CONTIENE:
-BALLBUSTING HETEROSEXUAL
āGrabĆ© en la penca de un maguey tu nombre, unido al mĆo, entrelazados, como una prueba ante la Iey del monte, que allĆ estuvimos enamorados
En aquella celebración de cumpleaƱos los invitados se deleitaban cantando y admirando al apuesto mariachi, Gerardo, un hombre de estatura alta, porte marcial, voz seductora ataviado con un ostentoso y ajustado traje de charro, el ceƱido pantalón le resaltaba los muslos ademĆ”s de guardar y destacar de forma obscena sus grandes testĆculos jugosos, encima de ellos se dibujaba la forma de su palo carnoso, aquel falo flĆ”cido descansaba aĆŗn.
Esta hermosa vista le fascinaba a Olga, hermana de ParĆs, la cumpleaƱera de aquella noche, desde la llegada del equipo de cantantes le colocó el ojo al varonil Gerardo, Ć©l se percató de lo ocurrido y continuó con el juego de miradas, serĆa una aventura sabrosa compartir con esa muchacha.
āAmanecĆ otra veeeeeeez... ācanturreaba Gerardo con el pecho infladoā. Entre tus brazos, y despertĆ© llorando... de alegrĆa y me querĆas, me cobije la cara, con tus manos, para seguirte amando todavĆa...
Olga entrecruzó las piernas, mientras se peinaba el cabello, desde su altar Gerardo admiró los pechos de la mujer, no sabĆa si eran ideas suyas pero parecĆan que sus pezones estaban erguidos, ademĆ”s tenĆa un abdomen plano.
Tras seis lindas canciones entonadas por aquel glorioso macho el equipo anunció la partida de la fiesta.
āOh no, seƱorita. Tenemos otras fiestas que cubrir ānegó Gerardo sonriendo con sus largos dientesā. Quisieramos quedarnos pero el deber llama.
āfalta poco para picar el pastel, aguĆ”ntense. Hermana, vamos a picar el pastel.
ParĆs dirigió una horrible mirada a su hermana estaba disfrutando su cumpleaƱos y no planeaba concluirlo por un arrebato de hormonas.
āNo se preocupe seƱorita, tiene nuestro nĆŗmero de contacto y nos puede ubicar cuando lo desee.
SintiĆ©ndose triste vio partir al equipo de mĆŗsicos, pero no se quedarĆa ahĆ viendo como su amada hermana se abrazaba con su esposo. Olga era prĆ”cticamente la soltera de la fiesta y se sentĆa conquistada por los ojos y voz de Gerardo. Cogió la llave de su automóvil y sin que nadie se diera cuenta salió de la casa tras la camioneta que transportaba a los mĆŗsicos.
Los cantantes se dirigieron a dos lugares diferentes, sitios donde Olga aguardó muy paciente en su auto, eran casi la medianoche cuando la camioneta repartió a los mĆŗsicos a sus casas, primero al de la guitarra, seguido al del violĆn, el cuarto fue el amado vocalista que habitaba en un pequeƱo edificio, la camioneta se habĆa ido cuando Olga detuvo su carro en el frente de la entrada... cuando el macho abrĆa la reja de entrada.
āĀ”Hey!
Gerardo giró la cabeza precavido.
āĀ”Hola! ĀæCómo estĆ”s? Vaya sorpresa, chica.
āestaba un poco aburrida en la fiesta de mi hermana... los seguĆ disculpame, pensaras que soy una loca.
āNo, despreocupate āpidió Gerardo acercĆ”ndose a la ventanilla del coche.
āAsĆ que vives aquĆ.
āSĆ con mi padre que ya estĆ” un poco mayor.
āĀæQuieres dar una vuelta?
āBueno, solo una.
Con risas amigables el auto se puso en marcha, Olga supo que Gerardo era parte del grupo desde muy joven edad, porque su padre también fue mariachi. Recorrieron varias avenidas de la ciudad, finalmente Olga se detuvo en plena calle y se quedó mirando fijo a Gerardo, él entendió su gesto y en menos de treinta segundos ya estaban en la parte trasera besÔndose y desnudÔndose.
A Olga le costó mucho tiempo quitar el traje a Gerardo, tan lleno de adornos y TAN ceñido. Por su parte ella de tan solo bajarse el vestido ya estaba lista, sin embargo cuando el hombre estuvo desnudo lo admiró.
La polla de Gerardo se notaba erecta en todo su potencial. La cabeza sonrosada se mostraba inmensas rodeada por una masa gruesa de carne y sus bolas tampoco dejaban de ser impresionantes era un par jugosas y descansaban tranquilamente entre sus muslos.
Olga sonrió y lo besó en la boca, menuda verga se comerĆa su vagina esa madrugada.
Un sonido de celular los asustó.
āĀæQuien es? āquiso saber ella.
āNo te preocupes, no es nadie, mi papĆ”.
āĀæNo contestaras?
āNo, sigamos en lo nuestro āargumentó Gerardo sin dejar de besuquear los pezones, pero la llamada continuaba.
āVamos, contestale a tu pobre viejito ādijo Olga cogiendo el celular del suelo pero leyendo en la pantalla "Amada esposa"ā. Ā”EstĆ”s casado!
Gerardo tragó saliva, era cierto y en aquel edificio no vivĆa con su padre sino con una regordeta dama y sus tres hijos.
āDe eso no hablemos ahora āpidió Gerardo entre asustado y excitado.
Su esposa lo llamaba porque desde lo alto del edificio lo vio subir a un coche, estaba preocupada.
Olga molesta extendió la mano a la naturaleza masculina de Gerardo palpando entre los dedos los vulnerables testĆculos. Los huevos carnosos sintieron una fuerza abrazadora provocando que el mariachi abriera la boca y torciera los ojos.
Olga rió ignorante del dolor que provocaba con sus largas uƱas pero aplastó e hizo crujir en carne viva los pares de testĆculos de gran tamaƱo. El gemido agudo del macho se quebró con su gruesa voz.
La cara de Gerardo rebelaba puro dolor y su cuerpo estaba a punto de colapsar.
Olga no se detuvo apretó las bolas como si exprimiera limones, la excepción era que con el agarre mataba los espermatozoides del mariachi, su cuerpo cansado y adolorido no aguanto mÔs y lo hizo desmayar.
āidiota ādijo Olga. Le dio una bofetada en la cara, el muy cobarde habĆa escapado de su mundo de dolor y se habĆa desmayado.
Olga se vistió lo mĆ”s pronto que pudo. Agarró al hombre inerte por los pies y lo sacó por la puerta del auto. Los cojones del tipo habĆan crecido graciosamente y ahora estaba tendido en la calle desnudo.
āCuando despiertes, no sĆ© que te irĆ”s a inventar.
Soltando una risa Olga subió a su auto robÔndose el traje de mariachi, algo de dinero y dejando atrÔs un macho con los huevos rojos, desmayado, adolorido y desnudo, algo raro sucedió después de esa noche pero la voz de Gerardo no fue la misma... quizÔs por el templón a sus bolas algo ocurrió..
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