La cofradia (1/7): pelota en las pelotas - Las Bolas de Pablo

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25 jun 2018

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La cofradia (1/7): pelota en las pelotas

CONTIENE:
-BALLBUSTING HOMBRE/HOMBRE

   Pablo y David decidieron asistir a una reunión de la cofradĆ­a. Los encuentros eran en el galpón de uno de sus integrantes, junto a ellos estaba Teo, el hombre que los invitó una vez al encontrarlo en un restaurante. Teo era joven y guapo hablaba a todos pero hacĆ­a especial atención sobre Pablo por tratarse de ser el integrante mĆ”s nuevo.
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Teo


   ā€”Como ya les habĆ­a dicho soy el presidente de la cofradĆ­a, la presidencia es asignada anualmente y elegida por los integrantes. Mi deber como presidente es diseƱar los juegos que estaremos haciendo y definir cuantos miembros participarĆ”n. Los desafiantes son elegidos al azar.


   ā€”ĀæCuantos integrantes tiene la cofradĆ­a actualmente? —preguntó David que estaba ocupando un mueble.


   ā€”Somos diez —dijo Teo—, y si ustedes se incorporan pues serĆ­amos ya 12.


   David afirmó con la cabeza y miró a Pablo que estaba sentado a su frente en una silla.


   ā€”ĀæSe van a unir? —quiso saber Teo.


   ā€”La verdad —habló Pablo—, le dije a David que viniĆ©ramos simplemente para despejar mis dudas, hemos venido por curiosidad…


   Y mientras Pablo hablaba no se habĆ­a percatado que mĆ”s allĆ” estaban dos hombres hablando de ellos. Eran Luis y Glen, Luis tenĆ­a el cuerpo musculoso, su tez era blanca, de rostro atractivo y de carĆ”cter un tanto arrogante, habĆ­a ingresado al club seis meses antes y no conoció a David.
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   ā€”Me parece de tipo atractivo —le comentaba a Glen—, ademĆ”s mira como se le marca el paquete en la licra.


   ā€”ĀæEstĆ”s ciego? —interrumpió Glen—. Al esposo, Pablo, se le observan mĆ”s los huevos en el pantalón, resulta mĆ”s ballbusteable.


   ā€”Eh, no me gusta. Me es mĆ”s atractivo David, mira como se mueve, su paquete se mece, ha de tener huevos grandes y jugosos.


   ā€”SĆ­, no estĆ” para quejarse —susurró Glen que ya conocĆ­a a David desde su antigua participación en la cofradĆ­a, se le quedó mirando, la verdad es que David era un semental fascinante y estaba usando un pantalón que aglomeraba muy bien sus genitales. Buscó en el blosillo de su jean una pelota.
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Glen



   ā€”ĀæQuĆ© es eso? —susurró Luis a tiempo que Pablo afirmaba su ingreso a la cofradĆ­a.


   Seguidamente el presidente preguntaba su participación a David.


   ā€”Esta maƱana estuve entrenando tenis —indicó Glen, mientras David indicaba su respuesta afirmativa—, te reto, Luis, a que se la lances en las bolas a David.


   ā€”ĀæQuĆ©? No, no podrĆ©.
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Luis


   ā€”Hazlo —y Glen colocó su dura pelota en la palma de la mano de Luis.


   Sin mĆ”s preambulo Luis lanzó la pelota en el aire con dirección precisa en la entrepierna de David. El material chocó duramente contra la forma abultada de sus bolas en el pantalĆ“n, David saltó y abrió la boca en forma de O con un gesto sorprendido, su musculoso cuerpo comienzó a doblarse, mientras se llevaba las manos a las bolas con los ojos llorosos.


   ā€”David, amor, ĀæestĆ”s bien? —Pablo iba a intentar levantarse de la silla y acercarse a David pero sus genitales tambiĆ©n iban a ser asaltados por un admirador.
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   ā€”No te preocupes, Pablo —negó Sebastian, un grueso y lindo rubio que estaba a su lado mirando desde hacĆ­a rato los grandes cocos de Pablo marcados en el pantalón—. Para tus bolas tambiĆ©n hay —y estrelló su puƱo con toda la fuerza que pudo acumular en las bolas de Pablo.


   El esposo de David gritó a pleno pulmón sintiendo los nudillos del hombre como un martillo sobre sus huevos revueltos.
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Sebastian


   Otros de los integrantes de la cofradĆ­a se agarraron sus bolas por mera reacción.


   Pablo cayó al piso donde comenzó a retorserce agarrando sus cojones.


   El salón se llenó de risas de hombres mirando a Pablo y a David, Ć©ste Ćŗltimo lloraba en el mueble cubriendose la entrepierna.


   ā€”No me queda mĆ”s que decirles en nombre de la cofradĆ­a que bienvenidos —Teo se acercó a Pablo y lo ayudó a ponerse de pie—, que seas bienvenido, Pablo Alejandro. A ti, David —el hombre seguĆ­a llorando en el mueble aferrado las manos a sus bolas, nadie lo habĆ­a socorrido—, es un gustazo que hayas regresado con nosotros, nos seguiremos divirtiendo.
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   ā€”ĀæDavid, estĆ”s bien? —interrogó Pablo. Enseguida lanzó una mirada maliciosa a Luis que estalló en risas—. ĀæQuieres ir a otro lugar?


   Pero David estaba hundido en el dolor genital y Pablo habĆ­a dejado la guardia baja por lo que Teo abrió sus manos como garras y se apoderó de las bolas de Pablo aplastando con mucha fuerza y haciĆ©ndolo levantar de sus pies.


   ā€”HarĆ© purĆ© de huevos, Pablo —afirmó Teo—, y vaya que son grandes y mucho. Alcanza para todos nosotros y sobra. Que huevos mĆ”s grandes se sienten. Han de ser bonitos, que suertudo, David.


   Sebastian afirmó a tiempo que se veĆ­a un bulto enorme en sus pantalones.
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   Pablo dejó escapar un gemido gutural justo cuando su polla entró en erupción. Embargado por un orgasmo violento que se filtró a travĆ©s de su jeans.


   Todos volvieron a reĆ­rse al final Pablo fue soltado y cayó al piso quejĆ”nose de dolor como David.


   Teo tenĆ­a una sonrisa cĆ­nica.


   ā€”EstarĆ”n bien —determinó. Luego se llevó una mano a la nariz—, vaya, huele a semen

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