Los Hermanos del Barrio (7/12): Puta traidora - Las Bolas de Pablo

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30 mar 2023

Los Hermanos del Barrio (7/12): Puta traidora

Eran las 5 de la mañana y Carlos apenas podía dormir. Daba vueltas en la cama y decidió ir a hablar con su hermano para contarle por fin lo que le estaba ocurriendo en la facultad. Se levantó de la cama, se ajustó el paquete en el boxer fue hasta la habitación de su hermano


—Aitor, ĀæestĆ”s ahĆ­? —preguntó antes de abrir y comprobar que no habĆ­a nadie en el interior.


A kilómetros de distancia, el guapo motero se encontraba en el apartamento de una chica a la que había conocido en internet. Llevaba sin follar y sin correrse 3 semanas, después de la paliza que le dieron, le dolían los huevos cada vez que se empalmaba.

—Joder, nena, quĆ© buena estĆ”s, voy a disfrutar dentro de ti —le susurró a la rubia, mientras se quedaba en boxer marcando su abultada erección con cara de deseo y lujuria.

Ella lo tiró sobre la cama, se sentó sobre él, rozando su pene duro, haciendo que gimiera de placer. Sacó unas esposas de la gaveta de la mesilla.


—Quiero dominarte, semental —le respondió ella, Aitor se relamió de placer y cedió a las fantasĆ­as de su amante, resoplando de placer y mordiĆ©ndose el labio inferior.


Ella sin cuidado, agarró las muñecas de este y las esposó al cabecero de la cama. Le lamió el cuello y empezó a trotar sobre él, a rozarse, a besarle el cuello.


—Oh, nena, me estĆ”s matando, no aguanto mĆ”s, estoy la hostia de cachondo.


Ella sonrió, y todavía sentada sobre él, comenzó a maturbarse, se metía dos dedos mientras con otros dos hacía vibrar su clítoris, gemía como una gata. Aitor, se moría de ganas, estaba tan cachondo que comenzó a soltar pre como un loco.


—Vamos, nena, mira como estoy, vas a hacer que me corra antes de empezar —la espetó Ć©l con la respiración entrecortada.


De pronto la puerta de la habitación se abrió de golpe y aparecieron 5 individuos.


—AsĆ­ te querĆ­a encontrar, macarra —intervino Isma llegando hasta la pareja. La puta lo seguĆ­a y en el umbral de la puerta, Orlando y BeltrĆ”n en boxer sin ocultar su erección sonreĆ­an y felicitaban a Alex, que estaba apartado y con la mirada gacha. Ɖl habĆ­a contratado a la puta para traer al macarra.



—Pero, ĀæquĆ© cojones? —exclamó el guapo motero mirando a la chica que sonreĆ­a y se bajaba de su cuerpo.


—Una pena no poder seguir, con esto hubiera disfrutado mucho —intervino ella, agarrando el miembro duro como una piedra de Aitor y frotandolo.


—Oh, vamos, no me jodais. Puta de mierda, no me dejes asĆ­, zorra!! Vosotros no seais maricones y venid de uno en uno — gritó Aitor desesperado por zafarse de sus ataduras.


—De aquĆ­ ya no sales, guapito de cara. Tenemos planes para ti. Desde la otra noche, muchos vagan por aquella calle en busca del macarra atado. Se ha corrido la voz. ĀæSabes cuĆ”nto dinero podemos conseguir contigo? Ya eres de nuestra propiedad —le informó BeltrĆ”n llegando hasta Ć©l y comenzando a desatar una mano para levantarlo.


Aitor aprovechó tener una mano libre para calzarle una buena ostia a Isma y forcejear con BeltrÔn, pero la puta lo agarró por las pelotas, retorciendole la polla dura, hacía delante.


—Ahhhh, la polla, cabrones, la polla, la polla que me la partes maricón —se quejó el moreno perdiendo asĆ­ toda su fuerza.


Orlando lo levantó de la cama sin ninguna dificultad y esposaron sus manos a su espalda. Orlando lo sujetaba por detrÔs rozÔndole su erección y acariciÔndole la cabeza. La puta se relamió al ver al pedazo de semental en boxer, completamente duro, soltando pre y dominado. No dudó y le calzó una dura patada en el centro de su hombría.


—Ahhhhhhh, ahhhhhhh — se quejaba el moreno al sentir sus bolas aplastadas contra su pelvis. El dolor era horroso. Le pesaban los huevos la ostia.


—SerĆ” mejor que lo preparemos o lo vamos a destrozar. No podemos dejarlo como lo dejasteis la otra vez —dijo Orlando aĆŗn sujetando al desdichado muchacho que se retorcĆ­a entre sus brazos.

BeltrƔn
—Pero, podemos entrenarlo un poco —sonrió BeltrĆ”n sacandose su enorme rabo duro, haciĆ©ndole una seƱal a su amigo para que lo soltara y dĆ”ndole un rodillazo en sus ya amoratados cojones.


—Ahhhhhh, hijo de puta!! Ahhhhh, mis bolas ahhhhhhh —lloriqueaba el macarra revolcĆ”ndose por el suelo.


—Vas a chuparme la polla, maricón —ordenó el marroquĆ­.


—Ohhhhhh, mis bolas cabrones! Que te jodan —se negó el muchacho entre lamentos.


—Esto se hace asĆ­ —intervino Isma, se habĆ­a quedado en boxer tambiĆ©n y no hacĆ­a nada por ocultar su erección—. Puta ponlo de rodillas y sujetalo.

Isma lo miró a su rostro contorsionado por el dolor, se burló de él, le dio una cachetada y acto seguido le agarró los huevos, y se los comenzó a pisar, aprovechando que abría la boca para quejarse, para callarlo de un pollazo. Se la metió en la boca hasta la garganta, haciéndolo atragantar y embistiendolo a lo bestia sin parar. Tal como le había follado la boca la primera vez. Después de 10 minutos sin parar, su polla se crispó y comenzó a vaciar sus huevos en la garganta del macarra que apenas podía respirar. Le lloraban los ojos, tenía arcadas y estaba siendo humillado nuevamente. Y no sabía porqué su pollazo seguía impudicamente duro y no paraba de soltar pre. La zorra lo había dejado la ostia de cachondo.


—Hijo de puta, maricón, hijo de puta. Te voy a matar, juro que te voy a matar


—No, a mi me la va a chupar voluntariamente, o castro a este hijo de las mil putas. Orlando,  levĆ”ntalo del suelo y ponlo de rodillas.


—ChĆŗpame la polla —le exigió el moro acercando su enorme verga a la cara del moreno.


—Que te jodan —lo retó el macarra con respiración entrecortada—. Ohhhh —exclamó al terminar, abriendo los ojos de par en par y dejando la boca en forma de O, al recibir una potente y certera patada a su zona mĆ”s sensible.


—Que me chupes la polla —ordenó de manera dura de nuevo, agarrĆ”ndolo por el pelo.


—Vamos tio, dejame en paz, podemos darnos de ostias 1 a 1 como los hombres de...... —fue interrumpido por otra poderosa patada. Una tan dura que hizo que se le nublara la vista.


—Ohhhhhhh —bramó el moreno.


Orlando
—Ostias, yo creo que lo has dejado fuera de juego, le has roto los huevos pero bien —se burló Orlando, intentando seguir restregĆ”ndose con el cuerpo del moreno.


—Por favor, basta —consiguió suplicar el desdichado muchacho.


—Oh me chupas la polla o te balbusteo toda la noche, hasta que me canse o hasta que se te rompan las pelotas. TĆŗ decides chaval.


Aitor, apenas podía mantenerse por sí mismo. Sabía que lo iban a reventar así que decidió cooperar con la esperanza de que acabara pronto aquel calvario. Cerró los ojos y abrió la boca.


—Veis, asĆ­ se doma a una gatita salvaje —se burló BeltrĆ”n, mientras le metĆ­a su enorme polla en la boca al guapo semental que no podĆ­a evitar tener arcadas—, eso eso, chaval, chĆŗpame los huevos tambiĆ©n —le ordenaba mientras le sacaba el miembro de la boca y le daba pollazos en la cara.


—Al final si que le gustan las pollas al maricón, mirad, sigue duro como una roca. Este bujarra estĆ” disfrutando —intervino Isma, mientras se reĆ­a y se burlaba, doblĆ”ndole la polla con el pie, hacĆ­a delante.


—Ahhhh, Cabrón, hijo de puta!! Joder, la Polla tronco, me la vas romper, tio para, para —se quejaba el motero mientras le follaban la boca, y le doblaban la polla dura.


Después de unos minutos, BeltrÔn le sacó su miembro de la boca y le dejó la cara impregnada de semen.


—Me corro maricón, asĆ­ se chupa, ahhhhhh, sii, eso es chulito, asĆ­ se mama una buena polla —le dijo mientras caminaba a su espalda para relevar a su amigo—. Ahora vas a seguir con Orlando, que lo tienes loco, no sabes la de pajas que se ha hecho pensando en ti.


Orlando caminó a su encuentro con la polla por fuera, le sonrió y porque sí le pateo los huevos. Disfrutaba viendo jodido a un chulo como ese

—Vamos chupa hijo de puta —Aitor de nuevo abrió la boca con lĆ”grimas de rabia y humillación cayendo por sus mejillas—. Te gusta mi polla, eh, chaval —le increpaba el rapado dandole ostias en la cara.


—TĆ­o, en la cara no, debe estar presentable. Por eso no me lo he follado tronco —le indicó a su amigo 


—Vamos, chupa perra —seguĆ­a el culturista mientras le follaba la boca y le calzaba ostias en la cara, ignorando los consejos de su amigo

—Y tĆŗ quĆ©, Āæno participas? —le preguntó Isma a su amigo Alex, en boxer y tratando de ocultar su erección.


—Ohhhhh cabron, aquĆ­ llega, ahhhhhhh, tragatelo todo puta, ahhhhhh —gimió el culturista mientras le dejaba rĆ­os de su corrida en la garganta—. Joder que corridón mĆ”s bueno.


—Vamos, ayudadme con este, se cree mejor que nosotros y mirad como estĆ” —avisó Isma al resto mientras le agarraba los brazos a Alex para que todos pudieran ver su erección.

Orlando sonrió, y se acercó al muchacho agarrÔndolo por la polla.


—Vamos rubito, sacala a pasear un rato.


Mientras tanto, Aitor lloraba y se revolcaba por el suelo intentando calmar su dolor de cojones. No se dio cuenta cuando la puta, aprovechando que todos reparaban en Alex, se recostó en el suelo, le bajó el boxer y sin pensarlo le insertó su larga polla, penetrandolo de golpe. El aullido del muchacho hizo que todos repararan en ellos


—Nooooooooooooooo —gritó el motero.


—Ahhhhhhhhhhh, siiiii. Estaba demasiado cachonda, me tenĆ­a babeando —exclamó la puta corriendose como una posesa con la primera embestida.


—Hija de perra, maricón de mierda, noooooo. Te voy a matar, lo juro —amezaba el semental entre lĆ”grimas, humillado y sin soportar el dolor de bolas, le pesaban hinchadas y llenas de semen acumulado por semanas. 


—Hemos dicho que el culo no, ostias. ĀæCómo vamos a cobrar por Ć©l? Mirad como estĆ”. Lo hemos dejado hecho mierda —se quejó BeltrĆ”n.


—Yo dije que deberĆ­amos haberlo llevado desde el principio, no me controlo con este cabrón —contestó Orlando—. Vamos, chupasela a mi rubio, Ć©l te ha traĆ­do aquĆ­, creo que merece una recompensa.


Entre todos llevaron a Alex a su encuentro, este se resistía no queria, aunque calzaba una erección casi igual de potente que la de Aitor. Orlando, de nuevo, sujetó al motero y marcó el ritmo de la mamada, hasta que el rubio se corrió sintiendo un placer alucinante. Isma, con los ojos centelleantes de emoción, le clavó una patada potente a su amigo cuando acabó de correrse que lo mandó directo al suelo, dejandolo en posición fetal agarrandose su escroto


—Ahhhhhhhhhh— bramó el rubio.


Aitor, estaba en el suelo, todavía en boxer y con una caseta de campaña que no bajaba. Orlando lo levantó y entre sus brazos lo cargó hasta la sala, le clavó la rodilla en sus maltratados huevos y se lo pasó a su amigo, que le dio un puñetazo en la bolas, reanimando su dolor, riendo y pasÔndolo a Isma.


—Ouch —era todo lo que salĆ­a de sus pulmones.


Se pasaban al chaval de unos a otros como si fuera un trapo, apenas conseguía reunir fuerzas para tenerse en pie. Isma lo agarró por los huevos y comenzó con fiereza a apretar firmemente.


—Ahhhhhh, para tio, por favor —se quejó entre sussurros el moreno justo antes de que su polla comenzara a vibrar y a correrse como nunca antes—. Ahhhhhhhbhh, ohhhhhhhh, joder ahhhhhhhhhh —bramaba el apuesto macarra sin poder descifrar si estaba sintiendo placer o dolor. Una mezcla de ambas comenzó a invadirlo mientras movĆ­a sus caderas aceleradamente quedĆ”ndose con la boca abierta y los ojos cerrados. 


— Mirad cómo se ha corrido. ĀæQuĆ© os he dicho? A este cabrón le mola. Puto maricón —exclamó Isma, mientras se lo pasaba a la puta para que lo sujetara, lo miró con despreció—. Te metiste con la persona equivocada, maricón, a partir de ahora vas a flipar macarra de barrio.


—Ohhhhh —exclamó el moreno una queja casi sorda cuando el lĆ­der rubio lo tumbó de una potente patada. Su cuerpo cayó directamente al suelo, sin que la puta pudiera mantenerlo en pie. Se revolcó por el suelo, para quedarse en posición fetal, intentando poder respirar.


— Le hemos dado pero bien. EstarĆ­a toda la noche jodiendolo, estoy todo duro otra vez, mirad —intervino Orlando—. A este macarra solo dan ganas de dominarlo —dijo caminando de nuevo hasta Ć©l—. Donde estĆ” ahora ese macarra perdona vidas al que todos temen? 



—Espera amigo. Mira como estĆ”. Ya es suficiente por hoy. Lo hemos reventado y lo hemos dejado hecho una mierda. Miralo, jejjejejeje —se burló el marroquí—. Fóllate a la puta. Este semental tiene que descansar a ver si en un par de dĆ­as estĆ” presentable para llevar a la calle —lo paró BeltrĆ”n. Levantando al macarra y dejĆ”ndolo atado contra la pared.


Orlando lo observó poseído de lujuria y perversión, y viéndolo atado, jodido y a su merced, le dio un último pero muy duro patadón a su escroto, asintió a su amigo y cedió su a su impulso de follÔrselo.


Aitor se resumĆ­a a un pobre desdichado, abrió la boca de par en par sin emitir ningĆŗn sonido y cerró los ojos fuertemente, estuvo a punto de desmayarse. El golpe de Orlando habĆ­a sido demasiado duro. Le habĆ­an dado una buena paliza, sus cojones eran su punto dĆ©bil. 


—Ya ha amanecido de todas maneras. Mi puta y yo nos vamos. estaremos aquĆ­ esta tarde para jugar un poco mĆ”s con nuestro maricón —intervino Isma antes de vestirse de nuevo y abandonar la casa con la puta.


Alex, aprovechando que se había quedado solo para limpiar, desató al moreno que apenas podía mantenerse en pie y lo ayudó a salir de allí.


—Vamos tio, tenemos que pirarnos. Estos no tardarĆ”n demasiado — le indicó mientras pasaba el brazo del secuestrado por su cuello para ayudarlo a caminar


—Ohhhh, no puedo tio. Mis bolas joder, ahhhh —se quejaba el moreno—. Me pesan los huevos la ostia, me duelen demasiado los cojones para caminar, tio.


Una vez fuera, se subieron en la moto del moreno, y se fueron de casa de Orlando. Llegaron a casa de Aitor y entraron en su casa. En el salón estaba su hermano Dani y dos amigos, así que fueron directamente a su cuarto. Alex dejó caer a Aitor sobre su cama.


—Ohhhhhhh, joder. Mira como me han dejado los huevos esos hijos de puta —le dijo, bajĆ”ndose el boxer y enseƱƔndole sus huevos amoratados e hinchados.


Alex se sintió ruborizar y apartó la mirada, hecho que aprovechó el motero para patearlo en los cojones.


—Ahhhhhh, hijo de puta, Āæpor quĆ©?—se quejó el rubio desde el suelo.


—Ha sido todo por tu culpa. Ahora nos vas a chupar la polla y nos vas a ayudar para coger a Isma, ese no sabe lo que le espera —le contestó Aitor atandole las manos y agarrĆ”ndose el paquete y frunciendo el ceƱo intentando calmar su dolor de huevos, los sentĆ­a pesados y palpitar.


—Vamos, tĆ­o, eso es lo que quiero, acabar con Isma para siempre. Por eso te he ayudado a salir de allĆ­. ContratĆ© a la puta porque no tenĆ­a otra opción. Sino fuera por mi, seguirĆ­as allĆ­. Sabes lo que te querĆ­an hacer? te iban a alquilar tĆ­o —se quejó Alex.


Aitor decidió no llamar a sus amigos y a su hermano para follarse al chaval. Tenían un mismo objetivo. Pero le iba a devolver la madada que le habían obligado a hacerle, asi estarían igual.


— Tienes razón bro, pero yo te he comido la polla, y ahora me la vas a chupar, no me he corrido de placer en 3 semanas por vuestra culpa, asĆ­ que ahora vas a chuparmela —sentenció el moreno sacandose la polla morcillona y acercandosela a la boca con cara de lujuria.


Alex, que se sentía atraído por el moreno, se la metió en la boca sintiendo como crecía hasta estar dura como una roca. No paró de mamar hasta que se corrió, tragandoselo todo.

—Ohhhhh tiooooo, joder que mamada cabronazo!! Ā”QuĆ© gustazo, bro! Creo que despuĆ©s de todo vamos a ser buenos amigos —sonrió el moreno con la cara y los huevos amoratados—. ĀæY cómo vamos a coger a ese hijo de puta? Tenemos un plan, ahora eres de los nuestros. Dani, chavales, venid a conocer a mi colega, este nos ayudarĆ” a coger al hijo de puta del pijo —gritó a travĆ©s de la puerta para hacerse oĆ­r en la sala.


—TenĆ­as razón, te han roto los huevos pero bien —dijo Alex reparando en el tamaƱo de las bolas de su nuevo amigo y aliado.


—Ya te digo, maƱana no podrĆ© ni andar. Hijos de puta.

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