Malos antecedentes - Las Bolas de Pablo

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24 abr 2023

Malos antecedentes


Piero Riganti habĆ­a sido convocado por un viejo amigo para que prestara sus conocimientos en la formaciĆ³n de los empleados de su hotel a orillas de la playa. No en vano Piero por aƱos se dedicĆ³ a la rama del turismo, en especial cuando se desempeĆ±Ć³ como ministro en esta cantera. Era un hombre de cincuenta aƱos que para su edad lucĆ­a muy joven y bastante guapo, su mandĆ­bula era fuerte, penetrantes ojos color cafĆ© y cabello marrĆ³n. Su cuerpo estaba lleno de mĆŗsculos que no se podĆ­an disimular en su fino y exquisito traje.


Desde que iniciĆ³ su labor habĆ­a hecho un gran trabajo, dando lecciones y recomendaciones a los trabajadores, explicando gestiones para la atenciĆ³n turĆ­stica y todo tipo de asesorĆ­a, su amigo contratante estaba muy satisfecho con el trabajo logrado porque demostraba todavĆ­a estar muy actualizado en temas de la rama turĆ­stica. Sin embargo habĆ­a un trabajador que se mostraba reacio con Piero.



HernĆ”n desde un comienzo se mostrĆ³ rebelde contra el buen trato del ex ministro de turismo, no obstante el joven iba a ser nombrado el gerente general del hotel. 


Reunido una tarde con su amigo en privado, Piero decidiĆ³ abordar ciertos temas con su amigo y entre ellos preguntarle si estaba seguro en asignar para una funciĆ³n tan importante a alguien que se mostraba tan mal educado.


—Por supuesto que sĆ­, Piero. HernĆ”n es alguien de mi entera confianza y estoy seguro que desarrollarĆ” un buen trabajo. Ya hablarĆ© con Ć©l para saber por quĆ© siempre se ha mostrado tan en tu contra.


Piero se hundiĆ³ de hombros, no le importaba en absoluto, estaba seguro de que su paso por ese hotel era provisional.


Pero HernĆ”n continuĆ³ desprestigiando las acciones de Piero, hasta que llegado un punto el ex ministro decidiĆ³ abordarlo.


—¿Por quĆ© estĆ”s tan en mi contra? —le preguntĆ³—. Eso no es bueno para la imagen que das con otros empleos, ni tampoco es saludable para la armonĆ­a laboral del hotel.


—Piero, verĆ”s —HernĆ”n se rascĆ³ una ceja. Era un hombre que quizĆ”s rozaba los cuarenta aƱos, esa tarde vestĆ­a con un ajustado traje que se pegaba a su esbelto cuerpo—. No estoy conforme con que MartĆ­n, siendo un hombre tan franco en sus acciones se atreva a solicitar los servicios de alguien como tĆŗ.


—¿Pero quĆ© dices, HernĆ”n? —Piero arrugĆ³ la frente acentuando un gesto de molestia en el rostro. TomĆ³ a Piero del cuello de su camisa—. ¿Por quĆ© pones en tela de juicio mi trabajo si no he hecho nada mal? MartĆ­n no ha puesto objeciĆ³n alguna.



—Es que no hay objeciĆ³n alguna a tu trabajo —negĆ³ HernĆ”n—. La objeciĆ³n estĆ” dirigida a tu persona. No creo que tu presencia aquĆ­ sobre todas las cosas, sea buena. PodrĆ”s ser muy de turismo y todo lo que quieras, pero tus acusaciones de corrupciĆ³n nadie te las borra del pasado.


—¿QuĆ© demonios, idiota? —Piero levantĆ³ la voz dando un empujĆ³n a HernĆ”n. Era la primera vez que perdĆ­a los estribos—. ¡Nunca! ¡Nunca! Me acusaron de nada, ¡Mi gestiĆ³n fue la mĆ”s limpia! Y no voy a permitir que un mequetrefe como tĆŗ me acuse sin pruebas asĆ­ por asĆ­.


HernĆ”n se cruzĆ³ de hombros.


—Ya te lo he dicho, no estoy conforme que alguien como tĆŗ estĆ© dando lecciones a los empleados. ¿Acaso quĆ© haces? ¿Los enseƱas a extorsionar? Ja, ja, ja.


Piero estaba de pie frente al futuro gerente. Furioso por el insulto le apuntĆ³ un devastador rodillazo en los testĆ­culos, estrellĆ”ndolos con fuerza contra la pelvis. El dolor fue instantĆ”neo e hizo que HernĆ”n cruzara los ojos y sus labios formaran una silenciosa 'O'. Se desplomĆ³ en el suelo, revolcĆ”ndose de dolor agarrĆ”ndose los testĆ­culos entre las manos.

—Espero que a partir de este momento empieces a respetarme —amenazĆ³ Piero acomodĆ”ndose la chaqueta del traje. Su rostro denotaba seriedad—. De lo contrario me verĆ© en la necesidad de arrancarte las pelotas —dio un puntapiĆ© a HernĆ”n y se girĆ³ para salir de su despacho.


Cuando llegĆ³ a la recepciĆ³n del hotel se consiguiĆ³ con su amigo MartĆ­n que estaba acompaƱado de un apuesto seƱor de estatura alta, cabellos canos y porte elegante.


—¡Piero, quiero presentarte a un buen amigo! —decĆ­a MartĆ­n con una sonrisa—. Ɖl se encargarĆ” de hacer unas modificaciones en la estructura del hotel, es un hombre responsable como Ć©l solo. Te presento a Marcos ChacĆ³n.



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