Carlos estaba muy emocionado de enfrentarse al famoso Miguel Salcedo. Lo esperaba sobre el cuadrilƔtero vistiendo una tanga de color rojo.
Miguel subió al ring sintiĆ©ndose imponente. Su paquete se movĆa de un lado a otro. Estaba descalzo y le dirigĆa una mirada de arrogancia a su rival.
āSi tĆŗ no lo penetras, el te cojerĆ” a ti āle anunció El Patrónā. AdemĆ”s recuerda que entre el pĆŗblico estarĆ” tu fan nĆŗmero uno, se pondrĆ” muy triste si alguien te folla.
Al sonido de la campana la lucha inició, Miguel comenzó con un golpe de antebrazo en los gruesos pectorales de Carlos, empujÔndolo contra las cuerdas.
No le dio tregua y comenzó con una serie de golpes de antebrazo en el pecho y remató con una fuerte patada en las bolas de su rival.
āĀ”Aaaaay! āgritó Carlos con los ojos muy abiertos, enseguida se dobló.
Miguel lo tomó del cabello y lo azotó con dos fuertes bofetadas en la cara.
Lleno de dolor por sus palpitantes bolas, Carlos continuó doblado, sobÔndose los huevos con las manos.
MIguel lo abandonó y se subió sobre las cuerdas gritando hacia el público:
āĀæPuede alguien traer a un hombre para que luche conmigo?
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cross body slam |
Carlos para no regalarle tiempo de recuperación, se giró para sentarse sobre sus grandes pectorales. Golpeando con los puños a ambos lados de la cabeza de Miguel.
Apartó el culo de los pectorales de Miguel agarrÔndolo del cabello. Lo obligó a ponerse de rodillas, frotando su polla contra la cara del apuesto luchador.
āAsĆ es como debes estar, mamando āse burló Carlos doblando el bĆceps, luego lo hizo poner de pie, empujando su cara hacia abajo en una llave de cabeza, aplastĆ”ndola con sus musculosos brazos, apretando contra sus abdominales.
Furioso desde que le frotó la verga en la cara, Miguel levantó a Carlos con la fuerza de sus brazos y lo hizo caer sobre su rodilla. Lastimando su espalda.
Carlos emitió un fuerte grito de dolor con la espalda arqueada sobre la rodilla de Miguel. Cuando cayó sobre la lona se retorció de agonĆa.
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Llave de cangrejo |
āAAAAAAaaaaaarh āgritaba Carlos con la espalda dolorida. Su abultada entrepierna quedó expuesta al aire rebelando una dura erección.
āRĆndete, hombre āse burló Miguelā, es lo mejor para ti āsoltó una de sus piernas y metió la mano dentro de la tanga, apoderĆ”ndose de la polla.
āĀ”Hijo de puta! āgritó Carlos sintiendo que un hilo de presemen salió de su pene para lubricar los dedos de Miguel.
A Miguel Salcedo no le importó, solo le aplicó una fuerte bofetada en las bolas.
ā”””MIS BOLAS!!! VAS A PAGAR POR ESTO, HIJO DE PUTA
āQuiero que te rindas, es la mejor solución para ti. āle frotó el pene que volvió a chorrear mĆ”s lĆquido preseminal y despuĆ©s volvió a golpearle las bolas.
Carlos gritó de dolor al sentir el golpe en sus palpitantes bolas, repletas de su jugo de macho. Por su rostro se deslizaron lÔgrimas por el dolor en su espalda arqueada y el castigo sufrido en sus pelotas. Sus manos se clavaron en la lona, desesperado por intentar acercarse a las cuerdas. Miguel intentó poner resistencia, pero Carlos se aferró a la cuerda inferior, se vio obligado a soltarlo del agarre.
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llave de bulldog |
El rostro de Miguel Salcedo sonó muy duro con el impacto, dejÔndolo momentÔneamente aturdido.
āEs hora de la revancha, engreĆdo de mierda āanunció Carlos, sentĆ”ndose en la parte baja de su espalda, levantó los brazos de Miguel por encima de sus rodillas, aplicĆ”ndole una llave de camello. Frotó una mano sobre sus glĆŗteos desnudos y le regaló una palmada, luego deslizó su mano entre los muslos y envolvió los dedos alrededor de las bolas, dĆ”ndoles un apretón y un giro.
ā”””AAAAAAAAAAAAAAAAH!!! āgritó Miguel.
āLa venganza es dulce āafirmó Carlos. Lo soltó de los testĆculos y llevó ambas manos alrededor de sus pectorales, frotó los dedos en sus pezones duros y arqueados.
āĀ”Aaaaah, ay! Voy a acabar contigo.
Haciendo uso de su fuerza Miguel se defendió dÔndole un codazo directo en la cara, se soltó y saltó hacia las cuerdas. Siendo detenido por Carlos que lo agarró de los tobillos, intentando empujarlo al centro del ring.
āĀ”No lo harĆ”s, hijo de puta! ānegó Miguel, le dio una patada en la mandĆbula.
Carlos rodó por la lona, quejÔndose de dolor. Miguel Salcedo se inclinó sobre él, encerrando su cabeza con una llave de tijera, forzando su cara en los glúteos. Apretó fuerte con el objetivo de asfixiarlo. El bulto en la trusa de Miguel comenzó a revelarse grande y bulboso.
Aumentó la presión forzando la cara de Carlos mÔs profundamente en sus nalgas.
Carlos atacó a golpes los muslos de Miguel, intentó separarlos. Se estaba debilitando por la falta de aire. Se movĆa desesperado agotando sus fuerzas. El pene y sus bolas se perfilaban en la tanga como una segunda piel.
Los gemidos ahogados de Carlos se volvieron mƔs dƩbiles.
Miguel mantuvo el apretón hasta que no lo escuchó volver a quejarse. Lo tomó de los pezones y los retorció con fuerza. No hubo reacción por parte de Carlos, asà que lo soltó con cuidado y se puso de pie de un salto. Carlos estaba mareado con los ojos muy abiertos dando bocanadas de aire. Miguel lo tomó de las piernas y lo arrastró hasta la esquina del cuadrilÔtero. AtÔndolo al poste, dejando sus muñecas envueltas entre las cuerdas y sus piernas abiertas y los tobillos atados a la cuerda inferior a cada lado de la esquina.
āĀæQuĆ© vas a hacer ahora, mi rey? āse burló Miguel.
āĀ”DesĆ”tame si sabes lo que te conviene āgritó Carlos dando una sacudida para recuperar sus sentidos.
Miguel Salcedo se echó a reĆr. Agarró la pretina de su ropa interior y la deslizó por sus piernas. Mostrando a todos una furiosa erección goteando lĆquido preseminal.
āSi sabes lo que te conviene, vuelve a colocarte el calzón ārugió Carlos.
Miguel Salcedo lo agarró del cabello, estirÔndolo hacia atrÔs. Al mismo tiempo comenzó a penetrarlo.
āAaaah āse quejó Carlos sintiendo el dolor palpitar en su trasero.
Miguel se echó a reĆr. Sacó casi entera su gruesa verga y la volvió a meter de golpe. Sus gordos y repletos testĆculos chocaban contra las nalgas de Carlos, que gritaba de dolor.
Miguel volvió a repetir el movimiento de sacar y meter su polla por segunda vez forzĆ”ndola mĆ”s adentro de lo que debĆa. Lo agarró de los hombros y lo penetró con fuerza.
Carlos gritó mÔs fuerte, excitando por mÔs a su guerrero rival.
Miguel continuó taladrando el trasero hasta que introdujo la polla profundamente en el culo y dejó escapar un gemido de placer eyaculando todo el contenido caliente de sus bolas.
Cinco grandes chorros de jugo varonil innundaron las entraƱas de Carlos, sus gemidos se hicieron fuertes y profundos.
La espesa y cremosa leche de Carlos también salió disparada de su polla aterrizando en el poste de acero del cuadrilÔtero.
Miguel Salcedo levantó ambos brazos en señal de victoria. Siendo ovacionado por el público. Salió del cuadrilÔtero dejando a Carlos golpeado y atado. Una gran sonrisa de triunfo se dibujaba en el rostro del ganador.
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