BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
En los periódicos de la ciudad ya comenzaba a frecuentar la noticia de los grupos de hombres que habĆan sido seducidos por mujeres y que como recompensa recibieron un castigo testicular. Cuando la tortura terminaba eran abandonados junto a una flor de orquĆdea. Las investigaciones policiales empezaban a arrojar un grupo denominado La sociedad de las orquĆdeas que se caracterizaba por torturar los genitales de hombres musculosos.
No sólo musculosos sino tambiĆ©n arrogantes y ese dĆa era el turno de Alex que cuando llegó al gimnasio saludó con una voz fuerte que no podĆa ser descrita como humilde.
Alex estaba de pie en medio del gimnasio esperando a alguien que lo invitara a luchar en el ring de boxeo.
āĀ”Quiero luchar con alguien! āimploróā. ĀæO que pasa nadie se atreve? ĀæMe tienen miedo?
QuizƔs era cierto se caracterizaba por ser un luchador sagaz, rƔpido y violento.
āYo me atrevo āindicó una suave voz femenina.
Con risa socarrona Alex miró a la mujer delante de Ć©l. En cuestiones de lucha le daba igual maltratar a un hombre que a una mujer. Y esa mujer de aspecto endeble no le harĆa dudar para mandarla a la inconsciencia de un buen puƱete. Ella usaba un ceƱido pantalón azul y un top que cubrĆa sus senos.
āTe espero en ring niƱita ya despuĆ©s no vayas a llorar.
Con sobrada arrogancia Alex subió de un salto al ring y la esperó encima. Cuando la chica iba a subir él amenazó con golpearla por lo que ella precavida tuvo que retroceder. Igual ocurrió en el segundo y tercer encuentro.
āĀæMe dejarĆ”s subir por las buenas? ātuvo que reclamar.
āĀ”JAJAJA! āfue la hiriente risotada de Alex antes de retroceder y dejarla subir.
Un referi se acercó al nuevo encuentro que se iba a disputar y mÔs de un curioso comenzó a grabar con su celular.
Un golpe a la quijada hizo caer a la chica al suelo y ella se levantó a los pocos segundos. Recibiendo un rodillazo en el abdomen de parte de Alex que la dejó sofocada.
āĀæEstĆ”s cansada? Que triste, mami.
Se echó sobre ella y esperó el conteo del referi. La chica pudo reaccionar a tiempo deteniendo su derrota. Alex se apartó pero le dio un traicionero pisotón en las manos.
La chica se quejó de dolor pero consiguió alzarse y ponerse en guardia.
Inesperadamente se lanzó contra Alex, él esperó un puño en la cara pero la chica lo agarró por los hombros y golpeó su rodilla contra su entrepierna, haciéndolo aullar de dolor.
Mirando la reacción el Ôrbitro se rió.
Alex inhaló bruscamente, apretando los dientes para ocultar su dolor.
āĀæTe ha dolido el golpe, gilipollas? ādijo la muchachaā. ĀæNo soportas el dolor? ĀæTe duele, eh? Ā”Pito chico, bastardo!
Alex dejó escapar un grito reprimido, haciendo que la muchacha se echara a reĆr.
Un par de minutos después, la pelea se reanudó, Alex estaba preparado para continuar pero sus movimientos eran menos rÔpidos que con anterioridad.
Y propinó un golpe contra las costillas de ella.
La muchacha apretó los dientes.
Alex no pudo evitar sonreĆr.
Ella se arrastró haciendo muecas.
Alex se acercó a ella y la mujer hizo un gran esfuerzo en levantar la pierna hacia atrÔs y patear sus bolas. La punta de su pesada bota golpeó a las dos gónadas contra la superficie dura de su pelvis.
Alex gritó de dolor, haciendo que la muchacha escapara una risa.
Después de un par de patadas mÔs que dejaron al luchador gimiendo de dolor, ella hizo que dejara de moverse y se sentó de espaldas, frente a su trasero. Miró a las bolas atrapadas de Alex y sonrió.
āMira estas pequeƱas huevitas āse rió, golpeando la pelota izquierda con la palma de su mano antes de dar un fuerte golpe a la gónada derechaā. ĀæSerĆ” suficiente sacar algo de aquĆ? ĀæQuĆ© crees tĆŗ pito chico?
Ella se puso a gatas y miró la polla de Alex. El trozo de carne magullado colgaba entre sus muslos, separado de sus dos mejores amigos. Se veĆa triste e inĆŗtil en su estado flĆ”cido. La mujer agarró la cabeza y tiró con fuerza, haciendo que Alex gimiera de dolor.
La chica se rió y agarró la hueva derecha e hinchada de Alex con ambas manos.
Alex dejó escapar un grito ronco cuando comenzó a comprimir la tierna carne de su testĆculo, clavando las yemas de los dedos en el nĆŗcleo carnoso.
āOoooooooh āAlex gritó, su rostro se contrajo de dolor.
La mujer miró al Ć”rbitro y ambos se echaron a reĆr mientras ella aplastaba y aplastaba la bola del luchador con toda la fuerza que podĆa reunir, retorciendo, tirando y apretando con fuerza.
āSi antes no tenĆas huevitos, ahora sólo es un vago recuerdo.
Agarró la bola de Alex y la giró 360 grados, provocando un agudo gemido de agonĆa del apuesto luchador.
Alex gemĆa y jadeaba con su cara pĆ”lida mientras la combatiente aplanaba sus testĆculos distorsionando su forma de huevo.
Los gemidos de Alex se convirtieron en gritos de agonĆa cuando la chica aplastaba sus huevos a la mitad de su diĆ”metro original.
Ella se tomó un descanso, admirando su faena mientras Alex gritaba.
La muchacha se inclinó a un lado y miró la pequeña polla que se dibujaba en el calzón y se rió entre dientes.
Gotas de sudor caĆan de la cara de Alex. Sus ojos estaban cerrados, su boca estaba bien abierta, llenando el gimnasio con lamentos de agonĆa.
Un chillido agudo escapó de la boca de Alex cuando su pequeƱa polla se endureció. Un rugido de dolor indicó que la pija habĆa alcanzado su mĆ”xima dureza.
āCon esa miniatura no complaces ni a una hormiga āse burló la chicaā, bastante gallito que saliste para lo que tienes.
Colocó su pie encima de su cabeza y esperó la señal del Ôrbitro.
El sonido de una campana marcó el final de la sesión, y la muchacha resultó victoriosa.
Sin importarle y luciendo como un miserable derrotado Alex se acurrucó en el suelo acariciando sus pelotitas hinchadas.
Media hora mĆ”s tarde cuando Alex se dirigió todavĆa encorvado al vestuario para cambiarse de ropa consiguió entre sus pertenencias del casillero una arrugada flor de orquĆdea fue cuando comprendió que fue vĆctima del selecto grupo.
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