CONTIENE:
-bALLBUSTING MUJER HOMBRE
Jorge Noguera caminaba por sus terrenos junto a su reciĆ©n contratado veterinario donde con mal talante criticaba las acciones de la vieja empleada quĆ© ademas habĆa obligado a su esposa a que empezara los tramites de divorcio.
āTerminó poniĆ©ndose del lado de mi esposa y se fue con ella. Abrieron una tienda
cuestión de hace dos semanas.
āĀæPodrĆa
saber como se llama la antigua empleada, seƱor?
āMaribel
Gamarra.
El
veterinario meditó por cortos segundos. Preguntó:
āĀæEs ella
una de tez blanca cabello corto y negro?
āĀæSĆ?
ĀæConoces a la revoltosa esa?
āSi hablamos
de la misma, estudió en la universidad donde yo estaba, iba unos semestres mÔs
adelantada que yo. Y, algunos la pretendĆan pero ella siempre fue muy precisa
con los hombres en sus gustos... lastima, porque es una mujer muy bella.
āĀæA quĆ© te
refieres? āpreguntó Jorge acentuando mĆ”s su hostil semblante.
El
veterinario temeroso de perder el empleo y pecar de imprudente decidió cerrar
de tema:
āUna mujer
bella que sabe muy bien escoger su gusto por una pareja.
āĀæDe veras?
Me parece una mujer sĆŗper grosera y amargada, mejor que se fue pero no le
perdono que sublevara a Karina.
Continuaron
caminando por aquel pasaje de monte que acumulaba humedad. Finalmente el nuevo
veterinario se dedicó a inyectar unos becerros mientras el seƱor Jorge irĆa a
una reunión, mostrando su cara camisa y sus jeans ajustado resaltando la
gruesa polla con la que habĆa nacido.
El sitio de
encuentro era una mina que colindaba en sus terrenos con un vecino, por viejos
tratos del pasado el lugar tenĆa dos propietarios y formaba parte de las nuevas
reformas de usos de tierras que los hacendados aplicarĆan en ese condado. AllĆ
estaban Evelyn con el vecino Luis y sus empleados. Jorge Noguera llegó
afincando los ojos en su enemiga privada, quien en los Ćŗltimos dĆas se estaba
escondiendo de Ć©l y sabĆa perfectamente el por quĆ© lo hacĆa. Era obvio que
estaban en guerra.
āEntraremos
a la mina donde extraeremos diferentes muestras de tipo de suelo āexplicaba
Evelynā. Las mismas deben hacerse a una medida considerable y en zigzag.
GuardarƩ las muestras y esta tarde las enviarƩ a la empresa para que sean
evaluadas luego de hornear.
āEmpecemos,
ingeniera āanunció Jorge con brillo en los ojosā. Queremos conocer su
desempeƱo.
Evelyn no
prestó atención, cogió sus materiales y penetró a la mina con las pocas
personas presentes. Dentro del oscuro lugar empezó la jornada de trabajo,
aquel sitio servĆa de extracción de minerales. Pero con el paso de los
aƱos la calidad bajó y habĆa que darle otros usos.
Evelyn extrajo
las primeras muestras y recolectó en una bolsa. Jorge estaba burlón tras ella
haciendo comentarios sobre su limpio trabajo mientras le miraba el trasero y ella
asqueada deseaba darle un palazo.
āPor favor
seƱor Jorge sea respetuoso conmigo ādijo con tenacidad mĆ”s de una vez frente a
todos.
Jorge
seguĆa burlón y los empleados murmuraban entre ellos. A la hora del almuerzo
los trabajadores se recostaron para comer, Evelyn se alejó del grupo para
empaquetar las muestras de tierra recolectadas en su morral. Fue cuando recibió
la inoportuna visita de Jorge.
āHoy mĆ”s que
nunca tengo entendido que eres toda una perra.
āNo sĆ© de
quƩ me hablas. Si no te he denunciado es por mera lastima.
āĀæLastima?
Eres un maldito.
āSĆ© que
fuiste tĆŗ quien contrataste a aquellos forajidos gays.
āJajaja. SĆ,
fui yo. ¿Y qué? ¿Qué vas a hacer?
Jorge la
tomó con fuerza con furia inyectada en los ojos. Evelyn se puso tensa mirÔndole retadora. Fue cuando llegó el otro dueño de la mina.
āĀæ Sucede
algo? āpreguntó al ver la escena de las dos personas.
āNo,
absolutamente nada, Luis āaseguró Jorge soltando a la mujer y adoptando una
postura tranquila.
āPor
supuesto que pasa algo ārompió el silencio Evelyn. Jorge le clavó la mirada,
Āæse atreverĆa a hablar?ā. Sucede que este hombre me ha estado hostigando...
āĀæQuĆ©? EstĆ”s
loca, no me estƩs calumniando, maldita loca.
Evelyn notó
el miedo en los ojos de Jorge, frente a otro hombre era todo un cobarde. Ella
sonrió de gusto y Jorge se sintió burlado.
āPero no se
preocupe, seƱor Luis. No acontece nada que yo no pueda controlar. Volvamos
al trabajo que falta poco āel hombre dio media vuelta, y la mujer se rió ante
Jorgeā: OlĆ el miedo que expediste āy se marchó riendo con fuerza.
Jorge la
miró con mas odio que nunca, sĆ que le habĆa sacado el miedo la muy maldita.
...
Concluido el
trabajo en la mina Evelyn regresó a casa, envió vĆa correspondencia las
muestras de suelo para el anÔlisis de laboratorio, se echó una ducha y se
acostó a dormir después de usar la internet.
DormĆa un
sueño profundo cuando un cuerpo pesado se echó sobre ella tapÔndole la boca.
āSerĆ” mejor
que te calles, perra.
Evelyn quiso
gritar, era Ć©l, Jorge, Āæcomo habĆa entrado? Se suponĆa que aquella casa era
segura. Quiso levantarse pero Ć©l la oprimĆa con su cuerpo.
āSe acabó
āhablaba Jorgeā. No soporto estar asĆ. No creas que me hiciste jaque mate en la
mina. Hoy se acaba esto. HarƩ callar tus labios. Pero antes te voy a gozar otra
vez.
Evelyn quiso
gritar y empezó a sollozar asustada, Jorge la agarraba de los brazos y hacĆa
movimientos sexuales sobre ella. Estaba erecto el asqueroso.
āNo se puede
vivir asĆ āexplicaba Jorgeā. No voy a soportar que me humilles y te burles de
mi en pĆŗblico āle dio un mojado beso en la mejilla, Evelyn se sintió asqueadaā.
Me declaraste la guerra y te extralimitaste. Pero esto lo gano yo.
Evelyn
seguĆa aterrada, mirando directamente al hombre, sus humeantes ojos marrones
parecĆan brillar. Su pecho fuerte estaba sobre ella oprimiĆ©ndola. Jorge enroscó
sus fornidas piernas entre las de ella y empezó a abrirse el ajustado jeans
para sacar su abultada zona genital.
Evelyn amordazada miró el reloj, eran las 3:01am, ese tipo era todo un enfermo para haber entrado a su casa en plena madrugada. Con mirada morbosa Jorge le pasó una mano por el ondulado cabello, Evelyn seguĆa presa de miedo.
Jorge le murmuró al oĆdo palabras obscenas, con el corazón latiendo deprisa Evelyn soltó una respiración profunda, en un esfuerzo para protegerse de aquel nefasto hombre, Jorge con un sólo brazo la inmovilizó, le bajó la otra mano al abdomen y fue mĆ”s abajo para abrir el enorme bulto en su jeans, estaba tan caliente en aquel momento.
Evelyn amordazada miró el reloj, eran las 3:01am, ese tipo era todo un enfermo para haber entrado a su casa en plena madrugada. Con mirada morbosa Jorge le pasó una mano por el ondulado cabello, Evelyn seguĆa presa de miedo.
Jorge le murmuró al oĆdo palabras obscenas, con el corazón latiendo deprisa Evelyn soltó una respiración profunda, en un esfuerzo para protegerse de aquel nefasto hombre, Jorge con un sólo brazo la inmovilizó, le bajó la otra mano al abdomen y fue mĆ”s abajo para abrir el enorme bulto en su jeans, estaba tan caliente en aquel momento.
Las pelotas
grandes de Jorge rebotaron sobre las piernas de Evelyn, su pene grande estaba
tieso listo para entrar furtivo en ella.
āĀ”NOOOOOO!
āgritó Evelyn al sentir que le quitaban el pequeƱo short. Jorge soltó una
filosa sonrisa y un pesado resoplido escapó de su nariz para caer en la cara de
Evelyn.
Sin romper el contacto visual con el asqueroso hombre intentó defenderse. Jorge subĆa el trasero para preparar a apuntar la verga en el coƱo de la mujer. Evelyn cerró los ojos, era ahora o nunca, movió una pierna y logró estampar la rodilla en la entrepierna del macho, sintiendo en carne viva el contacto. Los testĆculos eran increĆblemente duros, tan densos que se resistieron a deformarse con las paredes de la pelvis. Evelyn mantuvo la rótula aplastando los mĆŗsculos, sintiendo que perdĆa la dureza. InstantĆ”neamente Jorge escapó un grito agudo:
āĀ”AAAAAAAAHHHHHHHH!
Jorge
se revolcó sobre la cama hasta caer de espaldas al piso con las manos fijas en
sus bolas, Evelyn se incorporó de la cama vistiéndose pero con la mirada
clavada en el rostro de Jorge, aunque pareció extraño ella se empezó a sentir
excitada por el gesto de dolor en la cara de Jorge: los ojos cerrado, los dientes
apretados y la frente arrugada, sus huevos se ponĆan rojos e hinchados. En su
miserable dolor, Jorge no se percató como los pezones de Evelyn se marcaron en
la franela.
Jorge continuaba sobando sus cojones mientras la verga, en contraste al dolor se llenaba de mĆ”s venas y se hacĆa mĆ”s rĆgida.
Jorge hacĆa intentos en vanos por reponerse, pero prefirió abrir las piernas y colocar las manos en el piso para descansar. Lanzó una mezcla de miradas a Evelyn: como si la invitara pero a la vez la fulminara.
Jorge continuaba sobando sus cojones mientras la verga, en contraste al dolor se llenaba de mĆ”s venas y se hacĆa mĆ”s rĆgida.
Jorge hacĆa intentos en vanos por reponerse, pero prefirió abrir las piernas y colocar las manos en el piso para descansar. Lanzó una mezcla de miradas a Evelyn: como si la invitara pero a la vez la fulminara.
Evelyn
retrocedió pocos pasos y apoyó la mano en un repisa chocando la palma de la
mano con una piedra en forma de triangulo que consiguió en un viaje a Bolivia,
la agarró rÔpidamente y la tiró contra Jorge. El objeto impactó contra sus
pectorales con tanta fuerza que lo obligó a unir los dientes como una hiena.
Jorge seguĆa respirando agitando las fosas nasales, aĆŗn con el pene desnudo intentó levantarse. Evelyn dio un grito asustada y disparó una patada a las bolas del semental. Jorge ahogó el grito al sentir el pie estrellarse con toda su fuerza en sus enormes testĆculos. El golpe fue perfecto y la fuerza tremenda. Jorge se retorció mientras gritaba y lloraba contorsionando el rostro de puro dolor. Nunca habĆa sentido tan tremenda sensación desde aquella paliza y estaba seguro de que sus testĆculos acababarĆan rotos y con un daƱo colosal que le impedirĆa tener hijos.
Pero
seguĆan sanos.
Los cojones colgantes de Jorge rebotaron frenéticamente cuando él, temblando, intentaba ponerse de pie. Fue cuando otra patada de Evelyn se estrelló en sus bolas.
Los cojones colgantes de Jorge rebotaron frenéticamente cuando él, temblando, intentaba ponerse de pie. Fue cuando otra patada de Evelyn se estrelló en sus bolas.
PAFFF.
Jorge
casi se desmayó del dolor cuando el duro pie chocó contra su escroto. Las bolas
de Jorge se aplanaron peligrosamente contra su hueso pƩlvico.
Ćl no habĆa tenido tiempo de procesar el Ćŗltimo impacto antes de que la
otra patada golpeara a sus genitales. Chillidos de niƱa procedentes de Jorge
eran lo que inundaba aquel cuarto alquilado. Su rostro estaba enrojecido y su
amplio pecho subĆa y bajaba por su llanto. Sus ya enormes bolas estaban mĆ”s
grandes y hacia un tomo violƔceo.
Evelyn estaba sorprendida mirando como se quejaba Jorge en su dolor, le parecĆa que lo hacĆa rico. Entretanto el macho separaba las piernas y quitaba las manos de sus huevos.
āYa
veras que cuando te agarre te voy a desgarrar por dentro ādijo.
Evelyn
sintió odio. Iba a darle otra lección, sabĆa que ese cretino no tenĆa fuerzas
para nada y se atrevió a colocarse entre sus piernas, seguĆa mirando la
expresión convulsa de profundo dolor.
āAsĆ
que te atreverÔs a volverme a violar, anda, hazlo. Parate de ahà y tómame.
PERO DESPUĆS DE ESTO.
Evelyn
alzó los delicados pies y aplastó contra el piso el par de pelotas carnosas.
Jorge gruñó clavando la perdida mirada en el techo.
Los
ojos de Evelyn se percataron como la verga de Jorge lucĆa en su mĆ”ximo
esplendor a pesar de tanta tortura. La mujer que continuaba pisando las bolas
las aplastó con mĆ”s fuerza en el piso, sentĆa que aquella masa dura comenzaban
a tronar, Jorge pensó que iba a vomitar, entrecruzó los ojos y apretó la boca.
Su pene tembló sin control y un gemido salió de su garganta.
Evelyn
siguió en su afĆ”n de aplastar los testĆculos. Jorge ya no aguantaba mĆ”s el
miserable dolor, dijo:
āPor
favor ... por favor, dƩjame ir!! Por favor, lo siento, mƔs nunca volverƩ... a
molestarte... lo juro... para ”ya!
Evelyn no le hizo caso, se merecĆa eso y mĆ”s, ademas le estaba gustando sus gestos de dolor.
āAaaah! āse lamentó Jorge.
Un dolor intenso y alucinante irradiaba desde sus cojones pisados. Como ya anteriormente le habĆa ocurrido su pene tembló y filtró lĆquido preseminal que resbaló por su falo y llegarĆa al pie de Evelyn.
Ella
contuvo el aliento al sentir el pegote caliente y apartó el pie de los
testĆculos hinchados.
La
mandĆbula de Jorge se abrió muy grande, inclinó la cabeza hacia atrĆ”s y desató
un grito gutural. Y una fila enorme de semen salió disparada de su pene hacia
las rodillas de Evelyn, ella retrocedió impactada y corrió de ahà para secarse la estampa caliente.
Cuando
regresó a la habitación consiguió a Jorge todavĆa en el piso acariciando sus
bolas y con varios pozos de semen desparramados en el piso. Ćl alzó la cabeza
y la miró inocentemente.
āLo
siento ādijoā. Perdóname.
Evelyn
no lo perdonarĆa tan fĆ”cilmente cogió un objeto de madera de su aparador y lo
chocó en la cabeza del hombre. Ćl cayó inconscientemente al suelo.
Con
los ojos cerrados y sin consciencia parecĆa un Ć”ngel, pensó Evelyn.
āPero
no, no seas idiota, no lo veas asĆ. Es un maldito āse dijo.
Evelyn
se calló y se inclinó ante Jorge guardó su pene sosteniendo con asco su dedo
indice y pulgar. Volvió a echar un vistazo al rostro del hombre y sintió una
mezcla de sentimientos, ¿por qué cada vez que golpeaba un hombre en los
genitales le hacĆa sentir una atracción? Lo tomó de los muslos y lo arrastró
por el suelo. La camisa del macho se llenó de su propio semen.
āEl
muy enfermo forzó la cerradura āopinó cuando vio la puerta
principal de la casa.
Echó
una mirada a la calle y se percató que alejada estaba la camioneta del hombre.
Ella en definitiva lo arrastró hasta la calle donde lo dejó tirado en la acera.
Cerró
la puerta con llave y arrastró varios objetos para reforzar la entrada. Se echó
mortificada en el mueble confundida, asustada y con mezclas de odio pero recordando la cara
de dolor de Jorge.
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