Pablo en Guerreros de la arena (7/15): la vista de Alfredo - Las Bolas de Pablo

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25 jun 2015

Pablo en Guerreros de la arena (7/15): la vista de Alfredo

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
-SEXO HOMOSEXUAL

   Desde que Pablo contĆ³ la verdad a Alfredo, Ć©ste muy a su pesar decidiĆ³ darle su apoyo aunque detestaba la idea de tener que volver a compartir su pareja, le ordenĆ³ que encontrarĆ­a la manera de ayudarle a concluir su contrato y acabar con el chantaje del que era objeto.
   El dĆ­a de la batalla decidiĆ³ acompaƱarlo a la empresa y mientras iniciaba el combate estaban en el camerino.
   —Quiero que sepas —decĆ­a Pablo agarrĆ”ndolo de la cara—, que en mi vida no hay nadie que me guste mĆ”s que tĆŗ. Eres mi pareja... no quiero que te descontroles con lo que veas allĆ” fuera.
   —IntentarĆ© serenarme —anunciĆ³ Alfredo—, si estoy aquĆ­ es porque te quiero apoyar, repruebo esto y quiero que soluciones esta situaciĆ³n pronto.
   Pablo suspiro, la cuestiĆ³n no era tan fĆ”cil como Alfredo pedĆ­a. El dueƱo de aquel lugar era un dĆ©spota y lo peor era que tenĆ­a una obsesiĆ³n con Ć©l.
   —Te acompaƱarĆ© a la arena.
    —Descuida, Pablo. SĆ© llegar. Te espero. Debes ganar.
   —Ve con cuidado. Te amo, HĆ©rcules.
   Alfredo riĆ³ con gracia, saliĆ³ de la sala y caminĆ³ por el pasillo con retratos de las estrellas reconocidas de la empresa, aunque Pablo pertenecĆ­a a una categorĆ­a inferior y no estaba ahĆ­ retratado. LlegĆ³ a la puerta del estudio donde lo requisaron y le recordaron que estaba prohibido hacer grabaciones de la lucha. OcupĆ³ un asiento donde verĆ­a la lucha desde buen angulo.
   —¡Joder! —murmurĆ³ Alfredo, se cruzĆ³ de brazos adoptando pose de poco humor.
   Enseguida se presentĆ³ el rival de Pablo a la estrada, un sujeto rubio de estatura alta y cuerpo atlĆ©tico.
   AllĆ­ llegĆ³ Pablo luciendo su cuerpo y un bĆ³xer a negro, se veĆ­a tan estupendo que Alfredo se excitĆ³ en silencio.
   —La batalla culminarĆ” cuando el ganador penetre al perdedor.
   —¡Por la mierda! —rezongĆ³ Alfredo apretando el puƱo.
   Pablo y su rival llamado TobĆ­as daban vueltas en circulo dirigiĆ©ndose insultos mientras se preparaban para la lucha.
RĆ”pidamente Pablo deslizĆ³ el pie en la entrepierna de TobĆ­as. Sus dedos conectaron con el paquete del rubio hundiĆ©ndose en sus bolas.

   TobĆ­as rugiĆ³ y se doblĆ³ con las manos en su grosera virilidad.
   Pablo se colocĆ³ tras TobĆ­as y metiĆ³ la mano en los calzoncillos agarrando las bolas desde el trasero.
   TobĆ­as emitiĆ³ un largo grito que hizo que Alfredo arqueara las cejas y se llevara las manos a sus propios huevos, parecĆ­a ser el Ćŗnico que no disfrutaba aquello.
   El puƱo de Pablo visiblemente temblaba matando los espermas de TobĆ­as, que estaba a cuatro patas con el culo levantado mientras ChacĆ³n le torturaba los cojones.
   —¡Hijo de perra! —gritĆ³ TobĆ­as subiendo el talĆ³n izquierdo directo a las bolas de Pablo, chocando el duro hueso en la parte mĆ”s blanda del hombre.
   —¡AAAAAAAAARRRRRRRRRGGGGGG!
   Pablo retrocediĆ³ y se de espalda al piso.
   TobĆ­as se agarrĆ³ las pelotas que se sentĆ­an pesadas como limones.
   Ya de pie TobĆ­as se acercĆ³ al tembloroso Pablo. Alfredo cerrĆ³ los ojos para no ver el ataque. TobĆ­as subiĆ³ el pie y pisĆ³ el pecho de su enemigo, Pablo enseguida reventĆ³ a rugir, de nuevo TobĆ­as pisĆ³ esta vez la costilla del muchacho. Pablo emitiĆ³ un alarido y logrĆ³ moverse boca abajo. TobĆ­as se subiĆ³ a Ć©l pisando cada parte de la espalda. 
   TobĆ­as pisĆ³ a drede los riƱones de Pablo. Luego se agachĆ³ colocando las rodillas en Ć©l, Pablo subiĆ³ la cara como reacciĆ³n frente al dolor. AllĆ­ agarrĆ³ el boxer de Pablo y comenzĆ³ a quitarlo. El pĆŗblico aplaudiĆ³ mirando las carnosas nalgas del muchacho. Alfredo tenĆ­a verdadera cara de pocos amigos. TobĆ­as dio una palmada en el culo tres veces dejando la mano marcada.
   Con cara sĆ”dica TobĆ­as metiĆ³ las manos entre las piernas de Pablo y agarrĆ³ sus huevos hermosos, grandes, robustos y vulnerables, muy vulnerables.
   TobĆ­as suspirĆ³ y dio a las bolas de Pablo un fuerte apretĆ³n. 
   Pablo gritĆ³ de dolor. 


   TobĆ­as continuĆ³ apretando las pelotas de Pablo, lo hacĆ­a sin piedad al fin y al cabo no eran las suyas, aquellos testĆ­culos se sentĆ­an bien, se asegurarĆ­a de dejar sin caminar por largas semanas a ese tonto muchacho.

   —¡AAARRRG! ¡AAARRRGG!
   "¿Pero que clase de diversiĆ³n le pueden ver a eso?" Se preguntĆ³ Alfredo mirando como un grupo de hombres del pĆŗblico se frotaban los genitales.
   TobĆ­as soltĆ³ las bolas de Pablo pero cerrĆ³ el puƱo y golpeĆ³ los testĆ­culos como si su mano fuera un martillo. 
   Pablo enseguida se quedĆ³ sin aliento.
   TobĆ­as repitiĆ³ el movimiento golpeando las pelotas del desdichado Pablo.
   —¡UUGGHHH! —Se lamentaba el hombre.
   TobĆ­as hizo una mueca malĆ©vola, no se detuvo y continuĆ³ golpeando las gĆ³nadas de Pablo.
   Se levantĆ³ y agarrĆ³ a Pablo de los tobillos, extendiendo sus piernas en forma de "V".
   Pablo arrugĆ³ el rostro con miedo. Alfredo deseĆ³ meterse en la lucha y ayudar a su pareja, pero no podĆ­a.
   TobĆ­as bajĆ³ el pie entre las piernas de Pablo y aplastĆ³ sus huevos como cucarachas, de hecho sonaron como cascaras. 
   Pablo rugiĆ³. 
   Hubo otro aplastamiento y otro rugido lleno de agonĆ­a. TobĆ­as repitiĆ³ el golpe, estrellando los huevos contra la pelvis de Pablo.
   Otro grito ensordecedor indicĆ³ que aquella batalla Pablo la perderĆ­a. Alfredo tenĆ­a los puƱos apretados.
   Tres pisotones seguidos hicieron que Pablo se acurrucara en el piso con las manos entre sus testĆ­culos. TobĆ­as se acariciĆ³ el pene que indicaba estar excitado mientras miraba el trasero de su rival. Pronto el calzĆ³n de TobĆ­as bajĆ³ por sus piernas, hubo gritos y aplausos. Su pene gordo, duro y brillante con lĆ­quido preseminal se asomĆ³ al pĆŗblico. Se acercĆ³ a Pablo y se inclinĆ³ sobre Ć©l.
   Alfredo sintiĆ³ odio, jamĆ”s verĆ­a esa escena. SaliĆ³ de la arena con una rabia mezclada con celos, al salir oyĆ³ un gemido de TobĆ­as. SaliĆ³ por el pasillo y fue directo al estacionamiento, estaba hecho una furia.
—¿Por que nos tiene que pasar esto? ¿por quĆ©? ¡la dura!
    Mientras tanto en la arena Tobias empujaba su dura polla en el agujero de Pablo.
    El hombre gemĆ­a.
   TobĆ­as embestĆ­a su verga hasta el fondo, no hablaba y su rostro duro rebelaba su fuerza sexual. Pablo se contorsionaba de dolor ¿quĆ© dirĆ­a Alfredo de aquello? preferĆ­a no mirar al pĆŗblico. 
   Llegado un momento TobĆ­as aumentĆ³ el ritmo de sus embestidas, el sudor le resbalaba por la frente. EchĆ³ la cabeza echada hacia atrĆ”s y soltĆ³ un largo gemido, de su pene escapĆ³ un disparo de leche que chocĆ³ contra el condĆ³n.
   Pablo lanzĆ³ un suspiro y relajĆ³ la cabeza en el suelo, aquel fornido rubio le agarrĆ³ el pene y le apretĆ³ de nuevo las bolas.
...
   Minutos mĆ”s tarde Pablo regresaba a su camerino, todavĆ­a se sobaba los testĆ­culos. En la puerta se encontrĆ³ con Esteban el dueƱo de aquel emporio.
   —Estuvo magnifica tu pelea de esta noche.
   —No quiero hablar de eso.
   —Quieres un rato conmigo en mi departamento.
   —La Ćŗnica manera de que estĆ© contigo es para terminar mi contrato... burdo contrato.
   —¿Quien era el hombre que te acompaƱaba?
   —No te importa.
    Sin oĆ­rlo mĆ”s Pablo se encerrĆ³ en el camerino, Esteban desde el pasillo le dijo:
   —Tus bolas volverĆ”n a estar en mi boca. Te doblegarĆ©.
   Pablo doblĆ³ la boca con asco. Y sintiĆ³ una terrible molestia al leer un mensaje de Alfredo es su celular:
   "DiscĆŗlpame, me tuve que ir. TomĆ© un taxi. Te amo".
   Pablo se preocupĆ³, ojala no estuviera rabioso por el combate... decidiĆ³ escribirle:
   "Recuerda lo que te dije antes del combate... Te amo, Alfredo"

   No hubo respuesta.

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