El orgullo herido (3/4): Rauli - Las Bolas de Pablo

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31 mar 2023

El orgullo herido (3/4): Rauli

Erick Malverde y Jonathan Castillo fueron trasladados a una habitaciĆ³n con poca iluminaciĆ³n donde estaban sujetos con cuerdas a las muƱecas. Sus brazos quedaron levantados hacia un soporte en el techo.


—Eres un hijo de puta, Quiroga —hablĆ³ Erick—, juro que te vas a arrepentir.


Reinaldo Quiroga simplemente se echĆ³ a reĆ­r.


—CĆ”llate, Malverde, que apenas comenzamos. JosĆ©, ve y busca a Rauli, veamos quĆ© tipo de salchicha le gusta a nuestro perro favorito. ¿SerĆ” la salchicha negra y arrogante… o la salchicha blanca y ladrona? Ja, ja, ja.


—¡SuĆ©ltame, maricĆ³n! —rugiĆ³ Erick cuando Reinaldo puso una mano en el cinturĆ³n de su pantalĆ³n. IntentĆ³ resistirse y pateĆ³ las piernas, en su lugar recibiĆ³ un terrible apretĆ³n en sus ya hinchadas bolas—. ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAH!!!


—SerĆ” mejor que cooperes, Malverde. AquĆ­ ya no vale tu arrogancia, cabrĆ³n.


Reinaldo dio un Ćŗltimo apretĆ³n a los testĆ­culos de Erick que le hizo salivar y poner los ojos en blanco. Lo soltĆ³ de los huevos y le quitĆ³ el pantalĆ³n. Enseguida saltĆ³ la hermosa polla morena del hombre de la ley, flĆ”cida y gruesa, con dos negras pelotas en extremo grandes e hinchadas. Sus testĆ­culos eran peludos, pero el vello de su pubis estaba recortado.


—Ahora es tu turno, Castillo —sonriĆ³ Reinaldo—. ¿QuĆ© ocurre? ¿El quedarse sin pito ha hecho que te calles? Ja, ja, ja.


Jonathan aspirĆ³ bruscamente, mordiĆ©ndose el labio inferior. Sus posesiones mĆ”s preciadas quedaron expuestas de un solo golpe. Su polla era pequeƱa y sus testĆ­culos recogidos y arrugados. Sus genitales estaban completamente rasurados.


Reinaldo Quiroga regresĆ³ con Erick.


—No te preocupes, Erick —sonriĆ³ manipulando con una mano la polla de su compaƱero de trabajo—. Ya veremos quĆ© polla se encarga de arrancar Rauli, esta puede ser tu Ćŗltima erecciĆ³n, ja, ja, ja —en cuestiĆ³n de segundos el inmenso pene de Reinaldo se llenĆ³ de sangre y apuntaba al techo, revelando una hermosa erecciĆ³n con una brillante cabeza en forma de hongo. Debajo, sus gordas pelotas hinchadas palpitaban de dolor.


—AquĆ­ abajo parece que estĆ”n bien llenos —sonriĆ³ Reinaldo, agarrando los huevos de Erick y amasĆ”ndolos con los dedos.


Erick gimiĆ³ y se retorciĆ³, era un contacto grotesco y doloroso.


—¿CuĆ”ndo fue la Ćŗltima vez que eyaculaste? —preguntĆ³ Reinaldo, con una sonrisa malvada mientras apretaba los huevos de Erick.


—Te… tengo varias semanas… ¡Aaaaah! —murmurĆ³ Erick, mordiĆ©ndose el labio inferior. LucĆ­a exhausto, y agĆ³nico. Cabeceaba en medio del dolor.


Reinaldo soltĆ³ una carcajada. —Lleno hasta los topes, ¿eh? —presionĆ³ sus pulgares profundamente en el carnoso escroto torturando las jugosas ciruelas de Erick.


¡¡¡AAAAAAAAAAH!!! —gimiĆ³ Erick, con la polla crispada y palpitante.


Por un momento, pareciĆ³ que iba a eyacular allĆ­ mismo, lo que no habrĆ­a sido del todo inesperado por la cantidad de semen acumulado en sus huevos, pero Reinaldo evitĆ³ que Erick llegara al orgasmo retorciĆ©ndole bruscamente los huevos.


—A partir de hoy no volverĆ”s a ser aquel hombre arrogante —afirmĆ³ Reinaldo mientras los ojos de Erick se desorbitaron y su mandĆ­bula caĆ­a con un gemido ronco y angustiado.


El pene de Erick seguĆ­a fuertemente apuntando al techo, grande, precioso, adornado con venas.


—Eres un bastardo cachondo —se burlĆ³ Reinaldo acariciando suavemente la gorda erecciĆ³n de Erick—. Por eso mereces quedarte sin polla, sin orgullo, sin ganas de andar por allĆ­ pavoneĆ”ndote en el comando de seguridad —la polla de Erick empezĆ³ a retorcerse violentamente, Reinaldo le dio un par de puƱetazos en los huevos, haciĆ©ndole gemir de dolor, con la polla todavĆ­a dura como una piedra.


La puerta se abriĆ³ y JosĆ© entrĆ³ sujetando un rottweiler con una fuerte y metĆ”lica cadena. Al ver a los dos condenados sujetados, el perro comenzĆ³ a ladrar con mal humor.


—¿Preparado? —preguntĆ³ Reinaldo retrocediendo hasta su cĆ³mplice.


—SĆ­ —respondiĆ³ JosĆ©.


—Deja que los vea, para que seleccione su polla favorita.


Rauli olfateĆ³ el aire, detallando a Erick y Jonathan. El oficial JosĆ© lo liberĆ³ de sus cadenas. El perro emprendiĆ³ una rĆ”pida carrera. Los dos hombres gritaron al unĆ­sono. El animal corrĆ­a y ladraba, escogiĆ³ uno. El moreno, el guapo, el hombre de la ley.


Erick lanzĆ³ un potente grito cuando Rauli saltĆ³ hacia sus piernas y puso sus colmillos en su verga.



1 comentario:

  1. ¡Guau! Me encanta tu descripciĆ³n de la polla y los huevos de Malverde. Gracias por convertirlo en un tipo peludo.

    Este capĆ­tulo terminĆ³ con mucho suspenso. ¿CĆ³mo concluirĆ” la historia? ¿EscaparĆ” Malverde? ¿SeguirĆ” siendo torturado? ¿PodrĆ”n sus grandes y peludas bolas disparar su carga (¿final?)?

    ¿AprenderĆ” la lecciĆ³n o Malverde se mantendrĆ” orgulloso? ¿Casi escaparĆ”, pero se jactarĆ” demasiado al final, y de alguna manera arruinarĆ” aĆŗn mĆ”s su polla y sus bolas?

    ¿Se quedarĆ” Malverde con la policĆ­a? ¿O escaparĆ” y elegirĆ” una vida de crimen (¿y venganza?)?

    ¿QuĆ© mĆ”s tiene planeado para los balones de Malverde? Taser? ¿BaterĆ­as de coche? ¿Reinaldo sacarĆ” el semen de las bolas de Malverde?

    Si Malverde escapa, es posible que se quede con un par de huevos fritos y una salchicha blanda masticada.

    No puedo esperar para el prĆ³ximo capĆ­tulo (:

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