Adolorido del bajo viente - Las Bolas de Pablo

Lo mƔs nuevo

22 jun 2018

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Adolorido del bajo viente

ESCRITO POR ZATN
CONTIENE BALLBUSTING VERBAL Y SEXO ORAL.

La siguiente es una corta secuela de la saga EL ASCENSO.


ā€œā€¦Te lo juro Fernando, si me vuelves a dirigir la palabra alguna vez, mi respuesta serĆ” con el pie…Te patearĆ© esas bolas de caballo que tienes MALDITOOOO!!.…Y no respondo si te las llego a dejar malogradas!ā€. 

Marcela iracunda e intentando causar mƔs daƱo a su ex esposo, lanzaba rƔpidos y constantes puntapiƩs a la entrepierna del Fernando, pero Ʃste se cubrƭa con todas sus energƭas, sus dedos eran necesarios escudos que mantenƭan sus adoloridas pelotas de aquellos precisos puntapiƩs.

Pronto la mujer se dio por vencida y se dispuso a irse; Marcela abandonaba la oficina diciĆ©ndole: ā€œAh, y de nuevo felicidades por tu ascenso queridoā€.

Tras la salida de Marcela, Fernando quedó boca arriba, abrió las piernas y se dedicó en cuerpo y alma a sobar sus testĆ­culos. Era un masaje doloroso pero necesario, el paso constante de sus dedos, poco a poco pasaba de ser irritante a mĆ”s tolerable…Pero como le dolĆ­an!.
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 Su respiración se fue calmando, asĆ­ como su ritmo cardiaco, en aquel momento en el que lo tenĆ­an de los cojones, su corazón por poco colapsa del sufrimiento.

Ahora los detallaba una vez mƔs y se cercioraba que habƭan aumentado su tamaƱo...estaban sin duda inflamados, querƭa llegar pronto a casa para ponerse algo helado y tomar pƭldoras, asƭ esperaba que sus futuros hijos estuvieran de nuevo en normalidad para el amanecer.

Pausadamente su fornido cuerpo fue recuperado las fuerzas, tras un buen rato se sintió con las energĆ­as para incorporarse; Era vergonzoso para un hombre de tal musculatura el presentar todas las dificultades del mundo solo para erguirse…
…Pero que otra reacción podĆ­a esperar?, Marcela le habĆ­an pegado en su punto dĆ©bil…su enorme punto dĆ©bil!.
Una vez en pie, pudo ir a su puesto de trabajo, recoger sus cosas y abandonar la oficina, no sin dejar de cojear burdamente.

HabĆ­a pasado una hora y 15 minutos desde la salida de su Exmujer hasta que Ć©l mismo pudo ver la calle…que gran tortura fue ese fin de jornada en el trabajo.

Era una noche fría, y poco abrigado el hombre salió a la calle, sudaba frio y presentaba ganas de trasbocar, detuvo un taxi.

ā€œSe encuentra bien seƱor?ā€, preguntó el taxista, ante el sudado y pĆ”lido rostro de su pasajero.
Una corta mentira y el taxista no volvió a inmiscuirse.

Apenas ingresó a su apartamento se quitó la camisa y se derrumbó en el sofÔ, el pasar tan rÔpido a la posición sentada, le causó un leve mareo, a lo que tuvo que respirar con profundidad para aliviarse, el dolor en sus testículos era insoportable.
Solo un rato después se sentó al frente tomando su cabeza, miraba su entrepierna, como podía sentir tanto dolor?

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Cómo pudo se levantó y fue por pĆ­ldoras analgĆ©sicas, luego entró a la cocina por hielo….Fernando nunca sintió tanto alivió como cuando se acostaba en su cama y colocaba una bolsa de hielo sobre sus calzoncillos. 
ā€œOOhhh Dios!!!…que alivio…..ā€.

El sueño y agotamiento físico le venció y se dormitó un rato, hasta que dio un salto al sentir el teléfono.
ā€œQuerida Úrsula no puedo ir a la cita….no me siento bien del estómagoā€¦ā€.

Era cierta en parte su excusa, cada vez que movía la bolsa de hielo intentando sobar sus hinchadas bolas, sentía nauseas, debía suspender el masaje testicular para que su estómago se tranquilizara.

ā€œQuieres que vaya a verte cariƱo?ā€.

ā€œNo mi amor, nos veremos maƱana en la oficina, si no nos vamos a citar para lo nuestro, es mejor que no te ausentes de tu casa, estoy bien no es algo serio, solo es que no puedo alejarme mĆ”s de 10 minutos del baƱo…para maƱana estarĆ© mejor, gracias por preocuparte y discĆŗlpameā€.

ā€œNo te tienes que disculpar Fernandoā€.

ā€œEntonces para otra noche queda la cita para hacerte gritar en la cama…adiósā€.

ā€œEspero con ansias que me hagas gritar querido Fernando, adiósā€.

Fernando dejó el teléfono a un lado y adoptó la posición fetal, pensaba:

- Hacerla gritar….a mi es a quien hoy me hicieron gritar…Oh maldita Marcela!!. 

Pasaron dos horas y no veía mejoría, los analgésicos eran nada para tal trauma, decidió llamar a un servicio de asistencia médica al hogar
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ā€œQue le sucedió?ā€. Interrogo el medico que llegó a asistirle.
ā€œMe patearon en una pelea que tuveā€.
El profesional sacudió un poco la cabeza sintiendo como hombre también lo terrible que eso debió ser.
Seguidamente le palpó los testículos, el escroto estaba con edema y muy enrojecido, el contacto de los dedos enguantados sobre su hipersensible piel, le causó mucho ardor; El profesional terminó diagnosticando que se encontraba relativamente bien, solo había que bajar la hinchazón y para ello le aplicaría una inyección.
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Fernando siempre temió a las agujas pero era mejor un pinchazo al dolor testicular, por comodidad recibió la inyección de pie, acostarse boca abajo no era una opción dadas sus infladas bolas…
…La larga aguja con el medicamento penetró con dificultad en la musculada y pĆ©trea nalga de Fernando, un leve apretón de dientes y el lĆ­quido sanador estaba en su organismo.
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Tras despedir al Doctor Fernando fue a dormir, decidió yacer sin calzoncillos, sentía calor, pero a la vez le castañeaban los dientes, se cubrió con la manta y le fue difícil tomar sueño, el dolor se mantenía y debía tener algo de fiebre, el médico le dijo que eso pasaría con el efecto de la inyección.
Por fin se durmió…
Al amanecer Fernando se sintió un poco mejor, se quiso incorporar pero aún estaba el dolor en sus bolas, las revisó y seguían hinchadas, un poco menos que la noche anterior al dormirse, quiso levantarse sin calzoncillos, pero apenas puso los pies en el suelo, el peso de sus cojones inflamados fue mucho, se quejó y apretó los dientes, debió sentarse en la cama y alcanzar su ropa interior para que sostuviera sus bolas.
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Se pasó la maƱana caminando con las piernas separadas y de forma muy pausada; Claramente no podrĆ­a ir al trabajo. 
Las llamadas de Úrsula inicialmente ignoradas por fin fueron contestadas, era inevitable contar lo sucedido con sus bolas, pero usarĆ­a una excusa diferente que con el mĆ©dico… Inventó el haber sido golpeado bajo en un asalto anoche…al final con esa mentira podrĆ­a obtener algo delicioso para Ć©l…despuĆ©s de todo desde ayer no sentĆ­a mĆ”s que dolores, y algo rico no le vendrĆ­a mal.
ā€œDebo confesarte la verdad, anoche no estaba mal del estómagoā€.
ā€œPorque me mentiste?ā€.
ā€œMe asaltaron Úrsula, y me lastimaronā€.
ā€œOh dios mĆ­o!, que te ocurrió Fernando?ā€. El tono de la jefa se volvió de angustia.
ā€œMe golpearon en los testĆ­culosā€.
ā€œOh Dios bendito, podre de ti…estas bien?ā€.
ā€œEstoy mejor, pero aĆŗn estoy convaleciente…aun no puedo salir de casaā€.
ā€œOh Fernando quĆ©date ahí…quiero ir a verteā€.
ā€œEstoy mejor Úrsula, no es necesarioā€¦ā€.
ā€œCariƱo irĆ© a verte de inmediato!ā€.
ā€œEsperā€¦ā€. Úrsula colgó repentinamente, y en menos de 30 minutos parqueaba su automóvil en el sótano del edificio. La jefa estaba muy preocupada por Ć©l, como siempre los sentires de la mujer la hacĆ­an cada vez mĆ”s unida y preocupada por su amante…Fernando tenĆ­a un control total sobre ella.
Al abrirle la puerta del apartamento, la mujer corrió a abrazar a su amante, el hombre sorprendido dio un paso atrÔs arrastrando a la mujer sujeta a su cuello, el esfuerzo le lastimó un poco los huevos, teniendo que ahogar un quejido.
Úrsula notó la incomodidad.
ā€œPerdón te hice daƱo?ā€.
ā€œNo pero es mejor que no me agite, aĆŗn tengo inflamados los cojonesā€.
Úrsula se arrodillo ante el hombre dirigiendo su mirada y comentarios a la entrepierna.
ā€œPobre Fernando debe sufrir una tortura…eso golpes son los peores para un machoā€.
El paso de un vecino por la puerta abierta avergonzó al varón, quien cerró la puerta e hizo seguir a Úrsula, acomodÔndose en el sillón. La mujer decidió arrodillarse en la alfombra ante su amado amante.
ā€œCómo fue el golpe?ā€.
Fernando ya habĆ­a pensado en la mentira, pero no darĆ­a muchos detalles.
ā€œNo estoy seguro, estaba oscuro, y creo que el tipo iba encapuchado porque ni le vi el rostro, era todo oscuroā€.
ā€œEra un hombre negro?ā€.
ā€œNo sĆ©, podrĆ­a ser, pero la verdad fue tan sorpresivo, no esperaba que me atacara, y casi al instante sentĆ­ un golpe en los huevos, fue un rodillazo!ā€.
ā€œCanalla!, te vio que eres fuerte de fĆ­sico y pego de primero donde te podĆ­a hacer daƱoā€.
ā€œSi, querĆ­a dejarme sin fuerza y aturdido…fue un golpe muy fuerte!ā€.
ā€œQue bruto fue ese miserable, pegarte en tus maravillosas partes, maldito ladrón!ā€.
ā€œY que pasó despuĆ©s?, que te robo?ā€.
ā€œSe llevó mi billetera, no pude hacer nada, estaba en suelo del dolorā€.
Úrsula se impresionó, imaginar a un hombre tan fuerte como Fernando tirado en el suelo y totalmente indefenso, era impensable!...Pero era la realidad, le habĆ­an golpeado en el Ć”rea dĆ©bil de los hombres, y eso, y solo eso podĆ­a derribar y lastimar a su adorado semental; Seguidamente la mujer se preocupó pos su estado actual, aĆŗn estaba adolorido de su zona privada, y ella querĆ­a hacer algo por su amante…de pronto le rogó:
ā€œDĆ©jame sobĆ”rtelas Fernandoā€.
El hombre de inmediato se vio tentado, la verdad pensó en aquello desde que su jefa hablo de venir a verle….si ella querĆ­a consentĆ­rselas, quien era el para negarse.
Aprobada, Úrsula la bajó los calzoncillos, evidenciando los grandes cojones de su amante de un tamaño aún mayor al conocido.
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ā€œEstĆ”n enormes!…y rojos!...seguro que estas mejor?ā€.
ā€œClaro, anoche los tenĆ­a mĆ”s hinchadosā€.
ā€œMiserable de ese sujeto!, como se atrevió a pegarte en lo que te hace macho, si lo tuviera frente a mĆ­ lo des huevo!, jamĆ”s le perdono que le hubiera hecho daƱo a mi Fernanditoā€.
ā€œNo hables de des huevar que anoche casi me des huevan a mĆ­ā€.
ā€œLo siento amorā€.
Fernando busco mĆ”s comodidad y se acostó en el sillón, ante lo cual Úrsula subió tambiĆ©n y le acarició las bolas…con lentitud pasaba su suave piel sobre el Ć”spero escroto del macho.
Para mÔs comodidad se abrió la camisa, dejando sus pechos al aire, los cuales no tardaron en ser acariciados por su amante, la mujer madura pronto se excitó, pero no era ella la que debía gozar, era Fernando el lastimado y se ocuparía de hacerle pasar un grato momento a él y a su enormes y adoloridos huevos.
La mujer sostuvo un instante el pene del macho que pronto comenzó a crecer.
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Pronto la atención de la mujer fue solo en los testículos del macho, con su lengua estimulaba las mÔs ricas sensaciones, las lamidas estaban a nivel de su ahora odiada exmujer Marcela, Úrsula comenzó a chuparle las huevas, y Fernando a pesar de los quejidos iniciales, la conminaba a seguir, sus grandes bolas llenaban la boca de la veterana jefa, saliendo de esta mÔs que ensalivados.
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La excitación en Fernando le puso a mil el venoso miembro, suplicĆ”ndole a la mujer le masturbara, Úrsula realizo la efectiva y doble labor de chuparle las bolas, a la vez que le estimulaba el glande con su mano…
La abundante expulsión de líquido seminal tentó a la mujer a chupÔrsela, degustando con aquellos labios enrojecidos por la excitación la dura y lubricada cabeza peneana de Fernando.
Los leves roces del pene con los dientes de Úrsula no hacían mas que calentar al varón quien por instantes pensaba en una posible mordida de la jefa, casi deseaba que se la mordiera, obviamente con suavidad.
La cavidad oral de su jefa era un infierno de tanta pasión y dedicación con la que degustaba ese grueso y venoso miembro viril.
Los jadeos de Fernando eran mƔs y mƔs intensos, hasta que no pudo mƔs.
ā€œME VOY A CORRRER!!!!!!!!ā€.
Úrsula se retiró un poco esperando ser bañada con el semen de su hombre, el cual no tardó en escapar como poderosos torrentes blancos, impactando en el rostro femenino.
Los chorros de caliente leche empaparon todo la cara de la mujer quien sonriente dijo:
ā€œExtraƱaba la leche en mi cara…que caliente estĆ”!ā€.
La dama procedió a lamer las ultimas gotas de corrida del glande se su amante, quien pletórico se dedicó a mirar el techo desde su cómoda posición en el sillón.
Al culminar, Úrsula comenzó a lamer el semen en su cara, tardo bastante en asearse como una felina.
Fue una jornada de bastante placer para Fernando.

Pero para esta pareja las historia aĆŗn no termina, pues pronto su secreta relación se ha de hacer publica…Esto lo conocerĆ”n en un próximo relato.


FIN. 

Gracias.
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com

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