El ascenso (2/2) - Las Bolas de Pablo

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4 abr 2018

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El ascenso (2/2)

Escrito por: ZATN.

CONTIENE: BALLBUSTING F/M.

   En la primera parte Fernando entra a trabajar en una prestigiosa compaƱƭa aseguradora, allĆ­ se encuentra con Marcela su expareja; Ambos comparten un ambiente de trabajo tenso, pues la infidelidad del hombre en el matrimonio, no solo produjo el divorcio, sino que provocĆ³ en su Exmujer un gran rencor que afecta en el presente sus relaciones laborales.

   Marcela al conocer sobre un ascenso en la empresa, decide pactar con Fernandoā€¦ Quien obtenga el ascenso permanecerĆ” en la compaƱƭa, mientras el perdedor deberĆ” renunciar de inmediato. Fernando acepta el acuerdo, empezando una competencia por ser quien rinda mĆ”s en el trabajo, usando para ello horas extra laborales; Pero  pronto Fernando se ve en dificultades, pues por su muy activa vida sexual no puede destinar tanto tiempo libre como Marcela en mejorar su trabajoā€¦
ā€¦Pero el hombre decide usar su gran virilidad y atractivo para obtener el ascenso por otro mĆ©todoā€¦seducir a su jefa ƚrsula. 

   Previo a lograr su objetivo con ƚrsula, Marcela quien sospecha de una posible trampa que le puede hacer su exmarido, le amenaza con desquitarse con sus testĆ­culos si se entera de que sedujo a ƚrsula para obtener el ascensoā€¦
ā€¦La actitud agresiva de la mujer le hace recordar cĆ³mo se dio la ruptura del matrimonio hace aƱos, y lo doloroso que fue aquella ocasiĆ³n.

   A pesar de esto, Fernando corteja a ƚrsula, quien a pesar de ser casada termina con Ć©l en un hotel,  en donde el hombre no duda en usar sus grandes genitales para satisfacerla de muchas formas; Ante tal cantidad de placer la mujer queda prendada  de su empleado, traicionando asĆ­ a su marido.

   Tras lograr enamorar a su jefa, y temiendo se repita una agresiĆ³n de Marcela a sus testĆ­culos, el hombre convence a ƚrsula de mantener en secreto todo lo ocurrido entre ellos.

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   Y pasĆ³ una semana, finalmente se cumpliĆ³ el plazo para saber quiĆ©n recibirĆ­a el tan disputado ascenso, y el nombre escogido serĆ­a dado por ƚrsula frente a toda la oficina.


   El afortunado eraā€¦..FERNANDO.

   El resultado estaba comprado desde hace varios dĆ­as, aun asĆ­ Fernando fingiĆ³ sorpresa, al tiempo que Marcela se mostraba sorprendida, ella pensaba que habĆ­a hecho las cosas mejor que su Exmarido, pero resulta que no era asĆ­, la mujer tenĆ­a sus dudas de cĆ³mo fue superada por Ć©l.

   Ćšrsula a continuaciĆ³n dio los motivos para que Fernando fuese el escogido, lo que responderĆ­a las dudas de  la Exmujer.

   Disimuladamente Fernando veĆ­a las reacciones de su Exā€¦ cuando la mirada de ambos se cruzaron, el debiĆ³ sonreĆ­rle denotando una vez mĆ”s una falsa sorpresa por resultar ganador.

   SegĆŗn ƚrsula las ventas del mes hechas por Fernando eran las mĆ”s altas, y eso fue lo que la decidiĆ³ a darle el ascenso, por supuesto ƚrsula habĆ­a aceptado mentir en ese aspecto para justificar la promociĆ³n de su amante secreto.

   ā€œFelicidades Fernando, veo que me superaste en ventasā€, dijo una conforme Marcela en frente de todos sus compaƱeros y de una sonriente ƚrsula.

   Tomando bien la aceptaciĆ³n de su Exmujer, Fernando quiso ser amable con ellaā€¦ y en voz baja le dijo: ā€œLamento que tengas que irte Marcela, pero no me opongo a que permanezcas en tu trabajoā€ā€¦No le tenĆ­a ningĆŗn rencor por las previas amenazas a sus testĆ­culos.

   ā€œNo Fernando, fue lo que acordamos, ademĆ”s me es incĆ³modo ser tu subalterna, hoy te felicito, pero aun no te perdono por tĆŗ infidelidad, y es mĆ”s sano para mĆ­ el renunciarā€.

   ā€œPerdĆ³n Marcelaā€. La culpa por hacerle trampa a su Ex mujer le causaba algo de remordimiento al hombre.

   ā€œYa te dije que no te sientas mal, pero necesito disculparme por lo del otro dĆ­a, puedo verme en privado contigo a la hora de la salida?ā€. 

   ā€œNo, no hay rencores Marcelaā€.

   ā€œNo, insistoā€¦tengo que disculparmeā€¦en privadoā€¦con estosā€.
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   CerciorĆ”ndose de que nadie les veĆ­a, Marcela palpĆ³ la entrepierna de su Exmarido, tocĆ”ndole los grandes testĆ­culos.

   ā€œVayaaa!ā€. Se sorprendiĆ³ Fernando.

   ā€œNo malinterpretes las cosas Fernando, solo es que me siento mal por cĆ³mo me comporte, y las molestias que les causĆ© a esos dosā€¦ TĆŗ y yo somos Expareja, asĆ­ que no te imagines que pasara algo mĆ”s allĆ”, OKā€.

   ā€œComo digas Marcelita, pero creo que me gustarĆ” la disculpa que tienes en menteā€. El hombre ya anticipaba alguna caricia por parte de su Ex a sus dotadas Ć”reas viriles.

   El rĆ©gimen laboral se restableciĆ³, y en cierto momento Fernando fue a la oficina de ƚrsula, Donde de inmediato fue a besarla en los labios:

   ā€œGraciasā€¦ gracias por todoā€. 

   ā€œY cĆ³mo te fue con Marcela?ā€. 

   ā€œLo tomĆ³ de buena manera, hasta me felicitĆ³ā€. Fernando preferĆ­a mantener en secreto el pacto  entre Ex esposos sobre la renuncia del perdedor, no querĆ­a que ƚrsula sospechase que la sedujo para mantener el trabajoā€¦ Cuando se diera la renuncia de Marcela, demostrarĆ­a una falsa sorpresa ante el suceso, siempre haciĆ©ndole creer a su amante y jefa que al parecer Marcela habĆ­a decidido por sorpresa no ser subalterna de su Exmarido. Fernando se despedĆ­a de ƚrsula cuando le dijo:

   ā€œEsta noche nos vemos como acordamosā€¦ quiero darte las gracias mĆ”s Ć­ntimamenteā€.

   ā€œEstoy ansiosa por que llegue la noche, estĆ” todo preparado, tengo una buena excusa para salir y llegar bien tarde esta nocheā€.
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   ā€œQuĆ© buenoā€¦Ah y prepĆ”rateā€¦ te voy a hacer gritar en la camaā€. Lo dicho hizo colorear el rostro de la mujer que atinĆ³ a responder: ā€œSiempre me haces gritarā€¦ā€. 

   ā€œEs cierto, pero hace dĆ­as no nos vemosā€¦y me he estado guardando todo lo que tengo aquĆ­ā€¦ā€. El hombre se agarrĆ³ los testĆ­culos sobre el pantalĆ³n. ā€œā€¦ tengo dĆ­as que no me toco en el baƱo, los tengo llenosā€¦ y mi verga estĆ” muy ansiosa de probarte de nuevoā€¦ Ah, y te adelanto que no pararĆ” hasta escupir todo lo que tengo guardado para ti!ā€.

   ā€œQue hombre tan pervertido!!, que lenguaje mĆ”s sucio usasā€. SonriĆ³ la jefa.

   ā€œPervertido y sucio, dime como quieras, pero esta noche serĆ” un evento especial, y ya te lo dijeā€¦vas a gritar como nunca!ā€. El hombre se retirĆ³ dejando a ƚrsula excitada y con algo de temor ante lo salvaje que serĆ­a Fernando en su encuentro nocturno.

   Al final dela jornada laboral, Y cuando ya no quedaba nadie en la empresa, los Exesposos se encontraron en la solitaria Ć”rea de archivos, un lugar cerrado y alejado del resto de oficinas.

   ā€œBueno, te repito que no es necesario, pero ya que insistes en disculparte, aquĆ­ estĆ”nā€.

   Fernando avanzĆ³ un poco su entrepierna, a lo que Marcela respondiĆ³ caminando hacia Ć©l, pronto y con una sonrisa, la mujer se arrodillĆ³ ante Fernando y le desabotonĆ³ el pantalĆ³n, este cayĆ³ a los tobillos del hombre.
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   El calzoncillo negro de Fernando se notaba abultado, no solo por sus grandes bolas, sino por el crecimiento de su pene, ante lo sexy que pintaba el asunto.

   Cuando Marcela le bajĆ³ el interior, pudo ver como el miembro viril de su Exmarido estaba en semi erecciĆ³n, la mujer se impresionĆ³ inicialmente, pero pronto retomĆ³ la cordura.

   ā€œFernando, hace tanto no te lo veĆ­aā€.

   ā€œLo extraƱas?ā€. El hombre sacudiĆ³ un poco su miembro, haciendo que Marcela retrocediera el rostro un poco.

   ā€œOh por favor Fernando, compĆ³rtateā€. Marcela sonreĆ­a y miraba fijamente la punta del glande de ese miembro en crecimiento.

   ā€œSiempre te gustĆ³, y te divertĆ­as con Ć©lā€.
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   ā€œBasta querido, Admito que es el mĆ”s grande que he visto en personaā€¦ Pero controla a tu muchacho, mi asunto no es con Ć©l, sino con estosā€¦ā€. El calzoncillo bajo un poco mĆ”s y la mujer sopesĆ³ las peludas bolas de su Exā€¦ causĆ”ndole una gran sonrisa.

   ā€œWow!, estĆ”n repletas Fernando!!ā€.

   ā€œComo cuando lo hacĆ­amos queridaā€¦ā€. Fernando con gusto le hubiera hecho el amor a su Exmujer, pero ella no querĆ­a eso, aun asĆ­ le gustĆ³ que hablara  de sus pelotas llenasā€¦En realidad Fernando,   -CĆ³mo le habĆ­a dicho antes a ƚrsula- no habĆ­a tenido sexo con mujer alguna, ni se habĆ­a masturbado el Ćŗltimo par de dĆ­asā€¦ decidiĆ³ guardar su esperma para esta noche, pues como agradecimiento al ascenso, tenĆ­a planeado tener relaciones con ƚrsula en un hotel, y rellenarla como a un pavo navideƱoā€¦se asegurarĆ­a de agradecerle con un rio de esperma por darle el ascensoā€¦ AdemĆ”s debĆ­a mantenerla enamorada de Ć©l, para asĆ­ conseguir futuras ventajas en su carrera laboral.

   Mientras la mano sostenĆ­a sus pelotas, el pene del hombre seguĆ­a parĆ”ndose, ante lo cual Marcela reaccionĆ³: ā€œContrĆ³late Fernando, no arruines el momentoā€¦ recuerda que no pasara nada entre nosotrosā€.

   ā€œOk lo intento, pero tĆŗ me conoces bien la verga, y sabes que es una traviesa...no es fĆ”cil que se controleā€.
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   ā€œEso lo sĆ© pero aun asĆ­ haz el intentoā€. Marcela se acomodĆ³ mejor entre las piernas de su Exmarido, bajĆ”ndole lentamente los calzoncillos hasta que alcanzaron los descendidos pantalones.

   Con delicadeza la mujer comenzĆ³ a masajear las bolas de su Exesposo, sus dedos eran maravillosos acariciando, y con las uƱas rascaba con suavidad ese delicado y velludo escroto.

   ā€œUuufffffff, tu sabes bien lo que me gustaā€. Marcela conocĆ­a perfectamente los gustos de su Exmarido, recordaba bien como gozaba cuando le acariciaban las huevas; Fernando se saboreaba los labios, para Ć©l, Marcela siempre fue la mejor mujer en el arte de consentirle las bolas.

   ā€œTe gustĆ³ eso?ā€. Marcela levantĆ³ el rostro regalĆ”ndole una sonrisa.

   ā€œSiiiiiiiā€. Fernando estaba jadeante, y su pene no hacĆ­a caso a sus intentos por contenerse.

   ā€œPues cierra los ojos y disfruta, porque es solo el comienzoā€. Un sonriente Fernando cerraba los ojos y esperaba mĆ”s y mĆ”s de ese delicioso masaje testicular. Pero lo que sintiĆ³ a continuaciĆ³n fue todo lo contrario a lo que esperaba.
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   De repente sintiĆ³ un fuerte golpe en los testĆ­culos!, Marcela le habĆ­a dado un brutal puƱetazo a esas grandes y colgantes orbes.

   ā€œAAAAHHHHHHHHH!!!!!ā€, ExpresĆ³ Fernando abriendo los ojos como enormes canicas, y observando como su Exmujer entre sus piernas, tenĆ­a un rostro de supremo enfadoā€¦La mujer estaba en posiciĆ³n ventajosa para lastimarlo una vez mĆ”s y asĆ­ ocurriĆ³!...
ā€¦Aturdido y confuso por el primer golpe bajo, Fernando no pudo reaccionar y cubrirse, mientras Marcela tomaba impulso y lanzaba un segundo puƱo contras sus ardientes huevos.

   ā€œPUUUUMP!ā€, sonĆ³ el castigoā€¦ Sus gĆ³nadas rebotaron con el  nuevo puƱo, HaciĆ©ndole exclamar un ā€œOOOOHHHHHHH!!!ā€ que dejĆ³ al hombre sin aliento, y con el cerebro revuelto; Fernando estaba casi ido de la realidad, el dolor era indescriptible y le tenĆ­a mareado...el hombre no sabĆ­a que pasaba, solo sentĆ­a olas de dolor desde su entrepierna, haciĆ©ndole sudar frĆ­amenteā€¦
ā€¦Fernando estaba en las nubes, pero repentinamente un fuerte bombeo de sangre desde su corazĆ³n al cerebro le trajo a la realidad, exclamando un: ā€œUUUmmmmmm!!ā€.
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   Pero ahĆ­ no paraba el asunto y un tercer puƱo, y luego un cuarto, le hicieron torcerlos ojos; Marcela estaba como poseĆ­da por la ira, y castigaba con todas las fuerza de sus puƱos esas huevas enormesā€¦.Usando  las bolas de su Expareja como pera de boxeo.

   ā€œTE GUSTA ESO?, EH?, MALDITO TRAMPOSO!ā€¦MALDITO PERRO!, TE ACOSTASTE CON ELLA, PIPƍ LARGO!ā€.

   Y ante el castigo a las bolas, el pene de Fernando bajaba, retomando a su estadoā€¦de buen largo pero ahora flĆ”cido. 

   Un nuevo bombeo de sangre al cerebro, y la cabeza de Fernando tuvo nuevamente la coherencia para entender que Marcela estaba enterada de la relaciĆ³n sexual entre Fernando y ƚrsula. Ahora estaba cumpliendo su advertenciaā€¦desquitarse con los testĆ­culos de su Exesposo.

   Fernando habĆ­a caĆ­do completamente en la trampa de su Exmujer, Marcela sabida de la jugada sucia que le habĆ­an hecho con el ascenso, pensĆ³ el peor castigo para su Ex hombreā€¦.y planeĆ³ todo un entramado para que fuera el mismo Fernando -quien convencido de recibir placer por parte de ella- el que literalmente se le abriera de piernas y la dejara tomar sus pelotas.

   La trampa no era difĆ­cil de hacer, Marcela conocĆ­a bien a su Ex, sabĆ­a lo fĆ”cil que serĆ­a manipularle usando la promesa de obtener placer. QuerĆ­a lastimarle las bolas, causarle mucho dolor, sabĆ­a que por mucho era la zona mĆ”s delicada de Fernando.

   ā€œTe duelen?, claro que te duelen!... Como eres delicado en esta parteā€¦.no sabes el gusto que me da el hacerte sufrir querido Fernandooooo!!ā€.

   Un nuevo puƱetazo ascendente, comprimiĆ³ los huevotes del hombre contra su hueso pĆŗbico.

   El hombre atontado por el dolor no reaccionaba, y solo tras un quinto puƱetazo, y la severa compresiĆ³n de sus huevas, tuvo algo de claridad en su cabeza de cĆ³mo actuar, y por fin moviĆ³ las manos para cubrir su lastimada hombrĆ­a.
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   Pero la mano izquierda de Marcela le ganĆ³, y se apoderĆ³ de esas enrojecidas huevas.

   ā€œSUELā€¦..TAā€¦MEā€¦LAS!,  AAAAaaaayyyyyyyyyyy!!!!!!ā€.

   Las uƱas de la mujer se clavaron profundo en el sensible y peludo escroto, haciendo rugir a su Exmarido:   

   ā€œAAARRGGGGGGGG!!!!!!!!ā€.

   Las huevas de Fernando eran muy grandes y estaban duras por la gran cantidad de esperma que tenĆ­an acumulado, pero la mujer se las arreglaba para transmitirle suficiente presiĆ³n para achatarlas un poco. Fernando continuaba sudando por todos los poros, empapĆ”ndole la camisa por completoā€¦mientras sentĆ­a un nudo en la garganta que no le dejaba tragar saliva...era como si tuviera las propias huevas obstruyĆ©ndole  la garganta.

   Mientras ella sigue lastimĆ”ndolo arrodillada entre sus piernas. El desesperado Fernando alcanza a pensar en intentar hacer algoā€¦Golpear a su Exesposa?, podĆ­a mover la rodilla y golpearle el rostroā€¦estĆ” entre sus muslosā€¦a ver si el golpe la hace soltĆ”rselasā€¦
ā€¦No estĆ” seguro de hacerlo, no quiere lastimarlaā€¦ Pero debe hacer algo o ella lo dejarĆ” sin huevas. Para fortuna de Marcela, un refuerzo en su apretĆ³n testicular, lanzo una nueva y feroz  rĆ”faga de estĆ­mulo nervioso que hizo confundir aĆŗn mĆ”s al  tocado cerebro de Fernandoā€¦Tras ello los pensamientos organizados de hombre desaparecen, y el varĆ³n una vez mas no piensa nada coherenteā€¦.solo suplica y suplica, deje de apretarle la hombrĆ­a.

   Marcela continĆŗo el castigo hasta que sintiĆ³ que las fuerzas en su mano izquierda se desvanecĆ­an, pero aĆŗn le tenĆ­a una sorpresa a su Exesposo; Convenientemente el atormentado hombre expresĆ³:

   ā€œPorā€¦Por favorā€¦.Deā€¦dĆ©jamelas!...DEJAMELAAAAAASSS!ā€, Grito desesperado Fernando.

   Con saƱa Marcela le respondiĆ³: ā€œClaro que te las dejarĆ©, PERO MAS ABAJO DE DONDE LAS TENƍAS!!!ā€. En ese momento la mujer reuniĆ³ las fuerzas que le quedaban en su mano captora, y dio un fuerte tirĆ³n hacia abajo, estirando el escroto de Fernando casi hasta las rodillas.

   Una larga lĆ­nea de saliva saliĆ³ de la garganta de Fernando cuando el varĆ³n expresaba al techo un ā€œUUUUgghhhā€ casi inaudible.
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   Marcela fruncĆ­a el ceƱo sacando la Ćŗltima pizca de energĆ­a con la que tiraba de las grandes pelotas de su Exesposo, querĆ­a causarle el mĆ”ximo dolor posible, y dio hasta que su brazo no pudo mĆ”s; Los ojos del hombre una vez mĆ”s se torcieron, para luego perderse hacia atrĆ”s volviĆ©ndose por completos blancos.

   Por fin Marcela liberĆ³ las cautivas bolas, y viendo los ojos y rostro del hombre, pensĆ³ por un instante que le habĆ­a dejado sin sentidoā€¦.aun de pie podĆ­a estar desmayado; No era algo raro de suponer para la mujer, incluso cuando planeo el intenso y despiadado ataque contra los genitales de su Exmarido, pensĆ³ en la posibilidad de que este perdiera el sentido, de hecho era muy posible que sucedieseā€¦Fernando era muy delicado en sus bolasā€¦y lo habĆ­a comprobado cuando tras pillarle en la infidelidad, de un puƱetazo bajo y sorpresivo le dejo tirado un largo tiempo.
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   ā€¦Pero para su sorpresa, Fernando seguĆ­a consiente, sus ojos regresaron al frente e intentaba quejarse sin lograrloā€¦lo que sĆ­ pudo fue cubrirse las ardientes huevas, era mĆ”s un instinto que algo racional.
ā€¦Tras protegerse, retrocediĆ³ un poco pero los pantalones en sus tobillos le hicieron trastabillar y caer al suelo, enseguida adoptĆ³ la instintiva posiciĆ³n fetal.

   ā€œAAAaayyyyyyyyy!!!...AAaaayyyyy casi me las arrancasā€¦.ā€. ExclamĆ³ por fin Fernando, encogiĆ©ndose al mĆ”ximo en esa posiciĆ³n. 

   EnojadĆ­sima Marcela le  expresaba: ā€œTe lo advertĆ­!ā€¦.Eso tienes por hacerme trampa!!, que te creĆ­as?, que no me iba a enterar que se la metiste y convenciste a ƚrsula de ascenderte!, pues pagarĆ”s  las consecuencias, mejor dichoā€¦tus pelotas pagan ahoraā€¦. SĆ­!ā€.

   Fernando a pesar de tener el corazĆ³n bombeando a mil, pudo tomar algo de aire y se defendiĆ³: ā€œQueā€¦ que, que dices...Marcelaā€¦yo noā€.

   ā€œA mĆ­ no me vas a convencer con excusasā€¦te vieron salir de un hotel con ella!. Lo que no sabes es que siempre estas aventuras se descubren, siempre hay alguien que sorprende a los amantes, y estĆ”n prestos a contar lo vistoā€¦.Ya te paso cuando me fuiste infiel maldito!...la persona traicionada se entera de una u otra maneraā€.

   Alguien, claramente un chismoso, habĆ­a pillado a los amantes saliendo del reconocido hotel de amor, y siendo de lengua picosa, la noticia llego pronto a oĆ­dos de Marcelaā€¦mĆ”s no a los oĆ­dos de Gerardo, el esposo de ƚrsula.

   Enojada, Marcela le dio un puntapiĆ© en la espalda llena de mĆŗsculos de su Exesposo, quien apenas se quejĆ³ā€¦simplemente era nada comparado con el insoportable dolor en las bolas.

   ā€œMarceā€¦mira Marcelitaā€.

   ā€œCĆ”llate!!ā€. Otro puntapiĆ© en la musculada espalda del hombre...esta vez en el Ć”rea de los riƱones.
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   ā€œVoy  a renunciar a mi empleo, pues no soportarĆ­a ver mĆ”s tu caraā€¦Pero eso si te lo juro Fernando, si me vuelves a dirigir la palabra alguna vez, mi respuesta serĆ” con el pieā€¦Te patearĆ© esas bolas de caballo que tienes MALDITOOOO!!...ā€.

   Marcela lanzo unos rĆ”pidos puntapiĆ©s contra la parte baja de los glĆŗteos de su derribado Exesposo, intentando pegarle por detrĆ”s en las pelotas, pero Fernando las mantenĆ­a cubiertas con sus manos. 

   ā€œā€¦Y no respondo si te las llego a dejar malogradas!ā€. La enojada Ex seguĆ­a intentando acertar en las gĆ³nadas una vez mĆ”sā€¦algunos impactos en sus dedos protectores hicieron retorcerse a Fernando, quien desesperado mantenĆ­a las manos cubriendo toda la zona,  a cualquier costo protegerĆ­a sus lastimadas Ć”reas viriles.

   ā€œAy, ayy no, no, Marcela, no me pegues mĆ”s, por favor!...ā€.

   La mujer se resignĆ³ a no poder darle nuevamente en esas grandes gĆ³nadas bien resguardadas, y se marchĆ³. Antes de salir de aquella oficina solo dijo: ā€œAh, y de nuevo felicidades por tu ascenso queridoā€.
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   Ya a salvo de la ira de su Exmujer, Fernando pudo relajarse un poco y dejar su protectora posiciĆ³n, se colocĆ³ boca arriba y separĆ³ las piernas para comenzar a sobar con dedicaciĆ³n sus enormes huevas.  ā€œAayyyyy Dios santoā€¦que dolorrrrrā€.

   El dolor era intenso, y a cada minuto el hombre no paraba de insultar a su Ex pareja por causarle tremendo mal,  la mujer habĆ­a cumplido su amenazaā€¦y vaya se habĆ­a ensaƱado con sus huevas, su parte mĆ”s delicada.

   El paso del tiempo y la leve pero constante mejorĆ­a testicular, le hicieron pensar mĆ”s profundamente las cosas. Ahora el hombre se preguntaba sin cesar, como su Exmujer habĆ­a llegado a ser tan calculadora y despiadadaā€¦ Pudo desde el principio haberle pateado los testĆ­culos apenas estuviera parado frente a ellaā€¦ Pero en vez de eso lo habĆ­a engaƱado por completo, fingiendo amabilidad y aceptaciĆ³n de perder el ascensoā€¦HabĆ­a planeado toda una farsa para que Ć©l mismo le diera acceso a sus huevasā€¦
ā€¦Y fue allĆ­ cuando demostrĆ³ su lado despiadadoā€¦atacĆ”ndolo cuando estaba mĆ”s vulnerable, en un momento en el que sĆ³lo esperaba caricias y disfrute en sus partes noblesā€¦
ā€¦Y habĆ­a sido tan brutal!, por un instante Fernando creyĆ³ que Marcela le arrancarĆ­a las bolas. Su Ex mujer sĆ­ que estaba loca, y no querĆ­a verla nunca mĆ”s.
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   El hombre tardarĆ­a mĆ”s de una hora en recobrar sus fuerzas y aliento para abandonar la oficinaā€¦ esa noche cancelĆ³ la cita con ƚrsula, con una mala excusa. PasarĆ­a toda la madrugada en casa, colocĆ”ndose hielo para desinflamar sus muy hinchadas y enrojecidas bolas.

   Cuando al dĆ­a siguiente, el empleado reciĆ©n ascendido no fue a trabajar por tener aĆŗn las pelotas inflamadas, ƚrsula fue a visitarleā€¦ AllĆ­ Fernando quien no iba a contar su incidente con Marcela, le tuvo que mentir, exponiĆ©ndole el haber sido robado al salir de la oficina y recibiendo un golpe en los testĆ­culos por parte del asaltanteā€¦ Excusa perfecta para justificar su adolorida entrepierna, y la cancelaciĆ³n de la cita en la que debĆ­a llevar al cielo a su jefaā€¦ Por supuesto que el varĆ³n recibiĆ³ mil caricias por parte de la preocupada mujer.

   Marcela renunciĆ³ al dĆ­a siguiente del ataque, decidiĆ³ no contar a ƚrsula que Fernando la sedujo para tener el ascenso tras el pacto entre ellosā€¦ no perderĆ­a su tiempo, ella estaba tan idiotizada por Ć©l, que seguramente se negarĆ­a a creerle. AdemĆ”s, de contar todo la jefa se enemistarĆ­a con Marcela, y ahora que renunciaba, le convenĆ­a una buena carta de recomendaciĆ³n laboral por parte de ƚrsulaā€¦Y asĆ­ fueā€¦gracias a Ć©sta, no tardĆ³ Marcela en conseguir empleo.

   Pero el principal motivo para su silencio, es que decidiĆ³ aceptar que perdiĆ³!, quiso ganar con su trabajo dedicado, pero la gente es traicionera y deshonesta, y le robaron el ascensoā€¦ Desafortunadamente  asĆ­ es la vida, a veces te golpean y se aprovechan de ti, pero hay que adaptarse a lo que sucede y seguir adelanteā€¦ Era su orgullo no dejarse caer ante las malas jugadas que te da la vida, Y Marcela levantaba la cabeza y continuabaā€¦ ya lo habĆ­a hecho con su divorcio, y no tenĆ­a problema en hacerlo otra vez.

   Por otro lado no todo era malo, en el fondo sentĆ­a algo de felicidadā€¦ no volverĆ­a a ver a diario a su Exmarido, tendrĆ­a una vida mĆ”s tranquilaā€¦ Y lo mejor es que habĆ­a tenido y disfrutado plenamente de un buen desquite contra las pelotas de Fernando, el mayor orgullo de ese miserable.

   Pero quedaba aĆŗn alguien sin castigo, su jefa!... ƚrsula para nada era una vĆ­ctima, Era una mujer bastante madura para responder por sus decisiones, y si aceptĆ³ vender su alma al serle infiel a su esposo Gerardo, DeberĆ” atenerse a las consecuencias. 
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   Aunque para Marcela ese no era un asunto prioritarioā€¦ Su problema fue con Fernando y le habĆ­a hecho pagar. AlgĆŗn dĆ­a ƚrsula tambiĆ©n recibirĆ­a su castigo, era seguro que su vida marital tarde o temprano terminarĆ­a de malas manerasā€¦despuĆ©s de todo como le dijo a Fernandoā€¦Los asuntos de infidelidad siempre se descubren.

   Fernando y ƚrsula continuaron siendo amantesā€¦ĀæPero que mĆ”s sucediĆ³ con ellos?...Eso no es tema de esta historia, algĆŗn dĆ­a lo sabrĆ”n.

Fin.

Gracias
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com

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