¿Quien manda en casa? - Las Bolas de Pablo

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28 oct 2018

¿Quien manda en casa?

ESCRITO POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING VERBAL F/M.

   Elena visitaba la casa de su vecina Lola, ellas se habían conocido hace muchos años en un pueblito de donde ambas eran oriundas, ubicado a 50 km de la capital; Desde hacía 10 años no se veían, pues la familia de Elena se vino a la ciudad… Ahora con 21 años ambas amigas se reencuentran ya que Lola ha venido a vivir a la gran ciudad con su esposo Efraín.

   Lola era un mujer bastante tímida, desde joven se mostró así, a los 18 años se casó con Efraín y la sacó a vivir de su pueblo natal, pronto llegaron los hijos y la esposa que únicamente sabía de la vida en una finca, se dedicó al hogar ahora que vivía en una pequeña ciudad. Era muy dedicada en su labor de casa y en la crianza de sus pequeños gemelos de 2 años.

   Pero recientemente se mudaron a la gran ciudad, Al vivir en el mismo barrio la amistad entre las mujeres se reactiva, pasan momentos amenos en donde recuerdan su infancia y anécdotas, pero para Elena hay un constante problema... Efraín, el dominante esposo de Lola.
   Efraín era un hombre de 26 años, sumamente altanero, prepotente y grosero, era común que gritara en casa por cualquier cosa, y sin importarle que hubiera gente presente. Su esposa siempre bajaba la cabeza cuando el estallaba en sus rabietas, y si bien nunca le decía un mala palabra a su esposa, si se notaba que aquello que el dijese se hacía en el hogar. En más de una ocasión le hizo desplante a Elena.
   Elena se sentía mal por su amiga, ella había estudiado y trabajaba en ventas desde hace años, su venida a la ciudad le había ayudado a tener independencia y autosuficiencia, luego conoció al hombre de su vida y se casó con éste. Pero Lola no había tenido educación, y casada con un hombre dominante se convertía casi en una esclava para éste... Se podía ver a Lola tejiendo durante parte el día, según ella Efraín le pedía le hiciese su propia ropa al tener ella bastante habilidad en el tejido; Eso lo hacía en el tiempo libre de sus quehaceres del hogar y de lidiar a los hijos, la vida de Lola era muy dura, pero Elena siempre veía en ella una sonrisa en su rostro, no parecía presentar quejas de su vida de casada.
   Llega el día en que Elena decide tratar cierto tema sobre Efraín; Aprovecharía que el marido estaba en el trabajo para saber muchas cosas de boca de Lola. Ese día al ver a su amiga con trenzas, le vienen recuerdos a Elena.
   "Quien te viera ahora, estas igualita!, casi me parece verte recogiendo papas como hacías en la finca de tus padres".

   "Tú tampoco has cambiado mucho".

   "Pero como es que terminaste casada con ese tal Efraín, te soy sincera, ese hombre da miedo".

   "Hablas por lo grandote que es?".

   "Pues entre otras cosas… En verdad hay mucha diferencia de tamaños, cuanto mide el?".

   "Efraín mide un metro con noventa y cinco centímetros (1.95), se tiene que agachar para entrar por la puerta, Jajaja".

   "Y tú en cuanto estas?".

   "Yo siempre fui bajita desde niña, mido un metro cuarenta y cinco (1.45), tu siempre me ganaste amiga".

   "Bueno no es para tanto, yo estoy en 1.60 cm, claro que mi esposo esta en 1.70, así que no se ve gran diferencia".

   "A mí me gusta que Efraín sea un hombre grande, así me protege". La actitud de Lola no era del agrado de Elena, Lola parecía sometida completamente a ese autoritario hombre.
   "Aún así entre ustedes hay 50 cm, medio metro de diferencia!"...

   "...Pero como fue que te casaste con él?".

   "Efraín es agrónomo, y llegó a  nuestra finca por un problema que había con los cultivos de papa, ahí nos conocimos, el me gustó enseguida y yo le gusté, así que cuando cumplí la mayoría de edad me pidió en matrimonio, ya de eso 3 años".

   "Y si eres feliz con él, amiga?".

   “Sí soy feliz, Efraín trae el dinero a casa y yo atiendo el hogar y los niños, ese es mi deber como esposa". Lola lo decía convencida de que ese era su papel en la vida, lo cual disgustaba a Elena, quien explotó!.

   "Lola, Efraín te tiene dominada!!".

   "Eso no es verdad, es que no lo conoces bien, yo sé que Efraín grita mucho y es exigente, pero conmigo se porta muy bien”.

   La respuesta de Lola no convence a Elena quien considera que de seguro Efraín la tiene intimidada. Unos minutos pasan en los cuales Elena intenta persuadir a Lola para que sea sincera, siempre respondiéndole aquella que no hay problemas en su relación, finalmente se da un giro del tema hacia lo íntimo...

   "Lola, me da pena esto, pero debo preguntarte algo amiga".

   "Dime... con confianza, te aseguro que Efraín me trata bien."

   "Efraín te obliga en la cama?".

   "Eh?, Hablas de forzarme a hacerlo?, lo hacemos todos los días, y yo quiero, en el cuarto la pasamos rico".

   "Pero a veces una no quiere, esos días él te obliga a tener sexo?".

   "Efraín no me obliga, pero a veces si me pide que haga cosas que no me agradan mucho".

   "Cómo cuáles?".

   "A Efraín le gusta que le chupen la verga".

   "Se la chupas?".

   "No me gusta mucho, es que Efraín la tiene muy larga y me da ganas de vomitar si me entra toda... pero si lo hago cuando es una ocasión especial, porque se cómo le gusta". 

   La amiga se ve sorprendida con la respuesta, no esperaba enterarse de los dotes de Efraín.

   "Lo que si le hago todos los días es besarle las huevas, A Efraín lo enloquece y me pide le dé más y más besos… Y como tiene las huevas grandes, me gusta jugar con ellas, parecen pequeños balones, no sé porque, pero me es lindo consentírselos". Lola exponía sin ninguna vergüenza su intimidad, ella criada en el campo era más dada a la sinceridad que una persona citadina, con mucha más vida social.

   Más datos sobre la virilidad de Efraín hicieron un nudo en la garganta de Elena. Quien analizó a su vecino:

   Con razón le veía un gran bulto entre las piernas, así que es huevudo él condenado.

   La mujer sacudió esas ideas de su cabeza y regresó a la preocupación por Lola.

   "Pero nunca te ha forzado?, dime la verdad amiga, porque eso es violación!". 

   "Una vez lo intento…".

   "Lo sabía!!". Por fin Lola denotaba algo de lo que Elena consideraba el maltrato que Efraín le daba.

   "Estaba desesperado por sexo ese día, pero lo puse en su sitio!... fue al inicio de nuestra vida de casados".

   "Que paso?, Cuéntame todo...". Elena estaba desesperada por saber detalles: "...Como lo hiciste?, si solo mira su tamaño!, Efraín es el doble tuyo en estatura, y debe tener tres veces más fuerza que tú!". 

   "El podrá ser grande y muy fuerte, pero tiene huevas, y como te dije unas bastante grandes, y ahí le duele mucho a Efraín".

   "Le pegaste en los...".

   "Yo podré ser pequeña, pero sé cómo hacerme respetar de un hombre, y sé en donde a ellos es que les duele".

   "Cómo fue la cosa, cuéntame!". Elena estaba demasiado intrigada.

   “Ese día vino algo bebido a la casa y quería cogerme, pero yo no quería y me fui a dormir, apenas me acosté se me puso encima y me quería quitar las pantaletas”.

   “Te iba a violar, maldito!”.

   “Por fuerza yo no podía hacer nada, así que le abrí las piernas”.

   “Entonces te dejaste violar?”.

   “Si, deje que me lo hiciera, pero así pude pillarlo descuidado, lo tenía con todo su peso encima mío… Cómo estaba muy contento metiéndomela,  no se dio cuenta cuando le agarré las huevas”.

   “Aauch amiga!, pero merecido se lo tenía”.

   “Le dolió mucho, cuando se las apreté más duro hice que gritara, enseguida se quedó quieto y me rogo se las soltara, pero se las jale hacía atrás para que me sacara la verga, y entonces le dije que me pidiera perdón”.

   “Enseguida lo hizo no?”.

   “Claro, le dolía mucho, hasta se puso a llorar por sus huevas, pero tenía que oír clarito su disculpa, y solo cuando se disculpó bien lo solté!… Y de ahí nunca ha vuelto a querer metérmela sin mi permiso”.

   “Y aprendió a las malas, Pero Lola no puedo ni imaginarme a una mujer dominando a ese enorme hombre".

   "Si, pero si a Efraín le aprietan las huevas, cualquier mujer le puede ganar".

   "Vaya, me dejaste sorprendida con esto que me cuentas Lola... quien lo hubiera imaginado… Nunca más ha intentado forzarte, porque sabe lo que le puede pasar".

   "Aunque a veces cuando viene borracho, es insistente en querer cogerme en la cama, pero si no quiero, le recuerdo que no siga con eso porque lo puedo lastimar, y ahí enseguida baja la cabeza y se disculpa".

   "Baja la cabeza?, así literalmente.?..".

   "Si, lo hace porque sabe que si le agarro las huevas, lo haré gritar otra vez".

   "Y desde ahí no has tenido que recalcarle el asunto con la mano Jajajaja".

   "No, pero si se las apreté otro día… Pero él se lo buscó por cómo actuó".

   "No entiendo, que te hizo?".

   "A mi nada, es que quería quitarle una finca que es de mi Tío, y yo le dije que no le hiciera eso a mí familiar, pero no me hizo caso porque me enteré que seguía haciendo maniobras para quedarse con esa tierrita, y entonces lo castigué!". Lola estaba algo enojada al recordar aquella anécdota.

   "Cómo se las apretaste?".

   "Lo cogí cuando estaba durmiendo, me le puse en la cama justito entre las piernas y le agarre las huevas!".

   "Estaba Desnudo o en calzoncillos?". Elena quería saber ese detalle.

   "Estaba en bolas, porque me había cogido antes esa noche".

   "Pero te acostaste con él cuando luego le ibas a castigar por lo de tu tío!?". Elena no entendía en actuar de su amiga.

   "Tenía que hacerlo confiarse, siempre después de que me coge, Efraín duerme sabroso y se queda profundo, así lo podía agarrar fácil… Además cogiendo normal no se daba cuenta que estaba molesta con él". 

   Lola exponía una actitud impasible, era una chica que no sentía reserva alguna para hacer sus planes realidad, usaba los métodos que consideraba necesarios sin importar que pareciese injusto o contradictorios.

   "Entonces lo hiciste con él para que estuviese confiado... Lola después de relajarlo y dormirlo, lo tomaste sin ninguna guardia, Jajaja, fuiste perversa amiga, quien te viera, de niña buena no tienes nada… Jajaja".

   "Bueno, ahí le agarre las huevas y se las apreté bien duro, y enseguida se despertó gritando, pero se las retorcí para que le doliera bastante...".

   Una expresión de dolor apareció en el rostro de Elena. 

   "...Le dije que prometiera dejar la tierra de mi Tío o no lo dejaba ir... ".

   "Lo chantajeaste con lo más importante de los machos, Ajajaaja".

   "Y se quiso hacer el fuerte, diciéndome que NO... pero se veía como sudaba... lo tenía bien agarrado y no le iba a soltar las huevas...".

   Elena estalló una vez más en risa: "Jajaja, que loca estás amiga Lola, Y debió ceder de seguro".

   "Así es... Le tocó prometérmelo porque no aguantaba más, y es que mi mano ya se las conoce bien, como se las coja, no le queda de otra más que hacerme caso".

   "Que arriesgada eres amiga, te confieso que todo esto que me cuentas parece difícil de creer". Elena estaba atónita ante todo lo que escuchaba.

   "Pero es la verdad, si hasta casi se pone a llorar, es que Efraín es muy delicado en las huevas".

   "Y después no se enojó contigo?".

   "No porque me puse a sobárselas, y cuando ya le paso el dolor y se le paró la verga, se la chupe un ratito, quería compensarlo por haberlo maltratado".

   "Insisto... me has dejado sorprendida amiga... tu eres la que domina a ese gigantón!".

   "No digas eso, soy una buena esposa y Efraín es un buen esposo".

   “Pero se hace lo que tú dices amiga… sea en la cama o en las decisiones que toman…”

   “Bueno si lo dice así, pues sí, Efraín siempre me pide permiso para tomarme en la cama, y si yo le digo que no haga algo, como con mi tío, el acepta lo que yo digo y no lo hace”.

   “Tú eres la que lo manda a él”.

   “A mí no me interesa mandarlo, él es un hombre muy decidido, y solo en algunas cositas es que le digo que hacer”.

   Elena pensaba:

Lola es feliz en su vida a su extraña manera, casi no nota que ella domina a Efraín, él vive mostrándose prepotente y engreído ante todos, pero menos ante su esposa, quien con buenos apretones de bolas le ha sometido por completo.

   Pronto la conversación volvió a temas más cotidianos y quedó atrás cualquier reclamo o intento de conocer más del tema.

   Al final de la jornada, Elena regresó a su casa con la conciencia tranquila... Realmente Efraín, ese enorme y malgeniado macho, estaba subyugado a Lola... su amiga era quien mandaba en esa casa.


FIN.

Gracias.

Comentarios a zatniktiel@hotmail.com


NOTA: En un próximo relato conocerán con más detalles como fue esa noche en la que Efraín intentó forzar a Lola, y terminó muy mal la jornada para él.

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