ESCRITA POR: ZATN
CONTIENE: BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
CONTIENE: BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
āDame el dinero gordita!ā.
Le exigĆa el ladrón a una mujer en un callejón casi a las 7 de la noche, El lugar era muy oscuro y la dama ya cerca de su hogar caminaba sin prevención, por lo que cuando ingresó, no se percató de la presencia del delincuente tras ella.
⦠Ahora con un arma apuntÔndole a menos de 2 metros, la mujer tiembla hasta los huesos.
Esa mujer es Margarita Duque, quien hasta hace una semana habĆa escuchados otros casos de asalto hacia sus compaƱeras de trabajo, y hoy era la propia mujer quien padecĆa el delito.
Margarita, una mujer de 32 años, es secretaria de una oficina y siempre es muy precavida cuando viene del trabajo, pues hay una ola de asaltos por los alrededores. Por ello espera a que algún varón de la oficina tome dirección hacia la parada de autobuses, o hasta se baje con ella cerca de su hogar; Siempre es útil ir con quien la pueda defender, o por lo menos al haber un varón presente el ladrón no se arriesgue a abordarlos al ser dos.
En conversaciones con sus compaƱeras de trabajo, narran entre ellas las ocasiones en las que han sido asaltadas.
Josefina contó cómo le robaron una cadena y sus aretes, el ladrón casi le arranca la oreja!; Tomando por sorpresa a la mujer le arrancó la cadena, y cuando apuntĆ”ndole con un arma le exigió los aretes, la mujer se puso nerviosa⦠Tras apenas zafarse uno, el desesperado criminal le metió mano y tiró del segundo arete, por fortuna Ć©sta ya habĆa alcanzado a zafarlo, o se hubiera llevado un pedazo de oreja.
Otra amiga Laura, contaba cuando la abordaron en la calle para pedirle dinero, y cuando se excusó por no dar, el criminal le asomo un arma y la ocultó en su chaqueta, obligando a la mujer a sacar todo el dinero de su billetera, mientras el bandido le hablaba de manera amena y descomplicada⦠el robo ocurrĆa a pleno dĆa y con gente pasando cerca de ellos, pero ante el arma apuntĆ”ndole tras la chaqueta del criminal, la mujer no tenĆa de otra mĆ”s que colaborar⦠AsĆ el bandido se fue con el dinero, y la mujer casi muda ni siquiera denuncio el robo en pĆŗblico.
Una tercera fue vĆctima del llamado āRaponazoā, donde la mujer se hallaba hablando por telĆ©fono en una esquina, y el veloz ladrón, de apariencia de no mĆ”s de 16 aƱos, superaba a Usain Bolt en los 100 metros llevĆ”ndose el telĆ©fono de la mujer y dejĆ”ndola con un palmo de narices.
Margarita tambiĆ©n aporta a la charla, y confiesa que le han robado, pero nunca se ha dado cuenta, en alguna ocasión iba con su bolso y al llegar a casa vio que le habĆan rajado este por debajo, asĆ le habĆan hurtado la billetera y algunas cosas in valor, como estuche de maquillaje y similares⦠Sólo se distrajo en el autobus y el criminal accedió a su bolso, destazĆ”ndolo por la parte inferior.
Es por eso que ahora no usa bolsos, amplios y el dinero va a otro lugar de guardadoā¦sus tetas.
āEllas son mi caja fuerteā. Agregó Margarita.
Las amigas concuerdan que es un buen sitio pues siempre te darƔs cuenta cuando alguien te mete mano para robarte en esa zona.
āY sobre todo tu Margaritaā¦con esas tetas tan grandesā.
āY es que tu escote, mĆ”s que una caja fuerte, es una bóveda de banco! Jajajajaā.
La aludida secretaria se ruborizo un poco, pero sus amigas tenĆan razón, Margarita era una mujer algo pasada de peso, y poseedora de tetas bastante blandas y grandes.
āMargarita tu eres mamĆ” canguro⦠y allĆ caben 3 o cuatro canguritos Jajajaā. Bromeo otra compaƱera.
Pero Margarita contraatacó.
āYa quisieras tener la mitad de mis dotes, pechuga de palomaā. Las risas estallaron y seria solo el comienzo de mĆ”s y mĆ”s bromas en confianza.
Tras unas burlas por parte de sus amigas, apareció Renata, una compaƱera de labores, algo mĆ”s seria pero muy decidida en sus accionesā¦
Cuando saludo a Margarita con un: āHola tetas gordas!ā. Se sabĆa que aportarĆa al tema, poniĆ©ndole picante a la amena conversación.
Pero regresando al momento previo al asalto de hoy, Margarita habĆa ido ese dĆa al trabajo solo un instante, pues aunque era su dĆa libre, le anunciaron que le pagarĆan un bono especial por unas horas extras que habĆa hecho, la entusiasmada mujer no duro en ir, pues necesitaba urgente el dinero en efectivo para pagar el arriendo de la casa del que estaba atrasada.
Por ser una visita rÔpida a la oficina, la mujer no se fija en quien estÔ a su alrededor y nadie la acompaña en su recorrido a casa⦠Hoy Margarita se ha descuidado, y la pasarÔ mal.
A pesar de los descuidos, si asegura el necesitado dinero⦠Como habĆa contado a sus amigas, y siguiendo su tradicional precaución, la mujer de abundante busto metió su pequeƱo monedero en el escote. Acomodado el botĆn en su āCaja fuerteā, nadie sospecharĆa que el dinero se hallaba entre sus tetas. AsĆ tomó el transporte pĆŗblico rumbo a su casa.
Mientras Margarita, con el dinero entre sus gordas tetotas estaba en el autobús, no se percató que un individuo no paraba de observarla mientras ella escuchaba música con su teléfono móvil.
Apenas bajo del transporte, se hallaba a unas 7 cuadras de su hogar, Sin ninguna alarma entró en un callejón algo solitario, pero que conocĆa⦠No esperaba nada maloā¦
ā¦Pero el sujeto que la miró en el bus, se habĆa bajado en la misma estación y ya le habĆa puesto el ojo a la mujer, viendo que ingresaba al callejón, supo que era el sitio perfecto para cometer el asalto.
āDame el dinero gorda!ā. Le repetĆa el bandido con una capucha que acababa de colocarse.
La mujer asaltada queda estupefacta al ver el arma del criminal; El hombre estĆ” en sus 20Ā“s, no solo se ve esto en su fĆsico, sino tambiĆ©n por su forma de hablar.
Margarita nerviosa, colabora con lo que le dicenā¦es la primera vez que le apuntan con un arma en sus 35 aƱos de vida.
Tras el susto inicial, Margarita se calma un poco, sólo debe colaborar y todo saldrĆ” bienā¦EL ladrón le pide el bolso y el telĆ©fono móvil; Agradecida de no perder el dinero del pago, la mujer solo espera que el sujeto se marche para ella ir en dirección opuesta⦠Es una perdida el telĆ©fono, pero nunca uso dispositivos muy costosos, y lo repondrĆ” fĆ”cilmenteā¦Peroā¦
..Pero el ladrón a cierta distancia, y sin dejar de apuntarle con el arma, registra el bolso y no tarda en darse cuenta que no hay nada de efectivo.
Si hubiese encontrado algunos billetes en el bolso, hubiera supuesto que asaltó a una persona con poco dinero encima, pero al no hallar nada, es obvio que la mujer lleva en dinero en su cuerpo.
āResponde o te meto tu tiro gordita!ā.
āLo llevo en el escote⦠no me haga nada por favorā.
El ladrón sonrĆe, si tendrĆ” un botĆn despuĆ©s de todo, ahora a obtenerlo.
Margarita ve rĆ”pidamente el doble sentido en la mirada del encapuchado, se apresta a entregarle el dinero, no sin pedirle permiso para mover un centĆmetro de su cuerpo.
āLo sacó?ā.
El bandido se saborea un poco, ya en el bus pudo observar el amplio y dotado escote de la que serĆa su vĆctima, es gordita, pero una buena delantera siempre es gustosa de admirar⦠Y ahora ademĆ”s tenĆa la posibilidad de tocar aquellas gordas tetas!⦠No sólo le robarĆa el dinero en su enorme ābolsillo frontalā, sino que su mano pasarĆa un buen rato.
āMejor yo lo saco, quietica, colabora, y no pasara nadaā.
Alarmada por ser manoseada en sus Ôreas privadas, protestó:
āNo!, olvĆdelo, no me toquesā.
El ladrón no tolerarĆa resistencia alguna en su vĆctima, y reforzando su empuƱadura del arma, la amenaza:
āNo me provoques o te quieres un tiro en la teta!, asĆ que colabora gran tetona!ā
āNo sea asĆ, dĆ©jeme yo le doy el dinero⦠y me deja irā.
āNada de eso, tetas gordas!, eso te ganas por tetona!ā.
Tetas gordas⦠al oĆr esta expresión, Margarita fugazmente recordó a Renata, quien la llamaba de la misma manera; En su mente tenĆa los apartes de la conversación con sus compaƱeras de trabajo⦠especĆficamente lo dicho entonces por Renata:
āTodo lo que tienes que hacer, es pegarle en los huevos al hombre!, con eso lo dejas en el sueloā. Sentenció Renata.
āTĆŗ lo ves muy fĆ”cil, pero una se muere de miedo en ese momentoā. Respondió una de las presentes.
Margarita aportó: āYo no sabrĆa que hacer⦠me quedarĆa como una muerta⦠no soy capaz de hacer nadaā.
āPĆ©gale en las bolas Margarita!ā. Le recalcó y animó Renata, ya lo he hecho, y los he dejado en el piso llorando.
āNo, no me atrevoā.
āElla tiene razónā¦si te resistes, te puedes ganar un tiro, o una puƱaladaā. AƱadió otra de las presente, poniĆ©ndose del lado de Margarita.
āPĆ©gale ahĆ abajo cuando estĆ© descuidado, asĆ no podrĆ” defenderse de ti!ā.
Ante nuevas dudas por parte de las prevenidas compañeras de labores, Renata complementó:
āEs natural sentir miedo, pero en ese momento busquen dentro de ustedes algo de rabia, y eso les darĆ” valor!, que acaso no les da rabia que se lleven tu dinero, o tus aretes que tanto te costó comprar⦠Entonces desquiten esa rabia contra las bolas del hombreā¦hĆ”ganlos sufrir!ā.
El consejo de Renata era muy fiable y oportuno ahora siendo asaltada⦠El problema era el miedo, pero el ser ultrajada con la inminente metida de mano a su busto, provocó ese necesario enojo, el enojo que armó de valor a la amenazada mujer⦠Margarita se decidió a arriesgar defenderse con un golpe bajo⦠pero tendrĆa que esperar la oportunidad como habĆa dicho Renata.
El hombre se mordĆa los labios al acercĆ”rsele, los dedos de su mano izquierda se impacientan por tocar el pecho femenino⦠AsĆ abre hacia un lado la escotada blusa, dejando mĆ”s de media teta de Margarita al aire libre, la mujer se siente humillada por el acto del criminal, pero no dice nadaā¦.
Le mete la mano en el escote y se regodea!... y lo hace lento! su mano frĆa y criminal hurga descaradamente entre las tetas de Margarita; El dinero no lo encuentra tan fĆ”cil, pero lo esperaba⦠tiene tantas tetas que el botĆn siempre se esconderĆ” mejor hasta el fondo del pecho⦠y aĆŗn no llega allĆ”!
La mujer ofendida reacciona verbalmente:
āPervertido!!ā.
Pero no ha dejado de calcular su plan⦠esperar el momento justo para darle un buen golpe bajo.
Y ese momento es cuando el criminal estĆ” mĆ”s distraĆdo. Ni siquiera ha tomado aĆŗn el dinero, ya le ha ubicado pero no lo toma todavĆa, simplemente se ha dedicado a palpar toda la piel posible de esas mamas.
Margarita ve su oportunidad⦠es perfecta, el arma del ladrón estĆ” apuntando hacia un lado, se halla totalmente fuera de peligro pues el condenado sujeto esta tan entretenido, de frente y muy pegado a la mujer, que no puede ver quĆ© sucede debajo del busto de Margaritaā¦Y es abajo en donde ella ha acomodado sus caderas, y prepara su rodilla para dar el esperado golpe defensivo.
La mujer usa toda la potencia de sus caderas, para proyectar su muslo y rodilla contra la virilidad entre las piernas del ladrón.
La gruesa rodilla derecha de Margarita se hunde en el bajo vientre masculino, impactando el bulto en los pantalones del criminal. La amplia rotula lleva ambos huevos hasta estrellarlos contra sus músculos y huesos pélvicos.
La deformación gonadal se acompaña de un electrizante estimulo de dolor que asciende desde la pelvis hasta la boca del estómago del ladrón.
Ha sido un golpe contundente y aturdidorā¦simultĆ”neamente al ser golpeadas las esferas genitales del varón, sus otras esferas⦠es decir sus ojos, se abrĆan al mĆ”ximo, y era el instante en que su cerebro de machista y criminal recibĆa el intenso dolor⦠La respuesta es inmediata, haciendo al hombre gritar a todo pulmón:
āAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!!!!!ā.
Sincrónicamente, su mano derecha afloja haciendo que suelte el arma, mientras la atrevida mano opuesta, va en retirada, abandonando el escote de Margarita⦠y sin el botĆn que buscaba.
Todo lo anterior ocurrido en 2 segundos, provoca que el lastimado macho de un par de pasos atrĆ”s, buscando alejarse de su agresora; Por su parte la mujer no se pone a celebrar, y se halla mĆ”s que lista a emprender la huida⦠ni siquiera piensa en el bolso y el telĆ©fono que le ladrón acaba de soltar al suelo tras el golpe bajoā¦No se le acercarĆ” para nada!.
Mientras escapa, puede observar al sujeto doblarse y caer de rodillas, el impacto en sus huevas es contundente y termina con la cara en el piso... le han dejado muy mal.
El ladrón levanta un instante su cara de agonĆa, y la arruga con el enfado subsiguiente⦠le grita a la mujer:
āMalditaaaa!!!!, me las pagarĆ”s!ā.
āMalditaaaa!!!!, me las pagarĆ”s!ā.
Haciendo un intento en vano de incorporarse, el ladrón busca con la mirada el arma, ni él ni la mujer saben en donde quedó con la abundante basura en el suelo.
Margarita salió presurosa del callejón, apenas ve gente, grita de inmediato que la ayuden, que alguien llame a la policĆa.
Una multitud se le acercó a auxiliarla, hubieran actuado contra el adolorido criminal, pero la mujer advirtió que estaba armado, asĆ que nadie se atrevió a ingresar al callejón. Dado el escĆ”ndalo, no tardó en hacer presencia un oficial de policĆa; Durante todo este tiempo, Margarita tenĆa el corazón a mil por hora.
Prontamente el agente ingreso al callejón, inicialmente no encontró a nadie, parecĆa que el pervertido criminal habĆa emprendido la huida, pero no tardaron las autoridades en establecer una bĆŗsqueda intensa; Y no habĆan pasado 15 minutos cuando era aprehendido el criminal⦠su actitud sospechosa le delatóā¦
Unos agentes motorizados, observaron a un hombre caminar de forma sospechosa, con una mano en la entrepiernaā¦
ā¦Le abordaron y detuvieron, hallĆ”ndole un arma. El sujeto daba muestras de dolor.
Todo fue gracias al rĆ”pido testimonio de Margarita, quien habĆa contado como se habĆa escapado del ladrón. Sabidos del golpe bajo dado a este, fue muy obvio para los motorizados el sospechar de un individuo que caminaba sobĆ”ndose las partes nobles.
Y asĆ fue capturado el criminal, era uno de la banda que azotaba esa parte de la ciudad, actuaban de forma individual, pero estaban bajo un mismo mando, quien les daba protección, escondite y se encargaba de vender los artĆculos robados.
Margarita fue una heroĆna, puso su denuncio valientemente y el ladrón pasó a la penitenciaria, donde quedarĆa guardado un buen tiempo⦠Y mĆ”s cuando siguiendo el ejemplo de la valerosa mujer, otras vĆctimas del mismo sujeto presentaron tambiĆ©n sus respectivas denuncias.
La gordita habĆa recuperado sus pertenencias (bolso y telĆ©fono)⦠su āCaja fuerteā habĆa sido asaltada el dĆa de hoy, pero el dinero nunca habĆa visto el exterior. HabĆa contado con suerte de que el ladrón se distrajera con sus atributos⦠pero ese no era problema de ella. AllĆ” Ć©l si decidió bajar la guardia ante su vĆctima, Margarita seguirĆa protegido sus bienes, en donde mĆ”s seguro los creyera.
Al dĆa siguiente vaya que hubo comentarios y risas, cuando sus compaƱeras escucharon la impactante anĆ©cdota de su bustona amiga contra el mani-largo ladrón.
Fin.
Gracias.
Comentarios a zatniktiel@hotmail.com
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