La sociedad de las orquideas - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

14 abr 2019

demo-image

La sociedad de las orquideas

CONTIENE
BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
f1dc52830d8b235e81627a76f02a2235

   En los periódicos de la ciudad ya comenzaba a frecuentar la noticia de los grupos de hombres que habĆ­an sido seducidos por mujeres y que como recompensa recibieron un castigo testicular. Cuando la tortura terminaba eran abandonados junto a una flor de orquĆ­dea. Las investigaciones policiales empezaban a arrojar un grupo denominado La sociedad de las orquĆ­deas que se caracterizaba por torturar los genitales de hombres musculosos.


   No sólo musculosos sino tambiĆ©n arrogantes y ese dĆ­a era el turno de Alex que cuando llegó al gimnasio saludó con una voz fuerte que no podĆ­a ser descrita como humilde.



   Alex estaba de pie en medio del gimnasio esperando a alguien que lo invitara a luchar en el ring de boxeo.



   ā€”Ā”Quiero luchar con alguien! —imploró—. ĀæO que pasa nadie se atreve? ĀæMe tienen miedo?



   QuizĆ”s era cierto se caracterizaba por ser un luchador sagaz, rĆ”pido y violento.



   ā€”Yo me atrevo —indicó una suave voz femenina.



   Con risa socarrona Alex miró a la mujer delante de Ć©l. En cuestiones de lucha le daba igual maltratar a un hombre que a una mujer. Y esa mujer de aspecto endeble no le harĆ­a dudar para mandarla a la inconsciencia de un buen puƱete. Ella usaba un ceƱido pantalón azul y un top que cubrĆ­a sus senos.



   ā€”Te espero en ring niƱita ya despuĆ©s no vayas a llorar.

56cf77fe8b288c5cae73fa25d72f41cd


   Con sobrada arrogancia Alex subió de un salto al ring y la esperó encima. Cuando la chica iba a subir Ć©l amenazó con golpearla por lo que ella precavida tuvo que retroceder. Igual ocurrió en el segundo y tercer encuentro.



   ā€”ĀæMe dejarĆ”s subir por las buenas? —tuvo que reclamar.



   ā€”Ā”JAJAJA! —fue la hiriente risotada de Alex antes de retroceder y dejarla subir.



   Un referi se acercó al nuevo encuentro que se iba a disputar y mĆ”s de un curioso comenzó a grabar con su celular.



   Un golpe a la quijada hizo caer a la chica al suelo y ella se levantó a los pocos segundos. Recibiendo un rodillazo en el abdomen de parte de Alex que la dejó sofocada.



   ā€”ĀæEstĆ”s cansada? Que triste, mami.



   Se echó sobre ella y esperó el conteo del referi. La chica pudo reaccionar a tiempo deteniendo su derrota. Alex se apartó pero le dio un traicionero pisotón en las manos.



   La chica se quejó de dolor pero consiguió alzarse y ponerse en guardia.



   Inesperadamente se lanzó contra Alex, Ć©l esperó un puƱo en la cara pero la chica lo agarró por los hombros y golpeó su rodilla contra su entrepierna, haciĆ©ndolo aullar de dolor.



   Mirando la reacción el Ć”rbitro se rió.

1fa7e0d56d90b969321f7a1de3a158e7


   Alex inhaló bruscamente, apretando los dientes para ocultar su dolor.



   ā€”ĀæTe ha dolido el golpe, gilipollas? —dijo la muchacha—. ĀæNo soportas el dolor? ĀæTe duele, eh? Ā”Pito chico, bastardo!



   Alex dejó escapar un grito reprimido, haciendo que la muchacha se echara a reĆ­r.



   Un par de minutos despuĆ©s, la pelea se reanudó, Alex estaba preparado para continuar pero sus movimientos eran menos rĆ”pidos que con anterioridad.



   Y propinó un golpe contra las costillas de ella.



   La muchacha apretó los dientes.



   Alex no pudo evitar sonreĆ­r.



   Ella se arrastró haciendo muecas.

9df82bcce0c241d0706b99be9303b010


   Alex se acercó a ella y la mujer hizo un gran esfuerzo en levantar la pierna hacia atrĆ”s y patear sus bolas. La punta de su pesada bota golpeó a las dos gónadas contra la superficie dura de su pelvis.



   Alex gritó de dolor, haciendo que la muchacha escapara una risa.



   DespuĆ©s de un par de patadas mĆ”s que dejaron al luchador gimiendo de dolor, ella hizo que dejara de moverse y se sentó de espaldas, frente a su trasero. Miró a las bolas atrapadas de Alex y sonrió.



   ā€”Mira estas pequeƱas huevitas —se rió, golpeando la pelota izquierda con la palma de su mano antes de dar un fuerte golpe a la gónada derecha—. ĀæSerĆ” suficiente sacar algo de aquĆ­? ĀæQuĆ© crees tĆŗ pito chico?



   Ella se puso a gatas y miró la polla de Alex. El trozo de carne magullado colgaba entre sus muslos, separado de sus dos mejores amigos. Se veĆ­a triste e inĆŗtil en su estado flĆ”cido. La mujer agarró la cabeza y tiró con fuerza, haciendo que Alex gimiera de dolor.



   La chica se rió y agarró la hueva derecha e hinchada de Alex con ambas manos.



   Alex dejó escapar un grito ronco cuando comenzó a comprimir la tierna carne de su testĆ­culo, clavando las yemas de los dedos en el nĆŗcleo carnoso.



   ā€”Ooooooooh —Alex gritó, su rostro se contrajo de dolor.



   La mujer miró al Ć”rbitro y ambos se echaron a reĆ­r mientras ella aplastaba y aplastaba la bola del luchador con toda la fuerza que podĆ­a reunir, retorciendo, tirando y apretando con fuerza.



   ā€”Si antes no tenĆ­as huevitos, ahora sólo es un vago recuerdo.



   Agarró la bola de Alex y la giró 360 grados, provocando un agudo gemido de agonĆ­a del apuesto luchador.



   Alex gemĆ­a y jadeaba con su cara pĆ”lida mientras la combatiente aplanaba sus testĆ­culos distorsionando su forma de huevo.



   Los gemidos de Alex se convirtieron en gritos de agonĆ­a cuando la chica aplastaba sus huevos a la mitad de su diĆ”metro original.



   Ella se tomó un descanso, admirando su faena mientras Alex gritaba.



   La muchacha se inclinó a un lado y miró la pequeƱa polla que se dibujaba en el calzón y se rió entre dientes.



   Gotas de sudor caĆ­an de la cara de Alex. Sus ojos estaban cerrados, su boca estaba bien abierta, llenando el gimnasio con lamentos de agonĆ­a.



   Un chillido agudo escapó de la boca de Alex cuando su pequeƱa polla se endureció. Un rugido de dolor indicó que la pija habĆ­a alcanzado su mĆ”xima dureza.



   ā€”Con esa miniatura no complaces ni a una hormiga —se burló la chica—, bastante gallito que saliste para lo que tienes.



   Colocó su pie encima de su cabeza y esperó la seƱal del Ć”rbitro.



   El sonido de una campana marcó el final de la sesión, y la muchacha resultó victoriosa.

434bd75aca83c9d569b385ef38507c10


   Sin importarle y luciendo como un miserable derrotado Alex  se acurrucó en el suelo acariciando sus pelotitas hinchadas.



   Media hora mĆ”s tarde cuando Alex se dirigió todavĆ­a encorvado al vestuario para cambiarse de ropa consiguió entre sus pertenencias del casillero una arrugada flor de orquĆ­dea fue cuando comprendió que fue vĆ­ctima del selecto grupo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pages

undefined