Un rato sin preocupaciones - Las Bolas de Pablo

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12 oct 2018

Un rato sin preocupaciones

CONTIENE:
SEXO HETEROSEXUAL 

   Marcos Chacón contemplaba el paisaje ante sus ojos, la brisa marina chocaba contra el pecho abierto de su camisa, descansaba reclinado en un asiento escuchando al mar. Alejada estaba su esposa que a veces lo miraba.


   Ć‰l estaba feliz, meses atrĆ”s estuvo a punto de divorciarse de ella por una absurda y tonta aventura. Se distanciaron por mucho tiempo llegando al punto de ser enemigos, por fortuna lograron superar sus problemas y recuperar el amor.



   Estaban compartiendo unas vacaciones en pareja, y bastante bien que les hacĆ­a ese tiempo juntos.



   —¿QuĆ© pasa, amor? —dijo Marcos con una mirada pĆ­cara.



   —No lo sĆ© —negó Jenny peinĆ”ndose el cabello—, no me hubiera gustado dejar a los muchachos solos en casa.



   —Oh, Dios, Yenny, no creo que te preocupes por eso. No son unos niƱos que van a quedarse solos estamos hablando de adultos, todos, Jenny, Lucas, Israel. Ven aquĆ­ y no te preocupes.



   —Ya deberĆ­amos volver, Marcos.



   —No, Yenny, no digas eso, yo la estoy pasando rico aquĆ­.



   Yenny suspiró.



   —Mi amor, ¿por quĆ© no vienes acĆ” y la pasamos genial? Ven, aquĆ­ —Marcos Chacón empezó a palparse la entrepierna mirando de forma sugestiva a su mujer que no pudo rechazar la invitación.



   Yenny salió de la comodidad de su asiento y se acercó a donde Ć©l estaba, posó sus manos en sus hombros y tras el escalofrĆ­o inicial de sentir piel con piel, empezó a bajar hacia su pecho hasta colocarse de rodillas ante Ć©l.



   Sin que los labios rompieran aquel placentero silencio, sus manos se acercaron a la entrepierna y Marcos torpemente respondió levantĆ”ndose levemente del asiento. Cuando le quitaron el pantalón Yenny bajó la cabeza reposando la mejilla sobre su polla. El calor empezó a darle vida a la virilidad. Deslizó sus manos por las piernas hasta llegar hasta donde antes estaba su cabeza y empezó a acariciar suavemente el tronco... los grandes huevos... Marcos cerró los ojos abrumado por el placer que sentĆ­a al ser acariciado de aquella forma.



   La seƱora Yenny comenzó a pajearlo despacio y con suavidad. Bajaba y subĆ­a ambas manos presionando con firmeza. Rozaba con la punta de sus dedos el capullo embadurnado de lĆ­quidos preseminales. Yenny se pasó la lengua por los labios dotĆ”ndolos de brillo y despuĆ©s se inclinó para introducir la rĆ­gida carne madura en su boca.



   Jugaba con su lengua a la vez que chupaba. No se limitaba a acariciarle la polla con sus labios. Marcos se agarró al reposabrazos cerrando los ojos recibiendo otra mamada espectacular de su mujer.



   No durarĆ­a mucho tiempo asĆ­ y los escalofrĆ­os que recorrĆ­an su cuerpo le avisaban que su trabajo estaba a punto de concluir. Poco a poco, intentó separar su cabeza de Ć©l pero la esposa apartó sus manos y aceleró el ritmo y la intensidad de sus movimientos, mientras le bombeaba la polla a ritmo entre su boca y su mano. Marcos gimió y de pronto... explotó. Con la cabeza en el regazo, su esposa mamaba y mamaba a cada contracción del pene. El semen se derramaba poco a poco en su garganta.



   Cuando ya pasaron los Ćŗltimos espasmos Yenny mantuvo su boca abrazando el largo pene y acabó pasando su lengua por la punta para recibir las Ćŗltimas gotas de leche. Esperó unos segundos con la cabeza agachada sobre Ć©l y sólo se oĆ­an los jadeos de Marcos y el sonido del mar.



   Marcos Chacón sonrió tiernamente a su mujer mientras ella se limpiaba el mentón, Ć©l le pasó el Ć­ndice por el labio recogiendo un poco de su semen, aĆŗn asĆ­ se metió el dedo a la boca y chupó.



   Su esposa despuĆ©s lo besó, cuanto lo amaba.

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