EN EL CINE, Parte 1. - Las Bolas de Pablo

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22 ene 2022

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EN EL CINE, Parte 1.

 

EN EL CINE, Parte 1.

Relato Corto.

 

 

CONTIENE BALLBUSTING M/M Y SEXO HOMOSEXUAL.

 

 

Tiene relación con el relato MOMENTOS SOBRE GINA 

 

Emilio Nuñez y su pareja Alberto van al cine, son felices! su relación va muy bien y conviven ya, pero el trabajo es intenso y hoy saldrÔn a des estresarse viendo una película.


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La pelĆ­cula es de terror…LA LLORONA vs ANNABELLE, El esperado enfrentamiento de criaturas demoniacas; Por ser la Ćŗltima función de 11 Pm la sala de cine no tiene muchos espectadores.

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Los amantes estÔn muy acaramelados cuando el sonido en ultra alta definición les asusta, antes de la película verÔn 3 avances de próximos estrenos.

 

Avance 1: LA COMPETENCIA DE ABUELOS!, pelĆ­cula que estrenarĆ” en Marzo 21. Ben Stiller como el exministro de turismo y Adam Sandler como ā€œEl polacoā€.

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Avance 2: LA ASESINA DE LA MAFIA…Parte 5 en 3D Estreno el 1 de Abril.

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—Y ahora van a sacar la pelĆ­cula en formato 3D, estos ladrones del cine no saben cómo sacarle el dinero al pĆŗblico —Expresaba Alberto al ver las escenas del avance, Ć©l habĆ­a visto la saga de pelĆ­culas de la asesina, saga mĆ”s trilladas que Resident Evil—Aunque no me gustó que el jefe mafioso la matara con una explosión.

 

—Pero era una asesina despiadada, bien muerta estĆ”! —Opinó Emilio.

 

—Yo querĆ­a ver mĆ”s de la asesina, siento que me estafaron con su muerte.

 

Emilio añadió:

 

—Pero parece que ella no murió, al menos en el libro, por ahĆ­ leĆ­ que al sobrevivir narra su pasado y el cómo inició su vida de criminal.

 

Avance 3: AZUL CARIBE, segunda parte, El nuevo amor de Pablo. A estrenarse el 27 de Febrero.

 

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—Quiero ver Ć©sta, me gusta el trio amoroso que comenzarĆ”.

 

—TonterĆ­as—Expresó Alberto— Ese Pablo es un traidor, golpear a David y dejarlo abandonado en esa isla…

 

—Pero despuĆ©s fue por Ć©l.

 

—No me convence esa trama—Y es que la traición amorosa, (trama recurrente en la primera parte de esta pelĆ­cula) era algo que enfadaba en verdad a Alberto, se le vino a la cabeza el abandono de Gina a su hermano menor.

 

Alberto apretó los puños del mal recuerdo. Emilio lo observó y supo que le sucedía

 

—Otra vez estĆ”s molesto por Gina, verdad? —Expuso Emilio que conocĆ­a el enfado que su amiga transexual generaba en su pareja. —Deja ese odio, tu hermano no la detesta tanto, creo que hasta la perdonó.

 

Alberto le iba a responder a Emilio no de forma muy amable, pero se escuchó un enorme escÔndalo, algunos jóvenes estaban viendo la película que iniciaba pero soltaban risotadas por algún inmaduro motivo. El tema distractor apaciguó la mente de Alberto y se acercó a Emilio, besÔndole el cuello.

 

—Porque mejor en vez de ver la pelĆ­cula no nos divertimos un poco?

 

—Alberto!, Ć©ste no es el sitio.

 

—Nadie nos ve, sólo estĆ”n esos escandalosos y algunos otros, pero esas risas esconden cualquier ruidito que hagamos.

 

Los toqueteos entre Alberto y Emilio se vuelven mƔs intensos, Emilio cumple el deseo de Alberto y se ubica de rodillas ante su silla, Alberto se saca el pene por el zipper y ofrece un manjar, Emilio le comienza a chupar el pene.

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—Dejen de hacer eso! —Un desconocido les observó, llevaba una lĆ”mpara en la mano.

 

Emilio retiró los labios del falo y vio quién les observaba, se trataba de un empleado del cine quien a pesar de la oscuridad de la sala se percató del indebido acto en público.

 

—CĆ”lmese amigo, dĆ©jenos divertir—Quiso parlamentar Alberto.

 

—De acuerdo locas, pero les costarĆ” o abrirĆ© la boca—El hombre extendió la mano esperando un incentivo económico.

 

El tĆ©rmino ā€œlocasā€ y el descarado chantaje enojó a Alberto, quien se cerró el zipper y se incorporó en su dirección, Emilio se quedó arrodillado, retirĆ”ndose el presemen y saliva de los labios.

 

—Le parece bien si le doy…—Expresaba Alberto llevando una mano a su pantalón para sacar su billetera.

 

El empleado se saboreó los labios ante el inminente y cuantioso soborno.

 

—OOUUUGG!!—El empleado apretó los dientes cuando Alberto le tomó con fuerza del miembro viril, la mano del enojado hombre le retorcĆ­a el falo, causĆ”ndole dolor.

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—DĆ©jeme, por favor. —Pidió el sujeto al verse totalmente sometido, pero Alberto estaba lejos de hacerle caso, movió la mano para ir mĆ”s abajo.

 

—Suplica, maldito! —Casi exigió Alberto y fue por mĆ”s!

 

—AAAMMMMM! —Se mordió la lengua el sujeto cuando Alberto hundĆ­a sus dedos en su escroto, con fuerza tiraba de su saco de bolas y ante un inminente grito le tapó la boca.

 

Emilio solo veía asombrado cómo su pareja tenía de las pelotas a ese empleado irrespetuoso. El rostro del sujeto estaba pÔlido y sudaba como si estuviese en un baño turco.

 

En su mente Alberto se imaginaba el tener a Gina de las bolas, sus dotadas bolas que habĆ­a soƱado con castigar. Tiró mĆ”s fuerte del escroto manteniendo firme la otra mano en la boca del empleado que parecĆ­a desfallecer…

 

…Para terminar dio una leve torcedura al escroto y los ojos del sujeto casi se van para atrĆ”s. Emilio tuvo que llamarle la atención para que ya parase su agresión a aquella virilidad.

 

Alberto despejó su mente y liberó las gónadas.

 

El empleado se fue de rodillas al suelo, y acunó su dolida masculinidad.

 

—Eso es para que aprendas a no burlarte de ningĆŗn gay, maldito…

…Y si escuchó alguna queja de tu parte con alguien, te voy a cazar! sin importar dónde vivas te buscarĆ© y te arrancarĆ© las bolas!

 

Era una amenaza falsa, pero el sujeto en medio de su dolor, la creyó…Se comenzó a arrastrar alejĆ”ndose de la pareja. Emilio de inmediato le dijo a Alberto que era mejor moderar su carĆ”cter, aunque expresó:

 

—Se lo merecĆ­a, pero mejor nos vamos Alberto. —Su pareja afirmó.

 

Sorpresivamente la acción de agresión genital enciende mÔs a Alberto.

 

—Sabes algo?, el apretarle la polla y los huevos a ese idiota me excitaron, porque no buscamos un rinconcito y jugamos un poco mĆ”s.

 

Emilio Nuñez y Alberto dejaron el cine con destino a un sitio mÔs privado, aun se escuchaban las escandalosas risas y comentarios de los jóvenes, a quienes nadie les mandaba a callar.

 

La siguiente escena es narrada por Emilio…

 

Nos fuimos al callejón detrÔs del cine, un lugar solitario, sucio y tenebroso, pero si queríamos soledad era el sitio perfecto.

 

Nos recostamos en una pared que no parecĆ­a tan sucia, comenzamos a besarnos para reanudar el calor mutuo, nos desnudamos, las risas se me salĆ­an al calificar lo que hacĆ­amos, allĆ­ sin ropa en un sitio pĆŗblico.

 

Cuando nos quitamos toda la ropa, comencĆ© a chuparle las pelotas a Alberto y a masturbarlo, de inmediato jadeó al cielo y me dio las gracias, pasĆ© a lamer cada centĆ­metro de su verga. Cuando ya la tenĆ­a bien parada me di vuelta y le puse el culo, Ć©l se arrodilló y metió la cara entre mis nalgas…

 

…Me daba unas lamidas que provocaban cosquillas, metĆ­a al punta de su lengua en mi ano…eso me gusta siempre. Continuó metiendo sus dedos a la boca y de inmediato a mi ano, la sensación de frĆ­a saliva era Ćŗnica.

 

VolvĆ­ a atender a su pene, Ć©ste latĆ­a imponente ante mis ojos…

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… Y me lo metĆ­ hasta la garganta, Alberto no dejaba de exhalar como si se le saliera un pedacito de alma con cada respiro.

 

—Me matas, Emilio…—Expresó.

 

Sus palabras me animaron mÔs y seguía chupÔndole ahora sólo la cabeza, mis labios usaban toda su fuerza y parecían querer sacarle la leche a las malas.

 

Mientras seguĆ­a chupĆ”ndosela, Alberto, —QuiĆ©n parecĆ­a no poder aguantar mĆ”s—Tomó mi cabeza y me clavó la polla hasta el fondo de la boca, me hizo atragantar cuando se vino en mi garganta…

 

…Yo trataba de toser pero mantenĆ­a su verga clavada, le tuve que dar un palmotazo en los huevos, sacĆ”ndole un quejido y de inmediato me liberó y alejó…

 

…TosĆ­ a gusto alcanzando a botar sólo un poco, el resto de su leche caĆ­a por mi esófago.

 

—Uuffff—Exclamó entre goce y dolor, se sobaba las bolas y su saliva escurrĆ­a por la comisura labial.

 

Cuando se repuso y me vio ya pasando aire con normalidad, me ofreció una disculpa, la acepté porque seguía caliente y la verga de Alberto no tardaría en volver a levantarse.

 

En unos minutos no soportĆ”bamos el frĆ­o y necesitados de calor comenzamos a coger rico, primero me dio en posición de perrito…

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…Yo me quedaba muy quieto y Alberto empujaba duro y rĆ”pido, sus bolas se movĆ­an con violencia estrellĆ”ndose contra mi perineo, mi pene estaba parado y se balanceaba impactĆ”ndose contra mi propio abdomen. Casi se me salió un grito cuando Alberto comenzó a nalguearme.

 

—Para, Alberto—Le rogaba ante tanto placer, Ć©l me decĆ­a cosas sucias que me calentaban mĆ”s.

 

Pero no hacƭa caso, las nalgadas eran brutales y sentƭa las nalgas calientes, seguro estaban ahora mƔs rojas que un tomate.

 

Se vino al fin sin sacar su verga, sentĆ­a calientito, disfrutaba como sus ā€œhijosā€ pasaban por mis intestinos, sólo la sacó cuando ya no le salĆ­a ni un chorrito.

 

Pasamos a coger contra la pared, ahora serĆ­a mi ā€œdesquiteā€, le tomĆ© de la cabellera haciĆ©ndole saber quien mandaba ahora y se la metĆ­ de una, la verdad eso no le disgusta a Alberto…Y por lubricación no se podĆ­a quejar pues mi pene hace rato que chorreaba presemen.

 

Le penetraba como un excitado perrito faldero adherido a la pierna de su amo.

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Alberto gemƭa con fuerza, parecƭa fuera de sƭ, yo solo le tapaba la boca para que no gritara tanto, pero Ʃl me quitaba la mano y me decƭa:

 

—DĆ©jame gritar, carajo!

 

Respondía a su irrespeto empujando mÔs duro, pero sólo obtenía que gritara mÔs.

 

La velocidad hizo efecto en mƭ, y no pude retener mƔs mi semen. Lo expulsƩ con algo de dolor, creƭ que le habƭa eyaculado algo de sangre, exageraba pero sabƭa que lo llenƩ con todo lo que tenƭa acumulado en las bolas.

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Alberto querĆ­a que continuĆ”ramos, pero entró un mensaje al celular, le di una mirada rĆ”pida y llamó mi atención. Se trataba de Kevin Restrepo, quien informaba que fuera a su casa pues mi amiga Gina estaba en problemas, parece que Gina fue atacada, daba instrucciones sobre la ubicación de la llave de la puerta para entrar a la casa, y finalizaba el mensaje diciendo: Vayan al sótano y llĆ©venla a emergencias. Relato ANECDOTAS DE GINAParte 3.

 

Al enterarse, Alberto mostró su enojo, una vez mÔs Gina le hacía enfadar al dañarle la velada de sexo en el callejón (Vaya velada!), así que nos vestimos y tomamos rumbo a casa de Kevin.

 

Admito que disfrute mucho esta noche de cine con Alberto.

 

 

FIN.

 

 

***

 

En la continuación EN EL CINE, Parte 2, se plasmarÔ la historia de otros asistentes al cine aquella misma noche.

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