BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Javier escuchó que la puerta donde estaba encerrado comenzó a abrirse y asĆ fue como la figura de Ćngel apareció ante sus ojos. SabĆa que si estaba ahĆ no era para salvarlo precisamente, le tendrĆa muy malas noticias.
—¿QuĆ© quieres? —preguntó con un dejo de duda.
—Vengo a cumplir con lo prometido —anunció Ćngel con una sonrisa cĆnica.
—¡Por favor, a los muchachos no les hagas daƱo! DĆ©jalos en paz, lastimame a,mi!
Ćngel se rió, enseguida pasó el dedo Ćndice por el fornido pecho de Jorge, en verdad que era muy fuerte. Le dijo:
—No te preocupes que para ti tambiĆ©n hay. ¡Guardias!
A la sala penetraron dos hombres que comenzaron a quitar las cadenas que sostenĆan los brazos de Jorge por encima de su cabeza, sentĆa sus miembros tan entumecidos que no iba a desarrollar fuerza para defenderse.
Cuando lo soltaron lo llevaron arrastrado por los pasillos. Iba ascendiendo y a medida que lo hacĆa el lugar se iba haciendo limpio e iluminado. TenĆa ventanas de vidrio, puertas y paredes blancas.
Lo hicieron entrar a un salón donde lo sujetaron a un asiento. Lo separaba de la otra sala un vidrio y ahà estaban sus dos hijos sin verlo del otro lado.
Hiram parecĆa muy relajado, a pesar de que le habĆan dicho que si querĆa salir vivo tenĆa que enfrentar una pelea colosal. Echó un vistazo a la entrepierna de su medio hermano aquello parecĆa un grueso chorizo acompaƱado de dos inmensas albóndigas que apenas se guardaban en su ropa interior.
Los dos se miraron fijamente fabricando en su cabeza la idea de destruir al otro… si habĆa que hacerlo serĆa inminente. Ambos eran apuestos completamente en forma y musculosos.
—Muchachos —retumbó la voz de Ćngel por medio de cornetas—. Si uno de ustedes quiere salir vivo de aquĆ tiene que destruir los testĆculos de su hermano, esa es la condición y que inicie la lucha por la supervivencia.
Los dos se rodearon, mirƔndose a los ojos, aesperando que su oponente hiciera el primer movimiento.
De repente, Marlon se lanzó hacia Hiram. Agarró el brazo de su oponente y lo hizo girar, agarrando la parte posterior del bóxer de Hiram y le aplicó calzón chino.
Hiram dejó escapar un grito de sorpresa.
Marlon se rió y aplicó mÔs fuerza, sujetando la ropa interior con ambas manos.
La sorpresa de Hiram rÔpidamente se convirtió en dolor cuando sus preciosas joyas se aplastaron contra su cuerpo.
Marlon levantó su rodilla. Regalando un ataque mortal contra los grandes cojones de Hiram, aplastÔndolos y haciéndolo aullar de dolor.
Se desplomó en el suelo mientras los bóxers, aún en poder de Marlon, se desgarraban.
Con la cara contraĆda en agonĆa, Hiram agarró sus bolas, gruƱendo y gimiendo, desnudo.
Marlon estaba sosteniendo la ropa interior de su medio hermano hecha jirones. Pero fue bruscamente sorprendido por un movimiento rÔpido y preciso de Hiram. Su mano se disparó entre piernas y envolvió los dedos alrededor del gran bulto y apretó los huevos con fuerza.
Los ojos de Marlon se agrandaron y dejó escapar un gemido sin aliento.
Sus dedos se aflojaron y la ropa interior de su hermano cayó al suelo.
Hiram estaba de rodillas, con el rostro contraĆdo de dolor, una mano sostenĆa su desnudez masculina, la otra mano apretaba las bolas de Marlon.
Giró su mano, provocando un gemido agudo de Marlon.
Los ojos de Marlon se crisparon cuando el dolor irradió a todo su cuerpo.
Con un gruƱido, Hiram estiró bruscamente, haciendo que Marlon chillara de dolor mientras caĆa de rodillas.
Para desnudar a Marlon por completo, Hiram tuvo que soltarlo de las huevas.
Tan pronto como lo hizo, Marlon dejó escapar un suspiro de alivio, se quedó boca arriba, sobando sus bolas, con la cara retorcida de dolor.
Hiram se levantó, agarró las piernas de su oponente y las extendió en una amplia forma de V. Miró a Marlon, su polla semi dura estaba balanceÔndose de lado a lado. Levantó el pie.
Marlo empezó a luchar, protegió sus bolas con las manos y pataleó intentando sacudir a Hiram.
Logró liberar su pie izquierdo, y lo golpeó contra la entrepierna de Hiram tan fuerte como pudo, aplastó las bolas gordas y carnosas en su cuerpo con su talón haciendo que el muchacho aullara en agonĆa cuando tropezó hacia atrĆ”s.
Marlon se arrastró mientras Hiram caĆa de rodillas, agarrando sus preciosos testĆculos haciendo una mueca de dolor.
Se levantó, mientras acariciaba sus bolas, sus dedos comprobaban si estaban dañadas.
Hiram levantó la mirada, haciendo una mueca de dolor. TenĆa que derrotar a su hermano y darle una lección.
Marlon no perdió el tiempo y se lanzó contra Hiram, estrelló el pie en su entrepierna destruyendo miles de cĆ©lulas de esperma que salvarĆan al mundo.
El pie de Marlon aplastó las gónadas como tortillas. Hubo un sonido fuerte que resonó por la habitación.
Hiram dejó escapar un gruƱido, su rostro se arrugó en agonĆa cuando el dolor explotó en sus testĆculos.
Marlon dio un paso atrÔs, burlÔndose de Hiram, quien se dobló, gimiendo de dolor y agarrando sus lastimadas bolas. Estaba aullando de dolor, sobando sus bolas, su cara estaba contra el suelo y su culo en el aire.
Marlon caminó alrededor de él y siguió con otra patada dura a las pelotas de Hiram.
Las manos de Hiram no pudieron proteger sus posesiones mÔs preciadas cuando el pie de Marlon conectó contra sus nudillos.
Hiram rodó hacia un lado y se acurrucó en posición fetal gimiendo en agonĆa.
Marlon se arrodilló y estiró la mano entre los muslos de Hiram.
—Ahora te tengo por las pelotas, ¿eh? —sonrió, apretando los dos grandes y tiernos orbes con fuerza.
Estaban rojos e hinchados rÔpidamente, los golpeó con fuerza con la palma de su mano, haciendo que Hiram gritara de dolor.
Intentando salir de su posición incómoda, Hiram estiró su cuello y atacó, tratando de golpear a Marlon.
En cambio, logró pegarse a sà mismo en las huevas.
Marlon soltó una carcajada.
Hiram dejó escapar un gruñido frustrado cuando Marlon apretó y torció sus bolas, haciéndolo gritar de dolor.
Riéndose, Marlon se levantó, tirando a Hiram del suelo por sus huevos haciéndolo llorar.
La polla enorme de Hiram se habĆa vuelto completamente dura, balanceĆ”ndose salvajemente entre sus piernas mientras se ponĆa a cuatro patas, sus bolas seguĆan atrapadas en el agarre de Marlon.
Marlon recibió una patada que lo tomó por sorpresa, aplastando sus cocos en su cuerpo y haciéndolo soltar las bolas de Hiram de inmediato.
Los ojos de Marlon se agrandaron y su mandĆbula cayó. Lentamente, se dobló, agarrĆ”ndose la entrepierna, haciendo una mueca de dolor, mientras un gemido jadeante escapaba de su boca.
Tanto Marlon como Hiram sufrĆan mucho dolor, agarrando sus bolas maltratadas.
Sintiendo que esta era su oportunidad de cambiar las cosas y evitar que sus bolas rÔpidamente hinchadas se aplastaran para siempre, Hiram se levantó y atacó a Marlon.
GruƱendo y haciendo muecas de agonĆa, Hiram derribó a su medio hermano al suelo, sin perder el ritmo apretó el puƱo y comenzó a golpear los testĆculos de Marlon con el puƱo.
Una y otra vez metió los nudillos en las bolas de Marlon, aplastando sus jugosas ciruelas contra su cuerpo.
Marlon estaba gritando desde lo mĆ”s alto de sus pulmones mientras Hiram causaba estragos en su hombrĆa, golpeando sus bolas como un loco.
—Ahora, mira lo que tenemos aquĆ —murmuró Hiram mientras el pene de Marlon engordaba y se hacĆa mĆ”s duro con cada golpe, sobresaliendo entre sus muslos como un cohete que espera partir. Agarró la polla de Marlon y la sacudió un par de veces antes de lanzar un devastador golpe en la cabeza.
Marlon dejó escapar un chillido espeluznante.
A pesar del dolor en sus propios testĆculos sobredimensionados, Hiram continuó su asalto a la hombrĆa de Marlon, golpeando despiadadamente sus bolas y su polla dura y carnosa.
El rostro de Hiram se veĆa feliz mientras aplastaba las bolas de Marlon con su puƱo.
La polla de Marlon palpitaba y se retorcĆa filtrando lĆquido preseminal cuando Hiram golpeaba sus testĆculos llenos de crema.
Hiram se detuvo para recoger parte del presemen de Marlon con su mano.
Y asà le llenó el rostro a su hermano con rastros de su baba genética salada.
—¿Te gusta eso? —Hiram se rió entre dientes—. Hay mĆ”s de donde vino eso... —recogió un poco mĆ”s del lĆquido preseminal y forzó sus dedos en la boca de Marlon, haciĆ©ndole probar su propio jugo. Soltó una carcajada
Marlon dejó escapar un gruƱido y apretó la mandĆbula.
Hiram chilló como niña sacando rÔpidamente sus dedos de la boca de Marlon y retrocediendo.
Marlon se abalanzó sobre él, golpeÔndolo en las costillas.
Los dos jóvenes rodaban de un lado a otro, cada uno de ellos tratando de obtener ventaja.
Fue Marlon quien logró rodear con sus dedos la hombrĆa de Hiram. Cerró la mano aplastando el testĆculo derecho de Hiram y haciĆ©ndolo aullar en agonĆa.
Hiram trató de defenderse, pero Marlon se las arregló para derribarlo, colocando la cabeza de su medio hermano sobre sus talones, logrando que su polla dura y gruesa apuntara a su cara.
Marlon sonrió débilmente.
Los ojos de Hiram se agrandaron cuando su propia gruesa y dura polla penetró en su boca al estar doblado.
Hiram exclamo de dolor cuando Marlon comenzó a exprimir sus testĆculos, agarrando un orbe gordo en cada mano y clavando sus pulgares en ellos. Gruñó, sus labios estaban envueltos alrededor del gordo y palpitante tronco de su polla.
Con una media sonrisa en la cara, Marlon trabajó sobre las hinchadas bolas rojas de Hiram, presionando sus pulgares hacia abajo, retorciéndolos en las bolas.
La voz amortiguada de Hiram subió mÔs y mÔs en tono y volumen mientras Marlon apretaba sus preciosas ciruelas, aplastÔndolas mientras su polla temblaba.
—Hoy me libero de esta pocilga, perdedor —anunció Marlon alegremente al sentir que las huevas de Hiram intentaban acercarse a su cuerpo, anunciando el comienzo de un orgasmo grande y doloroso.
Como si fuera una seƱal, los gruƱidos de Hiram se convirtieron en un gorgoteo frenƩtico mientras su polla descargaba el contenido de sus bolas torturadas dentro de su boca, inundando su garganta con su esperma cremoso.
Los ojos de Hiram estaban cerrados, su rostro se contorsionaba de dolor, mientras un chorro tras otro de crema salada llenaba su boca hasta desbordarse. Semen comenzó a correr por las comisuras de su boca mientras gruƱĆa gimiendo y amordazĆ”ndose por la inyección involuntaria.
Marlon continuó apretando las bolas de Hiram, empeƱado en exprimir hasta la Ćŗltima gota de semen de los cojones hasta que estuvieran completamente vacĆos.
Tardó un par de minutos hasta que Marlon estuvo seguro de que no quedaba ni un solo chorrito de jugo dentro de las gónadas de Hiram.
—Creo que hemos terminado aquĆ —Marlon sonrió, levantĆ”ndose y permitiendo que Hiram se enderezara—. Ahora voy a la fase dos de destrucción.
Hiram ni lo escuchaba pues estaba ocupado tosiendo su leche. Su atractivo rostro estaba empapado de sudor.
Se limpió la boca, gruñendo y tosiendo, el sabor de su propio semen llenò toda su boca. Dejó escapar un gemido miserable y se acurrucó en posición fetal, agarrando sus bolas.
Marlon lo observó, acariciando casualmente sus propios testĆculos severamente hinchados. Su pene estaba duro como roca y tenĆa lĆquido preseminal.
—¿Sabes quĆ©? —Marlon se rió entre dientes, dando un paso adelante y acariciando tranquilamente su dura polla—. Creo que puedo expeler un poco de semen para ti ahora mismo.
Hiram alzó la vista hacia Marlon con una expresión contorsionada por el dolor, justo cuando la polla de Marlon soltó el primer chorro de esperma golpeó a Hiram directamente en la cara.
Hiram se quedó sin aliento por la sorpresa, con la cara cubierta por la sustancia viscosa salada de Marlon, atrapó el segundo chorro de leche en su boca, haciĆ©ndolo escupir y toser mientras Marlon se echaba a reĆr.
La habitación estaba llena de la risa de Marlon y los gemidos de Hiram mientras Marlon llovĆa leche sobre Hiram.
Fue una muestra sorprendente de superioridad, una poderosa afirmación de dominio, como ver a un perro marcar su territorio. Tras los vidrios Jorge suplicaba para que la humillación cesara.
Chorro tras chorro de esperma llovió sobre Hiram, cubriendo al muchacho musculoso en esperma mientras la risa de Marlon hacĆa eco a travĆ©s de la habitación. Se quedó un rato recuperando el aliento hasta que dijo:
—Ahora voy a romperte las bolas, maldito.
Hiram gimió y quiso arrastrase del alcance de Marlon, cuando este ya lo iba a agarrar una timbre hizo su anuncio con una voz femenina.
«Marlon eres el ganador, al otro lado de la puerta estĆ” tu premio de liberación».
Al final de la sala una puerta permitió el paso, Marlon lo dudó por un momento pero se decidió a ir después de dar un puntapie a Hiram dejandolo humillado y dolorido.
—¿A dónde llevan a Marlon? —se desesperó Javier—. ¡QUE ME DIGAS A DĆNDE LLEVAS A MARLON!
Ćngel no le dio una respuesta, en su lugar clavó un sólido puƱetazo en las nueces a Javier que lo envolvió en un mundo de abrazante dolor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario