El profesor BastiĆ”n Chacón entró al aula de clases universitaria. El aula estaba repleta de estudiantes del tercer aƱo de Medicina. El distinguido cientĆfico, docente de la asignatura de GenĆ©tica MĆ©dica Masculina depositó sus pertenencias en la mesa y se aclaró la garganta.
—Bienvenidos sean todos ustedes a nuestra nueva lección. En esta ocasión, necesitarĆ© un voluntario —sus estudiantes del sexo masculino guardaron silencio expectantes de saber quien serĆa el elegido ante la mirada del docente que estudiaba rostro por rostro—. EstĆ” bien, tĆŗ, Jorge Mayora, por favor levĆ”ntate, ven aquĆ, sĆ”cate el pantalón, la camiseta y ayĆŗdanos en la muestra de nuestro segundo tema. Tu intervención podrĆ” asegurarte unos puntos extras en tus calificaciones, que bien te conviene una ayuda si no quieres… volverme a ver el próximo aƱo lectivo.
Jorge Mayora tragó saliva. Era el tĆpico muchacho hermoso y popular en los pasillos de la universidad, de estatura alta, rostro atractivo, carisma descarado y con un centenar de hombres y mujeres que solo querĆan sentir su miembro en el interior de sus cavidades. No sabĆa si su vocación era ser mĆ©dico, pero era el heredero de un largo linaje familiar dentro de la rama de la salud. —EstĆ” bien, profesor Chacón —el guapo muchacho se levantó de la mesa y dando el paso al frente se desabrochó el pantalón quedando en un ajustado calzoncillo que formaba un abultado paquete, retiró la camiseta que se aferraba a sus apetecibles mĆŗsculos y colocó las manos tras la espalda ante las miradas de sus compaƱeros que se deleitaban con su fisonomĆa haciendo recuerdos mentales para la posteridad.
—En nuestro tema de hoy, muchachos, vamos a profundizar en la anatomĆa masculina; concretamente la zona reproductora, sus partes y funciones —BastiĆ”n extrajo una larga varilla blanca con punta de metal—. En la anatomĆa masculina encontramos el escroto —el docente empujó la varilla hacia los testĆculos delineados de Jorge en su calzoncillo entregando un vigoroso golpe que tomó al muchacho desprevenido logrando que saltara y escapara un poco de aire. El profesor reprimió una risa—. El escroto alberga a los testĆculos, enrollado cerca de la parte posterior de los testĆculos ubicamos el epidĆdimo, que conecta los conductos eferentes. ¿Recuerdan sobre los conductos eferentes, muchachos? Lo vimos en el tema anterior donde muchos de ustedes reprobaron la evaluación. Los conductos eferentes se conectan con el conducto deferente dentro del escroto —otra vez la varilla chocó con el escroto de Jorge haciendo que doblara la cara de dolor—, durante el inicio de la eyaculación, el esperma viaja desde los testĆculos a travĆ©s de las paredes musculares lisas de los deferentes en lo que se conoce como peristalsis, hasta que se reĆŗne… —aseguró golpeando todavĆa la ingle del estudiante—, en la uretra, recogiendo las secreciones de las glĆ”ndulas bulbouretrales y prostĆ”ticas, hasta que el flujo de semen es expulsado desde el escroto —aseguró dando un fuerte golpe con la varilla en los testĆculos de Jorge.
El muchacho gruñó y se dobló agarrĆ”ndose los testĆculos con ambas manos y respirando con dificultad.
—Oh, Mayora, me disculpo si le he castigado un poco duro, no fue mi intención. QuizĆ” este tipo de clase me emociona porque durante aƱos he investigado todo sobre nuestra compleja anatomĆa. Los genitales masculinos, ciertamente no son algo que quieras que alguien golpee repetidamente con una barra de metal —el profesor ensanchó una sonrisa descarada.
—Profesor —intervino una chica con el cabello teƱido de rojo alzando la mano—. El pene de Jorge parece que se estĆ” poniendo rĆgido.
—AsĆ es —afirmó BastiĆ”n haciendo una inspección al miembro de su estudiante, cuyas mejillas se pusieron rojas. La tela ajustada de su ropa interior se estaba engrosando mostrando cómo su pene gordo se excitaba—, su pene se estĆ” llenando de sangre, producto probablemente de algĆŗn impulso sexual o estĆmulo —trasladó el puntero contra la polla erecta de Jorge.
El muchacho gimió y se llevó las manos a ambos lados de la cadera.
—Como todos sabemos —continuó el docente en estado profesional ignorando las ligeras muecas de su estudiante—. Todo pene en estado erĆ©ctil comienza a emitir lo que se conoce como pre-eyaculación. La pre-eyaculación se usa para preparar a la pareja sexual durante el sexo, la pre-eyaculación no es eyaculación al 100%, quiero que sepan la diferencia —introdujo su mano dentro de la ropa interior de Jorge, el muchacho abrió la boca en sorpresa y sus ojos se pusieron como platos. Algunos de sus compaƱeros contuvieron la respiración y otros se rieron. El docente manipuló con los dedos el falo erecto de Jorge que involuntariamente no pudo reprimir un gemido como respuesta. El profesor retiró su mano del pene del joven y mostró a la clase sus dedos completamente brillantes y lubricados—. Estamos ante la prueba de alguien muy preeyaculado. Cuando el pene estĆ” en fase de presemen —el puntero de BastiĆ”n aterrizó en el centro de los testĆculos de Jorge con un golpe en seco—, los testĆculos comienzan a elevarse lentamente contra la base del pene, con el objetivo de eyacular. La mayorĆa de los hombres, especialmente los mĆ”s jóvenes se masturban con bastante frecuencia y pueden experimentar varias eyaculaciones al dĆa, a la semana o durante un mes. ¿Con quĆ© frecuencia te masturbas Jorge?
—Eh, eh, profesor… es una pregunta un poco… incómoda…
—Es una pregunta cuya respuesta nos puede coincidir con un tema de gran interĆ©s en general para la anatomĆa —continuó el profesor BastiĆ”n—. ¿Con quĆ© frecuencia te masturbas, Jorge Mayora?
—Al menos… una vez al dĆa… —su respuesta quizĆ”s no fue la mĆ”s sincera, solo Ć©l lo sabĆa.
—Muy bien, y una cantidad normal, Mayora. Ahora dinos, ¿sueles masturbarte solo, o con otros…? Eh… ¿Eres sexualmente activo?
—Eeeeeeeeeeeh —a Jorge la cara se le volvió roja, su cadera se balanceaba hacia adelante y atrĆ”s. Cerró los ojos y respondió solo para que el docente escuchase—. La mayorĆa de las veces me masturbo solo.
El profesor BastiĆ”n se lamió los labios y sonrió, centró su interĆ©s en el resto de los estudiantes, percatĆ”ndose que los varones lucĆan erecciones y unos cuantos tenĆan las manos dentro del pantalón.
—Muchos de ustedes, tambiĆ©n pueden estar sintiendo un poco de excitación sexual y eso es normal. Ver a Jorge en ese estado, al borde de la erupción, puede causar reacciones similares a aquellos que solo lo observan —Bastian dirigió la mirada a la entrepierna de Jorge, sus calzoncillos estaban muy hĆŗmedos y su barra de carne completamente rĆgida impulsando como una carpa su ropa interior.
—Muchas gracias por tu participación, Jorge. Has sido un buen voluntario, todos hemos apreciado tus esfuerzos en ayudarnos a aprender.
Jorge afirmó, avisó que iba a vestirse, caminó frente a todos luciendo su poderosa polla hinchada. El roce de la tela hĆŗmeda de su calzoncillo lo estaba excitando de mĆ”s. Cogió su ropa en su mesón y pasó al final del aula de clase detrĆ”s de un estante con libros donde pocos podĆan verlo. Se desnudó haciendo aparecer su grande y hermosa polla, no podĆa mĆ”s, estaba que explotaba. Agarró su falo y se masturbó haciendo que en breve lloviera una poderosa carga de semen sobre el suelo. Tembló mientras eyaculaba, con un gruƱido silencioso movĆa su polla con la mano y se frotaba, gimiendo de a poco en susurros.
PercatÔndose de todo, mientras los estudiantes abandonaban el aula de clases, el profesor BastiÔn se acercó a Jorge dÔndole una toalla.
—Es probable que quieras secarte un poco, antes de ir a la siguiente clase.
—Esto estĆ” lleno de semen —el joven miró el chorro en el suelo, en sus manos y en las piernas.
—En mi oficina tengo una ducha, ve a lavarte. Nadie te molestarĆ”.
—Gracias —murmuró Jorge. Se colocó la toalla y miró a los ojos del profesor.
BastiÔn afirmó con la cabeza y dio la media vuelta para dirigirse al escritorio y coger sus pertenencias.









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