LA SIRVIENTA DE SCHWARZENEGGER (Relato corto).
CONTIENE BALLBUSTING F/M Y SEXO HETEROSEXUAL.
Arnold Alois Schwarzenegger (Thal, Austria, 30 de julio de 1947) es un actor, empresario, polĆtico y antiguo fisicoculturista profesional AustrĆaco y nacionalizado estadounidense. EjerciĆ³ como trigĆ©simo octavo gobernador del estado de California en dos mandatos desde 2003 hasta 2011.
Se casĆ³ el 26 de abril de 1986 con la periodista de televisiĆ³n MarĆa Shriver, sobrina de John F. Kennedy, en Hyannis, Massachusetts. Con la que tuvo cuatro hijos.
En el aƱo de 1990 iniciarĆa una aventura amorosa con una empleada domĆ©stica salvadoreƱa de nombre Rosario. Este relato trata sobre ese amorĆo.
Hace 6 meses Rosario GarcĆa, una salvadoreƱa de 26 aƱos entrĆ³ a trabajar como sirvienta en la mansiĆ³n familiar de Arnold Schwarzenegger, la empleada de cabellos y ojos negros, era bajita pero voluptuosa; Sin darse cuenta despertĆ³ en el actor de origen austriaco un creciente interĆ©s sexual en ella.
La sirvienta pronto notĆ³ que Arnold dirigĆa miradas no muy sanas a ella, especialmente a su escote, en alguna ocasiĆ³n notĆ³ la erecciĆ³n en los pantalones del actor, era demasiado evidente que la miraba con ojos de deseo.
El deseo tambiĆ©n estaba en la mente de Rosario, quien habĆa accedido a un afiche de Arnold, la imagen era de cuando su patrĆ³n tenĆa menos edad y posaba como fisicoculturista.
La salvadoreƱa se masturbaba observando aquel afiche, los enormes mĆŗsculos de su patrĆ³n la volvĆan loca. Y si bien el patrĆ³n ahora se acercaba a los 43 aƱos, no dejaba de ser un fornido y viril macho.
Rosario escribĆa con frecuencia y detalle en su diario personal. Se podĆan leer en diferentes escritos su gusto sexual por su patrĆ³n:
Esta tarde observaba la foto del patrĆ³n con la seƱora MarĆa, hacen buena pareja, pero por un momento soƱƩ que era yo quien compartĆa la foto con el patrĆ³n Arnold, todos alrededor observĆ”ndonos como la pareja mĆ”s bella del aƱo…SĆ³lo es un sueƱo.
En otra cita del diario.
Hoy fui al cine a ver la pelĆcula nueva del patrĆ³n, decidĆ ir sola para que nadie se diera cuenta de lo mucho que me atrae el seƱor Arnold, TOTAL RECALL (1990), se llama la pelĆcula, escuchĆ© que ha sido muy exitosa, se estrenĆ³ el 01 de junio…
…Tres momentos me impresionaron durante la pelĆcula:
Una mujer rubia quiĆ©n es la esposa del personaje del patrĆ³n, intenta matarlo a tiros. Todo estaba oscuro, pero Ć©l la somete y al encender la luz se sorprende de que sea su esposa quien le disparaba, esa mujer le ataca de nuevo, le da un codazo en la zona del hĆgado, y le vuelve a dar, pero ahora un puƱo en las huevas al patrĆ³n, cuando lo vi desviĆ© la mirada, pobre del seƱor Arnold…Hasta se escuchĆ³ como sonaron cuando le pegaron en las bolas.
DespuĆ©s la misma mujer sigue golpeĆ”ndolo, parece una karateca!; El seƱor Arnold se defiende de los golpes de la rubia esa, pero cuando le aguanta un golpe por arriba, esa maldita le da una patada por abajo…Se la mete en las huevas, que mujer tan traicionera!, se ve bien la cara de dolor del patrĆ³n, pobrecito…
Y la Ćŗltima escena es mĆ”s adelante en la pelĆcula…Me dio mucha impresiĆ³n el verla. Otra vez esa mujer rubia, la que era su esposa…El patrĆ³n se peleĆ³ con varios hombres y lo estaban sometiendo, la mujer aprovechĆ³ para rematarlo! Le dio una patada en la cara y con el seƱor Arnold casi desmayado, la maldita le dio un pisotĆ³n entre las piernas, le pisĆ³ las huevas!, como puede ser una mujer tan malvada y sĆ”dica. El patrĆ³n gritĆ³ de dolor, parecĆa que le dolĆa de verdad, pobre seƱor Arnold…
…Y para colmo esa mala mujer le dio otra patada en la cara, el patrĆ³n ahora si se desmayĆ³, la verdad no creo que haya hombre alguno que pueda soportar todo eso. AhĆ es dĆ³nde lo atrapan en la pelĆcula.
Creo que terminĆ© odiando a esa mujer, no se su nombre; El patrĆ³n es hombre y es bien fuerte, pero esa mujer es como karateca, y parece que solo sabe atacarle los huevos al seƱor Arnold. Al final la mata el patrĆ³n de un disparo cuando querĆa matarlo a traiciĆ³n.
Otra entrada en el diario de Rosario…
Esta tarde encontrĆ© al patrĆ³n en la piscina, usaba un pequeƱo baƱador que dejaba poco a la imaginaciĆ³n, se notaba el bulto de sus partes genitales y Ć©l sabĆa que yo se lo habĆa visto, en sus ojos se observaba el deseo puro por mĆ; Yo continuĆ© pasando, llevĆ”ndole un refresco de limĆ³n; HablĆ³ conmigo y cuando me di vuelta sentĆ que me tocĆ³ el trasero.
VolteĆ© y lo vi sonriendo, mi cara de pena le hizo disculparse, yo me fui de ahĆ casi corriendo, de haberme quedado no sĆ© quĆ© hubiera pasado, por fortuna la seƱora MarĆa estĆ” de viaje, por fortuna o por desgracia?, si ella estuviera en casa atenderĆa a su marido y no se darĆan estos momentos incomodos que tanto me excitan.
El diario continuaba con lo que sucedĆa esa misma noche.
El patrĆ³n me llamĆ³ a su cuarto, eran casi las 8 de la noche, no me dijo nada al llegar, pero cerrĆ³ la puerta y solo con la mirada, —La misma mirada que tenĆa en la piscina al nalguearme-—Me dio a entender lo que querĆa.
Se encontraba en pantalĆ³n de pijama, con el torso al descubierto.
—PatrĆ³n no me pida eso— Yo sĆ³lo le veĆa el fuerte pecho, desviando la mirada para no cruzarme con sus ojos.
—Te quiero tener Rosario, me gustas, tĆŗ decides.
Se metiĆ³ al baƱo dejando claro que si al salir aĆŗn estaba allĆ pasarĆa aquello que querĆa de mĆ.
Me pareciĆ³ un aƱo aquellos cortos minutos, el corazĆ³n me latĆa fuerte y me sentĆa caliente.
Me desvestĆ… conservando las pantaletas.
Cuando saliĆ³ del baƱo, vestĆa una pequeƱita toalla de baƱo, era imponente, la visiĆ³n de sus mĆŗsculos causaron que mojara las pantis.
…CaminĆ© hacia Ć©l y le pareciĆ³ agradar verme sin ropa, sabĆa que habĆa aceptado a su propuesta.
Cuando lo alcancĆ©, de inmediato le palpĆ© los mĆŗsculos del vientre con mis manos, deseaba desde hace tanto tocarle allĆ, como esperaba era todo duro lo que sentĆa, lo acariciaba y Ć©l sonreĆa.
LevantĆ© la mirada para poder velo a los ojos, y nos quedamos viendo, mis manos bajaron a su toalla tocĆ”ndole el pene, comencĆ© a pellizcĆ”rselo con dos dedos y enseguida pareciĆ³ crecer.
No aguantĆ© mĆ”s, liberĆ© su polla y me saquĆ© las pantaletas, mientras Ć©l se retirĆ³ la toalla, usĆ”ndola para secarse los lĆquidos de su polla
Ahora podĆa ver sus genitales desnudos, la polla era larga y le colgaban las bolas, Ć©stas tenĆan poco pelos y se veĆan suaves y deliciosas.
Le acariciĆ© los huevos con los dedos y las uƱas, eso sĆ, con mucha suavidad… Eso le gustĆ³ mucho, sus huevas eran grandes, y con cada cosquilleo se movĆan bastante dentro del saco de piel, eso me agradaba.
RecordĆ© la pelĆcula donde le pegaban bastante en las bolas al patrĆ³n, esa mujer de pelo rubio se las castigĆ³, asĆ no fuera de verdad, pero sentĆa que yo compensarĆa las bolas del patrĆ³n, conmigo solo recibirĆan caricias…
…Le masajeaba las bolas con mucho cariƱo y provocĆ”ndole una extrema relajaciĆ³n, lo escuchĆ© gemir mientras mirando al techo disfrutaba del masaje, le encantaba demasiado que se las tocaran y jugaran con ellas, tal vez la seƱora MarĆa no le hacĆa eso, y en verdad no creo que ella sea una mujer que se dedique a caricias como Ć©stas.
Su verga no dejaba de crecer y daba saltos, salpicando todo con su agĆ¼ita olorosa, le toque la punta y me empapĆ© los dedos con ella.
—Vamos a la cama ya…—ExpresĆ³ viĆ©ndome a la cara, la cual mostraba toda la ansiedad que ya tenĆa.
Lo tomĆ© del pene erecto y tirando suavemente de Ć©ste lo conduje a la cama. Al principio Ć©l puso resistencia disfrutando de la agarrada, yo le seguĆ el juego tirĆ”ndole con mĆ”s fuerza del palo, por fin haciĆ©ndole mover.
Se sentĆ³ a la orilla de la cama y yo me quedĆ© frente a Ć©l, viendo su musculatura. Me tomĆ³ por la cintura llevĆ”ndome hacia Ć©l, besĆ”ndome con pasiĆ³n e introduciĆ©ndome la lengua hasta la garganta…
…Le devolvĆ la atenciĆ³n y casi lo ahogo con lo profundo que llegĆ³ mi lengua, cuando nos separamos al fin, una gran cantidad de saliva caĆa de nuestras bocas necesitadas de aire.
ComenzĆ³ a tocarme, metiĆ©ndome la mano en la vagina, era cuidadoso y muy hĆ”bil con los dedos, yo jadeaba, gemĆa y suspiraba cada que palpaba mi botĆ³n de amor.
Le tocaba tambiĆ©n yo su pene que estaba bien duro, de pronto se me tirĆ³ como un tigre y me sometiĆ³ en la cama, nos besamos, y yo lo mordĆa en el cuello y en el hombro, eso le gustaba, sentĆa como la verga me rozaba el muslo, la polla le daba aĆŗn mĆ”s brincos…
…Yo chorreaba bien ansiosa por que ya me la metiera mientras el mantenĆa la miraba en mis tetas y comenzaba a masajearlas, sus manazas abarcaban toda la superficie de mis pechos.
—MĆ©tamela, patrĆ³n! —Le dije jadeando y como un toro se me puso encima mientras entraba primero la punta de cabeza de su gran polla, mi mojada vagina la recibiĆ³ gustosa.
Su cadera iba y venĆa, primero suave y luego rĆ”pido, cuando aceleraba me hacĆa gritar como una cualquiera, cuanta fuerza tenĆa el patrĆ³n, no esperaba menos de todos esos mĆŗsculos, me mordĆa los labios para lo llenar la habitaciĆ³n con mis gemidos.
El patrĆ³n paraba para no venirse, querĆa seguir disfrutĆ”ndome, y yo ya tenĆa un orgasmo y despuĆ©s otro, chorreaba mi coƱo como un grifo abierto.
Al cansarse un poco, cambiĆ³ de posiciĆ³n para descansar un instante y proseguir a un ritmo mĆ”s bajo…Me agarrĆ³ con sus grandes manotas y me puso en cuatro de un sĆ³lo giro, agarrĆ”ndome bien fuerte por mi cintura, yo peguĆ© mis caderas mĆ”s a Ć©l y de golpe clavĆ³ su garrote en lo mĆ”s profundo de mi mojado coƱo.
Ahora si jadeaba sin importarme el escĆ”ndalo, el patrĆ³n me daba duro, al tiempo que no desocupaba mi espalda de sus besos.
Por fin se vino, me encantĆ³ sentir su leche dentro.
El cayĆ³ pesadamente en la cama cual enorme era, creĆ que romperĆa la cama con su peso y fuerza, jadeaba exhausto, pero lo atendĆ bien, me ubiquĆ© entre sus gruesos muslos y le lamĆ las huevas sin parar, no me importaba que su leche se me saliera del coƱo y manchara las sabanas.
Casi me suplicaba que le diera tiempo, entendĆa lo que querĆa decir, aunque lo decĆa en otro idioma que no era inglĆ©s, debĆa ser alemĆ”n, porque el naciĆ³ por allĆ”.
Cuando se le volviĆ³ a parar la verga, yo me le puse encima, montĆ”ndolo como una vaquera, mis tetas al aire rebotaban sin parar, me movĆa como loca y el me la empuja lo mĆ”s profundo que podĆa…
…Se vino de nuevo, Ć©sta vez al tiempo que yo, me recostĆ© sobre su duro pecho y le besĆ© las tetillas. Nos quedamos un rato asĆ y despuĆ©s descansamos sobre la cama mojada y manchada.
Fue un delicioso sexo; Me fui de allĆ sabiendo que en adelante serĆ© suya cuantas veces Ć©l quiera…
Fin de la anotaciĆ³n, hoy es 08 de julio de 1990.
Una persona hojeaba el diario y tras cerrarlo levantĆ³ la mirada, se trataba de MarĆa Shriver, la esposa de Arnold, el rostro de la mujer, que siempre estaba acostumbrado a una amplia sonrisa, ahora expresaba un profundo enojo.
MarĆa se acomodĆ³ un mechĆ³n de pelo tras la oreja y calmadamente expresĆ³:
—Esta me la va a pagar, Arnold…Me la pagarĆ”s! ya lo verĆ”s!
CONTINUARĆ…
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