CONTIENE:
-SEXO HOMOSEXUAL
David luego del suceso de su secuestro estaba molesto. EntrĆ³ al interior de la casa de equipo protestando pero algunos seguĆan durmiendo u otros estaban en el interior de sus habitaciones. El primero que saliĆ³ de su cuarto con los gritos fue RenĆ©:
—¿QuĆ© te pasa David? —saliĆ³ preguntando.
—No me gusta que me hagan eso —gritaba el hombre— sabĆan que yo no derramarĆa ni una gota de semen aquĆ por placer.
—¿Y quĆ© te hicieron?
—Alguno de ustedes me lo hizo.
—jajaja, que caliente, David, jajaja —se burlaba Lucas— . ¿QuiĆ©n te lo hizo? ¿Que te hizo? jajaja.
David cerrĆ³ la boca apretando sus labios y se fue directo al baƱo sin decir ni una palabra. AllĆ dentro se miro en el espejo recordando los impulsos que sintiĆ³ cuando lo retuvieron, aquella rica estimulaciĆ³n rĆ”pida, el paquete, los masajes a su verga y bolas. EmpezĆ³ a sentir la excitaciĆ³n en ese momento, su miembro crecĆa y endurecĆa.
—Ya David serĆ” mejor que te calmes —se dijo—, o uno de los cardenales o de los iguanas te hizo eso pero no lo va a decir. No vas a sacar ni una palabra del que fuera o los que fueran. Pero deberĆas estar atento para que no se repita
TardĆ³ unos minutos aseĆ”ndose en el baƱo.
Los integrantes de la casa fueron a desayunar, entre ellos: Lucas, RenĆ© y Carlos. Miguel nunca salĆa de la habitacion y MatĆas se la pasaba durmiendo o haciendo alguna actividad rara en su habitaciĆ³n.
Cuando David se integrĆ³ al grupo en la cocina ya parte de la comida habĆa sido preparada.
—Finalmente, David, ¿quĆ© rico te hicieron? —se burlĆ³ Lucas.
David sonriĆ³, tomo cafe y respondiĆ³:
—No te importa.
—jajaja asĆ seria de rico —expresĆ³ el muchacho.
Continuaron desayunando en silencio pero pronto el mutismo se rompiĆ³ por una pregunta de Carlos:
—RenĆ© ¿estĆ”s preocupado por si te eliminan?
—SĆ y no —respondiĆ³ el luchador de pancraxio masticando y tragando su desayuno—. En realidad Miguel en los concursos no participa, serĆa muy bueno que el eliminado resultase Ć©l, aunque los votos son tan inesperados que podrĆa resultar eliminado yo. Y no quisiera serlo, asĆ como estĆ”n muchos de ustedes. Quiero ganar esta competencia
—Pero eso es difĆcil jaja —reia Lucas—, es mucha la competencia.
—Todo es rudo, Ć©stas reglas se ponen cada vez mĆ”s interesantes —hablaba David— a quien se le ocurre obligarnos a votar entre nosotros mismos... ¿dĆ³nde queda la amistad y el grupo que somos?
—No es eso, David —negĆ³ Carlos—, esto es supervivencia... supervivencia de grupo, el mĆ”s dĆ©bil pierde y el mĆ”s hĆ”bil gana, esa es la regla fundamental.
—Entonces somos un vehĆculo —dijo RenĆ©— un vehĆculo para ayudar a ganar a uno de nosotros. Suponte que me usaron para descargar mi semen en aquel vaso y que mi reto funcionĆ³ y ganamos pero tarde o temprano serĆ© yo un posible eliminado.
—AsĆ es —terminĆ³ de decir Carlos— podremos ser un vehĆculo para el ganador.
A continuaciĆ³n paso algo que los ahĆ reunidos jamĆ”s hubiera pensado. Al comedor se integrĆ³ Miguel, mostrando parte de su cuerpo negro y fuerte. Dejando ver con su ajustada ropa la silueta de su paquete.
—¿CĆ³mo estĆ”n? ¿Y mi desayuno?
—¿Tu desayuno?
—SĆ, siempre alguno de ustedes me lo prepara y lo lleva a mi habitaciĆ³n pero hoy decidĆ salir.
—¿Por quĆ©?
—Para aprovechar mis Ćŗltimos dĆas en el edificio, lo sĆ©. Y bueno ya pensĆ© mucho y resulta que lo que pasa en estos bloques queda entre las paredes.
—¿A quĆ© te refieres con eso?
—Ja, ja, ja. A nada —terminĆ³ riendo Miguel sentĆ”ndose con los reunidos.
—Lo confieso, yo preparo el desayuno, tu desayuno —indicĆ³ Lucas haciendo el trabajo.
—¿Por quĆ© no compartĆas con nosotros, Miguel?
—No lo sĆØ, quizĆ”s por miedo. Son cosas que no quisiera recordar. Es que hice tantas para llegar aquĆ.
—¿CĆ³mo quĆ©? —quiso saber David.
—Piensa en todo los culos que tuve que coger y que me cogieran.
—Ja, ja, ja. Todos pasamos por eso —reconociĆ³ RenĆ©.
—Bueno pero... ya pensĆ© todo y sĆ© que serĆ© yo el expulsado y decido compartir estos Ćŗltimos dĆas con ustedes.
—¿Y no quisieras participar en un reto caliente?
—ja, ja, ja. RenĆ© crĆ©eme que no.
—¿Y cĆ³mo es tu semen? —preguntĆ³ Lucas—. ¿Desde cuando no te masturbas? ¿CĆ³mo expulsas tu lĆquido? PodrĆas ser un rival duro o ¿no?
—jajaja, Puede que mi semen siempre salga espeso jajaja de ese que te jalas y se te pega en toda la verga y la mano.
Continuaron riendo y charlando. Miguel era un macho tranquilo y todos respetaron su decisiĆ³n de irse del edificio pero aun todo no estaba decidido, todo lo decĆa el voto pero unos como Lucas no querĆan que el zambo se retirara de la competencia.
Terminaron de desayunar y cada uno se distancio para hacer sus quehaceres.
Como fue el caso de Carlos que se encontrĆ³ a escondidas con GerĆ³nimo. Hablaban sobre la vida despuĆ©s del reallity, GerĆ³nimo alegaba ya sentirse casado
—¿Pensaste las cosas? —le preguntĆ³ Carlos.
—Un poco... siempre, siempre hay un problema.
—SĆ pero ya te dije. AllĆ” fuera nadie sospecharĆa nada tu continuarĆas con tu esposa y yo... con mis novias y nadie opinarĆa de nosotros.
—No te quiero compartir.
—¡Ah! ¿Pero yo si te debo compartirte?
—jajaja... recuerdas que siempre discutĆamos por ello.
—SĆ y otras cosas te llevaron a terminar con la relaciĆ³n.
—Y tĆŗ te fuiste del paĆs... como te extraƱƩ, Guille, hasta que esto nos volviĆ³ a unir.
—¿QuĆ© dices?
—¿QuĆ©?
—Nos volviĆ³ a unir... ¿Ya estamos juntos? jajaja
—Yo quiero pero... y despuĆ©s del proyecto Elite, ¿quĆ©? ¿Que tal si al final tĆŗ y yo despuĆ©s quedamos como los sobrevivientes de nuestros equipos y debemos eliminarnos?
—No me importarĆa, te dejarĆa ganar —reĆa Guillermo acariciando y besando la cara de GerĆ³nimo.
—No quiera tener ese reto contigo.
—Oye no te preocupes por eso, GerĆ³nimo —pedĆa Carlos—. Solo piensa que si estamos aquĆ juntos otra vez, es por algo y es porque debemos seguir uno con el otro, asĆ tan simple.
GerĆ³nimo sonriĆ³ y le beso en la boca.
—Me amas aĆŗn lo sĆ©. Y quieres estar conmigo todavĆa. Soy el que te gusta —reĆa Carlos.
—Es cierto —decĆa GerĆ³nimo parĆ”ndose del asiento en el sauna—. Ven por mi.
Con tan solo levantarse del suelo a Carlos se le hizo visible la gran erecciĆ³n que tenia se le marcaba su grueso pene e la ropa interior blanca que cargaba, abrazĆ³ a GerĆ³nimo para besĆ”rlo, tocarlo y arregostarle el miembro. Carlos llevĆ³ a GerĆ³nimo contra la pared. Le quitĆ³ el bĆ³xer mojado GerĆ³nimo y le dio la vuelta, detallĆ³ las nalgas de su pareja: levantadas y redondas. Y con la posiciĆ³n de los dos pilares empezĆ³ a penetrar lentamente a GerĆ³nimo. MovĆa sus caderas hacia su culo sintiendo como las nalgas daban acceso a su pene.
El sudor empezaba a brotar del fuerte pecho de Carlos.
—MĆ”s duro, Carlos, mĆ”s duro —pedĆa GerĆ³nimo en medio del placer.
—Yo mucho te he amado —confirmaba Carlos.
SeguĆa moviĆ©ndose contra GerĆ³nimo, la posiciĆ³n cĆ³moda era perfecta para ambos, GerĆ³nimo arrecostado sobre la piedra siendo follado por el vergudo Carlos.
Minutos mĆ”s tarde ambos sintieron una sensaciĆ³n caliente era el semen de Carlos que culminĆ³ su faena agotado yendo a descansar sobre un banco.
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