En el camerino de Diana - Las Bolas de Pablo

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1 jun 2015

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En el camerino de Diana

CONTIENE:
-BALLBUSTING MUJER/HOMBRE
-SEXO HETEROSEXUAL
   Pablo y Marcos Chacón cruzaron el umbral de la puerta de entrada, cuando un chiquillo emocionado corrió hasta ellos para abrazarlos, el abuelo fue el primero en cargarlo en brazos.
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   ā€”Ā”Vicente! —decĆ­a Pablo alborotando su cabello—. HabĆ­a olvidado que pasarĆ­as todo el fin de semana con nosotros, te iba a comprar dulces, lo olvidĆ©. MaƱana vamos, estoy muy cansado —el niƱo extendió los brazos hacia Ć©l—, oh no, estoy muy sucio, sudado, quiero ducharme, Vicente.
   Con un beso se despidió del sobrino para subir a ducharse.
   MĆ”s tarde el hombre estaba acostado en su cama cuando el pequeƱo llegó dos carritos de juguete, Pablo le sonrió y lo subió a su cama, durante todo el fin de semana Simón y su hijo lo pasarĆ­an en casa pues Claudia viajó fuera del paĆ­s para cubrir una noticia de su trabajo.
   Sin detallar mĆ”s, el niƱo durmió aquella noche con el tĆ­o y Pablo ni siquiera se molestó cuando al despertar la maƱana siguiente sintió el orine del infante en su cama.
...
   En el transcurso de la maƱana del sĆ”bado salió con el sobrino a comprarle dulces, aprovechó al instante visitar a Alfredo.
   ā€”Ā”lo quieres mucho! —sonrió Alfredo observĆ”ndolos.
   Estaban en el jardĆ­n de su casa Pablo sentado en el suelo pateando sin fuerza una pelota de fĆŗtbol de Vicente.
   ā€”PensĆ© que no se notaba —comentó irónico.
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   ā€”ĀæNunca has deseado tener un hijo? —preguntó Alfredo sentĆ”ndose a su lado.
   ā€”No, ĀæestĆ”s loco? Con lo maltratadas que estĆ”n mis bolas mis hijos serĆ­an deformes.
   ā€”Ā”No mames! Yo pienso que serĆ­an muy lindos.
   ā€”lo sĆ©, pero mis sobrinos me bastan y sobran —alegó Pablo pateando la pelota con mĆ”s fuerza.
   ā€”yo si quisiera un hijo —susurró Alfredo.
   ā€”ni modo —comentó Pablo deseando cambiar de tema—. Ya va siendo hora de irnos, chente.
   ā€”Āætan rĆ”pido, Pablo?
   ā€”SĆ­, Simón debe estar esperĆ”ndolo.
   ā€”Espera... aprovechando que estĆ”s aquĆ­ querĆ­a hacerte una pregunta........., Āæte gustarĆ­a mudarte acĆ”, conmigo?
   Pablo lo miró sorprendido pero intentó mantener una cara neutra. Alfredo habló:
   ā€”Sino tienes una respuesta quiero que lo pienses...
   Pablo tragó saliva y se irguió llevando en sus brazos a Vicente. QuerĆ­a huir.
   Por otro lado de la ciudad acompaƱado de la suerte Israel se escabullĆ­a en una empresa de televisión, conocĆ­a el lugar gracias a su hermano Simón, el dentista se paró ante una puerta, y la tocó:
   ā€”ĀæQuiĆ©n es? —se escuchó una mujer desde adentro.
   ā€”Israel Chacón.
   ā€””¿Israel?! —sin dejar transcurrir el tiempo la puerta se abrió, dejando mostrar a Diana la actriz, que lo hizo entrar a su camerino luego de espiar al pasillo—. ĀæQuĆ© haces aquĆ­?
   ā€”Vine a saber tu justificación, Āæpor quĆ© me abandonaste? EstĆ”bamos bien juntos, ĀæquĆ© pasó?
   ā€”Israel, no quiero hablar, de eso. LĆ”rgate de aquĆ­, puede llegar Camilo y serĆ” peor.
   ā€”De aquĆ­ no me irĆ© necesito saber. Ese abandono me ha dejado muy mal.
   ā€”Israel... —susurró Diana melancólica—, entiende... Camilo es un hombre poderoso, yo estoy en la cĆŗspide de mi carrera como actriz, el amenazó con hacerme un veto en cualquier empresa si no volvĆ­a con Ć©l, y sĆ© que lo lograrĆ­a. Yo no sĆ© hacer otra cosa que ser actriz de televisión, protagonista de exitosas telenovelas.
—Diana... Āæme olvidaste?
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   Diana lo miró a los ojos, Ā”por supuesto que no! ĀæCómo olvidar a semejante hombre? Un toro en la cama que no tenĆ­a punto de comparación frente a un viejo y asqueroso anciano aunque poderoso. Israel insistĆ­a en la respuesta, tenĆ­a dos opciones, decir la verdad o actuar melodramĆ”tica rechazĆ”ndolo como hacĆ­a en sus papeles:
   ā€”Israel entiĆ©ndeme, juro que te amo, no te he olvidado, pero Camilo enterrarĆ­a mi carrera, no tenĆ­a mĆ”s opción. Ahora mismo estoy grabando otra producción.
  —Preferiste tu dinero y fama que a mĆ­ —Israel se decepcionó.
   Diana saltó hacĆ­a Ć©l, pensĆ”ndolo de esa manera era cierto, pero ahora que lo tenĆ­a al frente, lo querĆ­a besar y sentirlo cerca, palparlo. Israel renunció a su orgullo de hombre o decepción de amor, para caer al instinto de macho arrastrĆ”ndose por la excitación.
   Abrazados fueron a dar a la mesa, donde Ć©l la sentó, ella sentĆ­a en la rodilla la potente erección del varón, que tan poderoso era ante aquel viejo que debĆ­a usar pastillitas azules para estimular su hambre sexual, Israel la besaba en el cuello, Diana sudaba excitada, clavó la vista a la puerta, no tenĆ­a seguro, para su horror, la manilla se estaba abriendo. RĆ”pidamente empujó a Israel y se bajó de la mesa.
   ā€”ĀæQuĆ© pasa? —preguntó Israel marcando un asta en el pantalón.
   La puerta se abrió con el viejo Camilo.
   ā€”ĀæQuĆ© mierda pasa aquĆ­? —preguntó.
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   Diana no tenĆ­a mĆ”s objetivo o ĀæperdĆ­a su carrera? O se marchaba de la empresa como una puta. Por suerte Camilo estaba solo y no acompaƱado de sus brutos guardaespaldas. La erección de Israel le creó una idea, lanzó el pie entre los muslos del macho como habĆ­a hecho varias veces a los antagonistas de novelas, pero este fue real, los testĆ­culos grandes de Israel fueron a dar duro contra la pelvis tras el golpe seco y la respuesta fue un grito agudo.
   Israel inmediatamente se dobló, agarrĆ”ndose la entrepierna gimiendo de dolor.
   ā€”ĀæQue mierda es esto, Diana?
   ā€”Ā”Quiere abusar de mi!
   ā€”ĀæQuĆ©?
   ā€”SĆ­, estĆ” aquĆ­ fastidiandome, Camilo. Ve esto.
   Diana apuntó otra poderosa patada en  las bolas suficientemente desprotegidas de Israel. La punta de su zapato de tacón aterrizó justo en el centro de los dos cojones, pulverizandolos, a continuación Israel dejó escapar un exultante:
—”AAAAAAARRRRRGGGGGG!
   Israel cruzó los ojos moviendo la campana de la boca. Sus carnosos labios temblaban a medida que gritaba, enseguida tembló a cuerpo completo mientras el dolor paralizante lo dominaba.
   ā€”Este maldito bastardo molestĆ”ndote otra vez. LlamarĆ© a AgustĆ­n.
   ā€”Ā”No, espera! —lo detuvo Diana para que no buscara al guardaespaldas, agarró al viejo de la mano y lo metió a la habitación, percatĆ”ndose de activar el seguro.
   Diana tomada de la mano con el viejo se acercó a Israel que continuaba en el piso tumbado con las pelotas hinchadas.
   ā€”Quiero que entiendas que no me busques mĆ”s, Ā”idiota! Con tu cara de niƱo lindo no me controlaras, Āæentendido?
   Israel dejó escapar unas palabras inaudible sosteniendo los testĆ­culos creyendo en vano que sanarĆ­a el dolor.
   El tacón de Diana pisó el estómago del hombre, que de manera violenta expulsó el aire de los pulmones.
   ā€”pfffffff —sonó Israel.
   De nuevo el pie impacto con mas fuerza contra el abdomen.
   ā€”Ā”pffff!
   Diana se apartó de Israel, el viejo Camilo se rió de su  desgracia, ahora el tacón de Diana fue a dar contra el inmenso paquete de su desdichado enamorado, aplastando el bulto que minutos atrĆ”s estaba duro a punto de reventar la cremallera del pantalón, ahora sus gónadas eran pisadas crujiendo a punto de reventar.
   Prrrrrrrtttttsss.
   Israel gritó con tal fuerza que parecĆ­a una teleserie de terror, agarró sus testĆ­culos meciĆ©ndose de lado a lado creyendo que asĆ­ el dolor desaparecerĆ­a.
   Diana miró al viejo y le dio un sensual beso en la boca a tiempo que le frotaba el flĆ”cido y arrugado pene.
   ā€”tĆŗ eres el que me gusta, no este pobre diablo.
   Israel se acurrucó en el piso gimiendo, deseaba llorar, una vez mĆ”s era derrotado por sus huevos.
   Diana dejó de besar al viejo personificando a aquella antagonista que protagonizó en algĆŗn momento.
   ā€”un pobre diablo, un pobre perro... no se compara a ti Camilo.
   ā€”Dame otro beso, cariƱo.
   Diana introdujo la lengua en la boca del viejo, Ć©l reaccionó de la misma manera creyendo ser un viril macho de 30 aƱos.
   ā€”eres una perra — susurró Israel, sosteniendo los huevos y con gruesas lĆ”grimas en los ojos.
   ā€”ĀæCómo te atreves a decirle perra, llamare a AgustĆ­n.
   ā€”Ā”Amor, espera. Quiero que Ć©l entienda que te pertenezco.
   Diana se inclinó como una perra a los pies del viejo, se arrodilló y bajando la cremallera sacó al ambiente la pequeƱa y muerta polla del anciano que introdujo en la boca. Israel cerró los ojos al oĆ­r el sonido de la lengua.
   ā€”acuĆ©state en la cama.
   ā€”pero este idiota.
   ā€”de Ć©l no te preocupes, sus bolas lo dejaran paralizado por un largo rato, es asĆ­ es de dĆ©bil.
   Ayudó al anciano a acostar y miró al hombre rubio tirado en el piso.
   Ā«espero que entiendas que esto lo hago por tu bien —pensaba tomando la verga en sus manos—. Si dejaba que Camilo llamara a los guardaespaldas estoy segura que te matarĆ­an ā€”hundió la fea polla en el paladar—. Perdoname Israel, te estoy salvando la vida.Ā»
   El pobre hombre soportó la respiración al levantarse, sentĆ­a sus cojones palpitar, quizĆ”s por el dolor o porque deseaban huir de su gran escroto. Doblado con la mano en los huevos caminó hacia la puerta.
   ā€”Ā”hey!
   ā€”tranquilo, cariƱo —pidió Diana—, es ahora que este ridĆ­culo entienda que recapacitĆ©, a tu lado es la nada —procedió a masturbar la dormida polla del viejo y asĆ­ seguirĆ­a.
   Israel salió de la habitación adolorido, derrotado por sus bolas como siempre y humillado... tendrĆ­a que sanar sus pelotas con un gel frĆ­o mientras lloraba a escondidas.

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