RenĆ©. SoltĆ³ el huevo de Marcos y le pidiĆ³ que terminara de bajar el pantalĆ³n a lo que el hombre obedeciĆ³ en silencio. A RenĆ© se le hizo agua la boca de ver las colgantes pelotas balancearse entre los muslos de ChacĆ³n. RenĆ© agarrĆ³ el escroto de Marcos con una mano mientras que con la otra sostuvo su pene.
La mano empezĆ³ a pajear a la larga polla.
Marcos contuvo el aliento tensando sus mĆŗsculos.
RenĆ© sonriĆ³ y estirĆ³ un cojĆ³n de Marcos, haciĆ©ndole gritar de dolor.
Entretanto la mano se moviĆ³ mĆ”s rĆ”pida y los ojos de Marcos se abrieron dejando escapar un grito sorprendido y conmocionado. RenĆ© se inclinĆ³ y saboreĆ³ la cabeza del miembro de ChacĆ³n, que suspirĆ³ mirando hacia abajo sintiendo el cosquilleo en la cabeza de la polla, se frotĆ³ las manos con deleite.
RenĆ© dejĆ³ de lengĆ¼etear el pene de Marcos se levantĆ³ y volviĆ³ a reanudar su masturbaciĆ³n, haciĆ©ndole jadear ante la placentera sensaciĆ³n.
Con una sonrisa satisfecha, RenĆ© observĆ³ el pito de Marcos.
—Se siente rico, ¿no?
Marcos soltĆ³ un gemido mirandolo.
—SĆ que te harĆ” mucha falta ordeƱarme —comentĆ³.
RenĆ© sonriĆ³ y comenzĆ³ a mover suavemente sus dedos sobre la barra de carne de Marcos, por segundos le acariciaba la punta de su polla.
—Affffffff.
RenĆ© mirĆ³ los testĆculos de Marcos y con eso, introdujo la mano y los retorciĆ³, Marcos aullĆ³ adolorido.
El ritmo de la mano de RenĆ© aumentĆ³ a la par que aplastaba las bolas de Marcos con su mano libre.
Marcos echĆ³ la cabeza hacia atrĆ”s, gimiendo y gimiendo en una curiosa mezcla de dolor y placer. Su polla estaba dura como el acero, apuntando hacia el techo, palpitante y temblorosa.
Marcos cerrĆ³ los ojos con el rostro doblado de dolor.
RenĆ© retorcĆa y apretaba sus pobres bolas.
De repente, RenƩ se detuvo.
Marcos lo mirĆ³ sorprendido.
—¿Quieres que me detenga? —preguntĆ³ RenĆ© con una sonrisa entre inocente pero tambiĆ©n sĆ”dica.
Marcos lo mirĆ³, jadeando pesadamente.
—¿QuĆ©? —susurrĆ³.
—¿Quieres que me detenga, Marcos? —repitiĆ³ RenĆ©.
Marcos se mordiĆ³ el labio inferior.
—No pensĆ© que lo dudarĆas —sonriĆ³ RenĆ©. Manteniendo su control sobre los genitales de Marcos.
Marcos abriĆ³ mucho los ojos.
RenĆ© se pasĆ³ la lengua por los secos labios y despuĆ©s se inclinĆ³ en direcciĆ³n a la polla de Marcos.
RenĆ© envolviĆ³ la boca sobre el falo de Marcos. Al mismo tiempo, apretĆ³ y aplastĆ³ sus gĆ³nadas con renovada energĆa, provocando todo tipo de ruidos graciosos del guapo seƱor.
La voz de Marcos se elevĆ³ en tono y volumen, y su polla estaba continuamente emanando presemen de sabor dulce. SoltĆ³ un grito agudo y sus ojos empezaron a dilatarse.
RenĆ© se sintiĆ³ cĆ³modo y Marcos se frotĆ³ las manos nervioso.
Un segundo despuĆ©s, la enorme y delgada polla de Marcos estallĆ³ con un enorme chorro de leche que disparĆ³ en la boca de RenĆ©.
—¡Ohhhhhhhhh! —gimoteĆ³ Marcos, echando la cabeza hacia atrĆ”s.
La boca de RenĆ© no desperdiciĆ³ el dulce nĆ©ctar.
Las pelotas de Marcos se contrajeron empujando otro chorro de cremoso semen al paladar de RenƩ.
RenĆ© agarrĆ³ las bolas de Marcos con ambas manos, tirĆ”ndolas bruscamente y haciendo a Marcos chillara.
Chorros de espuma cremosa continuaron salpicando de la polla de Marcos, lloviendo en la lengua de RenƩ como una capa cremosa de lefa.
RenĆ© envolviĆ³ sus dedos alrededor de las huevas de Marcos y apretĆ³ tan fuerte como pudo.
Marcos gritĆ³ y una oleada abundante de semen saliĆ³ de su pito.
RenĆ© se asegurĆ³ de aplastar hasta la Ćŗltima gota de esperma en las bolas enormes de Marcos, revolviendo hasta que estaran completamente totalmente drenadas.
Marcos jadeaba y gemĆa, su cuerpo medio desnudo lucĆa reluciente de sudor.
RenĆ© le dio a las pelotas de Marcos una Ćŗltima y aguda torsiĆ³n antes de dejarlo gastado y agotado en el mueble.
RenĆ© sonriĆ³ a Marcos, que estaba acurrucado en posiciĆ³n fetal.
—¿Marcos, acaso desayunas, almuerzas y cenas azĆŗcar? Hoy tu semen estaba mĆ”s dulce que nunca —soltĆ³ una risa—. DeberĆa envasarlo para yo dormir calmadamente cada noche.
Marcos soltĆ³ un dĆ©bil gemido lentamente se enderezĆ³ y se subiĆ³ el pantalĆ³n guardando su polla. Fue cuando una vez mĆ”s RenĆ© apretĆ³ el puƱo y lo empujĆ³ contra Marcos, Ć©ste gritĆ³ y volviĆ³ a acurrucarse angustiado agarrando sus vacĆas pelotas con dolor.
RenĆ© riĆ³ y se quitĆ³ la franela. CaminĆ³ a la cocina y volvio con una cerveza en la mano.
—Brindo por ti, Marcos ChacĆ³n, y por tus benditas pelotas, ojalĆ” y en el futuro nos volvamos a reunir para volvĆ©rtelas a faulear.
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