Compra este protector - Las Bolas de Pablo

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23 abr 2018

Compra este protector

 ORIGINAL DE: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING VERBAL.

   El siguiente relato lo escribĆ­ inspirado en un sueƱo que tuve hace poco, inclusive el improvisado dibujo que verĆ”n apareciĆ³ en mi sueƱo.


   Claudia es una mujer de 43 aƱos, quiĆ©n es vendedora de ropa deportiva en un pequeƱo local dentro de un popular centro comercial, es dada a ser buena negociante y no hay dĆ­a en el que tenga malas ventas…

   Su secreto en los negocios?… La perseverancia ante los clientes, y en una que otra ocasiĆ³n, el usar sus atributos fĆ­sicos para llamar la atenciĆ³n; Para Claudia nunca estĆ” de mĆ”s mostrar algo de piel, especialmente con un amplio escote, y es que ella sabe usar lo que hace algunos aƱos se colocĆ³ en exceso en sus mamas, y que tanto le ha ayudado en los negocios y en el amor. 

   Hoy ha visto entrar al centro comercial a una pareja de adolescentes tomados de la mano, un chico vistiendo uniforme de futbol y de seguro su novia, quien viste jeans y blusa… Ambos entre los 16-17 aƱos, vienen de compras.

   La pareja se separa, al parecer la novia toma rumbo a sitios de ropa Ć­ntima, mientras el novio quien sĆ³lo vino a hacerle compaƱƭa curiosea por allĆ­. Claudia observa la entrepierna del joven… de inmediato toma papel y bolĆ­grafo… se le ha ocurrido una idea de cĆ³mo venderle algĆŗn producto a ese joven.

   “Muchacho acĆ©rcate!”.

   El joven de nombre Federico, intrigado por el llamado ingresa al pequeƱo local de la vendedora.

   “Te interesa un protector?”.
   La vendedora habĆ­a sacado de su estanterĆ­a el mĆ”s costoso protector genital que tenĆ­a y lo ofrecĆ­a al joven.

   “No gracias seƱora… sĆ³lo estoy viendo”. El chico se mostrĆ³ incomodo ante lo que le era ofrecido. Claudia de inmediato se percatĆ³ que en realidad el chico “solo estaba viendo”, pero viendo con disimulo su escote… Era muy obvio que como a todos los hombres, Claudia habĆ­a llamado la atenciĆ³n del joven con su busto… Pero como no lograrlo, si tenĆ­a demasiada silicona, y frente a este muchacho -fingiendo amabilidad- la mujer le exponĆ­a desvergonzadamente lo que deseaba fuera visto por Ć©l. 

   “Vamos... se te nota que usas protectores... Pero de que marca usas?... CariƱo, compra este protector… es de un precio inmejorable!”.

   “No seƱora, se ha equivocado yo no uso eso, de hecho nunca he usado uno”.

   “Entonces no llevas uno puesto ahora mismo?”. Claudia sabĆ­a que no estaba usando uno, pero si tenĆ­a un buen bulto entre las piernas, y eso fue lo que desde un inicio llamo la atenciĆ³n de la pervertida vendedora... ahora usarĆ­a ese aspecto para halagar al joven y conseguir la venta.

   ”Yo no tengo puesto nada…”.

   ”Wow!, Muchas felicidades... Entonces tienes el pene y las pelotas grandes”.

   “SeƱora!”. Federico estaba abrumado ante lo dicho; Ɖl era un joven abierto socialmente y tenĆ­a buena experiencia con chicas, pero ante esta madura, descarada e imponente mujer, el muchacho se veĆ­a muy inseguro y apenado… Algo que notaba Claudia y que la impulsaba a seguir arrinconando al chico. 
   “Oh me disculpo cariƱo, a veces soy muy indiscreta y hablo de mas, Jajajaja”. La mujer centro los ojos en el paquete del joven.

   Con la mirada de Claudia casi desnudĆ”ndolo, el muchacho se cubriĆ³ la entrepierna con las manos.

   Federico se sonrojo… Ć©l era dueƱo de unos buenos genitales, pero si bien le hacĆ­an algo de bulto, no pensĆ³ que alguien se lo harĆ­a saber tan de frente.

   “…SeƱora…que dice, no hable asĆ­…”.

   “No seas tĆ­mido, deberĆ­as estar feliz de que tengas algo que mostrar, Jajaja, pero ya en serio, debes comprar un protector…. es algo indispensable para un joven como tĆŗ”.

   Claudia tomo una tarjeta y se prestĆ³ a leer…

   “CariƱo, AdemĆ”s dĆ©jame contarte algo sobre este maravilloso producto:

   Los protectores de este modelo, son mejores que los que se veĆ­an antes, cubren mĆ”s la superficie inferior de los testĆ­culos y se ajustan para bajar aĆŗn mĆ”s en el perineo, eso es una mejora con respecto a los modelos anteriores.

Este protector esta hecho de un polĆ­mero plĆ”stico de 5ta generaciĆ³n, el cual es bastante duro pero a la vez posee algo de elasticidad, lo que permite la absorciĆ³n parcial del golpe, sin transferir impacto a la zona genital masculina”.

   El joven quedo sin palabras, pero seguĆ­a sin querer comprar nada, solo permanecĆ­a en el local por lo intrigante de la madura mujer y su descarado escote.

   “AsĆ­ como oyes… es un producto de calidad y totalmente seguro para los genitales de los chicos”.

   “Gracias seƱora… pero… la verdad no estoy interesado”.

   “Querido, por tu ropa practicas el futbol… y es un deporte de contacto, como el boxeo o el karate, puede haber lesiones en esa Ć”rea… que tal un balonazo o una patada que te den en las huevas… Dios no lo quiera te pueden hacer un daƱo”.

   “Esas cosas a veces pasan seƱora y no creo necesitarlo… tampoco espero que me ocurra algo tan grave”.

   “Pero porque arriesgarte, son tus huevos, y eso para los chicos es muy importante…sobre todo a tu edad”.

   “A mi edad?”.

   “Claro, los jĆ³venes vaya que usan bastante “En privado” lo que guardan allĆ­ abajo…sobre todo si tienes una novia, y la vi cuando entraste”.

   Federico seguĆ­a avergonzado de oĆ­r a esa mujer, era cierto lo que decĆ­a… sobre todo eso Ćŗltimo sobre Ć©l y su novia, pero ya la situaciĆ³n era demasiado extraƱa e incĆ³moda… AsĆ­ que dio media vuelta con intenciĆ³n de irse, pero Claudia le tomĆ³ del brazo.

   “Espera… tambiĆ©n hay otro motivo para usarlo… y es que tienes una novia adolescente!, y no me refiero esta vez a la intimidad”.

   Lo dicho por Claudia intrigĆ³ a Federico: “A quĆ© se refiere?, que tiene que ver que ella sea adolescente? Ambos lo somos”.

   “Vi a tu novia, y es linda, pero es de tu edad y eso es un problema para tus pelotas”.

   AhĆ­ le enseĆ±Ć³ un dibujo, ante lo que Federico se muestra algo impresionado, pero a la vez confuso.

   Claudia acababa de hacerlo apenas vio al chico, pero dijo que era un dibujo hecho por su sobrina adolescente. y que ella lo habĆ­a conservado pues representaba algo que ocurre comĆŗnmente entre chico de su edad.
NOTA: ESTE “mal” DIBUJO ES EXACTAMENTE COMO LO VI EN MI SUEƑO.

   “Al parecer es lo que mi sobrina piensa a diario, Jajaja… Hasta el muƱequito se parece a ti”. Mentalmente se dijo:

   - Se parece pero en lo grande que debes tener las bolas.

   “SĆ³lo mira esas bolas que pintĆ³, vaya muƱequito dotado, Jajaja”.

   Federico dudo en preguntar, pero lo hizo: “NO entiendo que quiere decirme con este dibujo”.

   “No te hagas!, en la adolescencia muchas mujeres hemos golpeado las bolas de los chicos, de hecho, es la Ć©poca de nuestra vida donde mĆ”s intentamos pegarles allĆ­ abajo… es casi como una moda a esa edad”.

   Lo narrado por la vendedora era intrigante, e incomodaba demasiado a Federico…esa bustona mujer hablaba con el sobre golpes bajos, con una naturalidad impresionante.

   “Usted…usted ha golpeado ahĆ­ abajo?”.

   “CariƱo, de adolescente pateĆ© muchas bolas… parecĆ­a futbolista!, Jajaja, los chicos me tenĆ­an miedo, Jajaja”. 

   Federico puso cara de dolor al pensar en lo que hizo sufrir a diversos varones en su Ć©poca.

   “…Pero despuĆ©s ya se vuelve una mĆ”s madura y deja de pegar allĆ­… Por supuesto a menos que sea estrictamente necesario… como si te agreden y esas cosas”.

   “Entiendo”.

   “Pero tu novia es adolescente, y seguro ya te ha pegado ahĆ­, verdad?”.

   El chico se mostraba inseguro, Claudia lo veĆ­a desviar la mirada, al parecer era cierto lo que le preguntaba.

   Federico finalmente respondiĆ³:

   “Una vez sĆ­ lo hizo”.

   “Vez como por tener una novia adolescente estĆ”n en mayor riesgo tus pelotas… y cĆ³mo fue?, en que momento te pegĆ³”.

   Federico con la mirada baja respondiĆ³ a esa excesivamente curiosa mujer.

   “Fue un rodillazo... estĆ”bamos en un sillĆ³n y en un jugueteo... ella me cayĆ³ encima y… me dio!, Pero la verdad esa vez fue sin culpa”.

   “Sin culpa?, eso no me lo creo… DĆ©jame adivinar, un dĆ­a antes o unas horas antes se habĆ­an peleado no…?

   “Si… como supo?”.

   “…Y luego se arreglaron… seguro que te pareciĆ³ raro que te perdonara tan rĆ”pido”.

   “Eehh…si”.

   “Chico, ella se vengĆ³ con ese golpe bajo… esperĆ³ el momento indicado, y te hizo sufrir para castigarte por el pleito previo”.

   Federico se evidenciaba sorprendido, nunca habĆ­a pensado en aquello de esa forma, pero la vendedora siendo mujer, entendĆ­a bien a su gĆ©nero y el cĆ³mo actuaban, asĆ­ que parecĆ­a ser cierto lo que su novia le habĆ­a hecho.

   Ante el aparente letargo del muchacho, Claudia le dio palmada en los testĆ­culos, a pesar de no aplicar fuerza, los dedos de la mujer impactaron en la parte inferior del escroto del joven, con rapidez y precisiĆ³n… el leve pero repentino dolor, hacen que el joven se doble por un instante:

   “AAuuuuu!!... Porque hizo eso?”.

   Federico sentĆ­a algo de ardor en su escroto, Puso mĆ”s dedicaciĆ³n a cubrir su entrepierna.

   “Vaya... eres muy sensible, solo fue una palmadita y mira como reaccionaste… Lo vez!, necesitas el protector… Y mucho!”. 

   “No haga otra vez eso seƱora…”. Dijo casi suplicante el joven.

   “Cuando te pegĆ³ tu novia… Por Dios!, debiste sufrir mucho cariƱo… Los huevos han de haberte dolido bastante rato”.

   Federico se quedĆ³ mĆ”s de un minuto en la misma posiciĆ³n, y cubriendo su hombrĆ­a.

   A pesar de los intentos de la vendedora, Federico no daba seƱas de acceder a la comprar, AsĆ­ que Claudia volvĆ­a a insistir:

   “Pero pĆ³ntelo querido”.

   Ante el acoso de la vendedora, que casi se lo querĆ­a colocar ella misma sobre la pantaloneta, Federico tomĆ³ el protector, alejĆ³ un poco a la mujer, y se lo puso sin mĆ”s demoras.

   “Este es el de mayor talla que tengo, desde que te vi, sabĆ­a que la talla promedio te quedarĆ­a estrecha e incĆ³moda”.

   El chico una vez mĆ”s se sonrojaba.

   “Vamos pruĆ©balo… no se va a romper”.

   Federico comenzĆ³ a golpear con su puƱo suavemente en el protector. Tac...Tac...Tac.

   “AsĆ­ no querido… AsĆ­!”.
   De repente Claudia le toma de los hombros, y el dio un fuerte rodillazo en la ingle.

   Con gran fuerza la rodilla de Claudia se hundĆ­a en la entrepierna masculina, su rotula chocĆ³ con energĆ­a contra el duro plĆ”stico protector; El dispositivo rechazaba la rodilla de la mujer, mientras una vibraciĆ³n intensa se propagaba por todos lados, pero manteniendo a salvo el delicado contenido gonadal.

   Federico retrocediĆ³ y se encorvĆ³ un poco.

   “No me digas que te doliĆ³, porque no te creo”.

   “No, no me doliĆ³, solo sentĆ­ el impacto… me protegiĆ³ bien”.

   “Vez!, este es un buen producto!… De no haberlo tenido puesto, estarĆ­as en el suelo Readolorido”.

   “Eso sĆ­”.

   Federico se retiraba el protector y a la distancia pudo ver a su novia, azorado se prestĆ³ a salir para encontrarse con ella.

   Claudia logro darse cuenta de la chica a lo lejos, Eso significaba que se le acababa el tiempo para convencer al comprador… Una Ćŗltima y desesperada idea le vino a la cabeza.

   “Veo que ya viene tu chica... pero compra el protector, si lo usas bien tus bolas estarĆ”n sanas, y a futuro podrĆ”s embarazarla… A ella, o a la chica con la que estĆ©s y decidas tener familia”.

   El tema tomo una vez mĆ”s por sorpresa al joven.

   “E… Embarazarla! …”

   “Claro que no a esta edad, pero algĆŗn dĆ­a… Por que con estos!...”.

   Claudia estiro la palma y con sus dedos palpĆ³ los testĆ­culos de Federico, quien quedĆ³ inmĆ³vil de la impresiĆ³n… la mujer con suavidad acaricio los huevos del joven sobre la pantaloneta… En su mente se sorprendiĆ³, confirmaba lo que a simple vista dedujo…
Este chico tenĆ­a grandes los testĆ­culos. Le continuĆ³ diciendo:

   “… Porque con estos!… puedes embarazar con seguridad a cualquier mujer…”. 

   El pene de Federico reaccionĆ³, notĆ”ndose su importante tamaƱo en la pantaloneta.

   “Vaya muchacho!, la tienes grande!”. ExpresĆ³ Claudia algo asombrada.

   La vendedora se vio tentada a tocarle el miembro, pero la voz del joven la detuvo:

   “AhĆ­ viene mi novia… Por favor…”. Fue casi una sĆŗplica del chico para que la mujer le dejase de tocar las bolas.

   Claudia retirĆ³ la mano y se alejĆ³ de Federico, la novia habĆ­a reconocido a su novio a distancia y venia hacia el local…
…El muchacho viĆ©ndola tan cerca, entrecruzo las piernas escondiendo la erecciĆ³n, su mente estaba confundida… el que esa mujer le tocara las bolas lo dejĆ³ caliente, pero su novia estaba a unos metros, y reaccionĆ³… Agitado salĆ­a del lugar a encontrarse con ella…

   Justo en la entrada volteĆ³ y con la cara sonrojada se despidiĆ³ de la vendedora: 

   “AdiĆ³s seƱora…”.

   La novia y Federico tomaron rumbo a la salida; Claudia se sintiĆ³ un poco mal por la no venta, pero algo le decĆ­a que no todo estaba perdido… 

   Por un instante, se mirĆ³ la mano y recordĆ³ lo que toco con ella… expresĆ³ entre dientes:

   “Uhmmm…Vaya par de huevotes…”.

   A cierta distancia Federico se detuvo, le hablo a su novia al parecer para que le esperara un momento, y regresĆ³ a toda prisa al puesto de Claudia.

   Apenas ingresĆ³ el chico dijo: “SeƱora… llevarĆ© el protector!”.

   Una nueva venta realizĆ³ la sonriente Claudia, para quien aquel no fue un negocio cualquiera… Con el producto empacado, la mujer le daba una tarjeta publicitaria del local, pero con su nĆŗmero telefĆ³nico privado escrito en esta.

   El chico se despedĆ­a y Claudia le hacĆ­a un guiƱo con el ojo: “LlĆ”mame…”.

   Fin. 

Gracias. 
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com

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