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El golpe a la puerta perturbó el sueño de Franko Tavala.
āRey Franko, despierteā¦
Era la voz de Alexander.
El atractivo rey salió de la cama con el cuerpo musculoso. Era alto y con deseos de volver al poder para devolver la paz a su pueblo.
āRey Franko lo solicita el emperador para la reunión, ĀæestĆ” usted bien? āpreguntaba Alexanderā. Si no abre la puerta la tirarĆ©.
āEstoy vivo, Alexander āindicó Franko cogiendo una laminilla de cristal que estaba cerca de la puerta, por un lado tenĆa la famosa inscripción "Con la tecnologĆa de Saurom"ā. Simplemente me quedĆ© dormido. Gracias por avisarme. ĀæEstĆ”s solo ahĆ en el pasillo?
āSĆ, mi rey.
Por su propia seguridad y creyendo que podĆa ser una emboscada Franko colocó la laminilla en la puerta y con ella pudo observar a travĆ©s del objeto. En el panel se dibujó el fornido cuerpo de Alexander que vestĆa con una pulcra camisa negra y un pantalón entallado de color gris que hacĆa prominente el bulto en su entrepierna. Franko inspeccionó las paredes sin encontrar nada anormal. Apagó la lĆ”mina y abrió la puerta.
āMi rey āse inclinó Alexanderā, el emperador Kadar lo estĆ” esperando para la reunión.
āLo sĆ©. He estado tan cansado que me quedĆ© dormido. JamĆ”s creĆ que se atreviera a hacer una reunión entrando la madrugada. EspĆ©rame en la entrada de la torre con cinco de los muchachos de seguridad.
āComo lo ordene, mi rey.
Alexander salió de la habitación mientras Franko buscaba la ropa y envolvĆa sus piernas en un pantalón, se colocó una camisa negra y los zapatos. Abandonó la estancia dejando sobre la mesa su espada considerando que no era necesario utilizarla. Caminó con sus hombres al ala del palacio donde lo esperaba el emperador Kadar.
āSu majestad lo espera adentro āindicó uno de los guardiasā. EstĆ” en el salón en solitario esperĆ”ndole por lo tanto debe ingresar allĆ sin compaƱia.
āĀæPor quĆ© en solitario? āquiso saber Franko.
āAsĆ lo ha ordenado. Creo saber que estĆ”s en Nilo solicitando la ayuda del emperador para liberar la desgracia que cayó en tu nación. EstĆ”s aquĆ para obedecer.
Al escuchar aquellas palabras Alexander sacó la vaina de su pantalón y pulsando el interruptor acercó la hoja de su espada a la garganta del soldado Nilense.
āCuida tu boca al expresarte con el rey de Arkadia ārugió amenazante sin dar importancia a las mĆŗltiples espadas que lo apuntaban.
āTodo estĆ” bien, Alexander. Baja tu arma te lo ordenoā¦ā¦ā¦ Perfecto, entrarĆ© ahĆ. EstĆ©n esperĆ”ndome.
Antes de entrar Franko tuvo que pasar por un detector de armas que con un lĆ”ser elaborado con la tecnologĆa de la nación mĆ”s poderosa de ese mundo no encontró instrumento bĆ©lico en Ć©l.
Solemnemente penetró a la estancia caminando lentamente y con la manos tras la espalda. La puerta fue cerrada y ahora estaba ahà en solitario con Kadar en aquellas robustas paredes.
āNo hace falta que asistieras a esta reunión privada asĆ vestido āhabló Kadar dejĆ”ndose ver por la luz.
Franko tragó saliva. El moreno emperador de Nilo era un semental joven para su edad. Su fuerte cuerpo en forma se iluminó con las luces pareciendo formidable, tenĆa el cabello negro y una cara que se denotaba cruel e imponĆa respeto. Estaba vestido con un short de color rojo.
āQuitate la ropa para que hablemos, prĆncipe.
Franko lo volvió a mirar interrogador, ĀæserĆa que a caso el Ćŗnico favor que le cobrarĆa por recibir su ayuda era que fuera su esclavo sexual? En el planeta Rojo no existĆan las orientaciones sexuales asĆ que era tĆpico ver relaciones homosexuales o heterosexuales.
āĀæPor quĆ©? āpreguntó Franko.
āPorque asĆ yo lo ordeno ārespondió Kadar con la mirada desafiante.
Franko si sabĆa lo que le convenĆa tendrĆa que obedecerle. TenĆa que retomar el poder en Arkadia. Desabrochó la camisa y la dejó caer al suelo.
Kadar le miró el pecho. Sus dedos se apretaron en puƱos. Sus ojos vagaron desde el hermoso rostro del prĆncipe hasta sus definidos abdominales esperó paciente a que desabrochara el pantalón. Reconoció como la polla estaba ubicada en la ropa interior negra, era alargada con un par de cojones que colgaban jugosos.
Franko y Kadar se dirigieron miradas en un silencio incómodo.
Kadar sonrió y se acercó a Franko, el arkadiano pensó que el emperador lo tomarĆa como su objeto sexual a cambio de ayuda para defender su reinoā¦ā¦ā¦ eso serĆaā¦ā¦ā¦ en cambio no salió palabra alguna de la boca del emperador que frente a Ć©l lo agarró de sus gordas bolas.
Franko inhaló bruscamente.
āAquĆ estamos para negociar āindicó Kadar mientras apretaba los rollizos testĆculos. No pasó mucho tiempo antes de que Franko lanzara un gemido profundoā. EscuchĆ© en las noticias que tus ciudades arden en el desastre en medio del caos, guerra y muerte. EstĆ”n controladas todas las entradas y salidas, los puertos estĆ”n tomados y llegó un cargamento de escorpiones acorazados.
Cuando Franko creyó que su tortura habĆa terminado en el momento que Kadar lo soltó de las pelotas notablemente se habĆa equivocado. El emperador envió su rodilla entre las piernas abiertas de Franko, destrozando sus bolas como un par de pizzas.
Franko hizo un rugido y sus ojos se cruzaron ligeramente.
āTe garantizo la recuperación de tu reino āofertaba Kadarā te darĆ© ayuda con toda la cantidad de mis hombres que sean necesarios, pondrĆ© a disposición mis trenes continentales para trasladarlos, dialogare con naciones vecinas para el recibimiento y recuperaremos Arkadia. Ā”Aparta tus manos de ahĆ!
Una y otra vez, Kadar pateó las huevas de Franko, haciendo que gritara y chillara. Finalmente, sus ojos perdieron el foco mientras Kadar soltaba la séptima patada dura.
āY cuando digo que recuperarĆ”s Arkadia es porque la vas a recuperar. Kadar nunca ha perdido una guerra. Pero quiero una gratificación de tu parte⦠ālo miró a los ojos y sonrió e introdujo la mano en las gónadas de Franko, haciendo que soltara un gemido agudo.
Una y otra vez procedió a aplastar en su palma los ovalados orbes.
āA cambio de mi ayuda āindicó Kadar ā quiero tus 16000 kilómetros de costas.
ā”¿QuĆ©?!
Kadar apretó el puƱo, aplastando los testĆculos y expulsando el aire de los pulmones de Franko.
El guapo arkadiano soltó un gemido estrangulado y se tambaleó hacia atrÔs.
Kadar fue tras Ʃl.
āEs todo lo que ofrezco a cambio de mi ayuda, los 16000 kilómetros de playa corresponden a 4 regiones de tu nación, quiero administrarlas, asignar un capitĆ”n y que sean propiedad de Nilo.
Franko se lamentó de dolor. Le estaba proponiendo que sus territorios pasaran a ser parte de Nilo. ¿Estaba loco a caso? Era ceder el 31% de su nacion.
Kadar sujeto la punta de los dedos alrededor de la bolas de Franko.
Los ojos de Franko se volvieron blancos y gritó tan alto como pudo.
āSerĆ© condescendiente contigo āindicó Kadarā. Y te darĆ© dos minutos para que lo pienses sĆ o no. Aceptas mi ayuda con ese agradecimiento.
Dejó a Franko reposar mientras se distanciaba de él. El emperador se dirigió a una pantalla contra la pared donde se estableció un cronómetro de dos minutos que se iban a cero.
Franko dejó de acariciar sus pelotas y doblado intentó pensar en frĆo. Se llevó las manos a la cadera queriendo poner las ideas en orden por el bienestar de su nación.
ĀæPara recuperar el trono debĆa dejar de lado la autonomĆa de algunas regiones?
La polla de Kadar comenzó a temblar dentro de su short, mientras el cronómetro se iba a cero observó su creciente entrepierna. Lentamente engordaba hasta ponerse dura como roca.
Franko seguĆa pensando, rĆ”pidamente mientras el reloj transcurrĆa.
60 segundos, treinta, quince, cinco segundos, tres, unoā¦
āĀæY bien, prĆncipe Franko? āpreguntó con Ćnteresā. ĀæAceptas mi ayuda?
āS⦠SĆ, peroā¦
āPero ĀæquĆ©?
Kadar se acercó al prĆncipe y empezó a quitarle la ropa interior, seguido deslizó sus dedos sobre el cuerpo de Franko hasta que se acercaron al escroto colgante. Kadar acarició el pesado escroto y se lamió los labios mientras se iluminaban sus ojos.
Las bolas de Franko parecĆan estar llenas hasta el lĆmite de semen. Un hilo delgado de lĆquido transparente y pegajoso se filtraba por su enorme y duro pene.
Franko tragó saliva.
āAceptarĆ© tu ayuda, emperador peroā¦ā¦ā¦ no puedo donar territorios costerosā¦ā¦
Kadar deslizó la punta del dedo Ćndice de su mano libre sobre la brillante cabeza de la polla de Franko.
Kadar se llevó el dedo a los labios lamiĆ©ndolos sintiendo el calor en su interior. Era solo una pequeƱa gota, pero podĆa sentirlo correr por su garganta y llenar su estómago con un resplandor cĆ”lido y cómodo.
Inhaló profundamente y abrió los ojos.
āA cambio de donar todo mi territorio insular, ofrezco por tu ayuda la Ciudad de Eglis, la mĆ”s grande con salida al mar, con mucha actividad en su puerto y población, equivale por su producción a donar todas las regiones con saliad al mar.
Kadar se mordió el labio inferior y miró el miembro del arkadiano. De todas las regiones era aquella la que querĆa.
āAcepto no conforme tu respuesta āmurmuró antes de agacharse y envolver sus labios alrededor del falo grande y gordo de Franko, tomĆ”ndolo tan adentro de su garganta como pudo. Al mismo tiempo, envolvió sus manos alrededor de los gordos cojones y apretó fuerte.
Franko soltó un leve gemido.
Kadar comenzó a balancear la cabeza, dando al prĆncipe la mamada mĆ”s cĆ”lida de su vida mientras aplastaba y aplastaba sus tiernos testĆculos lo mĆ”s fuerte que podĆa, clavando sus dedos en la suave y carnosas bolas del arkadiano.
No pasó mucho tiempo hasta que el primer delicioso lote de semen fluyó por la garganta del emperador. Fue increĆble y alucinante. Era diferente a todo lo que habĆa sentido. Kadar tragó saliva hambriento, tragĆ”ndose cada gota y chupando con fuerza la polla de Franko hasta que estuvo seguro de que no quedaba nada dentro de sus huevos.
āEn el transcurso de la maƱana prepararĆ© a un centenar de militares ādijo al terminarā. Nos adueƱaremos de los puertos arkadianos y permitiremos el ingreso de los buques nilenses cargados con tanques blindados, debes convocar a toda tu gente para la hora de la resistencia.
Kadar se lamió los labios y volvió a agarrar las bolas de Franko, haciéndolo gruñir de dolor.
āTodavĆa estos tanques siguen llenos.
Y comenzó a aplastar y apretar las bolas de Franko, envolviendo su gorda polla con la boca y chupando ansiosamente, haciendo que el prĆncipe gimiera y gruƱera de dolor.
La segunda eyaculación tardó un poco mÔs, pero finalmente Kadar fue recompensado con otra potente carga de leche cremosa y salada que tragó con entusiasmo.
Kadar retorció los huevos de Franko, apretando tan fuerte como pudo, metiendo los pulgares en las gónadas provocando gritos angustiados en el prĆncipe de Arkadia.
La tercera explosión de semen sabĆa incluso mejor que las dos anteriores, rica, salada y fresca.
La cuarta era ligeramente mĆ”s pequeƱa que las otras, asĆ que Kadar apretó con mĆ”s fuerza y āāmĆ”s fuerza cuando comenzó a persuadir a una quinta.
Kadar le dio un puƱetazo a las bolas de Franko, golpeƔndolos una y otra vez.
Franko gritó de dolor, cerrando los ojos acurrucÔndose para agarrar sus bolas cuando se las soltaron.
āIrĆ© a mi aposento āse incorporó Kadarā. MaƱana a primera hora empieza la misión Rescate de Arkadia, asĆ que descansa y prepĆ”rate, prĆncipe.
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