Matteo Riganti era propietario de un canal de televisión por suscripción encargado de transmitir programación dedicada al turismo. TenĆa una cabellera castaƱa sobre su cabeza y piel blanca. AdemĆ”s de todo era el encargado de transmitir un famoso programa donde promovĆa los espacios mĆ”s hospitalarios del mundo, a su joven edad habĆa recorrido varios lugares de los continentes.
Aquella maƱana tenĆa planificado grabar un programa a orillas de la playa, pero un grupo de turistas le estaba poniendo en contra sus planes.
āDisculpen, pero tengo permiso gubernamental para grabar en esta zona de la playa āavisó mostrando una hoja de papel con sello y firma de la alcaldĆaā. Y de momento no necesito la presencia de turistas.
Una esbelta rubia platinada lo miró de pies a cabeza bajÔndose las oscuras gafas de la cara.
āOye, precioso, si nosotros queremos no nos vamos de aquĆ, somos los que le damos vida a este lugar.
Matteo respiró profundo, y continuó.
āLinda, no me hagas tener que llamar a la policĆa para que los desaloje. De veras, requiero solo 5 minutos del vacĆo de esta zona para comenzar mi programa.
āPapi ācontinuó la mujerā. Mira la playa āmovió su brazo derecho en seƱal de presentaciónā. Es muy grande y puedes grabar donde sea.
āPero es que yo quiero esta parte āinsistió Matteo.
āNo nos moveremos de aquĆ āafirmó la mujerā. Si quieres grabas con nosotros, vamos a embellecer la transmisión. Somos quienes te damos de comer viendo tus programas, podcast y todo lo que quieras.
A Matteo le tembló el ojo de rabia.
āĀæSabes quiĆ©n soy, verdad? Mi hermano es el gobernador de este estado y si quiero puedo llamar a la policĆa para que los echen de acĆ”.
āSomos ciudadanos y tenemos derecho a la recreación.
āĀ”Pero yo tengo permiso para usar este espacio!
āPapi, papi, escucha āla rubia sonrió entreteniĆ©ndoseā. Hagamos algo, un simple juego. QuiĆ©n gane se queda con la zona.
āĀæQuĆ© juego quieres hacer?
āNutball.
āĀ”Por Dios! SerĆ”s ridĆcula. Ā”TĆŗ no tienes bolas!
āYo no, pero mi novio, sĆ. Ā”Y muy grandes! Ā”Alejandro!
Un joven de cabellos negros y cuerpo fibrado salió entre el grupo de jóvenes turistas. Besó a su chica y se plantó frente a Matteo con sonrisa estúpida y orgullosa.
āEstoy listo para jugar, patrón.
Matteo dirigió una mirada a su único acompañante, el camarógrafo. Luego echó una vista al cielo, denotando fastidio.
āEstĆ” bien ādeclaróā. Trato hecho. Los mandarĆ© al carajo.
āPapi, Alejandro tiene las bolas de acero.
Ambos hombres se sentaron uno frente al otro con las piernas abiertas sobre la arena. Matteo se quitó la camiseta para mostrar sus mĆŗsculos. Uno de los amigos entregó una pelota de bĆ©isbol a Alejandro. El sonrió y la lanzó con toda su fuerza āālogrando golpear las bolas de Matteo de lleno. Matteo jadeó cuando la pelota de bĆ©isbol golpeó sus órganos reproductivos, sus bolas se llevaron la peor parte del impacto, mientras su pene tambiĆ©n se retorcĆa. Gimió y se agarró la ingle.
Alejandro dibujó una sonrisa victoriosa, mientras su novia lo abrazaba rodeando sus brazos en su pecho y le besaba la mejilla.
Matteo se tomó su tiempo para sobrellevar el golpe. Suspiró y agarró la pelota de bĆ©isbol apuntando a la hombrĆa de Alejandro. Entrecerró los ojos enfocĆ”ndose en el Ć”rea objetivo.
Alejandro pareció llenarse de miedo. Contuvo el aliento esperando lo peor.
Matteo exhaló lentamente, luego disparó la pelota a la entrepierna de Alejandro. Aterrizó perfectamente, justo en el testĆculo derecho.
Los ojos de Alejandro se cruzaron, su boca formó una "O" y sus cejas se elevaron.
āNo te rindas, mi amor āsolicitó la rubia con voz de mando.
Alejandro exhaló desesperado. Temblando, intentó conectar un buen golpe con la pelota de bĆ©isbol en los huevos de Matteo, pero, la pelota lo golpeó en el muslo y Matteo se echó a reĆr.
La rubia lo miró de manera despiadada, si sus ojos fueran pistola, lo hubieran baleado.
āNo estamos para errores, Alejandro.
Con un lanzamiento de jugador de béisbol de las grandes ligas, Matteo arrojó la pelota contra el pobre escroto de Alejandro dando en el blanco.
El grito de angustia de Alejandro fue espantoso. La robusta pelota habĆa caĆdo con fuerza sobre sus dos enormes esferas masculinas. Sollozó incontrolablemente y agarró sus pobres bolas destrozadas con las manos.
Demoró cerca de cuatro minutos en poder recuperarse para continuar con el desafĆo. Se apoderó de la pelota de bĆ©isbol y apuntó lanzĆ”ndola con fuerza.
Los ojos de Matteo se abrieron con terror cuando la pelota voló por el aire hacia él. Momentos antes del impacto, cerró los ojos como presagio al dolor.
Fue un golpe rotundo. La pesada pelota se estrelló contra sus preciosas yemas y las aplastó a ambas con una precisión perfecta, casi mortal.
Matteo dejó escapar un grito de dolor.
Alejandro sonrió y adoptó una pose de victoria, mientras su platinada novia le envolvĆa el pecho con sus brazos y lo besaba.
Mientras la pelota rodaba por el muslo de Matteo, solo se le escuchó gemir. Agarró sus bolas, mientras la expresión de su rostro decĆa mucho. Intentó sacudirse el dolor y agarró la pelota de bĆ©isbol para lanzar un justo contraataque.
Alejandro sonrió lleno de confianza, pero su seguridad se convirtió en una espeluznante expresión de dolor cuando la pelota se estrelló contra sus testĆculos.
El sonido del impacto se escuchó como castañas que crujen. Lo que hizo chillar a Alejandro como una niña sosteniendo sus pelotas con ambas manos. Después de un corto tiempo envió la pelota hacia la indefensa entrepierna de Matteo.
La pelota aterrizó con un fuerte POOF y Matteo gimió rodando hacia un lado.
Alejandro dejó escapar un fuerte. āĀ”EstĆ”s jodido, cabrón!
Matteo gimió y se enderezó, abriendo las piernas y agarrando la pelota. La lanzó a la entrepierna de Alejandro con una fuerza devastadora logrando que el macho gritara cuando la pelota dio en el blanco. Se agarró la entrepierna y gimió de dolor.
āEsto es absurdo āle dijo Matteo a su camarógrafoā. Lo que tengo que hacer para mi programa.
Alejandro se puso en su posición de nuevo, su mano consolaba sus pobres testĆculos. Volvió a intentarlo, agarró la pelota y la arrojó a la ingle de su oponente con toda la fuerza que pudo reunir.
Eso fue suficiente.
Matteo gritó y rodó a un lado con su mano sosteniendo sus bolas doloridas. Se acostó boca abajo con las nalgas moviĆ©ndose hacia arriba y abajo mientras trataba de deshacerse del dolor en sus pobres testĆculos, gemĆa y gruƱĆa, retorciĆ©ndose en el suelo y agarrando sus palpitantes albóndigas.
āĀ”Matteo, Matteo! Ā”LevĆ”ntate! ālo llamaba su compaƱeroā. Ā”Debes continuar!
Pero el joven no pareció escucharlo y siguió encerrado en su mundo de dolor, Alejandro levantó las manos en señal de victoria.
Su novia se acercó a él haciéndolo levantar para abrazarlo y besarlo.
Matteo continuó en el suelo gimiendo de dolor.
Media hora mÔs tarde estaba de regreso al hotel de su padre, caminando lentamente con las piernas separadas y agarrÔndose las gónadas.
āĀ”Hijos de puta! āle decia a su compaƱero con gesto de dolorā. TendrĆ© que volver a hacer la petición en la alcaldĆa. Ā”Bastardos! Ā”PerdĆ! Ā”Oooooh, cómo duele!
Estaba en el lobby del hotel cuando una voz masculina lo llamó.
āĀ”Matteo Riganti!
El rubio se dio la vuelta y sus ojos se encontraron con el famosĆsimo Simón Chacón, era un conductor y comediante de televisión nacional. Iba exquisitamente vestido con una ajustada camisa y pantalón que abrazaban sus grandes piernas, un bulto de 10 y carnosas nalgas. Se acercó a Matteo y le estrechó la mano.
āĀ”Acabo de llegar! āle dijo sonriendoā. Es para que grabemos el programa donde te entrevistarĆ©.
Matteo gimió.
āHoy no puede ser. Te regalo una noche de hospedaje en una habitación y maƱana sĆ, grabemos.
Simón lo miró discretamente a la entrepierna y la forma en la que acunaba sus huevos con una mano. Esbozó una sonrisa discreta.
āSĆ, no hay problema ādeclaró con empatĆaā. SĆ© lo que es un dolor de huevos.
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