-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE
Pablo y David decidieron asistir a una reunión de la cofradĆa. Los encuentros eran en el galpón de uno de sus integrantes, junto a ellos estaba Teo, el hombre que los invitó una vez al encontrarlo en un restaurante. Teo era joven y guapo hablaba a todos pero hacĆa especial atención sobre Pablo por tratarse de ser el integrante mĆ”s nuevo.
āComo ya les habĆa dicho soy el presidente de la cofradĆa, la presidencia es asignada anualmente y elegida por los integrantes. Mi deber como presidente es diseƱar los juegos que estaremos haciendo y definir cuantos miembros participarĆ”n. Los desafiantes son elegidos al azar.
āĀæCuantos integrantes tiene la cofradĆa actualmente? āpreguntó David que estaba ocupando un mueble.
āSomos diez ādijo Teoā, y si ustedes se incorporan pues serĆamos ya 12.
David afirmó con la cabeza y miró a Pablo que estaba sentado a su frente en una silla.
āĀæSe van a unir? āquiso saber Teo.
āLa verdad āhabló Pabloā, le dije a David que viniĆ©ramos simplemente para despejar mis dudas, hemos venido por curiosidadā¦
Y mientras Pablo hablaba no se habĆa percatado que mĆ”s allĆ” estaban dos hombres hablando de ellos. Eran Luis y Glen, Luis tenĆa el cuerpo musculoso, su tez era blanca, de rostro atractivo y de carĆ”cter un tanto arrogante, habĆa ingresado al club seis meses antes y no conoció a David.
āMe parece de tipo atractivo āle comentaba a Glenā, ademĆ”s mira como se le marca el paquete en la licra.
āĀæEstĆ”s ciego? āinterrumpió Glenā. Al esposo, Pablo, se le observan mĆ”s los huevos en el pantalón, resulta mĆ”s ballbusteable.
āEh, no me gusta. Me es mĆ”s atractivo David, mira como se mueve, su paquete se mece, ha de tener huevos grandes y jugosos.
āSĆ, no estĆ” para quejarse āsusurró Glen que ya conocĆa a David desde su antigua participación en la cofradĆa, se le quedó mirando, la verdad es que David era un semental fascinante y estaba usando un pantalón que aglomeraba muy bien sus genitales. Buscó en el blosillo de su jean una pelota.
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Glen |
āĀæQuĆ© es eso? āsusurró Luis a tiempo que Pablo afirmaba su ingreso a la cofradĆa.
Seguidamente el presidente preguntaba su participación a David.
āEsta maƱana estuve entrenando tenis āindicó Glen, mientras David indicaba su respuesta afirmativaā, te reto, Luis, a que se la lances en las bolas a David.
āĀæQuĆ©? No, no podrĆ©.
āHazlo āy Glen colocó su dura pelota en la palma de la mano de Luis.
Sin mÔs preambulo Luis lanzó la pelota en el aire con dirección precisa en la entrepierna de David. El material chocó duramente contra la forma abultada de sus bolas en el pantalÓn, David saltó y abrió la boca en forma de O con un gesto sorprendido, su musculoso cuerpo comienzó a doblarse, mientras se llevaba las manos a las bolas con los ojos llorosos.
āDavid, amor, ĀæestĆ”s bien? āPablo iba a intentar levantarse de la silla y acercarse a David pero sus genitales tambiĆ©n iban a ser asaltados por un admirador.
āNo te preocupes, Pablo ānegó Sebastian, un grueso y lindo rubio que estaba a su lado mirando desde hacĆa rato los grandes cocos de Pablo marcados en el pantalónā. Para tus bolas tambiĆ©n hay āy estrelló su puƱo con toda la fuerza que pudo acumular en las bolas de Pablo.
El esposo de David gritó a pleno pulmón sintiendo los nudillos del hombre como un martillo sobre sus huevos revueltos.
Otros de los integrantes de la cofradĆa se agarraron sus bolas por mera reacción.
Pablo cayó al piso donde comenzó a retorserce agarrando sus cojones.
El salón se llenó de risas de hombres mirando a Pablo y a David, éste último lloraba en el mueble cubriendose la entrepierna.
āNo me queda mĆ”s que decirles en nombre de la cofradĆa que bienvenidos āTeo se acercó a Pablo y lo ayudó a ponerse de pieā, que seas bienvenido, Pablo Alejandro. A ti, David āel hombre seguĆa llorando en el mueble aferrado las manos a sus bolas, nadie lo habĆa socorridoā, es un gustazo que hayas regresado con nosotros, nos seguiremos divirtiendo.
āĀæDavid, estĆ”s bien? āinterrogó Pablo. Enseguida lanzó una mirada maliciosa a Luis que estalló en risasā. ĀæQuieres ir a otro lugar?
Pero David estaba hundido en el dolor genital y Pablo habĆa dejado la guardia baja por lo que Teo abrió sus manos como garras y se apoderó de las bolas de Pablo aplastando con mucha fuerza y haciĆ©ndolo levantar de sus pies.
āHarĆ© purĆ© de huevos, Pablo āafirmó Teoā, y vaya que son grandes y mucho. Alcanza para todos nosotros y sobra. Que huevos mĆ”s grandes se sienten. Han de ser bonitos, que suertudo, David.
Sebastian afirmó a tiempo que se veĆa un bulto enorme en sus pantalones.
Pablo dejó escapar un gemido gutural justo cuando su polla entró en erupción. Embargado por un orgasmo violento que se filtró a través de su jeans.
Todos volvieron a reĆrse al final Pablo fue soltado y cayó al piso quejĆ”nose de dolor como David.
Teo tenĆa una sonrisa cĆnica.
āEstarĆ”n bien ādeterminó. Luego se llevó una mano a la narizā, vaya, huele a semen
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