Solid Show 2 (5/7): La ira de Felipe - Las Bolas de Pablo

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4 nov 2017

Solid Show 2 (5/7): La ira de Felipe

CONTIENE:
-SEXO HOMOSEXUAL
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Felipe caminaba por los pasillos interiores del Nautilus sabĆ­a a dĆ³nde se dirigĆ­a y era a tener un encuentro privado con Kevin, uno de los administradores del prostĆ­bulo. No sabĆ­a el por quĆ© pero desde sus inicios se convirtiĆ³ en su cliente exclusivo. Felipe era heterosexual y estaba allĆ­ porque necesitaba el dinero por su parte Kevin tambiĆ©n tenĆ­a un matrimonio y prĆ”cticamente Felipe era su amante.


   El musculoso joven abriĆ³ la puerta de la habitaciĆ³n y encontrĆ³ sentado al borde de la cama al guapo seƱor.



   —Llegaste —saludĆ³ Kevin—. Ven aquĆ­ que mi pito quiere que lo calmen, estĆ” vuelto loco.



   Felipe cerrĆ³ la habitaciĆ³n con seguro como de costumbre debĆ­a ser un secreto los encuentros de ellos ahĆ­ y en todos esos meses habĆ­an logrado verse a escondidas aunque habĆ­an sus excepciones.



   Felipe se inclinĆ³ ante Kevin y le bajĆ³ la cremallera. SacĆ³ su polla erecta y se la metiĆ³ en la boca. EmpezĆ³ a mover la cabeza de adelante a atrĆ”s. Nunca antes lo habĆ­a hecho con otro hombre asĆ­ que Kevin fue su primera experiencia homosexual en su vida. La saliva resbalaba por su cara.



   A pesar de eso el miembro de Felipe empezĆ³ a endurecerse en su ropa interior blanca.



   En pocos minutos Kevin lanzĆ³ un gemido mientras descargaba todo el semen en la boca de Felipe obligĆ”ndole a tragarse el espeso lĆ­quido de salado y fuerte sabor.



   El final del encuentro entre ellos dos acabĆ³ con varias palmadas a los huevos de Felipe que lo dejĆ³ doblado de dolor.



   Cuando saliĆ³ muy tarde de la habitaciĆ³n se dirigiĆ³ al salĆ³n donde el resto de trabajadores se vestĆ­an despuĆ©s de culminar la jornada laboral. Hizo su equipaje, se vistiĆ³ y escuchĆ³ los comentarios de sus compaƱeros sobre las experiencias de la noche, fue el primero en despedirse de todos a excepciĆ³n de Luis que habĆ­an tenido un altercado en anterioridad.



   Felipe saliĆ³ del bar y cogiĆ³ un taxi, llegĆ³ al departamento cerca de la 1:15 am. AbriĆ³ el whatsapp y leyĆ³ unos mensajes de su novia enviados mĆ”s temprano, alegĆ³ estar llegando del trabajo y que la visitarĆ­a muy temprano en la maƱana. TomĆ³ una ducha y se echĆ³ a dormir.



   Cuando el sol saliĆ³ en la maƱana el atractivo hombre desayunĆ³ y cogiĆ³ un taxi en direcciĆ³n a casa de su novia le resultĆ³ extraƱo que la chica dejaba sus conversaciones de whatsapp en visto y sin embargo prefiriĆ³ llegar a su residencia donde la encontrĆ³.



   —He intentado comunicarme contigo y no me ha respondido, amor, ¿ocurre algo?



   La muchacha que tenĆ­a una centella de odio en la mirada reaccionĆ³ con una fuerte bofetada que lo hizo tambalear.



   —Pero, ¿quĆ© te pasa? ¿Por quĆ© me golpeas?



   —¡PORQUE ME ENGAƑASTE!



   —¿De quĆ© hablas?



—TODO ESTE TIEMPO ME HAS TENIDO ENGAƑADA. QUIERO QUE TE VAYAS.



   —¿Pero por quĆ©? No entiendo.



   —¡NO TRABAJAS COMO VIGILANTE!



   A Felipe aquellas palabras le dieron un vuelco al corazĆ³n, intentando mantenerse firme y quiso seguir con su testimonio.



   —Amor, por supuesto que sĆ­. Trabajo como vigilante de una construcciĆ³n.



   —ESO ES MENTIRA, ME DAS ASCO.



   La muchacha intentĆ³ lanzar varios golpes a Felipe y Ć©l pudo calmarla.



   —No entiendo a quĆ© quieres llegar.



   —¡A ESTO, IDIOTA, A ESTO! ¡MARICA!



   La mujer tendiĆ³ su celular a Felipe donde se mostraban unos archivos enviados por whatsapp. Felipe obviĆ³ el nĆŗmero telefĆ³nico y se concentrĆ³ en los archivos recibidos. El primero era un vĆ­deo que al reproducir se mostraba a Ć©l bailando la noche anterior a un grupo de hombres y mujeres, su cuerpo estaba casi desnudo brillando en sudor. Felipe se puso pĆ”lido mientras detallaba la reproducciĆ³n. El segundo vĆ­deo era peor y en el se veĆ­a el momento justo en que encerrado en la habitaciĆ³n le hacĆ­a sexo oral a Kevin hasta tragarse su lefa.



   —Amor, yo puedo explicarte esto.



   —¡NO ME INTERESA ESCUCHARTE!



   —Pero mi vida…



   Felipe dirigiĆ³ la vista al desconocido nĆŗmero telefĆ³nico y lo reconociĆ³ al instante.



   —Es un hijo de puta —susurrĆ³. El nĆŗmero pertenecĆ­a a Luis—, Raquel puedo explicarte esto.



   —¡NO ME IMPORTA! QUIERO QUE TE LARGUES Y NO ME TOQUES MƁS, MARICA!



   Felipe intentĆ³ hablar con ella pero sĆ³lo recibiĆ³ insultos y golpes. PrefiriĆ³ dejarla sola y centrarse en buscar a Luis para darle una lecciĆ³n. Ya se lo habĆ­a jurado y sabĆ­a dĆ³nde encontrarlo.



   Pacientemente esperĆ³ hasta el mediodia en los alrededores del gimnasio donde Luis trabajaba como entrenador. Cuando lo viĆ³ salir lo siguiĆ³ por seis calles hasta alcanzarlo cercanamente en un callejĆ³n.



   —SerĆ” mejor que te esperes —ordenĆ³ sujetĆ”ndolo del antebrazo.



   —¿QuĆ© quieres, idiota? —sonriĆ³ Luis.



   Felipe lo hizo adentrarse al callejĆ³n.



   —Te extralimitaste con mi novia —indicĆ³ Felipe.



   —Ah, tu novia —siguiĆ³ Luis emitiendo una risa socarrona.



   No tuvo tiempo de reaccionar en el momento en el que Felipe le habĆ­a golpeado en la cabeza, seguido de un golpe directo a su pĆ³mulo y otro a su ojo.



   —¡Hijo de perra, dĆ©jame!



   Luis intentĆ³ fallidamente quitar a Felipe de encima de Ć©l, golpeando su rostro sin piedad. A pesar de estar en forma ostensiblemente mejor que su atacante, Luis estaba dominado por completo.



   —Te dije que iba a tomar represalias por pegarme aquella noche —indicĆ³ Luis.



   Pero Felipe seguĆ­a furioso atacĆ”ndolo.



   —¡Ooooooh!



   Luis sintiĆ³ una presiĆ³n terrible en sus pelotas. Felipe habĆ­a agarrado con sus dedos cuales pinzas sus testĆ­culos a travĆ©s del pantalon.



   Los ojos del bailarĆ­n se cruzaron y su boca formĆ³ una "O" silenciosa entre tanto sus rodillas se unieron intentando caer al suelo pero detenido por Felipe que lentamente estaba aplastando sus bolas. El tiempo transcurriĆ³ lento para Luis que sĆ³lo sentĆ­a un intenso dolor que salĆ­a de sus pelotas.



   En el agarre Luis sentĆ­a que su testĆ­culo izquierdo se estaba hinchado. Se aferrĆ³ inĆŗtilmente a las carnosas manos en una desesperada tentativa de aliviar la aplastante presiĆ³n.



   Luis levantĆ³ su rodilla en un intento frenĆ©tico para liberarse y sintiĆ³ como se hundĆ­a en un montĆ­culo enorme entre las piernas de Felipe que jadeĆ³ y soltĆ³ su agarre retrocediendo.



   Pero dominado por la furia Felipe recuperĆ³ la compostura y volvĆ­a a cargar contra Luis. SĆ³lo que esta vez Luis estaba listo para el ataque.



   Luis levantĆ³ la pierna justo cuando Felipe se lanzaba contra Ć©l e hizo una mueca cuando sintiĆ³ que el zapato se hundĆ­a en sus bolas, chocĆ”ndolas contra la pelvis.



   El atormentado Felipe se quejĆ³ agarrando  sus pelotas, sin mucho esfuerzo y casi cĆ³micamente Luis lo empujĆ³ y Felipe cayĆ³ derribado al suelo.



   Luis se situĆ³ sobre Felipe y se colocĆ³ encima de su pecho.



   En un intento de protecciĆ³n Felipe trasladĆ³ las manos al cuello de Luis y comenzĆ³ a apretar con fuerza.



   Luis empezĆ³ a hacer muecas a medida que el aire faltaba en sus pulmones. SintiĆ³ que iba a desmayarse o peor aĆŗn a morir en las garras de Felipe.



   Felipe estaba dispuesto a todo ahorcando a Luis que ya se sentĆ­a derrotado.



   Luis tenĆ­a los ojos como platos… ¡el aire faltaba en su cerebro! Oxigenar, oxigenar, debĆ­a oxigenar.



   En un Ćŗltimo intento por liberaciĆ³n, Luis recordĆ³ las vulnerables huevas de Felipe que estaban expuestas bajo Ć©l, asĆ­ que decidiĆ³ arriesgarse y regalarle un puƱetazo en las bolas. Felipe gritĆ³ cuando sintiĆ³ que el golpe rebotĆ³ en su entrepierna, dio un sobresalto y tambiĆ©n soltĆ³ la garganta de Luis.



   Luis comenzĆ³ a toser mientras agarraba su garganta. Felipe lo echo a un lado y se incorporo, asĆ­ que su guapo enemigo lo pensĆ³ rĆ”pido para contraatacar. Se echĆ³ sobre Ć©l y se aferrĆ³ a sus huevos.



   Felipe aullĆ³ de terror cuando la presiĆ³n aumentĆ³ rĆ”pidamente.



   Luis apretaba la mano con fuerza y para Felipe la sensaciĆ³n era agria.



   —¡Oooh!



   Felipe sollozĆ³ mientras sus grandes y colgantes huevas estaban atrapadas en la palma de la mano del agresor.



   —¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!



   Fue el Ćŗltimo grito de Felipe antes de quedar inerte en el suelo. Luis soltĆ³ los cojones ahora hinchados y dio varias bofetadas a la cara del bailarĆ­n.



   —Nada, eres un debilucho —decĆ­a Luis—. CaĆ­ste desmayado.



   Luis se enderezĆ³ todavĆ­a contemplando el cuerpo sin movimiento de Felipe.



   —Haberte desmayado es suerte para ti. Pero cuando te despiertes tendrĆ”s un fuerte dolor.



   Luis levantĆ³ el pie y aplastĆ³ la entrepierna de Felipe en tres ocasiones seguidas apoyando todo el peso de su cuerpo en Ć©l hasta que inexplicablemente escuchĆ³ un raro sonido proveniente del pantalĆ³n.



PLOP



   Luis se agachĆ³ y tocĆ³ la protuberancia de Felipe, se puso pĆ”lido cuando solo sintiĆ³ un testĆ­culo.

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