Guerreros: Miguel Salcedo vs Hugo Lobo - Las Bolas de Pablo

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3 abr 2023

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Guerreros: Miguel Salcedo vs Hugo Lobo

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La reacción del público fue ensordecedora cuando el presentador anunció el nombre de Hugo Lobo. El luchador profesional apareció en la parte superior de la rampa. Saludó a la multitud antes de dirigirse a la entrada. Dió la mano, bailó, se vinculó con el público que lo conocía desde mucho tiempo atrÔs. Ataviado con un
ajustado speedo azul dio vueltas por el cuadrilÔtero, alabado por el público. Subió por las hebillas y levantó los brazos, mostrando su cuerpo atleticamente musculado.


Después de ser anunciado por el presentador Miguel Salcedo apareció ante el público como una caliente masa de músculo que se estiró en las cuerdas.

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Cuando la batalla comenzó Salcedo levantó las manos en posición de lucha, saltó hacia Hugo con los brazos en alto. Sus hombros chocaron y empezó a empujarlo. Gruñó en su oído e intentó llevar a Hugo contra el tensor.


De repente, Hugo tomó impulso y se deslizó por detrÔs de Miguel, rodeando su cintura con los brazos. ImpulsÔndolo hacia adelante, empujando su pecho contra las cuerdas. La multitud aplaudió la técnica, sus brazos se deslizaron por el torso de Miguel. La abultada entrepierna rozaba el firme y musculoso culo. InclinÔndose en su oreja le susurró:


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—Esta noche te voy a cazar.


Miguel gruñó ante la burla y al mismo tiempo el público vitoreaba. La adrenalina subió a su cabeza y agarró las muñecas de Hugo sobre su torso con una mano para mantenerlas justo ahí y evitar que se alejara mientras lanzó su otro brazo hacia arriba y golpeó el codo justo en la sien.


—”Oh! —exclamó Hugo Lobo. El codo en la cabeza aterrizó con fuerza. Dobló las rodillas y empezó a levantar a Miguel. Sus brazos se apretaron alrededor de sus impresionantes pectorales. AplastĆ”ndolo mientras mantenĆ­a los brazos alrededor del torso.


—”SuĆ©ltame! —rugió Miguel Salcedo, sus pies habĆ­an despegado el suelo. Entonces empezó a patalear. GruƱendo profundamente puso las dos manos en las muƱecas de Hugo y apretó los dientes. Apuntó los talones hacia atrĆ”s golpeado en las rótulas mientras intentaba abrir los brazos.

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Hugo Lobo recibió duros taconazos en la parte baja de las piernas. Soltó a Miguel rÔpidamente, pero lo sujetó del hombro y lo hizo girar para clavarle un manotazo en los robustos pectorales.


”Bam!


Miguel Salcedo se puso furioso, agarrÔndose los pectorales con una mano, levantó la otra para que pareciera que también le iba a dar un golpe en los pectorales, pero en vez de eso levantó la pierna y golpeó su rodilla contra los abdominales de su rival con tanta fuerza como pudo reunir.


—UUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUF —Hugo Lobo se dobló.


Miguel Salcedo sonrió al ver que se doblaba frente a Ć©l. Alcanzó a Hugo, tomĆ”ndolo de la cabeza y lo empujó hacia Ć©l, colocĆ”ndolo entre sus piernas, Hugo sintió los huevos de Miguel sobre su nuca. Salcedo se inclinó sobre Ć©l y envolvió los  brazos alrededor de su cintura sin darle mucho tiempo para que se recuperara. Se lanzó sobre sus espalda y le dio la vuelta aplicando un desagradable Canadian Destroyer para golpear su cabeza contra la lona.

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—OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOH.


El cuadrilÔtero tembló por el impacto. Miguel Salcedo se levantó observando al aturdido Hugo, se echó a reír y gritó:

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—”Levantate hombre! Acabamos de empezar!


Hugo comenzó a levantarse a cuatro patas, enseguida Miguel lo rodeó, saltó sobre Ć©l y lo agarró de la cabeza con sus dos manos. 


—¿Necesitas ayuda? —Miguel lo hizo levantar rodeĆ”ndolo con los brazos, haciĆ©ndole despegar los pies del suelo. Las manos estaban cerradas detrĆ”s de su espalda, enseguida lo apretó con un desagradable abrazo de oso. Claramente sentĆ­a el bulto de Hugo en sus abdominales, mientras sacudĆ­a su cuerpo de izquierda a derecha.


Hugo gruƱƭa, con sus manos apretando los duros hombros de Miguel.


—¿Demasiado apretado, loba? —sonrĆ­o Miguel Salcedo, mirĆ”ndolo y sacudiĆ©ndolo de lado a lado. Finalmente lo hizo caer de espalda a la lona con un slam con su cuerpo encima de Ć©l.


—”EstĆ”s atrapada, loba! —se burló Miguel poniĆ©ndose de pie de nuevo. Agarró sus tobillos con fuerza. Atrajo a Hugo hacia Ć©l y encerró sus espinillas bajo sus axilas. Lo miró a la cara—. Voy a hacerlo bien y despacio… loba —enseguida comenzó a girar su cuerpo. Lo hizo rodar lentamente por encima del hombro hasta que la cara de Hugo tocó la lona. 


Miguel levantó la pierna y la pasó sobre Hugo. Lo hizo retorcer hasta que finalmente lo dominó con un Boston Crab poniéndose en cuclillas sobre su espalda.


 ā€”Ā”””””””””””AAAAAAAAH!!!!!!!!!!!


—Si te gusta eso Āæeh? —murmuró Miguel no muy seguro de que Hugo en su dolor lo escuchara. Observó al pĆŗblico y se rió, soltó las piernas de Hugo dejĆ”ndolas caer sobre la lona. Se enderezó y volvió a mirar al pĆŗblico—. No te preocupes, loba… Pronto terminarÔ… —deslizó las piernas alrededor de la cintura de su rival. Sus manos alcanzaron la muƱeca de Hugo y trató de torcer su brazo, empujĆ”ndolo hacia atrĆ”s, cerrando con su brazo, jalandolo hacia atrĆ”s.


Hugo Lobo tomó resistencia, dobló el brazo y lo bajó. Cerró el puño y lo hundió en el abdomen de Miguel. ”Una y otra vez!


Miguel tosió, por suerte tenĆ­a la muƱeca de Hugo con sus dos manos lo que reducĆ­a el impacto en sus abdominales. Se enfadó y sintió cómo le subĆ­a la adrenalina a la cabeza. 


—AsĆ­ que te defiendes Āæeh? Grrrr… ĀæEntonces quĆ© te parece ESTO? —apretó sus piernas envueltas en la cintura de Hugo. Intentó tirar de la espalda mientras estiraba del brazo hacia Ć©l.


Hugo gritó de dolor. Arqueando la espalda, se retorcía sintiendo la llave de tijera de piernas aplastÔndolo. Usó sus puños para golpear el cuÔdricep de Miguel.


Salcedo pudo resistir por breves segundos, pero tras varios repetidos golpes notó como el dolor se hacía mÔs grande. De repente echó las piernas hacia atrÔs y al mirar su muslo pudo ver una marca roja en él resultado de los puñetazos. Se levantó lentamente y se acercó a su cabeza. Tiró a Hugo de los cabellos hacia abajo y lo puso delante de él. Lo miró profundamente a los ojos mientras instantÔneamente lo envió al suelo golpeando sus pectorales con el antebrazo.


—¿QuĆ© ocurre ahĆ­ debajo, loba? —los ojos de Miguel brillaron al observar cómo el bulto de Hugo se estaba poniendo grande. Se echó a reĆ­r y se acercó hasta ponerse sobre su cuerpo. Su culo justo encima de los pectorales, se echó a reĆ­r y acercó su gran bulto justo en la cara mientras sus espinillas bloquearon los brazos de Hugo. Asfixiando su cara con el bulto y asegurĆ”ndose de dejar su pre semen en la cara a travĆ©s de la filtración de su tanga.


Hugo Lobo sintió aquel bulto carnoso contra su rostro. Recibió la excitación de Miguel filtrÔndose desde su trusa.


Miguel Salcedo estaba totalmente disfrutando al frotar su entrepierna en el rostro, muy distraído hasta que las piernas de Hugo subieron detrÔs de él y se deslizaron por debajo de sus brazos. Como medida de protección se apoderó de las espinillas de Hugo, pero antes de que pudiera reaccionar, Lobo lo empujó hacia abajo.


Hugo Lobo tomó posición encima de Miguel y le aplicó una llave mientras el Ć”rbitro se dejó caer a su lado haciendo la cuenta 


—”UNO!


—”De ninguna manera! —gritó Miguel, desesperado. Movió sus talones hacia arriba atrapando el cuello de Hugo entre los cuĆ”driceps y hacerlo caer a un lado y romper la maniobra justo antes de que el Ć”rbitro contase DOS.


Justo cuando Miguel estaba a punto de ejecutar una tijera de cabeza, gruñó profundamente cuando Hugo clavó sus rodillas en su espalda. 


—”””ARRHGHH!!! —su cara hizo una pequeƱa mueca y apretó los dientes mientras lo soltaba con sus piernas y se alejó rodando a un lado pateando tras de sĆ­ solo para intentar conseguir algo de distancia mientras se arrastraba hacia las cuerdas.


El público rugió de emoción cuando Hugo se puso de pie. El guerrero sonrió y levanto los brazos, flexionÔndolos y presumiendo. Respiró con fuerza, su torso brillaba de sudor.


Miguel Salcedo también se levantó, no iba a tolerar que el otro idiota actuara como un presumido. Colocó los brazos en posición de lucha y procedió a rodearlo. De golpe se abalanzó sobre Hugo, con los hombros haciendo que pareciera que se los iba a clavar, pero justo delante de él se detuvo y lanzó su pierna hacia arriba con la intención de impactar en la barbilla de Hubo Lobo.


Hugo evitó el golpe, se arrodilló, clavando su codo en el musculoso cuÔdriceps de Salcedo.


—”ARRRRGGHHHH!


Una mancha roja apareció en la pierna de Miguel. Levantó la vista y respiró hondo para mantener la calma mientras sentía la adrenalina subirle a la cabeza. Tropezó un poco con el dolor en las piernas y rodeó a Hugo con cierta distancia.


A pesar de todo, Hugo estaba muy excitado, su polla estaba palpitando. Pero no se iba a dejar dominar por sus pensamientos lujuriosos, Miguel Salcedo era un semental atractivo, tenía que ganar ese combate. Ejecutó un par de patadas a las piernas de Miguel, que él no pudo evitar


—”UGGHHHHH! —sus piernas se tambalearon un poco y tropezó hacia delante. AgarrĆ”ndose a los hombros de Hugo para mantenerse erguido. Instintivamente, las manos de Hugo se dirigieron a sus bolas esperando un rodillazo. Pero no ocurrió, en su lugar recibió un cabezazo que lo hizo tambalear hacia atrĆ”s.


Con su efectivo cabezazo al rostro, Miguel tuvo la necesidad de dar un paso adelante. Las piernas le temblaban a cada paso que daba y sabĆ­a que necesitaba aprovechar el impulso mientras la visión de Hugo estaba borrosa. Fue por Ć©l gruƱendo y furioso. Agarró su cabeza y lo arrastró con Ć©l. Cuando estuvieron cerca de las cuerdas, empujó su cabeza por debajo de la cuerda superior y volvió a subir. Enganchó sus piernas alrededor de la cuerda y la mano derecha  de Miguel alcanzó su mandĆ­bula. Los dedos se clavaron profundamente en los nervios de la barbilla mientras tiró hacia atrĆ”s y, al mismo tiempo, golpeó con el antebrazo los pectorales, una y otra vez. El bulto de Hugo presionaba la cuerda central mientras empujaba su cuerpo hacia atrĆ”s.


—”Vamos, Loba! Ā”AÚN NO HEMOS TERMINADO! —anunció Miguel martillando sus pectorales con el antebrazo. 


Hugo gimió. 


Miguel le soltó la barbilla y bajó al torso. Le rodeó la cintura con los brazos. Le aplicó un slam que lo estrelló contra la lona. El suelo tembló cuando el cuerpo de Hugo cayó como un costal. Miguel se subió encima de él y aplicó una llave de brazos.


El referí se hincó a su lado e inició el conteo.


—UNO… DOS… Ā”TRES!


Al sonido de la campana el ganador de la noche fue Miguel Salcedo. 

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