La maldicion de los Braganza - Las Bolas de Pablo

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7 jun 2018

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La maldicion de los Braganza

ESCRITA POR: ZATN
CONTIENE BALLBUSTING M/M.

   La familia Braganza fue la casa que reinó Portugal desde 1640 hasta inicios del siglo XX; Cuenta una leyenda que cierto dĆ­a un joven venció en una partida de billar al Duque de Braganza, quien de mal humor, en vez de pagar su deuda le dio un puntapiĆ©. En represalia, el joven luego de convertirse en fraile, le lanzó una maldición segĆŗn la cual ningĆŗn hijo primogĆ©nito varón de la real dinastĆ­a vivirĆ­a lo suficiente para heredar el trono del padre. De hecho, fue exactamente lo que ocurrió desde entonces en todas las generaciones de los Braganza, sin excepción hasta 1889, luego de casi 250 aƱos.

   AquĆ­ se narra en detalle aquel suceso de leyenda.

   NOTA: Al final en el Anexo se expone la genealogĆ­a de la Casa Braganza, evidenciando cada monarca portuguĆ©s y su primogĆ©nito quien no llegó a suceder a su padre.

   Es el aƱo de 1634.


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   Francisco da Silva era un joven de 18 aƱos hijo de MatĆ­as da Silva, comerciante y adinerado del pueblo de Santarem en Portugal. El chico era un dolor de cabeza para el padre, quien  le querĆ­a pero era necesario enseƱarle buena disciplina, por ello Francisco  fue enviado al seminario de SantarĆ©m donde se preparaba para ser cura. AllĆ­ aprendió la filosofĆ­a y hablar con fluidez el FrancĆ©s, Pero el chico es muy descarriado, en tiempo libres se escapaba a jugar en las tabernas al billar y a cortejar jovencitas…era todo un conquistador de criadas y mozas de la región.

   Un dĆ­a se peleó con el rector y maestro de la disciplina del seminario, incluso retĆ”ndole a las trompadas, cosa a la que el religioso no se animó; Luego de la rencilla y temiendo una paliza correctiva de su enojado padre, escapó a Lisboa.

   Apreciaba a su progenitor, pero la vida de cura no llenaba al libertino Francisco, ya despuĆ©s de pasar un tiempo en Lisboa, se reconciliarĆ­a con su viejo y le plantearĆ­a dejar el seminario e involucrarse en los negocios familiares.

   Los dĆ­as siguientes Francisco se lo pasó en diversos sitos, apostando y jugando al billar, era muy bueno en el juego y ganaba con frecuencia, por supuesto no descuidaba el asunto de las mujeres, con quienes gastaba gran parte de sus ganancias.

   Pero llegó un fatĆ­dico dĆ­a que cambiarĆ­a su vida.

   En aquel billar de mejor reputación se hallaba una gran comitiva, el Duque de Braganza estaba departiendo con sus amigos, al Duque le gustaba en ocasiones fraternizar con el populacho y hoy era ese dĆ­a.
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   Juan de Braganza, (1604-1656) VIII Duque de Braganza, era hijo de Teodosio de Braganza y Avis VII Duque de Braganza y de su mujer Ana de Velasco y Girón.

   Era candidato para ascender al trono de Portugal, solo habĆ­a un inconveniente, la nación peninsular era gobernada por EspaƱa en ese momento.
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   En la taberna se hallaba con su esposa DoƱa Luisa Francisca de GuzmĆ”n (1613-1666) habĆ­a contraĆ­do matrimonio con el Duque el aƱo pasado y ahora se encontraba en un avanzado embarazo.

   La dama se acerca al joven retador y habiendo escuchado que el muchacho era hĆ”bil en el billar le susurró al oĆ­do: ā€œDeje ganar algunos juegos a mi marido, se torna bastante iracundo cuando pierdeā€.

   ā€œPerdóneme mi seƱora pero eso no es justo, jugare y ganarĆ©!ā€.

   E inició el duelo, en donde Francisco demostró la fama de buen jugador, que lo hacĆ­an una celebridad en la ciudad; A medida que el juego avanzaba las derrotas del Duque le hacĆ­an estallar en rabietas, llegando incluso a romper el palo de juego.

   ā€œCĆ”lmese mi Duque y le doy la revanchaā€.

   Pero el rival interpreto esto como una burla, y tan inflamado estaba su enojo que insultó a su retador.

   Francisco no se dejó maltratar y empezaron los gritos entre ellos, testigos del sitio buscaron calmar la situación y Francisco cedió, pero el Duque en su ira no se calmó y retó a pelear al joven, ante la mirada de todos Francisco aceptó… Ć©l no se acobardaba ante nadie, asĆ­ fuera el Duque de Braganza se darĆ­a en las narices con Ć©l.

   Ante la situación digna de la peor taberna del estrato mĆ”s bajo, el Duque ordeno a su esposa retirarse, la fina dama sabĆ­a que no era ese su lugar, y estaba hasta la coronilla de las rabietas de baja ralea de su marido. Pronto la seƱora fue escoltada a casa por un amigo del Duque. 

   DetrĆ”s de la taberna se encontró Francisco con el Duque, el joven no se amilanó ante la actitud bravucona del noble, pero lo que no contaba era con la intervención de los acompaƱantes de su rival… cuando se dio cuenta, uno de los amigos y escoltas del Duque ya le habĆ­a tomado de las manos y se las inmovilizó tras la espalda.

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   Francisco se quejó ante tamaƱa cobardĆ­a… eran tres contra Ć©l, sin mencionar al Duque, un hombre vino hacia el con intención de golpearlo, pero Francisco le recibió con un puntapiĆ© en la entrepierna.

   El hombre se quejó y de inmediato retrocedió tomĆ”ndose la hombrĆ­a… del dolor en los testĆ­culos no se repondrĆ­a tan pronto.

   Francisco luchó con quien le retenĆ­a por detrĆ”s, pero el agarre era firme, y no se alertó ante el avance de un tercer agresor, quien le conectó un fuerte puƱetazo en la quijada…
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…Atontado, Francisco escupió sangre y fue entonces cuando el Duque tomo el turno de atacar, la agresión al joven fue con brutalidad y fuerza… una sólida patada devastaba los huevos del muchacho. Quien grito ante tal dolor. 

   El fuerte calzado habĆ­a causado gran trauma y sufrimiento a una Ć”rea desprotegida y sensible. Francisco apretó los dientes, intentando resistir el ardor severo que se generaba en su bajo vientre.

   Tras la patada el Duque se jactó de la patĆ©tica condición del agredido, una bofetada al mareado chico le hizo escupir otro paquete de sangre.

   Juan de Braganza querĆ­a mĆ”s castigo, bajó la mirada a la entrepierna del chico ante Ć©l y con una leve sonrisa incrustó su rodilla en el Ć”rea viril ya lastimada.

   Los testĆ­culos de Francisco quedaron aplastado ante la gruesa rodilla del duque. El muchacho ya no era una amenaza, el hombre tras Ć©l le liberó dejĆ”ndole caer por fin al suelo.

   El joven sostenĆ­a sus bolas, sobĆ”ndolas con rapidez y desesperación…
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…Pero la ira del Duque no se aplacó ahĆ­ y remató al caĆ­do con una andanada de puntapiĆ©s, en todas partes de su cuerpo…Francisco estaba tan aturdido que no podĆ­a ya defenderse, y fue cuando Juan con toda la saƱa elevó su fino calzado y lo descargó contra la entrepierna temporalmente expuesta del vencido rival.
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   El pisotón llevaba todo el peso del Duque, la fuerza fue tremenda aplastando toda el Ć”rea escrotal, la presión causada fue obviamente mĆ”s dada contra un testĆ­culo… lo que le provocó daƱo en esta gónada, lisiĆ”ndosela para toda la vida.

   El joven gritó con toda la energĆ­a de sus pulmones, se retorció un instante para luego perder el sentido. Francisco habĆ­a sido vĆ­ctima de un cruel ultraje.

   Pasaron varios dĆ­as para que el joven Francisco se recuperara de la paliza recibida; El mĆ©dico que le atendió hizo buscar al padre del joven, trasladĆ”ndolo a su pueblo natal, cuando por fin el muchacho quiso retomar sus actividades, el medico en una de sus visitas le dio la mala noticia.

   El severo trauma en los genitales, habĆ­a daƱado uno de los testĆ­culos del joven, y no se podĆ­a tener certeza que el otro funcionase bien, asĆ­ que sus posibilidades de tener descendencia eran muy pocas.

   Francisco se deprimió esos dĆ­as, Don MatĆ­as trataba de animar al muchacho pero decidió darle el tiempo que necesitara para aceptar la noticia.

   Un dĆ­a de aquellos, el hijo visitó el negocio de su padre, buscando hablar en privado y seriamente con su progenitor.

   ā€œHe llegado a una decisión… voy a ser curaā€.

   Don Juan quedó azorado ante lo dicho, no le presionó, y de hecho el pidió estuviese seguro de su futuro, el hijo recalcó su decisión aduciendo que el daƱo en sus testĆ­culos, tal vez no le podrĆ­a dar hijos si llevaba una vida con una esposa, y en la vida religiosa era irrelevantes el tener Ć”reas viriles Ćŗtiles o daƱadas…. 
…Y asĆ­ el joven Francisco da Silva regresó al seminario, y al cabo de unos aƱos ya era un fraile de la comunidad Franciscana.

AƱo 1640

   1640 fue un aƱo de rebeliones en la penĆ­nsula ibĆ©rica, el pueblo portuguĆ©s se levantó en armas contra la Corona EspaƱola bajo el liderazgo del Duque de Braganza, apoyado por la Francia de Luis XIV.
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   Juan VIII Duque de Braganza, logro la victoria y pronto seria coronado rey; Los sucesos polĆ­ticos no fueron ajenos a los oĆ­dos del fraile Francisco da Silva, quien mantenĆ­a rencor hacĆ­a el Duque por el daƱo que le causó… anhelaba ajusticia y para obtenerla decidió ir a la capital en busca de su agresor.

   Luego de una corta bĆŗsqueda puede hallarlo en una taberna, donde se encontraba rodeado de su sĆ©quito, ante la presencia del fraile, el Duque inicialmente no le reconoce… Francisco se identifica, logrĆ”ndolo que su atacante le recuerde.

   ā€œAsĆ­ que te volviste fraile eh?ā€

   ā€œNo tuve de otra, aquella vez me malogró los genitalesā€.

  El duque se sorprendió ante lo dicho, pero no sintió el menor arrepentimiento y se jactó del daƱo causado.

   ā€œMe alegro de tu herida eterna, eso te pasa por enfadar a Juan de Braganza, futuro rey de Portugalā€.

   Francisco querĆ­a cogerlo a golpes, pero era imposible, el bellaco estaba rodeado de varios guardianes y no querĆ­a terminar recibiendo otra paliza, ademĆ”s era un religioso ahora y un pleito lo sacarĆ­a de su actual oficio, y no querĆ­a eso… pero el fraile venĆ­a preparado con algo y le maldice:

   ā€œOs maldigo Juan Duque de Braganza y próximo Rey de estĆ”n nación… ningĆŗn hijo primogĆ©nito varón de la real dinastĆ­a vivirĆ­a lo suficiente para heredar el trono del padre, de esta mala manera serĆ©is castigado por el mal que me causaste!ā€. 

   El Duque rompió en carcajadas, asĆ­ como algunos testigos. Francisco se retiró del sitió, en Ć©l se notaba una leve sonrisa… comprendĆ­a que habĆ­a cobrado venganza a su manera.

   En medio de las risas, hubo un par de acompaƱantes de Duque que no rieron. Estos siendo de mayor edad le advirtieron al Duque de lo terrible de una maldición sobre su casa, y mĆ”s iniciando Ć©l una dinastĆ­a reinante… la maldición de un fraile no era para tomarse a la ligera.

   Tras secar las lĆ”grimas de tanto reĆ­r, Juan de Braganza, no presto atención a las advertencias y dió el asunto por concluido.

   El fraile volvió a su hogar, dejando a un Juan sonriente e incrĆ©dulo ante la supuesta maldición de la que creĆ­a era imposible de suceder, su hijo ya nacido Teodosio un dĆ­a le llegarĆ­a a suceder en el trono de Portugal.

   Pero la maldición se cumplió, desde entonces en todas las generaciones de los Braganza.

   Juan serĆ­a coronado rey de Portugal unos meses despuĆ©s, con el nombre de Juan IV de Portugal, su hijo varón primogĆ©nito Teodosio nacido en 1634, cómo prĆ­ncipe heredero de Portugal se creyó sucederĆ­a al padre, pero fallecerĆ­a a los 19 aƱos en 1653; El rey portuguĆ©s en el entierro de su hijo, recordó la maldición dada por el joven fraile, se sintió desgraciado, si sólo le hubiera tomado en serio, si tan solo le hubiera tratado bien, o se hubiese disculpado por el daƱo que le causó… pero era muy tarde ya, El rey entro en depresión por el fallecimiento de su primer varón y fallecerĆ­a 3 aƱos despuĆ©s. 

   Su segundo varón Alfonso le sucedió, antes de morir contó a su nuevo heredero la maldición que sufrirĆ­a Ć©l y todos los demĆ”s monarcas portugueses… todo por su culpa!.

Fin.

Gracias
Comentarios a  zatniktiel@hotmail.com



ANEXO

Árbol genealógico de la Familia Braganza. Padres y sus primogénitos varones fallecidos antes de su progenitor.

Juan IV de Portugal (en portugués, João IV de Portugal) (Vila Viçosa, 18 de marzo de 1604 - Lisboa, 6 de noviembre de 1656) también conocido como «el Rey Músico», fue el VIII duque de Braganza y el primer rey de la dinastía de Braganza.
Descendencia
• Teodosio, nacido el 8 de febrero de 1634, vivió 19 aƱos, falleciendo el 13 de mayo de 1653. 

Alfonso VI de Portugal, apodado el Victorioso, (24 de agosto de 16431​ - 12 de septiembre de 1683)
No tuvo descendientes.
Pedro II de Portugal, apodado el Pacífico, (Lisboa, 26 de abril de 1648 - Alcântara, 9 de diciembre de 1706), regente y rey de Portugal.
Con la reina MarĆ­a Francisca de Saboya-Nemours. Tuvieron una hija:
• Isabel Luisa (1669-1690).
Con su segunda esposa, el matrimonio tuvo seis hijos:
• Juan (1688), PrĆ­ncipe de Brasil, Duque de Braganza;
Juan V de Portugal, apodado el MagnƔnimo (Lisboa, 22 de octubre de 1689 - Lisboa, 31 de julio de 1750).
De su matrimonio tuvo seis hijos:
• BĆ”rbara (1711-1758), casada con Fernando VI de EspaƱa, sin descendencia.
• Pedro (1712-1714), prĆ­ncipe de Brasil, murió en la infancia.
JosĆ© I de Portugal, apodado el Reformador, (6 de junio de 1714 - 24 de febrero de 17771​
El matrimonio tuvo cuatro hijas:
• MarĆ­a Francisca (1734-1816), que heredarĆ­a el trono portuguĆ©s como MarĆ­a I 
MarĆ­a I de Portugal (Lisboa, 17 de diciembre de 1734 - RĆ­o de Janeiro, 20 de marzo de 1816)
Descendientes
• JosĆ© Francisco (1761-1788), como heredero recibió el tĆ­tulo de duque de Braganza y prĆ­ncipe de Brasil; Murió debido a la viruela. Sin sucesión.
Juan VI de Portugal (Lisboa, 13 de mayo de 1767 - Lisboa, 10 de marzo de 1826)
De su matrimonio tuvo nueve hijos, a saber:
1. MarĆ­a Teresa de Braganza (1793-1874), princesa de Beira.
2. Francisco Antonio de Braganza (1795-1801), prĆ­ncipe de Beira y duque de Braganza.
Pedro I de Brasil y IV de Portugal (12 de octubre de 1798-24 de septiembre de 1834)
Sus hijos:
• MarĆ­a de la Gloria (1819-1853), princesa de Gran ParĆ” y futura reina de Portugal, con el nombre de MarĆ­a II. Se casó dos veces y tuvo descendencia.
• Miguel (1820).
MarĆ­a II de Portugal (RĆ­o de Janeiro, 4 de abril de 1819 - Lisboa, 15 de noviembre de 1853), reina de Portugal
Descendencia
• Pedro (1837-1861).
El descendiente de MarĆ­a II, Luis I de Portugal, apodado el Popular (Lisboa, 31 de octubre de 1838 - Cascais, 19 de octubre de 1889), si tendrĆ­a un primogĆ©nito varón que le sucederĆ­a, fue su hijo Carlos I de Portugal (Lisboa, 28 de septiembre de 1863 - id., 1 de febrero de 19081​), aquĆ­ terminarĆ­a por fin la Maldición.
***


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