Era una noche especial de lucha en Guerreros ya que algunos nuevos talentos estaban haciendo su debut contra el grupo local de la empresa. El pĆŗblico se habĆa entusiasmado con todos los combates anteriores de la noche y era el momento del penĆŗltimo combate antes del evento principal.
Las luces se atenuaron y las pantallas de vĆdeo comenzaron a reproducir una mezcla de todos los logros del luchador Fernando con sus fantĆ”sticos movimientos en el cuadrilĆ”tero. Un poco de confeti se disparó en el aire por la rampa hacia la arena cuando Fernando apareció en la entrada, se pavoneó lleno de confianza hacia el cuadrilĆ”tero, llevando un ajustado calzoncillo blanco que se adherĆa a su cuerpo. Saludó a la fanaticada y subió al cuadrilĆ”tero para hacer una rĆ”pida flexión de los brazos y mostrar al pĆŗblico su sonrisa de niƱo bonito.
La voz del locutor retumbó en todo el escenario:
«”Señoras y Señores espero que estén preparados para un verdadero regalo! Ya que esta noche su oponente es uno como ningún otro! El pirómano Carlos Troconis quiere dar la pelea».
El retador salió a la parte superior de la rampa mientras sonaba su tema musica. Usaba una chaqueta sin mangas con una capucha que le cubrĆa la mitad de la cabeza y un ajustado calzoncillo color rojo. Ā”El fuego se disparó a su alrededor hasta que se levantó y rĆ”pidamente tiró de la capucha hacia atrĆ”s haciendo que el fuego explotara desde el escenario y los postes del cuadrilĆ”tero. Bajó al ring mientras el pĆŗblico lo aclamaba. Subió por las cuerdas y se puso de pie en su esquina sonriendo mientras se quitaba la chaqueta.
āDime, hombre āhabló Carlos hacia su rivalā, Āæhas aprendido alguna vez lo que pasa cuando juegas con fuego? ājuntó las manos y empezó a crujir los nudillos mientras mantenĆa los ojos clavados en Ć©l, el Ć”rbitro sonó la campana.
Los dos contendientes se rodearon, Fernando intentó aplicar un candado de cuello, pero Carlos fue mĆ”s rĆ”pido y lo devolvió de regreso a su esquina con una patada al pecho, haciendo que Fernando se quedara sorprendido de la destreza del novato que semanas atrĆ”s habĆa perdido contra Miguel Salcedo.
Carlos se acercó a Fernando cuando iba a atacar, Fernando lo agarró de los brazos y lo hizo girar de espalda al tensor, le sonrió y le dio un cabezazo para desorientarlo.
En respuesta Carlos le devolvió el cabezazo.
Fernando retrocedió un par de pasos con su mano frotĆ”ndose la frente. Se preguntó si acaso Carlos tenĆa una placa de acero en el crĆ”neo porque eso le dolió mĆ”s que cualquier otro cabezazo que hubiera recibido en su vida.
Carlos sacudió la cabeza para despejar los ojos, luego se acercó rÔpidamente a Fernando, con una sonrisa siniestra, se agachó y se deslizó por detrÔs de él, metiendo los brazos por debajo de los de Fernando y bloqueÔndolos detrÔs de su cuello, ejecutando una llave Nelson.
Fernando gruñó y Carlos logró mantener el agarre por unos momentos hasta que lo levantó y giró en el aire para estrellar su espalda en la rodilla con un movimiento rompe espalda.
Fernando rebotó y gritó de dolor rodando hacia las cuerdas con una mano en la parte baja del lomo.
Carlos se echó a reĆr viĆ©ndolo claramente dolorido. Lo agarró del pie, y lo arrastró lejos de las cuerdas. Se sentó sobre su espalda y levantó sus brazos por encima de sus rodillas en un camel clutch. JalĆ”ndolo hacia atrĆ”s doblĆ”ndole por la mitad. Fernando gritó de dolor.
āĀ”Eso es, zorra! Grita! āse burló Carlos doblĆ”ndolo mĆ”s hacia atrĆ”s, haciendo todo lo posible por destrozar su espalda.
Fernando apretó los dientes sintiendo que su pene se ponĆa duro. Movió los brazos intentando deslizarlos fuera de las rodillas de Carlos de forma desesperada.
Carlos levanto el puño, golpeando a Fernando en la cabeza una y dos veces. Sin darse cuenta de que los brazos de su rival estaban casi libres. El brazo derecho se desprendió de la rodilla y la otra mano se deslizó por la rodilla izquierda de Carlos. Usando ambas manos y agarrando su tobillo derecho, apretÔndolo con fuerza con, retorciéndolo para empujarlo lejos de él.
Carlos cayó de espaldas y sobre la lona.
āĀæTe gusta, maricón? ārugió Fernando levantĆ”ndose y manteniendo a Carlos agarrando del tobillo, ahora doblĆ”ndolo.
El público aplaudió aprobando la delantera de Fernando.
Carlos apretó los dientes y gruñó sintiendo el dolor en su tobillo torcido. Intentó mover el otro pie, pero Fernando lo inmovilizó, sus gruñidos se volvieron mÔs fuertes. Desvió la mirada a las cuerdas queriendo arrastrarse hacia ellas.
Fernando se echó a reĆr viĆ©ndolo sufrir y retorcerse.
Carlos pudo arrastrarse lo suficientemente cerca, pero Fernando lo mantuvo agarrado del tobillo hasta que lo soltó finalmente.
Cuando Carlos intentaba ponerse de pie, su rival lo agarró del cabello, tiro de su cabeza hacia delante y clavó su antebrazo en la mandĆbula con un feroz European Uppercut.
Un aturdido Carlos retrocedió hasta las cuerdas. Se agarraba la mandĆbula comprobando que estuviese bien despuĆ©s del duro golpe recibido. Gruñó mirando a Fernando proyectando toda su ira.
Fernando sonrió como respuesta a la reacción de su enemigo. SentĆa adrenalina en su interior. Se acercó a Carlos y lo agarró de la muƱeca y le dio un fuerte tirón para lanzarlo contra las cuerdas del cuadrilĆ”tero que rĆ”pidamente lo empujaron al centro del ring, para recibirlo, Fernando dio un salto para clavarle una patada de dropkick que lo hizo caer sobre la lona.
RĆ”pidamente Fernando cayó sobre Carlos, colocĆ”ndole el paquete en la cara y plantando sus manos en los pectorales mientras el Ć”rbitro caĆa a un lado golpeando la lona. El pĆŗblico estalló en aplausos. Carlos gruñó rebotando sobre la lona comunicando que todavĆa tenĆa fuerzas para continuar con el combate.
Fernando dio un golpe a la lona con furia. Agarró a Carlos del cabello y lo hizo ponerse de pie. Le sonrió y enganchó una de sus manos detrÔs de su cuello y saltó y plantando sus rodillas en su pecho, cayendo de espaldas a la lona.
Carlos gritó y tambiĆ©n cayó a la lona agarrĆ”ndose el pecho. Se movĆa de un lado al otro.
Fernando sonrió poniĆ©ndose de pie. Apretando el puƱo se acercó a Carlos, sin esperar que de su parte iba a recibir una demoledora patada en los testĆculos con la planta del pie. Fernando gritó con los ojos abiertos como platos y rodó hacia un lado agarrĆ”ndose la entrepierna con la cara retorcida en agonĆa.
Carlos se levantó sintiĆ©ndose menos misericordioso. ā”””Ven aquĆ!!! āgruñó agarrando a su rival de la cabeza y golpeĆ”ndolo con la rodilla, ”””Una y otra vez repartiendo en venganza!!!
Fernando gimió, estaba con el cuerpo sudado mientras que su bañador color blanco se abulta a lo grande.
Sabiendo que ya estaba aturdido, Carlos hizo levantar a su oponente, aplicó un suplex para hacerlo caer de espaldas. Retumbando la lona de pelea. Fernando quedó con la torcida de dolor, su cuerpo estaba entumecido mientras que sus bolas todavĆa palpitaban doloridas.
āĀæDónde estĆ” la confianza, cabrón? āse burló Carlos poniĆ©ndose en pieā. Tan engreĆdo antes āpisó su tobillo, luego el otro, despuĆ©s se apartó y pisó una de sus manos hasta terminar dejando caer una rodilla sobre la cabeza de Fernando.
El hombre rodó a un lado con la mano frotando su frente mientras sacudĆa la cabeza de lado a lado. Empezó a rodar hacia la esquina.
āĀæA dónde vas? āgritó Carlos. Sonrió siniestramente mientras se acercó a Ć©l. Lo agarró del cabello y de la parte trasera de su baƱador, levantĆ”ndolo hasta dejarlo caer sobre su rodilla clavĆ”ndola en las costillas.
Fernando gritó de dolor y rodó por la lona agarrĆ”ndose a un lado del cuerpo. Carlos se echó a reĆr viĆ©ndolo retorcerse de dolor. Lo agarró del brazo y lo arrastró hasta las cuerdas, le dio la vuelta sobre la del medio, y colocó una pierna sobre su nuca, presionando con fuerza para ahogarlo en las cuerdas.
El Ôrbitro se acercó para hacer la cuenta inicial. Cuando apenas iba por el número 2, Carlos apartó la pierna y corrió al lado opuesto del cuadrilÔtero, rebotando contra las cuerdas y regresando a toda prisa contra Fernando estrellando la rodilla en su cara.
Fernando cayó atontado, abierto como un Ôguila sobre la lona. Carlos subió al tensor superior y miró hacia abajo, hacia el cuerpo desparramado de su oponente, luego con una respiración profunda, saltó abierto de brazos y piernas sobre el torso de Fernando, sacÔndole a martillazos el aire de los pulmones.
Con sus abdominales también doloridos, Carlos sujetó la pierna de Fernando y el Ôrbitro se acercó para hacer la cuenta. El público estalló de emoción.
Fernando gimiendo debajo de Carlos intentó concentrarse con el mundo entero girando a su alrededor. Carlos puso todo su peso sobre los hombros y tiró de la pierna hacia arriba hasta donde pudiera llegar.
Fernando reunió fuerza y dio una patada con la pierna libre en dirección a una de las cuerdas que rodeaban el cuadrilÔtero. Evitando ser declarado perdedor en la cuenta número 3. El Ôrbitro le dio un golpecito en el hombro señalando el pie.
āĀ”Que asĆ seaā¦! ādeclaró Carlos observando la acción. Agarró a Fernando del brazo y lo llevó al centro del ring, luego hizo un gator roll envolviendo sus piernas y encerrĆ”ndolo en un candado Lebell, tirando violentamente del brazo y hombro del oponente.
Fernando gritó de dolor. Sus botas golpearon la lona del cuadrilĆ”tero. Intentó acercarse a las cuerdas del cuadrilĆ”tero siendo difĆcil desde su ubicación al centro.
Carlos tiró sin piedad, lastimando brazo y hombro hasta que finalmente lo soltó y no para dejarlo descansar. Si no para agarrar un puƱado de su cabello y arrastrarlo. Luego rodeó su cabeza con el brazo y tiró de sus calzoncillos aplicando una suplex de pie. Con un ruido sordo su cabeza se estrelló contra la lona, haciendo girar su mundo de nuevo, el pecho de Fernando subĆa y bajaba y sus ojos revoloteaban.
Carlos lo levantó de nuevo subiéndolo a sus hombros en una posición de tortura doblÔndolo sobre sus hombros, lo llevó a los tensores. Subió con cuidado hasta el tensor central con Fernando sobre sus hombros como un trofeo antes de saltar y lanzar un Ragnarok finisher desde lo alto. Haciéndolo caer sobre su cabeza y cuello.
El público estaba conmocionado con el espectÔculo. Fernando se quedó tendido mirando parpadeando con la mirada totalmente perdida.
Carlos sonrió con la visión tan patĆ©tica de uno de los luchadores favoritos de la compaƱĆa derrotado. Se acercó a Ć©l presionando su bulto contra su cara y el Ć”rbitro fue con ellos haciendo la cuenta.
El paquete de Carlos presionó contra la cara de Fernando, su olor de macho llenó sus pulmones y provocó que su polla palpitara y se retorciera con fuerza marcÔndose claramente en su calzoncillo.
El Ôrbitro hizo la cuenta. El sudor se acumulaba en el cuerpo de Fernando, que estaba magullado y dolorido. Gritó bajo la piel de Carlos y el Ôrbitro contó fÔcilmente 3.
La campana sonó.
Carlos se levantó colocando un pie en la cara de Fernando. Sonrió y se dio la vuelta para salir del cuadrilÔtero caminando por la rampa dejÔndolo atrÔs.
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